Probablemente algo gay…
Del blog Pays de Zabulon:
El otro día me encontré con este blog de Tumblr Probably something gay. Independientemente de su contenido, lo que me llamó la atención fue su denominación. Probablemente algo gay… Me pareció familiar como una pregunta o un descubrimiento.
¿En qué momento me abrí a la comprensión de que lo que estaba experimentando era “probablemente algo gay“?
De hecho, hay tantos elementos que hoy tienen sentido que no me atrevía a admitir en mi infancia y adolescencia.
¿La fascinación por las páginas de ropa interior masculina de los catálogos de La Redoute o de 3 Suisses más que por las páginas femeninas e incluso más que por las páginas de juguetes o juegos de mi edad que se suponía debía consultar para establecer una lista de regalos de Navidad? La fascinación por el sexo de este chico, de 5º grado, que se desnudó sin pudor delante de todos en el vestuario colectivo de la piscina (mientras yo me escondía detrás de mi toalla, avergonzado por el pequeño sexo de niño prepúber que era) ? Los juegos de manos entre chicos que alternativamente agarraban el contenido de la ropa interior del otro mientras gritaban un falso “¡violación, violación!“, que hacía reír a todos y que un día -vergüenza nunca asumida- me había llevado a una eyaculación, que mi “pareja” había notado a través de mi ropa interior húmeda sin que jamás nos atreviéramos a volver al tema? ¿Mi atracción y rechazo años más tarde por el libro de Marc Oraison, La cuestión homosexual, descubierto por casualidad en una librería, que me pareció a la vez tan liberador (alguien parecía entenderme) y tan repugnante con su olor a letrinas? ¿Mi sensibilidad, mi afectividad, que me hacía tener grandes amistades masculinas -muy castas- y ninguna atracción femenina? Etc. etc. etc.
Probablemente algo gay. Que no me atrevo a decir, que no me atrevo a confesarme, lo cual parece peligroso aunque no sepa exactamente ni por qué ni cómo. Francamente, no estoy convencido de que mi familia me hubiera rechazado si hubiera tenido la honestidad de reconocer que me atraían los chicos. Pero estaba convencido de eso. Hasta el punto de que no era posible cruzar esa frontera. Solo podía ser heterosexual. Ser gay era demasiado complicado, demasiado aventurero, demasiado peligroso.
Y nadie en ese momento para iluminar mi camino, para tranquilizarme, para acompañarme, para decirme simplemente que no importaba quién fuera yo, que todo es posible, aceptable y normal.
Probablemente algo gay. En la mirada, en el corazón, la afectividad. En la percepción de los seres y las cosas. En sensibilidad. Y vivir con ese secreto aún no eclosionado en la conciencia de sentirse atraído y tranquilizado más por los chicos que por las chicas sin saber asumirlo, explicarlo o mostrarlo.
Hasta el día en que lo que es hipótesis, interrogación, se convierte en una certeza. Lo que siento, lo que vivo, es… probablemente algo gay.
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Z – 18/01/2025
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