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María Magdalena, una historia por escribir

Lunes, 22 de julio de 2019
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El Papa Francisco elevó la Memoria de María Magdalena, convirtiéndola en fiesta, que se celebrará todos los años el 22 de Julio. Por eso, para este día, recomendamos la lectura de los artículos, muchos, que hemos dedicado a la figura de la Apostolorum Apostola, y traemos este artículo del blog de Xabier Pikaza:

Magdalena y el futuro de la Iglesia

Tres libros y unas preguntas sobre María Magdalena

Hacía 25 años, una alumna y amiga me hizo una entrevista “escolar” sobre María Magdalena. Ahora ha vuelto con preguntas semejantes, con unos libros nuevos, que ha puesto sobre mi mesa:

Tres libros

Hola, Xabier. Hace 25 años me dejaste algunos libros sobre Magdalena, y he comprado algunos, pues su historia me importa. He traído sstos, por si los conoces

‒ Si, son de colegas o amigos.

Marinella Perroni y Cristina Simonelli, María de Magdala. Una genealogía apostólica, San Pablo 2016. ¿Qué te parece?

  9788428552967          Un libro espléndido, quizá lo mejor que he leído sobre el tema, además de las cosas que ha escrito por aquí Carmen Bernabé, Decana de la Facultad de Teología de Deusto. No tratan de María de Magdala, sino del eco de su vida en la Iglesia primitiva, en la Gran Iglesia Ortodoxa y en las Comunidades gnósticas.

Marinella y Cristina son teólogas e historiadores muy conocidas en Italia. Su libro se sitúa en el ámbito del pensamiento y literatura cristiana primitiva, que, como sabes, se estudia en muchas universidades italianas, siguiendo y marcando las huellas que María Magdalena ha dejado en la tradición de los evangelios, de la literatura primitiva y de los gnósticos. Más que lo que ella ha sido en sí conocemos huecos que ha dejado en las comunidades cristiana. Una historia fascinante, así lo han mostrado en este libro las autores. Por un lado, parece que apenas conocemos a Magdalena, y sin embargo podemos seguir los reflejos que ha dejado en la historia política, social y religiosa de la iglesia antigua.

‒ María y José Ignacio López Vigil, San Pablo Apóstol, el que inventó a Cristo y María Magdalena, la que conoció a Jesús, Fe Adulta, Madrid 2019. ¿Les conoces?

            ¡Claro! Son autores de un best‒seller radiofónico‒literario sobre Jesús, que causó gran impacto hace unos cuarenta años. Estuve con J. Ignacio en la presentación de este nuevo libro, en Madrid, hace unos meses. Escribí algo sobre ello en RD, diciendo que se trataba de un estudio muy interesante, pero limitado, con una tesis quizá unilateral sobre buenos (Magdalena) y malos (Pablo) .

frente-a-frente2Es un libro hermoso, con una gran idea: La diferencia y complementariedad entre la visión de Pablo (con su iglesia más dogmática y moralizante) y la de María Magdalena (con su visión femenina, amorosa y actual de Jesús y de su Iglesia). Ciertamente, una de las líneas de Pablo (el Pablo de las cartas Pastorales) triunfó sobre Magdalena en la Gran Iglesia, hasta el día de hoy. Pero quizá las cosas son más complejas de lo que piensan los hermanos Vigil, pues Pablo tiene rasgos muy positivos para el estudio de la mujer en la Iglesia, a la paz, con la misma dignidad y autoridad que los varones. Es posible que sin Pablo y su religión mesiánica la estela de Jesús se hubiera perdido hace siglos y hoy no pudiéramos ni recordar a María Magdalena.

 ‒ Y por fin, el libro de P. M. Lamet, No sé cómo amarte. Cartas de María Magdalena a Jesús de Nazaret”, Mensajero, Bilbao 2016.

Conozco bien el libro, y me considero amigo de Pedro Miguel Lamet, gran intelectual, buen periodista, narrador agudo, experto en sentimientos y experiencias de amor y vida, autor de algunas de las narraciones más impactantes que hay en castellano sobre Pablo y Francisco Javier, sobre el P. Arrupe y otros personajes clave de la historia de la Iglesia.

2c058894d1b8805740404bb977642130Escribí hace dos años una recensión de este libro en RD. Debe andar por ahí, puedes verla. No trata de la historia externa de Jesús y Magdalena en sentido crítico, ni del posible futuro “magdaleniano” de la Iglesia, sino del nacimiento y despliegue de un amor fuerte, que está en el fondo de la relación entre Jesús y Magdalena.

Son unas cartas que Magdalena habría escrito a Jesús, sin entregárselas nunca, quizá por pudor, aunque/porque Jesús ya sabía lo ella sentía. En contra de las mil novelitas baratas sobre amores de Jesús y Magdalena, con revelaciones que se dicen definitivas, pero que son simples murmuraciones de salón, Pedro Lamet ha sabido introducirnos en la intra‒historia de una mujer que despertó por Jesús a la vida y libertad, a su misión de persona. Ésta no es quizá toda Magdalena, pero es una Magdalena verdadera, eterna. Un libro para leer.

‒ ¿Quieres recordar algún libro más para empezar esta entrevista?

No, basta con estos tres. Hace 25 años me preguntabas sobre el “musical” Jesucristo Superestar, con el amor romántico de Jesús y Magdalena; quizá recordarás algunas cosas que dijimos. Era y sigue siendo una “story” hermosa, en la línea de un Love Story… Hoy me puedes preguntar sobre Dan Brown, El Código da Vinci… Es un thriller bien orquestado, de suspense policíaco con fondo falsamente histórico. Ha interesado a millones de lectores y amigos del cine, con un final feliz, donde la hermosa francesa, descendiente de Jesús y María Magdalena, se encuentra, enamora (y quizá se casa) con el yanqui falsamente investigador, para “conservar así” la Sangre‒Real (Santo Grial) de Jesús en el mundo-. Tiene sus valores, pero me parece una deconstrucción simplista de la historia de Jesús para gente actual que no quiere ya conocer la historia, pues cree que lo sabe todo.

Una historia antigua

‒Y con esto pasamos a la historia ¿Existió María Magdalena?

            Sin duda. Ella jugó un papel importante en la tradición cristiana, por lo que se dice de ella, y por lo que se silencia… Su figura forma quizá el hueco más importante del Nuevo Testamento, como sombra‒luz de Jesús. Ella no es un puro invento, en su forma actual, los evangelios canónicos no habrían podido crear su historia de discípula importante de Jesús, primer testigo de su resurrección, iniciadora de la Iglesia (cf. Mc 15, 40).

‒ Pero Pablo ¿por qué no la cita?

            Porque no entra en su cuadro y visión de Jesús, como no cita tampoco a María, su madre, ni al Discípulo Amado, ni a las comunidades cristianas de Galilea. Eso no se debe a un tipo de antifeminismo. La iglesia de Pablo, aunque haya sido luego recreada y modelada por varones, es una iglesia inmensamente femenina, donde mujeres y varones viven y trabajan por igual desde y para el evangelio…Pero él quiere situarse en la línea de Pedro y de Santiago… En su “evangelio oficial” de las apariciones de Jesús (1 Cor 15, 3-8) no deja lugar para mujeres como María Magdalena. No es que Pablo y Magdalena se opongan, como dicen los hermanos Vigil, es que se sitúan en espacios distintos… Pablo no cita a Magdalena, pero es evidente que en el fondo de su mensaje hay un “hueco” de mujeres, un hueco en el que podemos situar a María Magdalena.

‒ ¿Por qué se llama Magdalena?

            Porque debía ser de Magdala, ciudad de pescadores de la costa del mar de Galilea, entre Cafarnaúm y Tiberíades, con más de doscientos barcos, famosa por sus salazones, ciudad que hoy se puede visitar, con una iglesia‒santuario dedicada a Magdalena, con un barco sobre el mar. Se llamaba María y el hecho de que no lleve unido el nombre (apellido) de su padre o su marido, sino el de su ciudad, parece indicar que era una mujer independiente, que no estaba sometida a otros (a un padre, un marido…) y que tenía autonomía como mujer y persona, para forma parte del grupo de Jesús.

‒ Cómo y cuando conoció a Jesús?

            No sabemos. Es posible que Jesús pasara por Magdala; es posible que ella le buscara, porque eran “espíritus afines”. Estoy seguro de que Jesús causó un gran impacto en Magdalena, pero que también Magdalena causó un gran impacto en Jesús, en línea de amor y de evangelio, de vida y libertad… Eso, los evangelistas actuales, no pudieron decirlo, aunque aparece en el fondo de algunas narraciones, como la de la mujer sirofenicia de Mc 7 y la mujer de la unción de Mc 14. También se vislumbra esa “dependencia” de Jesús respecto de María en la aparición pascual de Jn 20, donde se ve claro que Jesús la necesita para afirmar y extender su evangelio En Lc 8, 2 se dice que la liberó de siete demonios. Así podemos suponer que estaba enferma y que Jesús la curó. Pero ese dato parece que debe entenderse simbólicamente. Es probable que ella misma buscara a Jesús o que Jesús la llamara. Pero no sabemos. Lo importante y nuevo es que ella, con otras mujeres, fuera compañera itinerante de Jesús y sus amigos.

‒ Te has referido a la pagana de Mc 7. ¿Magdalena era pagana?

             Parece judía, aunque el mismo Jesús de los evangelios Jesús aprendió a amar y curar con maestras y amigas paganas, como quiere decir Mc 7. De todas maneras, lo que sabemos de ella, todo nos lleva a pensar que Magdalena era judía, no sólo por su origen (Magdala era ciudad de judíos, aunque debía ser lugar de encuentro con pescadores y comerciantes paganos), sino porque los discípulos de Jesús eran judíos. Este dato puede ser importante: Magdala era una ciudad judía, junto al lago, una ciudad galilea, con buen comercio con paganos, con mucho sirio y griego por las calles y los barcos De todas maneras, el hecho de que fuera judía o pagana es secundario. Lo que importa es su función mesiánica; discípula-compañera de Jesús iniciadora de la experiencia pascual.

Forma parte de la historia de Jesús, hasta la última cena.

‒ ¿Estaba integrada en el círculo más íntimo de los discípulos?

            ¡Evidentemente! En un sentido, en la línea del mesianismo judío, para evocar y recrear el signo de los doce patriarcas de Israel, Jesús eligió a Doce varones para que le acompañaran. Pero ellos no eran los únicos discípulos, ni tenían porque ser los más cercanos, ni fueron al fin los “creadores” del cristianismo. Ésta es una historia que está por explorar. La tradición posterior ha “absolutizado” a los Doce, y así lo hace Pablo en 1 Cor 15, y el mismo relato de Hechos 1‒2.

            Pero esa historia de los Doce “triunfadores y fieles” de Jesús hace aguas tan pronto como vamos a los textos. Por mucho que quieran un tipo de Pedro y de Lucas (Libro de los Hechos), la iglesia primitiva no comenzó con los Doce fieles de Jesús (¡menos Judas!), sino con Magdalena y unas mujeres, que le entendieron, le siguieron y le quisieron. Éste es el gran “hueco” de la primera historia cristiana: Como dice Hechos 10, 37, “la cosa de Jesús” empezó en Galilea, y así lo supone Mc 18, 1‒8 (con Mt 28, 16‒20). Más aún, podemos y debemos decir que la cosa empezó con María Magdalena, y que la historia oficial posterior no ha podido borrarlo.

‒ ¿Era del grupo de mujeres que sostenía económicamente a los seguidores de Jesús? ¿Formaba parte de los íntimos de Jesús?

            Ese evidente que formaba parte de la intimidad mesiánica de Jesús, como supone Lc 8, 2-3 (y de algún modo Mc 15, 40-41). Pero Lc 8, 2‒3 parece que quiere ocultar a interpretar ya ese dato, presentado a Magdalena con otras mujeres como “patronas” de Jesús, mujeres ricas que sostenían económicamente su aventura mesiánica (como sostendrán y presidirán después muchos iglesias primitivas, como patronas, “obispas” y presbíteras). Ciertamente, puede haber algo de verdad en eso. Pero ese dato parece tardío y resulta, por lo menos, ambiguo pues el grupo de itinerantes de Jesús no estaba patrocinado por hubiera “patronos” que alimentaban a unos “clientes” pobres. Magdalena no era patrona sedentaria y rica del grupo de Jesús, sino discípula itinerante y así subió con él a Jerusalén. Además, en el caso de que hubiera sido rica, lo habría dado todo para seguir a Jesús (pues sus amigos iban sin alforja, ni dinero).

¿Qué enseñó Magdalena a Jesús?

Ya te lo he dicho. Le enseñó simplemente humanidad, los problemas y experiencias, los valores y promesas reales de la carne y sangre, del sufrimiento y deseo de amor de los hombres y mujeres. Jesús venía “mal educado”, en el sentido en que fue discípulo de Juan, “el mayor de los nacidos de mujer” (Mt 11, par)…, pero alejado del Reino, hombre de penitencia y juicio. En contra de eso, Magdalena es la humanidad sufriente y amante, es el amor de la vida, como mujer y persona, que sitúa a Jesús ante los temas clave de la humanidad, los enfermos, los solitarios, los proscritos… Sin la realidad sangrante y amante de Magdalena Jesús no podría haber sido quien fue…, ni Magdalena tampoco, sin Jesús

‒ ¿Estuvo en la Ultima Cena? ¿Jesús la hizo sacerdote?

            Es probable que sí. Pero no sabemos cómo, ni cuándo, ni quiénes acompañaron a Jesús en la llamada Última Cena, pues los evangelios sinópticos (Mc, Mt, Lc) han interpretado esa cena de un modo simbólico, presentándola como signo de culminación del camino de Jesús, pero también del fracaso de los Doce que no entienden lo que Jesús está haciendo. Por otra parte, cierta iglesia posterior ha cargado sobre ese cena una carga grande de temas esenciales para la jerarquía posterior: Fundación del Sacerdocio y de la Eucaristía, formulación del Sacrificio de Cristo…

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El obispo Semeraro a las personas LGTB: “os reconocemos como hermanos en Cristo. Éste es un sello de verdad que nunca nadie podrá negar”

Lunes, 5 de noviembre de 2018
Comentarios desactivados en El obispo Semeraro a las personas LGTB: “os reconocemos como hermanos en Cristo. Éste es un sello de verdad que nunca nadie podrá negar”

beso-gay-vaticanoArtículo de Luciano Moia, enviado al Forum de Cristianos LGTB de Albano Laziale, publicado en el periódico católico Avvenire el 9 de octubre de 2018, pág.19, traducción del texto italiano de Luis Clemente M.

El obispo de Albano (Italia) ha recordado en el Forum Nacional de Jóvenes homosexuales (5-7 de octubre de 2018) que es encargo de la Iglesia no excluir a nadie. Pero quedan tantos nudos que deshacer…

Siete grupos cristianos y eso pone en acto un titulo de fraternidad: “Cristiano es mi nombre”; escribía Paciano de Barcelona en el cuarto siglo: “esto permite a todos los cristianos de llamarse por el nombre. Y éste es el título por el cual os reconozco como hermanos. Ésta es la verdad de siempre, es la verdad del bautismo que ha impreso en nosotros un sello de hijos y de fraternidad (carácter bautismal) que nada, ni siquiera el pecado, podrá nunca destruir”.

Por tanto es mejor caer en la cuenta del sustantivo cristiano que sobr ele adjetivo LGTB. Ésta es una parte del largo y caluroso discurso dirigido el sábado por el obispo de Albano y secretario del C9, Marcello Semeraro al Forum nacional de cristianos lgbt que por tres días ha reunido justo en el pueblo de i Castelli Romani , más de doscientas personas.

Tantos jóvenes e incluso padres y pastoralistas. Madres y padres en búsqueda de una palabra de consuelo para comprender siempre mejor el propio lugar en situaciones nunca sencillas, más allá de la retórica sobre el llamado nivel de tolerancia difusa.

Sacerdotes y educadores atentos en el esfuerzo de dar concreción a las indicaciones de Amoris Laetitia (N. 250), sobre la necesidad de ofrecer a quien manifiesta tendencias homosexuales “las ayudas necesarias para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en sus vidas”.

De todas las intervenciones ha aparecido la urgencia de una profundización antropológica, bíblica y teológica del fenómeno de la homosexualidad; la necesidad – aunque sobre la base de cuando ha dicho Semeraro – de una pastoral inclusiva y no de nichos, hoy promovida y realizada para defenderse de los posibles ataques de quien no pierde la ocasión para rajarse las vestiduras y gritar el escándalo; la oportunidad que las comunidades cristianas vivan la acogida y el efectivo reconocimiento de la dignidad personal de los hijos de Dios en las formas posibles, pero sin perder nunca de vista la lógica del discernimiento.

Para sintetizar estas necesidades, el obispo de Albano ha tomado apunte también del documento enviado a la secretaría del Sínodo por parte de algunos jóvenes lgbt, en donde exhorta por parte de la Iglesia a una mayor cercanía y se pide continuar a interrogarse para entender qué se propone a los jóvenes que “deciden constituirse como parejas homosexuales” que sin embargo quieren seguir estando en la Iglesia. Semeraro ha recordado que estos jóvenes se sienten a menudo heridos y ha añadido: “Los “heridos” somos también nosotros, adultos que nos proponemos acompañaros y sosteneros”, pero es justo la fragilidad la que puede ayudar a descubrir ternura, solidaridad, y conciencia de los propios límites.

A propósito de la necesidad de una renovación de la teología, Daniela Di Carlo, pastora Valdés de Milan, ha explicado que una lógica cristiana no es solamente que cualquier exclusión suena inaceptable, sino también una acogida que ponga entre paréntesis sexualidad y afectividad, como si estos dos componentes no fueran parte integrante de la persona.

Sobre la misma línea Cristina Simonelli, presidenta de la coordinación de las teólogasas italianas, que a su vez ha lamentado una excesiva timidez de la investigación teológica y ha hablado de “omisiones de la teología moral”, pero también de la exégesis, que a su parecer, ha olvidado desde hace mucho el interrogarse sobre la sexualidad si no es para confirmar conceptos de aquello que ha definido como “sexofobia introyectada”.

Y a propósito de la castidad, ha dicho que es siempre oportuno hablar de ella en modo equilibrado, no solo por predicar la abstinencia sino también para reclamar delicadeza y respeto recíproco. “Es necesaria una purificación de la memoria por parte de la Iglesia-ha concluida la teóloga- porque hoy muchas personas homosexuales se sienten todavía despreciadas, ofendidas, o son forzadas a mimetizarse porque son consideradas molestas en su ambiente eclesial”.

Anteriormente, después de un saludo por vídeo del P. James Martin – un jesuita que es redactor de la revista América – habían ofrecido su testimonio la predicadora metodista Greetje Van der Veer, la comunidad de la parroquia Regina Pacis de Reggio Emilia y la comunidad de las religiosas dominicas Unión de Santo Tomás de Florencia que desde hace diez años acoge los encuentros del grupo Kairos.

De parte de todos el deseo de una “conversión pastoral” en una lógica de acogida recíproca “bajo la mirada de Dios que bendice”.

Texto original> Per una pastorale inclusiva. «Lgbt? Per accogliervi conta che siate cristiani»

Fuente Proyetto Gionata

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“María de Magdala. Una genealogía apostólica”

Martes, 13 de junio de 2017
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mary-magdalene-6e5a131d0dc85e1439fe556313b910251421f22f-s6-c30Del blog de Isabel Gomez Acebo:

“Ya no hay que ocultar la importancia que tuvieron algunas mujeres en el Nuevo Testamento”

“La cadena del kerigma pascual se formó con testimonios masculinos que trataban de legitimar el protagonismo de los varones”

(Isabel Gómez Acebo).- Recientemente la Fundación Princesa de Asturias ha otorgado el premio de Ciencias Sociales a la historiadora Karen Armstrong por su trabajo en descubrir el origen de las religiones y su decurso histórico con la ilusión de alcanzar el entendimiento entre ellas. De esta manera pretende acabar con los enfrentamientos cruentos entre cristianos, judíos, musulmanes así como entre las diferentes sectas islámicas.

Ha coincidido en el tiempo con la presentación de un libro (San Pablo) María de Magdala. Una genealogía apostólica escrito por dos autoras italianas Marinella Perroni y Cristina Simonelli que también indagan sobre los orígenes de nuestra fe.

Un momento oportuno porque está sobre la mesa el tema del protagonismo femenino en la Iglesia Católica lo que no es baladí ya que en muchas partes del planeta se concede a las mujeres roles de gobierno, impensables hace unas décadas. Nuestra Iglesia no puede quedar apartada de esta dinámica a expensas de perder, no sólo a las mujeres, sino también a los jóvenes que piensan de otra manera.

Pudiera parecer que estas dos autoras, en sus análisis, estuvieran arrimando el ascua a sus sardinas, algo que en la medida que se van leyendo las páginas del libro se descubre que no es cierto pues hacen un análisis riguroso de los textos y no plantean hipótesis que no tengan validez.

Se dividen el libro en dos partes, la primera elaborada por Marinella Perroni trata de los textos que mencionan a María Magdalena en el Nuevo Testamento y la segunda, a cargo de Cristina Simonelli, nos narra sus apariciones en los apócrifos. Las dos autoras nos descubren que el protagonismo de la mujer de Magdala sufre deformaciones con el paso del tiempo, por involución en Mateo y Lucas y por evolución en Juan. Tampoco Pablo en la epístola a los Corintios alude a María en las apariciones del Resucitado lo que se puede interpretar de forma que la cadena del kerigma pascual se formó con testimonios masculinos que trataban de legitimar el protagonismo de los varones.

En los textos apócrifos vemos que la memoria de María Magdalena permaneció viva en muchas comunidades que fueron tachadas de gnósticas lo que no contribuyó a su difusión. También pudo influir, en su declaración de heréticas, el protagonismo femenino e incluso las sospechas sexuales que siempre acompañan a las mujeres, tanto si se exulta el erotismo como si se repele.

Mi moraleja es clara. Si analizamos el libro a la luz del siglo XXI descubriremos que las tradiciones de las mujeres en el movimiento de Jesús sufrieron modificaciones incluso durante las primeras décadas de la Iglesia. Las comunidades cambiaban las tradiciones según sus intereses y la mayoría lo hacían quitando importancia a las mujeres para estar acordes con la sociedad del Imperio Romano.

Hoy ocurre lo contrario pues nuestro mundo occidental defiende el protagonismo femenino, aunque sea de boquilla. Ya no hay que ocultar la importancia que tuvieron algunas mujeres en el Nuevo Testamento y yo me pregunto si no estaríamos obligados a hacer una labor semejante a la de las comunidades joánicas para poner de relieve figuras femeninas con protagonismo eclesial como la de María Magdalena. Sería una forma de respetar la tradición añadiendo elementos que permitan la apertura a nuevos roles femeninos en la sociedad eclesial.

Para adquirir el libro, pincha aquí.

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