Un tribunal de Japón declara inconstitucional la prohibición del matrimonio entre personas de mismo sexo
El 70% de la población japonesa apoya el matrimonio homosexual
El Tribunal de Distrito de Fukuoka, en Japón, dictaminó el jueves que no permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo era “inconstitucional”, en una complicada sentencia que no cumplió las expectativas de los activistas por la igualdad matrimonial.
La sentencia se produjo una semana después de que otro tribunal de distrito declarara inconstitucional no permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, reforzando las esperanzas de la comunidad LGBTQ en Japón, única nación del Grupo de los Siete sin protección legal para las uniones entre personas del mismo sexo.
En Japón se han dictado ya cinco sentencias sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, dos de ellas declarando inconstitucionales las prohibiciones y una declarando que no lo son. Una sentencia dictada en Tokio confirmó la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero declaró que la falta de protección jurídica de las familias homosexuales viola sus derechos humanos.
Un abogado de los demandantes dijo que aún se estaban verificando los detalles de la sentencia, pero que creía probable que fuera similar a la del tribunal de Tokio. Cuando se dictó, los activistas vieron esa sentencia como un paso adelante.
Los sondeos de opinión muestran que cerca del 70% de la población apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero el partido conservador del Primer Ministro Fumio Kishida se opone.
En febrero, Kishida despidió a un ayudante después de que desatara la indignación al afirmar que la gente huiría de Japón si se permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo y que él no quería vivir junto a parejas de lesbianas, gays, bisexuales o transexuales.
Kishida no se ha pronunciado sobre la cuestión a pesar de la fuerte presión ejercida por otros países del G7, especialmente Estados Unidos, en vísperas de la cumbre de líderes del G7 celebrada en Japón el mes pasado.
Los principales grupos de presión empresariales han pedido un cambio, argumentando que sin diversidad, incluidos los derechos LGBTQ, la tercera economía del mundo no seguirá siendo competitiva a escala mundial.
Más de 300 municipios de todo Japón, que cubren aproximadamente el 65% de la población, permiten a las parejas del mismo sexo suscribir acuerdos de unión, pero sus derechos son limitados. Las parejas no pueden heredar los bienes del otro ni tener derechos parentales sobre sus hijos, y las visitas al hospital no están garantizadas.
El gobierno de Kishida prometió aprobar una ley que promoviera la “comprensión” de las personas LGBT antes de la cumbre, pero la oposición de los conservadores la retrasó tanto que es probable que una versión suavizada se someta a votación la próxima semana.
Derechos LGTBI+ en Japón
Aunque las relaciones sexuales homosexuales son legales en Japón desde 1880, el estigma social hace que muchos no salgan del armario ni siquiera ante sus familias.
Algunos miembros del mundo empresarial afirman que las normas japonesas que no permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo perjudican la ventaja competitiva del país, al dificultar que las empresas, especialmente las extranjeras, atraigan y conserven mano de obra altamente cualificada en una economía cada vez más internacional.
Varias empresas han tomado sus propias medidas para sortear la situación, tanto las internacionales como las japonesas, como Panasonic. Pero hay límites. “Para las cosas que forman parte del sistema nacional, como las pensiones, no hay nada que puedan hacer”, dijo Masa Yanagisawa, jefe de Servicios Primarios de Goldman Sachs Japón y miembro de la junta directiva de Matrimonio para Todos Japón. “Todos los demás países avanzados lo tienen, por lo que Japón saldrá perdiendo competitivamente. Además, está el hecho de que la gente no puede ser quien es. Se convierte en algo bastante crítico para el negocio”.
Aunque Japón carece de matrimonio igualitario, varias ciudades han aprobado la inclusión de parejas del mismo sexo en los registros de uniones de hecho. La primera administración japonesa lo hizo fue el distrito tokiota de Shibuya, seguido del de Setagaya. Posteriormente se les unieron las ciudades de Iga, en la prefectura de Mie, y Takarazuka, en Hyogo. En febrero de 2017 y en abril de 2018, respectivamente, Sapporo y Fukuoka se convertían en las primeras grandes ciudades en aprobar las uniones de hecho para las parejas del mismo sexo.
Los resultados de una encuesta realizada en el país nipón a finales de 2015 constatan que un 51% de la ciudadanía sería partidaria de la aprobación del matrimonio igualitario. Una gran evolución, teniendo en cuenta que hasta épocas recientes la homosexualidad era un tema tabú en la sociedad japonesa. Otro importante reconocimiento llegaba en julio de 2016, cuando el ministerio de Trabajo incluía la discriminación hacia empleados LGTB como una forma de acoso sexual. Estaremos pendientes sobre cualquier movimiento que suponga un avance hacia la igualdad en el acceso al matrimonio.
La ciudad de Iga (que ronda los 95.000 habitantes, en la prefactura de Mie) se convertía en diciembre de 2015 en el cuarto municipio japonés en abrir a las parejas del mismo sexo la posibilidad de unirse civilmente. Aunque en Japón, como decíamos, tampoco se ha aprobado todavía el matrimonio igualitario, varias ciudades han tomado la delantera, aprobando la inclusión de parejas del mismo sexo en los registros de uniones de hecho.
La primera administración japonesa que anunció la apertura de uniones civiles entre parejas de gais y lesbianas fue la de Shibuya (un distrito especial de Tokio). Por su parte, Setagaya (como Shibuya, otro de los 23 distritos que conforman la municipalidad metropolitana de Tokio) secundaba poco después la iniciativa y se convertía en el segundo territorio japonés en ponerla en marcha.
Asimismo, en la ciudad de Takarazuka, en la prefectura de Hyogo, se iniciaba el pasado mes de junio la expedición de certificados de asociación a las parejas homosexuales. A diferencia de lo que ocurre en Shibuya, los registros de parejas de hecho en Takarazuka y Setagaya no exigen a las empresas privadas que reconozcan a las parejas homosexuales.
Los resultados de una encuesta realizada en el país nipón a finales de 2015 constatan que un 51% de la ciudadanía sería partidaria de la aprobación del matrimonio igualitario. Una gran evolución, teniendo en cuenta que hasta épocas recientes la homosexualidad era un tema tabú en la sociedad japonesa. Otro importante reconocimiento llegaba en julio de 2016, cuando el Ministerio de Trabajo de Japón incluía la discriminación hacia empleados LGTB como una forma de acoso sexual.
A principios de este año, la ciudad japonesa de Chiba otorgó reconocimiento oficial a las parejas del mismo sexo. La ciudad emitió certificados a cuatro parejas del mismo sexo en enero, según el periódico japonés The Mainichi. Los documentos permitirán a las parejas acceder a muchos de los derechos de que disfrutan las personas casadas, como poder solicitar una vivienda pública como pareja y visitar a sus seres queridos en el hospital. La ceremonia en Chiba fue organizada por el alcalde Toshihito Kumagai, quien les dijo a las parejas: “Les deseo la felicidad de convertirse en mejores socios.” Chiba es la última gran ciudad del país en reconocer a los parejas queer, después de que Fukuoka instituyera el reconocimiento legal el año pasado.
Aunque ningún país asiático ha aprobado por el momento el matrimonio igualitario, la situación del colectivo es diametralmente opuesta en los distintos países del continente. Japón y Taiwán furon pioneros en experimentar avances locales en el reconocimiento de las parejas del mismo sexo (aunque Taiwán está tomando la delantera, a pesar del escoyo de los grupos religiosos). Sin embargo, en algunos como Malasia, Brunéi o la India, , entre otros, las personas LGTB son víctimas de la homofobia de estado y la intransigencia social. Por el contrario, además de Taiwán y Japón, otros países como Vietnam van posicionándose en líneas más aperturistas e igualitarias (si bien no al ritmo que cabría desear).
Fuente Agencias/Cristianos gays
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