Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Doctora’

Santa Teresa de Jesús: inquieta, andariega, desobediente … muy distinto sería el sínodo con ella, por Consuelo Vélez

Martes, 15 de octubre de 2024
Comentarios desactivados en Santa Teresa de Jesús: inquieta, andariega, desobediente … muy distinto sería el sínodo con ella, por Consuelo Vélez

santa-teresa-avilaDe su blog Fe y Vida:

Una mirada a la carmelita abulense desde el siglo XXI

“Le importaba lo que pasaba y sentía la necesidad de implicarse en ello para dar alguna respuesta”

El 15 de octubre se celebra la fiesta de Santa Teresa de Jesús. Su vida y su obra mantienen actualidad porque ella fue una mujer que supo vivir en “su tiempo” y “adelantada a este”. Vivió en su tiempo y afrontó las circunstancias que su momento le deparaban, con naturalidad, confianza, intrepidez. Pero también vivió adelantada a su tiempo porque rompió moldes y estereotipos de su época, ganándose así enemigos y contradictores. Muchas cosas podríamos decir de ella para mostrar la actualidad de su legado. Recordemos algunas para celebrarla en su fiesta.

Fue una mujer a la que le importaba lo que pasaba y sentía la necesidad de implicarse en ello para dar alguna respuesta. Así lo expresa: “Está ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como dicen, pues le levantan mil testimonios, quieren poner su Iglesia por el suelo, ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que, por ventura, si Dios se las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia”. O, como también lo expresó: “Veo los tiempos de manera que no es razón desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres”. Por supuesto esta expresión refleja la comprensión sobre las mujeres de aquella época -y de aún hoy en ciertos sectores-. Pero para ella, aquellas que tildan de “débiles”, en realidad tienen “ánimos virtuosos y fuertes”.

Su mayor legado fue la experiencia de oración que supo vivir y enseñar, especialmente, a sus monjas. En tiempos donde no estaba permitida la oración mental para las mujeres, ella no duda en instar a sus hermanas que emprendan el camino de oración y que ante las críticas que puedan recibir de parte de los clérigos por tener la osadía de seguir ese camino, no les hagan caso porque, según ella, esas críticas –“son opiniones del vulgo”-; y también les recomienda que cuando les digan que dejen la oración, apelen a la regla que “manda a orar sin cesar”.

Dos cosas son centrales para ella en la oración: (1) la importancia del amor y (2) la humanidad de Cristo. Lo primero es muy significativo porque no es la oración por la oración, no la propone como una técnica, un ascetismo -como a veces se enseña hoy- porque lo que interesa es el amor: “no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar, eso haced”. Lo segundo es definitivo: la humanidad de Cristo es el medio para la más subida contemplación, aunque sus contemporáneos lo negaban: “Y veo yo claro (…) para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita (…) He visto claro que por esta puerta hemos de entrar (…) Así que vuestra merced, señor (el P. García de Toledo) no quiera otro camino, aunque esté en la cumbre de la contemplación, por aquí va seguro (…) y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos Hombre y lo vemos con flaquezas y trabajos y es compañía”. Busca orientaciones sobre su propio proceso de oración, pero lo hace con personas “letradas” -porque sabe lo fácil que es caer en cualquier tipo de explicaciones falsas- pero, al mismo tiempo, para ella la oración es fuente de sabiduría porque “la verdad de Dios se nos entrega en la oración, en el trato amistoso con Él”. Por eso puede contradecir a quienes le dicen que no tiene razón.

Algo sorprendente son las fundaciones que hace. No hay dificultad humana que se lo impida porque su confianza es absoluta en Dios y sabe que, si ella pone todo de su parte, Dios no dejará la obra inconclusa. Sabemos que no solo funda conventos de mujeres sino también de varones. Y parece que no le tema a nada. Es capaz de enfrentarlo todo y no cesa de buscar soluciones a las dificultades que se le presentan. Actúa con astucia para conseguir lo que persigue y sabe ocultar sus intenciones para no ser reprobada por los superiores hasta que se realiza la obra: “Y así me determiné de hablar al gobernador, y me fui a una iglesia que está junto con su casa y le envié a suplicar que tuviese por bien de hablarme. Había ya más de dos meses que se andaba en procurarlo y cada día era peor. Como me vi con él, le dije que era recia cosa que hubiese mujeres que querían vivir en tanto rigor y perfección y encerramiento, y que los que no pasaban nada de esto, sino que se estaban en regalos, quisiesen estorbar obras de tanto servicio de nuestro Señor. Estas y otras hartas cosas le dije con una determinación grande que me daba el Señor; de manera le movió el corazón, que antes de que me quitase de con él, me dio la licencia.”

Gracias a sus escritos podemos hoy seguir profundizando en su legado. Una y otra vez se estudian, se meditan, se oran, se reflexionan sus obras y siempre se saca mucho provecho de ellas. En sus escritos también muestra su osadía y su estar adelantada a su tiempo. Más de una obra fue cuestionada y retirada, pero la fuerza de su experiencia permitió que se recuperaran y podamos seguir aprendiendo hoy de su inmensa hondura espiritual.

Pero lo que más me encanta de Teresa es lo que un nuncio del Papa, afirmó de ella: “…femina inquieta, andariega, desobediente y contumaz, que a título de devoción inventaba malas doctrinas, andando fuera de la clausura, contra el orden del Concilio Tridentino y Prelados: enseñando como maestra, contra lo que San Pablo enseñó, mandando que las mujeres no enseñasen”. Precisamente esas palabras muestran todo lo que ella fue en su tiempo, saliéndose de los moldes establecidos porque en realidad amaba a la Iglesia y no se resignaba a que en ella no se viviera la radicalidad del evangelio.

Personas como Teresa son las que necesitamos en este tiempo en que se está realizando el sínodo de la sinodalidad como una concreción de la “reforma” de la Iglesia que Francisco propuso al inicio de su pontificado. Lamentablemente el coraje y audacia de Teresa no parecen presentes en los padres y madres sinodales que, atrapados en la estructura pesada y casi inmóvil de la Iglesia, van desarrollando lo estipulado en el proceso, pero dejando de lado muchos de los aspectos que salieron en la etapa de escucha. Se invocan muchas razones: no es el momento, no está suficientemente maduro, hay que tener paciencia, mejor lograr poco que no lograr nada, etc. Ojalá Teresa inspirara otra manera de actuar en la Iglesia: la del profetismo y la valentía para empujar caminos que rompen moldes y estrenan horizontes distintos e inéditos, aquellos que en verdad vienen del Espíritu, aquél de quien afirmamos que “hace nuevas todas las cosas (Ap 21,5)

(Foto tomada: https://alfayomega.es/la-santa-andariega-que-fascino-al-papa-caminante/)

Espiritualidad , , , , ,

“Santa Teresa: mujer, andariega, inquieta, doctora de la Iglesia…”, por Consuelo Vélez

Sábado, 14 de octubre de 2023
Comentarios desactivados en “Santa Teresa: mujer, andariega, inquieta, doctora de la Iglesia…”, por Consuelo Vélez

santa-teresa-avilaDe su blog Fe y Vida:

Cada 15 de octubre se recuerda en la Iglesia a Santa Teresa de Jesús (1515-1582), monja carmelita, reformadora de su orden, fundadora de 16 conventos, escritora, mística, maestra de oración. En 1970, Pablo VI, la reconoce como la primera mujer, Doctora de la Iglesia. Es muy importante este título porque solo se ha otorgado a 4 mujeres (Santa Catalina de Siena, Santa Teresita del Niño Jesús e Hildegarda de Bingen, frente a más de 30 varones) pero, sobre todo, porque esa proclamación supone reconocer que puede ser maestra de fe para todo el Pueblo de Dios.

Santa Teresa de Jesús supo enseñar sobre la vida de oración con la bella imagen de “Las moradas o Castillo Interior” y también con el huerto regado por el agua de cuatro maneras distintas -que ella reconoce como los cuatro grados de oración-. En los dos casos, la oración no supone un rezo convencional de repetir palabras, sin saber lo que se dice, o de pedir favores convirtiendo a Dios en un dispensador de milagros, sino en un diálogo “con quien sabemos nos ama”, más aún, con el mismo Jesús, tan humano, como el Jesús de la historia, con el que ella puede conversar y experimentar que “Solo Dios Basta”.

 Pero esa doctrina sencilla sobre la oración como diálogo, como encuentro, como conocimiento personal, como donación mutua, algunos pretenden identificarla con prácticas de meditación más al estilo oriental -válidas para quien encuentre en ello dominio de sí y vaciamiento de toda distracción- pero que no tienen que ver con la enseñanza de Teresa. Los cuatro grados de oración no son una escala ascendente que la persona puede alcanzar por medio de prácticas de respiración u otro tipo de ascesis corporal, tampoco las moradas son una línea recta de habitaciones a la que se va subiendo paso a paso. En los dos casos, Teresa avisa que todo es gracia divina y la persona no deja de experimentar su humanidad con las faltas de amor que vive -y esa es la humildad que brota del conocimiento propio que da la oración- y tampoco puede, por sus propios méritos, alcanzar la gracia de regar el jardín sin el más mínimo esfuerzo de su parte, porque el encuentro con Dios es pura gracia, puro don, puro regalo.

Para Teresa la oración no se queda en el acto mismo de orar sino en los frutos que produce en la persona: “la oración no es tanto pensar mucho, sino amar mucho”, de ahí que decía a las religiosas que, aquello que más las llevara a amar, eso es lo que debían hacer. Otra manera de explicarlo era decir que “Dios estaba entre los pucheros”. Es decir, la oración no es solamente el momento explícito en que la persona se dispone a orar, sino que toda la vida ha de ser oración, incluidas las cosas más pequeñas, más básicas, más cotidianas.

Asombra también de Teresa que en tiempos en que el acceso a la Biblia era prácticamente imposible y menos por parte de las mujeres, ella aprovecha los libros de espiritualidad que podía leer para tener contacto con los pasajes de los evangelios que allí encontraba. Ella, sin tener demasiada formación, es capaz de ir a las fuentes de la revelación y nutrirse de ellas. Claro que, ante la dificultad de acercarse mucho más al texto sagrado, también entiende que el mismo Jesús con el que conversa en la oración, es la Palabra Viva a la que puede tener acceso. Y, efectivamente, el cristocentrismo de su experiencia de fe la lleva a decir que Teresa es de Jesús y Jesús de Teresa”, usando sus propias palabras en lugar de las de Pablo en la carta a los Gálatas: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (2, 20).

Finalmente, Teresa muestra que el feminismo no es cosa de algunas mujeres desadaptadas -como algunos lo catalogan en el presente-, sino que es un movimiento que, sin haber tenido ese nombre en épocas anteriores, si denuncia la discriminación que han sufrido las mujeres y la forma como se les niegan sus derechos. Santa Teresa así lo expresaba quejándose ante Jesús del clero de su tiempo: “Confío yo, Señor mío, en estas siervas tuyas que aquí están, que veo y sé no quieren otra cosa ni la pretenden sino contentarte (…). Pues tu no eres, Creador mío, desagradecido para que yo piense que les darás menos de lo que te piden, sino mucho más, porque no aborreciste a las mujeres cuando andabas por el mundo, antes las favoreciste siempre con piedad y hallaste en ellas tanto amor y más fe que en los hombres (…) ¿No basta Señor, que nos tiene el mundo acorraladas (…) que no hagamos cosa que valga nada por ti en público, ni osemos hablar de algunas verdades que lloramos en secreto, para que no vayas a oír petición tan justa? No lo creo yo, Señor, de tu bondad y justicia, que eres justo juez y no como los jueces del mundo, que como hijos de Adán y, en fin, todos varones, no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa (…) porque veo los tiempos de manera, que no hay razón para desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres”. Teresa vive en el contexto donde las cosas de mujeres no se valoran y se desechan, pero ella no puede imaginar, de ninguna manera que Dios se porte igual que los jueces de este mundo, a los que con una fina ironía describe como “hijos de Adán y, en fin, todos varones”. Este párrafo fue borrado del manuscrito original y descubierto hace relativamente poco, porque en su época la censura no podía permitir una acusación tan directa, como hoy tampoco se acepta fácilmente prefiriendo desacreditar cualquier voz que se levanta denunciando este mundo patriarcal en el que todavía vivimos.

Celebrar a Santa Teresa no es solo recordar su memoria sino recibir su legado y llevarlo a la práctica. Efectivamente, en estos tiempos recios, como los que ella vivió, sigue siendo urgente que las mujeres de fe trabajemos por la igualdad fundamental de mujeres y varones en la sociedad y en la iglesia y por vivir una espiritualidad transformadora, por fidelidad al reino de Dios anunciado por Jesús, donde la oración sea fuente de vida y compromiso y, en ningún momento, alienante y desentendida del mundo que vivimos.

(Foto tomada: https://alfayomega.es/la-santa-andariega-que-fascino-al-papa-caminante/)

Espiritualidad , , , , ,

“Santa Teresa: mujer, andariega, inquieta, doctora de la Iglesia…”, por Consuelo Vélez

Sábado, 15 de octubre de 2022
Comentarios desactivados en “Santa Teresa: mujer, andariega, inquieta, doctora de la Iglesia…”, por Consuelo Vélez

santa-teresa-avilaDe su blog Fe y Vida:

Cada 15 de octubre se recuerda en la Iglesia a Santa Teresa de Jesús (1515-1582), monja carmelita, reformadora de su orden, fundadora de 16 conventos, escritora, mística, maestra de oración. En 1970, Pablo VI, la reconoce como la primera mujer, Doctora de la Iglesia. Es muy importante este título porque solo se ha otorgado a 4 mujeres (Santa Catalina de Siena, Santa Teresita del Niño Jesús e Hildegarda de Bingen, frente a más de 30 varones) pero, sobre todo, porque esa proclamación supone reconocer que puede ser maestra de fe para todo el Pueblo de Dios.

Santa Teresa de Jesús supo enseñar sobre la vida de oración con la bella imagen de “Las moradas o Castillo Interior” y también con el huerto regado por el agua de cuatro maneras distintas -que ella reconoce como los cuatro grados de oración-. En los dos casos, la oración no supone un rezo convencional de repetir palabras, sin saber lo que se dice, o de pedir favores convirtiendo a Dios en un dispensador de milagros, sino en un diálogo “con quien sabemos nos ama”, más aún, con el mismo Jesús, tan humano, como el Jesús de la historia, con el que ella puede conversar y experimentar que “Solo Dios Basta”.

Pero esa doctrina sencilla sobre la oración como diálogo, como encuentro, como conocimiento personal, como donación mutua, algunos pretenden identificarla con prácticas de meditación más al estilo oriental -válidas para quien encuentre en ello dominio de sí y vaciamiento de toda distracción- pero que no tienen que ver con la enseñanza de Teresa. Los cuatro grados de oración no son una escala ascendente que la persona puede alcanzar por medio de prácticas de respiración u otro tipo de ascesis corporal, tampoco las moradas son una línea recta de habitaciones a la que se va subiendo paso a paso. En los dos casos, Teresa avisa que todo es gracia divina y la persona no deja de experimentar su humanidad con las faltas de amor que vive -y esa es la humildad que brota del conocimiento propio que da la oración- y tampoco puede, por sus propios méritos, alcanzar la gracia de regar el jardín sin el más mínimo esfuerzo de su parte, porque el encuentro con Dios es pura gracia, puro don, puro regalo.

Para Teresa la oración no se queda en el acto mismo de orar sino en los frutos que produce en la persona: “la oración no es tanto pensar mucho, sino amar mucho”, de ahí que decía a las religiosas que, aquello que más las llevara a amar, eso es lo que debían hacer. Otra manera de explicarlo era decir que “Dios estaba entre los pucheros”. Es decir, la oración no es solamente el momento explícito en que la persona se dispone a orar, sino que toda la vida ha de ser oración, incluidas las cosas más pequeñas, más básicas, más cotidianas.

Asombra también de Teresa que en tiempos en que el acceso a la Biblia era prácticamente imposible y menos por parte de las mujeres, ella aprovecha los libros de espiritualidad que podía leer para tener contacto con los pasajes de los evangelios que allí encontraba. Ella, sin tener demasiada formación, es capaz de ir a las fuentes de la revelación y nutrirse de ellas. Claro que, ante la dificultad de acercarse mucho más al texto sagrado, también entiende que el mismo Jesús con el que conversa en la oración, es la Palabra Viva a la que puede tener acceso. Y, efectivamente, el cristocentrismo de su experiencia de fe la lleva a decir que Teresa es de Jesús y Jesús de Teresa”, usando sus propias palabras en lugar de las de Pablo en la carta a los Gálatas: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (2, 20).

Finalmente, Teresa muestra que el feminismo no es cosa de algunas mujeres desadaptadas -como algunos lo catalogan en el presente-, sino que es un movimiento que, sin haber tenido ese nombre en épocas anteriores, si denuncia la discriminación que han sufrido las mujeres y la forma como se les niegan sus derechos. Santa Teresa así lo expresaba quejándose ante Jesús del clero de su tiempo: “Confío yo, Señor mío, en estas siervas tuyas que aquí están, que veo y sé no quieren otra cosa ni la pretenden sino contentarte (…). Pues tu no eres, Creador mío, desagradecido para que yo piense que les darás menos de lo que te piden, sino mucho más, porque no aborreciste a las mujeres cuando andabas por el mundo, antes las favoreciste siempre con piedad y hallaste en ellas tanto amor y más fe que en los hombres (…) ¿No basta Señor, que nos tiene el mundo acorraladas (…) que no hagamos cosa que valga nada por ti en público, ni osemos hablar de algunas verdades que lloramos en secreto, para que no vayas a oír petición tan justa? No lo creo yo, Señor, de tu bondad y justicia, que eres justo juez y no como los jueces del mundo, que como hijos de Adán y, en fin, todos varones, no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa (…) porque veo los tiempos de manera, que no hay razón para desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres”. Teresa vive en el contexto donde las cosas de mujeres no se valoran y se desechan, pero ella no puede imaginar, de ninguna manera que Dios se porte igual que los jueces de este mundo, a los que con una fina ironía describe como “hijos de Adán y, en fin, todos varones”. Este párrafo fue borrado del manuscrito original y descubierto hace relativamente poco, porque en su época la censura no podía permitir una acusación tan directa, como hoy tampoco se acepta fácilmente prefiriendo desacreditar cualquier voz que se levanta denunciando este mundo patriarcal en el que todavía vivimos.

Celebrar a Santa Teresa no es solo recordar su memoria sino recibir su legado y llevarlo a la práctica. Efectivamente, en estos tiempos recios, como los que ella vivió, sigue siendo urgente que las mujeres de fe trabajemos por la igualdad fundamental de mujeres y varones en la sociedad y en la iglesia y por vivir una espiritualidad transformadora, por fidelidad al reino de Dios anunciado por Jesús, donde la oración sea fuente de vida y compromiso y, en ningún momento, alienante y desentendida del mundo que vivimos.

(Foto tomada: https://alfayomega.es/la-santa-andariega-que-fascino-al-papa-caminante/)

Espiritualidad , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.