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Rafael Aguirre: “El cristianismo que acepta el estudio crítico de sus orígenes asume un gran reto”

Viernes, 27 de diciembre de 2019
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Scene 07/53 Exterior Galilee Riverside; Jesus (DIOGO MORCALDO) is going to die and tells Peter (DARWIN SHAW) and the other disciples this not the end.

“En el ADN del cristianismo hay material genético que puede despertar y revitalizar extraordinariamente el cuerpo de la Iglesia”

“De la misma forma que las investigaciones históricas sobre Jesús han contribuido a renovar profundamente la cristología, los estudios serios y críticos sobre los orígenes del cristianismo deben ser un acicate y un revulsivo teórico y práctico para la eclesiología”

“El peligro de una minoría es encerrarse, convertirse en gueto, considerarse selecta”

No es ninguna casualidad que en la actualidad se multipliquen los estudios sobre los orígenes del cristianismo. La avalancha de libros sobre Jesús inevitablemente plantea la pregunta de por qué vino después el movimiento que reivindicaba su causa y su persona. Además en tiempos de crisis se vuelven los ojos a los orígenes para encontrar en ellos puntos de referencias. De la misma forma que las investigaciones históricas sobre Jesús han contribuido a renovar profundamente la cristología, los estudios serios y críticos sobre los orígenes del cristianismo deben ser un acicate y un revulsivo teórico y práctico para la eclesiología. Ciertamente la situación de la Iglesia –de las Iglesias cristianas- es muy diferente en los diversos lugares del mundo y lo que voy a sugerir brevemente tiene una relevancia especial en los países de vieja cristiandad, concretamente en Europa. Me limito a un apunte, que pienso está ya desarrollando sus posibilidades teóricas y prácticas.

El cristianismo surge en el seno del judaísmo como un movimiento creativo, en rápida expansión, tras la novedad histórica que supuso Jesús de Nazaret y las experiencias de su Espíritu. Es una verdad ya adquirida que este movimiento, por su propia vitalidad y porque Jesús no pretendió realizar una labor organizativa, se expresó desde el inicio en tradiciones teológicas plurales (petrina, paulina, postpaulinas, joánica, judeocristianas, gnósticas) y en comunidades cristianas muy diversas. La Iglesia de Jerusalén tuvo grandes problemas con la de Antioquía, pero no rompieron la comunión entre ellas. Pablo jamás dejó de considerarse plenamente judío, pero tuvo enormes conflictos con otros misioneros judeocristianos. Los movimientos sociales idealizan sus orígenes y esto es lo que realizan los Hechos de las Apóstoles, que ocultan la gravedad de la ruptura que se dio entre Pedro y Pablo. Un grupo social que acepta el estudio crítico de sus orígenes asume un gran reto que en el caso del cristianismo implica una maduración de la fe, la aceptación de la historicidad de las estructuras eclesiales y el descubrimiento de posibilidades dormidas o reprimidas. En el ADN del cristianismo hay material genético que puede despertar y revitalizar extraordinariamente el cuerpo de la Iglesia.

“Los seguidores de Jesús se encontraban en una situación marginal en el seno del judaísmo, del que no renegaban en absoluto, pero en el que su situación era sumamente incómoda porque su predicación de un Mesías crucificado resultaba del todo inaceptable”

Fácilmente surge el desconcierto ante “la pluralidad de cristianismos”, que solo a finales del siglo II fueron convergiendo en la “Gran Iglesia”, lo que suponía aceptar elementos comunes sin eliminar notables diferencias. Es este período clave de los dos primeros siglos, históricamente oscuros, el que suscita un interés especial. Reitero que es innegable la pluralidad existente en los grupos cristianos de los orígenes, pero hay dos características que se encuentran en todos ellos: su carácter minoritario y marginal, tanto más acentuadas cuanto más clara era su vinculación con Jesús. El carácter minoritario es obvio tanto entre los grupos en los que predominaban los miembros procedentes del judaísmo como en los formados mayoritariamente por gentiles, como sucedía en las comunidades paulinas.

Pero este carácter minoritario tenía una característica muy peculiar: eran grupos marginales. Esto hay que entenderlo bien. Marginal no es lo mismo que marginado o excluido. Los grupos cristianos no se separaban de su sociedad como los qumranitas judíos que se iban al desierto o los cínicos griegos que rompían ostentosamente con su sociedad. Marginal quiere decir que no aceptaban los valores hegemónicos de su sociedad, pero no huían de ella. Vivían en el margen en el sentido de que vivían como ciudadanos normales, pero el punto de referencia de su identidad estaba fuera de la convenciones sociales establecidas, estaba en Jesús crucificado y en el Reino de Dios que anunció. Estaban en el mundo, pero no eran de este mundo. Los seguidores de Jesús se encontraban en una situación marginal en el seno del judaísmo, del que no renegaban en absoluto, pero en el que su situación era sumamente incómoda porque su predicación de un Mesías crucificado resultaba del todo inaceptable. Todos los seguidores de Jesús, tanto los expulsados de la sinagoga como los de procedencia gentil, se encontraban en el Imperio en una situación marginal, muy difícil de sostener, porque no aceptaban el culto imperial ni introducían a Cristo como una deidad más en el acogedor panteón del politeísmo romano. Más aún: proclamar a Jesús crucificado como Señor e Hijo de Dios era un desafío abierto a la ideología religiosa que divinizaba al emperador y legitimaba el orden imperial.

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El carácter minoritario y marginal era común a los diversos grupos cristianos de los dos primeros siglos. Ahora bien, la diferencia está en cómo gestionaban esta situación, sin integrarse y sin abandonar su sociedad. Las diferencias fueron muy notables. Pensemos, por ejemplo, en la postura más acomodaticia de las Cartas Pastorales, que no hablan de la cruz, y en los Evangelios Sinópticos que reivindican la radicalidad de Jesús con un relato centrado en su muerte en cruz.

¿Todo esto dice algo hoy a la Iglesia? Estudiamos los orígenes del cristianismo porque nos interesa su presente y su futuro. Pienso que la Iglesia de los países de vieja cristiandad, y ya he señalado que tengo presente especialmente a la europea, se encuentra en una situación cada vez más parecida a la de los orígenes: minoritaria y marginal. Es una situación que hay que asumir sin cerrar los ojos a la descristianización galopante, sin nostalgias, con lucidez y como una oportunidad para revitalizar el cristianismo. La presencia de Dios y de su Espíritu no se identifica en absoluto con la centralidad de la Iglesia. El ocaso social de la Iglesia no significa la ausencia de Dios. Lo que está en juego no es una sedicente cultura cristiana, aunque tampoco se trata de abandonar a la ligera las tradiciones recibidas: el punto clave es la vivencia de una fe en Dios que transforme la vida personal y social, que sea un revulsivo cultural.

La presencia institucional de la Iglesia en Europa no corresponde a la fe realmente vivida en comunidades cristianas. Debemos comprender, como decía Pedro Crisólogo en el siglo IV, que somos una minoría “no porque hayamos disminuido de una grande, sino porque crecemos de uno pequeño”. Una minoría con vocación de levadura que se mete en la masa para fermentarla. Porque creemos que aceptar a Jesús y su evangelio abre un horizonte insospechado a la vida humana y le confiere una enorme dignidad. El peligro de una minoría es encerrarse, convertirse en gueto, considerarse selecta y por encima de los demás. Lo peor de todo es cuando un Iglesia, que se pretende mayoritaria socialmente, adquiere mentalidad de gueto. Nuestra sociedad va a ser cada vez menos homogénea ideológicamente y esto es un acicate más para saber ser minoría fraterna, constructiva, abierta y crítica. Jesús enseña a sus discípulos a ser minoría cuando les habla de la sal, de la luz, de la levadura, de la mostaza.

El que la minoría sea marginal es de especial calado y actualidad. Si prescindimos de algunas formas anacrónicas que no tienen nada de evangélicas, la Iglesia ya no es una institución central y en la medida en que adopta posturas evangélicas encuentra desdén autosuficiente, desprecio y oposición abierta. Lo estamos viendo en las reacciones que encuentra el Papa Francisco. Aceptar la marginalidad es la oportunidad para recuperar la capacidad de novedad que sorprende y de crítica del evangelio del crucificado. La Iglesia se tiene que dirigir a esta sociedad con realismo sin desconocer la complejidad de los problemas, pero convencida de que en “la locura de la cruz” hay una sabiduría humana muy profunda. Es hablar desde los pobres, tomar claramente distancia de los valores hegemónicos, afrontar las dificultades que conlleva reivindicar el mensaje evangélico.

La marginalidad puede y deber ser asumida de forma consciente por la Iglesia, con los costes institucionales que conlleva, y considerarla como el lugar social adecuado para ver mejor toda la realidad y también como el lugar donde se pueden generar valores de superior calidad moral. Vivir en la marginalidad es difícil e incómodo, tiene costes importantes, exige, con frecuencia, no acomodarse a lo más comúnmente aceptado, pero también requiere no escaparse con un discurso etéreo y no apto para este mundo.

Para mucha gente la marginalidad es una situación que les viene impuesta, les resulta dolorosa y deshumanizante. Pero la marginalidad ofrece sociológicamente posibilidades positivas y puede ser voluntariamente asumida. Es lo que he intentado explicar en las líneas precedentes. El estudio del cristianismo de los orígenes pone de manifiesto que las primeras comunidades eran marginales tanto respecto al judaísmo como respecto al Imperio. Esta situación les venía dada por su vinculación con Jesús, que ha sido acertadamente calificado como “un judío marginal”. Mucho antes de contar con el favor imperial estas comunidades se extendieron con rapidez porque, desde la marginalidad, mostraban un estilo de vida alternativo que resultaba atrayente para amplios grupos sociales.

Es el gran reto de la hora presente para nuestra Iglesia europea, y de una forma quizá especial para la española, asumir de forma creativa la condición de marginalidad, vinculada necesariamente con la situación de minoría (lúcida y creativa), como una oportunidad para una renovación radical del cristianismo en nuestra sociedad. Es lo que nos pide la mirada a los orígenes consustancial con un movimiento que se sabe heredero de una tradición histórica. De otra forma la amenaza es la nostalgia agresiva o ser la albacea de un patrimonio cultural vitalmente irrelevante para las nuevas generaciones.

Fuente Religión Digital

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Navidad ¿qué va a cambiar?

Miércoles, 25 de diciembre de 2019
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¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

*

Maurice Zundel

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El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

        Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

        Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

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W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

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“Una indiferencia poco explicable “, por Gabriel Mª Otalora

Viernes, 20 de diciembre de 2019
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Egipto_Cristianos perseguidosDe su blog Punto de encuentro:

La indiferencia, por definición, es una actitud de desinterés y desapego. Dicen que lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia; por algo será. Si esto lo vemos a través del prisma de la persecución de los cristianos, creo que al menos en Occidente tenemos un grave problema como creyentes en la fe de Jesús, él que tanto se esforzó por ser atento y acogedor con todos los necesitados sin condiciones ni límites, llegando hasta el extremo.

Según diversos estudios, en el siglo XX habrían sido asesinados unos 45 millones de cristianos por causa de su fe. Somos perseguidos en muchas partes del mundo, principalmente en Asia y África, por la cantidad de países de estos dos continentes que están catalogados como perseguidores. Sin olvidarnos que el Papa ha denunciado que hoy en día las persecuciones contra los cristianos se producen “con guante blanco” incluso dentro de las fronteras de Europa donde muchas veces son excluidos o marginados del debate social.

La tendencia en la persecución es un fenómeno social claramente ascendente, tanto en métodos como en el número de países. Entre las principales causas de la persecución destaca la opresión islámica; de hecho, de los cincuenta países en donde existe objetivamente persecución a los cristianos, 35 de ellos es el islamismo la causa del nacionalismo religioso excluyente. Otra causa importante son las dictaduras o cuando el testimonio de fe choca con cualquier régimen o sociedad interpelada. En Arabia Saudita, a la que tan bien tratan Estados Unidos y España, está prohibida la apertura de templos cristianos mientras que la monarquía saudita financia mezquitas entre nosotros.

Descendiendo un poco más al detalle, uno de cada tres cristianos en Asia, sufre persecución, mientras que en África son uno de cada seis. Esto significa que uno de cada nueve cristianos es perseguido en el mundo. Más de 200 millones de cristianos son perseguidos en razón de su fe. La realidad es que es el cristianismo la religión más perseguida del mundo.En cuanto al número de cristianos muertos anualmente por su fe, solo en 2011 y según datos de la organización para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos (OSCE), la cifra se elevó a 105.000 muertos.

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Nosotros estamos enfrascados en rencillas y preocupadísimos por problemas en torno a nuestras comunidades católicas (otra cosa es ocuparnos de resolverlos) que merman su influencia social sin que nadie de la institución jerárquica se plantee medidas correctoras estructurales, aunque sea alguna de las que el Papa marca casi a diario con su actitud y nuevas maneras de ser luz del mundo. Cuánto menos estamos para preocuparnos y ocuparnos de la terrible injusticia que supone la persecución a los cristianos en pleno siglo XXI.

Estamos en Adviento, tiempo de preparación para la acogida evangélica del Niño Dios que nos llama a vivir con otra mirada la existencia. No parece de recibo mantener más tiempo esta grave realidad fuera del foco cristiano y católico del Primer Mundo, de la Unión Europea y de nuestras comunidades. Deberíamos preguntarnos en un contexto de oración porqué no reaccionamos y nos manifestamos a favor de las persecuciones y matanzas, al menos para que el Gobierno actúe al menos por vía diplomática. No recuerdo que algún obispo clame por esta injusticia, a excepción de monseñor Agrelo, el franciscano que ha sido muchos años arzobispo de Tánger. No está en nuestra agenda de vivencias solidarias de fe.

Queremos evangelizar, pero se nos marchan muchos católicos desencantados y posiblemente nuestra falta de solidaridad y sensibilidad también tenga algo que ver con la inconsecuencia de nuestra fe. No es suficiente que existan algunos organismos que trabajan por ayudar en algunos países a algunos cristianos perseguidos, como es el caso del SIT trinitario. Parece que algunos leen el evangelio de manera sesgada y solo les importa la educación concertada, el aborto y el sexo. Y así nos va,   A las puertas de una nueva Navidad.

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Ante la situación de quienes migran. Contra el miedo que excluye y mata.

Jueves, 19 de diciembre de 2019
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Inmigrantes2El naufragio de personas migrantes en el Mediterráneo y en el río Bravo al intentar entrar en Europa y EE.UU. ha evidenciado que mares y ríos se han convertido en fosas comunes de vidas perdidas y cuerpos dañados. En lugar de unir pueblos, comunicar personas e intercambiar bienes, se han poblado de muertes anónimas. La solución no vendrá de negarles el auxilio y cerrar los puertos, ni de las expulsiones a países fronterizos y zonas desérticas, ni de convertir los pueblos vecinos en policías sino de respuestas cívicas, éticas, solidarias, políticas, culturales y religiosas.

1.- Es urgente liberar los sentimientos de miedo interesado y discursos irracionales que vinculan la inmigración con la delincuencia, lo forastero con la peligrosidad y que siembran el odio y el rechazo de seres humanos empobrecidos que sólo buscan oportunidades para ellos y sus familias. Necesitamos una pedagogía social en las parroquias, en las catequesis, en los medios de comunicación, en las calles, en los bares… que favorezca respuestas afectivas y efectivas, la convivencia cívica y el encuentro humano. Denegarles protección, cobijo y reconocimiento de sus derechos conduce a la barbarie y es prueba de inhumanidad.

2.- La ética no puede aceptar que unas vidas sean protegidas y otras abandonadas, ya que toda vida humana es valiosa y merece ser defendida. Ninguna de ellas puede perderse sin que eso nos afecte a todos los seres humanos. Está en juego nuestra humanidad, la identidad humana y cristiana, la justicia y la decencia de nuestra sociedad.

Con esas muertes entramos en un grave proceso de decadencia moral y de degradación de todo el mundo: pierde la gente que queda sin raíces y arraigos, pierden sus familias al privarse de la presencia de algunos de sus miembros, pierden sus pueblos y sus comunidades de origen que quedan sin personas con coraje e inteligencia colectiva para trasformar sus condiciones. La hermandad nos compromete en su defensa. Nos unimos a quienes procuran por sus vidas, las ayudan y defienden, las acogen y acompañan arriesgando la propia integridad personal y se exponen a persecuciones desde la legalidad vigente.

3.- Especial responsabilidad política tienen los Estados a la hora de rescatar y auxiliar, sin condiciones, a las personas que han naufragado, de ofrecerles el estatuto jurídico necesario para poder vivir con dignidad y de promover condiciones de vida justas y dignas en sus países de origen. Tienen también la obligación de oponerse a la industria migratoria en manos de mercaderes que anteponen sus beneficios a la seguridad de los seres humanos. Hay que superar las políticas incendiarias y xenófobas que atribuyen a los inmigrantes acciones violentas, olvidando que son ellos quienes sufren violencias y muertes que una política solidaria podría evitar. Sólo la movilización ciudadana logrará políticas justas que defiendan a la gente necesitada y no promuevan la inmigración. Estas políticas son fundamentales en sus países empobrecidos o en guerra para transformarlos en lugares donde se pueda vivir. Al fin y al cabo, el fenómeno de la emigración actual no es otra cosa que la otra cara de la moneda de un bienestar y de un consumismo excluyente y privativo.

4.- Denunciamos los discursos y las ideologías que presentan la inmigración como un peligro para la seguridad, la identidad nacional o el nivel de ocupación en el país de destino. En realidad son hombres, mujeres y menores que vienen en busca de pan, refugio, trabajo y paz. Es importante potenciar una visión de la persona inmigrante como sujeto con unos valores y una capacidad para ayudarnos a transformar nuestro mundo y construir una sociedad más integradora desde la pluralidad cultural. Es engañoso considerar a las personas migrantes simples víctimas necesitadas de atención e incapaces de emprender procesos autónomos de transformación. Con sus naufragios, muere la dignidad de todo el mundo y desaparecen sueños y capacidades que nos hacen falta para construir una sociedad más humana y cambiar el orden mundial.

5.- La comunidad cristiana tiene que llorar esos seres humanos muertos como propios, acompañar sus duelos, recordarlos y nombrarlos por su nombre propio en la liturgia. En efecto, tenemos motivos para hacer duelo mientras se muera un ser humano por alcanzar unas condiciones de vida que nadie tiene derecho a poseer en exclusiva. ¿Acaso no sería razonable que sus nombres resonaran de algún modo en las liturgias hasta golpear nuestras conciencias reconociendo así su derecho a ser llorados?

6.- Queremos también mencionar a los muertos civiles, es decir, de los seres humanos que vagan por nuestras calles durante años sin que se les reconozca su existencia por no disponer de una documentación en regla. Después de haber sobrevivido a la muerte, que acaso sí hayan sufrido familiares o amistades en el recorrido migratorio, se encuentran con el peligro de ser encerrados en los CIEs durante sesenta días y privados de la posibilidad de rehacer sus vidas y contribuir al mismo tiempo al bienestar de la sociedad en la que malviven. Resuena con especial intensidad la sugerencia del papa Francisco: hace falta abrir parroquias, conventos, instituciones eclesiásticas a la gente migrante que solicita asilo y refugio.

Noviembre de 2019

Fuente Grup Cristià del Dissabte

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Los cristianos de Gaza no podrán viajar a Belén en Navidad

Miércoles, 18 de diciembre de 2019
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776ED3C9-287D-4EE6-A737-0E822A5A9E2FIsrael restringe el paso a los lugares santos por “órdenes de seguridad”

Líderes cristianos de Jerusalén han condenado la decisión y han agregado que ya han pedido a las autoridades que den marcha atrás

En la Franja residen alrededor de mil cristianos, la mayoría de ellos de la Iglesia Ortodoxa, sobre una población total de cerca de 2,2 millones de personas

13.12.2019 | RD/Reuters

Las autoridades de Israel han anunciado este jueves que los cristianos residentes en la Franja de Gaza no tendrán permiso para visitar las ciudades de Belén y Jerusalén para las festividades de Navidad de este año.

Los cristianos del enclave palestino recibirán permisos para viajar al extranjero, pero no podrán trasladarse a Israel o Cisjordania, donde se encuentran numerosos lugares santos para los cristianos.

Israel aplica severas restricciones a los movimientos desde la Franja de Gaza, controlada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), considerado como un grupo terrorista.

Una portavoz del enlace militar israelí con los palestinos ha detallado que la medida ha sido adoptada siguiendo “órdenes de seguridad” y que los gazacíes podrán viajar al extranjero a través del cruce del Puente de Allenby, en la frontera con Jordania.

En respuesta, líderes cristianos de Jerusalén han condenado la decisión y han agregado que ya han pedido a las autoridades que den marcha atrás. “Otras personas de todo el mundo reciben permiso para viajar a Belén. Creemos que los cristianos de Gaza deberían tener también este derecho”, ha dicho Uadie Abú Nasar, asesor de los líderes de la Iglesia local.

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Ahondamiento de la política israelí de separación”

Gisha, un grupo pro Derechos Humanos de Israel, ha criticado que la medida apunta a “una intensificación de las restricciones de acceso entre las dos partes del territorio palestino”, por lo que ha denunciado “un ahondamiento de la política israelí de separación”.

Por su parte, Randa el Amash, una cristiana de Gaza, ha resaltado que “cada año reza para que le den permiso para poder celebrar la Navidad y ver a su familia”. “Sería más feliz celebrarlo en Belén y Jerusalén”, ha agregado.

En la Franja residen alrededor de mil cristianos, la mayoría de ellos de la Iglesia Ortodoxa, sobre una población total de cerca de 2,2 millones de personas.

Las autoridades israelíes dieron el año pasado permiso a alrededor de 700 cristianos gazacíes para viajar a Jerusalén, Belén, Nazaret y otras ciudades santas que reciben a miles de peregrinos en cada festividad.

Fuente Religión Digital

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Los dos “Advientos”

Jueves, 12 de diciembre de 2019
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1574454224_667067_1574454773_noticia_normalJuan Zapatero Ballesteros
Sant Feliú de Llobregat (Barcelona).

ECLESALIA, 02/12/19.- Estamos ante dos maneras diferentes, en cierta manera contrarias, de prepararse para el acontecimiento que da sentido a ambos: la Navidad. Por un lado, a nivel litúrgico y religioso, la Iglesia recuerda a sus fieles que estaría bien mantener una actitud fuerte de vigilancia durante las cuatro semanas previas a dicho acontecimiento. De vigilancia no respecto a posibles intrusiones externas, sino a todo lo que pueda suponer desde el interior una distracción que impida descubrir donde se encuentra hoy para todo hombre y mujer la Buena Noticia. Para ello, las iglesias y lugares de culto se adornan de manera especial, dentro de la austeridad requerida. El color morado es el que predomina, acompañado de un signo propio y exclusivo de este tiempo litúrgico como es la corona de Adviento. Yendo más al fondo, en cuanto al mensaje y al testimonio, son los profetas los encargados de recordar que el momento está muy cerca y que, por ello, se hace necesario mantener una actitud activa y expectante de vigilia y de espera. Principalmente Isaías, por lo que al Antiguo Testamento se refiere, es el que recuerda que el “tiempo ya se ha cumplido” y que, por tanto, es hora de despertar y mantenerse alerta. Juan Bautista, en el Nuevo, será quien con su palabra y también su testimonio urgirá a abrir caminos que hagan posible la entrada de Aquel, el único, que trae la paz. Finalmente, María, también José, encarnarán de manera muy especial el mejor ejemplo de que no hacen falta ruidos ni aspavientos; el silencio es el instrumento más idóneo a la hora de oír ese susurro de “Aquel que viene sin romper la caña cascada”.

Lo que me temo es que quizás toda esta preparación no sirva más que para dar pábulo a un cierto sentimiento y sensiblería personal que la imaginación popular ha ido tejiendo a lo largo de veinte siglos a partir de algunos datos, poco precisos ciertamente, del nacimiento de un niño allá, por las tierras de Judea. Todo ello, en vez de asumir en forma de compromiso lo que un día más tarde este recién nacido espetará sin más a los discípulos que el Bautista le envió para preguntarle si era Él realmente el Mesías. “Id y decid a Juan -les respondió- lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los mudos hablan, los cojos caminan…” (Lc. 7, 22-23).

Junto a esta manera de prepararse para la Navidad, la sociedad en general, “cristiana” precisamente, lo vive y lo espera de manera muy diferente. En este sentido, cabe reconocer que acostumbra a madrugar un poco más. Hace algunos días que la mayoría de las calles y plazas de nuestras ciudades comenzaron a iluminarse de manera muy especial. No de la manera que se hace cada año, sino con mayor intensidad, cuando esto es posible; pues, no en vano, los unos y los otros se retan y compiten para a ver quién logra superar mejor el espectáculo conseguido el año anterior. La luz, con todo lo que supone y significa, en este caso deja de tener finalidad en si misma, para convertirse en instrumento y medio que conduce a otras realidades. Así, pues, la luz queda convertida, por un lado, en signo y señal; mientras por otro, se la intenta imbuir de algo mucho más incisivo; es el mejor de los reclamos que llama a los unos y los otros, no solo para que compren lo que en muchos casos podría ser necesario; sino para que lo hagan hasta llegar al paroxismo, si hace falta.

A la calle salen también unos cantos que otrora solamente se cantaban en los templos. Unos cantos preñados de una ternura y de un sentimiento profundo que obligan casi a la fuerza a hacerse portador/a de valores muy especiales. Valores tales como la bondad hacia todo y para con todas las personas; la solidaridad con el pobre, el perdón para con el ofensor, el deseo de paz para quienes, en un sentido o en otro, son víctimas de violencia o de abuso. Hablo de obligar, no porque alguien, desde fuera, imponga deberes más o menos onerosos que haya que esforzarse por llevar a cabo para convertir en realidad los valores antes aludidos. Se trataría de un esfuerzo en la línea, más bien, de una especie de auto obligación interior que nadie va a fiscalizar, sino que va a ser cada una y cada uno quienes lo ponga en práctica con la mayor generosidad del mundo y, curiosamente también, con una inmensa alegría. Vaya; que sí o sí, hay que ser buenos y buenas, porque toca; sin pretender ir más allá. Y eso mal que les pudiera pesar a no sé quién, o, incluso, a nosotras y a nosotros mismos.

Claro que, vistos así estos “Advientos”, muy poco o nada se puede esperar de los mismos a corto y, mucho menos, a largo plazo; pues tengo la impresión de que no son fruto de convicciones sólidas y profundas, sino, más bien, de sentimientos bastante superficiales en general y, por lo visto hasta el momento, muy, pero que muy pasajeros.

A pesar de todo, no estoy abogando, por si alguien lo pudiera llegar a pensar, por un año, en este caso por un diciembre 2019, sin Navidad; ¡Dios me libre! Mis deseos son totalmente otros: ¡Quiero la Navidad; solo faltaba! Pero, eso sí: una Navidad menos mezquina, menos superflua, menos sensible religiosamente, menos… Una Navidad de sentimientos profundos que, a su vez, esté libre de experiencias baladís. Una Navidad que sea fruto de una religión que predica y es testimonio de un compromiso con todas las consecuencias. Y, puestos a pedir, mi deseo es que fuera una Navidad más “evangélica”.

Y, como los deseos son gratis, vayan todos los más posibles por delante, en cuanto a mi se refiere. De manera especial un sincero Adviento y una feliz Navidad para todos los hombres y mujeres sin ningún tipo de distinción ni diferencia.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Evangelio y Humanismo.

Miércoles, 4 de diciembre de 2019
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imagesHace tiempo que me pregunto si el cristianismo es un humanismo. Hoy concreto el tema y me pregunto si el evangelio es un humanismo.

Cristianismo y Evangelio

Qué cristianismo. Solemos identificar cristianismo y evangelio, porque el evangelio es (debería ser) la esencia del cristianismo. Lamentablemente existe mucha distancia. “Cristianismo” ha pasado a ser un término sociológico, medible por los registros parroquiales de bautismo. Cristianos se denominó en sus orígenes a los seguidores de Jesús de Nazaret; pero el seguimiento de Jesús se mide por el amor desinteresado, y de éste no hay termómetros ni registros. Actualmente “cristianismo” es un término muy ambiguo y podemos aplicarle aquello de “ni son todos los que están, ni están todos los que son”.

Para mí, cristiano puede considerarse el que trata de seguir a Jesús, y lo interpreta dentro de la variedad de interpretaciones que ofrecen los libros del Nuevo Testamento; pero prefiero evitar el término “cristiano” y referirme directamente al evangelio. ¿Qué importa si Gandhi o Simone Weil se hicieron cristianos o no? Ellos siguieron el mismo Proyecto que Jesús, aunque con distinto nombre; su dedo apuntó a la misma luna.

Qué evangelio. El evangelio es la buena noticia que trajo Jesús, y que se plasma en el mismo Jesús. Conservamos cuatro evangelios reconocidos por las primeras comunidades cristianas, que relatan e interpretan con bastantes divergencias la vida de Jesús. Estas divergencias evitan que  tomemos cada evangelio al pie de la letra, y nos invitan a escuchar el eco que suscitan en nuestra conciencia.

Evangelio y Humanismo

Ha habido épocas en las que se ha acentuado mucho las diferencias entre evangelio y humanismo, entre lo sobrenatural y lo natural. Ha habido otras épocas en que se ha reaccionado contra esta tendencia y se ha acentuado las coincidencias. El mismo Dios que nos “eleva” con su “gracia” es el que creó al hombre y a toda la naturaleza, “y vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno” (Génesis 1,31).

La Historia es testigo del mucho egoísmo humano, que provoca guerras, crímenes, expoliaciones, esclavitud, injusticias…. En cambio se ha historiado menos, pero todos somos testigos de que también existe mucha bondad, compasión, generosidad silenciosa, deseo de justicia. El Psicólogo Carl Rogers basaba sus terapias en suscitar el fondo bueno del corazón humano. Generosidad y egoísmo se entremezclan en nuestra vida, en diversas proporciones, como tendencia expansiva y fuerza de cohesión de nuestra identidad.

En el evangelio tenemos expresiones que acentúan el contraste con lo humano; contrastan incluso con lo mejor de lo humano.

Cuando Pedro trató de disuadir a Jesús de que fuera a Jerusalén, Jesús le reprochó “porque no piensas como Dios sino como los hombres”; pero lo mantuvo como discípulo y le confió cohesionar a todo el grupo.

A un humanista le cuesta entender que “los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”, que las prostitutas precederían a los sacerdotes en el reino de Dios, que el publicano (recaudador de impuestos para el Imperio invasor) preceda al fariseo (religioso cumplidor de la Ley), y sobre todo que el jornalero que empezó a trabajar al atardecer cobre lo mismo que el que comenzó a primeras horas de la mañana.

Examinando estos textos más a fondo vemos que contrastan con algunos principios éticos, con nuestras prácticas religiosas habituales, con nuestra justicia distributiva; pero corresponden a un amor desinteresado, que no actúa coaccionado por cumplir o quedar bien, que no espera consideración ni premios: “aunque no hubiera cielo, yo te amara; y aunque no hubiera infierno, te temiera”.

Una madre siempre sabrá disculpar y perdonar a su hijo. Es que el amor es más profundamente humano que la justicia. La justicia es algo transitorio; con la justicia apenas se contienen los desmanes de una sociedad. El amor es la materia divina de la que estamos tejidos, y es (será cuando lo logremos) la única manera de que una sociedad viva libremente, sin coacciones, en hermandad universal.

Creo que el evangelio, la buena nueva, el Reino de Dios, está ya en nuestra conciencia desde su primer instante; por eso todas las religiones, toda sabiduría laica, son pedagogías (más o menos acertadas) para descubrir y cultivar esta semilla del amor fraterno.

Jesús fue tan profundamente humano que lo consideramos la encarnación de Dios, “el rostro humano de Dios”.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

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“Déjame que hable del trisustanvorcio”, por Juan de Burgos Román

Lunes, 25 de noviembre de 2019
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odp_035Juan de Burgos Román
Madrid.

ECLESALIA, 11/11/19.- Querido amigo, te cuento: Terminaron, ellos, los instruidos en asuntos de lo alto, convenciéndonos, a nosotros, las gentes de a pie, de que aquel asunto, que era asunto asombroso, complejo y complicado de entender, la doctrina del trisustanvorcio, lo llamaron, nos convencieron, te decía, de que aquello era cosa muy cierta, es más, en reunión solemne del Gran Concilio se le otorgó la categoría de verdad incuestionable, con categoría de dogma, creo, aunque no me hagas mucho caso en esto, y lo hicieron argumentando que era asunto que se desprendía, incuestionablemente, dijeron, de las divinas revelaciones, aquellas que todos nosotros, los creyentes, profesamos, y para apoyar el tal desprendimiento, dieron argumentos intrincados, peliagudos, sofisticados, que las gentes de poco pelo no llegamos a alcanzar, pero que tenían unas trazas harto convincentes, utilizando latines muy enjundiosos y acudiendo a conocimientos de gran calado, al menos eso nos parecía a nosotros, aunque es verdad que andamos algo escasos de olfato en lo que a este asunto se refiere.

Al tiempo, vino a acontecer que la Alta Jerarquía Eclesiástica puso gran empeño en conseguir que el pueblo sencillo de los creyentes, que así dicen cuando a nosotros se refieren, no solo lo percibiésemos como cosa muy cierta, sino que también lo llegásemos a incorporar a nuestro conjunto de creencias con la misma naturalidad con la que nos hemos terminado habituando al manejo, pongamos por caso, de los microondas o los teléfonos móviles, aunque se nos pudiera escapar, que a muchos se nos escapa, cuál es su intríngulis, él del microondas, él del móvil o el del trisustanvorcio, y así lograr que este, el trisustanvorcio, tuviera la virtud de tenernos, al personal, bien encauzado, sin que cada uno fuese por su lado con interpretaciones personales de lo que dicen o dejan de decir los escritos sagrados, que la fe ha de ser una sola y no vale la primera ocurrencia que pudiera tener cualquiera de nosotros, de suerte que el trisustanvorcio ha llegado a ser un arma muy eficaz contra la dispersión, la cual es el comienzo del caos, según nos dicen los que buscan el orden, y la jerarquía lo busca, como lo busca el Alto Mando de un ejército, valga el ejemplo, que es eso, un ejemplo, sin más; bueno a lo que iba: entiéndeme, la jerarquía, que realmente estima que el trisustanvorcio es cosa muy cierta y que, además, resume con gran tino lo que, desparramadamente, se contiene en los sagrados textos, pretende, la jerarquía, digo, que sirva, además, para poner orden en algo tan desordenado como son las manifestaciones de lo alto, que es que parece como si la divinidad se hubiese descuidado en esto de poner cada cosa en su debido lugar, ya que lo revelado ha venido revelándose desarregladamente, a trompicones, cosa esta que les autoriza a ellos, dicen, a poner orden donde no lo hay, lo cual perciben como un encargo que, dicho sea de paso y visto desde fuera, parece entusiasmarles.

Así que, con el correr de los años, vino a resultar que el trisustanvorcio se terminó percibiendo como formando parte de la mismísima revelación divina, olvidando que fue construcción de unos doctos conocedores de los textos sagrados, declarada, eso sí, verdad incuestionable en una, ya lejana, reunión del Gran Concilio, y es que acontecía que, aunque no se dijese expresamente esto, lo de que el trisustanvorcio formaba parte de la verdad revelada, que por lo general no se decía, aunque no siempre, que algunos sí que lo dicen, sin embargo casi siempre se daba a entender, que así se desprende de cuanto se oye en las iglesias, en charlas, homilías, sermones, discursos y toda clase de pláticas religiosas, de manera que, para casi todos, el contenido del trisustanvorcio es tenido por un conjunto de verdades reveladas, que las gentes normales, no doctas, te quiero decir, vienen a suponer que fueron expresamente declaradas desde lo alto.

La Jerarquía, en el desempeño de sus funciones, se ve en la obligación, penosa, supongo, de andar poniendo orden en el desorden que crean quienes proceden indebidamente, bueno, quiero decirte de los que, con interpretaciones erróneas de la verdad revelada, pudieran desfigurar la fe, como el que echa pestilencias en un frasco de perfume, permíteme la comparación, que no es mía, entiéndeme, hablo de quienes discrepan abiertamente de lo que se establece, entre otras, en la doctrina del trisustanvorcio, que las doctrinas permiten, dicen, detectar lo errores mucho mejor que las textos sagrados, pero bueno, a lo que yo iba, cuando en algún lugar surge el error, la Jerarquía marcha diligente a restablecer el orden, lo que la obliga, muy a su pesar, repito, a aplicar los remedios del caso, los cuales ponen a los trasgresores en la siguiente disyuntiva: o retractarse, volver a redil, abandonando su postura discrepante, lo que, siempre, resulta doloroso, y, en algunos casos, incluso imposible, o no retractarse y, en este supuesto, se les margina, en mayor o menor medida, según el fuste de la trasgresión, lo que les convierte en algo así como unos apestados en su propia comunidad de creyentes, o en buena parte de ella, lo cual tampoco es plato de gusto, ni mucho menos.

Los que tienen a su cargo la tarea de poner orden allá donde aparece el desorden de la discrepancia, personajes estos a los que un amigo, que es un tanto enredador y gusta de poner las cosas del revés, ha dado en llamar los rodisikni, no es raro que procedan, ellos, los rodisikni, con gran inflexibilidad y dureza, de tal forma que, para defender lo que el trisustanvorcio asegura, tratan a las gentes con inhumanidad, faltando manifiestamente a la caridad para con el prójimo, que prójimos son los trasgresores por mucho que ellos pudieran haber transgredido, de forma que ha venido a ser normal que, por defender una verdad trisustanvorcica, valga la expresión, se falte a la virtud más importante de cuantas están contenidas en la revelación divina: el amor entre los hombres, y mujeres, por supuesto, que te lo digo porque hoy día anda el personal muy susceptibles en esto del ellos/ellas, y no por otra cosa, te aclaro, y, además, todo ello con el muy considerable agravante de que este proceder inadecuado, el de los rodisikni, no lo hacen ellos a título personal, sino respondiendo a mandatos que dimanan de las alturas, las eclesiásticas, por supuesto, así que, por muy mal que nos pueda sonar, es acertado decir que la doctrina, la del trisustanvorcio y cualquier otra, se ha terminado poniendo por encima de la palabra divina, lo que tengo por resultado doloroso, vergonzoso y deplorable, cuando lo que debiera haber pasado sería que, si la aplicación de este proceso de mantener el orden, en el asunto de las creencias, condujese a la postergación de los discrepantes, entonces, sin dilaciones y de manera contundente, se debería haber revisado todo el proceso, desde sus comienzos, desde el mismo establecimiento de esas doctrinas que a tan penosos resultados conducían.

Últimamente, ha venido a acontecer algo sorprendente y sorpresivo: la más alta figura eclesial de estos momentos, que, aunque no sea muy apropiado, permíteme que le llame el jefe, ha intentado conseguir, discretamente y tomando mil precauciones, que lo revelado por Dios termine quedando por encima de lo deducido por los hombres, al tiempo que busca fórmulas imaginativas que eviten el trato inclemente con los que sacan el pie del tiesto, y entonces, no te lo vas a creer, en respuesta a ello, vienen surgiendo voces, de gentes de las de arriba, incluso de algún vicejefe, voces con gran capacidad para gritar, de entre las que más alto pueden hacerlo y a las que mejor se las escucha, que, primero por lo bajini, pero luego a todo el que les quiera oír, que van y dicen que a donde vamos a ir a parar, que el jefe quiere hacer de menos a la doctrina, que vaya una osadía la suya, que el jefe se mueve por el camino de la herejía, bueno, algunos dicen más, dicen que ya ha llegado a ella, y que, de seguir así, el jefe va a terminar por provocar un cisma, y yo entonces me he acordado de aquello que decía: créese el halcón que todos son de su condición, ¿o no era el halcón?, que parece como si todas estas personas que contra el jefe se revuelven, en lugar de estar mirando al jefe, a donde mirasen fuese a un espejo, que es que este mundo parece como si funcionase al revés.

Y me pregunto que cuál será el gran poder que tienen las doctrinas para que se las asigne ese halo, esa capacidad de seducción, que las convierte en la base de la fe de muchos, no solo de gentes simples y de pocas luces, sino hasta de personajes doctos y conspicuos, que parece como si, al tiempo que nace una doctrina, en el mismo momento del parto, se diese muerte a los textos sagrados que la dieron vida, como si la aportación humana, las elucubraciones que, apoyándose en lo revelado, ha conducido a la doctrina, fuesen algo tan valioso como para eclipsar a lo que tenemos todos por revelado por el mismo Dios; ¿qué tendrán las doctrinas?, que parece como si las recetas que en ellas se contienen fueran alimento de fácil digestión, como lo son los biberones para los niños, y, sin embargo, los deliciosos platos que se contienen en los textos sagrados fuesen una pitanza indigesta.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Lo cristiano es sumar.

Martes, 5 de noviembre de 2019
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el-sexo-y-los-curasFelicidades. Un cura que por el motivo que sea, decide dejar de ejercer como presbítero, ya no es visto y tratado como un enemigo de la Iglesia. Ya no es maldito. Sino que –según las nuevas prescripciones de la Iglesia– se le ve como un hermano al que se acoge y se le brindan todas las oportunidades de seguir siendo miembro activo de la comunidad: como profesor, catequista, colaborador…

Es fenomenal ese cambio: de ser una especie de “traidor”, pasa a ser miembro activo positivo.

No hay enemigos, no hay fracasados, no hay personas a las que ver de lejos y tratar como “huidos”. Son personas que han optado por un servicio distinto y que pueden seguir aportando todos sus dones a la comunidad.

Me encanta el que éste sea un nuevo talante. Cuando una persona toma sus decisiones vitales, no hay que verlo como enemigo, sino como compañero, desde otros baremos. Qué bien si acertamos a aprovechar sus cualidades para el bien de la comunidad.

Y esto marca un estilo de actuar a todos los niveles. Que nunca unas leyes, unas costumbres, unas normas, una forma de pensar priven a la comunidad de unos servicios. Con la riqueza tan enorme que suponen los conocimientos, las aptitudes y los saberes que ya tienen.

Se ve que vamos dando pasos serios en la mentalidad y en la práctica de la Iglesia. Hace falta otro empuje y caminar hacia casados –hombres y mujeres– que puedan servir a la comunidad como presbíteros y sacerdotes.

Por lo menos el gesto de no privar de servicios a los que deciden dejar ese ministerio.

Conozco –sobre todo en el mundo de los frailes–, personas que, después de dejar la orden, han estado y siguen trabajando fenomenalmente en sus colegios y sus obras. E incluso, cuando se ha dado el hecho de sacerdotes que han salido por cuestión de fe, han seguido ofreciendo sus valores, su amistad, su familia y su casa a los antiguos amigos y a la parroquia.

En definitiva, se trata de potenciar la suma, todo lo que les ayude a ellos y a los demás. Sumar y aceptarnos.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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“Quienes se oponen a las diaconisas ignoran las Escrituras”, por Baltasar Bueno

Miércoles, 30 de octubre de 2019
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“Si no fuera por las mujeres la Iglesia sería un ente en vías de extinción”

“Me encontré en un pueblecito perdido del desierto a una monja cuyo Obispo la había nombrado “cuasipárroco” y como podía se encargaba de mantener encendida la llama del Evangelio”

“Para los exégetas serios y científicos no hay duda de que el término διάκονοι era igualmente referido a hombres y a mujeres, servidor o servidora”

“Imagino que el Papa Francisco, a partir del concluido Sínodo de la Amazonía, va a sufrir más ataques de quienes le creen convertido en pura herejía”

Mucho me temo que los clérigos “talibanes” que operan dentro y fuera del Vaticano se revuelvan con más ahínco contra el Papa Francisco, quien acaba de conseguir un importante triunfo en su imparable estrategia para que al Espíritu Santo se le deje aletear libremente y renueve la faz, no sólo de la tierra, sino, además, de la necesitada Iglesia.

El logro principal de este último capítulo o etapa de su andadura por el anquilosado mausoleo panteón del Vaticano ha sido el que a la mujer se le reconozca en sus derechos y dignidad de hija también de Dios, equiparable al propio hombre, quien la ha tenido sometida y sojuzgada en el ámbito de lo eclesial y eclesiástico a causa del fuerte clericalismo y machismo imperante.

Si no fuera por las mujeres, la Iglesia, la universal y las locales, sería un ente muy debilitado y en vías de extinción. En mis correrías por el mundo me he encontrado a mujeres llanas del pueblo, a religiosas, que eran las únicas personas que hacían presente a Dios en muchos lugares. Hasta me encontré en un pueblecito perdido del desierto a una monja cuyo Obispo la había nombrado “cuasipárroco” y como podía se encargaba de mantener encendida la llama del Evangelio.

En muchos lugares de misión son ellas, las mujeres, valientes, cargadas de fe y vocación, las que hacen presente a Dios en el entorno de su mundo, sin que por allí aparezcan con la debida frecuencia, con aires de visita de urgencia y despedida, los machos alfa de los clérigos bien porque cada día hay menos, bien porque los pocos que restan llegan a negarse a ir por temor o cobardía.

“San Pablo (Rom,16,1 y I Tim 3,11) nos habla de la existencia de diaconisas en las primeras comunidades cristianas”

Imagino que el Papa Francisco, a partir del concluido Sínodo de la Amazonía, va a sufrir más ataques de quienes le creen convertido en pura herejía, en traidor a la tradición de la Iglesia. Cardenales, Obispos y clérigos contrarios a él, que los tiene, estarán ya preparando sus máquinas de guerra en defensa de la pureza de la Iglesia tradicional estancada y apantanada, en hemorragia creciente de fieles.

Si volvieran a las fuentes primitivas, a las Sagradas Escrituras y a la propia Tradición de la Iglesia, el célebre depósito de la fe, más que operar contra el Papa Francisco se pondrían como principales adalides de esta hermosa gobernación de la barca de Pedro que realiza Bergoglio y que pronto la historia le reconocerá cuando sitúa a la mujer en el lugar que debe estar en la Iglesia, la que tuvo ya en su primitiva historia.

San Pablo (Rom,16,1 y I Tim 3,11) nos habla de la existencia de diaconisas en las primeras comunidades cristianas a las que el machismo y el carácter misógino del clero masculino acabó por machacar y apartar. Para los exégetas serios y científicos no hay duda de que el término  διάκονοι era igualmente referido a hombres y a mujeres, servidor o servidora. La διακονία es un servicio, una actividad, que en los textos neotestamentarios tienen una amplia variedad de acepciones: servir a la mesa, cuidar a alguien caritativamente, servicio apostólico y misionero, proclamadores de la Palabra, servicios a la Comunidad… Todo ello hecho, actuado, a la manera de Jesús, el gran servidor. Los primeros cristianos, influidos por Pablo indudablemente, entendieron la vida y muerte de Jesús como un gran servicio al género humano.

El cristianismo primitivo no fue obra sólo de varones machos alfa, tuvo un gran impulso femenino, como lo tuvo a lo largo de la historia y lo sigue teniendo. Las mujeres diaconisas existieron, luego serían orilladas por quienes quisieron concentrar todo el poder, por el clericalismo, el que sigue denunciando el Papa Francisco.

diaconisas-Iglesia-catolica_2100999896_9844732_667x375Los servicios en el cristianismo fontal eran ministerios apostólicos y de caridad, de atención y cuidado de necesitados y pobres. Con el tiempo los ministerios se corrompieron y se convirtieron en poder, a mayor ministerio, más poder, más distanciamiento de la desnudez del Evangelio al que debían servir.

Por ello, quienes aleguen contra las diaconisas, el que las mujeres no pueden ser llamadas, ordenadas o consagradas al ministerio de la διακονία, apelando a la tradición de la Iglesia que ha reservado al oficio a los varones, mienten descaradamente o desconocen las Escrituras, sobre todo los textos paulinos. Y fuera de Pablo, en su Carta I Pedro (1-12, 4-11) explica el ministerio como servicio de la proclamación de la Palabra y servicio de caridad a los demás.

Bienvenido pues que la Iglesia salga de su ostracismo y medievalismo, de su lacra clerical que la atornilla y encadena, y se entere que debe servir al mundo en la proclamación de la Palabra y en la caridad en voz femenina, no sólo en la subterraneidad, también en la ministerialidad, en igualdad de derechos y obligaciones que los clérigos varones.

Sabor agridulce, de alegría por estarse en camino y recuperación del diaconado femenino; de tristeza, porque la rehabilitación deviene de la necesidad, carestía y escasez de clérigos varones.

Fuente Religión Digital

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Los cristianos de Siria, en peligro de extinción por la ofensiva turca contra los kurdos en Siria

Lunes, 21 de octubre de 2019
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4C6C5691-542D-456B-9A38-6757A8264462El Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo de Iglesias Cristianas de Medio Oriente también expresaron su preocupación por la suerte de las comunidades cristianas en Siria

Diversas organizaciones alertaron sobre la situación difícil de los cristianos a raíz de la ofensiva turca contra las comunidades kurdas en el norte de Siria, donde, aseguraron, hay riesgo de que unas 400.000 personas sean desplazadas.

Oxfam (Oxford Committee for Famine Relief) y otras 72 organizaciones humanitarias denuncian la situación de 200.000 personas desplazadas reducidas a una condición extrema en el noreste de Siria. Según las Naciones Unidas, este número se duplicará en cuestión de semanas.

Volvemos a la emergencia de 2014“, explica el presidente de Focsiv (Federación Internacional de Servicio Voluntario de Organismos Cristianos) Gianfranco Cattai. “En la frontera, donde operamos indirectamente, hay al menos entre 10.000 y 15.000 personas desplazadas que huyen, son familias, hombres y mujeres y, sobre todo, hay preocupación por los niños“, sostiene.

Una situación desestabilizadora para las personas que, según Cattai, “no huyeron a causa de una situación de crisis climática y ambiental, sino que tuvieron que detener lo que eran las actividades normales de la vida económica, social y política”.

En tanto, el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente del Conferencia Episcopal Italiana, dijo en Nápoles: “Ya no tenemos ojos para llorar por lo que está sucediendo”.

En este momento, en lugar de alcanzar objetivos de paz, acaban concentrándose armas, guerras y luchas, subrayó.

El Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo de Iglesias Cristianas de Medio Oriente también expresaron su preocupación por la suerte de las comunidades cristianas en Siria.

Hacia la extinción

Desde Alepo, el padre Firas Lutfi, franciscano, afirmó que “cuando hay un conflicto afecta a todos: cristianos, musulmanes, kurdos, pero ciertamente es la comunidad cristiana, presente desde hace dos milenios en Siria, la más afectada”.

Nos arriesgamos a nuestra extinción. Los cristianos son una parte esencial de la sociedad -una parte fundadora, diría yo- y corren el riesgo de ser aniquilados y borrados de la memoria de Siria”, aseveró.

El fraile indicó que otro de los temores es que el fundamentalismo islámico se reagudice en la región. “Los kurdos, que siempre han luchado contra el Estado islámico, fueron apoyados primero por Estados Unidos y luego dejados por los propios aliados a merced de un destino verdaderamente desconocido y trágico”, indicó.

Estos kurdos tienen en sus prisiones a muchos yihadistas del Isis y de otras facciones fundamentalistas islámicas. De las noticias que nos llegan parece que estos prisioneros están escapando y huyendo de su control. Una vez que han escapado, ¿pueden reorganizarse? El miedo es éste”, añadió.

Fuente Religión Digital

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De la Simple Experiencia Espiritual a la Existencia Cristiana, para crecer en Humanidad

Lunes, 14 de octubre de 2019
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existencia-cristianaEn estos tiempos de postmodernidad y postcristianismo (tiempos en realidad de regresión espiritual) es habitual, en el ámbito de la espiritualidad, escuchar discursos que oponen la “experiencia espiritual” a la fe (confundida con la creencia), dando a entender que la experiencia espiritual es más profunda que la fe.

En 1959 Jung fue uno de los primeros en expresar esta misma idea en una entrevista en la BBC, en la que al preguntarle si creía en Dios, respondió: “No necesito creer en Dios; lo conozco”. Hoy se ha generalizado esta idea de que la espiritualidad es ante todo un conocimiento, si bien un conocimiento no de tipo teórico sino experiencial, con el riesgo de reducir la espiritualidad al acceso subjetivo (aspecto esencial, a la vez que no el único) que el ser humano tiene de lo espiritual.

Como señaló Leonardo Boff el término “experiencia” hace referencia a un tipo de conocimiento. La etimología de la palabra expresa bien a que conocimiento se refiere: “ex – peri – ciencia”, siendo “ex” una partícula latina que indica “salir de sí”, “peri”, un prefijo griego que significa “alrededor de, por todos los lados” y “ciencia” un modo de hablar del conocimiento. Para Boff el término experiencia haría referencia a un tipo de conocimiento (ciencia) que se logra al salir el ser humano de sí (inmediatez, superación de la separación objeto-sujeto) y abrirse al objeto por todos sus lados o aspectos (no solo los aspectos racionales). La experiencia hace referencia a un tipo de conocimiento, el conocimiento más pleno, de aquello que se manifiesta o muestra a la conciencia (órgano del conocimiento).

En las espiritualidades anteriores a la tradición judeocristiana, la espiritualidad era entendida como un conocimiento, que, o bien, abría a la persona al universo espiritual (valores- arquetipos suprahistóricos) para que guiaran su conducta sin fusionarse con ellos (humanismo espiritual o exoterismo); o bien, llevaba a una supuesta salida de la historia y a la fusión con esas realidades espirituales (gnosis, esoterismo). La forma más plena de experiencia espiritual, la mística (Presencia de la Transcendencia en el seno más profundo de la inmanencia en comunión sin fusión) también se daba en el núcleo de las espiritualidades esotéricas o humanistas precristianas, transcendiéndolas, sin llegar todavía esta mística a poder reconocer la plena realidad y valor espiritual de la historia (la alteridad), como hará la tradición judeocristiana.

El judaísmo será la primera tradición que entenderá la espiritualidad como fe, es decir, más que como una experiencia (conocimiento) como una existencia, un modo de existir (una salida de sí para encontrarse con el Misterio en la historia, al que el corazón- toda la persona- libremente se adhiere). La fe tiene una dimensión experiencial (conocimiento inmediato) y, a la vez, la conciencia de que la experiencia subjetiva es siempre limitada, que hay una realidad más allá de nuestra experiencia, a la que solo la confianza en lo Real (el Misterio) nos permite acceder. La fe tiene en cuenta la realidad de la historia, la realidad de la alteridad más allá de mi interioridad, y eso le hace tomar conciencia de la alteridad del Misterio no reducible a mi experiencia de él, a la vez que accesible a mí porque así Él (el Misterio) lo desea en la Historia de Salvación. La fe se realiza en el cumplimiento de la Ley para el judaísmo.

Con la Encarnación de Jesucristo, toda la historia se vuelve lugar de salvación si vivimos en ella desde Cristo. La fe se libera (integrándola y transcendiéndola) de la Ley para poder vivirse en toda la historia desde la Gracia. La Iglesia será el signo y el instrumento de esa salvación para tod@s en la historia (sin monopolizarla). De este modo, la espiritualidad cristiana será ante todo un modo de vivir, de existir y no solo una “experiencia”, un conocimiento, una gnosis. Pablo llamará a la espiritualidad cristiana una “epignosis”, un conocimiento por encima de la gnosis, que en realidad es una praxis, una manera de existir. No es pues solo una realidad interior, es una realidad interior y exterior, histórica y suprahistórica, individual y colectiva, humana y divina.

La fe cristiana no es una simple creencia, pues supone un encuentro personal con el Misterio (y desde ese encuentro una apertura a las enseñanzas que el Misterio transmite- creencias-) y tampoco es una simple experiencia o conocimiento– aun el de la experiencia mística es limitado-, pues transciende el conocimiento que podamos tener del Misterio; es una existencia vivida en la confianza por y desde Cristo abriéndose al Espíritu que se expresa en toda la realidad ( interior y exterior, “sopla donde quiere”…) que nos lleva al Padre, lo Real.

Las antiguas experiencias religiosas eran concebidas como experiencias de gnosis (conocimiento); con el judeocristianismo la espiritualidad es concebida como fe, que integra la experiencia (conocimiento) y lo que va más allá de mi experiencia, a través de la confianza (fe). Es una espiritualidad manifestada de un modo más pleno, pues se muestra explícitamente esa dimensión que va más allá de la experiencia. En las antiguas experiencias espirituales (más allá de su discurso gnóstico) también podemos encontrar la fe, pero de un modo implícito, por ello, menos pleno.

La fe cristiana, al concebir la espiritualidad como una existencia en relación con un Misterio (Dios) que se hace como nosotros (encarnación) dándonos una dignidad que las viejas religiones nos negaban, nos ayuda a liberarnos de dos de los peligros que tiene la religión:

  1.  El utilizar la religión para dar satisfacción imaginaria a los deseos de omnipotencia infantil que busca la fusión (dominación del Otro) liberándonos imaginariamente de todo límite.  La fe judeocristiana al descubrir la realidad de la historia, de la alteridad, pone límites a ese deseo infantil.
  2. El utilizar la religión para promover la dominación de las personas haciéndolas sentir culpables por no ser perfectas, divinas, atemporales… La fe cristiana ha supuesto la liberación de la culpa y el miedo a la historia, a la existencia, al descubrir que Dios mismo se hace historia, se abaja por amor, liberando y dignificando la existencia, animándonos a nosotros a contribuir a dignificar la existencia de todos, en especial, de los más pequeños y vulnerables (por desgracia, muchas veces el cristianismo ha sido enseñado promoviendo todo lo contrario, la culpa y la dominación).

La fe puede decirse que sería la espiritualidad más plena, pues integra y transciende la experiencia religiosa anterior y alcanza su cumbre en la Mística Cristiana, que es una fe pura o simple en Cristo, en la que se produce la unión con Dios (el Misterio) sin fusionarse con él y en él la unión con toda la realidad.

Una Mística que es una praxis, una existencia, que integra lo interno y lo externo, y no una simple experiencia interna que termina experimentándose en lo externo (vuelta al mercado al final del camino que se dice en el zen) sin llegar a descubrir el valor en sí de lo externo (no solo el valor por su carácter de manifestación del Misterio) como ocurría en la vieja mística.

Olvidar las novedades del cristianismo, que han dignificado al ser humano y le han liberado de miedos y culpas, para construir un mundo más humano y, por ello, más divino, supondría un retroceso a formas más autoritarias y deshumanizadas de vivir la espiritualidad. De ahí, la importancia de recordarlas.

Fuente Cristianía

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La Cruz Gloriosa

Sábado, 14 de septiembre de 2019
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Celebrar la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz significa tomar conciencia en nuestra vida del amor de Dios Padre, que no ha dudado en enviarnos a Cristo Jesús: el Hijo que, despojado de su esplendor divino y hecho semejante a nosotros los hombres, dio su vida en la cruz por cada ser humano, creyente o incrédulo (cf. Flp 2,6-11). La cruz se vuelve el espejo en el que, reflejando nuestra imagen, podemos volver a encontrar el verdadero significado de la vida, las puertas de la esperanza, el lugar de la comunión renovada con Dios.

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Estaríamos enajenados hasta el punto de permitirnos el lujo de buscar a Dios, en las horas cómodas del ocio, en templos lujosos, en liturgias pomposas y a menudo vacías, y de no verle, oírle y servirle allí dónde está, y nos espera, y exige nuestra presencia: en la humanidad, en el pobre, en el oprimido, en la víctima de la injusticia de la que somos, muy a menudo,  cómplices?

 

*

Don Helder Camara,
Un pensamiento para cada día”,
Médiaspaul, 2010

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Jesus in Love

***

Orar, es penetrar despacio, tranquilamente,
En el silencio de Dios,
Dejar a Dios darse y darme su silencio,
Para que pueda dejar mi corazón
latir al unísono del suyo,
dejar mi respiración entrar
En la respiración de Dios,
Dejarme penetrar por Su presencia,
Darme cuenta cada vez más
de que Dios está dentro de mí,
No, evidentemente, para evitar a mis hermanos
Sino para llevarles más,
Porque es verdaderamente imposible acercarse al crucificado
Sin acercarse a los crucificados del mundo entero.

*

Jean Vannier

***

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Jesús conquista a los hombres por la cruz, que se convierte en el centro de atracción, de salvación para toda la humanidad.

Quien no se rinde a Cristo crucificado y no cree en él no puede obtener la salvación. El hombre es redimido en el signo bendito de la cruz de Cristo: en ese signo es bautizado, confirmado, absuelto.

El primer signo que la Iglesia traza sobre el recién nacido y el último con el que conforta y bendice al moribundo es siempre el santo signo de la cruz. No se trata de un gesto simbólico, sino de una gran realidad.

La vida cristiana nace de la cruz de su Señor, el cristiano es engendrado por el Crucificado, y sólo adhiriéndose a la cruz de su Señor, confiando en los méritos de su pasión, puede salvarse.

Ahora bien, la fe en Cristo crucificado debe hacernos dar otro paso. El cristiano, redimido por la cruz, debe convencerse de que su misma vida debe estar marcada – y no sólo de una manera simbólica- por la cruz del Señor, o sea, que debe llevar su impronta viva. Si Jesús ha llevado la cruz y en ella se inmoló, quien quiera ser discípulo suyo no puede elegir otro camino: es el único que conduce a la salvación porque es el único que nos configura con Cristo muerto y resucitado.

La consideración de la cruz nunca debe ser separada de la consideración de la resurrección, que es su consecuencia y su epílogo supremo. El cristiano no ha sido redimido por un muerto, sino por un Resucitado de la muerte en la cruz; por eso, el hecho de que Jesús llevara la cruz debe ser confortado siempre con el pensamiento del Cristo crucificado y por el del Cristo resucitado .

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G. di S. M. Maddalena,
Infinita divina, Roma 1980, pp. 342ss

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Pablo D’Ors: “Las formas tradicionales de la Iglesia no responden a la sensibilidad y al lenguaje contemporáneos”

Sábado, 31 de agosto de 2019
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gente-muere“Hay un anhelo espiritual muy grande en esta sociedad tan secularizada”, cuenta el fundador de la Asociación Amigos del Desierto

“La única manera de que exista fidelidad es de forma creativa. Si no hay creatividad, no hay felicidad; hay conservadurismo que es distinto”

“Está muy bien conservar el patrimonio espiritual, pero no estamos llamados a ser siempre conservadores, sino a ser fieles. A vivirlo realmente”

“Esto es lo que olvidamos: tan importante como el patrimonio que hemos recibido como el Evangelio, por ejemplo, es el hombre y la mujer de hoy

“Porque tú puedes tener un mensaje extraordinario pero si realmente no tienes en cuenta al destinatario, ¿para que te sirve un tesoro? ¿Para guardarlo bajo la tierra en un arcón?”

“La fidelidad no es sólo al Evangelio, es al hombre y a la mujer de hoy. Y si estamos lejos de ellos, difícilmente vamos a conectar”

El escritor, sacerdote y asesor cultural del Vaticano, Pablo D’Ors, tiene una “esperanza demencial”. El también fundador de la exitosísima red de meditadores Amigos del Desierto quiere lanzar un nuevo monacato secular, con personas dispuestas a consagrarse en medio del mundo. “Un monacato compatible con la secularidad, hasta el fondo”, nos cuenta, como solución a la “urgencia fundamental para la Iglesia de hoy”: la “renovación espiritual“. Hace falta algo nuevo porque “la mayoría de las formas que la Iglesia Católica presenta, para dar cuerpo a esa búsqueda espiritual, no responden, de hecho, a la sensibilidad de la gente“, afirma.

Hoy tendremos el placer de charlar un rato con uno de los grandes escritores españoles. Pablo D’Ors es novelista y asesor del Vaticano, nada menos. Fundador de unas comunidades de los ‘Amigos del Desierto’ y cura. No sé en qué orden. Bienvenido.

Es un placer estar con vosotros. Muchas gracias, José Manuel, por invitarme.

Decíamos que no sabemos en qué orden colocas tus vocaciones.

Yo suelo presentarme, normalmente, como escritor y sacerdote. Y, últimamente, también como asesor cultural del Vaticano y como fundador de la red de meditadores Amigos del Desierto.

Esto de poner escritor y sacerdote lo hago, más que nada, porque pareciera como si la vocación sacerdotal tuviera que ser la primera. Pero, realmente, en mi historia personal cronológicamente fue primero la literatura: ya con 13 o 14 años escribía mis cuentos y tenía decidido ser escritor.

En todo caso, es cierto que esta doble vocación ha sido la historia de mi vida. Y que así como lo he vivido de manera conflictiva durante mucho tiempo, porque cada una requiere mucha energía o toda tu energía, hoy lo vivo con gran serenidad y armonía. Y yo diría que no son dos vocaciones, sino dos expresiones de la misma.

O sea que, hoy, le pones un guioncito en medio y ya está.

Y me quedo tan pancho. Sí; es el ministerio de la palabra, sea escrita o sea hablada. Y ahora he comprendido que para que esa palabra sea fecunda tiene que nacer del silencio. Eso sí.

Ahora hablamos de tu obra como escritor. Pero háblame un poco de qué estás haciendo, ahora mismo, como cura. Antes estabas en un hospital.

Sí, estuve diez años de capellán hospitalario en el Ramón y Cajal. En el año 2014 fundé la asociación de Amigos del Desierto. Y empezó a crecer: hoy somos 40 Seminarios de Silencio dispersos por la geografía española. Como estaba creciendo mucho -porque realmente hay un anhelo espiritual muy grande en esta sociedad tan secularizada, lo que pasa es que las formas tradicionales que ofrece la Iglesia católica no responden a la sensibilidad y al lenguaje contemporáneos- pedí permiso a mí obispo, el cardenal Osoro, para que me liberara y poder trabajar a tiempo completo en la asociación. Y eso es lo que estoy haciendo.

Así que eres fundador.

Sí, aunque yo soy el primer sorprendido. Pero, sí. Y te voy a decir una cosa más, que es casi una primicia: no solamente fundador de esta red de meditadores, -que somos 500 personas- además, hay en proyecto algo maravilloso; es algo así como un monacato secular. Es decir, que hay unas 15 o 20 personas, de esos 500 que te acabo de comentar, que se están pensando consagrarse, en medio del mundo, según este estilo de meditación, de silencio.

Sin vivir juntos en comunidad en un mismo monasterio. Laicos consagrados.

Sí, laicos consagrados, pero monjes. Laicos es una cosa que ya existe de siempre. Lo novedoso…

Monjes en el mundo.

Sí. Carlos de Foucauld ya tenía una intuición sobre esto. Pero había dos cosas que lo harían radicalmente novedoso.

Tú eres muy de Carlos de Foucauld.

Sí. Lo novedoso sería, por un lado, que realmente quiere ser un monacato compatible con la secularidad, hasta el fondo. Es decir, no solamente compatible con la vida laboral, sino también con la vida matrimonial y familiar. Y esto ya son palabras mayores porque, hasta ahora en la Iglesia la consagración monástica no era compatible con consagración matrimonial. Y queremos hacer esta propuesta no porque se nos ocurra, sino porque hay personas que lo viven así.

Y que lo están demandando.

Sí. Y le piden alguna manera teológica, jurídica, a este hecho.

¿Y eso ya ha empezado a rodar?

Hemos empezado a rodar existencialmente. El cardenal está informado pero, bueno, vamos a ver si, efectivamente, va hacia adelante. Llevamos un par de años, así que yo pienso que va adelante.

¿En Roma no te han puesto peros?

Todavía no ha llegado allá. Está aquí, en Madrid.

¿Y ya tienes matrimonios dispuestos a abrazar ese monacato?

Por lo menos a empezar un noviciado.

Pero esto, ¿qué les exigiría? ¿Cómo compaginarían pobreza, castidad y obediencia?

No. Serían votos de, -lo llamamos- desierto y amistad. En definitiva sería lo mismo que oración y comunión. No son los clásicos tres votos de la vida religiosa tradicional.

¿Seguirían haciendo su vida normal?

Sí. Vida familiar y vida laboral pero utilizamos lo que llamaría, en su día, Panikkar “el arquetipo del monje”. Lo que es la unidad.

Digamos que la propuesta más novedosa es que, si hasta ahora el cristianismo se ha articulado fundamentalmente en clave de la palabra, nuestra modesta proposición es articularlo desde el silencio.

Nosotros, los monjes del Tabor, nos conectamos, como cualquier monje tradicional, siete veces al día pero no para los salmos, sino para la oración contemplativa, para la meditación.

Para rezar en silencio.

Sí.

Entonces, tenéis una vida pautada como los monjes, que rezan maitines, completas…

Más o menos, así es.

¿Y la gente está respondiendo a ese tipo de novedad mística?

Es una propuesta espiritual. Yo creo que siempre será propuesta minoritaria porque los monjes nunca han sido mayoritarios; siempre han sido una pequeña porción de los cristianos. Pero una minoría significativa. Yo tengo una esperanza demencial; pienso que hay tanto que purificar en nuestras formas… Leer más…

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“La Iglesia ‘LTGBI’ de Islandia “, por Antonio Aradillas

Martes, 27 de agosto de 2019
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DSC00406-copyLa identificación de la vida cristiana con el peregrinaje, es la mejor teología”  

Por curiosidad, resulta útil reseñar que los colores de la bandera –rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta-, significan “vida, salud, luz del sol, naturaleza, serenidad y armonía”, sin faltar el espíritu

¿Llamamos “religioso” también a este turismo, o dejamos en exclusiva y “bajo pena de pecado”, tal adjetivación para las visitas a los santuarios de Fátima, Lourdes Torreciudad, Monserrat, Sonsoles, el Pilar, Guadalupe, Covadonga… y a la basílica del san Pedro en el mismo Vaticano?

De por vida e historia, el turismo fue y es la actividad que en mayor proporción y efectividad contribuyó a la creación  y formación integral  de personas y pueblos.   Su capacidad educadora fue y es decisiva. Y no solo ni fundamentalmente  por motivaciones económicas. Son muchas más, y de signo diverso. El turismo descubre  a las personas como “otros”, a la vez que como “nosotros”, en medio del mundo  que, si no es, o no se le considera como “globalizado”, dejó de ser mundo, sin posibilidad alguna de ser otra cosa, pero no  “la casa de todos”.

En todo planteamiento religioso, el turismo, con versiones como  las peregrinaciones  o las “misiones”, contribuyó y contribuye a la veraz conversión a la fe y a las creencias de orden  sobrenatural,  desde el elemental convencimiento  de que la comunidad y el servicio  a la misma  es ya, y de por sí,  religión y adoración al verdadero Dios. El mismo descubrimiento, trato y contemplación ecológica de la naturaleza inspira y alienta el recorrido de los caminos  y programaciones turísticas  correctamente ideadas y administradas, por lo que es de por sí parte importante  del mensaje del santo Evangelio. La identificación de la vida  cristiana con el peregrinaje, es la mejor teología.

Y resulta que a mis amigos Ángela y Luis, y a un grupo de colegas, amantes de la naturaleza, usuarios, participantes y practicantes de sus beneficios, se les ocurrió recientemente  echar la red  de sus anhelos –ansias- itinerantes por esos  mundos de Dios , teniendo en cuenta  las ofertas programadas  por las correspondientes oficinas  de la promoción del turismo en Islandia. Paisajes, parajes inéditos, afanes y deseos  de hospitalidad  por parte de los nativos,  algo del exotismo del bueno y deseos intangibles de desmasificaciones al uso, y más en tiempos oficialmente vacacionales por lo de veraniegos, inclinaron la balanza viajera a favor  de esta opción polar, de la que habrían de quedar satisfechos  y con la sensación de no haber tenido que escurrir en demasía  el presupuesto destinado a esta tarea.

Y ocurrió –y esta es la noticia-eje de mi comentario religioso-, que giraron visita  en Reikiavik, la capital del Estado,  al templo de la Iglesia luterana  de Hallgrimmuskirkija (o algo parecido), construido  entre los años  1945-1986  por el afamado arquitecto  Gudjin Sammnusanson.  A mis amigos les llamó la atención, entre otras cosas, la austeridad y  sencillez del templo, de hormigón blanco, presidido por una cruz, además de un órgano maravilloso, así como la torre del templo,  que alcanza los 74,5 metros de altura. También les sorprendió -¡cómo no¡-, no tener que abonar cantidad alguna de dinero  por la visita  religioso cultural,  “al ser el templo propiedad del Estado”.

Pero la verdadera noticia para mis amigos fue la que transmiten las fotos  que acompañan esta información. Celebrada la Semana Internacional  de los movimientos  LGBTI,  se extendía sobre el altar, con notoria  y cristiana capacidad de integración religiosa,  la bandera  oficial de los movimientos  -Lesbianas, Gays, Bisexuales, personas Transgénero, e Intersexuales- , sin que a ninguno de los pastores/as luteranos, ni a sus respectivos feligreses, les hubiera pasado por el pensamiento, desdeñarla y mucho menos, despreciarla…(Por curiosidad, resulta útil reseñar que los colores de la bandera –rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta-,  significan “vida, salud, luz del sol, naturaleza, serenidad y armonía”, sin faltar el  espíritu”)

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 Solo con haber dispuesto, y aprovechado, la posibilidad evangelizadora, tolerante y respetuosa  de participar en este espectáculo tan singular y excomulgante en otras latitudes, como las cristianísimas y a machamartillo  hispanas,  hubieran sido dados por bien empleados  el tiempo y los desplazamientos efectuados a lugares tan  distintos, distantes y luteranos como los de Islandia.

¿Llamamos “religioso” también  a este turismo, o dejamos en exclusiva y “bajo pena de pecado”, tal adjetivación  para las visitas a los santuarios de Fátima, Lourdes Torreciudad,  Monserrat, Sonsoles, el Pilar, Guadalupe, Covadonga… y a la basílica del san Pedro  en el mismo Vaticano?

Fuente Religión Digital

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Teólogos de EE.UU.: “La ideología de la supremacía blanca es obra del anticristo”

Jueves, 22 de agosto de 2019
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Crisis-Iglesia-EEUU_2049105231_12033448_660x371Aviso a navegantes… ¿lo oirán los nacionalistas de uno y otro signo?

Arremeten en una durísima carta abierta contra los “demagogos” que “demonizan” a minorías vulnerables

 “La identidad nacional no tiene nada que ver con las deudas de amor que tenemos con otros hijos e hijas de Dios”, insisten

“La indiferencia al sufrimiento de los huérfanos, refugiados y prisioneros, es indiferencia a Jesucristo y su cruz”

“Cuando el nacionalismo teme al extranjero como una amenaza para la comunidad política, la iglesia le da la bienvenida como algo necesario para la plena comunión con Dios”

 Estados Unidos: a matar mexicanos. Una mente envenenada y un arma es la combinación automática de un acto terrorista

Los obispos de EEUU se oponen al plan de Trump de recortar fondos de ayuda extranjera

(Vatican News).- “Somos ortodoxos, católicos y protestantes; republicanos, demócratas e independientes. A pesar de nuestras diferencias denominacionales y políticas, estamos unidos por la convicción de que hay ciertas solidaridades políticas que son un anatema para nuestra fe cristiana compartida: lo expresan en una declaración un grupo de teólogos y religiosos cristianos, en un artículo publicado por la revista católica estadounidense The Commonweal.

Demagogos demonizan minorías vulnerables como fuerzas invasoras

Los teólogos y religiosos cristianos dicen ver, “una vez más”, cómo los “demagogos demonizan a las minorías vulnerables, como fuerzas invasoras que debilitan a la nación y que deben ser eliminadas”;  y, algo preocupante, el cómo “nuestros hermanos cristianos sopesan si fusionar su fe con la política nacionalista y etnonacionalista para fortalecer su base cultural”.

Resurgimiento-supremacia-blanca_2151094919_13850441_667x375En cinco puntos formulan su rechazo, en primer lugar, a “las pretensiones del nacionalismo” de usurpar sus “lealtades más elevadas”. Pues, “la identidad nacional”, dicen, “no tiene nada que ver con las deudas de amor que tenemos con otros hijos e hijas de Dios”. Creados a imagen y semejanza de Dios – añaden – todos los seres humanos son nuestros vecinos, independientemente de su condición de ciudadanos.

Ideología de la supremacía blanca es obra del anticristo

Rechazan también la tendencia del nacionalismo “a homogeneizar y estrechar la iglesia a una sola etnia”, la “xenofobia y el racismo de muchas formas de nacionalismo étnico, explícito e implícito, como pecados graves contra Dios Creador”.

La violencia contra los cuerpos de las personas marginadas – recuerdan – es la violencia contra el cuerpo de Cristo.

Y “la indiferencia al sufrimiento de los huérfanos, refugiados y prisioneros, es indiferencia a Jesucristo y su cruz”.

La ideología de la supremacía blanca, aseguran también los religiosos y teólogos, es obra del anticristo”.

Refugiados y migrantes no son enemigos del pueblo

refugiados1Rotundo es también el rechazo a la afirmación del nacionalismo de que los extranjeros, refugiados y migrantes “son enemigos del pueblo”: “Cuando el nacionalismo teme al extranjero como una amenaza para la comunidad política, la iglesia le da la bienvenida como algo necesario para la plena comunión con Dios”; Jesucristo – aseveran – se identifica “con el extranjero pobre y encarcelado que necesita hospitalidad”.

El mensaje concluye con la afirmación de que “cuando los cristianos cambian de ser mayoría a ser minoría en un país dado”, no deben “distorsionar su testimonio para permanecer en el poder”.

 Fuente Religión Digital

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“Ni Jesús fundó templo alguno, ni quería templos”, por José Mª Castillo

Sábado, 27 de julio de 2019
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pompa-boato-Iglesia_2138196181_13753616_660x371De su blog Teología sin censura:

“¿Qué tiene que ver el esplendor litúrgico de nuestras catedrales (mal imitado en tantas parroquias) con la sencillez pobre y humilde que se relata en el Evangelio?”

“Lo que tiene que hacer la Iglesia no es poner al día la religión del templo y de los sacerdotes, que es la religión a la que se enfrentó Jesús, sino vivir y explicar el Evangelio”

El papa Francisco, sólo con su forma de ser y de vivir, le ha dado una nueva orientación al papado. Una orientación más humana y más evangélica. Esto es capital. Pero no basta.

Lo importante ahora es concretar esta nueva orientación, tomando decisiones que modifiquen la Iglesia, en cosas concretas, cosas que vea y palpe la gente. Y, sobre todo, cosas que son necesarias y apremiantes.

Empezando por la liturgia, que suele ser lo que la gente ve, oye y palpa en cuanto entra en una iglesia. Es un hecho que las ceremonias, a las que asistimos en los templos, tienen su origen no precisamente en la forma de vida que llevó Jesús y que nos relatan los evangelios.

Ni Jesús fundó templo alguno, ni quería templos. Y menos aún las solemnidades, la pompa y el boato de la corte imperial, que es lo que la Iglesia copió, en los siglos IV y V, para recordar la vida de Jesús, que nació en un establo; y la muerte de Jesús que acabó colgado como un delincuente subversivo.

¿Qué tiene que ver el esplendor litúrgico de nuestras catedrales (mal imitado en tantas parroquias) con la sencillez pobre y humilde que se relata en el Evangelio?

Además – y por si era poco – abundan los templos y catedrales en los que hay que pagar dinero para entrar a verlos. Y se cobra dinero por los sacramentos que se administran, se le saca dinero al Estado, se obtienen privilegios fiscales, etc., etc.

Por supuesto, los problemas que tiene que afrontar la Iglesia en la Amazonía son muy distintos de los problemas que tiene que resolver en Europa. Pero, lo mismo en la Amazonía que en Europa, lo que tiene que hacer la Iglesia no es poner al día la religión del templo y de los sacerdotes, que es la religión a la que se enfrentó Jesús, sino vivir y explicar el Evangelio, que consiste esencialmente en actualizar la forma de vida que practicó el mismo Jesús.

Desde este punto de vista, lo que más urge en este momento es analizar a fondo si la vida de los sacerdotes y religiosos ayuda a la gente a entender y vivir el Evangelio. Y si la liturgia y los sacramentos son, en este momento, las prácticas adecuadas y comprensibles, para que la gente encuentre respuesta a las muchas preguntas que hoy nos preocupan y hasta nos asustan en tantas situaciones que ya no admiten espera.

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“Diferencias entre esoterismo, religión, mística y cristianismo”, por José Antonio Vázquez

Viernes, 19 de julio de 2019
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cristo-y-dialogo-interreligiosoHoy es difícil encontrar discursos sobre espiritualidad que diferencien bien el ámbito de lo espiritual del ámbito de lo psicológico (no están separados pero, en ocasiones, se confunden) así como que distingan entre las diversas perspectivas o grados que pueden encontrarse en la vivencia de la espiritualidad.
Como explica Edith Stein, la espiritualidad hace referencia a la dimensión humana que es capaz de apertura a una realidad más allá de lo psicológico (mental, emocional o conductual) y lo material; el ámbito en el que se descubren los valores transcendentes que dan sentido a la vida (Martin Velasco). La espiritualidad es la dimensión personal del ser humano (hay que tener en cuenta que muchos confunden la persona con el individuo, por ejemplo, Jung), pues es el lugar de la libertad y la responsabilidad que le lleva a transcenderse más allá de sus necesidades egocéntricas.

Ahora bien, esta espiritualidad puede vivirse con diversos grados de profundidad que es bueno conocer y distinguir sin separar.

En los orígenes de la humanidad la espiritualidad presentaba la forma de lo que se ha llamado religiosidad cósmica o primordial. Restos de esta perspectiva pueden encontrarse en las diversas formas de chamanismo que aún perduran (en muchos casos ya muy reducidas a mera magia).

Estas religiones, siendo diversas por ser religiones tribales, tenían una perspectiva común: La búsqueda de la armonía con la naturaleza con la que se vivía en fusión (no había mucha conciencia personal), la religión buscaba la conservación de la vida y el orden naturales y sobrenaturales.

Estas religiones estaban vinculadas a un modo mítico de pensamiento, que captaba la realidad de modo simbólico y huía de su dimensión histórica o secular. Se cultivaba un pensamiento sintético más que analítico, simbólico más que racional, que nacía de la fusión entre el sujeto y el objeto, que no eran vistos como realidades separadas sino como formando una sola realidad. La forma politeísta que era frecuente que tuvieran sus hierofanías era vivida como una realidad común,  siendo los dioses expresión de los diversos aspectos de la dimensión espiritual concebida, en realidad, términos monistas, en último término, pues predominaba una conciencia de fusión con lo real.

Poco a poco irá creciendo la conciencia del individuo, la conciencia humanista; el ser humano empezará  a diferenciarse de la naturaleza y a tomar conciencia de su racionalidad, que cobra importancia.

El periodo llamado axial por K. Jaspers en torno al siglo VI A.C. es cuando aparece esta nueva conciencia en muchas diferentes culturas. En esta periodo, las religiones  anteriores se van transformando en religiones de tipo salvífico (salvación de la persona) y de tendencia universalista.

Podría decirse que se produce una división de la tradición primordial en dos perspectivas diferentes y en relación: una perspectiva humanista o exotérica (exterior) que busca la realización-salvación  del individuo humano (pues se descubre la dignidad del ser humano) y que se sostiene en un pensamiento analítico, dualista- diferenciando objeto y sujeto- y que da primacía a la ética; y por otro lado, una perspectiva que pretende ser continuadora de la visión primordial anterior y que quiere transcender lo humano, yendo a lo más profundo de la persona y tiene una visión transcendente y supracósmica, la perspectiva llamada esotérica (interior).

Reflejo de esta separación entre humanismo y esoterismo es la diferenciación muy estricta en la perspectiva esotérica entre lo profano o mundano (privado de valor religioso) y lo sagrado (lo realmente valioso), vivido muchas veces como realidades separadas e incompatibles.

El esoterismo sería, pues, una perspectiva propia de las religiones precristianas, que pretende ser continuadora de la visión primordial en medio de culturas que ya han adquirido una perspectiva humanista, por lo que es reservada a una minoría (para la mayoría que ha desarrollado una conciencia analítica y dualista es ya incomprensible). Su tendencia es monista, como en la religión primordial, tiende a reducir todo en último término a la realidad transcendente, sin valorar la autonomía real de lo mundano y humano. Confundiendo además lo relacional con lo dual.

Luc Benoist, siguiendo las explicaciones de Rene Guenon, conocido maestro del esoterismo contemporáneo, señala como:

El esoterismo… tiene por objeto liberar al hombre de los límites de su estado humano, hacer efectiva la capacidad que ha recibido de alcanzar los estados superiores en forma activa y duradera gracias a ritos rigurosos y precisos.

La tendencia monista del esoterismo es muy característica, lo que las religiones bíblicas van a entender en términos relacionales, el esoterismo, al entender la relación como dualismo, lo interpreta como realidades profundas de la persona, no como encuentro con realidades que la transcienden. Ejemplo típico es el concepto de las realidades angélicas que en las religiones bíblicas son entendidas como el encuentro de la persona con unas realidades espirituales distintas a ella y en el esoterismo se interpreta como una expresión simbólica de los estados superiores de la propia persona.

El esoterismo, en el cristianismo, es visto como una perspectiva limitada, que es integrada y transcendida, y que en realidad no lleva más que a lo más profundo de la persona, a su dimensión espiritual profunda, pero no es capaz de entender la perspectiva religiosa relacional por su limitada perspectiva monista. En las religiones precristianas el esoterismo era visto como la dimensión espiritual más profunda. Hoy todavía hay quien sigue creyendo esto.

Antoine Faivre, estudioso de la perspectiva esotérica, ha dado cuatro características típicas de las tradiciones espirituales esotéricas que permiten reconocer estos caminos esotéricos. Añade, además, otras dos características que también son frecuentes, aunque no es necesario que se den para hablar de una tradición esotérica como lo es con las cuatro primeras:

1) Mentalidad basada en las correspondencias: todo se ve como signo, como símbolo, a veces, la naturaleza visible refleja lo invisible, o la historia y la naturaleza solo tienen sentido y valor en relación con los libros revelados. El problema es que no se tiene en cuenta el valor y autonomía de esos símbolos, que son realidades en sí, además de símbolos.

2) Naturaleza Viva: La realidad natural se ve como un complejo plural, jerárquico e interrelacionado (de ahí la existencia de la magia en estos caminos) con el peligro de divinizar lo natural y lo creado o de todo lo contrario, «cosificarlo» como mero símbolo como si careciera de una realidad en sí más allá de su dimensión simbólica.

3) Importancia de la Imaginación y las mediaciones: El instrumento espiritual por excelencia es la imaginación activa, las visiones, los símbolos y ritos, que se consideran suprahumanos y ahí reside su eficacia. La iniciación es esencial y se concibe como la transmisión de una energía espiritual, sin ver su fondo de encuentro personal con el Misterio, por la mentalidad monista del esoterismo.

4) Búsqueda de la transmutación: Se busca ante todo una transmutación del individuo lograda por la gnosis, por un conocimiento fusional con el Misterio.

5) Práctica de la Concordancia: Se cree que las diversas tradiciones son expresiones de una misma tradición primordial y se buscan por ello concordancias entre todas ellas. No se perciben adecuadamente las diferencias cualitativas entre ellas.

6) Transmisión Regular: Se considera esencial la iniciación ritual, que es vista más que como un encuentro, como la recepción de unas energías espirituales suprahumanas. Las tradiciones esotéricas son extremadamente estrictas en la realización de los ritos pues ponen el centro en los símbolos mismos y no en la relación interpersonal con el Misterio que estos ayudan a realizar (por lo que para la mentalidad religiosa relacional- no esotérica- los ritos pueden ser variados dentro de unos límites e incluso no son absolutamente necesarios para la Gracia). En el esoterismo no hay una perspectiva relacional (encuentro) sino monista (fusión con energías).

Jean Danielou explica que con el nacimiento de las tradiciones del tronco de Abraham nacen las religiones bíblicas centradas en el concepto de Alianza o encuentro con el Misterio. En realidad, podría decirse que estas religiones son las que descubren el concepto mismo de religión, que es precisamente un concepto cuya base está, como decía Zubiri, en la experiencia de la religación con lo real; es decir, la religión se basa en el acceso a una perspectiva relacional, diferente a la perspectiva primordial (que era de fusión y monista) y a la perspectiva exotérica-humanista (dualista).

La perspectiva relacional nace del descubrimiento de un nuevo enfoque hacia la realidad al percibir que la realidad no se compone de objetos (cosas) externos a nosotros, ni de simplemente símbolos, llamados a fusionarse con nosotros, sino de ámbitos (López Quintás) realidades que tienen su propia entidad secular y, a la vez una dimensión espiritual , que, al encontrarnos con ellas (sin fusionarnos ni cosificarlas), nos permiten desarrollar posibilidades espirituales nuevas que nos transforman y las transforman. Como ejemplo de esta visión se suele poner el de la partitura, que reducida a cosa es un simple papel y descubierta como ámbito nos permite relacionarnos con ella espiritualmente generando una nueva realidad que nos transfoma y la trasfoma a ella: la creación de arte musical al servicio de la belleza.

La religión sería el modo relacional de vivir la espiritualidad, modo que integra y transciende, el humanismo y el esoterismo, siendo más profundo que cualquiera de estas dos perspectivas. Para Martin Velasco la perspectiva religiosa podría caracterizarse por los siguientes elementos:

La referencia al Misterio: Una realidad transcendente y absoluta.

Lo sagrado, o mejor, lo santo: En la religión lo sagrado no es una realidad diferente, sino una dimensión de lo real, lo histórico, que a su vez, conserva su realidad profana valiosa y su autonomía propia.

Actitud Salvífica: El ser humano percibe que es su vínculo con el Misterio lo que le plenifica, de ahí, que viva ante él una apertura y una cooperación.

Mediaciones: El Misterio se manifiesta en mediaciones o hierofanías, que por un lado lo manifiestan y, por otro, permiten al ser humano responder a ese misterio con acciones como la oración, el ayuno, la limosna, la peregrinación… etc.

Plenitud y origen de la religión sería la Mística, que, de nuevo, Martin Velasco define como: “presencia inobjetivable de la Transcendencia en el centro de la inmanencia…

La mística de algún modo integra y transciende la religión, sin suprimirla ni negarla (eso permite que podamos hablar de místicas laicas).

Para este autor, los elementos esenciales de la experiencia mística son:

1.- Presencia del Misterio que se ofrece

2.- Aceptación de esa Presencia, que es lo que entendemos como actitud de fe: apertura y consentimiento al Misterio.

Entre las características del modo de vivir la experiencia mística estarían:

su carácter inefable, su inmediatez mediada (se conoce a Dios por los efecto en la persona), su pasividad activa, su fruición, su simplicidad, certeza y oscuridad, así como el carácter impactante sobre la persona… expresión de una experiencia mucho más plena que cualquiera de las perspectivas anteriores, a las que integra y transciende.

La Mística nos lleva a la experiencia de la nodualidad relacional, experiencia de comunión con Todo y con todos sin dejar de ser quienes somos, experiencia de unidad y pluralidad y no a la experiencia de nodualidad monista al estilo esotérico.

Por último, habría que hablar de la novedad de la mística cristiana. El Misterio Pascual, de la cruz y la resurrección- centro de la religión cristiana-, rompe todas las imágenes del Misterio, que se “rebaja” haciéndose uno de nosotros para liberarnos y llevarnos a la plenitud participando de nuestra debilidad y sufrimiento.

El cristianismo es un escándalo para los seguidores de la tradición primordial y esotéricos, por su visión relacional, que ellos creen dualista y es incomprendido por judíos y musulmanes por su expresión del Misterio desde la debilidad, desde la opción por los pobres, haciéndose él mismo pobre para liberarlos y «fracasando» en el sentido mundano del término.

El cristianismo posee así una novedad  y una plenitud que no está en otras tradiciones religiosas y que estamos llamados a dar a conocer, no a imponer, sino a poner en relación con toda tradición humanista, primordial o esotérica colaborando con esas tradiciones en construir un mundo mejor. También estamos llamados a descubrir las verdades y la santidad en esas tradiciones, las semillas del verbo, que dirían los Padres de la iglesia o el “Cristo” desconocido que hay en ellas (en lenguaje cristiano).

El cristianismo trae una novedad cualitativa que no puede perder y, a la vez, no tiene el monopolio de la verdad, por ello, nuestro cristocentrismo ha de entenderse en modo relacional ( Geffré):  poner en diálogo y en relación con Cristo toda realidad humana y espiritual, enseñando la novedad cristiana y aprendiendo de los otros su sabiduría propia, su Cristo oculto, que nosotros desconocemos, colaborando con todos en la construcción de un mundo más humano y más espiritual: El Reino.

José Antonio Vázquez Mosquera

Fuente Cristianía: Monacato laico

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Hallazgo revolucionario en Suiza: Identifican el manuscrito cristiano más antiguo del mundo

Lunes, 15 de julio de 2019
Comentarios desactivados en Hallazgo revolucionario en Suiza: Identifican el manuscrito cristiano más antiguo del mundo

351C479D-4E14-42FB-A781-19F5714A93E9La carta, fechada 230 años después de Cristo, “no deja dudas sobre el sentimiento cristiano de su autor“, según Sabine Huebner, profesora de Historia Antigua en la Universidad de Basilea 

Científicos de la Universidad de Basilea (Suiza) han identificado la carta privada cristiana más antigua conocida. Se trata de un papiro de principios del siglo III y nombrado “P.Bas. 2.43“, según indica un comunicado difundido este jueves por la Universidad.

La carta, datada en el año 230 después de Cristo, ofrece información sobre el mundo de los primeros cristianos del Imperio Romano y es más antigua que todos los testimonios documentales cristianos previamente conocidos del Egipto romano.

El contenido de papiro señala que los cristianos ya se encontraban a principios del siglo III lejos de las ciudades del interior egipcio, donde asumieron funciones de liderazgo político y en su vida cotidiana no se distinguían de su entorno pagano.

De esta manera, la información cuestiona la idea de que los primeros cristianos en el Imperio Romano son pueblos excéntricos y perseguidos, tal como son retratados habitualmente.

El papiro, desde hace más de 100 años propiedad de la Universidad de Basilea, incluye una carta mandada de Arrianus a su hermano Paulus ydestaca“, según el comunicado, de las otras cartas recibidas del Egipto grecorromano por su fórmula de saludo final: Rezo para que estés bien, en ‘el Señor’ , usando una ortografía abreviada al final.

El uso de esta abreviatura, estamos hablando de un llamado ‘nomen sacrum’, no deja dudas sobre el sentimiento cristiano del autor”, dice Sabine Huebner, profesora de Historia Antigua en la Universidad de Basilea.

Pablo es un nombre muy raro en ese momento, y podemos deducir que los padres mencionados en la carta ya eran cristianos y que habían dado a a su hijo el nombre del apóstol 200 años después de Cristo”, explica Huebner.

Además, la carta proporciona detalles sobre los orígenes sociales de esta familiacristiana primitiva: los dos hermanos eran hijos jóvenes educados de la élite local, terratenientes y funcionarios.

No es sorprendente que los primeros cristianos también participaran en la vida cotidiana romana. Y también valoraron los mismos placeres que sus conciudadanos no cristianos”, destacó a Efe el Doctor Sebastian Ristow del Instituto Arqueológico de la Universidad de Colonia.

El hecho de que solo una parte de los primeros cristianos vivió de una manera “verdaderamente piadosa y ascética” está documentado en los escritos de los Padres de la Iglesia, agregó.

Sin embargo, (los Padres de la Iglesia) generalmente se “quejan“, según él, del estilo de vida de la otra mitad.

El papiro proviene del pueblo Theadelphia (Egipto) y pertenece al Heroninos, el archivo de papiro más grande de la época romana, concluye el comunicado.

La Universidad de Basilea fue una de las primeras universidades en el ámbito de la lengua alemana y la primera en la Suiza alemana en crear una colección de papiros propia a comienzos del siglo XX.

En ese momento, el estudio de papiros era una disciplina floreciente y se esperaba ganar con ella informaciones sobre la evolución del cristianismo primitivo.

Fuente Religión Digital

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Michael Löwy: “Superar el capitalismo es una cuestión de supervivencia para la humanidad”

Miércoles, 3 de julio de 2019
Comentarios desactivados en Michael Löwy: “Superar el capitalismo es una cuestión de supervivencia para la humanidad”

michael-lc3b6wy2El ascenso de la extrema derecha no es un fenómeno de Brasil, es un proceso planetario

Bolsonaro es homófobo, sexista, partidario de la exterminación de la izquierda y gran admirador de unos de los peores torturadores del régimen militar: el coronel Brilhante Ustra.

Entre sus víctimas, muerto bajo tortura en 1971, está mi amigo Luis Eduardo Merlino, joven militante marxista

El capitalismo es un sistema intrínsecamente perverso que exige sacrificios humanos para el ídolo “Mercado”. Para el cristianismo de la liberación la perspectiva no es el desarrollo, sino la liberación, rompiendo con las estructuras opresivas del sistema dominante

Los cristianos radicales son un componente esencial de los movimientos sociales del Sur y de las asociaciones europeas de solidaridad con las luchas en los países empobrecidos. Estos cristianos aportan una contribución importante a la elaboración de una nueva cultura internacionalista

Bergoglio no es un marxista y la palabra capitalismo no aparece en la encíclica. Pero queda muy claro que para él los dramáticos problemas ecológicos de nuestra época son el resultado de “los engranajes de la actual economía globalizada”

(Éxodo).- Michael Löwy es uno de los principales intelectuales del marxismo actual a escala mundial y un destacado impulsor del ecosocialismo anticapitalista. Director de investigación emérito del Centre National de la Recherche Scientifique y profesor de la École des Hautes Études en Sciences Sociales en París. Entre sus obras, destacamos La teoría de la revolución en el joven Marx, El pensamiento del Che Guevara, Walter Benjamin: Aviso de incendio y Ecosocialismo. Hace unos meses la editorial El Viejo Topo ha publicado Cristianismo de liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas.

Michael, estábamos preparando un nuevo número de ÉXODO cuando llegó a nuestras manos tu espléndido libro sobre el Cristianismo de liberación. El tema que hemos elegido para este número es la profunda crisis en que está sumida la política y la necesidad de un cambio radical de la misma. No sólo en Europa existe esta crisis. ¿Cómo se vive en Brasil?

La principal fuerza de la izquierda en Brasil, el Partido de los Trabajadores, no logró una concientización efectiva de las clases populares. Tomó algunas medidas importantes para mejorar la condición de los pobres, pero no se enfrentó a la estructura oligárquica del país, al poder de los latifundistas y del capital financiero. Además se contagió con la tradicional corrupción de los políticos brasileños. Pero la victoria de la extrema derecha fascista (Jair Bolsonaro) no se puede explicar sólo por los errores de los dirigentes del PT. Es parte de un proceso planetario de ascenso de la extrema derecha. En Brasil, la utilización masiva de fake-news, el apoyo de iglesias neopentecostales reaccionarias y la demagógica  anticorrupcion permitieron a un partidario de la dictadura militar (1964-85) ganar las elecciones. Bolsonaro es homófobo, sexista, partidario de la exterminación de la izquierda y gran admirador de unos de los peores torturadores del régimen militar: el coronel Brilhante Ustra. Entre sus víctimas, muerto bajo tortura en 1971, está mi amigo Luis Eduardo Merlino, joven militante marxista.

La resistencia a su gobierno ya ha empezado a organizarse. Tiene a su cabeza a jóvenes mujeres. Su símbolo es Marielle Franco, joven consejera municipal de Rio de Janeiro, socialista, negra, lesbiana, asesinada por sicarios hace un año. A pesar de todo, no tenemos que olvidar que el 45% de los electores votaron por Fernando Haddad (PT), el candidato común de toda la izquierda. Muchos de los que votaron a Bolsonaro ya han empezado a cambiar de opinión. Se han conocido escándalos de corrupción que le afectan a él y a su familia.

Escribes en tu libro sobre la radicalización introducida por el cristianismo de liberación. ¿Crees que nuestra situación actual necesita una radicalización anticapitalista? ¿Qué cambios implicaría para una nueva política?

La actual situación en América Latina está marcada por una terrible ofensiva de la ultraderecha que ha tomado el poder en la mayoría de los países mediante elecciones o golpes de estado pseudo-parlamentarios. Existe alineamiento con Trump y el imperialismo estadounidense, neoliberalismo sin frenos, destrucción del medio ambiente, represión de los movimientos sociales.

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En la resistencia que empieza a desarrollarse, los cristianos de liberación están teniendo un papel esencial. El objetivo inmediato es la defensa de las libertades democráticas y las conquistas populares. También la oposición a las medidas antisociales y antiecológicas de corte neoliberal. Existen en este movimiento de resistencia corrientes que se dan cuenta de que hay que combatir la raíz de estos males: el sistema capitalista. El capitalismo es un sistema intrínsecamente perverso que exige sacrificios humanos para el ídolo “Mercado”. Necesitamos alternativas antisistémicas y ecosocialistas. Los cristianos de la liberación están y estarán sin duda en el corazón de esta lucha, inspirados por los escritos de Leonardo Boff, de Frei Betto y de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco.

¿Se dan las condiciones para esta radicalización social y política? ¿Qué obstáculos y qué posibilidades ves?

El obstáculo principal es el poder ideológico del sistema. Este se difunde a través de su control de los medios de comunicación, del papel nefasto de muchas iglesias neopentecostales, de la influencia social de la religión del mercado, de la alienación consumista y de la pasividad resignada de amplios sectores populares.

Hay que añadir como obstáculo las opciones de amplios sectores de la izquierda por políticas de conciliación de clases, de compromisos con la oligarquía, de concesiones a los terratenientes y al capital financiero en aras de la “gobernabilidad”.

Las posibilidades vienen de las luchas de las organizaciones populares que desarrollan formas de concientización y radicalización sociopolítica. Esto es muy visible en amplios sectores de la juventud.

En la relación del cristianismo de liberación con la Modernidad europea se constata una diferencia. Afirmas en tu libro que lo decisivo para este cristianismo no es la modernización, sino el cambio de sociedad y la liberación de los empobrecidos. Es “el punto de  vista de los vencidos” que reclamaba Walter Benjamin. ¿Puedes expresar el significado de esta diferencia?

La modernización se concibe como desarrollo industrial y crecimiento del PIB. Este es el pensamiento sobre la modernización imperante en las clases dominantes en América Latina, pero también en sectores de la izquierda tradicional. Desde su inicio, el cristianismo de la liberación se posiciona críticamente frente a esta ideología de la modernización, planteando una visión mucho más radical desde el punto de vista de los explotados y oprimidos, de los pobres, de los negros e indígenas, de los trabajadores del campo y de la ciudad. Su perspectiva no es el desarrollo, sino la liberación, rompiendo con las estructuras opresivas del sistema dominante. Para esos cristianos, los pobres son el sujeto histórico de esta transformación, los actores de su propia liberación.

El cristianismo de la liberación no conocía los escritos de Walter Benjamin, pero existe una evidente “afinidad electiva” entre la obra de los teólogos de la liberación y la concepción benjaminiana de la historia desde la perspectiva de los vencidos y su propuesta de una alianza de la teología con el marxismo. Sin olvidar su texto sobre “El capitalismo como religión” (1921) que tiene mucho en común con la denuncia de la idolatría del mercado realizada por los teólogos de la liberación.

La crítica del capitalismo y la necesidad de superarlo es un elemento central en el cristianismo de liberación. ¿Ha perdido o ha ganado vigencia esa crítica? ¿No se ha hecho también infinitamente más complejo este quehacer?

La crítica del capitalismo como sistema intrínsecamente perverso realizada por el cristianismo de la liberación me parece más actual que nunca; entre otras razones, por la crisis ecológica y el cambio climático que amenazan directamente la supervivencia de la humanidad en este planeta.

Desde el punto de vista ecosocialista, el capitalismo no es sólo un sistema de explotación, como lo plantea tradicionalmente el pensamiento marxista, sino también de destrucción del medio ambiente y de los equilibrios ecológicos. Superar el capitalismo es un imperativo categórico por razones de justicia elemental. Es un sistema absurdo en el cual unas decenas de multibillonarios poseen más riqueza que la mitad de la humanidad. También hay que sobrepasarlo porque se trata de una cuestión de supervivencia para la humanidad: el capitalismo no puede existir sin expansión sin límites. Por eso, la destrucción de las condiciones de vida en el planeta pertenece a su lógica interna.

Acabar con el capitalismo es una tarea compleja y difícil, pero no tenemos otra salida sino llevar adelante esta lucha antisistémica. Como decía Bertolt Brecht, quien lucha puede perder; pero quien no lucha, ya ha perdido.

La crítica al capitalismo en el cristianismo de liberación se realiza también como crítica a la idolatría. ¿Se ha  asumido esa crítica en las iglesias de diversos continentes?

La crítica del cristianismo de la liberación a la idolatría del capital y del mercado es profundamente radical. Fusiona la crítica de los profetas del Antiguo Testamento a los cultos idólatras, con sus exigencias de sacrificios humanos, y la critica marxista al fetichismo de la mercancía. Marx denuncia al Capital como Baal o Moloch, ídolos a los cuales se hacen sacrificios de vidas humanas. Enrique Dussel, filósofo y teólogo de la liberación, ha analizado este tema de forma muy interesante en su libro Las metáforas teológicas de Marx.

En los años setenta del siglo XX esta crítica estuvo presente en los documentos y la enseñanza de importantes sectores de las iglesias latinoamericanas, en especial en Brasil. Aparece también, pero de forma mas limitada, en otros países del Sur (Filipinas, Corea del Sur) o de Europa (Francia). Pero con el pontificado de Juan Pablo II esta vertiente anticapitalista en las iglesias latinoamericanas fue condenada, marginada y reprimida por el Vaticano. No se puede olvidar el intento de silenciar a Leonardo Boff y la denuncia  por parte del Santo Oficio (Ratzinger) de la teología de la liberación como peligroso error. Con la elección de un Papa latinoamericano, Bergoglio, esta situación está empezando a cambiar.

Llama la atención que prestes una atención tan intensa al análisis de la religión, dada tu trayectoria marxista y trotskista. ¿Consideras que el cristianismo de liberación es una fuente importante de inspiración e impulso para la izquierda transformadora? ¿Te distancias de otros intelectuales, dirigentes y militantes de las izquierdas que no le conceden relevancia?

Tengo mucho respeto por la figura de Trotsky, pero mi principal referencia política, desde mi juventud en Brasil hasta hoy, ha sido  Rosa Luxemburgo. Esta gran pensadora y luchadora marxista, mártir del socialismo, asesinada hace cien años por sicarios paramilitares alemanes, es autora del ensayo “Iglesia y socialismo”. En él presenta un argumento original: nosotros, los socialistas, somos los verdaderos herederos de los primeros cristianos, de los Padres de la Iglesia, críticos implacables de la injusticia social y del poder corruptor del dinero. Las Iglesias que se han alineado con la burguesía en contra del movimiento obrero, han traicionado este mensaje inicial del cristianismo.

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