El difícil todo
EL DIFICIL TODO
Tan sólo mejor
que la mejor parte
que escogió Maria,
el difícil todo.
Acoger el Verbo
dándose al servicio.
Vigilar Su Ausencia,
gritando su nombre.
Descubrir Su rostro
en todos los rostros.
Hacer del silencio
la mayor escucha.
Traducir en actos
las Sagradas Letras.
Combatir amando.
Morir por la vida,
luchando en la paz.
Derribar los troncos
con las viejas armas
quebradas de ira,
forradas de flores.
Cantar sobre el mundo
el Advenimiento
que el mundo reclama
quizá sin saberlo.
El difícil todo
que supo escoger
la otra María…
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Pedro Casaldáliga
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En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
– “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.”
Pero el Señor le contestó:
– “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.”
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Lucas 10, 38-42
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El concepto de hospitalidad ha perdido en nuestra cultura mucha de su fuerza y se emplea a menudo en ambientes donde estaríamos más inclinados a esperar una piedad aguada que una búsqueda seria de auténtica espiritualidad cristiana. Ahora bien, si hay un concepto que merece ser llevado a la profundidad original y a su potencial evocador es el de hospitalidad. Se trata, en efecto, de uno de los términos bíblicos más ricos, un concepto que está en condiciones de ahondar y ensanchar nuestra percepción respecto a las relaciones con los hermanos. Los relatos del Antiguo y del Nuevo Testamento no se limitan únicamente a indicarnos qué grave es la obligación de acoger al extranjero en nuestra casa, sino que nos señalan también que los invitados traen consigo dones preciosos, unos dones que están ansiosos de mostrar a quienes les acogen. Los tres extranjeros recibidos de manera suntuosa por Abrahán en Mambré se le revelan como el Señor y le anuncian que Sara dará a luz un hijo.
Cuando se invita a los extranjeros que pueden dar miedo, entonces revelan al huésped las promesas que traen consigo. De este modo, los relatos bíblicos nos ayudan a darnos cuenta de que la hospitalidad es una virtud importante y – lo que es más, que en el marco de la hospitalidad, huésped e invitado pueden revelarse recíprocamente regalos preciosos, entregándose una vida nueva.
En estos últimos decenios, la psicología ha contribuido mucho a descubrir un nuevo modo de entender las relaciones interpersonales. Sin embargo, algunos de nosotros se han dejado impresionar hasta tal punto por los nuevos descubrimientos que han perdido de vista la enorme riqueza contenida y conservada en conceptos antiguos como el de hospitalidad. Ese concepto podría dar una nueva dimensión a nuestra comprensión de una relación benéfica y a la formación de una comunidad, nuevamente creativa, en un mundo que sufre de alienación y de extrañamiento.
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H. J. Nouwen,
Viaggio spirítuale per l’uomo contemporáneo,
Brescia 81999, pp. 60 ss.
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