Exalumno de El Colmex denuncia una violación y que la Universidad no lo apoya
Diego hizo la denuncia en la Universidad pero El Colmex ha respondido con lentitud, sin aplicar debidamente el protocolo contra la violencia de género y han divulgado sus datos e información privada.
Fuente Agencia Presentes
25 de febrero de 2025
Geo González
Edición: Ana Fornaro
Diego es un joven originario de San Juan de los Lagos, Jalisco. En 2024 se mudó a la Ciudad de México para estudiar Política y Administración Pública en El Colegio de México (Colmex), una universidad pública dedicada al estudio de ciencias sociales y humanidades más prestigiosas de México. En julio del año pasado Diego fue víctima de violación por parte de Sebastián ‘N’, un compañero de esa misma universidad. El Colmex ha respondido a su denuncia con lentitud, sin aplicar debidamente el protocolo contra la violencia de género y han divulgado sus datos e información privada. La Fiscalía de la Ciudad de México también lo ha revictimizado.
“Después de lo que pasó, yo estaba muy confundido. No sabía qué era lo que realmente había sucedido. No entendía… Me costó mucho trabajo aceptar esto y que lo que me había pasado no estaba bien, que no debió haberme hecho eso, mucho menos si yo no quise. Y que el actuar de las autoridades no es el correcto”, comparte Diego.
El proceso de reconocimiento de lo sucedido fue largo y doloroso. Inicialmente, lo vio como un abuso, pero al recibir acompañamiento psicológico comprendió que había sido víctima de una violación. La búsqueda de justicia para Diego ha estado marcada por la indiferencia institucional, la revictimización y falta de un enfoque de género con particular atención a la diversidad sexual.
Diego creció en un entorno donde hablar de diversidad sexual no ha sido del todo fácil, y hoy así mismo prefiere nombrarse así mismo como “hombre no heterosexual”.
Un camino de obstáculos: la falta de apoyo en el Colmex
El 8 de octubre de 2024 Diego tomó la difícil decisión de darse de baja y comunicó su situación al coordinador académico del Centro de Estudios Internacionales (CEI), Naín Martínez. En esta reunión estuvo también la directora del CEI, Fernanda Somuano. Diego comentó que la razón de su baja era que se sentía en riesgo por haber vivido una agresión sexual.
Tanto el coordinador como la directora del CEI le comentaron que en su carta de baja no mencionara la violencia sexual sino que argumentara que su razón era “por motivos personales”.
El 9 de octubre Digo presentó su baja definitiva. “Expliqué que viví un abuso sexual y que estaba priorizando mi bienestar emocional”. Sin embargo, en esta ocasión nadie de la universidad lo recibió personalmente. Simplemente dejó la carta con las secretarias y no tuvo más contacto con las autoridades de El Colmex.
“No me gustaba estar en la escuela, no me gustaba ver a Sebastián en el comedor, en mis clases de idiomas, verlo seguir con su vida como si nada, mientras yo me sentía destruido. Me hizo darme cuenta de que yo ya no estaba cómodo y por mi seguridad y mi bienestar tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida”, recuerda Diego.
La respuesta institucional fue fría y burocrática. Tras su baja El Colmex le retiró todo tipo de asistencia: apoyo psicológico, económico y alimenticio. Además, se le revocaron sus accesos institucionales, aislándolo completamente.
«La respuesta de El Colmex me ha hecho sentir completamente solo», agrega.
A pesar de que el Colmex cuenta con un protocolo de violencia de género, Protocolo de El Colegio de México para prevenir actos de violencia de género y para atender casos de acoso sexual y de hostigamiento sexual Diego cuenta que en ningún momento durante la reunión cuando presentó los motivos de su baja, ni la directora ni el coordinador académico del CEI le informaron sobre los mecanismos para activarlo.
Fue hasta diciembre cuando Diego decidió formalmente activar el protocolo. Pero incluso al hacerlo le pidieron que explicara por qué lo hacía «tan tarde» y le dijeron que debía esperar a que terminara el periodo vacacional.
“Cuando puse mi denuncia usando el protocolo me dijeron que tenía que esperar hasta que regresaran de vacaciones y me reclaramon que ‘por qué hasta ahorita’. ¿Por qué tengo que esperar tres semanas para exigir justicia?. En enero incluso me tuvieron dando vueltas. Era yo quien tenía que acercarme a jurídico para conocer los avances de mi caso. Y nada pasaba”, recuerda Diego.
Para entonces, Sebastián ‘N’, ya había recibido autorización de El Colmex para salir de intercambio académico a Polonia, lo que prácticamente garantizaba su impunidad.
La respuesta de El Colmex
El 13 de febrero El Colmex emitió un comunicado en donde expresa que desde que atendieron la activación del protocolo contra la violencia de género (en enero, aunque Diego lo activó en diciembre), tanto la directora como el coordinador académico del CEI, “ofrecieron al estudiante su apoyo y pusieron a su disposición acompañamiento psicológico y legal y se dio inicio al procedimiento conducente”.
Diego ya contaba con acompañamiento psicológico por parte de El Colmex cuando aún era estudiante. Tras la violencia sexual que vivió se acercó a quien entonces era su psicóloga para comentar lo que había pasado y recibió cuatro sesiones. Sin embargo, luego de que presentara su baja académica por sentir su bienestar en riesgo por convivir con su agresor, la universidad le retiró esos servicios.
Esto llevó a Diego a buscar acompañamiento psicológico externo en Nube (Núcleo Urbano de Bienestar Emocional del Instituto para la Atención) del gobierno de la Ciudad de México.
En Nube su caso fue tratado como una emergencia psicológica, por lo que comenzó el tratamiento en psicología desde la primera sesión. “Me canalizaron de emergencia. Yo no me estaba sintiendo nada bien, no entendía ni lo que había vivido, solo estaba sintiendo mucho dolor y ni nombrar lo que me había pasado podía porque yo confiaba en esa persona”, recuerda.
“Una vez recibida la denuncia formal en El Colegio de México en enero de este año, conforme al Protocolo, se adoptaron acciones dirigidas a garantizar y preservar la seguridad y la integridad del denunciante; entre ellas, se le reiteró el ofrecimiento del acompañamiento psicológico y legal necesario, y se dio inicio al procedimiento conducente, actualmente en curso”, se lee en el comunicado de la institución.
Diego dice que es falso que se le haya ofrecido tal acompañamiento e incluso hoy, más de un mes después de activar el protocolo, sigue sin respuestas.
En su comunicado El Colmex insiste en que “salvaguardan la dignidad e integridad de las partes involucradas” pero incluso han negado información a Diego sobre su propia denuncia. Y se le ha negado la entrada a “mesas de diálogo” que han tenido las autoridades universitarias con amigues de Diego.
El martes 19 de febrero sus amigues y otres estudiantes realizaron una protesta dentro de El Colmex. Diego dice estar conmovido por estas acciones pero también teme que haya represalias para quienes protestan y exigen justicia por él.
Revictimización por parte de la Fiscalía de CDMX
El 20 de diciembre, Diego presentó su denuncia ante la Fiscalía de Investigación de Delitos Sexuales Número 2 en Álvaro Obregón. Allí se enfrentó a una serie de cuestionamientos revictimizantes.
«Me hicieron escribir todo lo que me había pasado. Yo esperaba que me escucharan, que me dijeran qué hacer, que me orientaran. Pero fue todo lo contrario. Me hicieron sentir que tenía que justificarme, que si decía algo mal, Sebastián podría tomar acciones contra mí. En ese momento me quebré. Me sentí completamente solo», menciona Diego.
Durante su declaración, le advirtieron que si no decía ‘la verdad’, su agresor podría demandarlo. Además, fue sometido a un peritaje médico invasivo. Sobre su orientación sexual, Diego considera que al ser un hombre presentando una denuncia por un delito sexual la Fiscalía demeritó su relato y su denuncia.
«No es algo que te haga sentir cómodo y otra vez volvemos: yo no me lo busqué. Yo no quise que me pasara esto. ¿De qué tuve la culpa? Pues sí, de dejar entrar a alguien a mi casa, pero era alguien en quien confiaba».
Como El Colmex, la Fiscalía no se ha comunicado con Diego para darle seguimiento a su denuncia. Ha sido él quien ha tenido que insistir para obtener información, sin obtener respuestas concretas.
Consecuencias por denunciar
Desde que decidió alzar la voz, Diego ha enfrentado represalias tanto dentro como fuera de El Colmex. Ha visto cómo se le han cerrado oportunidades laborales, como en el Instituto Nacional Electoral (INE), donde tras conocer su caso dejaron de considerarlo para un puesto. Diego teme que denunciar tenga ésta y otras repercusiones en su futuro.
Además, ha sido víctima de la filtración de su información personal y conversaciones dentro de la universidad. Hoy se desconoce quién y cómo se filtraron conversaciones privadas de Diego que tergiversan su historia. En la protesta del martes 19 de febrero fue grabado sin su consentimiento por Patricio Solís, integrante del Colmex.
“No voy a ser la única víctima, por eso alzo la voz. Tenemos que alzar la voz”
A pesar de todo, Diego sigue en pie de lucha. Ha denunciado públicamente la negligencia de El Colmex y exige que los responsables de su caso, incluyendo la directora del CEI, Fernanda Somuano, y el coordinador académico, Naín Martínez, sean removidos de sus cargos.
«Yo ya no quiero que la directora del CEI y el coordinador académico estén en esos cargos. No hicieron lo que tenían que hacer. No merecen estar al frente de una institución que debe proteger a sus estudiantes», dice Diego.
Dentro de la universidad Diego está siendo acompañado también por Unidas Colmex, una colectiva feminista transincluyente; y de Todes Colmex, una agrupación estudiantil de diversidad sexual. Ambos grupos han denunciado la falta de perspectiva de género y diversidad en la aplicación del protocolo de El Colmex.
«No voy a ser la única víctima. Hay muchas más que no han tenido justicia. Por eso alzo la voz, tenemos que alzar la voz. No podemos seguir permitiendo que esto siga pasando», concluye Diego en entrevista.
Diego busca llevar su caso también a La Mañanera, la conferencia de prensa diaria que da la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, con el fin de recibir justicia.
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