Montenegro celebra su primer Orgullo sin incidentes
Tras la accidentada y violenta experiencia del Orgullo de Montenegro en su edición de 2013, este domingo 2 de noviembre los activistas LGTB pudieron por fin celebrar con cierta normalidad la marcha y las actividades programadas en Podgorica (capital del país). Respondiendo a la convocatoria de Montenegro Pride y Queer Montenegro, unas doscientas personas salieron a la calle para reivindicar la igualdad de derechos y exigir el fin de la discriminación por orientación sexual o género. “Tradicionalmente orgullosos” ha sido el lema general escogido. Representantes de la diplomacia europea, así como políticos y rostros famosos locales se han sumado a la cita. Los participantes portaron banderas con los colores del arco iris y pancartas con inscripciones como “Con tradicional orgullo”, que fue el lema de la marcha, o “El progreso es la tolerancia”, “Es sólo el inicio” y “El silencio es la muerte”, entre otras.
Más de un centenar de personas celebró hoy su segundo Orgullo LGTB en Podgorica, la capital del pequeño país balcánico, que discurrió entre un gran despliegue policial y consiguió terminar sin incidentes. En realidad, el Orgullo de 2014 estaba programado para junio. Sin embargo, tuvo que ser suspendido “con el fin de evitar potenciales disturbios”, según declararon las entidades convocantes. Los organizadores estimaron que, al coincidir con el inicio de la temporada alta, el incremento de carga de trabajo de la policía (concentrada en las ciudades costeras del país ex yugoslavo) podría repercutir negativamente en la integridad de los participantes. Ante la posibilidad de que pudieran repetirse ataques de grupos de jóvenes homófobos como hace un año, cuando unos 20 policías resultaron heridos en enfrentamientos, se desplegó un dispositivo de seguridad de 1.800 agentes y se cortaron varias calles al tráfico desde horas antes del inicio de la cita.
En señal de apoyo al colectivo y sus derechos, participaron en la marcha el alcalde de Podgorica, varios ministros, personalidades públicas, el jefe de la delegación de la Unión Europea y diplomáticos de varias embajadas de países occidentales. No obstante, los montenegrinos han podido llevar a cabo su Orgullo ahora, esgrimiendo que “esto es solo el principio”. A él se han sumado activistas de otras naciones balcánicas como la vecina Serbia, Albania, Macedonia y Bosnia-Herzegovina, así como el jefe de la delegación de la Unión Europea (UE), diplomáticos, varios ministros o el mismo alcalde de Podgorica. 1.800 agentes velaron por la seguridad del evento, desde las primeras horas del domingo. Desde las once de la mañana, los activistas tomaron el centro, realizando un recorrido cercano al kilómetro y medio.
El desfile partió desde un parque del centro de la ciudad por una ruta de 1,4 kilómetros y se prolongó durante una hora, tras lo que siguió un programa cultural y discursos de participantes y de representantes de las organizaciones LGTB de países vecinos.
Los medios locales informaron de que una decena de personas fueron detenidas durante la marcha como medida de prevención, por posesión de objetos “peligrosos” como barras de metal y también capuchas.
Esta ha sido la tercera marcha del Orgullo celebrada en Montenegro, donde además de las dos en Podgorica hubo una el año pasado en plena temporada turística en la ciudad costera adriática de Budva, donde se registraron graves ataques a los participantes y agentes de la policía. En años anteriores, la marcha del Orgullo se tuvo que suspender en varias ocasiones.
Días antes de la marcha de en Podgorica, grupos homófobos dirigieron amenazas a los participantes a través de las redes sociales, y hoy mismo algunos medios advirtieron de que se preparaban concentraciones de protesta contra los homosexuales, que finalmente no se produjeron.
En una velada referencia a la mentalidad conservadora, predominante en la sociedad montenegrina, “Tradicionalmente orgullosos” se ha escogido como leiv motiv de esta edición del Orgullo. La imagen que acompaña al texto recuerda a la figura de la típica mujer balcánica de cierta edad, pero con un espeso bigote. El activista Danijel Kalezic, sin embargo, negó que la elección suponga “un insulto”. En su opinión, “en Montenegro el bigote es un símbolo de la valentía, el respeto, el orgullo… Nos pertenece a nosotros, a toda la comunidad LGBT, no solo al otro Montenegro”.
Cabe destacar el nombramiento del obispo Amfilohije como “homófobo del año”. Pertenece a la Iglesia Ortodoxa de Montenegro, la confesión mayoritaria del país. El “premiado” patriarca declaró públicamente que el Orgullo era “la marcha de la muerte y la autodestrucción”.
Bajo la lupa de la Unión Europea en materia de discriminación
La protección de los derechos de las minorías es una de las condiciones que Montenegro debe cumplir como país que aspira a ingresar en la Unión Europea, y que desde hace dos años lleva a cabo negociaciones al respecto.
Montenegro cuenta con una población que no alcanza los 700.000 habitantes. Alrededor del 43 % son montenegrinos, mientras que un 32% son serbios (no existen diferencias étnicas entre ellos). Hay además diversas minorías, sobre todo bosnios y albaneses. Tras la traumática desmembración de Yugoslavia, la República de Montenegro permaneció unos años federada con Serbia, hasta que en 2006 un referéndum decidió su independencia total, de forma pacífica.
Las relaciones homosexuales en Montenegro fueron despenalizadas en 1977, siendo la edad de consentimiento la misma que la de las relaciones heterosexuales. No hay reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo, y de hecho su Constitución restringe el derecho a contraer matrimonio a las parejas heterosexuales. En julio de 2010, por exigencia de la Unión Europea (a la que Montenegro aspira a unirse) la Cámara del país aprobó una normativa antidiscriminatoria que incluye la orientación sexual y la identidad de género como condiciones cuya discriminación queda prohibida, pero en abril del pasado año el Parlamento Europeo reclamaba más esfuerzos a Montenegro en materia de derechos LGTB. En cualquier caso, según una encuesta realizada por Ipsos dos tercios de los montenegrinos consideran a la homosexualidad una enfermedad, y un 80 % piensa que debería mantenerse en la esfera privada.
El colectivo LGTB en Montenegro es poco aceptado, aunque la situación va mejorando en los últimos años.
Fuente Cáscara Amarga y Dosmanzanas
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