Adiós a los armarios, dentro y fuera del ArcoIris
Por Amanda Rodríguez, Vicecoordinadora y Vocal de Bisexualidad de Arcópoli
Hace apenas unos días se aprobaba a trámite la Ley de igualdad LGTBi en el Congreso de los Diputados, con la vergonzosa abstención de un Partido Popular más parecido al del recurso que a los cantos de sirena que nos mostraban Maroto y compañía con esa fantástica foto en la cabecera de la manifestación del WorlPride 2017.
Medidas políticas como éstas podrán poner una piedrecita más en este camino de baldosas amarillas hacia la igualdad real, pero socialmente nos queda algo más. Nos pasó con el Matrimonio Igualitario, en este caso no sería diferente.
Y sí, esta sociedad aún tiene que cambiar. De hecho seguimos desde el Observatorio Madrileño, que coordinamos desde Arcópoli, registrando un alarmante ascenso de Delitos de Odio por LGTBfobia en nuestra región. Hemos analizado profundamente que este aumento se debe a una visibilidad mayor de nuestro colectivo, ya que nos sentimos en nuestras ciudades mucho más cómodas y cómodos de ser como somos; y eso, a quienes agreden, a quienes nos odian, les parece que no debería ser así, debido a su concepto neandertal de la sociedad. Pero nosotras no cesaremos en nuestra lucha ni nuestra asistencia, y mucho menos en nuestra visibilidad.
En días como éste lo primero que queremos hacer es dar a conocer a la sociedad qué es realmente la bisexualidad, visibilizarla, y romper así con todos los mitos que la envuelven y que configuran una imagen negativa. Además, es necesario tomar conciencia de que la bifobia es real y diferente a la homofobia, y que está presente en toda la sociedad; incluso entre nuestros compañeros gais, lesbianas, y trans.
Uno de las realidades es que de la bisexualidad se ha hablado en España desde hace bastante más que esa primera vez que se celebró un 23S que, por cierto, fue en Madrid en 2007, en la plaza de Callao, convocada por Arcópoli y Cogam. Pero nunca se ha hablado de ella con el peso de la homosexualidad o la transexualidad, básicamente por falta de referentes reales.
Sí, sí, muchas de las que sois homosexuales habéis pasado por una etapa que os habéis definido como bisexuales, de ahí que “siempre” se haya hablado de la bisexualidad, incluso antes de ser considerada en las siglas LGT. Muchas incluso, acabasteis reconociendo que fue necesario para una aceptación real final de vuestra homosexualidad. Y si algo reivindicamos desde el activismo bisexual, es que la orientación sexual no es un cajón estanco. Pero es muy probable que el mito de que nuestra orientación sea una etapa, y que llegará un día que nos definiremos como heteros u homos, pueda ser reforzado por aquellas y aquellos compañeros lesbianas y gais que sí lo vivieron, y extienden la idea de que solo puede ser así.
Por otro lado, es más que patente que la visibilidad de las mujeres bisexuales dista mucho de la de hombres bisexuales. Solo hay que pensar en la cantidad de mujeres que sí son referentes sociales a diferencia de hombres. Muchos de los chicos que son bisexuales se enfrentan a situaciones desagradables con sus amistades gais que le recriminan, en cierta medida, “ser homosexuales incompletos o no definidos“, incluso muchos son rechazados de ambientes de hombres gais en cuanto visibilizan su orientación.
De hecho, es significativo que, según los datos que hemos registrado en 2016 desde el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia, solo el 2% de las personas que sufren agresiones y nos han llegado, se han definido como bisexuales. En nuestra recogida de datos cada persona agredida recibe una atención personalizada tanto jurídica como psicológica, y éstas se definen en su orientación e identidad de género como ellas consideren, y lo registramos como tal. No seremos nosotras quienes presupongamos orientación o identidad de género de nadie.
No podemos exigirle a una persona agredida que decide definirse como lesbiana, aunque sea bisexual, por ejemplo, que se visibilice como realmente se identifique. No es nuestra labor en ese momento. Desde Arcópoli seguiremos haciendo campañas específicas para que sepan las personas bisexuales que cualquier agresión, insulto o discriminación por su orientación sexual será atendida de la misma manera, y podrá definirse como se sienta, si es que quiere hacerlo.
En definitiva, estos datos y ejemplos son muestra significativa de cómo la bifobia se visibiliza dentro del propio colectivo LGTB y como puede influir en la propia aceptación de las personas bisexuales.
Está claro que la mejor medicina sigue siendo la visibilidad. Digámosle adiós a los armarios dentro y fuera del colectivo LGTB, el 23 de septiembre y todos los días.
Para seguir reivindicando esta visibilidad os animamos a que vengáis a alzar la voz con nosotras y nosotros este sábado 23 de septiembre, a las 18:30 en la Puerta del Sol.
Fuente EstoyBailando
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