En el Día Mundial contra la LGTBfobia en el fútbol, el Real Madrid y el Atlético de Madrid miran para otro lado.
El pasado domingo se celebró el “Día internacional contra la homofobia en el deporte”. En Madrid, el colectivo Arcópoli ha realizado una campaña para que varios ayuntamientos repartan cordones arcoíris para sus equipos y ha presentado el Manifiesto contra la LGTBfobia firmado por el CD Leganés, el Fuenlabrada y varios ayuntamientos.
Eso sí, tanto el Real Madrid como el Atlético de Madrid se han negado a participar en la iniciativa por “razones diversas”. ¿qué razón puede haber? Entendemos que deberán recibir mil peticiones al día de distintas asociaciones pidiendo que apoyen sus campañas, pero cuando sabes que otros clubs se adhieren, incluso la Premier inglesa entiende que es importante visibilizar el problema, no vemos ningún inconveniente para que estos clubs tengan un gesto tan pequeño como el de ponerse unos cordones.
La fecha elegida para tal conmemoración recuerda el nacimiento de Justin Fashanu, primer futbolista que salió del armario estando en activo y que se suicidió tras ser acusado, sin pruebas, de abusos sexuales por un joven de 17 años.
A continuación, reproducimos el manifiesto:
Manifiesto contra la discriminación LGTB en el Deporte
Queremos manifestar nuestro más firme propósito de fomentar el deporte sin armarios, sin discriminación, con espíritu constructivo para exigir que todas las barreras y tabúes que encontramos aún hoy en los deportes, caigan de una vez por todas y para eso necesitamos a las instituciones.
Desde Arcópoli venimos analizando desde 2011 cómo el deporte sigue siendo un gran tabú para personas LGTB. Simplemente la duda de si una persona es heterosexual o no, puede hacer que se emprendan campañas muy duras contra ella, como el caso de los futbolistas Guti o Cristiano, obligándoles a ellos mismos a tener que demostrar una supuesta heterosexualidad u hombría que atenta contra el libre desarrollo de la personalidad, algo que preconiza nuestra constitución en el artículo 10 y que es la base de nuestra democracia. Es más, nadie se atreve a defenderlos ante ataques homófobos, a diferencia de lo que ocurre cuando hay un ataque xenófobo.
Comprobamos que en el ambiente deportivo el pudor, la desconfianza o la falta de referentes, hace que los deportes, ya sea baloncesto, rugby, balonmano o tenis, en ningún momento gozan de la visibilidad LGTB o comprensión para las personas no heterosexuales que pueden sentirse vulnerables de identificarse como lesbianas, gais, transexuales o bisexuales.
Queremos también expresar la queja que citaba Gareth Thomas, una de las leyendas del rugby galés al salir del armario, quien no se atrevió a admitir su orientación ni personal, ni públicamente antes de retirarse, culpando a la situación machista: la “cultura de machos” que rodea al rugby. Esa cultura machista, no sólo está en el rugby, desgraciadamente, sino en todos los deportes y en multitud de facetas de nuestra vida, y hemos de erradicarla. En España el machismo está fuertemente adherido al deporte, lo que provoca la ausencia de referentes LGTB, a quienes se nos asocia en forma de prejuicios como “débiles”.
También queremos pedir mayor visibilidad para el deporte de mujeres, así como mayores recursos para él y que las mujeres empiecen a ocupar el lugar que nos corresponde en la sociedad, también en el deporte, donde estamos muy por detrás de los hombres. Lamentamos que dentro de todas las referencias de personas no heterosexuales que últimamente van saliendo del armario en los medios de comunicación, en casi todas las disciplinas, parece que aún queda mucho camino por recorrer para las mujeres lesbianas, bisexuales o transexuales.
La salida del armario de los olímpicos Javier Raya o Víctor Gutiérrez, en dos disciplinas deportivas como patinaje y waterpolo, abren el camino a otros muchos. Por ello han sido nombrados socios de honor de Arcópoli. También en el deporte femenino la esgrimista paralímpica Gemma Hassen-Bey ha abierto el camino. Agradecemos a aquéllos que dan el paso por el gran impulso que proporcionan para quienes aún siguen ocultos.
Las instituciones deportivas a todos los niveles tienen competencias para impulsar una igualdad del colectivo LGTB que ahora mismo se ve cercenada por cánticos, comentarios y por un tabú que debe romperse. Para ello desde Arcópoli:
- Exigimos un impulso institucional de apoyo de Ayuntamientos, la Comunidad de Madrid, el Instituto Madrileño del Deporte, los clubes y el CSD con la Carta contra la LGTBfobia en el deporte que venimos reivindicando desde 2011, al igual que se ha realizado en Reino Unido y Francia y que compromete a clubes, federaciones, entrenadores y deportistas en la lucha por la igualdad del colectivo LGTB de forma activa.
- Solicitamos al Consejo de Deportes que establezca una circular para el correcto tratamiento de las personas transexuales a la hora de inscribirse en una disciplina deportiva masculina o femenina, respetando su identidad de género.
- Exigimos al colectivo arbitral que anime a las y los árbitros a que recojan en las actas arbitrales la presencia de cánticos homófobos en los estadios para poder sancionarlos.
- Solicitamos a los delegados de campo de los estadios que informen a los árbitros cuando se producen los cánticos homófobos en las gradas e instarles a que los incluyan en las actas arbitrales para su posterior sanción.
- Pedimos a la Liga de Fútbol Profesional medidas proactivas y campañas para acabar con la invisibilidad de nuestro colectivo en el fútbol, que no es representativo de la realidad del fútbol español.
- Solicitamos al Instituto Madrileño del Deporte la elaboración de cursos y materiales para la difusión de la igualdad del colectivo LGTB en todas las disciplinas deportivas.
- Solicitamos a los Ayuntamientos madrileños la elaboración de campañas de sensibilización para las instalaciones deportivas.
- Animamos a los deportistas a que tengan gestos de solidaridad y eviten los comportamientos y comentarios homófobos, tránsfobos o bífobos para que se pueda crear el ambiente adecuado donde todos los compañeros y compañeras se encuentren en igualdad y puedan disfrutar de su vida privada independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
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