El Arzobispado de Sevilla apoya al párroco que prohíbe a un gay ser padrino
Salvador, a la izquierda, junto a su pareja Iván
¿Incongruente con la fe que yo esté casado con mi marido? ¿Con qué fe? Mi fe, la fe de un cristiano, es en Jesús, no en el Código de Derecho Canónico de esta iglesia homófoba y anticristiana… Pero ¿De qué nos extrañamos? ¿Quién no ha vivido una situación similar, de soberbia eclesial? A estos personajes les viene muy bien el anatema que Jesús lanza a los fariseos de su tiempo: “¡ Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!” (Mateo 23:24)
El Arzobispado reconoce que la homosexualidad no es óbice para ejercer esta función, pero sí mantener una relación con una persona del mismo sexo por ser “incongruente” con la fe.
Así lo han señalado hoy fuentes del arzobispado de Sevilla, respondiendo a las informaciones periodísticas que denuncian que el párroco de la Iglesia de Santa Cruz, de Écija, a unos 80 kilómetros de la capital, no permite que Salvador Álvarez sea padrino del bautizo de su sobrino Miguel por ser homosexual.
Álvarez, que vive en Madrid, donde trabaja de camarero y vive en pareja con Iván, contó a los medios que es padrino de otros dos sobrinos y ahora se estaba preparando para la confirmación para poder ser padrino de otro, pero que cuando sus familiares de Écija fueron interpelados por el párroco para saber más de él y le contaron que es homosexual y vive con su pareja, el sacerdote dijo que en ese caso “no podía ser”. Cuenta Salvador que el asunto surgió de la manera más casual. Su hermano y su cuñada decidieron celebrar la comunión de su hija mayor y el bautizo de su hijo pequeño el mismo día, el próximo 26 de abril. Uno de los domingos en que su cuñada acudió a la Iglesia para seguir los ensayos de los niños que harán la comunión, conversó brevemente con el párroco. Éste le preguntó por el padrino y se interesó por el curso de Confirmación que está haciendo en Madrid, donde vive actualmente: -Cómo va con el curso?, quiso saber el cura; -bien, le respondió la cuñada de Salvador; -¿con quién vive?, siguió preguntando; -con Iván, su pareja, respondió… Hasta ahí duró la conversación, el párroco aseguró que no podía ser el padrino del bautizo porque “vive en pecado”, palabras textuales del cura Francisco que oficia en la Iglesia de Santa Cruz en Écija después de conocer que Salvador era homosexual y vivía con su pareja Iván
Salvador, de 40 años de edad, ya ha oficiado de padrino de otros dos sobrinos, de hecho, su condición de padrino de los primogénitos de sus hermanos se ha convertido en una tradición en la familia. Por eso accedió a realizar un curso de preparación para el Sacramento de la Confirmación. Lleva haciéndolo en los últimos tres meses y terminaría el 16 de abril, un curso que no le va a servir porue el arzobispado apoya al párroco.
Salvadorpidió al cura de Madrid con el que cursa la Confirmación que medie por él, pero la respuesta del de Écija sigue siendo la misma: “no quiere bajarse del burro”, dice. También ha consultado con un abogado y la respuesta fue poco menos que ¡con la Iglesia hemos topado!, por lo que solo le quedó la opción de hacer una denuncia social a través de la secretaría de Igualdad de UGT de Madrid por “trato discriminatorio y vejatorio”.
Salvador dice que se siente “triste y apesadumbrado” por la postura del párroco de Écija que, con su negativa, está destrozando lo que es y quiere ser una celebración familiar en torno al bautizo del niño. “Me da mucho coraje, es muy injusto”, afirma a este periódico. “Se da la paradoja de que, si bien no ha tenido ningún problema por parte del párroco madrileño para realizar los trámites y, en su día, el curso de Confirmación, el párroco de esta localidad sevillana se ha negado en redondo a autorizar que Salvador sea el padrino del hijo de su hermano”, denuncia UGT.
Salvador ha intentado ponerse en contacto con el párroco pero, llamada tras llamada le han dado largas: “nunca está, nunca se puede poner, no sabe ni mi nombre”, dice y reproduce las palabras que le transmitiría al cura si pudiera localizarle: “le hubiera dicho que soy una persona normal, soy padrino de dos niños de mi familia, soy católico… no soy de los que van todos los domingos a misa… pero…”.
Lo indignnte de esta historia es que encima tenga que dar explicaciones por su condición sexual. Salvador tenía la esperanza de que el párroco rectificase y, en su caso, el Obispo de Sevilla interviniese, para que pueda finalmente pudiera realizarse el bautizo y que, como quiere la familia, puediera ser el padrino de Miguel, su sobrino. Pero no ha sido así…
Las fuentes eclesiásticas sevillanas subrayaron que “en ningún caso” se le impide ser padrino por ser homosexual, sino por no llevar una vida “congruente con la fe y con la misión que va a asumir”, tal y como establece el Código de Derecho Canónico en su artículo 874.
Para que alguien sea admitido como padrino, la Iglesia Católica establece, entre otras, que la persona elegida “sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir”.
La fuente religiosa ha subrayado que no ha habido ningún “trato vejatorio” hacia el hombre, sino que el impedimento se debe a la situación irregular en la que vive, teniendo en cuenta lo que establece el Código de Derecho Canónico.
A este respecto, subrayó que un católico divorciado y vuelto a casar por lo civil tampoco puede ser padrino.
También precisó que el párroco de la iglesia astigitana “no conoce” personalmente al hombre, ya que vive en Madrid, y que por eso preguntó a sus familiares por su vida, donde vivía, si estaba casado, era soltero, estaba confirmado, etc, “lo lógico en estos casos”.
Fuente Agencias/Cáscara Amarga/Religión Digital
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