La primera ministra de Escocia evita recibir a Donald Trump a su llegada al país y acude en su lugar al Orgullo de Glasgow
La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, decidió no saludar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su llegada a Escocia, un país que ha visitado durante su estancia en Reino Unido, y en su lugar prefirió acudir a la manifestación del Orgullo LGTB de Glasgow. En su lugar fue el secretario de Estado para Escocia del Gobierno británico, David Mundell, el que recibió a Trump. El presidente estadounidense ha querido pisar la que fue tierra de su madre, Mary Anne MacLeod, nacida en Escocia y emigrada a Estados Unidos en 1930, y en la que el magnate posee un resort de lujo dedicado en exclusiva al golf.
Nicola Sturgeon, del Partido Nacionalista Escoces (SNP) es una ferviente defensora de los derechos LGTB. En esta página nos hemos referido a ella en diversas ocasiones, como cuando en 2015 ejerció de intermediaria en una petición de mano de una pareja gay. Pero no ha sido hasta este año 2018 cuando la jefa del Gobierno escocés desde noviembre de 2014 ha marchado por las calles de Glasgow como «gran mariscal» del Orgullo. Se trata de una figura honorífica frecuente en el ámbito anglosajón, y que distingue cada año a una personalidad que encabeza simbólicamente la manifestación en favor de los derechos LGTB. Sturgeon ya se dirigió el año pasado a los asistentes al Orgullo de Glasgow, pero lo hizo desde el escenario final, y no marchando a lo largo de las calles de la mayor ciudad de Escocia.
Para la ocasión, y a diferencia del año pasado, Sturgeon decidió ir vestida con una camiseta blanca con la leyenda «Choose love» (literamente, «Escoge amor») y los colores del arco iris. Un mensaje de gran carga política, si se tiene en cuenta que prácticamente al mismo tiempo que ella asistía al Orgullo (en la mañana del sábado) el presidente Donald Trump pisaba tierra escocesa:
Aunque la visita de Trump a Escocia no revestía carácter oficial (el presidente simplemente acudió para pasar el fin de semana descansando en su resort antes de emprender rumbo a Helsinki para verse con Vladimir Putin), el hecho de que Nicola Sturgeon «escogiese amor» en lugar de acudir a saludarlo, como seguramente hubiera ocurrido con cualquier otro presidente, pone de manifiesto la enemistad existente entre ambos. Sturgeon no ha dudado en criticar a Trump en diversas ocasiones, la más reciente hace pocos días en relación a sus posiciones negacionistas sobre el cambio climático. Enemistad que parece mutua, según algunas fuentes que aseguran que Trump «no soporta» a la líder escocesa, con la que de hecho no mostró interés alguno en reunirse antes de la visita.
En lugar de Sturgeon, Trump fue recibido en tierra escocesa por David Mundell, miembro del Gobierno británico, en calidad de secretario de Estado para Escocia. Lo que no deja de ser un giro curioso si se tiene en cuenta que Mundell es abiertamente gay, y de hecho en enero de 2016 se convirtió en el primer miembro del Gobierno conservador británico en salir públicamente del armario.
La estancia de Trump en Escocia, en cualquier caso, ha generado protestas y manifestaciones en diversos puntos del país. En Edimburgo, la capital, unas 10.000 personas se manifestaron para mostrar su desagrado por la visita de un presidente cuyas raíces escocesas no parecen, en este caso, haber actuado como bálsamo.
Fuente Dosmanzanas
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