Boda del embajador de Francia en España Jérôme Bonnafon con Danny Lalrinsanga, su pareja durante 25 años
El embajador francés Jérôme Bonnafont, su esposo Danny y su hijo cortan la tarta EM
ENLACE SORPRESA Bonnafont llevaba 25 años con su pareja
Los invitados creían que iban al cumpleaños de Danny Lalrinsanga
Entre los invitados, Ana de Palacio y el Conde de Fontao
El hijo de la pareja, de seis años, cantó ante los invitados
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Esta es la crónica de una fiesta nupcial (inesperada). El pasado lunes 15, medio Madrid llenaba la iglesia de San Francisco el Grande por el funeral de la duquesa de Alba.Y no digo el otro medio, porque no éramos más de 130 personas las que asistíamos al cumpleaños de Danny Lalrinsanga, pareja de Jérôme Bonnafont, embajador de Francia.
La residencia oficial del embajador francés ha sido siempre una casa abierta a celebraciones de todo tipo. Esta vez se trataba de una fiesta privada y así lo recalcaron con insistencia nuestros anfitriones. “Es el cumpleaños de Danny, no hay prensa, ni photocall. Es una celebración de amigos. Esa noche no eres periodista, sólo una invitada más”. Y así nos recibieron el embajador Bonnafont, el homenajeado y el hijo de la pareja, de seis años, que esa noche eran solamente Jerôme, Danny y Moisés, vestido el niño con un elegante (y diminuto) traje gris de alpaca.
El ambiente poco tenía que ver con las celebraciones institucionales, a pesar de que en las fiestas de la Residencia de Francia siempre se respira tolerancia y buen rollo. Los anfitriones recibían en formación diplomática, pero en lugar de frases protocolarias abundaban los abrazos y las bromas, como si todo el mundo se hubiera dejado las formalidades en el ropero.
El conde Fontao, abogado de la Casa Real, se animó a bailar el twist y el rock. Fue una fiesta muy animada
Por allí desfilaron los embajadores de Israel, el de la Orden de Malta y el de Italia, Pietro Sebastiani y su esposa Cristina Finucci, que al día siguiente recibían en su residencia al rey don Juan Carlos, merecedor del último premio Tiépolo.
Un amigo que tiene ojo clínico de sociólogo mundano, aseguraba que el embajador británico, Simon Manley y su esposa, María Isabel Fernández, una catalana convertida en una de las mejores abogadas de la city londinense, parecían una pareja de las películas de Hugh Grant. Muy british pero muy distendidos, educadísimos y alegres cuando toca. Pero eso fue mucho después, cuando llegó el baile y el Dj hizo que los invitados se movieran a todo ritmo con el rock de Elvis Presley y el twist de los 60. Incluido don José Manuel Romero, el conde de Fontao, abogado de la Familia Real y poseedor de todos los secretos jurídicos de Zarzuela.
Cena de lujo
Después del aperitivo con el jamón de Guijuelo como protagonista, una cena buffet con foie y quesos patrióticos, además de esas delicatessen irresistibles que son los postres franceses. Cuando estaba a punto de finalizar la cena, Jérôme Bonnafont cogió el micrófono y junto a Danny y Moisés, dirigió su mirada a uno de los tapices de los Gobelinos que cuelgan del Gran Salón de la residencia. Precisamente el que hizo Charles Le Brun para representar la ceremonia nupcial de Luis XIV con la infanta María Teresa de Austria, hija mayor del monarca español Felipe IV.
El embajador dijo más o menos que, además del cumpleaños de Danny, “nosotros hemos celebrado hoy esa misma ceremonia que está en el tapiz …“. Efectivamente, se habían casado a las 17. 45 h.
Y así con toda naturalidad, sentimientos contenidos y un tono distendido, Jórôme Bonnafont anunciaba su boda con su pareja desde hace 25 años.
El pequeño Moisés cantó después el cumpleaños feliz a su daddy y todo el mundo se puso a aplaudir. En ese momento, Ana de Palacio, ex ministra de Exteriores con Aznar, con la que compartimos mesa dijo emocionada: “Yo quiero vivir algo así de bonito“.
Y es que pocas historias de amor son tan sólidas y duraderas como la de este flamante matrimonio. Hace justo 25 años, Danny Lalrinsanga, economista, celebraba su aniversario en Delhi y su padre, ministro de Sanidad en el gobierno indio, hizo una fiesta para su hijo. En la familia ha habido varios ministros y embajadores y el anfitrión invitó a muchos diplomáticos. Uno de ellos era Jérôme Bonnafont, de la embajada de Francia. Así empezó una larga relación de amistad y amor .Y así siguen desde entonces.
Una vez en París, Danny se decantó por el mundo de la moda. Es un perfeccionista de la estética y la maison Saint Laurent le fichó como estilista. Jérôme Bonnafont ha sido consejero del presidente Jacques Chirac, embajador en la India y jefe de gabinete del ministro Alain Juppé, entre otros destinos de una carrera brillante. En Madrid ocupa la plaza de embajador desde 2012.
Hoy día las parejas se casan y muchas, cada vez más, acaban en fracaso. Esta vez ha sido a la inversa. Después de 25 años juntos, Jerôme y Danny están seguros que lo suyo es para siempre.
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