Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Dios’

Vivir el misterio de la Eucaristía

Lunes, 19 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Vivir el misterio de la Eucaristía

IMG_6907La reflexión de hoy es de Liam Myers (él), escritor independiente, profesor adjunto de estudios religiosos en la Universidad de Iona, New Rochelle, Nueva York, y miembro de Catholic Worker Maryhouse en Nueva York.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el vigésimo domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

El haberme criado como católico me enseñó la importancia de ir a misa los domingos. De niño no siempre prestaba mucha atención, a menudo fantaseaba durante el sermón o pintaba en el banco de la iglesia, pero siempre sabía que algo importante estaba sucediendo cuando el sacerdote cantaba “El misterio de la fe” y respondíamos con “Proclamamos tu muerte, Señor, y profesamos tu resurrección, hasta que vengas”. Poco después de ese momento, me ponía en fila para recibir el cuerpo de Cristo, junto con el resto de la congregación.

En la lectura del evangelio de hoy, Jesús explica a las multitudes que su ministerio culmina en la entrega de su carne y sangre por la vida de quienes comen y beben de ella. En esencia, Jesús estaba describiendo el propósito de la Eucaristía que ahora celebramos. Jesús enseña que este sacramento es un encuentro íntimo en el que nos “alimentamos de la carne” que Él ofrece. Para mí, las palabras de Jesús son misteriosas, trascendentes y, en última instancia, poéticas.

Mary Oliver describe al poeta como alguien que “se encuentra entre dos cosas maravillosas y complejas: una experiencia y el deseo de contarla con la mejor conjunción de palabras posible”. En el evangelio de hoy, Jesús está claramente en esta situación, ya que anhela describir a quienes lo aman la suma importancia de celebrar juntos esta santa cena. Me pregunto qué sucedería en nuestra iglesia si tomáramos la lectura del evangelio de hoy no como un modelo para la doctrina, sino como una invitación a una experiencia.

20140618114901Los estudiosos señalan que la historia del milagro de los panes y los peces precede casi inmediatamente a esta historia en la narrativa del Evangelio. Debemos contextualizar la lectura del Evangelio de hoy, ya que la ubicación muestra cuán crucial fue para la gente experimentar la fiesta antes de que se la explicaran. Así también, nuestra experiencia de y con este sacramento viene antes de nuestra comprensión del mismo.

Pero esta relación recíproca de experiencia y comprensión no debe terminar dentro de nuestros propios cuerpos cuando recibimos el cuerpo de Jesús. En lugar de dejar que la fiesta termine en la iglesia, o simplemente observar o ver la Eucaristía desde lejos, debemos permitir que este encuentro continuo nos transforme activamente. Para tomar en serio las palabras de Jesús, sabemos que comer el cuerpo de Cristo significa compartir este cuerpo e invitar a otros a esta plenitud de vida.

Para recibir el Pan de Vida que Jesús ofrece, debemos estar en sintonía con nuestro yo más íntimo y con las experiencias que conducen a una autocomprensión más profunda. Este proceso implica humillarnos para reconocer que nosotros, como hechos a imagen de Dios, también estamos llenos de misterio. Nuestra propia esencia, al igual que la de Dios, no se puede precisar, nombrar o describir con claridad fácilmente.

Para las personas LGBTQ+, este proceso es especialmente difícil ya que vivimos dentro de una cultura y una iglesia que colocan binarios en torno al género y la expresión sexual. Estas restricciones dificultan que todos y cada uno vivamos en su totalidad, los seres que Dios nos creó para ser. Sin embargo, cada uno de nosotros tiene un espacio de intersección dentro de sí mismo donde encontramos el misterio de nuestra fe. Como dijo Jesús:El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”.

Este espacio, donde Jesús permanece en nosotros y nosotros en Él, nos permite experimentar el amor que Él tiene por nosotros y, a su vez, hacer resplandecer ese amor. Es en este espacio donde nos sintonizamos con nuestra vocación, la expresión de Dios que resplandece ante el mundo. También debemos crecer y aprender con nuestras comunidades a lo largo del camino, mientras cultivamos este espacio interior.

He encontrado este espacio no en el ámbito físico, sino en momentos en los que me he sentido en sintonía con mi identidad y la presencia de Jesús en el mundo. Estas experiencias han ocurrido a menudo fuera de la liturgia, pero a su vez me permiten participar más profundamente en la Eucaristía. Permítanme compartir con ustedes un par de experiencias recientes para ilustrar esto.

Hace un par de semanas, cuando iba en bicicleta a Misa, me encontré junto a un automóvil durante unas cuadras. El conductor estaba escuchando “Nothing Compares” de Sinéad O’Connor, lo suficientemente alto como para que yo también pudiera escuchar mientras pedaleaba. Acababa de aprender más sobre Sinéad, sobre sus incansables esfuerzos por elevar y hablar al sufrimiento del mundo a través de su música. Claramente estaba en contacto con el amor de Dios y luchaba constantemente por hacerlo. Mientras escuchaba la canción y al conductor cantando, experimenté una alegría que me llevó a reflexionar más sobre cómo compartir una honestidad tan cruda y cómo decir la verdad con tanta claridad, como lo hizo Sinéad a lo largo de su vida.

En un segundo ejemplo, este verano he estado ayudando a cultivar un hermoso jardín en el cálido techo de Maryhouse, una comunidad de Catholic Worker en Nueva York. Tengo la alegría de regarlo y cosecharlo para agregarlo a las comidas que cocinamos para servir a la comunidad local. Me sorprende cada vez que veo que un tomate se ha vuelto verde, o que hay más col rizada lista para cosechar, o me entero de que lo que antes pensaba que era mala hierba es en realidad una verdura deliciosa. Mientras cuido el jardín, él también me cuida a mí al brindar abundancia para que nuestra comunidad la tome y la coma. Aquí también, a través del jardín, soy testigo de que Jesús permanece dentro de mí y yo en Él.

Si bien tal vez nunca podamos “entender” completamente la Eucaristía, ciertamente podemos vivir en el misterio de Cristo al estar en contacto con el misterio dentro de nosotros mismos y dentro del mundo.

—Liam Myers, 18 de agosto de 2024

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

“Comulgar con Jesús”. 20 Tiempo Ordinario – B (Juan 6,51-58)

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en “Comulgar con Jesús”. 20 Tiempo Ordinario – B (Juan 6,51-58)

20_TO_B«Dichosos los llamados a la cena del Señor». Así dice el sacerdote mientras muestra a todo el pueblo el pan eucarístico antes de comenzar su distribución. ¿Qué eco tienen hoy estas palabras en quienes las escuchan?

Muchos, sin duda, se sienten dichosos de poder acercarse a comulgar para encontrarse con Cristo y alimentar en él su vida y su fe. Bastantes se levantan automáticamente para realizar una vez más un gesto rutinario y vacío de vida. Un número importante de personas no se sienten llamadas a participar y tampoco experimentan por ello insatisfacción alguna.

Y, sin embargo, comulgar puede ser para el cristiano el gesto más importante y central de toda la semana, si se vive con toda su expresividad y dinamismo.

La preparación comienza con el canto o recitación del padrenuestro. No nos preparamos cada uno por nuestra cuenta para comulgar individualmente. Comulgamos formando todos una familia que, por encima de tensiones y diferencias, quiere vivir fraternalmente invocando al mismo Padre y encontrándonos todos en el mismo Cristo.

No se trata de rezar un «padrenuestro» dentro de la misa. Esta oración adquiere una profundidad especial en este momento. El gesto del sacerdote, con las manos abiertas y alzadas, es una invitación a adoptar una actitud confiada de invocación. Las peticiones resuenan de manera diferente al ir a comulgar: «danos el pan» y alimenta nuestra vida en esta comunión; «venga tu reino» y venga Cristo a esta comunidad; «perdona nuestras ofensas» y prepáranos para recibir a tu Hijo…

La preparación continúa con el abrazo de paz, gesto sugestivo y lleno de fuerza, que nos invita a romper los aislamientos, las distancias y la insolidaridad egoísta. El rito, precedido por una doble oración en que se pide la paz, no es simplemente un gesto de amistad. Expresa el compromiso de vivir contagiando «la paz del Señor», curando heridas, eliminando odios, reavivando el sentido de fraternidad, despertando la solidaridad.

La invocación «Señor, yo no soy digno…», dicha con fe humilde y con el deseo de vivir de manera más fiel a Jesús, es el último gesto antes de acercarnos cantando a recibir al Señor. La mano extendida y abierta expresa la actitud de quien, pobre e indigente, se abre a recibir el pan de la vida.

El silencio agradecido y confiado que nos hace conscientes de la cercanía de Cristo y de su presencia viva en nosotros, la oración de toda la comunidad cristiana y la última bendición ponen fin a la comunión. ¿No se reafirmaría nuestra fe si acertáramos a comulgar con más hondura?

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”. Domingo 18 de agosto de 2024. Domingo 20º ordinario

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en “Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”. Domingo 18 de agosto de 2024. Domingo 20º ordinario

46-ordinarioB20 cerezoDe Koinonia:

Proverbios 9,1-6: Comed de mi pan y bebed el vino que he mezclado:
Salmo responsorial: 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Efesios 5,15-20: Daos cuenta de lo que el Señor quiere.
Juan 6,51-58: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

Esta primera lectura de hoy es como un anuncio de lo que Jesús, sabiduría del Padre, va a decir en el evangelio que leemos en este domingo. Jesús, Sabiduría encarnada, ha preparado para nosotros su banquete, ha mezclado el vino, y ha puesto la mesa eucarística, y despacha a sus evangelizadores a todos los sitios a invitar a las gentes a su Eucaristía. Y nos sigue diciendo a todos nosotros: «vengan a comer mi pan». El pan y el vino que la sabiduría ofrece, son el pan y el vino que nos ofrece Jesucristo, Sabiduría eterna, son su Cuerpo y su Sangre. En estos pocos renglones es fácil descubrir la figura de Cristo. La Sabiduría es figura y representación del Hijo de Dios. En el evangelio de San Mateo (22,4) se leen unas palabras de Jesús muy parecidas a estas: «»vengan, que mi banquete está preparado». Este banquete es para todos, para sabios e ignorantes, para prudentes e imprudentes. Es lo que dirá San Bernardo: «si eres imprudente, acércate al que es Fuente de toda Sabiduría, y El te dará la prudencia que necesitas». Para algunos parece que la vida no nos hubiera enseñado nada. Como que no somos capaces de sacar lecciones de nuestras amargas experiencias. No saber sacar lecciones provechosas de las experiencias de la vida es la «inexperiencia». La lectura de hoy nos invita a dejar la inexperiencia y a adquirir la «prudencia», que es la virtud por medio de la cual cuando tenemos que escoger entre dos cosas, escogemos la que mejor nos aproveche para nuestra vida. Los entendidos dicen que por inexperiencia se entiende aquí el no saber gobernar y dirigir la propia vida.

En la segunda lectura de hoy encontraremos una frase muy parecida a esta que acabamos de comentar en el libro de los Proverbios, cuando la carta a los Efesios nos invita a no ser insensatos, sino sensatos. Este texto distingue tres exhortaciones. La primera se concreta en una doble llamada a aguzar la inteligencia para orientar la propia vida como corresponde al momento especial que se está viviendo y que, por el hecho mismo de poder vivirlo es de suyo el mejor. Lo que debe preocupar al cristiano es en realidad saber en cada momento, y en medio de la maldad dominante, qué es lo que Dios quiere realmente de él. La segunda exhortación es concreta: no emborracharse. Refleja las llamadas de los sabios a tener cuidado con el vino, pero también puede ser que se piense en los cultos paganos a Dionisios, donde el vino era el medio para unirse más estrechamente a la divinidad. Por último, la exhortación es a la alabanza, que el creyente debe dirigir siempre a Dios Padre en nombre del Hijo y a impulsos del Espíritu, y con sentimientos de gratitud por todos sus dones.

Juan desarrolla el tema de la «incomprensión» para adentrarnos de forma didáctica en el conflicto entre los practicantes de la religión judía y los cristianos. La eucaristía desató sospechas entre israelitas, romanos y griegos. No podían entender como una comunidad de creyentes podían celebrar con gozo y entusiasmo la muerte de su Señor y Maestro. Sin embargo, lo que en realidad no entendían era el misterio pascual. Jesús había resucitado, superando el cerco de una muerte violenta e injusta, y ahora vivía en medio de sus seguidores. Él se había convertido en principio de vida para aquellos que yacían inermes bajo la opresión de una religión agobiada por un sinnúmero de preceptos o por una religión que adoraba al déspota de turno. La presencia de Jesús liberaba a sus seguidores del caos informe de religiones mistéricas que abundaban en el mundo antiguo y de las rígidas disposiciones de una religión étnica.

Jesús era el pan vivo, bajado del cielo, para alimentar a una muchedumbre que añoraba una vida de paz y plenitud. Para ellos la verdad no residía en un sistema abstracto de proposiciones o en la adecuación lógica de la ideología a la realidad. Para ellos la verdad era una praxis de vida que transformaba al ser humano y lo habilitaba para vivir en comunión con sus congéneres y con el universo.

Hace unos meses, José Antonio Pagola, reconocido especialista en cristología, se publicaba estas reflexiones en torno a la eucaristía:

Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad de Jesús.

Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa «se pierda» sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y dolor?

La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las comunidades, pero ¿podrá la misa seguir viva solo a base de medidas protectoras que aseguren el cumplimiento del rito actual?

Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?

Reflexiones para hacer nos pensar a todos, principalmente a los responsables de la inmovilidad de la liturgia de la Iglesia. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

El sagrario somos nosotros. Domingo 20. Ciclo B

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en El sagrario somos nosotros. Domingo 20. Ciclo B

IMG_6872Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Un final duro y sorprendente (Evangelio: Juan 6, 51-58)

        Llegamos al final del discurso del pan de vida. El domingo pasado, Jesús terminó diciendo: «Yo soy el pan del cielo…  el pan que yo daré es mi carne». Como en las series de televisión, el pasaje de hoy comienza repitiendo ese final, para recordarnos dónde estamos y entender la reacción de los judíos: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Es la pregunta que se haría cualquier persona normal, incluso la predispuesta a favor de Jesús. Pero él no responde a esta pregunta. Los oyentes o lectores cristianos del discurso saben la respuesta: no se trata de comer un trozo del cuerpo de Jesús, sino de comer el pan eucarístico. Pero el autor del cuarto evangelio no lo dice, prefiere que el lector experimente la misma duda que los judíos.

            En una lectura precipitada, parece que esta última parte del discurso no ofrece ninguna novedad, que se limita a repetir la promesa de la vida eterna para quien coma «el pan que ha bajado del cielo».

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». Los judíos discutían entre ellos: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. Como el Padre que me ha enviado vive y yo vivo por el Padre, así el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que comieron los padres, y murieron. El que come este pan vivirá eternamente».

Sin embargo, hay aspectos nuevos e importantes.

  1. Beber la sangre. Hasta ahora, solo se ha hablado del pan. En esta sección final se hace referencia cuatro veces a la sangre, verdadera bebida, igual que el pan es verdadera comida. Dado la relación del discurso con la eucaristía, esta referencia era imprescindible. La iglesia primitiva siempre recordó el doble gesto de Jesús durante la última cena: al comienzo, partiendo el pan; al final, bendiciendo y pasando la copa. Pan y vino son esenciales. Un discurso sobre la eucaristía no puede dejar de mencionar la sangre, el vino.
  1. La dureza del lenguaje. Hasta ahora, el discurso ha sido polémico y ha provocado discusión y rechazo. Jesús, en vez de echarse atrás e intentar justificar sus expresiones, usa fórmulas escandalosas que se prestan a ser interpretadas como canibalismo: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida». Hay que comerla y beberla. Sin explicación alguna ni matices. ¿Por qué? Jesús no quiere seguidores inconscientes y rutinarios. En los evangelios sinópticos hay otras muchas expresiones suyas, durísimas, desanimando a seguirlo a quienes no estén dispuestos a cargar con la cruz, a renunciar a todo, a abandonar al padre y a la madre… En una línea distinta, estas palabras del discurso son también una forma de seleccionar a sus seguidores, como quedará claro el próximo domingo.
  1. La vida. La repetición frecuente de «la vida eterna» y de «yo lo resucitaré en el último día» parece sugerir que es algo que solo se consigue después de la muerte. Ahora se deja claro que «el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna». La tiene ya, ahora, antes de morir. Sin decirlo expresamente, el texto supone que hay dos formas de vida: la normal, física, y la espiritual o eterna. La primera la tienen todos los seres humanos; la segunda, quienes comen el cuerpo y la sangre de Jesús. ¿En qué consiste esa vida?
  1. Jesús dentro de nosotros. La respuesta la ofrecen estas palabras: «El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él». Es la única vez que aparece este tema en el discurso, que recuerda la experiencia de Pablo: «Vivo yo, pero no yo; es Cristo quien vive en mí». Pero la imagen que mejor puede expresarlo es la del feto en el vientre de su madre: habita en ella, y ella en él. Esa intimidad absoluta y misteriosa es la que se produce en la eucaristía. Y esa presencia de Jesús en los que comulgamos no termina al cabo de un cuarto de hora, como nos enseñaban a veces de niño. Una educación religiosa bienintencionada, pero deficiente, hace pensar a muchos que Jesús está principalmente en el sagrario, olvidando que está dentro de nosotros tan realmente como allí.
  1. El final. Tras las cuatro intervenciones de la gente al comienzo del discurso y las dos preguntas escandalizadas que encontramos más tarde, resulta curioso que el autor no diga nada de la reacción del auditorio, de los judíos. Todo termina con unas palabras suprimidas por la liturgia: «Esto dijo [Jesús] enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm». Quien prescindió de estas palabras no debería aprobar un examen sobre el cuarto evangelio. Son esenciales para distinguir la reacción de los judíos (el silencio, no discuten más) y la de los discípulos de Jesús, que leeremos el próximo domingo.

Jesús y la Sabiduría como anfitriones (1ª lectura: Proverbios 9,1-6)

            Ninguno de nosotros se extraña de ver a la justicia representada como una mujer con los ojos vendados, una espada en la mano derecha y una balanza en la izquierda. En los últimos siglos antes de Jesús, algunos autores bíblicos, para oponerse a la idea griega de que la sabiduría es algo humano, y reside especialmente en Atenas, comenzaron a presentarla como una criatura de Dios, que lo acompaña desde el momento de la creación y termina residiendo en Jerusalén. La primera lectura la describe como una gran señora que construye un palacio, prepara un banquete, e invita a los jóvenes a compartir su pan y su vino, su sabiduría y su enseñanza, que les darán la vida.

            Los cristianos aplicaron estas imágenes e ideas a Jesús. Él es la verdadera sabiduría de Dios, que baja del cielo y reside entre nosotros, como dice el prólogo de Juan. Es lógico que se haya elegido este breve fragmento del libro de los Proverbios como primera lectura (en este caso debo reconocer, sin que sirva de precedente, el acierto de quienes seleccionaron los textos). Habla de comer mi pan y beber del vino, y de conseguir la vida.

La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas, inmoló sus víctimas, preparó su vino e igualmente aderezó su mesa. Envió sus criados y proclamó sobre los puntos más altos de la ciudad: «Jóvenes inexpertos, venid aquí». A los insensatos ella les dice: «Venid, comed de mi pan y bebed del vino que yo he preparado. Dejad de ser imprudentes y viviréis, y caminad por la senda de la inteligencia».

         Indico, no obstante, dos diferencias entre este texto y el evangelio.

  1. La Sabiduría invita solamente a los jóvenes. Cosa lógica, porque es presentada como una maestra que enseña a «sus hijos», sus discípulos, a comportarse rectamente. Jesús invita a todos.
  2. El pan y el vino de la Sabiduría no dan la vida; la vida la da la prudencia: «Dejad de ser imprudentes y viviréis». El simbolismo del evangelio es más fuerte: la sabiduría no se adquiere a través de una serie de enseñanzas, se come y bebe y termina habitando dentro de nosotros.

La sabiduría cotidiana del cristiano (2ª lectura: Efesios 5,15-20)

         Por pura casualidad, porque la segunda lectura nunca se elige por relación con la primera ni con el evangelio, existe un punto de contacto con los Proverbios. También aquí se exhorta a la inteligencia y la sensatez, a no actuar neciamente. Y la forma de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios se concretan en dos datos: 1) No llenarse de vino. 2) Llenarse del Espíritu Santo, cantando, alabando y dando gracias a Dios.

Hermanos: a ver cómo os comportáis; que no sea como insensatos, sino como inteligentes, aprovechando el tiempo, porque los días son malos. Por consiguiente, no actuéis como necios, sino procurad conocer cuál es la voluntad del Señor. No bebáis vino hasta emborracharos, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llenaos del Espíritu Santo recitando entre vosotros salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Domingo XX del Tiempo Ordinario. 18 de agosto de 2024

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Domingo XX del Tiempo Ordinario. 18 de agosto de 2024

d-xx

 

“Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Quien come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.”

(Jn 6, 51-58)

Hoy seguimos leyendo el discurso que hace Jesús sobre él mismo como el pan de la vida, como venimos haciendo los últimos domingos.

Nos encontramos muchas veces que Jesús habla de comer y de vida. Él es el “pan vivo”. “Quien come de este pan vivirá para siempre”. Da su carne “por la vida del mundo”. Nos advierte: “si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”. Y al contrario: “quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”, “quienes me comen a mí vivirán gracias a mí”.

Y es que el comer está muy relacionado con la vida. Estamos tan acostumbrados a comer todo lo que queremos que se nos pasa por alto que es gracias al hecho de comer que estamos vivos. Es más, lo que comemos, y cómo lo comemos, determina nuestra vida, y al mismo tiempo dice mucho de ella. Podemos comer alimentos producidos de una u otra manera, en un lugar u otro. Podemos comer con avidez, con conciencia, con agradecimiento, engullendo, saboreando… Todo esto hablará de nuestra relación con nosotras mismas, con la humanidad, con la creación, con Dios.

Dicho esto, entendemos más por qué Jesús relaciona tanto el hecho de comerle con tener vida. Él no es cualquier comida: lo que nos ofrece es la Vida verdadera, la Vida con mayúsculas, la Vida plena. Nos invita a participar en la Vida de Dios, es decir, a vivir en la bondad, el amor, la entrega, la comunión, la confianza, el perdón. Aceptar a Jesús en nuestra vida significa abrirnos a todo esto y empezar a recibirlo. Si esta Vida de Dios encuentra espacio en nuestro corazón, después marcará toda nuestra manera de vivir: nuestros actos, pensamientos, sentimientos, interioridad, decisiones, relaciones…

Dios nos da vida cada día, nos demos cuenta o no. Pero si somos conscientes de ello, si nos ocupamos de “comerla” con conciencia, de acogerla con cuidado, nuestra vida se va modelando más y más según la Vida de Dios. Esto se puede hacer, por ejemplo, buscando en nosotras el deseo de que Dios nos alimente. Preguntándonos cuáles son nuestras sedes más profundas. Dedicando tiempo a encontrarnos con él, poniendo atención en estos encuentros para evitar que se vuelvan rutinarios y superficiales. Aceptando y agradeciendo lo que nos da, ofreciéndolo nosotras a otros a su vez…

De esta manera la Vida que recibimos de Dios irá encontrando en nosotras más caminos donde desplegarse, nos irá llenando y se hará presente en todos los aspectos de nuestra vida.

Oración

Trinidad Santa, ayúdanos a descubrir en nosotras la sed de ti, y a acoger la Vida plena que nos ofreces.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

La misma “Vida” de Dios nos atraviesa y vivifica.

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en La misma “Vida” de Dios nos atraviesa y vivifica.

communion-chaliceDOMINGO 20º (B)

Jn 6,51-59

El evangelio del hoy, no solo es continuación del domingo pasado, sino que se repite el último versículo, para que no perdamos el hilo. Ya dijimos que todo el capítulo está concebido como un proceso de iniciación. Partiendo del pan compartido, ha ido progresando hasta la oferta definitiva de hoy. Después de esa oferta, ya no queda más alternativa: o seguir a Jesús o abandonar la empresa y seguir cada uno el camino de su ego.

¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Para los judíos del tiempo de Jesús, el ser humano era un bloque monolítico, ni siquiera tenían un término para designar lo que nosotros llamamos alma sin el cuerpo o cuerpo sin el alma. Hablar de carne, era hablar de la persona entera. Esa carne es su misma realidad humana, no carne física separada. Para un judío, la idea de comer la carne de otro, era sencillamente repugnante, porque significaba que se tenía que aniquilar al otro para hacer suya su sustancia vital.

Si no coméis la carne de este Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Jesús no suaviza su propuesta, la hace aún más dura. Si era inaceptable el comer la carne, peor aún para un judío la sola idea de beber la sangre, que para ellos era la vida, propiedad exclusiva de Dios, con prohibición absoluta de comerla. Jesús les pone como condición indispensable para seguirle que coman su carne y beban su sangre. Juan insiste en que, eso que les repugna, es lo que deben hacer con Jesús. Apropiarse de su energía y de su misma vida.

En este capítulo se habla de  sarx  “carne”, pero en todas las referencias a la eucaristía de los sinópticos y de Pablo se habla de swma “cuerpo”. Nosotros confundimos los dos términos, pero para los judíos eran cosas muy diferentes. Carne es el aspecto más bajo del hombre, la causa de todas sus limitaciones. Cuerpo significa el aspecto humano que le permite establecer relaciones; sería el sujeto de todos los verbos: yo, tú, él… Es la persona, el yo como posibilidad de enriquecerse o empobrecerse en sus relaciones con los demás.

Al entender “cuerpo” como la parte física, hemos tergiversado la comprensión de la eucaristía. Para ser fieles al relato evangélico, tendríamos que traducir: “esto es mi persona, esto soy yo”. Sin olvidar, que lo esencial, no es lo que dijo, sino lo que hizo. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. En esto coinciden los tres sinópticos. No se trata de un pan cualquiera, sino de un pan, tomado, eucaristizado, partido y repartido. Después de eso, Jesús queda identificado con ese pan, que se parte y reparte.

Al hablar de “carne”, Juan entra en una nueva dinámica. Trata de decirnos que lo que tenemos que hacer nuestro de Jesús es su parte más terrena, la realidad más humilde y baja de su ser. No se trata de olvidarnos de lo que somos, sino asumirlo. Tenemos que imitar lo que él es en la carne, pero gracias al Espíritu. Está pensando en el significado más profundo de la encarnación, al que Juan da más importancia que a la misma eucaristía.

Cuerpo y sangre son dos signos muy diferentes. El primero hace referencia a la persona en su vida normal de cada día. El segundo, sangre, hace referencia a la vida. Cuando la sangre se escapa, la vida también desaparece. Cuando Jesús dice que tenemos que comer su cuerpo y beber su sangre, está diciendo que tenemos que apropiarnos de su persona y de su vida. La prueba de que está hablando de símbolos, y no de una realidad concreta, está unas líneas más abajo: “El Espíritu es el que da vida, la carne no vale nada”. Hemos devaluado la eucaristía al entenderla de manera física y material.

El comer y el beber son símbolos increíblemente profundos de lo que tenemos que hacer con la persona de Jesús. Tenemos que identificarnos con él, tenemos que hacer nuestra su propia Vida, tenemos que masticarlo, digerirlo, asimilarlo, apropiarnos de su sustancia. Esta es la raíz del mensaje. Su Vida tiene que pasar a ser nuestra propia Vida. Solo así haremos nuestra la Vida de Dios. Lo que Jesús les dice es precisamente lo que hiere su sensibilidad. No se trata de la biología, ni en Jesús ni en nosotros. Se está hablando de la VIDA de Dios.

Por activa y por pasiva, insiste Jesús en la necesidad de comer su carne y beber su sangre. El que come mi carne… tiene vida definitiva. Si no coméis la carne… no tendréis vida en vosotros. Si hemos comprendido de qué Vida está hablando, descubriremos lo que significa: Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Es comida y es bebida porque alimentan la Vida que no es la biológica. Esto fue difícil de aceptar para ellos y sigue siendo inaceptable para nosotros. A continuación, lo explica un poco mejor.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Cuando nos referimos a la eucaristía, nos fijamos en la segunda parte de la proposición, “yo recibo a Jesús y Jesús está en mí”, pero olvidamos la primera. Pero resulta que lo primero y más importante es que “yo esté en él”. Otra vez se ve claro que se trata de un símbolo que se tiene que hacer realidad en mí. De nosotros depende hacernos, como Jesús, pan partido para dejar que nos coman. Acostumbramos a considerar la “gracia” como consecuencia automática de unos ritos, sin darnos cuenta que en la vida espiritua­l no hay automatismo.

Como a mí me envió el Padre que vive y así yo vivo por el Padre, también aquel que me come vivirá por mí. Una vez más hace referencia al Padre. El designio de Dios es comunicar Vida a Jesús y nosotros. La actitud del que se adhiere a Jesús debe ser la misma que él tiene hacia su Padre: recibir la Vida y comunicarla a los demás. Al hacer nuestra su Vida, hacemos nuestra la misma Vida de Dios. Cuando Jesús dice “Yo y el Padre somos uno”, está diciendo cual es la meta de todo ser humano. Esa identificación con Dios es el punto de partida de toda vida humana. Se trata de descubrirla y vivirla.

Este es el pan bajado del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron; quien come pan de este vivirá para siempre. Una y otra vez se repite la idea, señal de la importancia que el evangelista quiere darle. Seguramente la polémica seguía con los judíos que se habían hecho cristianos. No acababan de aceptar el nuevo significado de Jesús, más allá de reconocerlo como Mesías o profeta. Al evangelista, lo que le interesa es dejar claro el sentido de la adhesión a Jesús. Existen dos panes bajados del cielo (venidos de Dios), uno espiritual, su persona; otro material, el maná.

La eucaristía, el discurso del pan de vida y el lavatorio de los pies, están conectados, pero cada uno tiene un matiz diferente que ayuda a entender la realidad a la que hacen referencia cada uno de los tres símbolos. La eucaristía resalta el aspecto de entregarse a los demás, dejarse comer para desplegar la vida de Dios. El discurso del pan de vida acentúa la necesidad de descubrir ese alimento en la carne, en lo perceptible de Jesús. En el lavatorio de los pies, se resalta el aspecto de servicio a los demás. Lavar los pies era una tarea de esclavos. La diaconía es la clave para entender la nueva comunidad.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Por sus frutos los conoceréis.

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Por sus frutos los conoceréis.

IMG_6823IMG_6821Jn 6, 51-58

«Si no coméis de mi carne y bebéis de mi sangre no tendréis vida en vosotros»

No nos cuesta ningún esfuerzo entender a Jesús como alimento; en admitir que alimentamos nuestro espíritu cuando vivimos de acuerdo a sus criterios. En el episodio de la samaritana (complementario de éste), Juan habla del agua viva que nos quita para siempre la sed de aquello que estropea nuestra vida, y en éste comienza hablado del pan de vida que nos alimenta para caminar hacia la casa del Padre.

Pero cuando a continuación se presenta a Jesús diciendo que hay que comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna, nos quedamos tan desconcertados como la gente que le escuchaba. Y todavía quedamos más desconcertados cuando en los textos sinópticos de la última cena se relatan unas palabras de Jesús que parecen reforzar esa idea: «Éste es mi cuerpo… ésta es mi sangre» … Había que encontrar el significado de estas expresiones tan paradójicas, y los teólogos pronto se pusieron a ello.

Algunos Padres de la Iglesia defendieron una presencia simbólica de Jesús en el pan y el vino, pero la tónica general desde el siglo IV es la defensa de lo contrario: el pan y el vino se convierten realmente en cuerpo y sangre de Cristo. El IV Concilio de Letrán (siglo XIII) habla del pan y del vino transustanciados en el cuerpo y la sangre de Cristo. El Concilio de Trento (siglo XVI) da carácter de dogma esta doctrina.

¿Y a qué carta apostamos nosotros, los creyentes del siglo XXI?… La jerarquía nos insta, lógicamente, a aceptar el dogma, pero nuestra cultura ilustrada nos dice que la conversión de una cosa en otra como consecuencia de un conjuro es magia, y nos cuesta aceptar la presencia de elementos mágicos en el evangelio. Y es aquí donde se produce una dicotomía entre cristianos que, lejos de ser negativa, tiene la virtud de poner a prueba la madurez de la fe de unos y otros.

Podemos definir al cristiano como aquel que escucha la Palabra y responde a ella, es decir, el que ama y sirve a los demás: «En esto conocerán que sois mis discípulos; en que os améis los unos a los otros» dice el evangelio– «En todo amar y servir»decía Ignacio de Loyola–. Y ya está… y no hay más… y, desde esta perspectiva, vemos que esa dicotomía que antes mencionábamos pierde su importancia porque se refiere a lo secundario y no a lo fundamental.

El modo concreto en que yo crea resulta irrelevante, porque lo importante son los frutos. Es indiferente que yo crea que la misa es un Santo Sacrificio que recrea la inmolación del hijo de Dios para redimirnos de los pecados… o que la considere Eucaristía, acción de gracias heredera de las Cenas del Señor. Es irrelevante que yo crea que las palabras del oficiante producen la transustanciación del pan y del vino… o que considere la consagración como un recuerdo entrañable de las palabras de Jesús justo antes de morir: «Haced esto en memoria mía». O que crea que al comulgar me estoy comiendo a Jesús… o que estoy comulgando con él; con sus criterios y con el proyecto colosal que nos encomendó…

Lo relevante no son mis creencias, sino los frutos que producen mis creencias.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Pan de Vida.

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Pan de Vida.

Frank White, Dayton Moore, David DeJesus, Kevin Uhlich and Royals staff serve Thanksgiving lunch at City Union Mission KANSAS CITY, MO (Nov. 18, 2008) - The Kansas City Royals will reach out to area families in need this holiday season by volunteering at the City Union Mission on Friday, Nov. 21. Royals Hall of Fame second baseman Frank White and outfielder David DeJesus will join Senior Vice President-Baseball Operations/General Manager Dayton Moore and Senior Vice President-Business Operations Kevin Uhlich as well as other Royals associates in serving a Thanksgiving feast to guests at City Union Mission's two area facilities. White and Moore will help serve 100 guests at the Family Center, located at 1310 Wabash in Kansas City, Mo., beginning at noon. DeJesus and Uhlich will follow by serving meals to 250 guests from the Men's Center beginning at 12:30 p.m. Due to ongoing renovations at City Union Mission, this meal will be served across the street in the Christian Life Program facility, located at 1111 E. 10th St. Since 1924, the City Union Mission has provided warm beds, nutritious food and a safe place for thousands of poverty stricken and homeless men, women and children in the Kansas City area. The Christian ministry receives no government support, but rather relies solely on support from individuals, churches, foundations, organizations and businesses. Through their two locations, which are both open 24 hours a day, 365 days a year, City Union Mission offers half of the emergency shelter beds in downtown Kansas City. This is the third year the Royals have partnered with City Union Mission to serve a Thanksgiving meal.Frank White, Dayton Moore, David DeJesus, Kevin Uhlich y el personal de los Royals sirven el almuerzo de Acción de Gracias en City Union Mission

Jn 6,51-58

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”, “el pan es mi carne para la vida del mundo”. El evangelio de hoy, continuación del que escuchamos el domingo pasado, hace hincapié en la presentación de Jesús como el pan de vida y nos remite a la experiencia de la Eucaristía que, en la comunidad a la que se dirige, se celebra y comparte.

Comer el pan y beber el vino son dos acciones llenas de sentido para el pueblo creyente. Reaviva experiencias como la de ser alimentados por Dios en el desierto (cf. Ex 16) o la de compartir el banquete esperado y prometido por los profetas (cf. Is 25,6). Este simbolismo, tras la experiencia pascual, adquiere para los seguidores de Jesús su máximo sentido. Comer el pan y beber el vino aluden ahora a la entrega de Jesús, a la entrega absoluta de su vida por amor y “para la vida del mundo”.

Entrega absoluta, porque el término semítico “carne” (hasta seis veces nombrado) hace alusión al ser humano al completo. Jesús, al entregar su carne, se entrega a sí mismo en su totalidad. Su persona, su vida, su historia… Nos lo entrega todo. Y al dárnoslo nos promete una vida “para siempre” que es una vida “en Él”, habitándole y siendo habitados por Él.

Con estas palabras somos invitados a vivir la Eucaristía hoy de un modo nuevo. Este sacramento, donde la acción de gracias y el ejercicio de la memoria son esenciales, nos impele a preguntarnos: ¿me doy cuenta de lo que significa comer este pan? ¿soy consciente de que, al tomarlo, estoy acogiendo no solo el recuerdo de Jesús, sino a Él mismo, sus palabras, sus acciones, sus sentimientos, sus decisiones…? ¿hago todo esto verdaderamente mío? ¿me identifico de este modo con Él?

Porque comulgar no es otra cosa que reafirmar la comunión con Él, con su vida y su entrega por todos. Y esa común-unión nos remite no solo a la unión entre todos los que formamos parte de la comunidad creyente, sino a la unión con toda la humanidad y con toda la Creación y, aún más, con Cristo mismo. Una común-unión con Él en la que quedamos comprometidos a vivir “por Él, con Él y en Él”, como repetimos en la doxología con la que culmina plegaria eucarística.

Cuando hoy vayamos a comulgar –y, ojalá, todos los días– tengamos todo esto presente. La primera lectura, del libro de los Proverbios, nos alienta: “vengan aquí los inexpertos”… No es un banquete para los sabios de este mundo ni para los más poderosos… sino para quienes, con temor y temblor, se abran a desear ser uno en Él contando no con sus propias fuerzas sino con la entrega primera de quien nos amó hasta el extremo.

Al ir a tomar este pan de vida recordemos lo que los Padres señalaban: Tomad aquello que sois: Cuerpo de Cristo. Sed aquello que tomáis: Cuerpo de Cristo”.

Inma Eibe, ccv

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

De la catequesis a la comprensión

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en De la catequesis a la comprensión

IMG_6757Domingo XX del Tiempo Ordinario

Domingo 18 de agosto de 2024

Jn 6, 51-58

Los comentaristas del cuarto evangelio manifiestan su sorpresa ante el salto que se da del “pan” a la “carne” cuando, en el capítulo 6 del mismo, se quiere afirmar a Jesús como alimento de la comunidad de discípulos. Se aprecia así, en el citado capítulo, de qué manera el llamado “discurso sobre el pan de vida” (6,22-50) termina convirtiéndose en un “discurso eucarístico” (6,51-71).

No extraña que semejante cambio provocara una reacción de resistencia en el grupo de discípulos, para quienes “esta doctrina es inadmisible” (6,60). El glosador, sin embargo, se encargará de “reconducir” la protesta, apelando al poder de Jesús y a la fe en él. Sin embargo, no deja de ser curioso que termine poniendo en boca del Maestro la afirmación que vuelve a vincular el alimento con la palabra:Tus palabras dan vida eterna” (6,68).

Más allá del momento en que se dio tal paso en las primeras comunidades, me parece que, en la actualidad se sigue viviendo ese rito, pero otorgándole un significado simbólico. No se necesita creer en la “materialidad” de la carne como alimento para saberse sostenido y alimentado por Aquello que somos en profundidad. Los cristianos lo proyectan en Jesús: esa es su creencia.

Sin embargo, me parece que es posible dar un paso más. De manera similar a como los primeros cristianos superaron la ortodoxia judía, atreviéndose a confesar que el Dios trascendente se hacía humano en Jesús, a nosotros nos es posible comprender que aquello que el cristianismo afirma de Jesús es en realidad lo que somos todos.

Para un judío ortodoxo, JHWH es “el totalmente Otro”, el único Dios que ha creado y rige los destinos del mundo. Para un cristiano ortodoxo, Jesús es la encarnación “material” de Dios que, de manera absolutamente única y excluyente, se hace en él uno de nosotros. Desde un nuevo nivel de consciencia, se llega a comprender que, tanto aquello afirmado sobre JHWH, como lo que se confiesa de Jesús, es el mismo y único Fondo último de todo lo real y de todos nosotros. Por lo que, con todo respeto, tanto al ortodoxo judío como al ortodoxo cristiano, cabría decirles: en nuestra identidad profunda, somos Eso mismo que vosotros afirmáis de JHWH o de Jesús; solo necesitamos caer en la cuenta, reconocerlo y dejarnos vivir desde ahí. Esa es la conversión (meta-noia), que es una con la comprensión. Si a esto se le quiere llamar “gnosticismo”, no hay ningún problema. Porque, así entendido, es sinónimo de comprensión profunda, experiencial o vivencial. Fuera de esta comprensión, todo lo demás son únicamente creencias, es decir, conocimientos de segunda mano. Por lo que, antes o después, en toda búsqueda sincera, se hará presente la cuestión: Más allá de todo lo que me han enseñado, de todo lo que he recibido, ¿qué puedo afirmar por mí mismo, como fruto de haberlo experimentado?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Se puede tener mucha ciencia y no saber vivir (Sabiduría)

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Se puede tener mucha ciencia y no saber vivir (Sabiduría)

IMG_7855Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01. Sabiduría y sensatez.

        Las dos primeras lecturas de hoy nos hablan de vivir en sabiduría y sensatez, sensatamente, no estéis aturdidos.

        Nuestra tradición cultural europea (occidental) dio un brusco giro en el siglo XVIII, el siglo de la Ilustración (siglo de las luces), de la razón. Es el siglo de la Revolución francesa (1789).

Lenta y casi inconscientemente fuimos prescindiendo de pensar y vivir desde la fe y la religión a vivir exclusivamente de la razón. Pasamos de la biblia a la ciencia, de la esperanza al progreso, del poder sagrado al poder laico (laicismo).

        Es el pensamiento moderno que nosotros lo vivimos casi sin darnos cuenta. El hombre moderno confía en las ciencias, en la razón, en el progreso de la medicina, de la tecnología, etc. La solución está en la política, en la tecnología, no en la Iglesia ni en la religión.

        (Creo yo que el hombre post-moderno -que somos nosotros- ya no confía en nada).

        Ciertamente la modernidad supone un valioso despliegue científico. Tenemos mucha ciencia, muchos conocimientos científicos, ahora ya  hasta la inteligencia artificial.

        Tenemos ciencia, conocimientos científicos, pero ¿tenemos Sabiduría?

        Con mucha sorna e ironía decía hace unos años el Director del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid en la lección inaugural de curso de la Facultad de Teología de Vitoria, decía que: entre los científicos algunos  -algunos- también piensan.

        Porque no es lo mismo ciencia que sabiduría.

  • La ciencia es el conjunto de conocimientos que se obtienen por verificación, comprobación. Es un mundo y un ámbito importante: en medicina, en tecnología, medios de comunicación, transporte, etc.
  • La sabiduría viene de sapere: saborear, saber vivir.

Se puede tener mucha ciencia, conocimientos y no saber vivir. Lo estamos viendo (y padeciendo todos los días).

Y también se puede tener escasos estudios, pocos conocimientos y saber vivir sensatamente y con gozo. Basta mirar a mucha gente sencilla, a nuestros mayores. No tenían conocimientos, pero sí sabiduría, sabían vivir.

Ante las grandes cuestiones de la vida: el sentido de la vida, cuestiones ético-morales, la muerte, la convivencia, etc. el hombre rural, el hombre primitivo estaba infinitamente mejor dotado que el ingeniero del parque tecnológico de Aiete o de donde fuere.

Por otra parte, los conocimientos no científicos y más bien existenciales son más envolventes que los científicos. Hay experiencias en la vida que no son científicas, incluso son más bien “irracionales”, pero son hondas y ayudan a saber vivir. Por ejemplo las vivencias provenientes del amor, de la amistad, de la familia, de la fe, del pueblo no son lo más mínimo científicas pero impregnan profunda y positivamente la existencia humana

Incluso también en otras cuestiones de la vida (positivas o negativas) convencimientos deportivos, de pueblos y patrias, convencimientos religiosos, políticos, son enormemente envolventes, te “pillan” -más o menos- toda la existencia.

Y no es lo mismo tener conocimientos, tener la razón que ser sensato. Se puede conocer, se puede tener razón y no ser sabio ni sensato. Esto ocurre con frecuencia en la familia, en quienes tienen poder en la comunidad, en la vida política, en la iglesia. Generalmente los que tienen fuerza y poder, los que regulan las leyes, e tienen la razón, pero muchas veces insensatamente. Esto nos pasa en la familia, en la vida de las comunidades religiosas, con muchos políticos y obispos de cuyo nombre no debo acordarme. Tienen razón (¿), pero no tienen sensatez

        Se trata de vivir sabiamente no tanto científicamente, se trata de ser sensatos en la vida.

02.- Transmisión de la sabiduría de la fe

        Enseñar a vivir sensatamente, transmitir sabiduría es una tarea noble, importante y a veces no fácil.

¿Cómo enseñar a vivir bien? No es fácil saber vivir y transmitir cómo vivir. (Absténganse políticos y medios de comunicación).

La ciencia se comunica en el aula, en la escuela. La sabiduría se transmite en la familia, en la amistad. La sabiduría se comunica casi por ósmosis y en gran medida en la vida familiar. El aprecio de la vida, el amor familiar, el respeto, el sentido de la vida, la fe, los valores éticos no se enseñan científicamente, se viven con los demás y así se aprenden, casi por “contagio”.

Es necesario un buen sistema docente, sin duda. Pero un sistema educativo, una universidad que se limite a transmitir meros conocimientos se convierte en un almacén de datos.

        De ahí la importancia de que los maestros y profesores no sean meros puestos de trabajo para ganar un sueldo, sino que debieran ser personas vocacionadas que enseñan más por su presencia que por lo que dicen. La escuela y la universidad actuales transmiten muchos conocimientos, ciencias, pero no me parece que comuniquen sabiduría, ni que enseñen a vivir, porque no se trata de enseñar cosas, sino de enseñar a vivir. Un maestro enseña más con su actitud ante los alumnos que con sus palabras.

JesuCristo no fue un profesor de religión que enseñara unos conocimientos de religión o cosa parecida. Jesús no fue un hombre científico, un “enterado” de la religión. Jesús fue maestro en el sentido más clásico: quien enseña no cosas, sino que enseña a vivir.

Creo que la fe se transmite principalmente en casa, al menos si hay fe en la familia y de modo afectivo, no doctrinal. Para transmitir la fe, el sentido de la vida, el sentido de la ética no hace falta grandes universidades ni medios.

03.- Alimento para la vida.

Continuamos meditando durante los domingos de este mes de agosto el capítulo 6º de San Juan sobre “pan de vida”.

        Alimentemos nuestras vidas con esa sabiduría y sensatez que dimanan del pan de vida, de Cristo como pan de vida.

        Seguramente la sabiduría no está en las masas sanfermineras o del cañonazo donostiarra, sino en los pocos sabios que en el mundo han sido

¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!

Fray Luis de León (1527-1591)

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“No hemos entendido a Jesús, si la eucaristía no nos compromete con la vida”, por Consuelo Vélez

Domingo, 18 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en “No hemos entendido a Jesús, si la eucaristía no nos compromete con la vida”, por Consuelo Vélez

IMG_7843

 

De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del domingo XX del Tiempo Ordinario 18-08-2024

En este texto se concentra el misterio eucarístico: comer la carne y beber la sangre de Jesús

Jesús está hablando del significado del signo de su cuerpo y de su sangre, que supone un salto de fe, un nuevo horizonte, un situarse en la lógica del reino.

La eucaristía, antes que devoción individual es una experiencia comunitaria; antes que una obligación por cumplir es un compromiso de justicia

Habíamos anunciado el domingo pasado que al utilizar la expresión “es mi carne para la vida del mundo”, Jesús estaba introduciendo el signo eucarístico. Esta realidad será la que se desarrollará este domingo. Algunos especialistas sostienen que esta unidad es un texto litúrgico que fue introducido posteriormente para que el evangelio fuera mejor recibido. En efecto, en este breve texto se concentra el misterio eucarístico: comer la carne y beber la sangre de Jesús. El texto nos presenta lo que discuten los judíos entre ellos: ¿Cómo puede ese hombre darles a comer su carne? Y más complejo aún, beber su sangre”, que según las prescripciones judías estaba prohibido y, quién lo hiciera, sería condenado a muerte. Por esto es comprensible que este diálogo que, según el mismo texto acontece en la sinagoga de Cafarnaúm, no es fácil y se agudizan los dos niveles de los que hablamos el domingo anterior. Los judíos se toman “al pie de la letra” -diríamos con nuestros términos- lo que Jesús está diciendo y, por su parte, Jesús está hablando del significado del signo de su cuerpo y de su sangre, que supone un salto de fe, un nuevo horizonte, un situarse en la lógica del reino.

El evangelista Juan pone en boca de Jesús la expresión “en verdad, en verdad les digo” para mostrar el énfasis que Jesús está dando a su revelación: los que comen y beben su sangre, tendrán vida eterna mientras, los que no lo hagan, no tendrán esa vida. Además, el comer su carne y beber su sangre, engendra esa inhabitación mutua entre Jesús y los que lo reciben, ese permanecer en Él, término tan característico del evangelio de Juan.

Es el Padre el que envía a Jesús y Jesús comunica lo que su Padre le ha confiado. Una vez más recuerda a los judíos que sus padres murieron porque comieron un pan que no es su carne y su sangre, no era el pan que daba la vida eterna.

No podemos señalar más aspectos de este breve texto, pero, por la referencia eucarística, podríamos decir una palabra sobre nuestra vivencia actual de la eucaristía. Los cristianos respetan la eucaristía, la valoran, defienden la presencia real de Jesús en el pan y el vino eucarístico y acuden a recibirla con devoción y respeto. Pero no sobra recordar que podemos, muchas veces, enfrascarnos en discusiones similares a la de los judíos que hoy nos presenta el texto, referidas a todo lo anterior sin centrarnos en lo fundamental y definitivo del misterio eucarístico. Antes que una devoción individual es una experiencia comunitaria.Antes que un rito litúrgico es signo de la mesa compartida, en la que han de sentarse todos y todas, hijos e hijas del mismo Dios padre/madre. Antes que una obligación por cumplir es un compromiso de justicia por vivir. En verdad, la eucaristía como misterio central de nuestra fe ha de vivirse en la dinámica de esa mutua pertenencia: la eucaristía nos lanza a la vida y la vida es la que se celebra en la eucaristía. Conviene revisar nuestras eucaristías para que ellas revelen a Jesús y nos comuniquen la fuerza para hacer lo que Él hizo, liberándola de un rito intimista y vacío que Dios mismo rechaza y no dice nada a nuestros contemporáneos.

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“Amar”, por Víctor Martell

Sábado, 17 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en “Amar”, por Víctor Martell

IMG_3102¿Qué es el Amor? Teólogos, filósofos, poetas, científicos, médicos, gente sofisticada y personas sencillas reconocen al amor como el sentimiento más importante de la especie humana. Todos hemos tratado de definirlo. Se pudiera afirmar que existen tantas definiciones de amor como amantes hay en el mundo. Se ha dicho del amor que es omnipotente, omnisciente, omnipresente, todopoderoso y eterno. Incluso para los religiosos, Dios es amor.

La palabra amor proviene del latín amor, amōris. Se emparenta, de este modo, con el verbo latino amāre, del que derivará nuestro verbo amar. La más remota raíz de la palabra amor procede del indoeuropeo am -, que significa ‘madre’, y que también vendría a ser la raíz de palabras como amigo o amistad. De ahí también las palabras amorío, amoroso, desamorado, enamorado, amigo y su antónimo enemigo, amante, etc. La palabra latina se relaciona con una raíz indoeuropea amma – (voz infantil para llamar a la madre), presente también en el verbo latino amare (amar, dar caricias de madre en origen).

Los antiguos griegos empleaban cuatro palabras distintas para definir lo que hoy día conocemos por el término “amor”, estas eran: eros, ágape, philia y storge. Cada una de ellas tiene un sentido más profundo que el que le damos actualmente a una sola palabra. Por un lado, el eros supone el amor pasional, aquel que se deja llevar por el deseo y la atracción. Por otro lado, el amor storge es fraternal, implica la admiración y el cariño recíproco. En cambio, el ágape refiere al amor incondicional, aquel que acepta al otro tal y como es. Mientras que philia es similar a la amistad, supone fraternidad y admiración. Y para finalizar estos datos enciclopédicos, hablaremos de lo que significa para los hebreos, ellos les dan la palabra “Ahavá” que se compone de tres letras hebreas básicas, estas tres letras en realidad se dividen en dos partes: una base o raíz, cada una de dos letras y la primera letra que es un modificador. El significado de la base de las dos letras. “es dar”. La letra “Aleph”. Que precede a estas dos letras, modifica el significado de la palabra base, “dar”. El significado de “ahava”, es “yo doy” y también “amor”. El amor es también dar. El proceso de dar desarrolla la misma conexión entre el que da y el que recibe. No hay mayor entrega que la de dos personas que se quieren. Cada uno le da al otro. Cuanto más se da, mayor es la conexión.

Hasta acá hemos hablado de las distintas formas que le han llamado amor los antiguos y las diferentes religiones; pero hablemos ahora de lo que está ocurriendo acá en Miami, vamos a ser muy explícitos; porque soy un enamorado del amor y no estoy de acuerdo con la forma que se están desarrollando los novios, las parejas y también los esposos, no quiero hablar de géneros sino de parejas enamoradas, no importa color, ni religión.

¿Es acaso correcto que los jóvenes, se conocen, primera vez que se ven y terminan acostándose en un hotel o hasta en el mismo carro?, exponiéndose a toda clase de enfermedades y bajando su autoestima a cero y poniendo en duda que puedan llegar un día a amar. ¿Es que acaso no han amado a su madre, esa que desde que te llevaba en su barriga por nueve meses, ya te cuidaba y lloraba porque nunca había sentido dolores de parto y los aguanto por ti? Y cuando eras un baby ¿Quién te cuidaba? Pero eso no es lo importante ¿Quién te amaba? Y cuando tu padre los abandonó y ni siquiera les daba un dólar, ¿Quién buscaba tu comida? Sabe solo Dios lo que tuvo que sufrir, humillaciones y buscar comida en los lugares que la regalaban. Y ahora tú, que ya ella esta mayor, quizás en un “Home”, no la vas ni a visitar; pero te juro que nunca dirá la verdad, solamente ¡!“Don Víctor, es que está muy ocupado, ya vendrá más tarde y allí quedan sus lágrimas, que de tanto se han convertido en arrugas, lo menos que puedo decirte es:  ¡¡“Desalmado”!!

Vamos ahora a los matrimonios… Te casaste, o te fuiste a vivir con tu novio, alguna vez tuvieron conversaciones racionales y platicaban diariamente, pensaron que el amor se había extinguido y ¿Se preguntaron alguna vez por qué? Lo principal en una pareja es el diálogo y saber que yo, para recibir debo dar el máximo; pero sin poco amor tuvieron hijos y ellos serían los verdaderos sacrificados a vivir en una casa sin amor y atención. Ellos no pidieron venir a este mundo y tú, hombre o mujer, irresponsablemente estuviste de acuerdo en tenerlos. Ahora te convertiste en una madre o padre “sin vocación”, y te sigue importando más el sexo que tus propios hijos o hijas.

Miren todos aquellos que les falta amor, vengan a buscarlo en Dios, porque si “Él”, desde que te concibieron, te ama, -hombres, mujeres, transgéneros y jóvenes- acérquense y yo les aseguro que van a sentir su presencia, cuanto más dolorido estés, más amor te va a proporcionar… Es su amor infinito que estará contigo hasta el día de tu muerte. Abrázate fuerte a “Él” y siempre gozarás de su amor. Ahora no me acuses de religioso, porque no soy cura, ni pastor, ni nada de eso, solamente te habla quien ha sufrido por pecador y por mi grandísima culpa y lo único que me permitió seguir viviendo es el gran “AMOR” que “Él” me ha regalado.

Víctor Martell

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , ,

Festividad de La Asunción

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Festividad de La Asunción

holy-thursday-the-last-supper


ASUNCION

Plenitud de agosto,
vuelo de Asunción.
Bodega con mosto
de tu Corazón.

Rutas de Araguaia,
con mi pueblo en cruz.
Mi «seca» y tu playa:
la Paz de Jesús.

Lograda María,
llegada Asunción,
que reclama y guía
nuestra romería
de Liberación.

*

Pedro Casaldáliga

***

No cabe duda de que la Virgen María está en el cielo. Cómo ocurrió no lo sabemos. Y, ya que el Espíritu Santo no nos ha dicho nada acerca de esto, no lo podemos hacer artículo de fe… Es suficiente saber que ella vive en Cristo.”

*

Martín Lutero,
1483-1546

***

IMG_6455

***

María de todos nuestros deseos
y de todas nuestras esperanzas …

Te saludo María,
madre de todos nuestros deseos de ser felices.
Eres la tierra que dice sí a la vida.
Eres la humanidad que consiente en Dios.
Eres la fruta de las promesas del pasado
y el futuro de nuestro presente.
Eres la fe que acoge lo imprevisible,
eres la fe que acoge lo invisible

Te saludo María,
madre de todas nuestras búsquedas
de este Dios imprevisto.
Del Templo donde lo pierdes,
al Calvario donde es colgado
su camino te parece una locura.
Eres cada uno de nosotros que busca a Jesús,
sin comprender bien su vida y sus palabras.
Eres la madre de las oscuridades de la fe,
tú quien observas todos los acontecimientos en tu corazón,
profundizas y meditas todos nuestros ” ¿por qué? ”
Y quien confía en el futuro de Dios, tu Señor.

Te saludo María,
madre de todos nuestros sufrimientos.
Eres la mujer de pie
al pie del hombre crucificado,
eres la madre de todos los que lloran
la inocencia masacrada y el preso torturado.

Te saludo María,
madre de Jesús y del discípulo que creyó.
Eres la madre de los Hombres y de la Iglesia,
estás en la encrucijada de la historia de la salvación
que Dios inventa desde Abraham y Moisés.

Te saludo María,
madre de todos nuestros pentecostés.
Eres, con los apóstoles,
la Iglesia que ruega y acoge los dones del Espíritu Santo.

Te saludo María,
madre de todas nuestras esperanzas.
Eres la estrella radiante de pueblo en marcha hacia Dios.
Eres el anuncio de la humanidad transfigurada,
eres el éxito de la creación
que Dios hizo para su eternidad.

*

Michel Hubaut
Oración extraída de «Cristo nuestra felicidad, aprender a orar con san Francisco de Asís y Santa Clara de Asís», Éditions Fayard, 1986

*

2-1

***

María, en su canto de alabanza, no engrandeció a Dios sólo de una manera abstracta por haber «levantado a los humildes» y haber «llenado de bienes a los hambrientos», sino que lo hizo indudablemente también porque conocía esta bajeza ante Dios mejor que cualquier otra criatura: Dios, el poderoso, en efecto, «ha mirado la humildad de su sierva», y por esa mirada proyectada sobre ella, no por su ensalzamiento, ella se alegra por «la grandeza del Señor». Si bien María era materialmente pobre, no se alegra por los dones materiales que le fueron concedidos […], sino por el don inaudito de una maternidad mesiánica, que no era tanto un don hecho a ella personalmente como un acto de misericordia hacia su «siervo Israel», que ha obtenido la «semilla de Abrahán»por la que había suspirado tanto tiempo. En su opción en favor de los pobres, María es perfectamente ella misma, no se ha alienado en absoluto en «otra María».

Sabe que ha llegado a ser Madre de una manera única e incomparable por pura gracia, y Madre no sólo de su único Hijo, sino, en él, de todos aquellos que mediante él y en él se han convertido en hijos e hijas de Dios en la Iglesia. (Y cuando aquí hablamos de Iglesia, sus confines permanecen indefinidos, porque la gracia de la redención de Cristo ha llegado, en efecto, a todos los hombres que nacieron antes que él y después de él.) «La mediación de María está ligada, efectivamente, a su maternidad, posee un carácter específicamente materno»(Redemptoris Mater 38) y, por eso, ella es el centro de la «comunión de los santos», «está como envuelta por toda la realidad de la comunión de los santos» (Redemptoris Mater 41), de esa capacidad de ser-para-los-otros en el Reino de Dios como coronamiento sobrenatural de la estupenda posibilidad ya en el plano natural, o sea, de la capacidad de poderse apoyar y ayudar recíprocamente.

*

H. U. von Balthasar, «Comentario a la encíclica “Redemptoris Mater”», en H. U. von Balthasar – J. Ratzinger, María. El sí de Dios al hombreo. Introducción y comentario a la encíclica«Redemptoris Mater», Brescia 31988, pp. 56ss, passim)

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

15 de Agosto de 2024. Solemnidad de La Asunción de María.

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en 15 de Agosto de 2024. Solemnidad de La Asunción de María.

SSCC-DelegacioPlata7-1024x621


1ª LECTURA

Apocalipsis 11,19a;12,1.3-6a.10ab

Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de la alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo:

“Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.

***

Salmo responsorial: 44

De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir. R.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real. R.

***

2ª LECTURA

1Corintios 15,20-27a

Primero Cristo como primicia; después todos los que son de Cristo

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

***

EVANGELIO

Lucas 1,39-56

El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

“¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.”

María dijo:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.”

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

*

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(15 de Agosto de 1977)

***
IMG_6456

SU CUMPLEAÑOS

… todo este gesto tan amable de su presencia y sobre todo de su oración, por este servidor de ustedes, a quien abruma este cariño del pueblo y por el cual estoy dispuesto a seguir dando los años que el Señor me conceda. Y considero como un bello regalo de cumpleaños, que la Iglesia misma se hace, este nuevo diácono que vamos a ordenar.

LA ASUNCIÓN DE MARIA

Y en el ambiente del misterio que celebramos hoy, cómo recobra encanto toda esa fiesta de la Arquidiócesis en su Catedral. La asunción en cuerpo y alma de la Virgen al cielo no es una opinión piadosa. Es un dogma de fe, el dogma diríamos, de moda, el más reciente. Fue al clausurar el año de 1950 aquel gran Año Santo, que llevaba a Roma muchedumbres y que recibía aquel gran Pontífice que fue Pío XII. Durante esos años, se hizo una consulta muy interesante a todos los obispos del Mundo: ¿Cómo estaba en el pueblo la creencia de esta verdad, de que María ha sido llevada en cuerpo y alma al cielo? Al mismo tiempo que recogía la tradición de la liturgia, de la teología, y todo lo profundo que la Iglesia tiene en sus estudios, pudo tener la seguridad, el 1º de noviembre de aquél Año Santo, de proclamar como dogma de fe, y que por tanto es obligatorio creerlo todos los católicos, que María, después de terminar su curso mortal en la tierra, fue asunta, como recogida por Dios, en cuerpo y alma. Podemos decir, hermanos, porque una verdad que corresponde a los orígenes de nuestro cristianismo, a los orígenes del mismo Cristo, apenas en nuestro tiempo se proclama dogma de fe, no es que el Papa Pío XII inventó que María ha sido llevada en cuerpo y alma, como si hubiera inventado esa verdad hoy en 1950. Los dogmas no los hace el Papa. El Papa lo que hace es poner el sello de su autoridad, de su magisterio, para darle seguridad al pueblo de que esa verdad está contenida en la divina revelación. Y lo creemos no sólo porque lo dice el Santo Padre, sino sobre todo porque lo ha dicho Dios y lo ha revelado en la Sagrada Biblia y en la tradición viviente de la Iglesia. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Rasgos de María”: La Asunción de la Virgen María (B)

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en “Rasgos de María”: La Asunción de la Virgen María (B)

Dorothy Webster Hawksley, (1884-1970) Visitación de María a su prima IsabelMi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.

La visita de María a Isabel permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a Jesús, antes incluso de haber nacido. La escena está cargada de una atmósfera muy especial. Las dos van a ser madres. Las dos han sido llamadas a colaborar en el plan de Dios. No hay varones. Zacarías ha quedado mudo. José está sorprendentemente ausente. Las dos mujeres ocupan toda la escena.

María, que ha llegado aprisa desde Nazaret, se convierte en la figura central. Todo gira en torno a ella y a su Hijo. Su imagen brilla con unos rasgos más genuinos que muchos otros que le han sido añadidos a lo largo de los siglos a partir de advocaciones y títulos alejados de los evangelios.

María, «la madre de mi Señor»

Así lo proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo. Es cierto: para los seguidores de Jesús, María es antes que nada la Madre de nuestro Señor. De ahí arranca toda su grandeza. Los primeros cristianos nunca separan a María de Jesús. Son inseparables. «Bendecida por Dios entre todas las mujeres», ella nos ofrece a Jesús, «fruto bendito de su vientre».

María, la creyente

Isabel la declara dichosa porque «ha creído». María es grande no simplemente por su maternidad biológica, sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser Madre del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su Palabra dentro de su corazón; la ha meditado; la ha puesto en práctica cumpliendo fielmente su vocación. María es Madre creyente.

María, la evangelizadora

María ofrece a todos la salvación de Dios, que ha acogido en su propio Hijo. Esa es su gran misión y su servicio. Según el relato, María evangeliza no solo con sus gestos y palabras, sino porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su Espíritu. Esto es lo esencial del acto evangelizador.

María, portadora de alegría

El saludo de María comunica la alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera en escuchar la invitación de Dios: «Alégrate… el Señor está contigo». Ahora, desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo. Ella es para la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

15 de Agosto. Asunción de la Virgen María: “El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes”

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en 15 de Agosto. Asunción de la Virgen María: “El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes”

IMG_6457De Koinonia:

Apocalipsis 11,19a;12,1.3-6a.10ab: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal:Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario.
Salmo responsorial: 44. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
1Corintios 15,20-27a: Primero Cristo como primicia; después todos los que son de Cristo.
Lucas 1,39-56: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes.

La primera lectura nos enseña a mostrar las señales con que Dios invita a la esperanza. Aparece la lucha a muerte del dragón contra la mujer y su descendencia (Cristo y los cristianos). La aparición del arca de la alianza de Dios (cf. Nm 10,33-36); 1Sam 4,6-7) señala el hoy de la presencia de Dios en medio de los seres humanos, ya derrotados el pecado y el mal (21,3). Las dos señales que aparecen en el cielo, la mujer y el dragón, deben ser interpretadas por la asamblea litúrgica en el espacio-tiempo. La mujer es el pueblo de Dios; es más, representa la asamblea del pueblo de Dios reunida ya, ahora y aquí, en la Eucaristía dominical. El dragón es el mal, que actúa insertándose en la historia humana, y sobre todo desde los centros de poder (las siete cabezas con siete diademas), para intentar destruir la unidad y la comunión de la asamblea dominical (arroja a la tierra parte de las estrellas). El poder de este mundo se opone al alumbramiento de la mujer (se opone a Cristo) y quiere destruir su fruto (los cristianos). El Cristo elevado y sentado en el Trono de Dios señala la derrota de Satanás. La Iglesia en el desierto, huye del mal y es sostenida por Dios, como Jesús. La glorificación de Cristo, una vez para siempre, es la garantía que nunca jamás nada impedirá que El sea dado a luz por la asamblea eucarística dominical en el hoy, en el espacio-tiempo, hasta su venida en la plenitud de la gloria. María asunta es figura de la Iglesia, tanto la celestial como la que camina dando a luz a Cristo para el ser humano de hoy, y prefigura la victoria final de toda la Iglesia con Cristo, por él y en él.

La segunda lectura nos presenta la afirmación central sobre la resurrección de Cristo y de los muertos: Cristo no es un cadáver que revive, sino que es le Resucitado (el vencedor de la muerte) que causa la resurrección de los muertos. Cristo ha derrotado la muerte (la vencedora de la vida) en su propio terreno, la ha destituido (le ha arrebatado todo su poder sobre la vida), a fin de liberar a todos los que estaban bajo su poder. Cristo resucitado garantiza la resurrección de todos los muertos. Conviene notar el paralelismo alternado: por un ser humano, la muerte; por otro ser humano, la resurrección de los muertos; en Adán, todos murieron; en Cristo, todos vivirán. En definitiva, Pablo afirma que el don de la vida se da en la resurrección de Cristo. María, al frente de los que son de Cristo (15,23), goza de la vida de la gloria del Reino y ya celebra la destitución del único y último enemigo: la muerte.

La escena evangélica de hoy se centra en el encuentro de las dos madres y de sus respectivos niños, en la continuidad del designio de Dios (AT y NT), une teológicamente los relatos paralelos de la infancia de Juan (el último profeta del AT) y de Jesús. Y es el Espíritu quien marca esta continuidad. Toda la escena rebosa de teología, y para que no se pierda ni un ápice, Lucas la concluye con el mutis de María (1,56). En este encuentro, Lucas pone en boca de María este himno judeocristiano (1,47-55), que se inspira en el cántico de Ana (1Sam 2,1-10) y en toda la tradición bíblica (sobre todo de los salmos). Himno que expresa la fe y la esperanza de los pobres y humildes del pueblo de Dios. Son los «hijos de Sión», «los pobres del Señor», quienes, en María y con ella, alaban a Dios por las grandes obras que ha hecho en ellos/en ella (1,46-49), por lo que hace en su favor (1,50-53) y, finalmente, por su amor misericordioso a favor de Israel, en conexión con las promesas realizadas y selladas con la bendición de Abraham y a su descendencia (1,54-55). María es también hija de Abraham. Así, en María, en este encuentro entre el AT y el NT, se une la espera con la realización y, al mismo tiempo, se manifiesta la predilección histórica del Señor de Abraham y de María por los pobres de todos los tiempos.

Hoy celebramos la «asunción gloriosa» de María. No se trata de ninguna elevación vertical, de ninguna traslación física, de ningún viaje sideral. No fue ascensión real, física, la «ascensión» de Jesús; mucho menos será asunción física la asunción de María. Esa «asunción gloriosa» es una manera de hablar, que quiere decir algo, algo importante, pero no precisamente un traslado físico, un sentido literal inmediato de las palabras. Podemos –y deberíamos– ser creyentes de hoy, maduros, conscientes del valor simbólico y metafórico de muchas de las expresiones clásicas de nuestra fe. Valor «simbólico», «metafórico», no significa, en absoluto, falta de valor, carencia de sentido, ausencia de contenido. Muy al contrario. Significa que la verdad expresada es una verdad profunda, no susceptible de ser expresada con palabras fáciles, descriptivas, meramente referenciales de lo físico o material.

Nuestra fe expresa que en María Dios ha dignificado a todos los seres humanos, en especial a las mujeres, convirtiéndolos en plenos participantes de su obra salvífica. El ser humano había echado a perder los planes de Dios con opresiones, violencias y desigualdades. Dios, en Jesús, llama el mundo al nuevo orden, donde todos los seres humanos son igualmente dignos y de este modo se inaugura una nueva era de plenitud.

La fiesta de la «asunta», como la llama el pueblo cristiano en muchos lugares de América Latina, nos invita a vivir en el presente el futuro de Dios. María vivió su existencia como una manifestación de la obra salvadora de Dios. No hubo momento de su humilde existencia en el que el amor misericordioso del padre no se hiciera solidaridad, misericordia y compasión con todas las personas que, como ella, vivían situaciones de pobreza y exclusión. María encarnó todos aquellos valores que nos permiten comprender como el futuro de Dios se manifiesta en las limitaciones de nuestro presente. María nos invita a vivir gozosamente la vida como un encuentro permanente con el Dios de la vida y la historia que realiza su obra redentora en las miserias de nuestro mundo y en las limitaciones de nuestra existencia.

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Asunción

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Asunción

30C1785A-D005-4032-A2FB-FB61499B57D0Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Misa vespertina de la vigilia

Para que una verdad sea proclamada dogma por la Iglesia católica es preciso que tenga un fundamento bíblico. En el caso de la Asunción de la Virgen es casi misión imposible, porque ningún texto del Nuevo Testamento cuenta su muerte ni su asunción. Sin embargo, con buena voluntad se encuentra un mensaje muy actual en las lecturas, especialmente en esta época de pandemia. Me limito a las de la misa de la vigilia, que me resultan más sugerentes.

El premio merecido de María (Lucas 11,27-28)

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:

– «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero él repuso:

– «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

El dicho popular: «Bendita sea la madre que te parió» tiene en el ambiente de Jesús una formulación más completa: «Bendito sea el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron». Nuestro dicho se limita al momento del parto; el que le dirige a Jesús una mujer desconocida tiene en cuenta los meses de gestación y los años de crianza. Es todo el cuerpo de la madre, vientre y pechos, lo que recibe la bendición.

Y esta es la relación con la fiesta: el cuerpo y alma de María, tan estrechamente unidos a Jesús, debían ser glorificados, igual que él. Si echamos la vista atrás, la vida de María no fue un camino de rosas. El anciano Simeón le anunció que una espada le traspasaría el alma. Y el primero en clavársela fue su propio hijo, que a los doce años se quedó en Jerusalén sin decirles nada. «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?». «Porque tengo que estar en las cosas de mi Padre». Y eso supondrá para María un sufrimiento continuo desde que comienza la actividad pública de Jesús. Oír que a su hijo lo acusaban de endemoniado, de comilón y borracho, de amigo de ladrones y prostitutas, de blasfemo… para terminar muriendo de la manera más infame. El cuerpo y el alma de María merecían una compensación. Esa glorificación es lo que celebramos hoy.

El premio inmerecido de todos nosotros (1 Corintios 15,54-57)

El destino de María es válido para todos nosotros, aunque por motivos muy distintos. Pablo alude al primer pecado: la ley de no comer del árbol de la vida provocó el pecado y, como consecuencia, la muerte. Pero de todo ello nos ha liberado Jesucristo, y la última palabra no la tiene la muerte sino la inmortalidad.

Hermanos:

Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?». El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la Ley. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!

En esta larga etapa de pandemia, donde la muerte se ha hecho tan cercana y tantos cuerpos han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de la enfermedad, la fiesta de la asunción nos anima y consuela sabiendo que «esto corruptible se revestirá de incorrupción, y esto mortal de inmoralidad».

Un complemento poético (1 Crónicas 15,3-4.15-16; 16,1-2)

La misa de una solemnidad debe tener tres lecturas, la primera del Antiguo Testamento. Recordando que en las letanías se invoca a María como Arca de la alianza (Foederis arca), se pensó que el texto más adecuado para esta fiesta era el que describe la entrada del arca de la alianza en Jerusalén (el templo todavía no estaba construido). De la misma forma solemne y alegre entraría María en el cielo.

 En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

José Luis Sicre

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Solemnidad de la Asunción de María. 15 de Agosto de 2024

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Solemnidad de la Asunción de María. 15 de Agosto de 2024

98FF4975-023F-4EA9-936A-591C6967F05B

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”

(Lc 1, 39-56)

El evangelio de la solemnidad de la Asunción de María nos coloca en una de las escenas más alegres y llenas de color de todo el Evangelio.

El encuentro de estas dos mujeres, que están gestando en sus entrañas las más grandes promesas de Dios para la humanidad, es un canto eterno de esperanza.

Todo es tan incipiente y oculto que es difícil creer en ello, pero el encuentro de las dos experiencias deja fuera de juego a las dudas.

Isabel escucha la voz de María y la vida salta dentro de ella. Más tarde el Evangelio acabará con otro saludo, con otra voz la de Jesús que también hará saltar la vida en el corazón de María Magdalena. Podemos decir que la historia de Jesús empieza y termina (comenzando) con un salto. Primero saltó Juan, más tarde saltó María Magdalena. Son saltos de alegría y de vida porque es eso lo que nos regala Dios por medio de Jesús.

Y María aceptó ser cómplice de Dios en toda esta aventura. Dijo hágase e hizo de su vida un continuo espacio para los planes de Dios. Se atrevió con lo inesperado e incluso con lo imposible. Se puso en camino y se hizo abrazo con Isabel. Ellas dos no enseñan a ser abrazo, prolongación del abrazo que es Dios Trinidad. En ese encuentro estrecho somos la más bella imagen de nuestro Creador.

Oremos

Trinidad Santa, Abrazo Tierno, que seamos portadoras y transmisoras de abrazos, que llevemos la sorpresa de tu mensaje que hace saltar de alegría y transforma la soledad en compañía. Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Lo que permanece de María no es su biología, sino verdadero ser.

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en Lo que permanece de María no es su biología, sino verdadero ser.

luciara_virgenLA ASUNCIÓN II

Lc 1,39-56

No debemos caer en el error de considerar a María como una entidad paralela a Dios, sino como un escalón que nos facilita el acceso a Él. El cacao mental que tenemos sobre María, se debe a que no hemos sido capaces de distinguir en ella dos aspectos: uno la figura histórica, la mujer que vivió en un lugar y tiempo determinado y que fue la madre de Jesús; otro la figura simbólica que hemos ido creando a través de los siglos, siguiendo los mitos ancestrales de la Diosa Madre y la Madre Virgen. Las dos figuras han sido y siguen siendo muy importantes para nosotros, pero no debemos confundirlas.

De María real, con garantías de historici­dad no podemos decir casi nada. Los mismos evangelios son extremadamente parcos en hablar de ella. Una vez más debemos recordar que para aquella sociedad la mujer no contaba. Podemos estar completamente seguros de que Jesús tuvo una madre y además, de ella dependió totalmente su educación durante los doce primeros años de su vida. El padre, en aquel tiempo, se desentendía totalmente de los niños. Solo a los 12 ó 13 años, los tomaban por su cuenta para enseñarles a ser hombres; hasta entonces se consideraban un estorbo.

De lo que el subconsciente colectivo ha proyectado sobre María, podíamos estar hablando semanas. Solemos caer en la trampa de equiparar mito con mentira. Los mitos son maneras de expresar verdades a las que no podemos llegar por vía racional. Suelen ser intuiciones que están más allá de la lógica y son percibidas desde lo hondo del ser. Los mitos han sido utilizados en todos los tiempos, y son formas muy valiosas de aproximarse a las realidades más misteriosas y profundas que afectan a los seres humanos. Mientras existan realidades que no podemos comprender, existirán los mitos.

En una sociedad machista, en la que Dios es signo de poder y autoridad, el subconsciente ha encontrado la manera de hablar de lo femenino de Dios a través de una figura humana, María. No se puede prescindir de la imagen de lo femenino si queremos llegar a los entresijos de la divini­dad. Hay aspectos de Dios, que solo a través de las categorías femeninas podemos expresar. Claro que llamar a Dios Padre o Madre son solo metáforas para poder expresarnos. Usando solo una de las dos, la idea de Dios queda falsificada porque podemos quedar atrapados en una de las categorías masculinas o femeninas.

El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión es muy significativo, pero no garantiza que se haya entendido correctamente el mensaje. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta incapacitarla para ser auténtica expresión de lo divino. La mitología sobre María puede ser muy positiva, siempre que no se distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad que la convierte en una figura inservible para un acercamiento a la divinidad.

La Asunción de María fue durante muchos años una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia, con el ánimo de apuntalar sus privilegios, que la sociedad le estaba arrebatando.

Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir y otra la formulación en que se mete esa verdad. Ni Jesús ni María, ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubieran entendido nada de esa definición dogmática. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Al decir que María fue elevada a la gloria celeste en cuerpo y alma, ¿qué quieren decirnos? No se puede entender al pie de la letra. Es una gran metáfora que tiene pleno sentido.

El domingo pasado decíamos que la vida biológica tiene sus propias leyes inexorables que ni Dios puede contradecir. Toda vida está programada para terminar (morir). Esto no es un accidente como se ha pretendido hacernos pensar: “por el pecado entró la muerte en el mundo”. La muerte es tan natural como el nacimiento. No hay razón ninguna para considerarla un desdoro para nadie, ni para Jesús ni para María.

La fiesta de la Asunción de María nos brinda la ocasión de profundizar en el misterio de toda vida humana. A todos nos preocupa cuál será la meta de nuestra existencia. Se trata de la aplicación a María de toda una filosofía de la vida, que puede llevarnos mucho más allá de consideraciones piadosas. La vida biológica termina, pero si durante esa vida hemos descubierto las posibilidades de Vida divina, esa Vida permanecerá.

La creación entera está en un proceso de evolución, pero aquella realidad hacia la que tiende, es la realidad que le ha dado origen. Ninguna evolución sería posible si esa meta no estuviera ya en la realidad que va a evolucionar. Ex nihilo nihil fit, (de la nada, nada puede surgir) dice la filosofía. Si como principio de todo lo que existe ponemos a Dios, resultaría que la meta de toda evolución sería también el mismo Dios.

Lo que queremos expresar en esta fiesta, es precisamente esto. No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente también en el cuerpo, a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Nunca la doctrina oficial ha dicho que el cielo sea un lugar.

El dogma es un intento de proponer que la salvación de María fue absoluta y total. Esa plenitud consiste en una identificación con Dios. Como en el caso de la ascensión, se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su vida terrena y ha llegado a su plenitud. Pero no a base de añadidos externos sino por un proceso interno de identificación con Dios. En esa identificación con Dios no cabe más. Ha llegado al límite de las posibilidades. Esa meta es la misma para todos. “Cielos” significa lo divino.

Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás serán llevados al cielo, pero después del juicio final, ¿de qué están hablando? Para los que han abandonado esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante. Concebir el más allá, como continuación del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y muchos se encuentran muy a gusto en él.

Cuando hablamos de Jesús y de María, debemos hacer una distinción. Por ser seres humanos históricos y reales, sí podemos hablar de ellos con propiedad desde la perspectiva terrena. Pero cuando tratamos de expresar lo divino que hay en ellos, nos encontramos con el mismo problema de Dios. No podemos hablar de esa conexión con lo divino si no es por medio de metáforas y signos.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

María, parábola de Dios.

Jueves, 15 de agosto de 2024
Comentarios desactivados en María, parábola de Dios.

magnificat-wLc 1, 39-56

«Por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso».

La buena Noticia es que en Jesús hemos visto que Dios es mucho mejor de lo que nadie había sido capaz de imaginar, y por eso “Abbá” es el corazón de esa buena Noticia. A Abbá le conocemos en Jesús, el hombre tan lleno de su espíritu que se le transparentaba, o dicho en lenguaje coloquial, el hijo que “había salido” a su Padre.

Pero poco les duró a los cristianos la alegría de este feliz hallazgo, pues desde época muy temprana, la teología erudita se encargó de dar un cambiazo nefasto sustituyendo a Abbá por el Dios Todopoderoso que juzga nuestros pecados. Tampoco Jesús salió bien parado de este envite, pues se convirtió en el Señor (el amo) que volverá para separar las ovejas de las cabras y enviar a las cabras al castigo eterno.

¡Había muerto la buena noticia!

Pero cuando en lo más recóndito de su ser, allá donde no llega la conciencia, los fieles  cristianos se sintieron desamparados y a expensas de un juez que iba a determinar su destino, se apresuraron a buscar una buena abogada; y no puede haber mejor abogada, mejor intercesora, que una madre, porque su amor es incondicional y no lleva cuentas del mal… Por supuesto, la mejor madre que podían encontrar era María, la madre de Jesús, así que la revistieron de los atributos más destacados de Dios-Abbá y recuperaron lo que les habían arrebatado.

La devoción a María se convirtió así en la más entrañable, y a sus devotos todo les parecía poco para adornar a la que se había convertido en su mejor garantía ante la fría justicia de Dios. Era nuestra madre amantísima, el refugio de los pecadores, el auxilio de los cristianos, la consoladora de los afligidos… Por supuesto, la madre del cielo no podía estar sometida al pecado, y nació el dogma de su Concepción Inmaculada. Tampoco podían sus restos corromperse bajo tierra como los de cualquier mortal, y eso dio lugar al dogma de su Asunción en cuerpo y alma a los cielos…

Y desde nuestra mentalidad ilustrada y pedante, todo esto nos resulta gazmoño y pueril; pensamos que ninguna persona culta del siglo XXI puede creer en estas simplezas que lo único que revelan es la inmadurez de la fe de nuestros abuelos… Pero en el fondo es una historia preciosa que muestra que el Espíritu sopla dónde y cuándo se le necesita, y muestra también que se encuentra mucho más a gusto entre la gente sencilla que entre los sabios y entendidos.

Ruiz de Galarreta llamaba a María “Parábola de Dios”, y añadía: «No hay palabras ni sentimientos capaces de agradecer suficientemente a María la salvación de todo lo que más caracteriza a la religión de Jesús, a la buena Noticia: sentirse querido, saber que alguien siempre te comprende, te perdona y te acoge, alguien a quien no temer, alguien que no lleva cuentas de mal… Eso, que debería haber sido Dios-Abbá, fue para los cristianos la madre de Jesús».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.