Joseph Bonnemain

Varios sacerdotes suizos se niegan a firmar un código de conducta diocesano en gran parte porque incluye disposiciones destinadas a proteger a las personas LGBTQ de la discriminación.

43 sacerdotes de la diócesis de Chur se niegan a firmar el “Código de conducta para tratar con el poder”, cuyo objetivo es prevenir el abuso espiritual y sexual en la iglesia y es vinculante para todos los trabajadores de la iglesia, incluido el obispo. Katholisch.de informó sobre la declaración de los sacerdotes:

“El [Círculo de Sacerdotes de Chur]. . .justifica su rechazo con ejemplos que se relacionan con la moralidad sexual de la iglesia y la comprensión católica del matrimonio. La oración, por ejemplo: “Me abstengo de hacer evaluaciones negativas generales de un comportamiento supuestamente no bíblico basado en la orientación sexual”. . . fue recibida con críticas.

“A los críticos también les desagrada el pasaje: ‘En las charlas pastorales, no abordé activamente temas relacionados con la sexualidad. En cualquier caso, me abstengo de hacer preguntas ofensivas sobre la vida íntima y el estado civil. Esto también se aplica a las conversaciones que tengo como supervisor”. Con este requisito, los pastores ya no pueden preguntar a los futuros cónyuges en la ceremonia de la boda si están de acuerdo con un matrimonio como una comunión sacramental de vida y amor entre un hombre y una mujer. .

“La oración ‘Me abstengo de cualquier forma de discriminación basada en la orientación o identidad sexual’ también contradice el orden general de la iglesia. Porque ya no sería posible expulsar del seminario a “personas que practican la homosexualidad”. El grupo de sacerdotes ve el requisito en el código de conducta, según el cual uno tiene que ‘apoyar‘ una declaración sobre la orientación sexual, como ‘irrazonable‘”.

Desde entonces, el Círculo de Sacerdotes le ha pedido al líder de la diócesis, el obispo Joseph Bonnemain, que retire su firma del código de conducta para ayudar a estabilizar lo que los sacerdotes llaman un “conflicto de conciencia” para los trabajadores de la iglesia. Por su parte, Bonnemain se ha negado a hacerlo, pero lamentó que las preocupaciones de los sacerdotes se expresaran tan públicamente incluso “antes de que se llevara a cabo una reunión en persona”. La cancillería ha dicho que los funcionarios diocesanos ahora están trabajando para aclarar y resolver.

La inclusión de Bonnemain de disposiciones LGBTQ positivas en el código de conducta sigue a los comentarios que hizo en 2021 en apoyo de las protecciones legales para las parejas del mismo sexo cuando los votantes suizos contemplaron un referéndum sobre la igualdad en el matrimonio. En ese momento, dijo que estaba “totalmente en contra de la discriminación y a favor de la diversidad”. También parecía abierto a bendecir a las parejas LGBTQ, o al menos permitir que los sacerdotes de su diócesis lo hicieran sin sanción.

Cualquier cosa que se pueda hacer para que las personas LGBTQ se sientan más bienvenidas y atendidas en la iglesia, como las disposiciones de este código de conducta, es un paso positivo. Esperamos que el obispo Bonnemain resista las críticas del grupo de sacerdotes, que son injustificadas, y se mantenga en el camino de la no discriminación.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 3 de mayo de 2022

Fuente New Ways Ministry

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¿Tienen un aspecto abominable?

A propósito de las barbaridades del obispo he leído en la página Case des Hommes esta reflexión que comparto:

Hace una semana, el obispo ultraconservador de la diócesis de Coire (Suiza) pronunciaba un discurso en Alemania en el congreso del Foro Deutscher Katholiken. Escogió el tema que le obsesiona citando el libro de Levítico (tercero de la Biblia) en el cap. 20 versículo 13: “Si alguien se acuesta con un hombre como si se acostara con una mujer, se condenará a muerte a los dos, y serán responsables de su propia muerte, pues cometieron un acto infame…” Los medios de comunicación no precisan si Mons. Vitus también citó el contexto que rodee este paso, por ejemplo:

– Quien maldiga a su padre o su madre deberá morir (versículo 9 del mismo capítulo);

– Quien comete adulterio con la mujer de su prójimo deberá morir con su cómplice (10);

– El hombre que se acuesta con la mujer de su padre / con su nuera: ambos deberán morir (11 y 12), su sangre recaerá sobre ellos;

– El hombre / la mujer que copule con una bestia, deberán morir y matarás a la bestia (15 y 16);

– El que penetra a su hermana, ve su sexo y ella ve su sexo: es un incesto. Serán cortados [exterminados] bajo los ojos de los miembros de su pueblo [castigo público], porque el hombre vió la desnudez de su hermana y llevará el peso de su falta [maldición eterna].

¡Te imaginas la hecatombe si se aplicasen estas recetas bíblicas hoy! ¡ Comenzaríamos con las religiosas y los religiosos de la Iglesia católica, todos los qué infringieron su compromiso de castidad – los heterosexuales, los LGBT y los pedófilos – lapidados! Podrían cerrarse entre el 50 % y el 70 % de sus sucursales, iglesias, monasterios, etc… Mons. Huonder, cuando evoca las demandas del “ lobby homosexual ” (entre las cuales está la igualdad de derechos ante la ley), es para afirmar que este avance es contrario a la libertad de pensamiento de los creyentes, su discriminación. ¡Razonamiento terriblemente retorcido para un suizo! ¡El obispo quiere ignorar la indignación de la alianza de los católicos suizos contra él, titulada Es reicht! ¡Es suficiente! ¿Forman todos parte del lobby gay, los 40.000 fieles que firmaron una petición para reinstalar al sacerdote de una parroquia campesina que había bendecido a una pareja homosexual en su diócesis?

Siento a Mons. Vitus como una alma plenamente atormentada, atada a atraer a otros a este infierno que la Iglesia inventó para controlar a los creyentes. No quiero prejuzgar sobre su orientación amorosa. Sin embargo, se parece por sus ataques a numerosos pastores y sacerdotes americanos que llevaron cruzadas virulentas contra las personas LGBT para acabar en los brazos de un prostituto que se ocupó de su desamparo sexual. Sin curarlos.

Estas reglas sobre los “derrames de esperma “, como los nombra el hebreo antiguo, eran lógicas en la época. Un pueblo rodeado de enemigos debía hacer fructificar cada gota de jugo masculino para engendrar guerreros y hembras fértiles. Y había que evitar sembrar el desorden en las familias con el fin de que se reprodujesen con regularidad, como hoy los cerdos de engorde. Es el modo de vida que los integristas cristianos, musulmanes y judíos querrían restablecer ahora. ¡Hacer el amor y lapidar cantando la gloria de Dios!

André

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Un obispo, Victus Huonder, de Chur (Suiza), crea una fuerte polémica en el espacio de lengua alemana por citar como autoridad un texto que llama a condenar a muerte a los homosexuales. Se trata de los pasajes del libro del Levítico, en la Biblia, que se utilizan habitualmente para respaldar la condena eclesiástica de la homosexualidad. Según este obispo, estos deberían bastar para concluir el debate. En palabras de Huonder, “solo hablar de ello es ya un ataque al Creador”.

La condena de la homosexualidad en el libro del Levítico debería bastar para cerrar el debate en la iglesia Católica. Esta, al menos, parece ser la opinión del obispo de Chur (Suiza), Victus Huonder, según lo que dijo en un encuentro titulado ‘La alegría de creer’ en la ciudad alemana de Fulda, y que fue recibido con aplausos.

Tras citar los dos textos del Levítico, habitualmente utilizados para condenar la homosexualidad, afirmaba que “ambos pasajes deberían bastar por sí solos para encarrilar correctamente la cuestión de la homosexualidad desde el punto de vista de la fe“. Asimismo, y como era de esperar, se pronunció en contra de las familias LGTB: “No existe la variedad de modelos de matrimonio y familia (…), solo hablar de ello es ya un ataque al Creador“.

Evidentemente, las reacciones y la polémica no se han hecho esperar, especialmente en Suiza y en el espacio de lengua alemana. Así, la organización LGTB suiza, Pink Cross, ha afirmado encontrarse “escandalizada y enfadada” ante estas declaraciones y ha exigido una disculpa. En este sentido, la entidad ha anunciado que esta semana interpondrá una denuncia contra el obispo. “Sí, para nosotros la libertad de opinión y religión son un bien superior. Toda persona puede legítimamente tener su opinión y expresarla. Lo que no está protegido, sin embargo, es cualquier opinión que llame al odio y el crimen (…). No todas las iglesias son homófobas y la mayor parte de los representantes y miembros no lo son en absoluto. Nuestra denuncia se dirige directamente al obispo de Chur. Agradecemos todas las voces que también dentro de la iglesia e iglesias a favor de los derechos e igualdad LGBT”, han aclarado.

Por otro lado, ha habido también reacciones desde la misma jerarquía. Obviamente, no se trata de una crítica abierta sino que toma más bien el aspecto de una ‘matización’. En efecto, Markus Büchel, obispo de St. Gallen (Suiza) ha dado a entender que el asunto es más complejo. En una carta dirigida a los fieles de su diócesis, Büchel señala que respetar la dignidad humana de una persona conlleva no reducirla a su sexualidad. Una correcta interpretación debe hacerse desde el punto de vista del amor al prójimo, además, señaló que “nuestro saber actual sobre la homosexualidad como una disposición y como una orientación sexual no elegida era desconocido en tiempos bíblicos“.

Ante ello, y como suele ocurrir, el obispo Huonder ha afirmado que se trata de un “malentendido“. Según él, nunca habría querido rechazar a las personas homosexuales y se remite a la doctrina recogida en el Catecismo de la Iglesia Católica (en concreto, los párrafos 2357-2358). En todo caso, por más que se le pueda conceder que no interpretaba el pasaje literalmente, no deja de llamar la atención que, a estas alturas, alguien pueda afirmar que una cita del Levítico puede zanjar la cuestión de las relaciones afectivas y sexuales entre personas del mismo sexo en el seno de la Iglesia católica.

Por otro lado, las declaraciones de este obispo no resultan nuevas en él. En otras ocasiones ya había manifestado una postura radicalmente contraria al reconocimiento de los derechos de las personas LGTB. A principios de este año, se enfrentó a uno de sus párrocos, Wendelin Bucheli von Buerglen, porque este había bendecido a una pareja de mujeres, lo que se resolvió con el traslado de dicho párroco a la diócesis de Lausana. Parece claro, pues, que Huonder pertenece al ala más conservadora de la jerarquía católica.

Por lo demás, sus declaraciones pueden tomarse como ilustración de las tensiones que parecen habitar la iglesia Católica: quienes plantean algún gesto de apertura y quienes defienden una estricta reafirmación doctrinal. El tema más candente es el de la comunión de las personas divorciadas que han vuelto a contraer matrimonio por vía civil. Pero sin duda, la realidad LGTB es otro de los temas ‘candentes’. Así pues, pocas cosas pueden atestiguar mejor estas tensiones que el cambio de postura del obispado de Cádiz sobre la autorización a Álex Salinas para que sea padrino de bautismo de su sobrino. Si estas diferencias son las propias de un cambio general en el futuro, o si serán barridas por una nueva reafirmación conservadora, solo el tiempo lo podrá resolver.

Fuente Dosmanzanas

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