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Xavier Pikaza: “Jesús dijo que lo contrario a Dios es un dinero absolutizado”

Lunes, 29 de julio de 2019
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Xavier-Pikaza-publica-Dios-dinero_2140295957_13769158_660x371‘Dios o el dinero. Economía y Teología’, editado por Sal Terrae

Mammón, el dinero, viene de la misma raíz que amén; es aquello a lo que se le da crédito”

“En el Apocalipsis hay un poder político-militar que quiere adueñarse de todo pero que no puede hacerlo porque necesita el poder de la propaganda”

“Cuando Carlos Marx intenta definir lo que es el capital no hace otra cosa que poner en forma teórica, en forma científica, elementos que están ya en el Nuevo Testamento”

“La palabra jerarquía es una palabra antigua, muy mala, porque significa poder sagrado y lo sagrado no es poder, lo sagrado es fraternidad”

“Los gays sí pueden ser curas. Es una pregunta inútil y falsa, perdona, porque el 40 por ciento de los curas son gays. Cerrar los ojos a esta realidad es una tontería”

“Llegará el tiempo en que uno servirá en la Iglesia como un sacerdote ministerial 10 o 20 años y un día decidirá dejarlo y no habrá trauma. Porque hoy dejar de ser obispo es un trauma absoluto”

Xabier Pikaza (Orozco, 1941) es uno de los mejores biblistas, me atrevería a decir, del mundo. Ha sido y es santo y seña y referencia de mucha gente a lo largo de muchos años, tanto en España como en el extranjero. Es una máquina de escribir libros, y sin ‘negro’. El último se llama Dios o el dinero. Economía y Teología, publicado en Sal Terrae en la colección Presencia teológica. Vamos a hablar de él y de algunas otras cosas.

Xabier, un placer. Bienvenido.

Muchas gracias.

¿Por qué este libro, en este momento?

Siempre me ha interesado el tema de la economía en relación con el estudio de la Biblia, con la Teología y, sobre todo, con la historia de la Iglesia. La razón más concreta es porque hace exactamente dos años me invitaron, de una especie de escuela especial de la Universidad Iberoamericana de México, a dar un curso sobre riqueza e Iglesia. Yo les dije que no me atrevía a escribir sobre riqueza de iglesia porque es un tema complejo donde no quería entrar en aquel momento. Pero les propuse un pequeño curso sobre Biblia y riqueza, porque a eso sí me animaba, y me dijeron que sí. Entonces fui a México, hace dos años, a impartirlo y el curso se ha publicado en la Sección de Publicaciones de la Universidad Iberoamericana de México; una universidad muy prestigiosa que apenas vende libros en papel pero, si alguien quiere buscarlo lo encontrará fácilmente online y la descarga es gratuita.

Hablas del dinero, lógicamente, desde el punto de vista bíblico, como del dios Mammón.

Sí. Lo que hice fue un curso general sobre el dinero: una primera parte sólo sobre el dinero en el Antiguo Testamento en el plano histórico, cultural y teológico. Una segunda parte sobre el dinero en el mensaje y en la vida de Jesús. Y una tercera parte sobre el dinero en el comienzo de la Iglesia. El dinero empieza siendo un tema económico y termina siendo un tema radicalmente teológico. Y eso es lo que hago ver en este libro.

El dinero empieza siendo un tema económico y termina siendo un tema radicalmente teológico

Dices, nada más empezar, en la introducción, que el dinero, el dios Mammón, es un parásito que envenena.

Sí. Empiezo diciendo eso y termino diciendo eso. Pero la invención del dinero fue algo trascendental en la cultura de Occidente. La cultura de Occidente que, de alguna forma, está vinculada a Mesopotamia pero de forma muy intensa a Egipto y a la tierra de Canaán (Fenicia), que fue el lugar donde se inventó y se propagó mejor y más el dinero. De tal forma que, cuando empieza la Biblia a escribir sobre ‘Dios uno’ y sobre la adoración del ‘único Dios’, los fenicios están creando un imperio económico que une por una parte a Egipto y por otra parte a Mesopotamia de tal forma que egipcios y mesopotamios tienen que pedir dinero a la ciudad de Tiro, que es la que está teniendo lo que llamaríamos un ‘Banco Mundial’ ya desde el siglo VIII-VII a. C.

Se ha escrito y se escribe la historia del Imperio babilonio o del Imperio último de los egipcios, pero detrás está el dinero fenicio. Y Fenicia, Tiro, está 60 o 70 kilómetros de Nazaret. Es decir, que en ese ambiente del dios dinero nace, por otra parte, el dios Yahvé del Antiguo Testamento. Y así empiezo estudiando esta temática.

Y dando un salto, del dios Yahvé del Antiguo Testamento vamos al Nuevo Testamento. La relación de Cristo con el dinero.

Es muy ambigua y muy rica; por una parte Jesús no se opone directamente al dinero y los Evangelios suponen que en su grupo maneja algo. En contra de Juan Bautista, que no manejaría ningún dinero. Los evangelios nos cuentan que hay mujeres que dan cierto dinero para que el grupo siga adelante. Pero, Jesús, directamente, no actúa con dinero y cuando le preguntan cuál es lo contrario a Dios la respuesta es que no es el ateísmo ni una especie de culto al sexo como tal: lo contrario a Dios es un dinero absolutizado. Y utiliza la palabra común aramea que es ‘mammón’. Mammón viene de la misma raíz que amén; es aquello a lo que se le dice amén. Aquello en lo que se cree. Y es el dinero vinculado después, entre nosotros, al crédito. A creer. Es el dinero como realidad en la que uno confía la vida. En la que uno se apoya. Y eso, el culto al dinero, es lo contrario al culto a Dios. Porque Dios es la gratuidad, es la vida para todos, es la ayuda a los enfermos.

¿Es el dinero como ídolo?

Es el dinero como ídolo convertido en seguro de la vida de los hombres. No es puro dinero material para de alguna manera repartir, compartir, hacer pequeños mercaditos. Es cuando el dinero de un mercado se convierte en el único dios.

Hoy, dicen algunos grandes economistas, solo hay tres dioses: un primer dios es el capital: el dinero convertido en único poder que todo lo mueve. El segundo dios, el equivalente a Cristo, sería un tipo de empresa productora de bienes materiales o bienes de otro tipo, como los mediáticos en el mundo en que ahora estamos de las comunicaciones. Y el tercer dios, el Espíritu Santo, es un mercado global donde todo se compra y se vende. Esos tres dioses forman la trinidad. Jesús no lo ha expuesto así pero este es su mensaje de fondo.

De alguna manera el libro del Apocalipsis, que es el que retorna con más fuerza a los motivos de Jesús, se centra en aquello que pone a la entrada de Roma en un gran letrero: “Aquí se compra y se vende todo”. Se empieza comprando y vendiendo oro, piedras preciosas, metales preciosos, objetos de consumo caros. Y, termina la lista grande del mercado, “aquí se compran y se venden cuerpos y almas de hombres”.

Ese mercado pone al hombre al servicio de quien da el dinero. Y en ese sentido, uno de los que mejor ha captado el mensaje de Jesús sería el Apocalipsis que dice cosas que Jesús no dijo así pero que están en el fondo así.

En el Apocalipsis hay un poder político-militar que quiere adueñarse de todo pero que no puede hacerlo (es un poder que está representado por Roma) porque necesita un segundo poder, que es el poder mediático; el poder de la propaganda, el poder de la falsa profecía: que todos en el Imperio acepten las normas del Imperio. Es lo que sería el poder ideológico, el poder sobre las conciencias. Y el tercer poder, el que los engloba ambos y es la gran prostituta, que es el imperio convertido en dinero: todo se compra y se vende.

Frente a eso, Jesús tiene la certeza de que lo divino es la ‘gratuidad’. Está todo en el Apocalipsis. Hasta el punto de que, hace muy poco, la mejor manera para ver las descripciones actuales de la economía, la mejor descripción, era del Apocalipsis. Y cuando, por ejemplo, hace siglo y medio Carlos Marx intenta definir lo que es el capital no hace otra cosa que poner en forma teórica, en forma científica, elementos que están ya en el Nuevo Testamento cuando se dice que el dios real de este mundo es el capital convertido en única realidad que domina la vida. El dios de las religiones es una especie como de escudo heráldico para decir: aquí está Dios y es muy bonito, pero el mundo real lo está dominando el dinero.

Incluso, dices que en el Apocalipsis está profetizada la caída de una prostituta. La caída del sistema capitalista.

Sí. Está pronosticada y anunciada pero no en forma cronológica. Ese tema de la caída de la gran prostituta aparece ya en el libro de Daniel. Se cuenta por años y años, y se dice que va a ser tal año. Las iglesias, desde antiguo, han querido pronosticar cuándo va a ser ese final. Sobre todo lo han querido hacer en el último siglo las Iglesias y comunidades protestantes: para ellos era el fin del mundo. Los Testigos de Jehová, adventistas y demás.

O sea, que no se refería, entonces, tanto a la caída del sistema capitalista cuanto al fin del mundo.

Se refiere a algo muy sencillo: este mundo, tal como funciona, camina al desastre. Este mundo, con los parámetros que tiene económicos políticos y sociales, llevado al extremo es un mundo inviable a no ser que vengan otros principios para poder vivir. Eso lo ha dicho de manera bastante interesante el papa Francisco en su encíclica sobre la ecología, donde termina diciendo que los poderes económicos-políticos de esta civilización capitalista llevan al mundo al desastre en una, dos, cuatro o veinte generaciones. Pero ese ya no es un argumento solo eclesial, sino que es un argumento hoy de carácter social. De carácter económico, como dicen los científicos.

¿De carácter científico? ¿Ese tipo de argumentos está probado científicamente?

Científicamente probado no está: hay algunos que niegan el cambio climático. Que aseguran que este mundo es infinitamente grande y que puede resistir cualquier tipo de capitalismo y de empresa. Hay mucha gente que cree que este mundo va a ser eterno. Pero da la impresión de que es cierto que este mundo no aguanta un tipo de sometimiento de saqueo, de destrucción de especies vegetales y animales, de calentamiento global. Y eso la Biblia no lo dice científicamente, lo dice antropológicamente, humanamente.

Este mundo de consumo y capital es inviable a no ser que vengan otros principios para poder vivir

Y lo que está diciendo el Apocalipsis es que, humanamente, un mundo dominado por un imperio como Roma, que está basado prácticamente en la mentira estructural de que lo grande es el Imperio Romano y que es el dios, un mundo donde todo se compra y se vende, tiene su fecha de caducidad. Lo dice simbólicamente, no quiere decir que sea así. Pronostica, de alguna forma, que la economía va a ser de tal manera dictatorial que los mismos poderes políticos, un día, lucharán contra ella y la vencerán; la destruirán.

¿Podemos imaginar un mundo futuro sin capital cuando otro tipo de poderes de carácter nacionalista, de carácter religioso destruyan a la economía? ¿Puede este mundo vivir dentro de 50 o 70 años sin esta economía capitalista? El Apocalipsis dice: este mundo en esa línea va al desastre. No dice cuándo va a ser eso. Y que hoy, ya, es un mundo de desastre. No está, por tanto, pronosticando algo que pasará dentro de 80 o 90 años sino algo que está pasando hoy.

Que es lo que, muy sencillamente, dice el papa Francisco: “esta economía mata y descarta”.

Así es. El Apocalipsis se atrever a decir, con una gran visión, que puede haber mil años de mundo distinto aquí. Que, en el fondo, no estamos condenados al desastre absoluto en este mundo pero que tengamos cuidado porque puede llegar. Y, en medio de ese desastre y a pesar de todo hay algo positivo. A pesar de todo está por delante la gran ciudad: la ciudad de la armonía, del equilibrio entre naturaleza y ciudad. La ciudad de las bodas… Pero esto es un canto religioso que va por delante de lo que llamaríamos el puro análisis económico-social.

¿Cómo recrear una economía -tú hablas de una economía planetaria- recreada en base a la doctrina oficial de la Iglesia y a la Teología de la liberación?

Ahora te cuento, pero antes vuelvo a la Biblia. En la Biblia, en los Evangelios, hay dos imágenes y las dos son muy importantes: Una imagen es la que está en Marcos 10, cuando un rico le ofrece dinero a Jesús y Jesús le dice que no quiere dinero, que venda sus bienes y se lo dé a los pobres.

Fuente Religión Digital

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