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Iglesia católica y sectores homófobos reproducen en México el modelo de oposición al matrimonio igualitario ya ensayado en España y Francia

Jueves, 15 de septiembre de 2016
Comentarios desactivados en Iglesia católica y sectores homófobos reproducen en México el modelo de oposición al matrimonio igualitario ya ensayado en España y Francia

frente-nacional-por-la-familia-homofobia-mexico-300x163Ampliamos la noticia que ya dimos hace tres días con este buen resumen de Dosmanzanas:

Sensación de déjà vu. Se trata, al fin y al cabo, de la misma estrategia que se ejerció en 2005 en España o en 2012 y 2013 en Francia: la articulación de un movimiento ciudadano, supuestamente espontáneo y transversal, “independiente” de la Iglesia católica, en contra del matrimonio igualitario disfrazado de “defensa de la familia”. Los mismos logos. La misma utilización de niños que necesitan “un papá y una mamá”. Las mismas manifestaciones multitudinarias. El mismo odio.

Miles de personas participaron este sábado en las numerosas manifestaciones contra el matrimonio igualitario convocadas en diversas ciudades de México por el autodenominado “Frente Nacional por la Familia”, una organización que, a imitación del Foro Español de la Familia en España o la Manif por Tous en Francia, se ha constituido en eje articulador de los sectores homófobos de la sociedad mexicana. El desencadenante: el compromiso hecho público en mayo pasado por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, de promover la reforma tanto de la Constitución mexicana como del Código Civil federal para asegurar la plena vigencia del matrimonio igualitario en todo el país.

Conviene recordar, en este punto, que México es un país federal, en el cual cada estado goza de amplia autonomía legislativa y cuenta con códigos civiles propios. En este sentido, son ya varios los territorios que han aprobado el matrimonio igualitario (el primero fue el Distrito federal, allá por 2009. Fue, de hecho, el primer lugar de América Latina en hacerlo). Pero es que, además, la prohibición del matrimonio igualitario por los estados que aún no permiten su celebración es considerada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y, de hecho, en prácticamente todos los estados de México se han celebrado ya bodas por orden judicial.

Es por eso que, cinco años después de que el Distrito Federal lo aprobase, y después de toda una cascada judicial de fallos favorables, Peña Nieto decidía este año que había llegado la hora de que la legislación se armonizase, de acuerdo a las directrices de la Suprema Corte, y que Constitución y leyes federales reconociesen expresamente el matrimonio igualitario en todo el país. Un movimiento que despertó, casi de forma inmediata, las iras de la Iglesia católica mexicana, que, pese a haberse opuesto estado a estado al avance de los derechos LGTB, no había conseguido, en un país socialmente muy conservador pero de tradición política laica, cristalizar un movimiento homófobo organizado.

Este mes de julio nos hacíamos eco, por ejemplo, de las opiniones expresadas en Desde la Fe, publicación semanal dependiente de la arquidiócesis de México, que atacaba el matrimonio igualitario con argumentos del tipo de “el cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual” . La publicación también entraba directamente en política atacando a Peña Nieto, al que acusaba de “conceder prestaciones y compensaciones multimillonarias a once ministros del Poder Judicial [en referencia a la Corte Suprema de Justicia] apoltronados y envueltos en carísimas togas de seda de más de medio millón de pesos, que encubren su pragmatismo y favoritismo por ideologías que dinamitan instituciones del Derecho, vulnerando preciadísimos valores sociales como el Matrimonio entre un hombre y una mujer, la protección de la familia o el respeto a la vida de los niños en el seno materno”. Una campaña de odio en toda regla que la Iglesia católica mexicana ha continuado promoviendo desde las páginas de Desde la Fe, que este mismo domingo publicaba un lamentable artículo en defensa de las “terapias reparadoras” de la homosexualidad titulado “No se nace homosexual”.

“Frente Nacional por la Familia”: odio disfrazado de defensa de la familia

Finalmente, los homófobos mexicanos acababan por adoptar el mismo modelo que ya se ensayó en España en 2005 (torpemente) o en Francia en 2012-2013 (con bastante más éxito, aunque no consiguiese paralizar la aprobación del matrimonio igualitario): la articulación de un “movimiento civil”, supuestamente al margen de la Iglesia católica, que en lugar de utilizar argumentos religiosos dice ser un movimiento transversal en defensa de la familia. En México, en concreto, su principal demanda es la modificación de la Constitución mexicana para proteger “a la familia” y “a los niños”. Esta es su propuesta de modificación (en negrita, el nuevo texto que se añadiría a su artículo 4):

El varón y la mujer, siendo diferentes y complementarios entre sí, son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia.

La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida y apoyada por la sociedad y el Estado, a fin de que su entorno les garantice a todos sus miembros las condiciones necesarias para alcanzar un óptimo desarrollo.

Se reconoce el derecho del varón y de la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia. El matrimonio no podrá celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes.

El matrimonio es una institución de interés público y el fundamento natural de la familia; como tal debe ser protegido por el Estado, como un compromiso público que toman libremente un varón y una mujer, para amarse, fundar una familia y educar a sus hijos hasta que alcancen la mayoría de edad.

Todo matrimonio o concubinato tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos.

En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará por el desarrollo integral de la familia, siendo este el principio que guiará el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de todas las leyes, programas y políticas públicas de los tres órdenes (niveles) de gobierno de los tres Poderes de la Unión.

Los padres tienen el derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos; incluyendo la correspondiente al desarrollo de las aptitudes intelectuales, morales y religiosas, la educación sexual, las actitudes y virtudes.

En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.

A fin de garantizar el respeto del interés superior de la niñez, todos los niños y niñas tienen el derecho a crecer en su familia, bajo el cuidado y protección de su padre y su madre. En el caso de orfandad de padre y madre de un menor o si fuese privado de manera definitiva de su familia de origen, se deberá asegurar su cuidado y protección por un padre y una madre adoptivos. El Estado no puede por ninguna causa privar deliberadamente a un niño de este derecho.

Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación de preservar y exigir al Estado el cumplimiento de estos derechos y principios.

En definitiva, una reforma que bloquearía de forma definitiva la igualdad jurídica de las personas LGTB, tanto por lo que se refiere al matrimonio igualitario como a la homoparentalidad y los derechos de las familias LGTB.

Éxito de movilización en las calles

Las protestas homófobas de este sábado en México, y eso es innegable, ha sido un éxito de participación. Lejos del “más de un millón de personas” del que hablan los medios ultraconservadores, pero multitudinarias. Como lo fue la gran manifestación homófoba del 18 de junio de 2005 en Madrid, o como lo fueron las diversas movilizaciones de la Manif pour tous en Francia. Miles de personas han salido a las calles de las más importantes ciudades mexicanas. Una movilización que se repetirá el próximo 24 de septiembre en la capital del país, donde el Frente Nacional por la Familia quiere congregar a una gran multitud y exhibir músculo ante un Peña Nieto que políticamente se encuentra sensiblemente debilitado por otras muchas razones al margen del debate sobre el matrimonio igualitario.

Nadie duda de que lo conseguirá. Si algo ha quedado contrastado a lo largo de estos últimos años es la gran fortaleza del movimiento homófobo. Está por ver si en el caso de México, apoyada en una sociedad fuertemente conservadora, esa fuerza será suficiente para contrarrestar su potente tradición laica. En el caso francés, por ejemplo, no pudo detener la aprobación del matrimonio igualitario, pero sí pudo congelar el avance de otros derechos LGTB, como la posibilidad de que las mujeres lesbianas puedan recurrir a la reproducción asistida. “No quiero que se diga que la izquierda promueve debates sociales para distraer la atención, como fue el caso durante el debate sobre el matrimonio igualitario. La vociferación de la Manif pour tous lo paralizó todo. No quiero verme impotente en todo lo que tengo que hacer por lanzar un debate sobre la PMA [procréation médicalement assistée, o reproducción asistida], declaraba hace unos meses la nueva ministra de la Familia, la socialista Laurence Rossignol…

La imagen del día: un niño frente a una de las manifestaciones

Pese a todo, la imagen del pasado sábado que posiblemente pasará a la historia será la del niño que en Celaya (estado de Guanajuato) hizo ademán de “detener” a los manifestantes homófobos. Una instantánea tomada por el fotógrafo Manuel Rodríguez y compartida en su muro de Facebook, que a lo largo de este lunes ha acabado por hacerse viral y ser recogida por numerosos medios internacionales:

Rodríguez, según ha contado, lo alcanzó corriendo y pudo hablar brevemente con el niño. “Pensé que era un niño jugando. Al llegar le pregunté: ‘¿por qué lo hiciste?’. Y él contestó que tenía un familiar que era gay y que no le gustaba que lo odien”, ha explicado. “Intenté grabarlo pero inmediatamente una mujer desde la calle le llamó la atención y lo retiró del lugar”, ha añadido.

Desconocemos en este momento si la historia que contó el niño a Manuel Rodríguez es 100% verdadera. En cualquier caso, la potencia de la imagen y el eco que ha alcanzado seguro que ha amargado el lunes a más de un manifestante…

Fuente Dosmanzanas

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Arquidiócesis de México afirma que “El cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual”

Martes, 19 de julio de 2016
Comentarios desactivados en Arquidiócesis de México afirma que “El cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual”

homofobia_iglesia_catolicaAndanada de odio contra el matrimonio igualitario de la Iglesia mexicana: “el ano del hombre no está diseñado para recibir, solo para expeler”

La Iglesia católica en México se opone al matrimonio igualitario porque considera que esta unión conlleva “daños a la salud espiritual, sicológica y física”, señaló en el semanario Desde la Fe la Arquidiócesis Primada de México.

La Iglesia católica mexicana rabia de odio contra el matrimonio igualitario, cuya prohibición es considerada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que diversos estados del país han legalizado ya. Pero no ha sido hasta que el presidente Felipe Peña Nieto anunció en mayo su intención de promover la reforma tanto de la Constitución mexicana como del Código Civil federal para asegurar su plena vigencia en todo el territorio mexicano que la Iglesia católica ha elevado el tono hasta un nivel que roza lo repulsivo. Buen ejemplo de ello es el artículo publicado este domingo por Desde la Fe, publicación semanal dependiente de la arquidiócesis de México, que ataca el matrimonio igualitario con argumentos del tipo de “el cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual” .

En el segundo texto, de cinco partes, publicado este domingo en el semanario Desde la Fe, apunta que “el cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual”.

Cita el informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH y sida, de 2013, del que destaca que los hombres que tienen sexo con otros hombres “son los principales propagadores de enfermedades de transmisión sexual”.

“Se convierte en un problema de salud público porque una parte importante de personas homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de vida promiscuo”, apunta el texto.

Resalta que, “la Iglesia no odia a los homosexuales, los ama y sufre si ellos sufren, por eso se opone al matrimonio igualitario, porque quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de sufrir daños enumerados anteriormente”, concluye.

Reproducimos a continuación el artículo. Estómagos delicados abstenerse:

Es muy común que cuando un niño sale por primera vez al kínder o a la escuela, su mamá lo llene de recomendaciones (que si hace frío no se quite el sweater, que si hace calor no se asolee; que coma lo que le preparó y no lo intercambie por comida ‘chatarra’, que no beba agua de la llave, que si un compañerito estornuda, no se le acerque), todas nacidas de su corazón amoroso de madre, que no quiere que su hijito se enferme.

Y no importa si sus consejos son o no bien recibidos, ella los hace de todos modos.

Así pasa con la Iglesia. Ella, como Madre, se preocupa por todos sus hijos, quiere que estén lo mejor posible, y si percibe que corren algún riesgo, se los advierte.

Es el caso del llamado ‘matrimonio igualitario’.

La Iglesia se opone porque no quiere que nadie sufra los daños que este tipo de unión suele provocar: daños a la salud espiritual, psicológica y física.

Consideremos en este número el daño a la salud física.

El cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual.

La mujer tiene una cavidad especialmente preparada para la relación sexual, que se lubrica para facilitar la penetración, resiste la fricción, segrega sustancias que protegen al cuerpo femenino de posibles infecciones presentes en el semen.

En cambio, el ano del hombre no está diseñado para recibir, solo para expeler. Su membrana es delicada, se desgarra con facilidad y carece de protección contra agentes externos que pudieran infectarlo. El miembro que penetra el ano lo lastima severamente pudiendo causar sangrados e infecciones.

También en el sexo lésbico puede haber contagio de enfermedades de transmisión sexual, así como daños por la penetración de objetos que sustituyen el miembro masculino.

Según informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, emitido hace dos años, los hombres que tienen sexo con otros hombres son los principales propagadores de enfermedades de transmisión sexual.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reportaron que en 2010, “los hombres que tienen sexo con hombres sumaron el 78 por ciento de nuevas infecciones de VIH entre los hombres y el 63 por ciento de todas las nuevas infecciones”.

Más del 50 por ciento de las personas con atracción al mismo sexo que sostienen relaciones sexuales contraerán algún tipo de enfermedad de transmisión sexual: VIH, herpes, papiloma humano, sífilis, gonorrea, etc.

Se convierte en un problema de salud pública porque una parte importantes de personas homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de vida promiscuo.

Aun sabiendo esto, la Iglesia insiste como pedía san Pablo, a tiempo y a destiempo, en que la continencia es la única solución.

Y cabe añadir, que así como sucede cuando el niño al que su mamá hizo recomendaciones, no las sigue y se enferma, que ella no lo rechaza sino lo atiende amorosamente, también la Iglesia Católica dedica su amoroso cuidado maternal a los homosexuales que enferman por tener relaciones sexuales.

Por ejemplo, cuando surgieron los primeros enfermos de SIDA y nadie se les quería acercar, no los ayudaron quienes aplaudían su estilo de vida, ni los que critican a la Iglesia por oponerse al uso del condón (del que se sabe que deja pasar virus microscópicos así que realmente no ofrece segura protección), los ayudó la Iglesia Católica, que les abrió las puertas en sus centros de salud atendidos por religiosas y un caritativo personal, que les dio atención digna hasta el final. Hasta hoy en día la Iglesia Católica es la institución que más hace por los enfermos de SIDA a nivel mundial.

La Iglesia no odia a los homosexuales, los ama, y sufre si ellos sufren, por eso se opone el ‘matrimonio igualitario’, porque quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de sufrir los daños enumerados anteriormente.

Ataques al presidente, a la Suprema Corte de Justicia y al poder político

Este vergonzoso artículo, de hecho, no es el único en el que la publicación de la arquidiócesis de México carga este domingo contra el matrimonio igualitario. En su editorial, por ejemplo, dirige toda una andanada de críticas contra Peña Nieto, a quien acusa, entre otras cosas, de “conceder prestaciones y compensaciones multimillonarias a once ministros del Poder Judicial [en referencia a la Corte Suprema de Justicia] apoltronados y envueltos en carísimas togas de seda de más de medio millón de pesos, que encubren su pragmatismo y favoritismo por ideologías que dinamitan instituciones del Derecho, vulnerando preciadísimos valores sociales como el Matrimonio entre un hombre y una mujer, la protección de la familia o el respeto a la vida de los niños en el seno materno”.

Se da la circunstancia de que una semana antes el editorial también había versado sobre el matrimonio igualitario. Entonces la arquidiócesis de México cargaba contra los poderes ejecutivo y legislativo de Morelos del estado de Morelos, uno de los estados que el pasado mayo aprobaba también el matrimonio igualitario, aunque la ley no ha entrado en vigor hasta el 5 de julio, después de que la ratificase la mayoría de las municipalidades del estado (el cambio implicaba una reforma constitucional). “La decadencia política y legislativa de Morelos es, por un lado, el reflejo de lo que la izquierda sufre y padece a nivel nacional; la otra cara de la moneda es el repudio de la mayoría ante iniciativas impopulares, como también lo es la presentada por el Presidente de la República a nivel federal sobre uniones homosexuales. Es lamentable cómo se quiere ver a la ciudadanía, como si fuera menor de edad, dándole la espalda, negando su derecho de consulta y opinión. Es la izquierda hipócrita y convenenciera que, en los hechos, traiciona lo que dice defender”, aseguraba el editorial, que llamaba a los electores a “reprobar a los gobiernos traidores de la soberanía popular”.

Al frente de la ofensiva, el cardenal Norberto Rivera

PAG3-1_0Al frente de la arquidiócesis de México se sitúa Norberto Rivera, cardenal primado de México, conocido opositor a los derechos LGTB y un personaje especialmente siniestro. Fue acusado en su momento de encubrir varios casos de abusos sexuales a menores por parte del sacerdote Nicolás Aguilar, además de haber sido uno de los grandes protectores de Marcel Maciel (el fundador de los Legionarios de Cristo, otro personaje despreciable, ya fallecido, acusado también de múltiples abusos sexuales). Y ahora ha desatado una auténtica campaña de odio contra la comunidad LGTB que dista mucho de la supuesta voluntad del papa Francisco de que la Iglesia se disculpe por el daño causado… Por no hablar del acoso y derribo contra el presidente Peña Nieto simplemente por su voluntad de querer ser fiel al orden constitucional en materia de igualdad y no discriminación.

¿Lucha soterrada en la Iglesia mexicana?

Cabe tener en cuenta, en cualquier caso, que en el seno de la Iglesia mexicana también se libra una batalla soterrada entre sus sectores conservador, del que Rivera es máximo representante, y progresista, que cuenta por ejemplo entre sus filas con el obispo de Saltillo, José Raúl Vera, que siempre ha mostrado una especial sensibilidad hacia la realidad LGTB (hace un par de años recogíamos su mediático bautizo a la hija de una pareja de mujeres) y que en la visita que Francisco realizó hace pocos meses a México mostró una especial complicidad con el pontífice.

Francisco, de hecho, acaba de nombrar un nuevo nuncio en México, Franco Coppola, cuya misión, según aseguraba el diario El País, es lidiar “con los sectores más inmovilistas del episcopado de México” y “dar un nuevo impulso a la regeneración de la conservadora Iglesia mexicana”. No lo tiene fácil, desde luego…

Fuente Agencias/Cáscara Amarga/Dosmanzanas

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La jerarquía católica mexicana, contra el matrimonio igualitario: “La Iglesia ama a los homosexuales, por eso rechaza el matrimonio gay”

Miércoles, 22 de julio de 2015
Comentarios desactivados en La jerarquía católica mexicana, contra el matrimonio igualitario: “La Iglesia ama a los homosexuales, por eso rechaza el matrimonio gay”

PAG3-1_0El cardenal Norberto Rivera Carrera,

O estos tipos están enfermos o demuestran un cinismo de campeonato. ¿Tanto les preocupa nuestro dolor? ¿Cuándo se preocuparon por el daño causado por el pederasta Macial Maciel a jóvenes abusados? Ahora resulta que el matrimonio provoca enfermedades y promiscuidad… ¿El heterosexual no? ¿entonces por qué existen los burdeles? ¿por qué tantas esposas se contagian de enfermedades de transmisión sexual por sus maridos infieles? ¿seguro que ningún cura mexicano ha padecido de sífilis o de gonorrea? En fin, preguntas tan estúpidas como el comunicado de estos obispos plagado de medias verdades y falacias sin cuento.

No quiere que los gays sufran “los daños que este tipo de unión suele provocar”

“La Iglesia no odia a los homosexuales; los ama, y sufre si ellos sufren, por eso se opone el ‘matrimonio gay’ “

“El cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual”, afirma el editorial, que muestra una vez más la radicalidad doctrinal de la iglesia mexicana

“La Iglesia Católica mexicana se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo porque no quiere que los homosexuales sufran “los daños que este tipo de unión suele provocar”, publicó el semanario Desde la Fe. La Iglesia no odia a los homosexuales, los ama, y sufre si ellos sufren, por eso se opone el ‘matrimonio gay’”, concluye el editorial de la Arquidiócesis Primada de México publicado este domingo en su semanario Desde la Fe. Un mes después de que en una decisión histórica el Tribunal Supremo avalase la legalidad de los enlaces entre personas del mismo sexo, el poderoso órgano eclesial de la capital mexicana presidido por el cardenal Norberto Rivera ha denostado este tipo de matrimonio basándose en su concepción de la homosexualidad como una fuente de enfermedades.

“Como Madre, la Iglesia se preocupa por todos sus hijos; quiere que estén lo mejor posible, y si percibe que corren algún riesgo, se los advierte”, apuntó en un texto la publicación que edita la Arquidiócesis de México cada domingo. “La Iglesia se opone porque no quiere que nadie sufra los daños que este tipo de unión suele provocar: daños a la salud física, psicológica y espiritual, afirmó. En el texto titulado ¿Por qué la Iglesia se opone al ‘matrimonio gay’? se compara la actitud de la Iglesia ante estos enlaces con la preocupación de la madre que antes de mandar a su niño al colegio le recuerda “que si hace frío no se quite el sweater, que si hace calor no se asolee; que coma lo que le preparó y no lo intercambie por comida chatarra, que no beba agua de la llave y que si un compañerito estornuda, no se le acerque; todas nacidas de su corazón amoroso de madre, que no quiere que su hijito se enferme. Y no importa si sus consejos son o no bien recibidos, ella los hace de todos modos. Así pasa con la Iglesia. Ella, como Madre, se preocupa por todos sus hijos, quiere que estén lo mejor posible, y si percibe que corren algún riesgo, se lo advierte.

A continuación se afirma que “el cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual” y el sexo entre personas del mismo sexo “no puede ser considerado una ‘alternativa normal’, y mucho menos saludable” y en adelante se desencadena una serie de consideraciones sobre el supuesto funcionamiento orgánico del sexo, desde que “la mujer tiene una cavidad especialmente preparada para la relación sexual” hasta que “el hombre no está diseñado para recibir, sólo para expeler. Su membrana es delicada, se desgarra con facilidad y carece de protección contra agentes externos que pudieran infectarlo”.

La homosexualidad, femenina o masculina, según la Arquidiócesis Primada de México “no puede ser considerado una alternativa normal, y mucho menos saludable”. El texto también presenta estas relaciones como propagadoras de virus. “Quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de terminar con una grave enfermedad”, dice el editorial de la Iglesia.

La nota hizo referencia a un informe del programa conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, emitido hace dos años, que señala que “los hombres que tienen sexo con otros hombres son los principales propagadores de enfermedades de transmisión sexual”. Indicó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reportaron que en 2010 “los hombres que tienen sexo con hombres sumaron el 78 por ciento de nuevas infecciones de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana, causante del sida) entre los hombres y el 63 por ciento de todas las nuevas infecciones”. Mencionó además que más del 50 por ciento de los homosexuales que sostienen relaciones sexuales contraerán algún tipo de enfermedad de transmisión sexual: VIH, herpes, papiloma humano, sífilis, gonorrea, etc.“. Este escenario lo calificó de “un grave problema de salud pública porque la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de vida promiscuo”.

El texto identificó como única solución “la continencia” y cerró el texto asegurando quela Iglesia no odia a los homosexuales; los ama, y sufre si ellos sufren, por eso se opone el ‘matrimonio gay’, porque quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de terminar con una grave enfermedad”.

Objeta la eficacia del condón –“del que se sabe que deja pasar virus microscópicos“–, afirma que “la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo” y propugna la abstinencia sexual: “La Iglesia insiste, como pedía San Pablo, en que la continencia es la única solución”.

Ya unos días después del fallo del Tribunal Supremo avalando el matrimonio gay la conferencia espiscopal mexicana había reaccionado cargando contra estos enlaces: “Los obispos reiteramos nuestra convicción, basada en razones científicas, sociales y religiosas, de que la familia, célula de la sociedad, se funda en el matrimonio de un hombre con una mujer, que por su capacidad procreativa garantizan la supervivencia de la sociedad”.

El editorial de este domingo reitera esa posición de máximos y muestra una vez más la falta de sintonía del alto clero mexicano con el giro hacia la tolerancia que marca el papa Francisco desde Roma: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad”, dijo Francisco hace dos años.

La crítica de la arquidiócesis liderada por el controvertido cardenal Rivera rechina también con la línea de reconocimiento de derechos civiles que ha impulsado el gobierno de izquierdas de México DF, que en 2010 se convirtió en la primera ciudad de América Latina en celebrar matrimonios homosexuales. Actualmente también son legales en otros dos Estados mexicanos, Cohauila y Quintana Roo, y el histórico pronunciamiento de junio del Tribunal Supremo sienta las bases para que en ninguna parte de la República se puedan prohibir estas bodas argumentando que la finalidad del matrimonio sea la procreación o definiéndolo como la unión exclusiva entre hombre y mujer.

Texto íntegro del documento de la archidiócesis de México

Es muy común que cuando un niño sale por primera vez al kinder o a la escuela, su mamá lo llene de recomendaciones (que si hace frío no se quite el sweater, que si hace calor no se asolee; que coma lo que le preparó y no lo intercambie por comida ‘chatarra’, que no beba agua de la llave, que si un compañerito estornuda, no se le acerque), todas nacidas de su corazón amoroso de madre, que no quiere que su hijito se enferme.

Y no importa si sus consejos son o no bien recibidos, ella los hace de todos modos.

Así pasa con la Iglesia. Ella, como Madre, se preocupa por todos sus hijos, quiere que estén lo mejor posible, y si percibe que corren algún riesgo, se los advierte.

Es el caso del llamado ‘matrimonio gay’.

La Iglesia se opone porque no quiere que nadie sufra los daños que este tipo de unión suele provocar: daños a la salud física, psicológica y espiritual.

Consideremos en este número el daño a la salud física.

El cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual.

La mujer tiene una cavidad especialmente preparada para la relación sexual, que se lubrica para facilitar la penetración, resiste la fricción, segrega sustancias que protegen al cuerpo femenino de posibles infecciones presentes en el semen.

En cambio, el ano del hombre no está diseñado para recibir, sólo para expeler. Su membrana es delicada, se desgarra con facilidad y carece de protección contra agentes externos que pudieran infectarlo. El miembro que penetra el ano lo lastima severamente: causando sangrados, infecciones, y eventualmente incontinencia, pues con el continuo agrandamiento, el orificio pierde fuerza para cerrarse.

Además, el miembro que penetra el ano entra en contacto con materia fecal, fuente de incontables bacterias y microbios, y ésta es ingerida si después se practica sexo oral. Ello no puede ser considerado una ‘alternativa normal’, y mucho menos saludable.

También en el sexo lésbico puede haber contagio de enfermedades de transmisión sexual, así como daños por la penetración de objetos que sustituyen el miembro masculino.

Según informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, emitido hace dos años, los hombres que tienen sexo con otros hombres son los principales propagadores de enfermedades de transmisión sexual.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reportaron que en 2010, “los hombres que tienen sexo con hombres sumaron el 78 por ciento de nuevas infecciones de VIH entre los hombres y el 63 por ciento de todas las nuevas infecciones”.

Más del 50 por ciento de los homosexuales que sostienen relaciones sexuales contraerán algún tipo de enfermedad de transmisión sexual: VIH, herpes, papiloma humano, sífilis, gonorrea, etc.

Es un grave problema de salud pública porque la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de vida promiscuo.

Aun sabiendo esto, la Iglesia insiste como pedía san Pablo, a tiempo y a destiempo, en que la continencia es la única solución.

Y cabe añadir, que así como sucede cuando el niño al que su mamá hizo recomendaciones, no las sigue y se enferma, que ella no lo rechaza sino lo atiende amorosamente, también la Iglesia Católica dedica su amoroso cuidado maternal a los homosexuales que enferman por tener relaciones sexuales.

Por ejemplo, cuando surgieron los primeros enfermos de SIDA y nadie se les quería acercar, no los ayudaron quienes aplaudían su estilo de vida, ni los que critican a la Iglesia por oponerse al uso del condón (del que se sabe que deja pasar virus microscópicos así que realmente no ofrece segura protección), los ayudó la Iglesia Católica, que les abrió las puertas en sus centros de salud atendidos por religiosas y un caritativo personal, que les dio atención digna hasta el final.

La Iglesia no odia a los homosexuales, los ama, y sufre si ellos sufren, por eso se opone el ‘matrimonio gay’, porque quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de terminar con una grave enfermedad.

Fuente Religión Digital/Agencias

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