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Entradas Etiquetadas ‘Diversidad Familiar’

Mutantes

Domingo, 31 de diciembre de 2023
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circuncisionAunque lo parezca, no es el título de una película de terror. Es una invitación navideña a dirigir la mirada a las mutaciones, cambios y transfiguraciones que vivieron algunos personajes de los relatos evangélicos del nacimiento de Jesús. Con la secreta intención de que a quien lo lea, le entren ganas de apuntarse también a“mutante”.

Zacarías e Isabel abren el pórtico del evangelio de Lucas, viejísimos ellos, cumplidores modélicos de la Ley y acostumbrados (mayormente él) al Templo, sus horarios y sus inciensos; estériles ambos (mayormente ella) y con poco futuro por delante. Pero después de la visita del ángel, él se queda mudo (¿se habría vuelto todo él escucha?), pero vuelve a casa rejuvenecido y ella se queda embarazada (rejuvenecida también vía consorte). Y de puro contenta, se quita de en medio durante cinco meses para saborear, sin que nadie la moleste, su pequeño magnificat: ¡Así me ha tratado Dios!

María entra en escena como una mujer de su casa, calladita ella como corresponde a muchacha honesta, casadera, vecina y residente en Nazaret. Pero sale de escena transformada en una mujer intrépida y caminante que se atraviesa medio país para encontrar a Isabel y poder contarse la una a la otra (pero ¿de qué se ríen las mujeres?) cómo las ha tratado Dios y lo contentas que están con Él y con las primeras pataditas de sus niños.

De lo de José tiene un poco de culpa su propio nombre (“que el Señor añada…”), y vaya que si le añadió: como hombre justo, prudente y temeroso de Dios, había decidido cerrar sigilosamente la puerta de su vida y de su casa dejando fuera a María, por puro respeto y por pura discreción. Pero no le quedó más remedio que abrírsela de par en par y dejar que entrara, no sólo ella, sino también y como “añadido” el que iba a asociarle a su torbellino mesiánico.

A los pastores los vemos al principio en lo suyo de cuidar ovejas, amedrentados y un poco liados en medio de aquella noche loca de ángeles, cánticos y resplandores en torno a una cuadra. Pero al final ya no parecen los mismos y, en vez de hablar de sus temas de siempre (“Estos piensos ya no son como los de antes”; “Lo que faltaba: Estrellita de parto precisamente esta noche”; “A ver si se van pronto los ángeles, que ya va siendo la hora de ordeñar…”), se ponen a “glorificar y a alabar a Dios”, dejando inventados de golpe el canto gregoriano, la Filarmónica de Viena y el Orfeón Donostiarra.

Para Simeón y Ana lo de subir cada día al Templo formaba parte de su rutina, eso sí, empleando cada día más tiempo en el recorrido: “Cada día distingo peor estos dichosos peldaños”, “No te quejes que subirlos con artritis es muchísimo peor…” Pero cuando él tuvo al Niño en sus brazos (¿qué hace un Niño como tú en un Templo como este…?) le reverdeció todo el ser, como si se le llenaran los ojos de candelas y sus rodillas vacilantes recobraran vigor. Se le fue del todo el miedo a la muerte y era como si en vez de sostener él al Niño, fuera éste quien le sostuviera.

Ana decidió aquella mañana que para ella se habían acabado los ayunos, las penitencias y las vigilias: se puso un pañuelo blanco en la cabeza y, en plan abuela de la Plaza del Templo, daba vueltas por allí, con la imagen del Niño grabada en sus pupilas y contándole a todo el mundo cómo era.

Y sintieron ellos, lo mismo que todos los demás (lo mismo que nosotros si estamos dispuestos a “mutar”), que habían llegado por fin a sí mismos.

Dolores Aleixandre

Fuente Fe Adulta

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La familia, escuela donde se aprende a ser humano.

Domingo, 31 de diciembre de 2023
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IMG_1865COMENTARIO AL DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA. 31/12/2023

Lc 2, 22-40

Este año 2023, la Fiesta de la Sagrada Familia, instituida por el papa León XIII, cumple 150 años. En estos días familiares de Navidad está bien reflexionar sobre la familia. Escogemos como modelo de familia a la familia de Nazaret. Aunque sabemos muy poco de ella, hemos diseñado sobre ella el ejemplar de familia cristiana, como comunidad de amor y vida. Jesús nació en esa familia y en ella, creció en estatura, sabiduría y gracia. Jesús, en eso y en todo, fue igual a nosotros. Por eso podemos ser como él, hacer lo que él hizo y como él lo hizo. Y todo empezó en Nazaret. La familia de Jesús fue una familia normal judía en la Palestina del siglo I, en una cultura mediterránea, bajo el Imperio romano, en un modelo romano de familia patriarcal. También nosotros iniciamos nuestra vida en un contexto espacio-temporal que troquela nuestra evolución posterior. La familia es el clima apropiado para el desarrollo de la persona humana. Es un marco de humanización. Los cuidados familiares son condición necesaria para un desarrollo normal, sano y son fundamento para las etapas evolutivas posteriores. Los humanos quedamos troquelados, marcados, por las experiencias primarias en la familia o contexto en que nos iniciamos como vivientes. Estas experiencias son indelebles.

Además, para los creyentes cristianos, la familia no es solo eso. Es un sacramento. Un signo de lo que es Dios en ella y en nosotros. Un lugar privilegiado para experimentar una imagen viva y activa de Dios: Una Presencia amorosa y cuidadora. La familia nos troquela en humanidad, cuidados, bondad, belleza y estilo de vida bienaventurada. Si no hay familia no hay ser humano pleno. Toda familia es divina si es verdaderamente humana (Fr. Marcos dixit). Tener un padre y una madre es como un tesoro, decía la sabiduría antigua, porque sin padre y sin madre no se puede ser persona. No tenemos otra manera de venir al mundo, de crecer, de madurar y ello forma parte del misterio de la creación de Dios. Por eso el misterio de ser padres cristianos no puede quedar reducido solamente a lo biológico. Supone hacer de la familia cristiana una relación de amor, respeto, comprensión, cuidado y ayuda. Todo modelo de familia que favorezca el desarrollo humano es cristiano. La Palabra de Dios hoy nos da pistas para lograrlo.

Los textos de la liturgia del día hablan de las virtudes a ejercer en familia y de las relaciones entre sus miembros. La primera lectura, del Eclesiástico, nos manda honrar y respetar al padre y a la madre. La segunda lectura, de la carta a los Colosenses, nos presenta la compasión, la bondad, humildad, mansedumbre, la paciencia, el perdón y sobre todo el amor, que es el vínculo de la unidad familiar y social como las virtudes propias de las relaciones familiares. Nos recomienda ser pacíficos, agradecidos; enseñarnos unos a otros con toda sabiduría; que la Palabra de Cristo habite entre vosotros. Y en un modelo patriarcal de familia, pide a las mujeres y a los hijos obediencia y sumisión al padre. Hoy no debería la Iglesia seguir proponiendo leer este texto por desfasado y contracultural de la cultura postmoderna donde la mujer está en pie de igualdad con el varón.

El Evangelio, de Lucas, nos presenta la realización del rito de la Purificación de María y la presentación de Jesús, que como todo judío primogénito debía ser consagrado al Señor. Una escena típicamente judía. Tampoco este texto es adecuado a nuestro hoy. Este rito de purificación hay que entenderlo desde el Código judío de la pureza e impureza. La visión negativa de la sexualidad hoy chirria en nuestra cultura. La narración evangélica lucana es el relato de una familia judía normal cumpliendo lo que la Ley manda. Lucas quiere destacar la normalidad de la infancia de Jesús. Es la vida de un judío de su época. Jesús es un judío observante de la Ley. Es un niño normal de una familia judía normal. Junto a este dato en la narración aparecen dos figuras del Templo: Simeón y la profetisa Ana. Simeón dando gracias a Dios porque ha cumplido su sueño: conocer al Mesías esperado. Simeón como prototipo del hombre de esperanza que consigue lo que espera. Su canto nos recuerda el himno del Magníficat. La profetisa Ana habla a todos sobre el niño repitiendo el canto de Zacarias. Ana es la primera predicadora. Para que ahora digan que las mujeres no podemos predicar. ¿Qué sería de nosotros si Ana en su momento, y Magdalena en el suyo, no hubieran cumplido con su carisma de hablar del niño-Mesías de la promesa y del Resucitado, profecía cumplida? Al final del fragmento del evangelio de Lucas que hemos leído, se afirma que “el niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él”. El niño iba creciendo como todos, porque somos un proyecto o diseño a desarrollarse evolucionando por etapas. Tenemos que aprender a ser mientras existimos.

La familia sigue siendo el espacio ideal para el desarrollo y crecimiento de la persona durante toda la vida si se constituye como red de apoyo y ayuda incondicional. Así, puede ser un laboratorio donde ensayar las experiencias fundamentales del crecimiento biológico, psicológico y espiritual. Así, las relaciones interpersonales crean humanidad. La calidad de esas relaciones familiares nos irá acercando a nuestro desarrollo máximo como ser para el otro. La maduración es costosa, no se regala nada en la vida. Pero merece la pena.

Conclusión. Quiero  cerrar este comentario usando algo de lo mucho que aprendí de J.L. Ruiz de Galarreta sobre la relación entre las Bienaventuranzas y el modelo de familia cristiana en el siglo XXI: Cuánto más felices seríais si eligierais ser… Una comunidad de vida y de amor animada por la ayuda mutua, la misericordia, la bondad, la dulzura y la comprensión. Así seríamos felices y bienaventurados. ¡El amor, el perdón, la paz y el cuidado son los secretos de una familia en comunión!

Hoy es Fin de Año. Día de acción de gracias y buenos propósitos. ¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!

Mª África de la Cruz

Fuente Fe Adulta

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Irse en paz

Domingo, 31 de diciembre de 2023
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IMG_1867Domingo después de Navidad.

Fiesta de la “Sagrada Familia”

31 diciembre 2023

Lc 2, 22-40

El anciano Simeón, en este relato, es la representación del hombre sabio que, porque ha “visto”, puede decir con toda serenidad: “Ya me puedo ir en paz”. En un lenguaje teísta, el evangelista Lucas pone en boca de ese anciano que “mis ojos han visto a tu Salvador”, luz y gloria del pueblo.

Pero, ¿qué es el salvador, la luz y la gloria, sino aquello mismo que somos en nuestra verdadera identidad? Dejándonos llevar por el mecanismo de la mente y por lo que es posible plantear desde un nivel mítico de consciencia, creímos que podíamos ser salvados “desde fuera” por obra de alguien todopoderoso.

Pero la salvación no viene de fuera. Salvación, en latín, se dice salus y significa la salud plena, en todos los niveles: físico, mental, emocional, espiritual, planetario, universal. Es otro nombre de la plenitud que define lo realmente real, lo que es y lo que somos.

Entendida como viniendo desde fuera, la salvación sería fuente de alienación, en tanto en cuanto dependerías de otro para tu propia realización. Ese es el modo infantil de ver la realidad: el niño, en cuanto pura necesidad e impotencia, sabe que tiene que ser “salvado”, socorrido, desde fuera, absolutamente para todo.

Afirmar que no podemos ser salvados desde fuera no significa apostar por una actitud de orgullo o de autosuficiencia, como suelen pensar teólogos y personas religiosas. Porque en ningún momento se afirma que el sujeto de la salvación sea el pequeño yo. Dicho con más claridad: la salvación no es “algo” que el yo consiga; justamente al revés, es lo que somos, más allá del yo. Y lo descubrimos y lo vivimos solo en tanto en cuanto dejamos de identificarnos con nuestro yo. Es entonces cuando vemos la “salvación” y sentimos que podemos “irnos (vivir siempre) en paz”.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Familia: Seguro que María conocía mejor a Jesús que Dios.

Domingo, 31 de diciembre de 2023
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Foto-no-Facebook-muda-vida-de-uma-família-no-litoral-de-SPDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01.- La familia

Dentro de las fiestas de Navidad celebramos hoy la fiesta de la familia de Jesús, la Sagrada familia. Es un buen momento para pensar un poco en esta institución en la que hemos nacido y que tanto está cambiando por diversos motivos socio-culturales.

02.- Cambios en la vida familiar

La familia en el mundo rural, todavía no lejano, eran amplias: muchos miembros vivían en el caserío, en la casa rural: al menos tres generaciones: abuelos, padres, hijos / nietos y siempre había algún otro miembro, algún tío o pariente que quedaba “descolgado” en la vida.

Hoy la familia es mínima: apenas padres y uno / dos hijos.

Una civilización montada en el carro del placer no puede soportar la ancianidad y la vejez. Por ello, los ancianos y las personas mayores son un estorbo. Los ancianos, ni son jóvenes, ni producen, más bien son una carga y atan demasiado.  Pero esto antropológicamente no es sano: hay que vivir y ser consciente de las raíces propias, de nuestros antepasados, de las etapas de la vida, hay que tener noticias de la finitud de la vida, de la vejez, de la experiencia y, cuando llegue hay que saber que la muerte está presente en la vida … La vida no es siempre joven, ni bonita, ni de color de rosa …

Las relaciones de pareja y la concepción de la sexualidad han cambiado mucho.

En esta postmodernidad que vivimos no se entiende ni se admite el compromiso por largo tiempo, se tiene miedo al esfuerzo, a las dificultades, a las crisis. De ahí que el compromiso matrimonial (como en muchas ocasiones el religioso) dura poco tiempo.

Naturalmente que todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida, pero el divorcio, las separaciones aunque necesarias, son un fracaso de las personas. No es ningún éxito en la vida el separarse.

En modelos de sociedad anteriores, los hijos eran un bien, hoy en día los hijos son una carga. Y es natural que se eviten. Si el ideal de vida es económicamente tan alto y tan vacío, lo normal es que los hijos se eviten.

         Por otra parte, unas viviendas tan pequeñas y tan caras, no permiten ni acceder a una vivienda ni vivir muchas personas en ellas. (En el fondo el control de natalidad no está en manos de los padres, sino del Estado, de la Kutxa y de la mentalidad consumista en la que vivimos).

La mujer ha accedido, gracias a Dios, a puestos y lugares que habitualmente no ocupaba: diversos tipos de trabajo, cultura, vida política, etc. Esto hace que las funciones del hombre y de la mujer en otros tiempos bien -o mal- definidas, hoy no lo estén tanto y creen a veces, ciertos desajustes en la vida familiar.

En otros tiempos la familia, la vida familiar era el lugar natural en el que uno iba creciendo, conviviendo, conociendo la vida. Las largas conversaciones familiares, las fiestas, las tradiciones, etc., hacían que la familia fuese la cuna de la vida. Hoy en día la familia o la casa son una pensión, porque la vida anda por la calle, la conversación la rige la televisión, la gente vive en las ideologías, en los grupos. Para muchos adolescentes y jóvenes los amigos, la pandilla es su lugar natural, más que la familia.

Otro factor importante en nuestro tiempo es que los jóvenes malamente llegan a formar su propia familia. Al no tener un trabajo seguro, no pueden comprometerse en un proyecto de vida: familia, matrimonio, un piso, etc. Pueden tener un contrato temporal que les proporciona un dinero inmediato, pero no pueden pensar en el futuro. Y todo el mundo debe hacer algo serio en la vida, porque si no lo hacemos, esta, la vida se convierte en un mero vagar o deambular por la vida.

03.- Evangelio de hoy y familia.

         Es una mera coincidencia, pero en el evangelio que acabamos de escuchar han aparecido no pocas personas que forman el entramado familiar: padres, padre y madre, primogénito, anciano Simeón, mujer muy anciana, Ana / jovencita, casada, viuda, el niño. Cada uno según su recorrido en la vida, pero, más o menos, hemos conocido y, quizás, vivido estas etapas de la vida o estos estados de vida. Hemos tenido padres, hemos sido niños, adolescentes y jóvenes, nuestros padres, nuestros mayores, quizás nuestros propios hermanos han envejecido y ahora lo estamos haciendo nosotros. Muchos habéis hecho la vida en matrimonio, quizás habéis enviudado, quizás el matrimonio se rompió.

         Y así hemos ido creciendo.

04.- La familia como lugar natural acceso a la vida.

         La familia es el lugar natural de acceso a la vida. [1] No solamente a la vida física, sino que en la familia hacemos y tenemos las primeras grandes y decisivas experiencias de nuestra existencia: la acogida en la vida. ¡Qué importante es que un niño sea y se sienta bien acogido en la vida, en la familia!

El afecto inicial paterno, materno, fraterno, la convivencia como lugar de crecimiento y realización. Al mismo tiempo recibimos en la familia la mayor parte los grandes valores: el amor, la protección, así como nuestra propia traditio: el sentido festivo, el valor del trabajo, la cultura, el idioma, la pertenencia a un pueblo, a una comunidad, la fe: el sentido de la vida. (Estamos en Navidad: la mayor parte de nosotros hemos recibido la fe -al menos parte de la fe- cantando villancicos y comiendo turrón en aquellas “mágicas y entrañables nochebuenas”).

05.- En la familia no hace falta dni ni ningún tipo de carnet.

         En la familia estamos como en nuestro habitat natural. Conocemos y nos conocen espontáneamente. En la familia no nos hace falta carné de identidad.

         Hay otros tipos de conocimiento. Cuando una persona, un niño se pone enfermo en la familia y le llevamos a la Residencia, allí le harán radiografías, analítica de todo tipo, etc. pero quien mejor conoce a ese niño, es su madre. No dudemos de que Dios conocía perfectamente a Cristo: nadie conoce al Padre, sino el Hijo y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, pero seguro que María conocía mucho mejor a Jesús que Dios. En la familia conocemos y somos conocidos y aceptados naturalmente, sin ambages.

06.- En ocasiones no es fácil la vida familiar

         Todos somos conscientes de que hay situaciones, etapas, circunstancias de la vida familiar que no son nada fáciles de vivir y sobrellevar.

         La familia de Jesús tampoco fue un romanticismo con lazo rosa incluido. José y María no entendían una palabra del comportamiento de Jesús: con quién andaba: pecadores y prostitutas, con zelotas, con quién comía: publicanos y pecadores; el comportamiento de Jesús con las autoridades no era precisamente de seda: vuelca las mesas del Templo, discute a brazo partido con los fariseos y, finalmente, Jesús termina como termina. (María llegó a creer -fe- en su hijo Jesús, pero no entendía su modo de pensar, de vivir…

         La vida familiar no es fácil.

         Por mil motivos: afectivos, psicológicos, ideológicos, económicos, muchas veces la situación familiar se resquebraja y, Dios quiera, que no se produzcan enfrentamientos y rupturas.

         Hay que buscar la paz y el respeto personal-familiar a toda costa.

         Cuanto más profunda es la relación que se disloca o se rompe, mayor es la herida. Si uno se enfada con la persona que le atiende en el supermercado, no tiene mayor transcendencia, pero cuando uno se enfrenta a su hermano (Caín y Abel), o a su padre, o a un miembro familiar o a un gran amigo, la herida es profunda y difícil de restañar.

         Hay que cuidar mucho la vida familiar; y no con grandes cosas, sino con la buena educación, discreción, saber callar y callarse. Saber guardar cuestiones, defectos, pecados. No estar siempre aireando viejas cuestiones familiares, supuestas afrentas, etc. Estar cerca en la medida de lo posible -y sin meternos donde no nos llaman- en situaciones difíciles de crisis, enfermedad. Personalmente pienso que el silencio y la discreción son una gran medicina preventiva y, si llega el caso, terapéutica en la vida familiar y no familiar. Mostrar estima hacia los miembros de la familia es igualmente valioso, apreciar sus cuestiones: trabajos, sus intereses humanos, aspiraciones, ilusiones; igualmente estar cerca en los sufrimientos, en las desgracias.

07.- Pensemos.

         Estas consideraciones son, naturalmente, discutibles. Únicamente pretenden ayudarnos a pensar un poco en estas cosas y a ser conscientes de ellas.

Nosotros sabemos por experiencia que en la familia se nace y se crece bien, con dificultades, pero es una buena plataforma (y no disponemos de otra) Cuando celebramos la fiesta de la Sagrada Familia es porque pensamos que la familia es un lugar sagrado de la vida y en ella se protege y se cuida la vida de todos sus miembros, especialmente de los más débiles: los niños y los ancianos.

[1] En otras culturas y momentos de la historia se ha accedió a la vida por la tribu (todavía en muchos sitios de África, es así). En Guinea Ecuatorial, por ejemplo, es más importante la tribu que la familia. Recordemos aquel momento en los años 1960 en que algunos jóvenes formaron aquellas “comunas”, que era otro modo -fallido- de acceder a la vida.

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Casi 6 de cada 10 personas LGTBI+ ocultan su orientación sexual o su identidad de género a su familia

Viernes, 19 de mayo de 2023
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familias

Según la encuesta  Estado LGTBI+ 2023, con una muestra representativa del colectivo LGTBI+ realizada por 40db para la Federación estatal LGTBI+

Con motivo del Día de las Familias, que se conmemora cada 15 de mayo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) alerta de que casi 6 de cada 10 personas LGTBI+ (el 57%) ocultan su orientación sexual o su identidad de género a su familia, más allá de su pareja. Así se desprende de una investigación realizada por la agencia 40dB para la Federación con una muestra estadísticamente representativa del colectivo LGTBI+.

En este sentido, la encuesta revela que casi la mitad de las mujeres lesbianas (47%) no ha visibilizado su orientación sexual en su familia y tampoco lo ha hecho el 42,7% de los hombres gais, ni el 60% de las personas bisexuales. En el caso de las personas trans, el 58,3% no es visible con su entorno familiar; un 67,7% en el caso de las personas no binarias. Por otra parte, son las personas de mayor edad quienes son menos visibles ante su familia, el 65,2% de las personas LGTBI+ de entre 55 y 64 años no ha compartido su orientación sexual o identidad de género con sus familiares y tampoco lo ha hecho el 81,5% de las personas mayores de 65 años.

“Pese a los avances legislativos, aún estamos lejos de alcanzar la igualdad real”

Según la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Uge Sangil, “estos datos demuestran que, pese a los avances legislativos, aún estamos lejos de alcanzar la igualdad real porque detrás de estas cifras se manifiesta un claro miedo al rechazo y a la discriminación. Por eso, es imprescindible seguir trabajando en sensibilización y educación en diversidad además de en la implementación de la Ley Estatal LGTBI+”.

La investigación también permite hacer una radiografía de cómo son las familias de las personas LGTBI+. Así, revela que hay un 5% menos de hogares unipersonales sin hijos; un 10% más de parejas sin hijos; cerca de un 5% menos de hogares monomarentales y casi un 4% de familias con tres o más adultos en una relación.

Cuando las personas LGTBI+ forman su propia familia

Según el coordinador del grupo de Familias de la Federación, Jesús Santos, “aunque gracias a la aprobación de la Ley Estatal LGTBI+ se ha avanzado en derechos, las personas LGTBI+ seguimos teniendo vulnerabilidades añadidas cuando formamos una familia. Y, en este sentido, no solo queremos los mismos derechos y obligaciones, sino también las mismas oportunidades”.

Por eso, con motivo del Día de las Familias, reivindica el derecho a la libre movilidad de familias, al menos en el entorno europeo. Y es que, según explica, “es común que las familias reconocidas en un estado no lo estén en todos los países de la UE y que al cruzar una frontera no se reconozcan los lazos familiares establecidos”.

“Asimismo, exige que se desarrollen políticas de equidad para parejas de mujeres. Estadísticamente, los menores en estas familias sufren el recorte de oportunidades que implica la discriminación salarial de la mujer por partida doble”, alerta. También, reivindica que sean legalmente posible las paternidades no binarias.

Facilidad de adopción y protección a la infancia de las familias LGTBI+

Santos reivindica procesos de adopción más rápidos, “como en otros países europeos”, y homogéneos en todas las comunidades autónomas, “en los que prime el bienestar de la infancia”. Asimismo, exige resoluciones ágiles de patria potestad para las personas menores de edad en situación de acogimiento familiar, para que las familias de acogida, que ya han convivido y cuidado a estos menores, tengan prioridad a la hora de adoptarlos.

Además, exige que sea posible la Multiparentalidad, “para que menores que crecen en familias reconstituidas tengan protección legal por parte de aquellos adultos que les cuidan y a quienes reconocen como madres y/o padres en su día a día”.

Por otra parte, en relación al ámbito educativo, reivindica que la diversidad, incluida la familiar, esté presente en todos los ciclos de enseñanza; que los libros de texto reflejen la diversidad familiar y que los formularios contemplen la diversidad familiar. También, que las agresiones y el bullying hacia la infancia de las familias LGTBI+ sean considerados delito de Odio. “Con esto buscamos visibilizar y combatir la discriminación hacia menores originada por el odio hacia su estructura familiar, es decir, por la orientación sexual, identidad o expresión de género de sus progenitores.

Cada año, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) consensua a través de un proceso de votación interno, entre las 55 entidades que la componen, la causa a la que se van a dedicar los esfuerzos durante los siguientes 12 meses. Este 2023, el año temático está orientado a reivindicar la igualdad y la visibilidad de las familias LGTBI+.

NOTA. Día de las Familias (15 de mayo)

Fuente FELGTBI+

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Celso Morga, arzobispo de Mérida: llamar familia a cualquier convivencia humana deshace el verdadero concepto de familia

Martes, 21 de marzo de 2023
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19670f32-801b-4a0d-bffd-a3d5b9fc6fd7_16-9-discover-aspect-ratio_default_0Siempre en el vagón de  cola de la Historia y de los derechos sociales…

El arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, ha enviado a sus fieles una carta en la que se muestra contrario el anteproyecto de ley de Familias que presentó el Gobierno de Pedro Sánchez el pasado 13 de diciembre en Consejo de Ministros, en el que aparecían un total de 16 modelos de familia.

Para el titular de la diócesis extremeña, no es razonable que con la excusa de “establecer un sistema de ayudas económicas, jurídicas y sociales para todas las personas”, se amplíe el concepto de familia “a toda clase de situaciones de convivencia humana porque deshace el concepto de familia”, asegura en una carta difundida en las últimas horas.

Celso Morga ha recordado en la misiva que para la Iglesia, cuestiones como el matrimonio o la familia está iluminada por el Evangelio y también “por la experiencia del ser humano que posee después de dos milenios de existencia”.

Así, ha afirmado que “Una primera convicción de que se deriva tanto del Evangelio como de esa experiencia multisecular es que el bienestar de las personas y de toda la sociedad, en sus múltiples facetas, está ligado al bienestar del matrimonio y la familia, es decir, que el verdadero progreso de bienestar, de bien común, de libertades y de igualdad que la sociedad demanda continuamente, está íntimamente vinculada con la prosperidad de la comunidad conyugal y de la familia”, ha apuntado.

El arzobispo de Mérida-Badajoz ha hecho hincapié en que frente a los desafíos del mundo actual como el divorcio, el aborto o el amor libre, la sociedad no puede “perder el gran tesoro para la humanidad de todos los tiempos que es el matrimonio y la familia. En la base de todos los desafíos, contra la familia están siempre el egoísmo humano, el hedonismo y los usos ilícitos contra la generación y no podemos extrañarnos que afloren continuamente en la historia”, ha expresado.

En la parte final de la carta, Celso Morga ha aseverado que el amor conyugal “debe compaginarse con el respeto a la vida humana. No puede haber contradicción verdadera entre la ley divina de la trasmisión de la vida y el fomento del genuino amor conyugal”, ha subrayado.

Y con su reduccionismo habitual,  ha señalado que cuando se trata de conjugar el amor conyugal con la responsable trasmisión de la vida, “la índole moral de la conducta no depende solamente de la sincera intención o apreciación subjetiva sino que debe determinarse por objetivos tomados de la naturaleza y dignidad de la persona humana y de sus actos. En definitiva, la familia es anterior al Estado. Este no es su inventor o fundador, como la propuesta de ley pretende establecer“.

Fuente Ecclesia

 

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Encontrar refugio en las Sagradas Familias Queer cuando la Iglesia se queda corta

Viernes, 30 de diciembre de 2022
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índiceLa publicación de hoy es una reflexión para la Fiesta de la Sagrada Familia, escrita por el colaborador de Bondings 2.0 Maka Black Elk. Para las lecturas litúrgicas, haga clic aquí.

La lectura del Evangelio de hoy recuerda el momento familiar de María y José cuando perdieron el rastro de su hijo. Empatizo con el pánico que debieron sentir buscándolo a través de las horas. También siento un alivio reconocible mezclado con la ira que pueden haber tenido al encontrar finalmente a su hijo en el templo, pero Jesús no está preocupado y responde casualmente: “¿No sabías que debo estar en la casa de mi Padre?” (Lc 2,49). Esta respuesta parece ser algo natural para Jesús. Incluso suena perplejo en cuanto a por qué sus padres estaban tan preocupados y temerosos por él. Comunica la tranquilidad profunda y permanente que siente por el templo mismo, como la casa de su Padre. ¿Dónde más podría haber estado? ¿Por qué no estaría a salvo allí?

La Iglesia ha sido y sigue siendo ese lugar de seguridad y consuelo para muchas personas. A lo largo de mi vida, también ha sido eso para mí, como el cálido abrazo del hogar familiar, cualquiera que sea la forma o el espacio que adopte esa familia. Tanto la iglesia como el hogar han sido lugares de santuario, una palabra que significa un lugar donde se guarda algo santo y sagrado.

Sin embargo, en otros momentos, especialmente para aquellos en la comunidad LGBTQ+, las iglesias o los hogares son cualquier cosa menos santuarios. Para las personas LGBTQ+, la tolerancia de algunas iglesias hacia ellas podría, en el mejor de los casos, ser una lástima paternalista y, en el peor de los casos, incluso equivaler a una sensación de hostilidad. Que exista una lista de parroquias amigables con las personas LGBTQ indica la implicación muy real y trágica de que hay lugares donde no todos son bienvenidos. ¿Qué significa cuando un lugar así, el hogar o la iglesia, ya no se siente como un lugar sagrado y seguro para estar?

He tenido la suerte en mi vida de estar expuesto solo a iglesias donde mi identidad ha sido aceptada y mi pertenencia no está en duda. Es una bendición profunda que a menudo he dado por sentada. Temo el día que entro a una iglesia solo para escuchar de alguna manera que los de mi comunidad no son bienvenidos allí, que la comunidad parroquial crea que Dios en este caso no me acoge allí en su casa, su santuario. Me imagino que debe ser doloroso cuando esa es la naturaleza de una parroquia a la que alguien espera pertenecer.

Oramos para que más comunidades eclesiásticas se conviertan en lugares de amor y aceptación para que, como un joven Jesús, todos puedan sentirse seguros en la casa del Padre. Pero cuando nuestras iglesias no logran ser un santuario, a menudo nuestras familias, entendidas en sentido amplio, pueden brindar apoyo.

Mientras trabajo para crear mi propio hogar y hacer que sea un lugar donde mi familia sienta pertenencia, santuario y santidad, tengo presente la realidad de este desafío de nuestra Iglesia. La Sagrada Familia es el ejemplo para apreciar y vernos a nosotros mismos. Recuerde que la Sagrada Familia en sí misma tampoco era la familia estándar o “normal”. José estuvo con María a pesar de que no tenía sentido que Jesús fuera su hijo. Eran refugiados por derecho propio. A medida que creamos nuestras propias familias queer y espacios de santuario, nosotros también podemos ver a la Sagrada Familia como un símbolo del mismo amor que también compartimos.

—Maka Black Elk, 29 de diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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Franz-Josef Overbeck, obispo de Essen: “La familia es donde viven las personas con hijos”

Viernes, 30 de diciembre de 2022
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20111019-offener-brief-an-franz-josef-overbeck-01-bundeswehr-fotos-wir-dienen-deutschland-flickr-cc-by-nd-460x222Franz-Josef Overbeck

Overbeck pide que la Iglesia amplíe el concepto de familia: “Ya es hora”

“El modelo [de familia tradicional] no ha quedado obsoleto, pero se ha ampliado mucho. La inmensa mayoría de las relaciones familiares siguen definiéndose por el padre, la madre y los hijos. Pero basta con echar un vistazo a la diócesis urbana de Essen para saber que hay muchas constelaciones diferentes en las que se vive la vida familiar”

Según Overbeck, la estructura familiar padre-madre-hijos fue el principio rector hasta los años sesenta y setenta del pasado siglo. “Todo lo demás era una excepción en aquella época, poco valorada en el cosmos católico”, añade, para asegurar a continuación que “en los últimos 50 años se ha producido una ampliación que muchos no esperaban”

“La familia es donde viven las personas con hijos”. Franz-Josef Overbeck, obispo de la diócesis alemana de Essen, lo tiene rotundamente claro, por lo que asegura queya es hora” de que la Iglesia amplíe su concepto de la misma.

“El modelo [de familia tradicional] no ha quedado obsoleto, pero se ha ampliado mucho. La inmensa mayoría de las relaciones familiares siguen definiéndose por el padre, la madre y los hijos. Pero basta con echar un vistazo a la diócesis urbana de Essen para saber que hay muchas constelaciones diferentes en las que se vive la vida familiar”, asegura el pastor en entrevista en DomRadio.

Según Overbeck, la estructura familiar padre-madre-hijos fue el principio rector hasta los años sesenta y setenta del pasado siglo. “Todo lo demás era una excepción en aquella época, poco valorada en el cosmos católico”, añade, para asegurar a continuación que “en los últimos 50 años se ha producido una ampliación que muchos no esperaban.

“Ya es hora de que lo haga”

En este sentido, y preguntado por si también la Iglesia católica debe ampliar su comprensión del concepto de familia, Overbeck responde: “Ya es hora de que lo haga. La familia es donde viven las personas con hijos. Ninguna forma de familia ofrece garantías de estabilidad y seguridad. Por eso es difícil aferrarse acríticamente a una sola forma ideal de familia”.

“Creo que lo más inteligente en nuestro mundo es partir del bienestar de los niños cuando se habla de familia -añade-. Desde este punto de vista, también pueden describirse otras constelaciones [familiares]. La mayoría de la gente vive y experimenta la familia como una relación entre padre, madre e hijos. Pero esto no significa que la familia sólo pueda tener éxito de esta manera”.

“El concepto de matrimonio en el derecho eclesiástico y en sentido dogmático está concebido para la unión de un hombre y una mujer. Pero la familia, tal como la vivimos hoy, también existe más allá”, subraya el obispo de Essen, muy en la línea de algunos postulados que se están reflexionando en el Camino Sinodal alemán.

Fuente Religión Digital

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‘Boicot’ homófobo a Danone por su campaña de visibilidad LGTBI

Martes, 12 de julio de 2022
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 3405AFD5-79BA-4523-8CC6-23E6B2EF9215-768x768Twitter se ha llenado de críticas homófobas a Danone por su campaña pidiendo «respeto» para visibilizar la diversidad sexual.

El lobby homófobo y sus secuaces han encendido Twitter tras la última campaña de Danone para visibilizar las diversidades sexuales. Las críticas de los homófobos han conseguido catapultar a la marca de lácteos a la lista de tendencias animando al boicot, pero también han contribuido a ello los tuiteros que han querido combatir los cientos de mensajes de odio con humor.

La compañía ha aprovechado que el pasado mes de junio se conmemora el Orgullo a nivel mundial para lanzar una nueva campaña revisando sus antiguos anuncios y actualizándolos para visibilizar a todo tipo de familias que consumen sus yogures. Así, en varias viñetas, se puede ver núcleos familiares formados por dos padres o dos madres, así como también monoparentales y de personas racializadas: «Una familia de dos es familia», «una familia de verdad es cariño y respeto» y «con dos padres este niño saldrá feliz» son algunas de las consignas.

Se trata de frases que se han vuelto a escribir tachando terminología excluyente bajo el lema de «Nutriendo la diversidad» con el que Danone ha querido fijar su compromiso con la comunidad y participando activamente con las celebraciones del Orgullo de Madrid y Barcelona. «Tenemos un compromiso con todas las familias de nuestra política corporativa que nos impulsa a ir un paso más allá en la promoción de estos valores, romper con los estereotipos y alimentar el amor y el respeto«ha explicado la responsable de Recursos Humanos de la compañía en España, Sara Castro.

Boicot a la tolerancia

El rediseño de la imagen publicitaria de Danone va aparejado a la creación de los Danone Familiy Pride, espacios inclusivos ubicados en las celebraciones del Orgullo donde hacer actividades para los más pequeños como estampado de camisetas o dibujos de su familia. En todo caso, la polémica del asunto ha llegado de la mano de la siguiente imagen, que se ha hecho viral en Twitter esta semana a pesar de que se compartió el 22 de junio:

https://twitter.com/danone_es/status/1539631534281576450?s=21&t=Owl9Bxtnhj4QlSNNvhOHPA

Menos mal que frente al odio siempre hay quien enarbola la bandera del amor y la tolerancia, que en Twitter se convierte en humor para ser el arma más destructiva de todas.

Desde Danone querían demostrar que «si algo ha cambiado en estos 100 años que llevamos presentes en los hogares españoles son los tipos de familia», pero también ha quedado patente que el progreso de este siglo no se ha notado en la mente de algunos.

 Fuente Info Raxen

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Familias diversas: Osvaldo y Jaime adoptaron a María, una niña con discapacidad

Jueves, 28 de octubre de 2021
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IMG-20201221-WA0084-878x439Osvaldo Gómez y Jaime Díaz adoptaron a María, una niña con discapacidad. Cuentan cómo fue el proceso y a qué prejuicios se enfrentaron.

Osvaldo Gómez y Jaime Díaz están juntos desde hace 18 años y con María, una niña con discapacidad a la que adoptaron hace dos años y tres meses, eligieron ser familia. La pareja se conoció en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) y desde hace unos años emprendieron un para ser padres.

Viven en Colonia Santa María, departamento Federación, en Entre Ríos, donde trabajan en una zona de escuelas rurales. Jaime es director de la Escuela N° 21 “Belisario Roldán”, y Osvaldo el director de la N° 39 “Santos Vega”.

En entrevista con Presentes por videollamada, respondieron sobre cómo fue la historia de amor y el proceso de adopción. Del otro lado de la pantalla, se los puede ver acompañados de María, sentada en su sillita, jugando y a la espera de la cena.

 “En nuestra experiencia y caso en particular, la situación no fue compleja como lo habíamos escuchado. En otros casos las familias atravesaron situaciones burocráticas tediosas y con muchas barreras. La adopción de María se tramitó en el Juzgado de Familia N° 2 de Concordia. La conocimos un viernes, la visitamos sábado y domingo y el lunes ya la trajimos a nuestra casa para el pernocte y no volvió más a la residencia donde estaba alojada”.

Un proceso de tres años

La idea de adoptar empezó por el contacto de Jaime con la Defensoría del menor y el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (COPNAF), por su trabajo en el Servicio de Apoyo a la Integración Escolar (SAIE).

“En una oportunidad charlando con la Defensora del Público de Chajarí, la doctora Silvia Ghiorzo nos contó de la existencia del Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines de Adopción de Entre Ríos (RUAER) y que en las próximas semanas se abriría la inscripción. Luego de esa charla, lo dialogamos con Osvaldo y resolvimos buscar el formulario para hacerlo”.

En este sentido, explicó: “El proceso comenzó con una entrevista obligatoria de todas las personas inscriptas. Se realizó en Villaguay, porque generalmente se hacían en esa ciudad. Allí el equipo de RUAER nos contó cómo funcionan y los perfiles de los niñxs que hay en la provincia, tomando conocimiento de que lxs niñxs pequeñxs son menos, que quienes muy pocas veces son adoptadxs son los niños y niñas grandecitos, adolescentes, grupos de hermanos y aquellxs con alguna discapacidad”.

Osvaldo agregó que con las sucesivas entrevistas fueron cambiando y analizando las posibilidades y resolvieron anotarse para unx niñx con discapacidad. También dijo que el caso de ellos llevó tres años, que el proceso fue de manera simultánea a cuando María nació. “Tuvimos que atravesar distintas circunstancias para poder elegirnos y abrazarnos fuerte para caminar por este mundo”.

Ambos coincidieron que posteriormente, en que tuvieron el apoyo de las autoridades escolares, sobre todo de Dirección Departamental de Escuelas de Federación, ya que el régimen de licencia es obsoleto y decía, por ejemplo: 60 días para la mamá y 2 días para el papá. Además, indicaron que fue un trabajo conjunto que les permitió a Jaime tomar los 60 días y a Osvaldo otro procedimiento de licencias sujetas a lo que regía.

El artículo 594 del Código Civil y Comercial de la Nación define a la adopción es una institución jurídica que tiene por objeto proteger el derecho de niños, niñas y adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando éstos no le pueden ser proporcionados por su familia de origen. La adopción se otorga sólo por sentencia judicial y emplaza al adoptado en el estado de hijo, conforme con las disposiciones de este Código.

La norma, en su artículo 599, inscribe que las personas que pueden ser adoptantes son aquellas que conformen un “matrimonio”, por ambos integrantes de una “unión convivencial” o por una única persona, exigiendo entre el adoptado y el adoptante una diferencia de 16 años.

Diversidad en la diversidad

Las familias diversas no son solo las constituidas por dos papás, dos mamás, personas trans, o aquella integradas por más padres y madres. Son también las que incluyen infancias diversas, las que escuchan, se informan y buscan acompañarse cuando sus hijes, a veces desde edades muy tempranas, expresan libre y abiertamente que sus identidades de género no se corresponden con el sexo asignado al nacer. Son las que contemplan las particularidades y se abrazan desde el amor, bancando el posicionamiento del estar siendo diferente a lo que establecen los parámetro de la “vida normal”.

Entre chistes y charlas, atendieron a María, le dieron de comer, jugaron y siguieron la entrevista. Se definieron como los primeros “putos visibles” en sus familias y señalaron que, como la mayoría, intentaron esconderlos o camuflarlos.

“La familia es familia: somos una familia igualitaria que ha decidido transitar la vida los tres juntos, tratando en todo momento que María pueda desarrollar todo su potencial. Familia es quien te ama, te cuida y protege y ese vínculo no necesariamente debe ser biológico. La familia heterosexual es una construcción social occidental y cristiana y tiene condiciones de imposición. Aquí tratamos de escapar a todo eso”, dice Jaime.

Greta Pena, abogada, activista lesbiana feminista y subdirectora de la Agencia Nacional de Discapacidad explicó a Presentes por qué la discapacidad es leída socialmente como un factor que imposibilitaba a niñes y adolescentes ser adoptades: El estigma y los prejuicios que recaen sobre las personas con discapacidad se extienden a les niñes en condición de adoptabilidad. En general, tiene que ver con asociar a la discapacidad con una valoración negativa pero también con temores e ignorancia. Les niñes con discapacidad pueden desarrollar una vida plena, autonóma e independiente luego de adultes. Es verdad, que existen obstáculos, pero en la crianza de cualquier hije siempre existen barreras, complicaciones, interrogantes, dificultades”.

Para ella, las familias LGBTIQ+ vinieron a cuestionar situaciones impuestas en la “familia tradicional”, como la democracia en las relaciones, el desbaratar roles impuestos y también, poner en primer plano el deseo y el amor por sobre los prejuicios. Además, Pena contó que esos factores hacen que una proporción importante de parejas de dos mamás o dos papás o con un integrante trans adopten niñes con discapacidad.

Interrogado por los prejuicios que han tenido que enfrentar, Jaime contó que en ocasiones no la han pasado bien, debido a los pensamientos sesgado por las creencias religiosas. También comentó que hay una denuncia en el INADI, a resolver, pero e mostró optimista y agradeció a la lucha que ha logrado que la sociedad cambie: “Hubo cambios, aunque en lo cotidiano todo no está tan dado como el discurso, creo que en eso estamos de acuerdo”.

La diversidad vuelve a desbordar definiciones cuando María se mete en la entrevista. Hay risas mientras circula la palabra, soltando las expresiones con la esperanza de sostener el hilo del diálogo para culminar. Del otro lado de la pantalla se puede ver que la emoción los invade, porque encontrarse fue la respuesta y salida de escape de amor sin definiciones, más que las que ellos desean y construyen.

Fuente Agencia Presentes

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“Antes de separarse”. 27 Tiempo Ordinario – B (Marcos 10, 2-16)

Domingo, 3 de octubre de 2021
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Hoy se habla cada vez menos de fidelidad. Basta escuchar ciertas conversaciones para constatar un clima muy diferente: «Hemos pasado las vacaciones cada uno por su cuenta», «mi esposo tiene un ligue, me costó aceptarlo, pero ¿qué podía hacer?», «es que sola con mi marido me aburro».

Algunas parejas consideran que el amor es algo espontáneo. Si brota y permanece vivo, todo va bien. Si se enfría y desaparece, la convivencia resulta intolerable. Entonces lo mejor es separarse «de manera civilizada».

No todos reaccionan así. Hay parejas que se dan cuenta de que ya no se aman, pero siguen juntos, sin que puedan explicarse exactamente por qué. Solo se preguntan hasta cuándo podrá durar esa situación. Hay también quienes han encontrado un amor fuera de su matrimonio y se sienten tan atraídos por esa nueva relación que no quieren renunciar a ella. No quieren perderse nada, ni su matrimonio ni ese amor extramatrimonial.

Las situaciones son muchas y, con frecuencia, muy dolorosas. Mujeres que lloran en secreto su abandono y humillación. Esposos que se aburren en una relación insoportable. Niños tristes que sufren el desamor de sus padres.

Estas parejas no necesitan una «receta» para salir de su situación. Sería demasiado fácil. Lo primero que les podemos ofrecer es respeto, escucha discreta, aliento para vivir y, tal vez, una palabra lúcida de orientación. Sin embargo, puede ser oportuno recordar algunos pasos fundamentales que siempre es necesario dar.

Lo primero es no renunciar al diálogo. Hay que esclarecer la relación. Desvelar con sinceridad lo que siente y vive cada uno. Tratar de entender lo que se oculta tras ese malestar creciente. Descubrir lo que no funciona. Poner nombre a tantos agravios mutuos que se han ido acumulando sin ser nunca elucidados.

Pero el diálogo no basta. Ciertas crisis no se resuelven sin generosidad y espíritu de nobleza. Si cada uno se encierra en una postura de egoísmo mezquino, el conflicto se agrava, los ánimos se crispan y lo que un día fue amor se puede convertir en odio secreto y mutua agresividad.

Hay que recordar también que el amor se vive en la vida ordinaria y repetida de lo cotidiano. Cada día vivido juntos, cada alegría y cada sufrimiento compartidos, cada problema vivido en pareja, dan consistencia real al amor. La frase de Jesús: «Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre», tiene sus exigencias mucho antes de que llegue la ruptura, pues las parejas se van separando poco a poco, en la vida de cada día.

José Antonio Pagola

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“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Domingo 3 de octubre de 2021. Domingo 27º ordinario

Domingo, 3 de octubre de 2021
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54-ordinarioB27 cerezoLeído en Koinonia:

Génesis 2, 18-24: Y serán los dos una sola carne.
Salmo responsorial: 127: Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Hebreos 2, 9-11: El santificador y los santificados proceden todos del mismo.
Marcos 10, 2-16: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

 En la primera lectura nos encontramos con el segundo relato de la creación, que está centrado en la creación del hombre y de la mujer, ambos formados de tierra y aliento divino. Los dos son hechura de Dios, y por lo tanto deberían ser iguales, a pesar de su diversidad. La relación perfecta entre los dos no está garantizada ni escrita en su sangre: es una conquista de la libertad que ellos deben construir. Un proyecto de unidad que compromete la responsabilidad de cada uno.

El autor de la carta a los hebreos nos dice que la pasión y la muerte de Jesús no son fines en sí mismos, sino solamente un camino hacia la resurrección y la salvación plena. Los cristianos no nos podemos quedar contemplando al crucificado del viernes santo, construyendo nuestra vida desde el dolor, el sufrimiento y la muerte. La misma epístola nos dice que el propio Jesús “en los días de su vida mortal presentó, con gritos y lágrimas, oraciones y súplicas, al que lo podía salvar de la muerte”. Esto quiere decir que él mismo luchó por encontrar una alternativa que no estaba sujeta a su voluntad sino a hacer la voluntad del Padre. Estamos en hora de superar todo tipo de devoción que se queda en la contemplación de los sufrimientos y dolores de Jesús y construir nuestra vida cristiana desde la esperanza que nos ofrece la resurrección.

En el evangelio, los fariseos ponen a prueba a Jesús preguntándole qué piensa sobre el divorcio y si era lícito repudiar a una mujer. La respuesta de Jesús es significativa cuando caemos en cuenta de que, tanto en el judaísmo como en el mundo greco-romano, el repudio era algo muy corriente y estaba regulado por la ley. Si Jesús respondía que no era lícito, estaba contra la ley de Moisés. Por eso les devuelve la pregunta y les dice que la ley de Moisés es provisional y que ahora se han inaugurado los tiempos de la plenitud en los que la vida se construye desde un orden social nuevo, en el que el hombre y la mujer forman parte de la armonía y el equilibrio de la creación. La novedad de esta afirmación de Jesús saltaba a la vista; en su interpretación desautorizaba no sólo las opiniones de los maestros de la ley que pensaban que a una mujer se le podía repudiar incluso por una cosa tan insignificante como dejar quemar la comida, sino incluso, relativizaba la misma motivación de la ley de Moisés. Además tiraba por tierra las pretensiones de superioridad de los fariseos, que despreciaban a la mujer, como despreciaban a los niños, a los pobres, a los enfermos, al pueblo. Nuevamente, al defender a la mujer, Jesús se ponía de parte de los rechazados, los marginados, los ‘sin derechos’.

Pero como los discípulos en esto compartían las mismas ideas de los fariseos, no entendieron y, ya en casa, le preguntaron sobre lo que acababa de afirmar. Jesús no explicó mucho más, simplemente les amplió las consecuencias de aquello: “Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra la primera; y lo mismo la mujer: si repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”.

El segundo episodio de nuestro evangelio nos presenta un altercado de Jesús con sus discípulos porque ellos no permiten que los niños se acerquen a Jesús para que él los bendiga. Los discípulos pensaban que un verdadero maestro no se debía entretener con niños porque perdía autoridad y credibilidad. Decididamente algo no era claro en ellos. No acababan de asimilar las actitudes de Jesús ni los criterios del Reino. Y Jesús se enojó con ellos; su paciencia también tenía límites y si algo no toleraba era el desprecio hacia los marginados. Y les dijo con mucha energía: dejen que los niños se me acerquen. ¿Con qué derecho se lo impiden, cuando el Padre ha decidido que su Reinado sea precisamente en favor de ellos? ¿No entienden todavía que en el Reino de Dios las cosas se entienden totalmente al contrario que en el mundo?

Los niños que no pueden reclamar méritos, carecen de privilegios y no tienen poder, son ejemplo para los discípulos, porque están desprovistos de cualquier ambición o pretensión egoísta y por eso pueden acoger el Reino de Dios como un don gratuito. De los que son como ellos es el Reino de Dios, dice Jesús.

Es necesario que nuestra experiencia cristiana sea verdaderamente una realidad de acogida y de amor para todos aquellos que son excluidos por los sistemas injustos e inhumanos que imperan en el mundo. Nuestra tarea fundamental es incluir a todos aquellos que la sociedad ha desechado porque no se ajustan al modelo de ser humano que se han propuesto. Si nos reconocemos como verdaderos seguidores de Jesús, es necesario comenzar a trabajar por la humanidad que a los débiles de este mundo se les ha arrebatado.

Una nota crítica:

Para este tema del evangelio, que centrará hoy la homilía de este domingo en muchas comunidades cristianas, el divorcio, la liturgia propone como primera lectura el relato de la creación del hombre y de la mujer, en el relato del Génesis, lógicamente. Por ser de la Biblia, por ser del Génesis, por ser del relato de la creación… todo pareciera dar a suponer que contiene en sí mismo el fundamento religioso último y máximo de la visión cristiana del matrimonio. Probablemente, en muchas homilías, el relato bíblico se constituirá en la única referencia, en la referencia totalizante y suprema, y se querrá sacar de ella el fundamento integral de la postura actual de la Iglesia sobre el matrimonio. ¿No será eso fundamentalismo?

Hoy ya sabemos que el relato de la «creación» no es un relato científico, de historia natural; más aún: no tiene nada que decir ante lo que la ciencia nos dice hoy sobre el origen de la Tierra, de la Vida, de nuestra especie humana o sobre nuestra sexualidad. El relato no es histórico, no hay que entenderlo como una narración de algo que realmente ocurrió… hoy nadie sostiene lo contrario. En las catequesis bíblicas solemos decir ahora que tenemos que «tratar de captar lo que los autores bíblicos querían decir…», que no era lo que la mera letra dice… En realidad, no se trata ni de eso siquiera, porque los autores bíblicos no escribían para nosotros, ni estaban pensando en un mensaje distinto de lo que leemos.

La verdad es que no deberíamos abandonar una postura de profunda humildad en este campo, porque los cristianos, durante casi toda nuestra historia, hasta hace unos cien años –algo más para los protestantes– hemos estado pensando lo contrario de esto que ahora decimos. Hemos estado pensando que eran textos históricos, que había que entender al pie de la letra y que había que creerlos ciegamente, y que su contenido era real, e incluso «más que científico, estaba por encima de la ciencia» (la ciencia no podría contradecirlos): porque eran textos directamente divinos, revelados, y por tanto dogmáticos. Hace apenas 100 años el Pontificio Instituto Bíblico, la máxima autoridad oficial católico-romana, condenó taxativamente a quienes pusieran en duda el «carácter histórico» de los once primeros capítulos del Génesis… y en todo el conjunto de la Iglesia se pensaba así, desafiando arrogantemente a la ciencia.

Durante siglos, durante más de un milenio, el texto del relato de la creación que hoy leemos ha sido utilizado para justificar directa o indirectamente el androcentrismo, o sea, la inferioridad de la mujer, creada «en segundo lugar», y «de una costilla de Adán». Más aún: durante más de dos mil años –y aún hoy, para la mayor parte de la civilización occidental– este texto ha justificado el antropocentrismo, el mirar y entender la realidad toda como puesta al servicio de este ser diferente, superior a todos los demás, «sobre-natural», que sería el ser humano, poniéndolo todo bajo «el valor absoluto de la persona humana», a cuyo servicio y bajo cuyo dominio habría puesto Dios toda la «creación», con el mandato de explotar omnímodamente la naturaleza: «crezcan y multiplíquense, y dominen la Tierra»…

Desde hace medio siglo un coro reciente y creciente de científicos y humanistas achacan a los textos bíblicos la minusvaloración y el desprecio que la tradición cultural occidental ha sentido y ejercido sobre la naturaleza, hasta provocar la actual crisis ambiental que nos ha puesto al borde del colapso y amenaza con colapsar efectivamente.

Viene todo esto a decir que hoy no podemos deducir directamente de los textos bíblicos nuestra visión de los problemas humanos -matrimonio y divorcio incluidos-, como si la construcción de nuestra visión moral y humana dependiera de unos textos que en buena parte contienen las experiencias religiosas de unos pueblos nómadas del desierto hace unos tres mil años… Sería bueno que los oyentes de las homilías supieran discernir con sentido crítico la dosis de fundamentalismo que algunas de nuestras construcciones morales clásicas pueden contener. Sería todavía mejor que los autores de las homilías incorporaran a sus contenidos esta visión crítica y esta superación del fundamentalismo. Debemos salir del bibliocentrismo: no podemos vivir encerrados en un libro, con toda nuestra perspectiva, categorías y normas sometidas al limitado alcance cultural de un libro de hace varios milenios… Si queremos buscar las palabras más profundas que puedan iluminarnos, debemos buscarlas también y sobre todo en la Realidad, en la Naturaleza, en el libro del cosmos, de la Vida y de nuestra propia misteriosa naturaleza… Leer más…

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Dom 3.10.21 (27 TO) ¿Puede el hombre expulsar a la mujer por cualquier causa?

Domingo, 3 de octubre de 2021
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1575D863-A8DD-4912-A5D0-6619A74B9DDD-576x1024Del blog de Xabier Pikaza:

Este pasaje de Mc 10, 2-12, ha sido y sigue siendo entendido y resuelto de diversas formas, personales y sociales, jurídicas e incluso dogmáticas. Aquí sólo puedo evocar sus presupuestos. ¿Puede el hombre expulsar a su mujer?

En principio, el tema no era la indisolubilidad del matrimonio, sino el poder que el marido tenía en ciertos momentos de expulsar a la mujer dándole un “libelo” (documento) de repudio, según ley (Dt 24, 1-3)

Jesús responde diciendo que éste no es asunto de ley, sino de vida: Dios ha hecho que hombre y mujer sean personas, y puedan unirse formando una carne (sarx), proyecto y camino de convivencia en amor y libertad. Lo primero no es fijar leyes, sino impulsar “convivencias”, maneras gozosas, gratuitas, fecundas de comunicación.

La ley se cumple en el amor; por eso, el hombre no puede expulsar a la mujer ni la mujer al hombre, pues ambos deben vincularse en amor, y amorosamente han buscar lo mejor, uno para el otro (juntos o por separado).

(Pero la historia real es más compleja. Así lo muestra la primera imagen: Abraham expulsa a Agar, por envidia de Sara… En la segunda imagen, tomada de mi libro sobre el tema, las dos mujeres de Abraham cabalgan sobre camellos, mientras Abraham da la mano a los dos hijos, uno de cada mujer).

Mc 10, 2-9

 Y acercándose unos fariseos, para ponerlo a prueba, le preguntaron si era lícito al varón despedir a su mujer. Y respondiendo les dijo: ¿Qué os prescribió Moisés?  Ellos contestaron: Moisés ordenó escribir un documento de divorcio y despedirla. Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón escribió Moisés para vosotros este mandato. Pero al principio de la creación Dios los hizo macho y hembra.  Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una carne.  Por tanto, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre (Mc 10, 2-9).

 Introducción 

            Mc 10, 2  afirma que los fariseos “quieren tentarle”. Esto supone, según el contexto, que ellos conoce la actitud de Jesús, que se ha opuesto al derecho que cierta “ley” concede a los varones, afirmando que ellos pueden “expulsar” a sus mujeres, con tal de darles un documento o “libelo” de repudio.  Ésta es la pregunta que Marcos  plantea en un lugar abierto, en medio de camino de Jesús, que va pasando por las fronteras entre Judea y Perea (Mc 10, 1): Los fariseos preguntan, y él responde, mostrando que su forma de actuar (¡niega a los varones el derecho de expulsar a las mujeres!) forma parte de su doctrina abierta, conocida por todos (cf. Mc 10, 2-9). El texto ofrece después una profundización eclesial, que tiene lugar en la casa, es decir, en el ámbito privado de la comunidad (10, 10-12).

Ésta es una pregunta con trampa, para tentar a Jesús (peiradsontes auton: 10, 2). Si él dice que el hombre no puede expulsar a la mujer, le acusarán de oponerse a la Escritura que lo permite (cf. Dt 24, 1.3). Por el contrario, si dicen que puede expulsarla le acusarán de laxista pues deja desamparada a la mujer. En el fondo está el hecho de que la tradicióntiende a concebir el matrimonio como un contrato de dominio: el varón adquiere a la mujer y puede repudiarla (divorciarse de ella). Parece que los fariseos tientan a Jesús, para mostrar que su ideal de fidelidad resulta imposible y que, además, va en contra de la Ley, que concede al varón el poder de “expulsar” a su mujer, dentro de un orden jerárquico donde el marido (que está arriba), puede y debe dominar a la mujer (que es inferior).

Ellos piensan así que el matrimonio debe regularse a través de una ley que está en manos del varón (no del Estado, como en tiempos posteriores), suponiendo que allí donde esa ley jerárquica pierde importancia y el varón pierde su derecho preferencial, el matrimonio quiebra y queda a merced del puro deseo cambiante de los hombres (varón y mujer); precisamente para asentarlo de manera firma, ellos reconocen al varón el poder de divorciarse. El tema no es en general el divorcio, sino si el varón (anêr) puede expulsar (apolysai), a la mujer (gynê), conforme a una la ley o concesión bíblica (Dt 24, 1-3).

Interpretación de la Escritura. La Familia en la Biblia

Los fariseos tientan a Jesús con un texto bíblico y Jesús les responde con otro más profundo, para fundamentar así el carácter básico de la fidelidad matrimonial, suponiendo que Gen 1, 27, tiene primacía sobre unas leyes posteriores que Moisés habría formulado sólo para hombres que son duros de corazón, como suponen estos fariseos que le tientan (cf. hymin: 10, 3). Jesús supera así una ley particular (restrictiva, al servicio de algunos), para buscar la voluntad original de Dios, en una línea cercana a la de Rom 5 (que pone la promesa universal de salvación antes del cumplimiento de la ley israelita).

Como buen hermenéutica, este Jesús de Marcos busca la palabra original de Dios (Gen 1-2) por encima de la ley particular y patriarcalista de Moisés (Dt 24), recuperando de esa forma el sentido de la nueva humanidad mesiánica (con un argumento paralelo al de Mc 7, 8-13). Todo nos permite suponer que esta primera respuesta ha sido formulada por el mismo Jesús:

El un plano jurídico, Jesús acepta la Ley del divorcio (Mc 10, 3-4), concedida o, mejor dicho, presupuesta por Moisés (Dt 24, 1-3), pero la interpreta como una concesión (¡Por la dureza de vuestro corazón…! Mc 10, 5), es decir, como una norma provisional, que sirve para controlar jurídicamente una situación de ruptura injusta, en un contexto de poder jerárquico, donde los más fuertes (varones) pueden controlar a sus mujeres, pero no al contrario (aunque se exigía a los varones que dieran a las mujeres divorciadas un documento de libertad y les impedía casarse de nuevo con ellas). Pues bien, a juicio de Jesús, incluso con sus atenuantes (documento de repudio, prohibición de nuevo matrimonio con las divorciadas…) esa ley refleja el duro corazón de algunos varones, su deseo posesivo, su violencia.

− Superando esa ley, Jesús apela a la fidelidad original del Dios de la alianza, que no ha rechazado a su pueblo, tal como lo prueba el texto de la creación: «Al principio (arkhê) Dios los hizo macho y hembra… de manera que no han de ser ya dos, sino una carne» (Mc 10, 6-9; cf. Gén 1, 27; 2, 24). Al citar ese pasaje, Jesús sitúa al ser humano en su mismo origen, esto es, en el lugar donde varón y mujer pueden vincularse para siempre, en igualdad (sin dominio de uno sobre otro). Por encima de una ley que reprime o regula la vida con violencia, en perspectiva de varón, Jesús apela a la experiencia originaria de varones y mujeres que celebran el amor de manera no impositivo, en fidelidad personal, retomando así el mensaje de los grandes profetas (cf. Tema 5) que habían destacado la fidelidad de Dios: Si él no expulsa a su pueblo Israel, tampoco el hombre puede expulsar a su mujer.

Esa respuesta ha vinculado dos pasajes fundamentales del principio de la Escritura, Gen 1, 27 (varón y mujer los creo) y Gen 2, 24 (de manera que no son ya dos, sino una carne), interpretando el uno desde el otro, conforme a una técnica exegética que podían emplear (y han empleado) en un plano formal diversos grupos del judaísmo de su tiempo. Pero Jesús no ha unido esos pasajes de un modo puramente formal, sino volviendo, de manera programada, al origen de la comunidad humana, entendida a partir de la unión personal del varón y la mujer, antes de toda imposición de un sexo sobre el otro, y de toda ley patriarcalista que permite a los varones el derecho al divorcio, para controlar de esa manera a las mujeres.

Al negar al varón ese derecho, Jesús quiere situar a varones y mujeres en las fuentes de la creación, tal como ha sido propuesta en la Escritura (Génesis), en línea de unión personal. En ese sentido podemos afirmar que Jesús redescubre y ratifica en su verdad más honda (en su proyecto mesiánico) aquello que un judío puede considerar como la realidad y verdad más antigua: Que hombres y mujeres puedan unirse (vincularse) en igualdad y entrega mutua, para siempre, sin dominio de uno sobre el otro. En esa línea, él vuelve a la arkhê ktiseôs (10, 6), al principio de la creación, distinguiendo, según eso, dos niveles.

‒  En el principio (Gen 1-2) está la voluntad de Dios, expresada a modo de igualdad de varón y mujer, pues ambos forman una sola carne, uniéndose así en el nivel de “las cosas que Dios ha unido” (Mc 10, 9), en clave de entrega de la vida y no de dominio o poder de unos sobre otros (en contra de Pedro, cf. Mc 8, 33). La fidelidad del Dios de la alianza (tal como aparece en los profetas de Israel) funda la alianza fiel del matrimonio, que puede compararse y se compara con el amor de de Dios por Israel (profetas) y con la entrega mesiánica de Jesús (evangelio). Es evidente que aquí no se formula de manera expresa el “fondo cristológico” del tema (como hará Ef 5, 21-33, aunque con peligro de volver a un tipo de patriarcalismo), pero ese fondo está al principio de esa unidad originaria del hombre y la mujer. Jesús se “entrega” a favor del Reino, en gesto de plena fidelidad plena; de un modo semejante han de entregarse varón y mujer, sin que el varón tenga el poder expulsar a la mujer (o viceversa).

‒  En contra de esa voluntad de Dios (que es fuente de fidelidad) se alza el deseo (=dureza de corazón) de los aquellos varones (cf. Mc 10, 5) que quieren regular por sí mismos (en casamiento y divorcio) su autoridad sobre la mujer («separando aquello que Dios ha unido»: 10, 9). Esos varones piensan al modo de los hombres, como se dice de Pedro, no al modo de Dios (cf. 8, 33). Por eso, en ese plano, Jesús supone que la misma Ley de Moisés ha de entenderse como una “concesión” (hoy se diría un mal menor), que no responde la voluntad original de Dios. Eso significa que el divorcio, en la línea de Moisés, es sólo un “mal menor”, una “excepción” (mientras dure el “mal” de los varones).

 Al interpretar la Ley de esa manera, Jesús choca con la exégesis normal de muchos escribas, pues declara que una parte de su ley (que está al fondo de Dt 24, 1-3, es creación de hombres, varones) y no expresión de la voluntad original de Dios (como Pablo ha visto de un modo más argumentativo en Gal y Rom en relación con el conjunto de la misma Ley). De todas formas, la reinterpretación (y superación) de un pasaje bíblico por (con) otro forma parte de los recursos de la exégesis judía. Por otra parte, es evidente que Jesús no propone una nueva ley matrimonial, pues en ese plano puede seguir la de Moisés o alguna otra, creada por los hombres (en clave de imposición), sino que apela a la voluntad original de Dios, entendida como revelación del sentido de la vida.

 En busca de la norma originaria.

La interpretación bíblica de Jesús es radicalmente israelita, pero va en contra del tipo de judaísmo de los fariseos (cf. Mc 10, 1-2), que aparecen aquí como tentadores, con su interpretación del divorcio. Ellos necesitan regular por ley la relación del hombre con la mujer, y así tienden a pensar, además, que entre el origen (creación) y la promulgación positiva de las leyes de Moisés existe una identidad de base. Pues bien, en contra de eso, Jesús descubre un desfase entre ambos planos, de manera que a su juicio el “judaísmo legal” (más centrado en Moisés) representa una caída respecto al origen (Génesis), donde se revela la identidad del ser humano.

No es que Jesús rechace a Moisés, pero, como otros muchos apocalípticos, él ha querido fundar la raíz de su movimiento mesiánico en un principio anterior, más allá de Moisés (e incluso de Henoc, de Matusalén o de otros patriarcas antidiluvianos), para retomar el fundamento de Adán y Eva, conforme a la misma Biblia (como hace Pablo en Rom). En ese sentido, podríamos decir que él supera la visión de un Moisés particular (con la ley concesiva de Dt 24, 1-3), para llegar al Moisés originario, que se expresa en Gen 1-2. Aquí se arraigan sus dos afirmaciones, fundadas en dos textos complementarios del principio de la Biblia, que ratifican la unión y la igualdad de varón y mujer:

‒ Según Gen 1, 27, Dios no creo al varón con poder sobre la mujer (como suponen los fariseos), sino que los creo varón y hembra (arsen kai thêly: 10, 6; cf. Gen 1, 26-27). En este contexto no se puede hablar, por tanto, de un Adam/primero y de una Eva/posterior o derivada (como podría suponer el nuevo relato de la creación, en Gen 2, 5-25), sino que ambos han surgido al mismo tiempo, como seres complementarios de una humanidad dual. Conforme a este pasaje, el anêr/varón fariseo (Mc 10, 2) no puede arrogarse el poder de expulsar a la gynê/mujer, pues ambos se hallan principio en igualdad, sin que uno pueda presentarse como superior al otro. Según eso, la superioridad del varón sobre la mujer en el caso del matrimonio va en contra del relato originario de la creación en Gen 1, 27

‒ Según Gen 2, 24, el anthropos/varón dejará al padre/madre y se unirá a su gynê/mujer y serán ambos una sóla sarx o realidad humana(Mc 10, 7-8). Pasamos así de Gen 1 (texto más sacerdotal), donde varón y mujer se hallaban juntos, desde el principio) a Gen 2 (más profético), donde parece que la historia empieza a contarse desde la perspectiva del varón/Adán, del que provendría la mujer/Eva), pero añadiendo, en ese mismo contexto, que, para realizarse en su verdad, el hombre/varón ha de “superar” su origen (padre/madre) y vincularse en unidad definitiva y concreta con su esposa (formando una sarx con ella). En esa línea, el mismo varón, que podría parecer anterior a la mujer, debe superar su origen (padre y madre), para vincularse ella de manera definitiva.

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El problema del divorcio y la bendición de los niños. Domingo XXVII. Ciclo B

Domingo, 3 de octubre de 2021
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divorcio1Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

La formación de los discípulos, a la que Marcos dedica la segunda parte de su evangelio, abarca aspectos muy diversos y no sigue un orden lógico. Si el domingo pasado se habló de amigos y enemigos, y del problema del escándalo, el evangelio de hoy se centra en el divorcio. El relato contiene dos escenas: en la primera, los fariseos preguntan a Jesús si se puede repudiar a la mujer, y reciben su respuesta (10,2-9); en la segunda, una vez en la casa, los discípulos insisten sobre el tema y reciben nueva respuesta (10,10-12). Aquí terminaría la lectura breve que permite la liturgia. La larga añade el episodio de la bendición de los niños (10,13-16), muy relacionado con lo anterior, porque mujeres y niños son los seres más débiles de la sociedad familiar. Y Jesús se pone de su parte.

El ideal inicial del matrimonio (Génesis 2,18-24)

En el Génesis, Dios no crea a la mujer para torturar al varón (como en el mito griego de Pandora), sino como un complemento íntimo, hasta el punto de formar una sola carne. En el plan inicial no cabe que el hombre abandone a su mujer; a quienes debe abandonar es a su padre y a su madre, para formar una nueva familia. Las palabras de Génesis 1,27 sugieren claramente la indisolubilidad del matrimonio: el varón y la mujer se convierten en un solo ser.

El Señor Dios se dijo:

-No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude.

Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera. Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase.

Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán. Adán dijo:

-¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón.

Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. 

La triste realidad del divorcio

De acuerdo con lo anterior, cualquier judío sabe que Dios crea al hombre y a la mujer para que se compenetren y complemen­ten. Pero también sabe que los problemas matrimoniales comienzan con Adán y Eva. El matrimonio, incluso en una época en la que la unión íntima y la convivencia amistosa no eran los valores primordiales, se presta a graves conflictos.

Por eso, desde antiguo se admite, como en otros pueblos orientales, la posibilidad del divorcio. Más aún, la tradición rabínica piensa que el divorcio es un privilegio exclusivo de Israel. El Targum Palestinense (Qid. 1,58c, 16ss) pone en boca de Dios las siguientes palabras: «En Israel he dado yo separación, pero no he dado separación en las naciones»; tan sólo en Israel «ha unido Dios su nombre al divorcio».

La ley del divorcio se encuentra en el Deuteronomio, capítulo 24,1ss donde se estipula lo siguiente: «Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa…»

Un detalle que llama la atención en esta ley es su tremendo machismo: sólo el varón puede repudiar y expulsar de la casa. En la perspectiva de la época tiene su lógica, ya que la mujer se parece bastante a un objeto que se compra (como un televisor o un frigorífico), y que se puede devolver si no termina convenciendo. Sin embargo, aunque la sensibilidad de hace veinte siglos fuera distinta de la nuestra (tanto entre los hombres como entre las mujeres), es indudable que unas personas podían ser más sensibles que otras al destino de la mujer. Este detalle es muy interesante para comprender la postura de Jesús. En cualquier caso, la ley es conocida y admitida por todos los grupos religiosos judíos. Por eso resulta desconcertante, a primera vista, la pregunta de los fariseos a Jesús.

Los fariseos y Jesús (Mc 10,2-9)

En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:

‒ ¿Le es lícito a un hombre repudiar a su mujer?

Él les replicó:

‒ ¿Qué os ha mandado Moisés?

Contestaron:

‒ Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.

5Jesús les dijo:

‒Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

Cualquier judío piadoso habría respondido: «Sí, el hombre puede repudiar a su mujer». Sin embargo, Jesús, además de ser un judío piadoso, se muestra muy cercano a las mujeres, las acepta en su grupo, permite que lo acompañen. ¿Estará de acuerdo con que el hombre repudie a su mujer? Así se comprende el comentario que añade Mc: le preguntaban «para ponerlo a prueba». Los fariseos quieren colocar a Jesús entre la espada y la pared: entre la dignidad de la mujer y la fidelidad a la ley de Moisés. En cualquier opción que haga, quedará mal: ante sus seguidoras, o ante el pueblo y las autoridades religiosas.

La reacción de Jesús es tan atrevida como inteligente. Porque él también va a poner a los fariseos entre la espada y la pared: entre Dios y Moisés. Empieza con una pregunta muy sencilla: «¿Qué os ha mandado Moisés?». Luego contraataca, distinguiendo entre lo que escribió Moisés en determinado momento y lo que Dios proyectó al comienzo de la historia humana. Al recordar «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre», Jesús rechaza de entrada cualquier motivo de divorcio.

La aceptación posterior del repudio por parte de Moisés no constituye algo ideal, sino que se debió a «vuestro carácter obstinado». Esta interpretación de Jesús supone una gran novedad, porque sitúa la ley de Moisés en su contexto histórico. La tendencia espontánea del judío era considerar toda la Torá (el Pentateuco) como un bloque inmutable y sin fisuras. Algunos rabinos condenaban como herejes a los que decían: «Toda la Ley de Moisés es de Dios, menos tal frase». Jesús, en cambio, distingue entre el proyecto inicial de Dios y las interpretaciones posteriores, que no tienen el mismo valor e incluso pueden ir en contra de ese proyecto.

Los discípulos y Jesús (Mc 10,10-12)

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:

‒Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

  Esta escena saca las conclusiones prácticas de la anterior, tanto para el varón como para la mujer que se divorcian. Las palabras: Si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio, cuentan con la posibilidad de que la mujer se divorcie, cosa que la ley judía solo contemplaba en el caso de que la profesión del marido hiciese insoportable la convivencia, como era el caso de los curtidores, que debían usar unos líquidos pestilentes. En cambio, la legislación romana admitía que la mujer pudiera divorciarse. Por eso, algunos autores ven aquí un indicio de que el evangelio de Marcos fue escrito para la comunidad de Roma. Aunque en los cinco primeros siglos de la historia de Roma (VIII-III a.C.) no se conoció el divorcio, más tarde se introdujo.

Reflexión sobre el divorcio

Cada vez que se lee este evangelio en la misa, donde los matrimonios que participan no están pensando en divorciarse, y las religiosas no pueden hacerlo, cabe pensar que podría haber sido sustituido por otro. Sin embargo, la realidad del divorcio se ha difundido tanto en los últimos años, y afecta de manera tan directa a muchas familias cristianas, que es bueno recordar el ideal propuesto por el Génesis de la compenetración plena entre el varón y la mujer. Hay motivos para que los que siguen unidos den gracias a Dios y para pedir por los que se hallan en crisis y por los que han emprendido una nueva vida.

Los niños, los discípulos y Jesús (10,13-16)

La escena anterior ha tenido lugar «en casa». Ahora se supone que han salido a la calle y ocurre lo siguiente.

Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:

-Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él.

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Si llevan los niños a Jesús para que los toque, es porque sus padres piensan que el contacto físico con un personaje religioso excepcional será beneficioso para ellos.

¿Por qué los reprenden los discípulos? ¿Porque molestan a Jesús? ¿Porque lo distraen de cosas más importantes? En el fondo, late la idea de que los niños no merecen atención.

La importancia de los niños en relación con el reinado de Dios la hemos visto en el Domingo 25, a propósito de Mc 9,36-37. A lo comentado entonces podemos añadir que en Israel se valoraba especialmente la inocencia de los niños; un midrás tardío decía que la Sekiná marchó al destierro, no con el Sanedrín ni con las secciones sacerdotales, sino con los niños (Eka Rabbati 1,6).

Al final, los padres obtienen mucho más de lo pedían. Querían que Jesús tocase a sus hijos. Él los toma en brazos y los bendice.

Reflexión sobre el bautismo de niños

Desde el siglo II hasta san Agustín se discutió acaloradamente en la Iglesia si los niños debían ser bautizados, o debía esperarse a que fueran adultos. En nuestros tiempos vuelve a plantearse el problema. Lo que no admite duda es que el niño bautizado recibe el reino de Dios como puro regalo, sin mérito alguno, por la fe de sus padres. En este sentido, es un ejemplo perfecto para quienes piensan que forman parte de Dios por sus propios méritos. Nos invitan a todos a recordar nuestro bautismo con agradecimiento y humildad.

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Domingo XXVII del Tiempo Ordinario. 03 de octubre de 2021

Domingo, 3 de octubre de 2021
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Al verlo, Jesús se enfadó”.

(Mc 10, 2-16)

El evangelio de hoy viene con un paréntesis. Hay un texto entre paréntesis que puede omitirse por razones pastorales. Sucede en más de una ocasión y es cierto que a veces el texto es muy largo pero en lugar de quitarle al evangelio podríamos acortar homilías…

Nos racionan el evangelio igual que la comunión. Las formas con las que comulgamos se parecen poco al pan que se come en una cena.

Sea como sea cuesta creer que exista alguna razón pastoral por la cual haya que omitir estos tres versículos de hoy, en un evangelio que, por otra parte, es corto.

Es cierto que parece que habla de dos temas que no tienen nada que ver. Por un lado, la obstinación de los varones con el divorcio. Por el otro, los niños que se acercan a Jesús.

Lo que hay de fondo es lo mismo: exclusión. Los varones (los judíos y los discípulos) están a favor de excluir a las mujeres, dejarlas fuera. Y los discípulos también quieren dejar fuera a los niños. Excluirlos. Impedir que toquen a Jesús.

Es la tentación del poder que nos hace creer que solo un pequeño grupo, o una sola persona es la que conoce y sabe lo que es mejor para todas las demás. A más poder, mayor tentación. Y cuántos más años se ostenta el poder más nos aliamos con él. Hasta el punto de volvernos ciegas a nuestras propias injusticias.

Todos los poderes son peligrosos pero quizá el peor de todos es el poder “religioso” que en último término nos hace creer que nuestro punto de vista es la voluntad de Dios.

Jesús no se cansó de advertirnos en este sentido: “No llaméis Padre…”, “escoged el último puesto”, “el que quiera ser el primero…” Nos sabemos de memoria las palabras de Jesús, pero aun así caemos una y otra vez.

Es muy complicado ser hermanas y hermanos, siempre buscamos algo que nos coloque en un escalafón diferente. “Que si yo llevo ya muchos años”, “que si a mí me han encargado esto…” Nos guste o no todos tenemos dentro el virus de la exclusión y más activo de lo que queremos reconocer.

Tan familiar que ni lo vemos y todos sus efectos nos parecen razonablemente justificables. Lo que en otras personas apuntamos como pecado, racismo o exclusión, cuando está en nuestro “haber” le cambiamos el nombre. Si negamos información a alguien es para su bien o por el bien de una tercera persona. Cuando no escuchamos a alguien es porque no sabe del tema.

Nuestra empatía no es tan amplia y acogedora como nos gustaría y lo más fácil es “culpar” al otro, como hacían los varones al excluir a las mujeres o como hacían los discípulos al excluir a los niños.

Oración

Trinidad Santa, no permitas que ande buscando piedras con las que castigar a las demás cuando mi pecado es el mismo. Amén.

 

 

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa 

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El matrimonio es el marco más adecuado para una plena humanización.

Domingo, 3 de octubre de 2021
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matrimoniogay1Mc 10, 2-16

Seguimos en el contexto de subida a Jerusalén y la instrucción a los discípulos. La pregunta de los fariseos, tal como la formula Marcos, no es verosímil. El divorcio estaba admitido por todos. Lo que se discutía eran los motivos que podían justificar un divorcio. En el texto paralelo de Mateo dice: ¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier motivo? Esto sí tiene sentido, porque lo que buscaban los fariseos era meter a Jesús en la discusión de escuela.

En tiempo de Jesús el matrimonio era un contrato entre familias. Ni el amor ni los novios tenían nada que ver con en el asunto. La mujer pasaba de ser propiedad del padre a ser propiedad del marido. El divorcio era renunciar a una propiedad que solo podía hacer el propietario, el marido. Querer entender el evangelio desde nuestra perspectiva actual es una quimera. Los conocimientos humanos que hoy tenemos nos obligan a otro planteamiento.

No podemos hablar hoy de matrimonio sin hablar de sexualidad; y no podemos hablar de sexualidad sin hablar del amor y de la familia. Son los cuatro pilares donde se desarrolla una verdadera humanidad. En la materia que más puede afectar al progreso de lo específicamente humano, debemos aprovechar al máximo los conocimientos de las ciencias humanas y no quedarnos anclados en visiones arcaicas, por muy espirituales que parezcan.

El matrimonio es el estado natural de un ser humano adulto. En el matrimonio se despliega el instinto más potente del hombre. Todo ser humano es por su misma naturaleza sexuado. Bien entendido que la sexualidad es algo mucho más profundo que unos atributos biológicos externos. ¡Cuánto sufrimiento se hubiera evitado y se puede evitar aún si se tuviera esto en cuenta! La sexualidad es una actitud vital instintiva que lleva al individuo a sentirse varón o mujer y le permite desplegar la naturaleza característica de cada sexo.

La base fundamental de un matrimonio está en una adecuada sexualidad. Un verdadero matrimonio debe sacar todo el jugo posible de esa tendencia, humanizándola al máximo. La capacidad humana consiste en la posibilidad de darse al otro y ayudarle a ser él, sintiendo que en ese darse, encuentra su propia plenitud. En esta posibilidad de humanización no hay límites. Es verdad que tampoco los hay al utilizar la sexualidad para deshumanizarse. La línea divisoria es tan sutil que la mayoría de los seres humanos no llegan a percibirla.

Lo importante no es el acto sino la actitud de cada persona. Siempre que se busca por encima de todo el bien del otro y es expresión de verdadero amor, la sexualidad humaniza a ambos. Siempre que se busca en primer lugar el placer personal, utilizando al otro como instrumento, deshumaniza. El matrimonio no es un estado en que todo está permitido. Estoy convencido de que hay más abusos sexuales dentro del matrimonio que fuera de él.

Hoy no tiene sentido hablar de matrimonio sin dejar claro lo que es el amor. Si una relación de pareja no está fundamentada en el verdadero amor, no tiene nada de humana. Pero lo complicado es aquilatar lo que queremos decir con amor. Es una palabra tan manoseada que es imposible adivinar lo que queremos decir con ella en cada caso. Al más refinado de los egoísmos, que es aprovecharse de lo más íntimo del otro, también le llamamos amor.

El afán de buscar el beneficio personal arruina toda posibilidad de unas relaciones humanas. Esta búsqueda del otro, para satisfacer mis necesidades, anula todas las posibilidades de una relación de pareja. Desde la perspectiva hedonista, la pareja estará fundamentada en lo que el otro me aporta, nunca en lo que yo puedo darle. La consecuencia es nefasta: las parejas solo se mantienen mientras se consiga un equilibrio de intereses mutuos.

Esta es la razón por la que más de la mitad de los matrimonios se rompen, sin contar los que hoy ni siquiera se plantean la unión estable sino que se conforman con sacar en cada instante el mayor provecho de cualquier relación personal. Desde estas perspectivas, por mucho que sea lo que una persona me está dando, en cualquier momento puedo descubrir a otra que me puede dar más. Ya no tendré motivos para seguir con la primera. También puede darse el caso de encontrar otra persona que dándome lo mismo, me exige menos.

El amor consiste en desplegar la capacidad de darse sin esperar nada a cambio. No tiene más límites que los que ponga el que ama. Aquel a quien se ama no puede poner los límites. Pero la superación del falso yo y el descubrimiento de mi auténtico ser es limitado y debo reconocerlo. Debemos tomar conciencia clara de cuál es la diferencia entre el servicio y el servilismo. Jesús dijo que tan letal es el someter al otro como dejarse someter. Si la pareja ha superado mi capacidad de aguante, debo evitar que me someta y aniquile.

Desde nuestro punto de vista cristiano, tenemos un despiste monumental sobre lo que es el sacramento. Para que haya sacramento, no basta con ser creyente e ir a la iglesia. Es imprescindible el mutuo y auténtico amor. Con esas tres palabras, que he subrayado, estamos acotando hasta extremos increíbles la posibilidad real del sacramento. Un verdadero amor es algo que no debemos dar por supuesto. El amor no es puro instinto, no es pasión, no es interés, no es simple amistad, no es el deseo de que otro me quiera. Todas esas realidades son positivas, pero no son suficientes para el logro de una mayor humanidad.

Cuando decimos que el matrimonio es indisoluble, nos estamos refiriendo a una unión fundamentada en un amor auténtico, que puede darse entre creyentes o no creyentes. Puede haber verdadero amor humano-divino aunque no se crea explícitamente en Dios, o no se pertenezca a una religión. Es impensable un auténtico amor si está condicionado a un limitado espacio de tiempo. Un verdadero amor es indestructible. Si he elegido una persona para volcarme con todo lo que soy y así desplegar mi humanidad, nada me podrá detener.

El divorcio, entendido como ruptura del sacramento, es una palabra vacía de contenido para el creyente. La Iglesia hace muy bien en no darle cabida en su vocabulario. No es tan difícil de comprender. Solo si hay verdadero amor hay sacramento. La mejor prueba de que no existió auténtico amor, es que en un momento determinado se termina. Es frecuente oír hablar de un amor que se acabó. Ese amor, que ha terminado, ha sido siempre un falso amor, es decir, egoísmo que solo pretendía el provecho personal interesado y egoísta.

Los seres humanos nos podemos equivocar, incluso en materia tan importante como esta. ¿Qué pasa, cuando dos personas creyeron que había verdadero amor y en el fondo no había más que interés recíproco? Hay que reconocer sin ambages que no hubo sacramento. Por eso la Iglesia solo reconoce la nulidad, es decir, una declaración de que no hubo verdadero sacramento. Y no hacer falta un proceso judicial para demostrarlo. Es muy sencillo: si en un momento determinado no hay amor, nunca hubo verdadero amor y no hubo sacramento.

Fray Marcos

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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El amor conyugal.

Domingo, 3 de octubre de 2021
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los_amores_oscurosMc 10, 2-16

«Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»

Sin ánimo de interpretar el texto, sino de reflexionar sobre él, vemos que la respuesta de Jesús va, como siempre, mucho más allá de la pregunta planteada: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse dándole acta de repudio a su mujer? … Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»… Tradicionalmente hemos caído en el error de pensar que Dios une por medio del sacerdote y a través del rito matrimonial, pero no es así. La unión ya existía desde mucho antes de llegar a la ceremonia, y esa unión que proclama el oficiante es en unos casos obra de Dios… y en otros no.

Dios une en el amor, y el amor conyugal es probablemente la experiencia que más nos acerca a Dios; su mejor reflejo; lo que más nos ayuda a intuir su esencia. Es por ello que esta unión siempre se ha considerado un sacramento; es decir, un hito excepcional en el encuentro con Dios. Nos equivocamos al identificar el sacramento con la ceremonia; la ceremonia es solo el signo, el sacramento es la vida en común de los esposos.

Esta unión basada en el amor es indisoluble, y el hombre no puede separarla porque es mucho más fuerte que él. Pero no debemos olvidar que el amor no es el único vínculo que lleva a una pareja al pie del altar, pues las hay que llegan unidas por el dinero, la conveniencia social, los intereses familiares o la mera atracción física… No parece que Dios haya tenido mucho que ver en ellas, y por tanto serán efímeras (a no ser que de ese primer vínculo surja el amor).

Tampoco todo lo que parece amor es amor. Muchas parejas se casan muy enamoradas y luego fracasan, y la causa está en que el enamoramiento se parece mucho al amor —Fromm lo define como una intoxicación por amor—, pero no es amor, y por tanto, no basta y produce uniones precarias… Entonces, ¿cómo distinguir el amor verdadero de lo que no lo es?

El amor se manifiesta en un deseo de la felicidad del otro, en sentirse bien si el otro está bien aun cuando esto suponga sacrificio propio. Porque amar es básicamente dar, no recibir. La esfera más importante del dar es el dar de sí mismo y cuando se da así, no se puede dejar de recibir; de hacer de la otra persona un dador, y compartir ambos la alegría de lo que han creado (Fromm).

El enamoramiento es pasión —somos pasivos ante él— y el amor es esencialmente acción, y por ello, el salto del uno al otro requiere esfuerzo, trabajo, respeto y compromiso… No es gratis, pero cuando se logra, todo esfuerzo parece poco.

Un último apunte. La Iglesia  se basa en el texto del evangelio de hoy para defender a ultranza el ideal del matrimonio indisoluble basado en el amor. Y es un ideal admirable que se funda en una de las manifestaciones humanas más positivas y humanizadoras como es el amor conyugal. Pero un ideal es un ideal, y no es bueno convertirlo en una exigencia cuya quiebra lleve aparejada un alejamiento de Dios y de la Iglesia.

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Igualdad del hombre y la mujer.

Domingo, 3 de octubre de 2021
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NO VIVIMOS EL PLAN DE DIOS DESDE LA CREACIÓN Y ASÍ NOS VA

Vaya por delante que es únicamente por el compromiso adquirido con Fe Adulta de comentar la liturgia de este domingo, que me dispongo a escribir unas letras porque si por mí fuera, no gastaría ni tinta ni esfuerzo en comentar unas lecturas en las que tenemos que emplear un montón de tiempo en explicar lo que no quieren decir, y entresacar el auténtico mensaje de liberación y de vuelta a los orígenes al principio de la Creación.

Por eso, resulta muy doloroso, y quienes establecen los textos bíblicos para las lecturas litúrgicas tendrían que saberlo, volver una y otra vez a escuchar esos pasajes que no nos proporcionan un juicio moral de Jesús ante situaciones como el divorcio, porque ese no era en ningún momento su propósito, y sin embargo nos vuelven a recordar que no vivimos el ideal por el que fuimos creados: la igualdad, la mutualidad, la complementación entre los sexos.

La cuestión del evangelio del domingo se centra en la pregunta con doble intención por parte de los fariseos a Jesús sobre si le está permitido al marido repudiar a la mujer. ¿Por qué le hacen esa pregunta si saben que la ley mosaica lo permite? ¿Qué quieren, que Jesús diga que no, y “pillarle” contradiciendo la ley de Dios dada a Moisés?

Para darles respuesta Jesús se remonta al Génesis (parte del texto que se nos presenta como primera lectura de la liturgia de hoy) Gn 2: 18-24. “Dios los hizo varón y hembra por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y serán los dos un solo ser; de modo que ya no son dos, sino un solo ser”.

Por lo obstinados que sois”… les dice Jesús os dejó escrito Moisés ese mandamiento. El plan de Dios era otro muy distinto…pero el egoísmo, la búsqueda de placer instantáneo, la falta de compromiso real en una relación de amor maduro lleva a “destrozar” la vida de tantas mujeres que a lo largo de la historia han sido y siguen siendo tratadas como objetos.

Jesús, con su predicación del Reino de Dios, cimienta las relaciones humanas en el amor, en el entendimiento mutuo, en el respeto y en el servicio bien entendido. Precisamente Jesús nos presenta a un Dios Abba que está por encima de la ley y los preceptos: la ley mata, el espíritu da vida.

Resulta imposible reconciliar el Dios ley y el Dios Abba de Jesús. Son dos lenguajes tan diferentes, dos experiencias tan distintas que solo pueden llevar al conflicto.

¿Buscamos en Jesús respuestas a cuestiones concretas que tienen que ver con las decisiones morales? Jesús apela a nuestra conciencia, a nuestra dignidad, de manera personal. No hay una ley que aplique a todos los casos por igual.

Y además, ¿cómo vamos a entender esa pregunta hoy cuando en aquellos tiempos la mujer era vista como propiedad del marido, su alianza de matrimonio era algo acordado entre dos varones: él y el padre de la novia? Se podía deshacer de ella como quien se deshace de algo que ya no le sirve. ¿Cómo podemos usar este texto para decir que en nuestra religión no aceptamos el divorcio? ¿Tenía entonces la mujer alguna posibilidad de romper el compromiso con su marido?

Recientemente, ante la noticia de la vuelta de los talibanes al gobierno de Afganistán después de tantos años de guerra, el mundo occidental se ha puesto en pie y reaccionamos entre otras cosas a su “maltrato y abuso” de las mujeres.

Las mujeres estamos cansadas de tener que defender nuestros derechos con respecto a los varones en múltiples áreas de nuestras vidas y cómo no, en la iglesia católica. Sí, puntualizo en la iglesia católica, porque otras iglesias cristianas hace tiempo que se han dado cuenta de que el patriarcado ha dominado durante demasiados siglos nuestras culturas y también ¡cómo no!, nuestra manera de hacer iglesia. No es que otras comunidades lo tengan ya todo conseguido, pero desde luego sus decisiones responden más a los signos de los tiempos que las nuestras.

No podemos admitir en pleno siglo XXI que las mujeres sigamos sufriendo el “dominio” de los varones. Sin embargo, nos deberíamos preguntar en nuestras comunidades cristianas, ¿cómo vivimos la igualdad, la mutualidad, la paridad entre mujeres y hombres? ¿Se hace real el mensaje de Jesús de liberación de cargas culturales, religiosas, tradiciones en lo que se refiere a los ministerios, las tomas de decisiones? LAS MUJERES DECIMOS QUE NO. El plan de Dios desde el principio de la creación no lo vivimos… y así nos va.

Carmen Notario, SFCC

Fuente espiritualidadintegradoracristiana.es

Fuente Fe Adulta

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La verdad, realidad y tarea.

Domingo, 3 de octubre de 2021
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66800546-02F8-4F14-9CF2-87DC5F4D3E83Domingo XXVII del Tiempo Ordinario

3 octubre 2021

Mc 10, 2-16

Suele ser habitual que los seguidores de una religión –en particular, de las llamadas “religiones del libro” o teístas– absoluticen los textos fundantes de la misma. El motivo es creer que tales textos provienen directamente de Dios mismo. El riesgo grave –dejando aparte las peleas internas motivadas por la existencia de interpretaciones diferentes– es caer en algún tipo de fundamentalismo que pretende someter la realidad presente a la exigencia de aquellos textos, erigidos en criterio absoluto de juicio.

En realidad, el riesgo es triple: en primer lugar, porque el fundamentalismo ignora en la práctica el cambio social y cultural, con las consecuencias que ello implica. En segundo lugar, porque exige una heteronomía que puede llegar a ser alienante, al promover la adhesión a unas creencias, en lugar de estimular la búsqueda autónoma que responda lo más adecuadamente posible a cuestiones presentes. Y, en tercer lugar, porque esa misma adhesión previa a unos textos concretos actúa como factor de separación e incluso de enfrentamiento con otras personas y grupos que no comparten su creencia.

Solo una actitud fundamentalista puede sostener la pretensión de hablar sobre cuestiones como el divorcio o la homosexualidad a partir de textos de hace dos mil años. Desde ella, los exegetas -o “interpretadores” de los textos- se enzarzan en discusiones tan estériles como interminables.

La verdad no cabe en la mente… ni es posible encerrarla en ningún texto escrito, por más que se proclame “revelado”. Esa es nuestra paradoja: somos verdad, pero no podemos poseer la verdad. El mismo Jesús, hombre sabio, dijo “Yo soy la verdad”, pero nunca dijo “Yo tengo la verdad”. Y eso es aplicable para todos nosotros: nuestra identidad profunda es verdad, bondad y belleza, una con todo lo que es; pero, en el día a día, hemos de ir “construyendo” -o descubriendo- la verdad en todo nuestro mundo personal. Por lo que, cuanto más en conexión vivamos con nuestra identidad profunda -en el silencio de la mente pensante-, más estaremos posibilitando que la verdad se abra camino a través de nuestra persona. A más identificación con el ego, más ignorancia y confusión; a más desidentificación, más verdad.

Por todo ello, frente al fundamentalismo y su pretensión de poseer la verdad, no encuentro palabras más sabias que las del poeta Antonio Machado: “¿Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”.

¿Soy capaz de cuestionar todas mis construcciones mentales?


Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

 

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¿Y qué es lo que Dios ha unido?

Domingo, 3 de octubre de 2021
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hqdefaultDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

  1. Afectividad – sexualidad.

Todos los humanos, hombres y mujeres, casados y célibes, quedamos emplazados en la vida ante estas cuestiones del amor, afectividad, sexualidad, amistad, familia, etc. Todos vivimos obligados a tomar decisiones ante la experiencia fundamental del amor-afectividad. Esta cuestión es de tal calado que de ella depende el equilibrio, la madurez y la felicidad de cada persona.

El amor es el campo donde más se sufre, se goza, se fracasa y también se realiza la persona humana.

  1. Ha cambiado mucho la sociología de la sexualidad y del matrimonio.

En 2019 se celebraron 165.578 bodas en toda España. 129.240 fueron civiles.

El 80 % de los matrimonios celebrados en España son civiles. (En el País Vasco el número de matrimonios civiles alcanza el 87,4%) Por tanto, solamente el 20% de los matrimonios son canónicos.

Por otra parte, en el plano de la sexualidad, afectividad, etc. estamos viviendo notables cambios culturales y sociológicos que -según me parece- no están del todo resueltos:

  • o El gran movimiento feminista está haciendo que el papel de la mujer haya cambiado y mejorado notablemente en la sociedad: en cuanto a respeto hacia su dignidad, trabajos y competencias fuera del hogar, fuente de economía. Esto planteará otros problemas, como cuál sea el·”rol” de hombre y mujer, ¿quién cuida los hijos? (¿terminarán en casa de ó con los abuelos?)
  • o La familia era amplia en la sociedad rural: en el caserío, en el pueblo rural las familias tenían muchos miembros, hijos, nietos, algunos tíos que quedaban “descolgados”. Hoy la familia es “mínima”, los pisos no tienen ni la amplitud del caserío, ni la vida más sencilla del mundo rural. El consumismo tampoco permite tener muchos hijos.
  • o La concepción de la sexualidad hoy en día es muy diversa a la que tradicionalmente hemos conocido: homosexualidad, transexualidad, etc. / LGBT es la sigla compuesta por las iniciales de las palabras Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero. Esta visión de la swexualidad “está ahí” en la sociedad, no sé si bien o mal resueltas.
  1. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

    Recojamos las palabras de Jesús: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Bueno pero ¿qué es lo que Dios ha unido? Entendemos que Dios ha unido en amor a dos personas que se quieren.

Pero, ¿Qué hacer cuando -por las razones que fueren- desaparece el amor y no se quieren? No quedan sino los papeles, “papel mojado” decimos en castellano. Y Dios no mantiene una unión, que ya no es unión. Dios no pretende una unión meramente legal, unos papeles firmados, una “unión” que en muchos casos es un infierno. Dios no quiere infiernos para nadie.

Infidelidades profundas, desavenencias, enfermedades ocultas, conflictos, interferencias familiares, etc. pueden hacer que un matrimonio sea ya inviable.

Al menos la Iglesia debiera mostrarse comprensiva y bondadosa con quienes han visto fracasar su amor.

  1. Tras un accidente, todo el mundo tiene derecho a curarse.

    Tras un fracaso, tras una ruptura matrimonial, todo el mundo tiene derecho a recomponer y reestructurar su vida. Los separados / divorciados también. Y en el plano eclesial pastoral los divorciados / separados merecen un trato, un tratamiento mejor que el que la Iglesia les da.

El papa Francisco es muy consciente de ello:

“A veces la separación puede incluso ser moralmente necesaria cuando se intenta proteger al cónyuge más débil o a los hijos más pequeños de las heridas causadas por la prepotencia, la violencia, la humillación, la extrañeza y la indiferencia”. (24.06.2015)

Pero no se han dado más pasos. Francisco lo tiene muy difícil para reformar esta y otras cuestiones

En todo caso, no seamos legalista ni en esto ni en nada y tengamos siempre misericordia con quien se ha divorciado o ha fracaso en su vida afectiva, matrimonial.

  1. Frivolidad y fidelidad.

    Los criterios y esquemas de vida con los que funcionamos tampoco ayudan mucho a pensar y preparar matrimonios y familias.

La confusión entre placer y felicidad, entre erotismo y amor, el desajuste entre eros y ágape, el deseo de una vida cómoda, rápida, etc. no contribuyen a una madurez personal y convivencial.

No todo en la vida es de color de rosa, ni es todo sencillo y feliz. La vida tiene momentos y etapas de esfuerzo y sufrientes. La convivencia es hermosa y dura al mismo tiempo. ¿Dónde y en qué pueblo, familia, comunidad, parroquia, etc. no hay discrepancias, conflictos y sufrimiento?

La vida es placer y muerte: eros y thanatos, decía Freud.

    En una sociedad tan erotizada, que vive o propone como “paraíso terrenal” casi exclusivamente el eros, es muy difícil ¿imposible? que se pueda vivir una madurez afectiva.

    Por otra parte quizás hemos olvidado la fidelidad, la lealtad a los compromisos adquiridos en la vida con nosotros mismos y con las personas: compromisos de matrimonio, de vocación, de responsabilidades, de fidelidad a los talentos que Dios nos ha dado.

    El ágape, el amor la entrega y la donación personal enmarca bien la amistad y el eros.

    Los divorcios y separaciones quizás disminuyan en la medida que el amor (ágape) forme parte también de la vida.

Permanezcamos en el amor

y que lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

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