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“Concilio de Nicea: Revisión necesaria“, por Jesús López Sáez.

Martes, 18 de marzo de 2025

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“Está en cuestión la confesión de fe”

La expresión es rotunda, contundente: “Se armó la de Dios es Cristo”. Según el diccionario, con ello se dice que se formó un lío, escándalo o barullo

La mayoría de los autores coincide en afirmar que la frase proviene de los violentos enfrentamientos que surgieron en el concilio de Nicea (325). El año 2025 sería un “año de gracia del Señor” (Lc 4, 20) si se revisara este concilio

No es un tema menor: está en cuestión la confesión de fe. Veamos algunos datos que el profesor alemán Hubert Jedin recoge en el segundo tomo de su ‘Manual de historia de la Iglesia‘ (1980)

La expresión es rotunda, contundente: “Se armó la de Dios es Cristo”. Según el diccionario, con ello se dice que se formó un lío, escándalo o barullo. La mayoría de los autores coincide en afirmar que la frase proviene de los violentos enfrentamientos que surgieron en el concilio de Nicea (325). El año 2025 sería un “año de gracia del Señor” (Lc 4, 20) si se revisara este concilio. No es un tema menor: está en cuestión la confesión de fe. Veamos algunos datos que el profesor alemán Hubert Jedin recoge en el segundo tomo de su Manual de historia de la Iglesia (1980).

Convocatoria imperial

Las fuentes primitivas atribuyen al emperador Constantino (+337) la iniciativa de la convocatoria: “Las invitaciones cursadas a los obispos de Oriente y Occidente señalaban a Nicea en Bitinia (actual Turquía) como lugar de la reunión y el mes de mayo de 325 como fecha de apertura de las deliberaciones. No faltarían obispos a quienes no desagradaba leer en la invitación que para el viaje podían utilizar gratuitamente las postas del imperio y que durante la asamblea serían huéspedes del emperador. Las fuentes no dicen nada sobre si a tal o cual de ellos le causó alguna desazón el que en este caso la autoridad política hubiera desarrollado una iniciativa que eventualmente podía ser peligrosa para la independencia de la Iglesia”.

Obispos participantes

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El número de obispos no consta con exactitud: “Eusebio dice que habían sido más de 250; Atanasio, también testigo ocular, menciona el número redondo de 300, aunque en otro lugar indica 318”, “el Occidente latino tuvo sólo escasa representación, lo cual se comprende sin dificultad: un viaje a tierras tan remotas, aun con la posibilidad de utilizar las postas imperiales, debía en aquel tiempo llenar de preocupación a más de un obispo de África o de las Galias, de Italia o de Inglaterra. En consecuencia, sólo cinco obispos cumplimentaron la invitación del emperador. El principal de ellos era Osio de Córdoba, desde hacía ya tiempo hombre de confianza del emperador, aunque también probablemente representante del papa, y que constantemente encabezaba la lista de los obispos. De todas formas, Roma envió a los presbíteros Vito y Vicente, que ocupaban su puesto junto a Osio”.

Escritos, acusaciones, intrigas

Fueron presentados al emperador escritos en que se acusaba de faltas personales a este o aquel obispo. Constantino les mostró sus cartas no leídas: Las “hizo quemar ante sus propios ojos, acompañando la acción de algunas palabras graves sobre la buena armonía fraterna entre los obispos e invitándolos a aplicarse a la verdadera misión que los había llevado a Nicea”.

Lugar de reunión y sesión de apertura

Dado que la iglesia de la comunidad de Nicea apenas tenía espacio suficiente para todos los actos del concilio, el emperador puso su propio palacio de la ciudad a disposición de los obispos: “Eusebio describe con palabras hímnicas la solemne sesión inaugural, que tuvo lugar el 20 de mayo del año 325. Los obispos habían ocupado ya sus puestos a los dos lados a lo largo de la sala de sesiones y aguardaban con gran expectación la entrada del emperador, para el que se había colocado un sillón dorado. Gran impresión les causó ver cómo la elevada figura del emperador, vestido de púrpura, avanzaba por en medio de sus filas y aguardaba para tomar asiento un gesto de invitación de los obispos. Tras una breve salutación pronunciada por uno de ellos, tomó el emperador la palabra para dirigirles una alocución en latín, en la que no se podía menos de percibir los acentos de exhortación a la paz y armonía dentro de la Iglesia; un examen en común de las causas del conflicto abriría el camino a la reconciliación y a la paz, con lo cual los obispos le proporcionarían también a él, su ‘consiervo’, la mayor satisfacción”.

No se conservan las actas

Dado que no se han conservado las actas del concilio, no es posible hacer una reconstrucción del reglamento de sesiones ni del exacto transcurso cronológico de los debates, como tampoco fijar exactamente el número de las sesiones conciliares y ni siquiera indicar la duración del concilio”, “según parece, la corriente propicia a Arrio (sacerdote de Alejandría, +336) tomó inmediatamente la iniciativa y propuso una fórmula de confesión de fe”. Pronto apareció claro que las formulaciones arrianas “no tenían la menor probabilidad de ser aceptadas por el concilio”, “entonces intervino en el debate el diplomático Eusebio de Cesarea con una propuesta de compromiso y recomendó a los padres la adopción del símbolo bautismal corriente en su obispado. Los obispos reconocieron de plano la ortodoxia de dicho símbolo que también Constantino tuvo por correcto, como lo resalta Eusebio, no sin sentimiento de la propia dignidad, pero se consideraron indispensables algunos complementos, con los que formularan con precisión las aserciones que precisamente entonces estaban sobre el tapete y se descartara una interpretación del símbolo en sentido arriano”.

La palabra clave

IMG_0243Eusebio de Cesarea

Lo que sobre todo dio lugar a grandes debates fue la adopción de la palabra “homoousios” (de la misma sustancia), que en lo sucesivo sería la palabra clave  de la teología nicena: esta palabra no sólo pareció inaceptable a los obispos arrianos,  también pudo causar desazón en otros obispos de Oriente. En cambio, a los representantes de la iglesia latina podía aparecerles muy apropiada la palabra, pues hallaban en ella la exacta correspondencia de lo que desde Tertuliano (+220) se había expresado en Occidente con el término “consubstantialis” o “eiusdem susbtantiae”. Eusebio atribuye con absoluta claridad la aceptación del “homoousios” en el texto del símbolo de Nicea a la iniciativa de Constantino, que se había interesado ahincadamente por la recta interpretación del término entre los griegos y por la aproximación de los puntos de vista de los contendientes. Las demás formulaciones de detalle adoptadas en el texto del símbolo – “engendrado del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado”- ponían los enunciados sobre Cristo al abrigo de toda interpretación arriana. La frase final contenía una vez más un claro repudio de la teología arriana: “A aquellos que dicen: ‘hubo un tiempo en que no fue’, y ‘antes de nacer, no era’, y ‘fue hecho de la nada’, – o a los que afirman que el Hijo de Dios es de otra sustancia (hipóstasis) o de otra esencia (ousía), o que ha sido creado o está sujeto a cambio o mutación- a éstos los anatematiza la Iglesia católica y apostólica”.

Otras cuestiones

Tras la aceptación de la fórmula de la fe abordaron los obispos otras cuestiones: “En la cuestión de la fecha de la celebración pascual se pusieron de acuerdo sobre la práctica vigente en la mayor parte de la Iglesia: la resurrección se celebraría el domingo siguiente al 14 de nisán. A continuación, se deliberó sobre cuestiones de disciplina y las conclusiones fueron recogidas en 20 cánones”.

Clausura, banquete, regalos

Constantino promovió una clausura solemne e impresionante del concilio: “Tras la aceptación del símbolo de la fe y en conexión con la celebración de los veinte años de su gobierno, ofreció a los participantes en el concilio un espléndido banquete en su palacio de Nicomedia, acto que hizo prorrumpir a Eusebio -siempre pronto al entusiasmo- en comparaciones con la gloria del reino celestial. Los obispos recibieron con regocijo los presentes que les fueron ofrecidos a cada uno de ellos. Antes de su partida los reunió una vez más a todos a su lado y los exhortó a seguir conservando la paz entre sí y a evitar querellas de competencias. Finalmente se encomendó a sus oraciones”. Poco después, en un extenso informe sobre el concilio, el emperador afirmaba que se había logrado la unidad en la fe y subrayaba en términos de sorprendente rigor la necesidad de distanciarse del judaísmo (Jedin, 54-60).

Muchos descontentos

En su libro Historia de la Iglesia (1981) el historiador alemán Ludwig Hertling afirma lo siguiente: “Muchos obispos salieron descontentos del concilio de Nicea, como Eusebio de Cesarea”, “a muchos les disgustaba la expresión homoousios = consustancial, y temían que pudiera ser interpretada en sentido sabeliano” (Hertling, 96). Según Sabelio (Roma, hacia 215), Dios se manifiesta con tres modos de ser: Padre, Hijo, Espíritu Santo. Según Serapión de Antioquía (+203), Cristo parece hombre, pero es Dios. Sin embargo, afirma san Juan: “Todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios” (1 Jn 4,2). Cristo es realmente hombre.

Obispos desterrados

IMG_0237Poco después de la conclusión del concilio, dos obispos de primera fila, Eusebio de Nicomedia y Teognis de Nicea, comunicaron al emperador que retiraban su asentimiento a la fórmula de fe de Nicea: “El emperador, que no estaba acostumbrado a ver tratadas así decisiones que él había aprobado solemnemente, consideró tal paso como autoexclusión de la comunidad cristiana, desterró a los dos obispos a las Galias y asignó a sus iglesias pastores fieles a Nicea”.

Cambio de actitud

A comienzos del año 328 se percibió un cambio en la actitud del emperador, aunque mantenía su postura con respecto a Nicea: “Aquel mismo año se permitió volver del exilio a los obispos Eusebio y Teognis, que pudieron además ocupar de nuevo sus anteriores sedes de Nicomedia y Nicea”. Más aún, Eusebio de Nicomedia “logró granjearse cada vez más la audiencia y el favor del emperador, hasta llegar a ocupar el puesto que Osio de Córdoba -regresado sin duda de Nicea a su diócesis española- había tenido anteriormente en calidad de asesor teológico, y que ahora constituía a Eusebio en el promotor más eficaz de los intereses arrianos”. Cabe contar sin duda en este cambio “la influencia de la hermanastra de Constantino, Constancia, que vivía en Nicomedia y de cuya confianza gozaba ya hacía tiempo el obispo de la residencia imperial, procedente de la clase alta de la sociedad”. Seguramente también Eusebio de Cesarea contribuiría al cambio del emperador, “ya que su cultura y su talento retórico impresionaban fuertemente  al emperador, amén de que su temperamento de palaciego le empujaba a reducir los choques y contrastes violentos”.

Campaña arriana

Poco después de regresar del destierro, Eusebio de Nicomedia asumió “enérgica y conscientemente la dirección del partido arriano”: “Se hacía perfectamente cargo de que no se podía emprender una lucha abierta contra el símbolo de Nicea, puesto que ello habría provocado la oposición del emperador. Lo importante era comenzar por descartar a las personalidades de primera fila del partido contrario. En este sentido, la figura dominante después de la clausura del concilio era el obispo Eustacio de Antioquía”.

Nicenos desterrados

Eusebio de Nicomedia “deslizó con habilidad en los oídos del emperador la noticia de que Eustacio era un carácter de dudosa moral, que perturbaba constantemente la paz religiosa y se había expresado en términos despectivos sobre la madre del emperador. El emperador dio su visto bueno a la convocatoria de un sínodo en Antioquía (330-331), en el que los amigos de Arrio depusieron a Eustacio, que fue desterrado a Tracia por el emperador. Pronto hubieron de seguirle ocho obispos de sus mismos sentimientos, y así el partido arriano, animado por aquel éxito, dirigió sus ataques contra Atanasio, que a la muerte de Alejandro (328) le había sucedido en la sede de Alejandría, y de cuya energía y constancia se había recibido sin duda ya en Nicea una impresión duradera”. En el sínodo de Tiro (335), Atanasio fue depuesto. Acusado de sabotear en Egipto los edictos imperiales, el emperador Constantino le desterró a Tréveris, donde estuvo dos años.

Arrio rehabilitado

En noviembre del año 334, recibió Arrio una carta del emperador, en  la que se le invitada a una entrevista en la corte: “Con esta ocasión presentó a Constantino una profesión de fe que escamoteaba con habilidad el núcleo esencial de la controversia, de modo que el emperador tuvo la impresión de que Arrio no enseñaba lo que le imputaban sus adversarios. En consecuencia, remitió el asunto a un futuro sínodo, que le absolvería de la excomunión”. Entonces le levantaron la excomunión que le había sido decretada en Nicea y rogaron al emperador fuesen reconocidos de nuevo a Arrio sus derechos sacerdotales, lo cual habría debido tener lugar en un solemne acto. Poco antes, sin embargo, murió Arrio. La muerte de Constantino el año 337 significó para los arrianos un nuevo auge: “La parte oriental del imperio recayó en Constancio, hijo del emperador, que había elegido la fe arriana y que en los 24 años de reinado trataría de ayudarla con todos los medios precisos para imponerla como la única confesión” (Jedin, 62-66).

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Bautismo y muerte

Poco después de la pascua del año 337, Constantino cayó enfermo: “Cuando comprendió la gravedad de la dolencia, hizo llamar a algunos obispos a la ciudad de Nicomedia y solicitó de ellos el bautismo”. Murió el 22 de mayo. Lo mismo hizo su hijo Constancio: “A ejemplo de su padre, se hizo bautizar en el lecho de muerte por el obispo arriano Euzoyo”. La tardía leyenda de san Silvestre “habla del bautismo del emperador en el palacio de Letrán y de su curación de la lepra”, sitúa al papa en primer término cuando dice que “por orden suya” había tenido lugar el concilio de Nicea, “adorna con detalles llenos de fantasía las relaciones del primer emperador cristiano con el obispo de Roma”, “estos detalles aparecen por primera vez en los Actus s. Silvestri surgidos en Roma en el siglo V” (Jedin, 43, 54, 91 y 340). La leyenda de los Hechos de san Silvestre pretende “corregir el importante hecho histórico del bautismo de Constantino a manos de un obispo arriano, Eusebio de Nicomedia”, “acontecimiento bien atestiguado por las fuentes antiguas como el contemporáneo Eusebio de Cesarea en su Vida de Constantino y, medio siglo después, por el mismo San Jerónimo”, dice el profesor Ramón Teja en su libro Los papas ¿sucesores de Pedro o de Constantino? (Teja, 36).

Donación de Constantino

Junto a la leyenda de san Silvestre, la llamada Donación de Constantino (otra falsificación histórica) convierte al obispo de Roma en heredero y sucesor del emperador en todo el imperio de Occidente: “Entregamos y cedemos al santísimo pontífice y papa universal Silvestre, tanto nuestro palacio… como las provincias, lugares y ciudades de Italia o de las regiones occidentales, entregándolas y dejándolas a su poder y dominio o el de sus sucesores pontífices por una firme decisión imperial”. El papa Gregorio VII (1073-1085), a quien su contemporáneo Pedro Damián calificó como un “santo de Satán”, fue “el primero que intentó presentarse como heredero de los emperadores romanos”. Bernardo de Claraval se lo dijo a su antiguo discípulo, el papa Eugenio III (1145-1153): “En esto no eres sucesor de Pedro sino de Constantino”.  Durante el pontificado de Inocencio III (1198-1216) fue compuesto el denominado Decreto de Graciano: “Allí se incluyeron no menos de 324 textos atribuidos a los papas de los cuatro primeros siglos, la mayoría de ellos falsificaciones”, dando origen al Derecho Canónico.

El caballo blanco

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En 1247 fue consagrada la capilla de san Silvestre en la basílica romana de los “Cuatro Santos Coronados”. Los famosos frescos de la capilla presentan siete escenas, son la “expresión plástica de las aspiraciones papales” y pretenden inmortalizar las leyendas del bautismo de Constantino a manos de Silvestre y la Donación del emperador al papa. En la primera escena aparece Constantino víctima de la lepra que, como un nuevo Herodes, ha ordenado la matanza de niños inocentes. En la segunda escena Pedro y Pablo le piden en sueños que escuche a las madres que lloran por sus hijos y que haga traer al obispo Silvestre. En la tercera escena los enviados imperiales se presentan ante Silvestre que está refugiado en el monte Soracte. En la cuarta escena Silvestre comparece ante el emperador y le muestra dos iconos de Pedro y de Pablo que el emperador reconoce como los que había visto en sueños. En la quinta escena Constantino, ya limpio de la lepra, recibe el bautismo de manos de Silvestre en el palacio imperial de Letrán. En la sexta escena (ver foto) el emperador, sin la corona que es sujetada por un acólito de pie sobre la muralla, lleva con su mano izquierda un caballo blanco y con la derecha ofrece la tiara al papa, al tiempo que hace la inclinación de rodilla ante el papa que está sentado en el trono, cubierto con el manto rojo. El manto rojo y el caballo blanco son símbolos del poder imperial. En Constantinopla, durante las celebraciones de los triunfos, el emperador entraba victorioso atravesando la Puerta de Oro montado en un caballo blanco para dirigirse al palacio. En la séptima escena (ver foto) el emperador lleva las riendas del caballo blanco que monta el papa, ahora ya con la tiara de las tres coronas en la cabeza. El hecho de que el emperador lleve las bridas del caballo blanco del papa haciendo de palafrenero era “un reconocimiento de vasallaje en las relaciones feudales” (Teja, 43-67). Ahora bien, en el Apocalipsis el jinete del caballo blanco es “la palabra de Dios”, “lo siguen las tropas del cielo sobre caballos blancos” (Ap 19,13-14).

Menudo santo

La Iglesia ortodoxa lo considera como santo: san Constantino. Mató a su cuñado y a su sobrino. A pesar de la promesa hecha a su hermana de que le perdonaría la vida a su marido Licinio, ordenó su ejecución en 325, bajo la acusación de haber organizado una conjura contra él, y al año siguiente la de su hijo (Licinio el Joven). En su Historia Eclesiástica Eusebio de Cesarea (+339) disculpa a Constantino: “No le escatimó su parentesco ni le negó espléndidas nupcias con su hermana”, “también le había proporcionado el poder disfrutar del gobierno supremo como cuñado y coemperador”, “pero él, al revés, obraba contrariamente a esto y cada día imaginaba intrigas contra su superior e imaginaba todo género de conspiraciones, como si respondiese con males a su bienhechor”, “lo que en otro tiempo Licinio contempló con sus propios ojos en los impíos tiranos, esto mismo sufrió él en persona”, “tras compartir con éstos el mismo camino de la impiedad, cayó merecidamente en el mismo precipicio que ellos” (HE X,8,4-5 y 9,5). Licinio fue derrotado y, poco después, fue ejecutado. Constantino mató a su hijo Crispo y a su esposa Fausta por una acusación de adulterio entre ambos. En un poema anónimo se le comparó con Nerón.

Cambios paganos

Siguiendo a Eusebio de Cesarea, el cardenal John Henry Newman (1801-1890) recoge en su libro Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana los cambios paganos que el emperador Constantino introduce en la liturgia cristiana con el fin de atraer a los paganos: “El uso de templos, y éstos dedicados a santos particulares, y ornamentados en ocasiones con ramas de árboles; incienso, lámparas y velas; ofrendas votivas al recuperarse de una enfermedad; agua bendita; asilos; días festivos y estaciones, uso de calendarios, procesiones, bendiciones en los campos; las vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo en el matrimonio, la vuelta a Oriente, las imágenes en una fecha posterior, tal vez el canto eclesiástico, y el Kyrie Eleison, son todos de origen pagano, y santificados por su adopción en la Iglesia” (Newman, VIII, 6).

Comentario

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A los ojos de los paganos, los cristianos eran “ateos”. El apologeta Arnobio escribe hacia el año 300: “Ante todo nos acusáis de impiedad, porque ni edificamos templos ni erigimos imágenes divinas ni disponemos altares”. La eucaristía podía celebrarse en cualquier sitio, en una casa, en un barco, al aire libre. En Tróade Pablo celebra “la fracción del pan” en una casa: “Había abundantes lámparas en la estancia superior” donde estaban reunidos (Hch 20,7-8). Había lámparas de aceite. Las velas de cera vinieron después. Sobre la Navidad: ”La primera noticia cierta sobre una fiesta que tiene como contenido el nacimiento de Cristo y se celebra el 25 de diciembre, se halla en un catálogo de fiestas cristianas, el llamado cronógrafo de 354, que tomó esta noticia de un modelo que se remonta a la época constantiniana (336)”, “es muy probable que la elección de esta fecha estuviera determinada por la fiesta del nacimiento del dios Sol pagano, que el emperador Aureliano había traído de Oriente e introducido en Roma después de 274 y desde entonces fue celebrada en este día con el nombre de dies natalis solis invicti (día natal del sol invicto) como la mayor fiesta del Estado” (Jedin, 414).

El Credo de Nicea

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer Concilio Ecuménico de Nicea que el Hijo es ‘consustancial‘ al Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo Concilio Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y “confesó al Hijo Único de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial al Padre” (n.242). La fe en el Espíritu se formuló así en Constantinopla: “Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre” (n.245). La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu “procede del Padre y del Hijo (filioque).El Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: “El Espíritu Santo tiene su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente tanto del Uno como del Otro como de un solo Principio” (n.246).

Palabra extraña

Comenta el teólogo alemán Michael Schmaus en su libro El Credo de la Iglesia Católica(1970): “Para exponer la fe, el Concilio usa como concepto clave el designado con la palabra homousios (consustancial), tomada de los gnósticos”. Dice también: “La lucha por imponer la doctrina conciliar llenó los siglos cuarto y quinto. Al principio se trataba de la relación del Hijo al Padre, sin reflexionar sobre la relación del Espíritu Santo a estos dos. Desde el 360 aproximadamente se incluyó al Espíritu Santo en la discusión, atribuyéndole a Él también la “homousía“, es decir, la igualdad en la posesión de la única esencia” (Schmaus, 600).

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La Trinidad

Si revisamos la tradición a la luz de la Escritura, el famoso icono replica a su autor que lo llamó La Santa Trinidad. El icono remite al encinar de Mambré donde Abraham acoge a dos caminantes y acontece lo que dice la canción: “Cuando hermano le llamamos al extraño, va Dios mismo en nuestro mismo caminar”. De forma semejante, el concilio de Nicea debe ser revisado a la luz de la Escritura que, dice Jesús, “no puede fallar” (Jn 10, 35). Para las grandes iglesias cristianas supone una “corrección” que no debe ser rechazada, una “reprensión” que no debe enfadar (Hb 12,5).

Dos fórmulas

El profesor Schmaus comenta así la fórmula de Mt 28,19, “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”: “Como al principio, según dejan entrever los Hechos de los Apóstoles (2,38; 8,16;10,48;19,5) y Pablo (1 Co 1,13;6,11; Ga 3,27; Rm 6,3; Ef 4,5), el bautismo fue administrado en el nombre de Jesús, quedaría por eso mismo demostrado el origen posterior de la fórmula contenida en Mt 28,19″. Por tanto, dicha fórmula “no fue configurada por un evangelista particular, sino que procedía de la tradición de la Iglesia“. O sea, es un añadido posterior. Sobre la fórmula de 2 Co 13,13, “la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con vosotros”, dice el profesor: “Con relación al Espíritu se usa el genitivo objetivo, mientras con relación a Dios y al Señor se usa el genitivo subjetivo” (Schmaus, 581 y 589). El Espíritu es algo que se da, algo que se recibe.

Problema de fondo

El filósofo romano Boecio (+524) dio esta definición clásica de persona: “sustancia individual de naturaleza racional” (PL 64, 1343). Lo mismo dice Tomás de Aquino(+1274): “el subsistente de naturaleza racional” (Suma Teológica, I, q. 29, a. 3). Problema de fondo: la doctrina de la Trinidad contradice la definición clásica de persona como “sustancia individual”, en la Trinidad la segunda persona y la tercera son “consustanciales” con la primera, “de la misma sustancia”. En realidad, algo inconcebible. Jesús lo dijo de forma sencilla: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn 17,3), “el Padre es mayor que yo” (14,28), el primer mandamiento es: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, es el único Señor” (Mc 12,29). Jesús se acepta como profeta: “No desprecian a un profeta más que en su tierra” (6,4), El profeta escucha la palabra de Dios y la proclama (ver catequesis sobre el Evangelio de Juan, prólogo).

Edicto de Teodosio

El 28 de febrero del año 380 el emperador Teodosio publicó un edicto según el cual todos los pueblos habían de vivir en la religión que el apóstol Pedro había transmitido a los romanos y que era la profesada por el papa Dámaso, así como por el obispo Pedro de Alejandría: “nosotros, por tanto, creemos en una sola divinidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo con la misma majestad y santa Trinidad”. Sólo los que profesaban esta fe debían llevar el nombre de cristianos, los demás eran herejes y debían contar con las sanciones divinas no menos que con las imperiales (Jedin, 114).

Concilio de Constantinopla

Lo convocó el emperador Teodosio a comienzos del año 381. Los obispos participantes fueron unos 150, todos de Oriente. Antes de iniciarse las sesiones fueron recibidos por el emperador. Teodosio distinguió al obispo Melecio de Antioquía con un saludo especialmente obsequioso, lo que equivalía en cierto modo a proponerle como presidente del concilio. Sin embargo, en los primeros días del concilio muere Melecio. En esas circunstancias asume la presidencia el obispo de Constantinopla, Gregorio Nacianceno. Al igual que en el concilio de Nicea, no se han conservado las actas. A pesar de todos los esfuerzos, “no hubo forma de inducir al grupo de Eleucio de Cízico a reconocer la divinidad del Espíritu Santo. El grupo abandonó inmediatamente el concilio, no sin poner en guardia a sus adeptos, mediante una carta circular, contra el reconocimiento de la fe de Nicea”. El Símbolo de los 150 padres de Constantinopla fue incluido desde fines del siglo VI en la liturgia de la misa latina y hoy también es conocido con el nombre de símbolo niceno-constantinopolitano. El concilio de Calcedonia (451) considera a los padres de Constantinopla como los autores de este símbolo que añade los nuevos enunciados sobre el Espíritu Santo. Mientras que el símbolo de Nicea decía sencillamente: “Creo en el Espíritu Santo”, ahora se añade: “Señor y Dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas” (Jedin, 118-120).

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Revisión necesaria

Hay que recuperar la fe que proclama Pedro como el centro del mensaje cristiano: “A Jesús Nazareno, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en una cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó… de lo cual todos nosotros somos testigos. Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del padre el espíritu santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís” (Hch 2, 22-33), “sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado” (2, 36). Pablo confiesa lo mismo: “Anunciamos a un Cristo crucificado” (1 Co 1,23), “del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, en virtud del espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos” (Rm 1,3-4), “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús” (1 Tm 2,5), “el primogénito de toda la creación” (Col 1,15). La confesión de fe se expresa en fórmulas breves: “Jesús es Señor” (1 Co 12,3), “Jesús es el Cristo” (1 Jn 2,22), “Jesús es el hijo de Dios” (Hch 8,37; 1 Jn 4,15; Hb 4,14). No lo olvidemos, “hijo de Dios” es un título mesiánico.

Fuente Religión Digital

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“Conversión cuaresmal, tan cerca y tan lejos”, por Gabriel María Otalora

Miércoles, 12 de marzo de 2025

IMG_0323De su blog Punto de Encuentro:

Conversión cristiana, hay que repetirlo, es tomar la decisión de un cambio de orientación personal en nuestra manera de sentir y pensar. Significa deseo de trabajarnos en nuestro interior para influir en los demás de otra manera, con nuestras acciones y omisiones. La Cuaresma es el tiempo especial para mejorar, así de fácil… decirlo, cuando lo que aprieta es el apego excesivo al placer y al consumismo.

La actitud de fondo que solemos pasar por alto, es trabajar este cambio interior desde el encuentro con el amor de Dios, que es lo que nos transforma. El Papa Francisco deja claro que el desapego en nuestra fe no es un fin en sí mismo, sino que tiene como objetivo lograr algo más grande: la comunión con Dios para compartirlo con nuestros semejantes; esto es evangelizar tras encontrarnos con “el tesoro escondido”.

A veces parece casi como si Dios callara justo cuando hemos dado el paso para acercarnos a Él; es entonces cuando a veces surge la tentación de creer que es imposible convertirse de verdad, que es tan difícil que la Cuaresma pierde su sentido y que la Buena Noticia se diluye con lo que esto supone para vaciar la tarea evangelizadora. Pero sentir no es saber. El que sabe, espera en Dios en clave de amor esperanzado

Ante los momentos de desánimo, de duda, y también de incoherencias, el Papa nos recuerda el valor de la oración y el don gratuito de su amor. La conversión es una gracia, y es necesario pedirle a Dios que nos ayude a perseverar en este cambio a mejor ante las tentaciones. El desánimo es parte del camino. Por eso mismo, las oraciones de petición en esta dirección son las que el Espíritu escucha y atiende siempre… pero dejando a Dios ser Dios respetando sus tiempos.

La metamorfosis espiritual es un proceso continuo. Requiere introspección y compromiso diario. Se trata de una transformación interna que nos impulsa a amar a Dios y por extensión, amar a nuestros semejantes. Nos hemos quedado, me parece, en el activismo social, loable y necesario, pero desprovisto de la actitud que Jesús nos mostró para hacer lo mismo. Aquí radica algo esencial: poner el acento en el cómo hacemos las cosas: la escucha activa, la sonrisa del corazón, la paciencia con quien se desahoga; trabajar nuestros defectos, limar las faltas de delicadeza, de maledicencia, de desconsideración.

No se trata solo de evitar el mal o cumplir con normas externas, signos de algo que debe anidar en nuestra interioridad. En este sentido, los musulmanes entienden mejor el Ramadán que nosotros la Cuaresma. No es un rito sino una purificación. Hemos llegado a no comer los viernes carne (picada) y sustituirla por pescado (rodaballo) perdiendo el sentido profundo de este tiempo purificador.

La mejor penitencia es domeñar nuestro interior a favor de quienes nos rodean, por amor a Dios. Misericordia quiero, y no sacrificios… lo recuerda el profeta Oseas en el AT. No es nuevo… Lo que ocurre es que nos viene mejor sacrificarnos en nuestras costumbres consumistas en lugar de cambiar nuestro estilo de vida. Lo esencial, repito, es la mejora personal, nuestra interioridad, procurando actitudes de bondad y compartiendo más y mejor nuestro tiempo y nuestro dinero; es difícil, y por eso la Cuaresma duda lo que dura como tiempo de reparación y de preparación para vivir el Triduo Pascual como se merece.

Este año 2025, Francisco nos exhorta a que dirijamos la mirada y el corazón especialmente a centrarnos en la verdadera compasión ante realidad de los inmigrantes y los refugiados, y en general con todos los vulnerables. La segunda mirada compasiva es a vivir la sinodalidad o la vocación de la Iglesia a caminar unida entre diferentes. En este sentido, el Papa advierte sobre el peligro del individualismo y subraya la importancia de escuchar, acompañar y trabajar en comunidad, sin dejar a nadie atrás. Es una manera esencial de vivir mejor nuestras comunidades eclesiales. Qué verdes estamos en esto…

Finalmente, el Papa nos invita a que vivamos la Cuaresma 2025 con verdadera esperanza cristiana, la que no defrauda si se vive como un estado anímico, como una orientación vital de que todo tiene sentido por encima de los sucesos intramundanos. A confiar plenamente en Dios desde nuestra necesidad de su perdón que transforma. Porque si no hay futuro en nuestro corazón, es imposible apasionarse.

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Ramadán, tiempo de oración y reconciliación por el bien de la Creación

Miércoles, 5 de marzo de 2025

IMG_3544Comenzó el 1º de marzo el mes sagrado para el Islam, que incluye ayuno, oraciones y actos caritativos. Mustafa Cenap Aydin, sociólogo de las religiones, director del Instituto Tíber – Centro para el Diálogo: la coincidencia este año con la Cuaresma, que comienza el 5 de marzo, es un abrazo entre hijos de Abraham que caminan juntos.

Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano

El Ramadán  y la Cuaresma son un tiempo, para musulmanes y cristianos, de profunda reflexión sobre temas compartidos. Para ambos, es un período de ayuno y contemplación, en el que los fieles están llamados a reflexionar sobre su existencia, su relación con la Creación y con el Creador. El musulmán Mustafa Cenap Aydin, sociólogo de las religiones y director del Instituto Tíber – Centro para el Diálogo, se detiene -en conversación con los medios vaticanos- en el significado del mes sagrado para los musulmanes, que comienza hoy, primero de marzo, y que, en este año 2025, precede en sólo cinco días a la Cuaresma cristiana, que comenzará el 5 de marzo. Esta coincidencia -explica- yo diría que es un abrazo entre dos hermanos, entre los hijos de Abraham, que caminan juntos por motivos diferentes. Un ejemplo muy concreto es el documento de Abu Dabi sobre la fraternidad humana firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb. Este periodo puede ayudar mucho a musulmanes y cristianos a comprender mejor cuestiones fundamentales sobre la vida. También hay que señalar que las coincidencias este año no acaban ahí: la Pascua católica coincide con la Pascua ortodoxa, el 20 de abril, y del 12 al 20 de abril se celebra la Pesah, la Pascua judía. Este año tendremos muchas oportunidades de colaboración interreligiosa, también en la vida espiritual».

Ramadán y Cuaresma

Este periodo, para cristianos y musulmanes, también se caracterizará por el ayuno, que no debe entenderse sólo como una disciplina alimentaria, sino como un periodo muy importante para comprender mejor qué es la espiritualidad. «Los musulmanes -señala Cenap Aydin- desde la primera noche del Ramadán recitarán oraciones específicas, habrá momentos dedicados a la reflexión, por ejemplo, sobre el significado del texto sagrado, en los que también se repetirán los muchos y hermosos nombres de Dios». El próximo miércoles, 5 de marzo, será para los cristianos el Miércoles de Ceniza, inicio del camino de 40 días hacia la Pascua. He aquí que estos pasos, 30 del Ramadán y 40 para la Cuaresma, serán pasos que, para los musulmanes y para los cristianos, marcarán una oportunidad de renacimiento, una oportunidad de comprender verdaderamente quiénes somos y qué compromiso podemos ofrecer al prójimo».

El 60 aniversario de Nostra Aetate

La declaración conciliar Nostra aetate, a la que se dirige este año el pensamiento del sociólogo con motivo del 60 aniversario de su promulgación por Pablo VI, el 28 de octubre de 1965, explica que los musulmanes «también tienen en estima la vida moral y rinden culto a Dios, especialmente mediante la oración, la limosna y el ayuno». «Ciertamente, este período del Ramadán es significativo no sólo por el ayuno, sino también por mostrar una mayor disponibilidad hacia el prójimo, para ser mucho más caritativos. Una disponibilidad que en otro sentido puede llamarse oración. Hablamos, por tanto, de oración oral, entendida como invocación para pedir al Señor su intervención para el bien, y hablamos de oración que se convierte en acto concreto, es decir, en voluntad de construir juntos para la paz, para reparar lo que está mal, un conflicto, sabiendo muy bien que la paz y la reconciliación, por las que hay que ser activistas, no pueden lograrse nunca sin la voluntad de Dios, y por tanto pidiendo su ayuda con la oración».

Oración por el Papa Francisco

Una invocación especial en este tiempo santo será entonces por el Santo Padre, concluye Mustafa Cenap Aydin. «Intentaremos así estar cerca de él, que es un hombre de oración, que la vive en cada momento de su vida. Por eso, como musulmanes, incluso durante el mes de Ramadán, estaremos muy cerca de él, con nuestras oraciones».

Fuente Vatican News

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Citas rápidas para cristianos gay: cómo fue la terapia de conversión grupal en Liberty University

Sábado, 22 de febrero de 2025
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Gay-Christian-Speed-__Citas-¿Como-fue-la-terapia-de-conversionGay-Christian-Speed-__Citas-¿Como-fue-la-terapia-de-conversionLucas F. W. Wilson

A los estudiantes se les dijo que actuaran como los hombres que Dios quería que fueran. ¿Pero por qué sonaban todos tan falsos?

Por Alex Bollinger Jueves, 30 de enero de 2025

Lo que sigue es un extracto del nuevo libro de Lucas F.W.Wilson, Shame-Sex Attraction, una colección de historias de sobrevivientes de la terapia de conversión, publicado la semana pasada por Jessica Kingsley Publishers, está disponible en Bookshop.org. El libro contiene 17 ensayos personales, y esto es parte de los de Wilson sobre sus experiencias con la terapia de conversión grupal en la Universidad Liberty.

“¿Cómo crees que serán los chicos del grupo?” Pregunté mientras empujaba mi bandeja hacia adelante y tomaba el último bocado de mi cena.

—Sinceramente, tengo mucha curiosidad por saberlo —dijo Thad con sus ojos de gato brillando. Se reclinó en su silla y levantó sus brazos venosos detrás de la cabeza. Su oscuro vello axilar asomaba por debajo de su camiseta. No pude dejar de mirar. ¿Estaba usando desodorante? Me pregunté. Todo lo que quería hacer era meter mi nariz en sus axilas, inhalar e inhalar profundamente.

Thad y yo estábamos sentados en la cafetería de Liberty. Liberty University, la universidad evangélica que se promocionaba como “la universidad más emocionante del mundo”, era donde ambos habíamos elegido estudiar y, al igual que nuestros compañeros, queríamos recibir una educación cristiana para, al graduarnos, marcar la diferencia en el mundo. En llamas por Jesús.

Era la segunda o tercera vez que Thad y yo pasábamos el rato juntos. Nos conocimos cuando Steph, la chica a la que intentaba convencer sin demasiado entusiasmo, “perseguir” en ese momento, sugirió y me conecto. Cuando le dije a Steph que me atraían más los hombres que las mujeres, para mi sorpresa, no le gustó nada. En lugar de eso, pensó que podía hablar con su amigo Thad, alguien que también luchaba con la atracción por personas del mismo sexo y que, dijo, potencialmente podría ayudarme a descubrir mi deseo por los hombres. Cuando me habló de él por primera vez, secretamente deseé que fuera guapo. Aunque creía que quería volverme heterosexual (sin mencionar sexualmente puro), mis hormonas todavía estaban alborotadas. Entonces, cuando Thad y yo finalmente nos conocimos, me encantó descubrir que, de hecho, él era un bebé.

Thad era uno de los pocos tipos como yo que conocía personalmente en el campus. Con la excepción de un amigo que conocí al principio de mi estancia en Liberty, solo había un par de personas más que también tenían atracciones hacia personas del mismo sexo. Uno de ellos era un Director de Vida Espiritual en mi dormitorio de primer año, con quien tuve una aventura de una noche increíblemente extraña y que dejó de hablarme inmediatamente después.

Fue debido a mi breve encuentro con mi Director de Vida Espiritual que inicialmente fui a reunirme con el Pastor Dane Emerick, el hombre en el campus que prometió ayudar a los estudiantes varones que luchaban con la atracción por el mismo sexo y el hombre que lideraba el grupo Thad y yo debíamos asistir esa noche. Cuando me conecté con mi Director de Vida Espiritual, sentí que no tenía a nadie más con quien hablar en una universidad que multaba, castigaba e incluso expulsaba a los estudiantes por actuar según su atracción hacia personas del mismo sexo.

Entonces, cuando Steph nos presentó a Thad y a mí, me sentí aliviada de conocer a alguien más que compartía mi lucha. Pero la carne era débil, y sólo podía esperar que él también lo fuera. Sin embargo, Thad no estaba interesado en absoluto. Me habló como si fuera su hermano menor. Aunque yo siempre estaba dispuesto a participar en algún buen juego de roles a la antigua usanza, estaba claro que Thad no, al menos no conmigo.

“Tengo la sensación de que ya sé quiénes son la mayoría de los chicos que estarán allí esta noche”, dije. Estábamos esperando hasta que llegara el momento de dirigirnos a la reunión del grupo que estaba no muy lejos de la cafetería. El grupo era para aquellos en Liberty que eran como nosotros, aquellos cuyos ojos se encontraban silenciosamente con los de otros chicos cuando nadie más los miraba, aquellos que también observaban el mar de deliciosas y diminutas camisetas sin mangas en el gimnasio que dejaban al descubierto espaldas elegantes y pectorales sudorosos, es decir, aquellos a los que les gustaba la polla.

Tanto Thad como yo nos habíamos reunido personalmente con el pastor Dane durante años. Pero después de que acordamos que queríamos tener algo de información sobre quién más lidiaba con la atracción por personas del mismo sexo en el campus, ambos preguntamos si podíamos unirnos al grupo, especialmente porque, como cada uno de nosotros argumentó, habíamos estado haciendo mucho progreso para convertirnos en… sexualmente puro. El pastor Dane estuvo de acuerdo.

—Lo mismo —respondió Thad. “Y, para ser sincero, no estoy demasiado entusiasmado con esos muchachos; ninguno me llamó la atención”.

En el campus de Liberty estaban los sospechosos habituales, quienes encubiertamente indicaban que eran de esa creencia, contándonos su secreto a diario sin tener que decir nunca una palabra. Algunos eran bastante lindos, pero al igual que Thad, no estaba realmente… interesado.

Thad continuó: “Pero tal vez habrá algunas sorpresas”.

Me gustaba pasar tiempo con Thad porque, aunque intentaba luchar contra sus deseos hacia personas del mismo sexo la mayor parte del tiempo, también era un chico travieso que ocupaba tanto la burbuja de Liberty como “el mundo”. Era realista acerca de su situación y la mía de sentirnos atraídos por los hombres, pero, a veces, era casi demasiado realista. Me dijo que después de graduarse, planeaba viajar al oeste, a California, y finalmente descubrir si Dios realmente dijo que no está bien ser gay. Aunque quería hacer lo mismo cuando me mudé a Toronto, la perspectiva también me aterrorizaba. Me pregunto constantemente: ¿Qué pasa si me equivoco? No quería renunciar a mi relación con Dios y ciertamente no quería ir al infierno. Así que me quedé dentro del redil y en general seguí el camino correcto, a pesar de alguna que otra noche en mi dormitorio con un frasco de vaselina y pañuelos de papel, usando los sitios web franceses que sabía que no eran detectados por el bloqueador antipornografía de Liberty. .

“Oremos”, respondí con ironía.

Después de coger nuestras mochilas y devolver nuestras bandejas, salimos de la cafetería y nos dirigimos al Music Hall, donde se celebraría nuestra reunión. Aunque muchos estudiantes de Liberty sabían que el grupo existía, nadie en el campus, aparte de sus miembros, sabía dónde o cuándo se celebraban las reuniones del grupo del pastor Dane. Éramos un secreto. A medida que caminábamos, la oscuridad de la noche nos ofrecía una sensación de anonimato. Pero a pesar de la oscuridad y de que nadie sabía hacia dónde nos dirigíamos, yo me sentía como si me estuvieran observando, algo que sentía regularmente en el campus. Tenía la paranoia de que me iba a topar con alguien conocido y, sin una coartada, tendría que explicarle a dónde iba. Afortunadamente, caminamos los cien metros aproximadamente y entramos al edificio sin ser vistos.

Mientras caminábamos por los pasillos, finalmente nos encontramos frente a la puerta de la sala de reuniones. Mi corazón seguía latiendo aceleradamente, ya no por la persistente ansiedad de ser visto, sino por la ansiosa anticipación de quién estaba al otro lado del muro. Me giré y le sonreí a Thad y entramos, uno tras otro. Frente a nosotros había un grupo de chicos, zumbando y charlando. Hicieron una pausa en sus conversaciones, se giraron y nos miraron de arriba abajo, observándonos. Poco a poco, volvieron a hablar entre ellos, pero seguían mirándonos. A medida que avanzábamos por la habitación, todavía podía sentir su mirada no tan furtiva sobre nosotros. Examiné la escena poco iluminada que tenía frente a mí. Thad y yo teníamos razón: pensábamos que serían sobre todo los chicos del campus los que estarían allí. Pero mientras observaba la compañía que tendría durante la siguiente hora, lo vi.

Estaba sentado en el suelo, al lado de un sofá, mirándome fijamente. Esto no era nuevo para él ni para mí, ya que lo había visto constantemente en el campus, y cuando nuestras miradas se cruzaban inevitablemente, se demoraban demasiado tiempo. Siempre me pregunté si él también luchaba con lo mismo que yo. Sin embargo, verlo en esa reunión pareció aclarar finalmente las cosas. En mi cabeza lo había llamado Phil porque se parecía a Phil Diffy de Phil del futuro de Disney. Ahora era mi oportunidad de presentarme.

Me giré y miré a Thad, que estaba detrás de mí, y él mostró sus dientes en una amplia sonrisa como si dijera: En realidad estamos aquí, ¿eh? Hice un gesto para que fuéramos a sentarnos en el sofá. Mientras algunos asistentes se hacían a un lado al acercarnos a nuestro destino, de repente vi a alguien que había conocido a través de un amigo. Él y yo éramos realmente sólo conocidos, pero él estaba en el sofá, al lado de la chica que me gustaba, lo que me dio una buena excusa para llamarla apresuradamente en su dirección.

“¡Oh, hola!” Yo dije.

—¡Oh, hola, Luke! ¿Cómo estás?” Mi conocido respondió con cierto entusiasmo, pero no sorprendido. Me pregunté si nuestro amigo en común le había hablado de mí.

Se levantó, me dio un abrazo, señaló el sofá y dijo: “Este es mi amigo Mac”.

Miré a Mac, que todavía estaba sentado en el suelo (sus ojos a la misma altura que mi entrepierna) y sonreí. Hola, Mac. Soy Luke.

Mac sonrió nerviosamente y me devolvió el saludo. Sentí como si él también me reconociera. Les presenté a Thad a ambos, y los tres que estábamos de pie nos sentamos en el sofá, apretados unos contra otros, cerca de Mac en el suelo. Charlamos unos minutos antes de recostarnos para observar a los chicos que hablaban entre ellos frente a nosotros.

¡Oye, hombre!” Uno de ellos le dijo a otro.

“¿Qué pasa, amigo?” el otro respondió.

-Hermano, ¡no mucho! ¡Simplemente viviendo el sueño!”

Me quedé allí sentado, escuchando, con la cara roja y encogiéndome. Sonaba como si estuvieran intentando aproximarse al discurso de alguna película porno gay de vestuario. Yo no era en absoluto el epítome de la masculinidad, pero tampoco hablé nunca de un modo que pareciera tan inauténtico. Siempre intenté, lo mejor que pude, hablar y actuar como el hombre que Dios quería que fuera (lo que el pastor Dane me había ordenado que hiciera si quería sentir atracción por el sexo opuesto), pero me negué a hablar así. Sabía por qué los chicos en esa sala actuaban como lo hacían: solo estaban siguiendo las instrucciones de Dane. Pero incluso para alguien que actuaba a diario como yo, la sala aturdía con su artificio.

El pastor Dane pronto comenzó la reunión con la ayuda de un estudiante que parecía ser su compañero esa noche. Nos guiaron a través de la oración, la lectura de las Escrituras y una discusión abierta sobre nuestra lucha compartida, que nos había unido. Hablamos de lo que significaba ser un hombre, un hombre de Dios, y de lo que salió mal para aquellos de nosotros que no estuvimos a la altura de ese estándar. Compartimos estrategias sobre cómo luchar contra las tentaciones, cómo resistir los avances de Satanás y cómo llegar a ser piadosos y sexualmente puros. El pastor Dane nos recordó que si viviéramos más plenamente en el mundo de los hombres, eventualmente podríamos encontrar una mujer con quien casarnos y llevar vidas completas y felices. Estas promesas me alimentaron. Me ofrecieron la esperanza de un futuro mejor, uno que finalmente me permitiría ser como mis amigos que salían con mujeres y se comprometían.

“Hacer las cosas que hacen los hombres nos permite convertirnos en los hombres que Dios nos llama a ser. Es por eso que, en parte, hemos planeado hacer una caminata este fin de semana… ¡para sudar! ¡Entra en la naturaleza! ¡Y seamos simplemente hombres juntos!” El pastor Dane dijo emocionado. “¿Quién viene aquí?”

Varios chicos levantaron las manos.

No hay ninguna posibilidad, pensé. Por mucho que hubiera querido conocer a otros chicos como yo en el campus, rápidamente y dolorosamente se hizo evidente cuando entramos a esa reunión que esos no eran los chicos con los que quería pasar el rato. Tenía que haber otros como yo en el campus, aquellos con quienes preferiría pasar calor y sudor y que querían lo mismo. Como, por ejemplo, Mac.

Nos dividimos en grupos pequeños para discutir lo que el pastor Dane había compartido con nosotros. Su lección no era novedosa, ya que era el mismo guión que me había presentado en nuestras reuniones individuales, y asumí que era el mismo que les había ofrecido a los demás en las suyas. Agradecí la repetición que definía sus mensajes: su consistencia era reconfortante a pesar de toda su familiaridad. Sus instrucciones eran simples, pero difíciles de aplicar en la práctica cuando se trataba de encontrar atracción por una mujer en particular. Pero Dios nunca prometió que las cosas serían fáciles, nos recordó.

La reunión terminó con una oración y varios de nosotros nos quedamos allí un rato más. Mientras charlábamos, Mac estaba a mi lado. Había querido hablar con él durante meses, así que aproveché esta oportunidad mientras pude avanzar en la conversación.

—Deberíamos juntarnos algún día —le sugerí a Mac y a mis compañeros de sofá.

Todos asintieron y Mac respondió: “Oh, sí, definitivamente”.

No pude evitar sonreír.

Fuente LGBTQNation

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“Tomen nota señores obispos”, por Juan Zapatero Ballesteros

Sábado, 15 de febrero de 2025
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IMG_9654Conocen ustedes, señores obispos, las palabras de la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde, pronunciadas en la Catedral Nacional de Washington, durante el Servicio Nacional de Oración, con motivo de la toma de posesión de Trump como presidente de los EEUU.

No encuentro, en nuestro diccionario, calificativos suficientes para atribuir a dichas palabras su verdadero y profundo significado.

Si lo miro desde la perspectiva humana, solo puedo calificarlas como decididas y valientes. Muy valientes, diría incluso, si tenemos en cuenta a quien iban dirigidas en ese momento, nada menos que al hombre que se cree más poderoso del mundo. Y, lo que aún es peor, al hombre que se considera enviado por Dios para salvar a la humanidad.

Si nos adentramos en la vertiente religiosa, no puedo por menos de considerarlas como profundamente proféticas y en total consonancia con el Evangelio de Jesús.

Qué sana, no sé si se puede decir también santa, envidia siente uno, cuando oye pronunciar semejantes palabras a una ministra de una iglesia cristiana. Qué subidón, al constatar que solamente han podido ser pronunciadas por alguien, a quien en ese momento, el Espíritu le ha infundido sus dones, concretamente el don de sabiduría y el don de fuerza.

Perdónenme ustedes mi atrevimiento, pues considero que no soy nadie como para darles lecciones a sus Excelencias reverendísimas. No son lecciones lo que les quiero dar. Pretendo sencillamente mostrarles mis sentimientos.

Son pastores ustedes de millones de católicos, pertenecientes a un país aconfesional, según la Constitución, como es el nuestro, pero que, sin embargo, gozan de una autoridad moral muy grande, a pesar de la que han perdido y se han dilapidado desde unos tiempos a hoy, debido a procederes muy tristes y lamentables que han tenido lugar dentro de la Iglesia. Pero no es de esto de lo que quiero hablar en este momento, aunque por ganas no me queda, debido a su tremenda gravedad.

IMG_8690El Presidente del Ventorro, católico él, genuflexo ante el Profeta de calamidades… ¿Le habrá absuelto por los más de 200 fallecidos por la DANA?

Saben ustedes, igual que yo, que somos un país de llegada de inmigrantes. Me gustaría decir que somos un país de acogida, pero, tal y como están las cosas en esta cuestión, muy agravadas en los últimos tiempos, me temo que estemos en las antípodas de ello. Día sí y día también se suceden escenas trágicas en nuestras costas, a las que intentan llegar pateras cargadas de inmigrantes hacinados, menores de edad muchos de ellos. Frente a los esfuerzos de acogida por parte de organizaciones solidarias, se levantan las voces inmisericordes de ciertos partidos políticos y asociaciones afines que piden que se les deje a su suerte en el mar o se les repatríe de forma inmediata. Amén de criminalizar, también, a quienes han logrado entrar, y, de entre ellos, de manera más contundente, a quienes aún no han conseguido los papeles de regularización. Acusándolos de que, más pronto que tarde, acabarán destrozando nuestra buena moral y nuestras sanas costumbres.

Qué casualidad que dichos partidos, junto a los grupos y asociaciones que les apoyan, se declaren católicos, hijos obedientes de la Iglesia y defensores a ultranza de los principios católicos de esta.

En ningún momento los he oído a ustedes, como jerarquía eclesiástica, denunciar semejantes aberraciones y a los grupos políticos que las apoyan y las difunden. A veces quiero pensar, por lo que intuyo según lo que les oigo decir en algunos momentos, que lo que ustedes pretenden es no meterse en cuestiones políticas ni inmiscuirse en temas partidistas.

Claro que a un servidor semejantes palabras le suenan a excusas baratas y a no quererse implicar debido a las posibles consecuencias que les pudieran acarrear, traducidas en retirada de ciertos privilegios, principalmente.

Claro que, cuando se trata de otras cuestiones morales, dígase el matrimonio homosexual, por poner solo un ejemplo, les falta a ustedes tiempo para salir en tromba, atacando con fuerza. Y, si no, que se lo pregunten a los diocesanos de Alcalá de Henares, tiempo atrás, o a los actuales fieles de la diócesis de Oviedo, por citar solo

IMG_9852El arzobispo Rouco Varela durante una manifestación contra el matrimonio igualitario en 2005 (foto: Luis Magán) Obsérvese el tierno abrazo…

No saben ustedes, señores obispos, cómo se agradece una bocanada de aire fresco, con sabor a Evangelio, como la que nos ha dado la obispa Mariann, en medio de una sequía de nada o de lo contrario.

Y, además, con efectos colaterales muy positivos, pues ha tenido que ser, precisamente, una mujer quien haya recordado a este gran mandatario que el proyecto de Dios está en las antípodas del suyo.

Les ruego, les suplico,  señores obispos, que tomen nota y utilicen su palabra para denunciar a quienes pretenden conculcar la sagrada ley de Dios, que nos recuerda que la verdadera religión consiste en acoger al extranjero y al pobre.

Juan Zapatero Ballesteros

Fuente Fe Adulta

 

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“Lecciones de una obispa, no solo a Trump”, por Gabriel María Otalora

Martes, 11 de febrero de 2025
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IMG_9654De su blog Punto de Encuentro:

La obispa Mariann E. Budde pertenece a una rama de la iglesia anglicana, por tanto, cristiana, que no es dominante en Estados Unidos. Es la primera mujer que dirige la Diócesis Episcopal de Washington, desde 2011. Leo que su diócesis tenía previsto celebrar un servicio de oración en la catedral al día siguiente de la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, independientemente de quién fuera el ganador. Y así ocurrió… ante Donald Trump.

Anteriormente (2020) ya declaró sentirse “indignada” y “horrorizada” por el uso que Trump hizo de la Biblia mientras “defendía posturas contrarias a la Biblia”. Se refería a cuando Trump sostuvo en alto dentro de la iglesia de St. John tras utilizar la policía gases lacrimógenos contra los manifestantes que pedían justicia racial en una plaza cercana. Esta vez, todo el mundo ha podido ver y escuchar el servicio religioso que Budde realizó ante el nuevo presidente estadounidense. Igualmente conocemos la respuesta destemplada y despectiva de Trump. Han pasado algunas fechas y he sacado algunas lecciones:

1.- A veces nos enredamos con la “denuncia profética” confundiendo política con actitudes profundamente jesuánicas. Me parece que la conducta de la obispa es un ejemplo perfecto de respeto en las formas y de aldabonazo a las conciencias siguiendo el ejemplo del Maestro.

2.- Si esta mujer ha sido noticia, lo ha sido por el contenido de su mensaje, por ser mujer y por decir lo que dijo a quién se lo dijo, en calidad de miembro del clero cristiano. Las tres circunstancias tienen su motivo de reflexión para cualquier persona cristiana, incluidos quienes pertenecemos a la iglesia católica.

3.- En este sentido, llama la atención el silencio estrepitoso de la Conferencia Episcopal Española y, hasta lo que conozco, el de cualquiera de sus cardenales, arzobispos u obispos a título particular: no han dicho ni mu… ¿Fue imprudente la obispa Budde, o actúa con cobardía la jerarquía católica? Al menos, leo que las parroquias jesuitas del Norte de Madrid convocan un acto de apoyo a la obispa por sus palabras ante Trump.

4.- Vayamos con el contenido de lo que dijo la obispa Budde. Apeló a la misericordia, algo que echamos en falta en el día a día cercano, tanto en el lenguaje como en practicarlo. Algunos bienintencionados apelan a vivir el Evangelio como un constructo social, siguiendo la estela sanadora de Jesús de Nazaret. Pero se olvidan de dos cosas: que Él se dedicó a sanar, a predicar y a orar, como elementos indisolubles y lección para sus seguidores. “Sin mí no podéis hacer nada”, “orad para no caer en la tentación…” tal como destacan los textos evangélicos. Y se olvidan también que nuestra labor sanadora debe hacerse con actitud compasiva y misericordiosa; si no, no es cristiana.

5.- Fue un sermón especial: una mujer con responsabilidad episcopal desde el presbiterio dirigiéndose al presidente de los Estados Unidos, sentado en la parte delantera de la iglesia catedral, ella citando a las personas LGBTQ y a los migrantes ante la llamada de Trump a reprimir la inmigración ilegal y a desmantelar las protecciones sociales para las personas transgénero. “Le pido que tenga piedad, presidente”, y añadió que “Todos fuimos una vez forasteros en esta tierra”, en clara alusión al pasado emigrante de la familia Trump. Cerró su sermón instándole “a que tenga piedad de la gente de nuestro país que ahora tiene miedo”. La lección de esta obispa es lo que dijo y cómo lo dijo dando la mayor solemnidad institucional posible a su mensaje.

6.- En una entrevista posterior, aclaró que su objetivo había sido que Trump “tuviera en cuenta que se le ha confiado el país, y una de las cualidades de un líder es la misericordia”. Pero también dijo que esperaba que sus comentarios tuvieran eco más allá de los oídos de Trump, como ocurre con el mensaje profético. Por ejemplo, en la Unión Europea hay cada vez más Trumps.

7.- Si los obispos españoles han sido capaces de expresar un “no rotundo” a la vulneración de la libertad religiosa con motivo de la Shoah judía, ¿no sería tan necesario expresar su “no rotundo” colegiado, en nombre del Evangelio, a la caza de tantas personas vulnerables por serlo, sin ninguna compasión ni misericordia?

Las iglesias se vacían, no somos Buena Noticia, y los culpables no son “los otros” siempre. Busquemos pues conductas inclusivas, defensoras de los débiles, fraternas. Entre nosotros y con quienes sufren cualquier tipo de exclusión o desamparo. Y denunciemos cualquier abuso institucional de poder con los más pequeños en nombre del Evangelio. Vaya lección ejemplar la conducta manifestada por esta obispa cristiana.

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“Dinero y cristianismo”, por Gabriel María Otalora

Sábado, 1 de febrero de 2025
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Faith without works is dead (Lat. Fides sine operibus mortua est). Crucifixion of Jesus Christ against money coins background. Concept of charity, resources and opportunities for material assistance.

De su blog Punto de Encuentro:

Adam Smith (s. XVIII) pretendía explicar la realidad sin juicios de valor, lo cual parece imposible. A la vez, consideraba que la economía es un campo autónomo, al margen de otras esferas de la sociedad y de las aportaciones de la ética. Y esto es todavía menos posible. Para otros, como el profesor Duncan K. Foley, la economía más bien parece una teoría que una ciencia deductiva e inductiva. El gran problema, me parece, es que no hay una regla consensuada sobre los dogmas de la economía para todos, cuyas consecuencias afectan también a todos.

Así las cosas, vemos las dificultades para que lo económico pueda alcanzar un resultado socialmente beneficioso de la mano de la política, que es donde la búsqueda del interés humano es moralmente problemática porque debe ser compartida con otros fines e intereses. Es lo que ocurre cuando se produce la separación entre el ámbito económico y la política, el conflicto social y los valores éticos, y que es el objetivo de la actual estrategia neoliberal globalizada. De esta manera, se desliga la obligación de sopesar lo bueno y lo perjudicial, haciendo superflua la valoración moral de las decisiones económico financieras.

Lo que subyace aquí es la sacralización del libre mercado, junto a las ganas que tienen algunos de frenar como sea la intervención del Estado en los impuestos y regulaciones y en el control de precios, buscando revertir la provisión pública de los servicios solidarios asociados al Estado del Bienestar.

Parece evidente que hay caminos mejores para transitar entre el colectivismo sin fisuras y el modelo ultra liberal, cada vez más extendido. La socialdemocracia demuestra que se puede convivir en el libre mercado salvaguardando derechos fundamentales individuales y colectivos. Algunos economistas cristianos ya han intentando incluir en el pensamiento económico consideraciones éticas que dan un paso más hacia valores como la dignidad humana, la fraternidad, la reciprocidad, el compromiso con los pobres, etc. Esto sería un estilo que ya aparece en las primeras comunidades cristianas. El teólogo Alejandro de Hales y después san Buenaventura reflexionaron sobre los principios del cristianismo desde la visión económica solidaria -fraternal- de la tradición franciscana en el Medioevo. Ambos son considerados fundadores de la Escuela franciscana de la Universidad de París.

Además, franciscanos como Bernardino de Siena -entre otros- negaron que el valor de una mercancía sea el precio por el que se puede vender por lo que supone de poder sobre quienes sufren necesidades básicas careciendo de recursos. Por su parte, Francisco de Asís entendía el trabajo así: “Los que no saben, que aprendan, no por la codicia de recibir el precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad”. Por último, Antonio Genovesi (s. XVIII), a partir de la tradición franciscana, consideraba el mercado como una institución que ha de enmarcarse en la promoción del bien del otro y la confianza (philia y fides).

Por no repetir lo que el propio Jesús de Nazaret dijo sobre el mal uso del dinero, bien diferente a la noción de Adam Smith y la de quienes le han superado ampliamente por la derecha, llegando mucho más lejos del “beneficio mutuo” o gano-ganas individual típico de Smith. Lo específicamente cristiano es ofertable porque va más allá de lo que exige el enfoque ético de mínimos, por encima de la lógica de la utilidad se superpone la solidaridad fraterna en el ámbito económico, articulando lo personal y lo comunitario en las relaciones.

Se comprende, pues, la pretensión de los poderes económicos y financieros de minimizar lo que entienden como intromisiones morales al acaparamiento codicioso, cada vez más indisimulado, que abusa de los instrumentos económicos en beneficio de una minoría. Se busca maximizar el bienestar individual sin ninguna discusión ética previa, como si el campo económico financiero no tuviese una vertiente moral y social. Es una pena lo desapercibida que ha pasado la encíclica Cáritas in veritate, de Benedicto XVI, verdadero aldabonazo a la injusticia económica estructural que además aboga por la responsabilidad social de las empresas.

Lo cierto es que vamos en dirección contraria desde la perspectiva del bien común y la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Cuando las finanzas suponen un 60% frente al 40% de la economía productiva mundial, intuimos el problema de la primacía de los mercados especulativos. En la práctica no es sencillo el diálogo entre el poder del dinero y el cristianismo, ni siquiera en el terreno institucional eclesial tanto católico como protestante. Incluso algunos han leído al revés el Evangelio al afirmar que no existe una perspectiva propiamente cristiana de la economía. Ni siquiera se acuerdan de la Doctrina Social de la Iglesia (católica) a la hora de formular propuestas concretas.

Recuerdo la crisis de 2008 como especialmente durísima. Fue la crisis financiera mundial provocada por las hipotecas llamadas subprime que contagió a todo el sistema financiero estadounidense y después a todo el Planeta. Los analistas coinciden en que fue la mayor recesión económica desde la Gran Depresión de 1929. Entonces se destinó enormes cantidades de dinero público para salvar a las entidades financieras por sus comportamientos irresponsables, dignos del Código Penal.

Tal fue la sumisión a los mercados financieros a base de mentiras que un pequeño grupo de prestigiosos economistas franceses sacaron en 2010 un manifiesto ético denunciando algunas mentiras que titularon “Manifiesto de economistas aterrados”. A este breve texto con gran éxito editorial se adhirieron pronto otros tres mil profesionales denunciando las soluciones que proponían las políticas neoliberales demostrando con datos la falacia lo que proponían como solución a la crisis.

La vía comunista del colectivismo ha fracasado en todos los países en los que dicha ortodoxia ha sido puesta en marcha con graves consecuencias para la libertad y el bienestar de las personas. La vía neoliberal tampoco puede mantenerse en sus postulados teóricos de máximos cuando decide socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. Ni siquiera es un modelo capaz de lograr el bienestar de todos sus administrados; no hay más que ver las bolsas de marginación en los países del Primer Mundo y las desigualdades que provoca el neocolonialismo en el Tercer y Cuarto Mundo. Por algo será que el Papa Francisco se ha atrevido a afirmar alto y claro que esta economía capitalista, mata (sic).

La socialdemocracia fue la “tercera vía” que hubiera podido equilibrar la realidad, pero el modelo imperante neoliberal se la comió con patatas fritas como modelo global a seguir. Es Francisco quien más pistas sensatas de convivencia justa está aportando al mundo. Pero le faltan seguidores, incluso entre sus propias filas…

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“¿Qué hay de tóxico en cierto cristianismo?”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Miércoles, 29 de enero de 2025
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IMG_9572De su blog Beste aldera joan zen Jesus / Jesús se fue a la otra orilla:

Mejor ser cristiano sin decirlo que proclamarlo sin serlo
-San Ignacio de Antioquía, + 108 d.C., mártir y obispo-.

Me imagino que el abuso espiritual es una forma concreta del abuso de poder. Cuando se produce un abuso espiritual, la persona que pide ayuda se convierte en víctima en manos de un manipulador-verdugo que, de hecho, abusa del poder que se le ha concedido y arruina la vida de la persona que se le ha confiado.

La persona abusada sufre, siente miedo, ira, depresión, pero se le dice que el sufrimiento es parte del proceso de curación, que ésta es la voluntad de Dios, que debe ofrecer su sufrimiento en expiación por faltas no especificadas, que debe abrazar su cruz. Luego se calla y sigue adelante. También porque el abusador explica que su relación no se debe contar a nadie, que los demás no la entenderían.

Imagino, también, que no existe un perfil de víctima ideal. Todos estamos potencialmente en riesgo. Pero está claro que cuanto más frágil es la persona, más necesita encontrar apoyo espiritual, mayor es la posibilidad de caer en manos de un abusador. Quizás los únicos que están a salvo son aquellos que sospechan de todos, que nunca confían, mientras que cuanto más buena y abierta es la persona a los demás, más propensa pueda ser a entrar en esta diabólica situación. Me supongo que los abusadores son muy inteligentes para saber encontrar el lado débil de la persona en dificultad. Una persona en búsqueda, una persona que sufre y está dispuesta a abrir su corazón para buscar respuestas y alivio, puede caer más fácilmente en las trampas del abuso.

Los expertos suelen hablar de dos grandes tipos de abusadores. Está el abusador de buena fe. El que está convencido de que está haciendo el bien de la persona, el que se siente el salvador de la patria. En realidad es una persona que tiene una gran necesidad de los demás, que une a quienes le rodean a sí mismo porque no podría vivir sin ello. En realidad, aunque sea de “buena fe“, es una persona muy problemática. Y, en el otro extremo, estaría el narcisista perverso. Una mala persona, perfectamente consciente de lo que hace. Quiere el control total de la persona que tiene delante. Quiere manipular su conciencia, suscitar admiración, consenso y aplausos hacia él, llegando incluso al abuso sexual. Los dos tipos de abuso están estrechamente relacionados. Primero se toma el control del corazón, de la mente y después se controla incluso el cuerpo.

Entre los extremos, entre la “buena fe” y lo perverso, también puede estar la persona hiper-egocéntrica que tiene una gran neurosis y que, para calmar su ansiedad, utiliza su propia imagen para calmar su narcisismo. No le gusta la competencia de gente brillante, se rodea de seguidores, sólo quiere destacar su propia imagen. Incluso en el ámbito eclesial se confunde visibilidad con eficacia apostólica y la eficacia apostólica con los link (aplauso, visualizaciones, seguidores…).

Es necesario mantener un nivel alto de atención. También porque aquellas personas que tienen la responsabilidad de la guía espiritual deben dejar de lado la tentación de ser fascinantes y atractivos a toda costa. Ya hemos visto demasiados maestros espirituales que abusan de su encanto espiritual, intelectual,…, para otras cosas más espurias e inconfesables que nada tienen que ver con el servicio evangélico.

Desde la distancia de mi desconocimiento sobre la materia, hablar de abuso espiritual significa aventurarse en un terreno complejo. El abuso espiritual deforma, arruina, bloquea e inhibe el anuncio del Evangelio. Es una herramienta diabólica que algunos cristianos utilizan sin darse cuenta del daño que esto hace al anuncio de la salvación. Y, tan complejo, hablar sobre una religiosidad tóxica. Una religiosidad tóxica hasta puede parecer un oxímoron pero yo creo que es una triste realidad que se extiende a lo largo de los siglos y la historia de la comunidad cristiana.

Pero otro aspecto a tener en cuenta, y que es el motivo más directo de mi reflexión, es el de un cierto cristianismo tóxico. En ello me gustaría centrarme con algún detenimiento.

En lenguaje médico, una toxina es una sustancia que es nociva para un organismo vivo y pone en peligro su existencia. Se puede decir que un organismo sano es capaz de resistir la presencia de algunas sustancias tóxicas de forma proporcional al grado de salud que se disfruta y durante un tiempo limitado. Si la presencia de toxinas se vuelve predominante o se prolonga demasiado, puede poner en riesgo la propia supervivencia del organismo o provocar deterioros permanentes que reducen su rendimiento y calidad de vida.

¿Se puede trasladar la metáfora de la toxina a la vida espiritual de la Iglesia cristiana?

Yo creo que sí. Y seguramente un ejemplo de ello son ciertos episodios de abuso de conciencia, espiritual, etc. Es a la vez cierto y preocupante observar cuán enfermizas y enfermas son algunas experiencias de fe. Y creo que se puede hablar de patologías en ciertas experiencias cristianas de la fe. De hecho, el estado de enfermedad a menudo está entrelazado con la dinámica espiritual de la vida.

¿Cuáles son los patógenos prevalentes? ¿Cuáles son los patógenos recurrentes? ¿Es posible identificar al menos las principales cepas y elaborar una reflexión que no tenga la ambición de prescribir terapias fáciles, pero que al menos sugiera una primera evaluación?

Mirando hacia atrás, mirando alrededor y mirando hacia dentro, creo que la clave para detectar “perfeccionismos tóxicos”, “ambientes tóxicos”, “factores tóxicos”, “signos de infección”…, está precisamente en volver la mirada a Jesucristo (“poner los ojos fijos en Jesús Hebreos 12, 2-11) o en poner delante de nuestros ojos la Buena Nueva o el Evangelio del Reino de Dios. (Mateo 4, 17).

Yo creo que no existe una era poscristiana para quienes tienen fe. La nuestra es una época que tiene un régimen cambiado, un régimen global -cultural, social, político, jurídico, estético- que no está inspirado en el cristianismo. Es decir, una época que ya no es de cristiandad. Un cierto cristianismo ya ha acabado. Y tampoco pienso que debemos pensar en ello con nostalgia, ni debemos trabajar a tiempo y a destiempo, a toda costa, para salvar algunos restos de ese cristianismo.

Como también nos recuerda a menudo el Papa Francisco, estamos en un cambio de era (Evangelii Gaudium) y no podemos evitar preguntarnos con qué cristianismo podemos seguir creyendo hoy. Aquí está el gran desafío.

¿Con qué cristianismo podemos seguir creyendo hoy?

Son muchos los países en los que cierto populismo de derecha explota el elemento religioso como verdadero cemento cultural, como base identitaria de la comunidad nacional. Vemos el regreso de una visión formalista y culturalista de la religión, como un fenómeno formador de identidad y quizás excluyente. Incluso en el nivel político, un simplismo preocupante gana y se afirma en la muy compleja realidad de nuestro mundo globalizado.

¿Y qué decir del lema: Dios… Patria… Familia? En muchos sectores se ha afirmado, con razón, que ese lema es una blasfemia. Si hablamos de “Dios“, ¿nos referimos al Dios que nos dio a Jesús de Nazaret en los Evangelios? Jesús afirmó una distinción radical: “Dad al César lo que es del César, pero dad a Dios lo que es de Dios” (Mc 12, 17). ¿Y será la “Patria” ese alma sagrada de un país de fronteras inviolables? Ya en el Deuteronomio, escrito hace 2500 años, se le dice a Moisés que Dios: “ama al extranjero y dale pan y vestido” (Dt 10, 18). Y sería más prudente guardar silencio sobre la “Familia“. ¿De qué modelo familiar necesita nuestro mundo marcado por la cultura de la incertidumbre? Estas tres palabras juntas sólo generan confusión, e incluso perturbación, y debemos esperar que no sean la propuesta ideológica para gobernar un país.

Como decía antes, yo creo que, incluso detrás de ciertos episodios de abuso de conciencia, espiritual, etc., hay un cristianismo tóxico. Y digo “tóxico” porque es un cristianismo sin el Evangelio de Jesucristo.

¿Cómo se manifiesta el Reino de Dios?

¿Quién fue Jesús de Nazaret? ¿Cómo hizo presente a Dios? No fue un hombre poderoso de este mundo, no se presentó como dueño de la Ley, no se identificó con los justos, no se centró ante todo en el universalismo de la culpa y del pecado.

Anunció insistentemente que el “Reino de Dios” ya estaba presente. ¿Y cómo lo manifestó? Con su humanidad. Escuchó el grito de los pobres, de los enfermos, de las víctimas.

En su ‘compasión‘ no sólo nos mostró una opción de vida sino que hizo presente a Dios, lo inaccesible. Nos mostró quién es Dios. Por eso se identificó con los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los enfermos, los desnudos, los prisioneros: “Todo lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Abrió el camino a una fraternidad verdaderamente universal. Por lo tanto, Dios ‘reina‘ cuando nosotros, los discípulos, buscamos sanar creativamente este mundo enfermo, cuando vivimos y afirmamos la primacía de la compasión. Aquí está el rostro encarnado, histórico, samaritano y social de un cristiano.

Discernir e identificar resueltamente las “toxinas”

A partir del Evangelio, las “toxinas” de ciertas propuestas con marchamo cristiano y eclesial parecen evidentes. Y es evidente que aquellos que no están en sintonía con el Reino de Jesús están en sintonía consigo mismos y quizás con otros intereses. El discípulo cristiano o está en sintonía con Cristo o explota e instrumentaliza la “religión” a su servicio. Tenemos suficiente historia a nuestras espaldas para afirmar que sólo la compasión hace progresar a la humanidad. Que sin la ética del altruismo faltan las bases de una verdadera civilización. Que sin la práctica del servicio samaritano, tal y como se desprende del lavatorio de los pies que San Juan relata como paradigmático en la última cena, se vacía la fe cristiana por mucho ornamento eclesial que tenga.

Aunque la cristiandad ya pasó, seguimos estando llamados a creer en el Evangelio de Jesús para identificarnos con Él. Él mismo es el “Evangelio”. Este es el factor crucial y discriminante para nosotros. He aquí el fuego que mantendrá viva y fuerte la fe de la minoridad que marcará el futuro del cristianismo. Y esa minoridad sabe bien que Jesús no fue el Rey de la gloria… sino que eligió no bajar de la cruz para convencer a nadie del verdadero significado de su realeza.

Jesús se identificó así con el dolor de todas las víctimas inocentes, cruelmente sacrificadas en el anonimato más dramático. Los cristianos, siguiendo a Jesús, están llamados a tener los ojos bien abiertos para mirar cara a cara la injusticia y el absurdo del sufrimiento inocente. Aquí está el rostro de su “mística“. Una mística de los ojos abiertos.

No nos debe preocupar salvar los restos de una cristiandad que pasó a mayor gloria. Pero sí debemos aprender y saber discernir e identificar decididamente ciertas “toxinas” prepotentes, presuntuosas y narcisistas de una cierta presentación y experiencia del cristianismo en las antípodas del Evangelio y del Reino de Dios.

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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4.476 cristianos fueron asesinados por su fe en todo el mundo en 2024

Martes, 21 de enero de 2025
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Egipto_Cristianos perseguidosLa organización Puertas Abiertas cifra los cristianos perseguidos en 380 millones

Un total de 4.476 cristianos fueron asesinados por su fe en todo el mundo entre octubre de 2023 y el 30 septiembre de 2024, según la Lista Mundial de la Persecución (LMP) presentada este miércoles por la organización Puertas Abiertas, que clasifica los países donde los cristianos sufren la persecución y la discriminación más extremas

Nigeria sigue siendo responsable de la mayoría de los asesinatos, con un total del 69%, lo que corresponde a 3.100 cristianos asesinados allí durante este año de medición de la LMP

Un total de 4.476 cristianos fueron asesinados por su fe en todo el mundo entre octubre de 2023 y el 30 septiembre de 2024, según la Lista Mundial de la Persecución (LMP) presentada este miércoles por la organización Puertas Abiertas, que clasifica los países donde los cristianos sufren la persecución y la discriminación más extremas.

Según se desprende del informe, esta cifra es inferior a la del último documento, que se situaba en 4.998 personas, lo que supone 522 personas más. Incluso con este descenso en el número total, Nigeria sigue siendo responsable de la mayoría de los asesinatos, con un total del 69%, lo que corresponde a 3.100 cristianos asesinados allí durante este año de medición de la LMP.

Respecto a los cristianos en el África Subsahariana obligados a desplazarse por la violencia la cifra ha descendido a 16 millones, frente a los 16,2 del año anterior mientras que la cifra de cristianos en el mundo que se enfrentan niveles altos de persecución asciende a 380 millones, frente a los 365 de 2024.

En cuanto a los ataques a hogares, tiendas o negocios cristianos por razones de fe, ascienden a 28.368 frente a los 21.431 del año anterior. Por el contrario, se ha producido un descenso en el número de iglesias atacadas, que ha pasado de 14.766 a 7.679 casos registrados. Entre estas “violaciones directas y visibles” expone que se encuentran la destrucción de edificios eclesiásticos, la interrupción de los cultos religiosos por parte de grupos parapoliciales y las detenciones y encarcelamientos de líderes religiosos.

Aumenta la persecución

Según la organización, en los 32 años de informes de la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas, la persecución cristiana ha aumentado. En la actualidad, más de 380 millones de cristianos sufren altos niveles de persecución y discriminación por su fe. Esto indica que supone que uno de cada siete cristianos de todo el mundo es perseguido.

El informe también revela que el número de cristianos detenidos, condenados o encarcelados sin juicio aumentó un 15% en la LMP 2025. Así, el número de detenciones pasó de 3.329 a 3604, y el de condenas de 796 a 1.140.

Corea del Norte repite primera posición

En el caso de Corea del Norte –que ha permanecido en primera posición desde 2002, a excepción del informe del año 2022–, el informe recalca que en este país no existe la libertad de religión o creencia, la libertad de reunión ni la libertad de expresión. “El aislamiento del país dificulta obtener cifras exactas, pero Puertas Abiertas calcula que hay entre 300.000 y 500.000 cristianos en Corea del Norte. Para estos cristianos, es casi imposible reunirse para celebrar un culto. Quienes se atreven a hacerlo deben mantener un secreto absoluto para garantizar su supervivencia”, apunta.

Asimismo, señala que “si el Gobierno norcoreano descubre a cristianos, estos enfrentan deportación a campos de prisioneros políticos, trabajos forzosos o incluso la ejecución”. Además, alerta de la situación de las mujeres y niñas norcoreanas que huyen a China, que “son especialmente vulnerables a la trata sexual“.

También destaca el caso de Kirguistán en la última Lista Mundial de la Persecución, que ha subido su posición catorce puestos hasta el número 47, lo que supone su primera aparición en el Top 50 desde 2013. En este sentido, el analista de la Unidad de Investigación World Watch, Rolf Zeegers, ha explicado que “antes de que el actual presidente, (Sadyr) Zhaparov, tomara el poder en enero de 2021, Kirguistán era conocido como el país menos autoritario de la zona de Asia Central“. En todo caso, ha añadido que, desde entonces, se ha introducido un amplio conjunto de leyes “más represivas” y un “aumento de las restricciones de libertad religiosa“.

En esta misma línea, Kazajistán ha aumentado su puntuación tres puntos en la Lista Mundial de la Persecución, lo que la ha llevado a subir nueve puestos hasta el puesto número 38, debido al “endurecimiento” de los controles gubernamentales. El estudio revela que los investigadores han registrado informes de redadas policiales durante cultos, así como abusos sexuales a mujeres cristianas.

Sudán sube tres puestos

Igualmente, en la lista destaca el caso de Sudán, que ha subido tres puestos hasta la quinta posición, debido a la “intensificación” de la guerra civil. Del informe se desprende que el país ha experimentado un aumento en el número de cristianos asesinados y agredidos sexualmente, así como en ataques a hogares y negocios cristianos. Más de 7.7 millones de personas fueron desplazadas internamente a mediados de 2024, lo que lo convierte en la peor crisis de desplazados del mundo.

Por su parte, Nigeria (7) sigue siendo uno de los lugares más peligrosos para los cristianos, según el estudio. Este revela que continúan los ataques por parte de la milicia Fulani y los grupos yihadistas, donde los cristianos son perjudicados de manera “desproporcionada”.

En cuanto a Yemen (3), que ha subido 4.6 puntos en la lista, la guerra civil en curso ha creado un “espacio de opresión” contra las minorías, incluidos los cristianos. La lucha entre el ejército de Myanmar y una multitud de milicias opositoras ha aumentado su puntación hasta el nivel de persecución extremo, que reúne a los trece primeros países en la Lista Mundial de la Persecución.

IA contra cristianos en China e Irán

El estudio también señala que Gobiernos de países como China (15) e Irán (9) utilizan sistemas de vigilancia basados en IA para rastrear, vigilar y reprimir a cristianos y otros grupos “indeseables“. De hecho, indica que China es el Estado con mayor avance en materia de vigilancia. “Las iglesias no registradas se consideran ilegales, ya que las autoridades aplican cada vez con más regularidad las normativas y endurecen las políticas”, asegura.

Así, la organización Puertas Abiertas subraya en el informe que en Corea del Norte (1), Somalia (2), Yemen (3), Libia (4), Sudán (5), Eritrea (6), Nigeria (7), Pakistán (8), Irán (9), Afganistán (10), India (11), Arabia Saudía (12) y Myanmar (13) el nivel de persecución es “extremo”.

Libertad religiosa, “prioridad fundamental

La organización ha instado a las instituciones internacionales y a los Gobiernos a “promover y proteger la libertad religiosa y de creencias como prioridad fundamental en política exterior y relaciones diplomáticas, tanto bilateral como multilateralmente, incluyendo el Examen Periódico Universal (UPR) del Consejo de Derechos Humanos de la ONU“.

Además, ha pedido “aprovechar” las “oportunidades” que brindan las negociaciones comerciales para promover los derechos humanos y la libertad religiosa (FoRB) en todo el mundo. Además, entre las recomendaciones, ha llamado a trabajar con actores humanitarios y colaboradores de “confianza” para promover la alfabetización religiosa entre el personal “con el fin de evitar el trato discriminatorio en la distribución de la ayuda“.

Finalmente, ha demandado reconocer “las preocupaciones en materia de derechos humanos relacionadas con la tecnología emergente y tomar la iniciativa en el desarrollo de normas internacionales y marcos éticos relativos a la exportación y el uso de dicha tecnología e IA en todo el mundo”.

Fuente Religión Digital

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“La crucifixión blanca y el dolor del mundo”. Por Josefa Elizondo.

Viernes, 17 de enero de 2025
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IMG_9404“Mi pintura no representa el sueño de un pueblo, sino el de toda la humanidad”

“La crucifixión blanca recoge la suma de dolor provocado por los pogromos, el antisemitismo y el avance de la política nazi”

“Tendido en la cruz, Jesús lleva el talid, el manto de oración usado por los judíos y en torno a él están representados tres patriarcas bíblicos y una matriarca, vestidos con trajes tradicionales”

“Dios entregó a su Hijo por nosotros para que se convirtiera en el hermano de todos los abandonados y los llevara a Dios”, ha recordado J. Moltmann, un teólogo de nuestros días atento a lo universal del sufrimiento y a la universalidad de la esperanza”

“Mi pintura no representa el sueño de un pueblo, sino el de toda la humanidad”.

La obra La crucifixión blanca del artista bielorruso Marc Chagall ha llegado a Roma desde Chicago con motivo del Año Santo. Se expone en el museo del mismo nombre con sede en el palazzo Cipolla, en la céntrica vía del Corso. El Papa, que la visitó el pasado mes de diciembre, la había mencionado como obra preferida pues “no es cruel, sino llena de esperanza. Muestra un dolor lleno de serenidad”. Ante ella se hace verdad que contemplar un cuadro es ver lo que otros han mirado. En este caso, con una mirada que suma memoria y compasión.

Obra de un judío errante

La tela, habitualmente en el museo de Chicago, fue pintada en 1938 en París, donde su autor residía desde un tiempo atrás con su familia tras sucesivos traslados. En uno de los momentos más oscuros y trágicos de la historia de Europa: Hitler iba a invadir Polonia el año siguiente y para los judíos había empezado el tiempo del dolor.

IMG_9407Marc (Moishe) Chagall nació en 1887 en Liozna, cerca de Vitebsk, en la actual Bielorrusia; pertenecía a una familia judía integrada en aquella comunidad local de la que tenemos noticias por los Relatos jasídicos de Martin Buber y las descripciones que han recuperado trazos de la vida de los judíos en los pequeños núcleos urbanos y los schtetl de la Europa del Este. Una cultura y una lengua, el yidish, que corrieron el riesgo de la total extinción.

 En su propio recuerdo: Lo primero que vieron mis ojos fue un abrevadero. Sencillo, cuadrado, medio hueco, casi oval. Un abrevadero de mercado. Cuando estaba dentro, lo ocupaba totalmente. No me acuerdo ya –¿fue mi madre quien me lo contó?– pero en el mismo instante en que nací, en una casita cercana a la carretera en las afueras de Vitebsk, detrás de una cárcel, estalló un gran incendio….  Sin embargo, esa casita cercana a la carretera de Peskovatik ha permanecido intacta. La vi no hace mucho. Mi padre, apenas se hubo enriquecido, la vendió. Me recuerda el chichón en la cabeza del rabino verde que pinté, o una patata, flotando en un barril de arenques y bañada en salmuera. Al contemplar esta casita desde lo alto de mi reciente “grandeza”, me agitaba y me preguntaba: “Realmente: ¿Cómo he podido nacer aquí? ¿Cómo puede uno respirar en este lugar?”. Cuando mi abuelo, el de la barba larga y negra, murió honradamente, mi padre compró, por cuatro rublos, otra propiedad…

 Y guardó de por vida la imagen del padre con las manos ateridas y oliendo a salmuera, pero con algunos dulces que ofrecer al regreso de su fatiga diaria.

Mi vida es el único libro que escribió. “Sus palabras –dice un comentario– son como sus colores, felicidad y melancolía, verdad o ensueño, que alzan el vuelo con los personajes de sus cuadros, tan concretos como milenarios. Tan rotundos. Aquí se dibujan los años transcurridos en Vitebsk, su humilde ciudad natal, en el seno de una familia entrañable, pobre, que utilizaba sus cuadros para sacudirse la tierra de los zapatos. Allí asoman San Petersburgo y Moscú, los años de aprendizaje y la apertura de un nuevo mundo para el joven pintor. Más allá París y su bohemia, el taller de La Ruche, luego la Gran Guerra y el retorno a una Rusia en la que estalla la revolución bolchevique en un telón de fondo rasgado de tristeza”.

En el año 1938

Creada en ese año, La crucifixión blanca recoge la suma de dolor provocado por los pogromos, el antisemitismo y el avance de la política nazi. No es el único cuadro que Chagall dedicó al Crucificado, pero sí el de mayor tamaño y el más conocido.

Tendido en la cruz, Jesús lleva el talit, el manto de oración usado por los judíos y en torno a él están representados tres patriarcas bíblicos y una matriarca, vestidos con trajes tradicionales. A ambos lados de la cruz, Chagall deja entrever la devastación de los pogromos y el saqueo de una aldea que obliga a los habitantes a huir en barco. Tres figuras escapan a pie, una de ellas porta la Torá en la mano. A la derecha, aparece una sinagoga con el arca de la Ley en llamas mientras que en la parte inferior una madre consuela a su niño.

La figura de Jesús, con la cabeza hacia adelante, y la tradicional aureola blanca que simboliza la santidad, focaliza nuestra mirada. La luz parece volcarse sobre el Siervo/el Crucificado y sobre la cruz aparecen las iniciales latinas INRI y la misma leyenda en caracteres hebreos. La escalera, tantas veces presente en los óleos sobre el Descendimiento, puede entenderse también como la versión judía de la escala que representa la unión entre el cielo y la tierra, de la humanidad y Dios. El color blanco domina la visión del Siervo sufriente pese a estar rodeado de destrucción, temor, huidas, incendios y, en definitiva, de todos los sufrimientos de una historia que era también la suya.

El autor pintó la tela en 1938, en París, donde desde hacía un tiempo residía con su familia. Europa estaba viviendo uno de los momentos más oscuros y trágicos de su historia: Hitler invadiría Polonia el año siguiente y, sobre todo para los judíos, había empezado el tiempo del mayor dolor pues precisamente en el otoño de 1938 la “Noche de los cristales rotos” marcó el inicio de la terrible persecución antisemita realizada por el nazismo. Un año antes de que Chagall pintase La crucifixión blanca, Pablo Picasso completaba su Guernica, y es interesante observar cómo los dos pintores −que se conocían y se trataban− han reflejado de manera tan distinta lo trágico de la existencia humana.

Palabras que resuenan 

IMG_9406Al mirar el cuadro, que expresa con los colores, los símbolos y las figuras que muestran la originalidad de este pintor, cabe asociar una cadencia que debió escuchar en la sinagoga de Vistebk: la de los Cantos del Siervo que carga con los sufrimientos del pueblo y agrieta el muro de su dolor. Y, dada la presencia de la ortodoxia del Rus de Kiev en aquel  lejano óblost junto con la andadura del artista por otros países en los que aceptó encargos, es fácil pensar que esta Crucifixión -que condensa todas las cruces- glosa la recomendación de la carta a los Filipenses hecha a los cristianos de todos los tiempos:Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” 

“Dios entregó a su Hijo por nosotros para que se convirtiera en el hermano de todos los abandonados y los llevara a Dios”, ha recordado J. Moltmann, un teólogo de nuestros días atento a lo universal del sufrimiento y a la universalidad de la esperanza.

Fuente Religión Digital

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“Huir de Sodoma”, por Carlos Osma

Jueves, 9 de enero de 2025
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IMG_9029Esperando con fe en que el año que comienza traiga un cielo y una tierra, no sabemos si nuevos pero, por lo menos, con menos dolor, sangre y sufrimiento, con más autenticidad y menos miedos, traemos este artículo duro, pero certero, que Carlos ha  publicado en su blog Homoprotestantes:

Quienes hemos vivido en dos mundos de galaxias diferentes, quienes tenemos la sensación de haber habitado dos vidas totalmente distintas, quienes pasamos fronteras, umbrales, límites, dejando una parte nuestra —aunque en realidad no éramos del todo nosotras— hacia vidas tan inimaginables como necesarias para nuestra existencia; hay momentos en los que paramos y miramos hacia atrás. Y al volver la mirada vemos las llamas, el humo, la destrucción y la muerte en Sodoma, el lugar donde nacimos, donde nos educaron para que no fuéramos nosotres. Observamos los escombros del que un día fue nuestro hogar, aunque nunca llegara a serlo realmente, donde quisimos y quisieron a quienes pensaban que éramos, donde aprendimos a rechazarnos, a odiarnos, a ocultarnos. A sobrevivir.

Esa otra vida envuelta en penumbras ya, tiene una extraña relación con la de ahora, es el lugar de donde venimos, es absurdo ocultárnoslo, aunque hubiera sido mejor no haber estado allí. A veces la idealizamos, la transformamos, la pensamos como no fue para que no nos duela tanto. Para, recreándola, hacerla desaparecer y así liberarnos, curando la herida que nos ha dejado. Pero esa herida, de la misma manera que no duele como cuando estaba abierta, tampoco puede desaparecer. Queda la marca, que es nuestra historia, porque nosotres no tenemos comunidades, instituciones, tradiciones que rememoren nuestras batallas —ni las ganadas, ni las perdidas— tenemos únicamente nuestros cuerpos para leernos. Y se resiente, ¡cómo se resiente!, cuando giramos la cabeza y miramos hacia Sodoma.

Por eso nunca entenderé a quienes habiendo pasado por todo esto, son incapaces de desear algo diferente, algo nuevo, algo que les dé oxígeno, espacio, vida. Y se embarcan vez tras vez —mientras relatan sus tormentos en Sodoma— en construir el mismo mundo del que salieron. Como si no hubiera otra posibilidad de existencia, como si estuvieran condenados al no amar, al no sentir, al no ser. Como si hubieran interiorizado el odio del que fueron objeto y solo fueran capaces de construir desde allí, no desde la herida que desea ser sanada, o la sed que busca ser saciada, sino desde el odio que busca resarcirse, que necesita venganza. Las nuestras son unas vidas que deberían buscar justicia, y en la Sodoma que conocimos no había ni un ápice de ella. Hay que huir de Sodoma, no volverla a edificar.

Estoy convencido de que nos equivocamos si pensamos que la ciudad donde crecimos ya no existe, que está lejos, o en un enclave que podemos fácilmente ubicar. En Sodoma hay formas opresivas de mirar y representar los cuerpos, de leer los textos bíblicos, de entender el deseo y al amor. Hay un dentro y un fuera, un nosotros y un ellos, verdad y mentira; además de miles de maneras perversas de representar la fe, la esperanza y el amor. Hay alambradas, policías, sacerdotes, extranjeros, jueces, médicos, hombres vestidos de mujer, feministas terf, defensores de la patria, de las verdades de toda la vida, y de los privilegios de quienes los han conseguido por la fuerza.  Allí al principio no es el Verbo, sino el olor a incienso, el fuego abrasador, los chantajes emocionales, la mentira, el maltrato, las condenas y las amenazas. En Sodoma los opresores no son enemigos, sino compañeras, hermanos, amigues, tu propia familia. Es una ciudad que existe y visitamos en algunos de nuestros deseos, en el reencuentro con una persona del pasado, en un discurso fundamentalista cristiano, en las propuestas fascistas de la extrema derecha.

Quizás la mujer de Lot se convirtió en una estatua de sal porque al girarse miró con nostalgia la Sodoma de la que huía. Y quizás sea eso lo que le está pasando hoy a tanta gente a nuestro alrededor. Personas que no hace tanto escaparon por los pelos del fuego —siendo testigos de cómo acabaron abrasadas quienes no pudieron hacerlo— y ahora desearían no haber salido nunca de aquella ciudad. ¡Que la sal las conserve petrificadas por los siglos de los siglos! Nosotres no podemos hacer otra cosa más que correr, alejarnos de Sodoma, buscando lugares donde poder vivir a salvo con las personas a las que amamos, con nuestra nueva familia. Si miramos hacia atrás que sea solo para coger impulso, para recordar de dónde fuimos liberados, qué es lo que debemos transformar, en qué no podemos transigir, y qué nos espera si desfallecemos. Sodoma nos hizo daño, no es nuestro hogar, pero nos ha enseñado como no debemos construirlo. El mundo que buscamos está en dirección contraria.

Carlos Osma

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“Jubileo de la Esperanza”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Sábado, 4 de enero de 2025
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imageCon la apertura del Jubileo se nos invita también a meditar sobre el tema de la esperanza. La necesitamos, en este contexto actual, tan desgarrado de jirones, tan desgarrado de dolores, en el que nos esforzamos por recomponer el hoy, sofocando en las urgencias del presente un atisbo de un posible buen futuro. Y es bueno, aun en la inflación que todo tema decisivo conlleva cuando se coloca en el primer plano, tener la oportunidad de preguntarnos qué esperanza cultivamos, como personas, como comunidad, incluso como mundo.

Al siglo XX de utopías que atraían y luego reducían los movimientos de la esperanza, atándola a sí misma en su desaparición, el siglo XXI no ha sabido oponer todavía más que pequeñas metas, horizontes estrechos, administración o gestión de lo ordinario. Urge la esperanza, con su carga de tensión hacia el mañana, su porte profético, su llamada a la responsabilidad por el hoy y, para los que tienen fe, en su intersección con lo eterno de Dios, en el despliegue del tiempo más allá del tiempo.

Para los creyentes, la esperanza es la hermana de la fe, aunque, como señaló Charles Peguy en espléndidos versos, es la hermana olvidada: «La pequeña esperanza avanza entre las dos hermanas mayores y nadie la mira», y sin embargo es ella «la que hace caminar a las otras dos». Para el autor de la Carta a los Hebreos, la esperanza descansa y se apoya en la fe: «La fe es el fundamento de lo que se espera»: verso que Miguel de Unamuno parafraseó con finura: «La fe es, pues, fe en la esperanza: creemos lo que esperamos».  Nosotros, hombres y mujeres de camino, creemos lo que esperamos, damos fe a lo que tendemos y a lo que deseamos que sea posible, dando así raíz a la existencia: “La esperanza es nuestro interior, el soporte de la vida; la esperanza es lo que vive; sólo quien espera recibe la vida”.

Son de nuevo palabras de Miguel de Unamuno, tan profundas en su entrelazamiento, indisoluble, de vida y esperanza: «la esperanza es lo que vive», pues «sólo quien espera recibe la vida», donde por vida se entiende ese enraizarse en el aquí y ahora con la mirada puesta en el más allá, con posturas activas, con hambre de futuro, con responsabilidad por el momento presente, por uno mismo y por los demás: porque la esperanza, si es verdadera, nunca es evasión, sino que -como recordaba Ernst Bloch en “Principio de esperanza”- abre el yo, en su anhelo universal, en su sueño, en su deseo que todos habitan, hacia una condición que ya es para hoy mejor.

Para quien cree, significa no dejarse vencer por una tentación siempre viva, a saber, la de posponer la ética de la esperanza al Reino venidero, a la parusía, con la conciencia de que la escatología no rechaza el presente, sino que lo ilumina y orienta, según la lección de Jürgen Moltmann y su “Teología de la esperanza”: si consideramos fiable la promesa del retorno de Cristo, no podemos rechazar su encarnación en la historia, esa historia hacia la que podemos sentirnos responsables y hacia la que podemos esperar una humanidad mejor. Que todo esto en la concreción de nuestra vida cotidiana exige la necesidad de aprender la esperanza («lo importante es aprender a esperar» decía Ernst Bloch), no concediendo espacio al mal que está ahí, para que no se haga dueño del futuro.

La esperanza es educación de la mirada, del sentimiento, de la vida, superando la pequeña frontera de nuestras seguridades o de nuestros pesimismos. A veces nos contentamos con tener en el puño, fuertemente apretados, algunos granos de trigo, y no queremos realmente ver florecer campos sin límites, prometedores de esperanza. La actitud es la del sembrador, la de quien siembra la semilla confiándola (y confiándose) al futuro, que para el cristiano no excluye, sino que abraza la dimensión de lo eterno, puesto que «no sólo actúa en el tiempo, sino que espera los frutos de la eternidad cuya semilla siembra en el tiempo. Y ésta es nuestra esperanza.

Por tanto, los peregrinos de la esperanza que somos los cristianos tratamos de sembrar en el tiempo para un fruto de eternidad, siempre, sin embargo, sin rendirnos y sin abdicar del presente y, de este modo, dando sentido a nuestros días, ya que la esperanza nos abre al deseo y, por tanto, a la alegría: «La vida activa es conducida aquí abajo, por la fe, en la peregrinación sobre esta tierra, donde la beatitud sólo está en la esperanza» (Meister Eckhart).

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

(Remitido por el autor)

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Posdata: Tal vez sea bueno volver a leer a Charles Peguy y “El pórtico del misterio de la segunda virtud”. Una lectura, entre otras, que nos puede acompañar también durante el Jubileo de la Esperanza.

 

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2025, bajo el signo de la confianza.

Miércoles, 1 de enero de 2025
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camino

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.

*

Salmo 139 (138)

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“La esperanza no defrauda (Rom 5,5). A propósito del próximo jubileo”, por Consuelo Vélez

Viernes, 27 de diciembre de 2024
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IMG_8984De su blog Fe y Vida:

” Hemos de ser testigos de la esperanza para construir un mundo donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos”

“Mirando la realidad de los pobres, el año jubilar nos pide ser signos de esperanza para tantos hermanos y hermanas con rostros tan diferentes de pobreza: las personas privadas de la libertad, los enfermos, los afectados por alguna discapacidad, los jóvenes que tantas veces temen que sus sueños se derrumben; los migrantes, exiliados, desplazados y refugiados tan necesitados de una efectiva solidaridad internacional para seguir adelante con sus vidas”

“En este año jubilar se celebrarán 1700 años del primer Concilio de Nicea y se acaba de realizar el sínodo de la sinodalidad”

Con esta cita bíblica, el papa Francisco convocó el “Jubileo de la esperanza que comenzará el próximo 24 de diciembre y terminará el 6 de enero de 2026. Un año jubilar es un tiempo especial que se vive en la Iglesia, llamando a acoger la misericordia de Dios, es decir, tiempo de perdón y reconciliación, para fortalecer la vida cristiana. Se inspira en la tradición judía del jubileo que se proponía cada 50 años, como una oportunidad de que todo judío que hubiera perdido su tierra pudiera recuperarla. También los esclavos podían recuperar su libertad. De esa manera se garantizaba la oportunidad de tener un nuevo comienzo.

El primer jubileo de la Iglesia católica fue declarado por el Papa Bonifacio VIII el 22 de febrero de 1300 quien propuso celebrarlos cada cien años. Con el paso del tiempo se fue acortando el tiempo entre cada jubileo hasta llegar a realizarlo cada 25 años. En el año 2000, convocado por Juan Pablo II, se celebró el jubileo conmemorando los dos mil años del nacimiento de Jesucristo y ahora Francisco, propone este jubileo continuando la tradición. Cabe anotar que en 2015 había convocado un jubileo “extraordinario” para celebrar el 50 aniversario del fin del Concilio Vaticano II y lo dedicó a la misericordia, tema tan central del evangelio y también de su pontificado.

En tiempos donde parece que la esperanza se pierde y se vive en el inmediatismo, con más señales de pesimismo y decepción que de esperanza en el futuro, la propuesta de este jubileo es la de ser “testigos de la esperanza”, revitalizando así esta virtud teologal -don de Dios, al igual que la fe y el amor- para dar testimonio, como dice la carta de Pablo a los Romanos, de que la esperanza cristiana no defrauda porque se cree en el Dios vivo revelado en Jesucristo que lejos de irse de la historia, está aquí, acompañando nuestro caminar, llenándonos de su gracia para no decaer en la construcción de un mundo más justo y en paz.

La Bula de convocación a este jubileo afirma que la esperanza cristiana no defrauda porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor divino (Rm 8, 35-39). Por eso, esta esperanza no cede ante las dificultades: se fundamenta en la fe y se nutre en la caridad y de este modo podemos seguir adelante en la vida. Invita a reconocer los signos de esperanza de nuestro mundo hoy, ver todo lo bueno que hay en él para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia. Es así como este jubileo nos convoca a reconocer algunos signos de esperanza tales como la paz para nuestro mundo que contrarreste tantas guerras en la actualidad.

Mirando la realidad de los pobres, el año jubilar nos pide ser signos de esperanza para tantos hermanos y hermanas con rostros tan diferentes de pobreza: las personas privadas de la libertad, los enfermos, los afectados por alguna discapacidad, los jóvenes que tantas veces temen que sus sueños se derrumben; los migrantes, exiliados, desplazados y refugiados tan necesitados de una efectiva solidaridad internacional para seguir adelante con sus vidas. En otras palabras, es sembrar la esperanza defendiendo la vida y los derechos de los más débiles. No podemos acostumbrarnos o resignarnos a las situaciones de pobreza. Por el contrario, debemos ser testigos de esperanza para tantos millares de pobres que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir.

El papa Francisco haciendo eco a la palabra de los profetas recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos. De ahí que en este año jubilar el papa llama a que el dinero usado para la guerra se emplee para erradicar el hambre en el mundo. De igual manera hace un llamado a las naciones más ricas para que condonen la deuda de los países que nunca podrán pagarla. Además, recuerda que desde los tiempos apostólicos los pastores se han reunido en concilios o sínodos para tratar diversos temas doctrinales y disciplinares. Precisamente en este año jubilar se celebrarán 1700 años del primer Concilio de Nicea y se acaba de realizar el sínodo de la sinodalidad. Por este motivo, Francisco señala que el año jubilar puede ser la oportunidad de concretar una Iglesia sinodal que hoy se advierte como expresión cada vez más necesaria para una evangelización eficaz.

El Papa abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 24 de diciembre. El siguiente domingo abrirá la Puerta Santa de la Catedral de San Juan de Letrán y el 1 de enero de 2025 abrirá la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor. Por último, el domingo 5 de enero abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo extramuros. Los peregrinos que vayan a Roma durante este año jubilar tendrán la oportunidad de vivir esta gracia ofrecida, cruzando simbólicamente esas Puertas Santas. Para los que no pueden viajar -la mayoría- el 29 de diciembre en todas las catedrales, los obispos diocesanos celebrarán la apertura del año jubilar y los creyentes de cada lugar podrán vivir el jubileo desde sus respectivas catedrales u otros lugares que los obispos designen en sus diócesis. Junto a las visitas a estos lugares designados se espera que los fieles realicen obras de misericordia y de penitencia.

Dispongámonos a vivir este año jubilar, como señaló el papa Francisco, manteniendo la esperanza que no declina porque es la esperanza de Dios. Que recuperemos la confianza necesaria, tanto en la sociedad como en la Iglesia, en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto a la creación. Hemos de ser testigos de la esperanza para construir un mundo donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos, con la confianza puesta en el Dios que siempre cumple sus promesas.

(Foto tomada de: https://www.diocesisdezamora.es/noticias/ver-jubileo-de-la-esperanza-837)

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Distrito escolar de Texas prohíbe la Biblia por su contenido sexual “manifiestamente ofensivo”

Viernes, 27 de diciembre de 2024
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IMG_9101Quién juega con fuego…

Los cristianos se quejaron de que la Biblia quedó atrapada en la prohibición del “contenido sexual” en las bibliotecas escolares.

Por Greg Owen Viernes, 20 de diciembre de 2024

Basándose en un nuevo mandato estatal de Texas que prohíbe la lectura de material en las bibliotecas escolares que “describe, representa o retrata una conducta sexual de una manera patentemente ofensiva”, los funcionarios de un distrito escolar en el Panhandle de Texas recientemente retiraron la Biblia de los estantes de la biblioteca.

Luego la volvieron a colocar.

En un correo electrónico a los padres del distrito rural en expansión, el superintendente escolar Darryl Flusche escribió: “El proyecto de ley HB 900, que se aprobó durante la última sesión legislativa, establece estándares para bibliotecas que restringen el contenido en las bibliotecas escolares. Este estándar para el contenido de las bibliotecas prohíbe los libros que tienen un caso de contenido sexual como el descrito anteriormente. Por lo tanto, el HB 900 no permite que numerosos libros, incluido el texto completo de la Biblia, estén disponibles en la biblioteca escolar”.

Flusche hizo que los empleados retiraran el texto religioso de los estantes.

Algunos padres en el distrito del oeste de Texas no estaban contentos, informa ABC Amarillo.

Me parece absurdo que el Buen Libro haya sido desechado junto con los libros malos”, dijo la madre Regina Keeney durante los comentarios públicos en una reunión de la junta escolar del 9 de diciembre. “En una época en la que necesitamos guardias de seguridad y ventanas y puertas a prueba de balas, creo que tener la palabra de Dios a disposición de nuestros niños no solo puede prevenir la violencia, sino también brindar consuelo y una sensación de seguridad en un mundo caótico”.

La eliminación provocó una consulta con el autor del Proyecto de Ley 900 de la Cámara de Representantes, el representante estatal republicano Jared Patterson, y una reevaluación por parte del distrito escolar. “Después de recibir una aclaración del representante Patterson sobre el contenido de la biblioteca, reevaluamos las pautas y estamos contentos de tener la Biblia disponible en cada una de nuestras bibliotecas del Distrito Escolar Independiente de Canyon”.

La Biblia se ha convertido en un punto de conflicto en varios estados y distritos escolares de todo el país, ya que los funcionarios nacionalistas cristianos buscan borrar la línea que separa a la iglesia del estado imponiendo la teología cristiana en las escuelas y en el gobierno.

En Oklahoma, el superintendente de las escuelas estatales, Ryan Walters, ordenó la compra de 55.000 copias de la llamada Biblia de Trump, que contiene el Antiguo y el Nuevo Testamento junto con la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos, fusionando la iglesia y el gobierno para los estudiantes en un solo texto. Walters ha ordenado que se coloque una copia de esa Biblia en cada aula de Oklahoma. Walters también ordenó a los maestros del estado que reproduzcan un video para los estudiantes de Walters orando por Trump.

En Luisiana, un juez federal bloqueó recientemente una nueva ley aprobada por los legisladores estatales que ordenaba que los Diez Mandamientos se exhibieran en todas las aulas de las escuelas públicas del estado.

Luisiana es el primer estado que intenta promulgar una ley que obligue a exhibir las directivas bíblicas desde que la Corte Suprema anuló una ley similar en Kentucky en 1980 por violar la Primera Enmienda. El juez calificó el mandato de Luisiana de “inconstitucional a primera vista“.

Fuente LGBTQNation

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Navidad ¿Qué va a cambiar?

Miércoles, 25 de diciembre de 2024
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¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

*

Maurice Zundel

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***

           El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

           Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

           Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

*

W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

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“Aunque es de noche: El motivo de la noche oscura en San Juan de la Cruz”, por Mariano Delgado

Sábado, 14 de diciembre de 2024
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“La crisis actual de Dios es una ‘crisis de fe'”

“La experiencia mística de Juan de la Cruz se entiende entonces como un camino a través de la noche oscura (activa y pasiva) de los sentidos, como un desprendimiento radical de nuestros apegos a las cosas de este mundo, como una dolorosa superación de nuestro egocentrismo, como una búsqueda de Dios sin forma, imagen ni figura”

“Juan de la Cruz toma esta relación amorosa como matriz para la verbalización poética de su experiencia mística, que le condujo a la unidad inseparable del amor a Dios y del amor al prójimo”

“La crisis actual de Dios es una «crisis de fe». Nos resulta difícil encontrar un camino de fe responsable entre la Escila del agnosticismo creciente de muchas personas de buena voluntad y la Caribdis del cristianismo-aleluya de evangélicos y carismáticos católicos”

IMG_8395San Juan de la Cruz (1542-1591) es considerado el místico de la «noche oscura». En su estudio Saint Jean de la Croix et le problème de l’expérience mystique (París 1924), Jean Baruzi calificó la «noche oscura» como la creación más original e incluso el único auténtico símbolo de su mística. Muchos autores le han seguido. La experiencia mística de Juan de la Cruz se entiende entonces como un camino a través de la noche oscura (activa y pasiva) de los sentidos, como un desprendimiento radical de nuestros apegos a las cosas de este mundo, como una dolorosa superación de nuestro egocentrismo, como una búsqueda de Dios sin forma, imagen ni figura.

Tal interpretación se basa en parte en la prosa del propio Juan de la Cruz, que comparaba su experiencia de Dios con la ardua ascensión a una montaña por un camino angosto y oscuro. Una vez alcanzada la cima, uno se encuentra de frente con la absoluta NADA, porque Dios está ausente, oculto (Deus absonditus), pues es el completamente Otro para nuestros sentidos, que permanece oscuro y elude cualquier intento de comprenderlo o «aprehenderlo». Entonces sólo queda clamar: «¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido?»

 Los comentarios en prosa pretenden encajar la experiencia mística, que es «simbólica» en sus poemas, en el lecho de Procusto de la teología escolástica y mística. No es de extrañar que Juan de la Cruz interrumpiera su obra tras comentar sólo dos de las ocho estrofas de su poema más famoso «En una noche oscura». Pues los comentarios oscurecen en parte el rayo divino que destella en los poemas. Su experiencia de la noche oscura parece más accesible si miramos los poemas. Pues como decía Hans Urs von Balthasar, san Juan de la Cruz fue elevado a la categoría de Doctor de la Iglesia más bien como poeta que como prosista.

¡Oh noche que juntaste…! 

Su poema más famoso se caracteriza por la dinámica de un éxodo sereno y anhelante en una noche oscura hacia un encuentro estimulante que nos proporciona la experiencia de sabernos amados y nos hace olvidar todas nuestras preocupaciones. A primera vista, ésta es también la estructura de una relación amorosa humana feliz, razón por la cual el poema atrae a los lectores incluso sin una interpretación teológica. Juan de la Cruz toma esta relación amorosa como matriz para la verbalización poética de su experiencia mística, que le condujo a la unidad inseparable del amor a Dios y del amor al prójimo.

Él –que apenas llegaba a 150 cm de estatura a causa del raquitismo infantil, una enfermedad de los pobres– sabía que a partir de cierto momento de su vida fue «buscado», «tocado», «llagado» y «trocado» o transformado por Dios; y sabía que la iniciativa había partido del propio Dios, que nos amó primero (cf. Jn 15,16) y que nos busca mucho más intensamente de lo que nosotros podamos buscarle a él.

El poema habla de la «noche» de dos maneras. Por un lado, es la noche oscura de la salida «con ansias en amores inflamada … / estando ya mi casa sosegada». Por otro lado, es la noche del feliz encuentro, al que se acude «sin otra luz y guía / sino la que en el corazón ardía». Este guía, metáfora en última instancia de la «fe» en la noche oscura de la vida, era, sin embargo, «más cierto que la luz del mediodía». El punto culminante del poema se encuentra en la quinta estrofa, en la que se alaba especialmente la noche oscura del encuentro:

«¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!»

Incluso en una época como la nuestra, en la que sólo quedan restos secularizados o culturales del antiguo simbolismo de la fe, debería ser comprensible de qué noche oscura se habla aquí. Es la noche de Belén, la noche de la Encarnación, en la que tiene lugar «el maravilloso trueque», del que hablan los Padres y el último Concilio en Gaudium et spes 22: Dios (el Amado) se unió con la naturaleza humana (el Amado) y así, en cierto sentido, con todo ser humano.

IMG_8396Para Juan de la Cruz, esta unión es algo así como la «condición de posibilidad» de nuestra vocación divina (deificatio). Por eso nos ha dejado esta sentencia de claridad meridiana: «Lo que pretende Dios es hacernos dioses por participación, siéndolo él por naturaleza, como el fuego convierte todas las cosas en fuego» (D 106). Esta transformación es un doloroso «proceso de purificación» que a veces conduce a experiencias de la noche oscura o de la ausencia de Dios. Pero el poema trata sobre todo del misterio de la Encarnación como «núcleo» de la fe cristiana y recomienda sólo ésta (sola fide) como camino hacia Dios.

Aunque es de noche

El segundo poema con la noche como Leitmotiv o hilo conductor trata de «la fonte que mana y corre», es decir de la que fluyen las «caudalosas corrientes» de la gracia divina, «aunque es de noche». No sólo riegan «cielos» y «las gentes», sino también los «infiernos», como dice Juan de la Cruz en una estrofa atrevida. El universalismo de la salvación en la experiencia mística también da que pensar a la teología dogmática.

«Al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», nos dice el libro de la Apocalipsis 21,6. San Juan de la Cruz estaba convencido de que Dios llama a todas las criaturas a hartarse de este agua, «aunque a oscuras porque es de noche». En la noche oscura de la vida, conoce esta fuente únicamente por la fe, que «que es una hábito del alma cierto y oscuro» (2S 3,1).

La fe es cierta porque sabe cómo es Dios y, por tanto, es la que mejor puede conducirnos a Él: «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Juan 4,16). La fe es, pues, «maravillosa» para quien se atreve a creer, porque –como la nube oscura y tenebrosa en el peregrinar de los hijos de Israel por el desierto– «es noche oscura, da luz al alma, que está a oscuras» (2S 3,6).

Aunque la luz de la Encarnación «brilla en la tiniebla« (Juan 1,5), la fe también es «oscura»: porque aquí en la tierra, en las condiciones de finitud, «aún es de noche» (2S 3,5), pero también porque habla de cosas «que nunca vimos ni entendimos en sí ni en sus semejanzas, pues no la tienen» (2S 3,3). Esta oscuridad de la fe forma parte también de la noche oscura o de la experiencia de la ausencia de Dios en la propia historia vital y el sufrimiento del mundo.

Aventurarse en la fe oscura

La Carta Apostólica «Maestro en la fe» (14 de diciembre de 1990), con la que el Papa Juan Pablo II abrió las celebraciones del cuarto centenario de la muerte de san Juan de la Cruz en 1991, habla de la noche oscura colectiva de nuestro tiempo, caracterizada especialmente por la experiencia de la ausencia de Dios debido a las catástrofes humanitarias y a las guerras, así como al repetido holocausto de tantos inocentes. Ante el retorno de la religión que se observa desde mediados de los años 1980, teólogos como Johann B. Metz diagnosticaron no sólo una «crisis de la Iglesia», sino también y sobre todo de una «crisis de Dios», que es también una forma sutil de su ausencia: está escondido bajo el manto del anhelo religioso-esotérico del presente, pero también en la profundidad de la historia de esperanza y sufrimiento de la humanidad.

IMG_8394La crisis actual de Dios es una «crisis de fe». Nos resulta difícil encontrar un camino de fe responsable entre la Escila del agnosticismo creciente de muchas personas de buena voluntad y la Caribdis del cristianismo-aleluya de evangélicos y carismáticos católicos. San Juan de la Cruz nos recomienda asumir el riesgo de una fe «cierta», pero también «oscura» como camino hacia Dios. Ésta no es capaz de responder a preguntas como la que el teólogo Romano Guardini reservó para Dios mismo en la hora de su muerte: «¿Por qué, Dios, para la salvación los terribles rodeos, el sufrimiento de los inocentes, el pecado?»

En la noche oscura de nuestras vidas, el místico de Fontiveros, como quien dice uno de nosotros tocado por la gracia de Dios, nos invita a «confiar» en un Dios que es «amor» y que será justo con todos, combinando el amor y la misericordia.

* Mariano Delgado es Catedrático de Historia de la Iglesia y Director del Instituto para el Estudio de las Religiones y el Diálogo Interreligioso de la Universidad de Friburgo en Suiza así como Decano de la Clase VII (Religiones) de la Academia Europea de Ciencias y Artes de Salzburgo.

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“La bendición de las parejas homosexuales”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Jueves, 5 de diciembre de 2024
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matrimoniogay1Varias Iglesias protestantes europeas han expresado posiciones oficiales que ya tienen implicaciones litúrgicas y pastorales. Se han formulado liturgias de bendición y fórmulas de acogida. En varias Iglesias regionales alemanas, es posible celebrar el culto con una bendición de unión. Lo mismo ocurre en los Países Bajos, en Gran Bretaña y en Suiza, en los cantones de San Gall y Zúrich.

Sin embargo, las Iglesias quieren mantener la distinción entre el matrimonio y la bendición de unión, temerosas todavía de admitir que la familia, tal como la hemos conocido hasta ahora, se ha transformado y se ha abierto a nuevas soluciones y nuevos modelos. Todo esto ocurre en Iglesias que desde hace muchas décadas reconocen el ministerio de la mujer como parte integrante del ministerio de la Iglesia. Al mismo tiempo, las Iglesias protestantes nunca han considerado la orientación sexual como un impedimento para la consagración al ministerio pastoral. Esto ha dado lugar a que las mujeres y las personas homosexuales estén plenamente incluidas en los distintos grados del ministerio y, por tanto, sean parte proactiva del debate sobre la bendición de las parejas homosexuales.

Las Iglesias protestantes se han pronunciado en repetidas ocasiones contra toda forma de discriminación sexual y a favor de los derechos civiles. Por ello, en ocasiones han apoyado propuestas legislativas para el reconocimiento de las parejas de hecho y las uniones homosexuales. Son conscientes de que sólo un cambio legislativo de este tipo garantizaría elementos de justicia económica y reconocimiento social para las personas unidas por fuertes lazos de amor y vida compartida. El proceso de debate teológico en curso, como siempre con la verificación del consenso por parte de las comunidades locales, se ha centrado en la posibilidad de formas de bendición para las uniones reconocidas civilmente.

Pero, ¿qué significa dar o recibir una bendición? Ciertamente, hay un aspecto social que no se puede ignorar, que expresa el reconocimiento litúrgico de la vida en pareja del mismo sexo. En el matrimonio heterosexual, la promesa que se transmite en la liturgia es la de un vínculo duradero (deseando que sea para toda la vida) que tiene una apertura fecunda. En una bendición matrimonial, esto implica la posibilidad de procreación. ¿Debe entenderse entonces que la bendición de Dios excluye a toda aquella parte de la humanidad que no tiene hijos e hijas? Por supuesto, la fecundidad de la pareja no puede limitarse a la procreación, sino que es apertura al mundo y creación de un espacio social. La bendición de Dios es un elemento estructurador de la identidad de toda persona humana, una identidad relacional que va más allá de la diferenciación sexual.

Incluso la Iglesia luterana sancionó la posibilidad de hacer bendiciones de uniones de vida, subrayando el hecho de que en el campo de las relaciones humanas existe una multiplicidad de comuniones de vida, incluidas las homosexuales, vividas responsablemente y basadas en la voluntariedad, la continuidad y la confianza, hacia las cuales la Iglesia tiene responsabilidades pastorales que no puede eludir.

En las Iglesias valdense y metodista, el tema hizo su aparición como parte de un discurso global sobre la sexualidad. Sólo después volvió a tratarse oficialmente, pero entretanto habían surgido grupos de creyentes homosexuales en muchas ciudades, acogidos y apoyados por las Iglesias protestantes y sus pastores. Por ello, en 1994, un grupo de pastores y diáconos dio su opinión favorable a la declaración del Parlamento Europeo en la que se recomendaba a los Estados miembros que adoptaran una legislación adecuada para superar todas las formas de discriminación contra los homosexuales. La declaración del Parlamento Europeo fue duramente atacada por la Iglesia Católica y las Iglesias Evangélicas Pentecostales.

En 2007, las Iglesias bautista, metodista y valdense abordaron de nuevo la cuestión de la acogida de los homosexuales, pidiendo que se les acoja sin discriminación y que se apoyen iniciativas para el reconocimiento de sus derechos civiles.

La bendición a lo largo de la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, se configura como la promesa de la cercanía amorosa y solidaria de Dios pronunciada en una situación concreta de la vida de las personas. Es una palabra de gracia, que va unida, por un lado, al compromiso de la comunidad que bendice de orar para apoyar a la persona o personas bendecidas en su proyecto concreto de vida y, por otro, a la confesión de fe de la persona o personas que, al pedir una bendición, manifiestan su necesidad de la ayuda de Dios en su existencia y su confianza en el Señor. Las parejas homosexuales, al igual que las heterosexuales, desean compartir su vida con la persona amada, a todos los niveles, desde el espiritual hasta el material, desde el afectivo hasta el erótico-sexual. El deseo de ser reconocidos como pareja a nivel eclesial y social, además de manifestar un deseo de continuidad en el proyecto de vida, produce la expansión del amor en el mundo, al igual que las parejas heterosexuales.

La Iglesia valdense, abordando la cuestión, decidió así abrir la posibilidad de que las bendiciones de las parejas del mismo sexo se celebren en las Iglesias, incluso en ausencia de una legislación civil sobre las parejas civiles, como signo de protesta y profecía. De esta manera se trataba de mostrar expresamente que las palabras y la praxis de Jesús, tal como nos las testimonian los Evangelios, no pueden sino llamarnos a acoger toda experiencia y toda elección marcada por el amor como un don de Dios, vivido y elegido libre y conscientemente.

Hay que recordar que, en la teología protestante, el matrimonio no es un sacramento, sino un signo de que Dios nos acompaña en los grandes momentos de la vida. Por eso, la posibilidad de celebrar la bendición de una pareja homosexual no es sino una forma diferente de proclamar la gracia múltiple de Dios a todo ser humano.

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Al acercarnos a los textos bíblicos, en esta cuestión como en otras, no podemos tener una actitud ingenua o literalista. Las Escrituras no son para los protestantes un manual que da respuestas a las complejas cuestiones en las que nos debatimos como Iglesias y como creyentes. Al contrario, las Escrituras preguntan, inquietan, no pierden el norte: ¿estamos viviendo la libertad que se nos ha dado? ¿Qué uso hacemos de los dones y recursos que la bendición de Dios ha derramado sobre nuestras vidas? ¿Son las comunidades de creyentes lugares reconocibles por el amor y la acogida que en ellas se respiran?

Estamos llamados a vivir en plenitud, y reconocer y bendecir las alianzas, los pactos de amor entre las personas permite ampliar los espacios de paz, armonía y reconciliación en el mundo. Las Iglesias pueden realizar estos actos como acciones proféticas, para reconocer la justicia en un mundo en el que se ejerce una grave discriminación hacia personas gays y lesbianas. Al realizarlos, en cada caso, las propias Iglesias se evangelizan y transforman.

Por último, la identidad de género no puede fundamentarse ontológicamente. Toda reflexión apasionada sobre cuestiones de identidad de género es un laboratorio que nos permite tener más herramientas para construir con solidez nuestra capacidad de relación. Estamos llamados a ser plenamente humanos, a responder cara a cara de nuestra existencia ante Dios, pero el itinerario personal de cada persona, incluyendo la orientación sexual y los encuentros que nos permiten vivir el amor con profundidad, es una experiencia a descubrir a lo largo de toda la vida. Jesús no nos pide que nos quedemos dentro de una norma, sino que viene a buscarnos y nos sale al encuentro, a veces incluso de la manera más insospechada, en los lugares mismos de nuestro andar itinerante y peregrino.

Joseba Kamiruaga Mieza CMF
(Remitido por el autor)

General, Historia LGTBI, Iglesia Católica , , ,

“El cristianismo que avanza hacia la minoridad“, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Sábado, 30 de noviembre de 2024
Comentarios desactivados en “El cristianismo que avanza hacia la minoridad“, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

IMG_8607Ya no hay religión, se habría dicho alguna vez. Y nunca esta afirmación ha sido tan pertinente como hoy, al menos en Europa. En 2023, en la Suecia luterana, la Iglesia nacional ha anunciado la venta de 1.500 edificios religiosos. ¿El motivo? “Ya no viene nadie”, admite con franqueza la obispa Eva Brunne. Es para pararse a pensar. En el país que durante siglos hizo del protestantismo una cuestión de Estado, hoy apenas el 2% de la población acude a la Iglesia los domingos.

Pero no creamos que se trata sólo de un problema protestante. En París, la ciudad de Santa Genoveva y San Luis, ya hay seguramente más musulmanes practicantes que católicos en 2024. Así lo indicaba un estudio de la Sorbona que hizo temblar a la cúpula de la Iglesia francesa. “Es como si asistiéramos al fin del mundo”, comentaba amargamente el cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella.

Los números, ya se sabe, no suelen mentir. Y los relativos a la práctica religiosa en Europa son elocuentes. Según el Pew Research Center, en 1970, el 90% de los europeos se declaraba cristiano. En 2024, hemos bajado al 63%, y la curva sigue descendiendo. Pero la cifra más impresionante es otra: entre los jóvenes menores de 30 años, sólo el 25% se declara creyente. “Es la primera generación poscristiana de la historia europea”, argumenta la socióloga de la religión Grace Davie, de la Universidad de Exeter.

En Alemania, cuna de la Reforma protestante, las Iglesias se vacían a un ritmo asombroso. En 2023, 500.000 alemanes abandonaron formalmente sus Iglesias para evitar pagar el impuesto religioso. “Es un éxodo silencioso pero imparable”, comenta el teólogo Thomas Schirrmacher. En Múnich, donde antaño las procesiones del Corpus Christi paralizaban la ciudad, hoy el 45% de la población se declara «sin religión».

Conocemos los números y las proyecciones en España. Así que no me detengo en ello.

Hay quien lo llama “un cristianismo sin práctica”. Y aunque los bautizados siguen siendo un tanto por ciento hasta elevado con respecto a otros países de la Europa cristiana, ¿quién va a misa todos los domingos? ¿quiénes lo hacen? Nos hemos convertido en una nación de católicos no practicantes. Como si dijéramos que guardamos el carnet del club pero nunca vamos.

El fenómeno tiene raíces profundas, explicaba el profesor Philippe Portier, de la École Pratique des Hautes Études de París. No se trata sólo de secularización, sino de un cambio de paradigma. El europeo medio ha sustituido la trascendencia por la inmanencia, Dios por la autorrealización. Un diagnóstico que se confirma en las palabras del Papa Francisco: «Europa ha traicionado sus raíces no por modernidad, sino por cansancio espiritual».

Y aquí viene lo sorprendente, según se mire. Mientras las Iglesias se vacían, las mezquitas se llenan. En Londres, donde las iglesias anglicanas se están convirtiendo en pubs y restaurantes -76 fueron desacralizadas en 2023-, las mezquitas ya no bastan para albergar a los fieles de los viernes. «Es como si el islam llenara el vacío dejado por el cristianismo», observaba el historiador Niall Ferguson.

En Holanda, cuna de Erasmo de Rotterdam, hoy el 43% de los jóvenes menores de 25 años se declaran ateos, el 31% agnósticos y sólo el 26% creyentes en alguna forma de religión. «Es el fin de una era milenaria», comentaba el teólogo protestante Jurjen Zeilstra. Holanda se ha convertido en el primer país postcristiano de Europa.

Pero, ¿está todo realmente perdido? No según el filósofo canadiense Charles Taylor, que en su último ensayo «El futuro de la fe» propone una lectura más matizada: «No estamos asistiendo a la muerte de la religión, sino a su transformación. Los europeos no han dejado de buscar lo sagrado, sólo han dejado de buscarlo en las formas tradicionales».

Una tesis de la que se hace eco el Gran Rabino de Francia, Haïm Korsia: «Europa no se ha vuelto atea, sino espiritualmente anárquica. Busca a Dios en los cristales de la Nueva Era, en el mindfulness, en las prácticas orientales. Es como si hubiera perdido la brújula de la trascendencia».

Los datos más recientes del Eurobarómetro (2024) muestran que el 67% de los europeos sigue creyendo en «algo superior», pero sólo el 28% lo identifica con el Dios cristiano. «Es el triunfo del ‘hágalo usted mismo’ espiritual», comenta el cardenal Walter Kasper. «Cada uno se construye su dios a medida».

Las consecuencias de este terremoto espiritual ya son visibles en el tejido social europeo. En 2023, por primera vez en la historia, se celebraron en Francia más matrimonios civiles que religiosos. En España el 60% de los niños nacen fuera del matrimonio. En Irlanda, donde hasta hace treinta años el aborto era un delito, hoy el 70% de los jóvenes se declaran «no religiosos».

«Es como si Europa estuviera viviendo una segunda Reforma», afirma el teólogo Timothy Radcliffe, antiguo maestro general de los dominicos y recientemente creado cardenal por el Papa Francisco. «Pero esta vez no se trata de una escisión dentro del cristianismo, sino de un desapego del propio cristianismo».

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¿Y el futuro? Las proyecciones demográficas del Instituto de Demografía de Viena son no menos elocuentes: en 2050, si se mantienen las tendencias actuales, los cristianos practicantes en Europa caerán por debajo del 15% de la población. «Seremos una minoría», admite con realismo el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo. «Pero quizá sea eso lo que necesitamos para redescubrir la esencia de nuestra fe».

El que viva, verá, como suele decirse. De momento, sólo podemos constatar que Europa, el continente de las raíces cristianas, que encarnó la cristiandad y que envió misioneros a todo el mundo, se ha convertido ahora ella misma en tierra de misión. Como escribió recientemente el historiador Tom Holland: «El cristianismo no está muriendo en Europa. Ya está muerto. Lo que estamos viendo es sólo el funeral».

¿Una conclusión demasiado pesimista? Tal vez. Pero como solía decir un viejo profesor de historia de las religiones: «Las civilizaciones son como los glaciares: se mueven lentamente, pero cuando cambian de dirección no hay fuerza humana que pueda detenerlas». Y Europa, nos guste o no, parece que ha cambiado ¿definitivamente? de dirección.

Fuente: Remitido por el autor.

Cristianismo (Iglesias) ,

Tomáš Halík imagina una nueva Iglesia y envía cartas a un futuro papa que se le aparece cuando duerme

Lunes, 18 de noviembre de 2024
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IMG_7588Herder publica ‘Desde el reino de los sueños‘, la nueva obra de una de las voces más influyentes del cristianismo actual

Tomáš Halík es una de las voces más influyentes del cristianismo actual. De ahí la importancia de lo que tenga que decir sobre el futuro del cristianismo, y, por lo tanto, de su último libro, ‘Desde el reino de los sueños’

Se trata de una recopilación de doce cartas que Halík envía a un futuro papa que se le aparece en sueños con el nombre de Rafael, que en hebreo significa «medicina que sana» o «Dios sana»

Para Halík, la Iglesia necesita una transformación profunda, no una purga superficial. Una de las razones por las que el autor cree que la sociedad se ha alejado de la Iglesia es por su apariencia de cosas anacrónica, y sobre todo, por su verticalidad jerárquica

La cuestión no se reduce a creyentes frente a ateos. Halík nos recuerda que una parte considerable de la población no se reconoce como «religiosa», pero sí como «espiritual»

(Herder editorial).- Tomáš Halík es una de las voces más influyentes del cristianismo actual. Juan Pablo II lo nombró asesor del Consejo Pontificio para el Diálogo con los no Creyentes en 1992, Benedicto XVI le concedió el título de Monseñor y Prelado de honor de Su Santidad en 2009, ha recibido distinciones como el Premio Comenius y el Templeton, y sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas. De ahí la importancia de lo que tenga que decir sobre el futuro del cristianismo, y, por lo tanto, de su último libro, Desde el reino de los sueños.

Se trata de una recopilación de doce cartas que Halík envía a un futuro papa que se le aparece en sueños con el nombre de Rafael, que en hebreo significa «medicina que sana» o «Dios sana». Desde esa aparición, el papa Rafael se convierte en un interlocutor continuo con el que Halík intercambia ideas y meditaciones acerca del estado actual y futuro de la Iglesia.

El autor deja claro que en ningún momento el papa Rafael sustituye al papa Francisco. Cada cual tiene responsabilidades distintas, ámbitos particulares. El del papa Francisco es la realidad; el del papa Rafael, la imaginación. El segundo es un punto intermedio entre el padre terrenal y el divino, y, como bromea Halík, el papa Rafael tiene la ventaja de estar más disponible que el papa Francisco.

Hacia una Iglesia renovada, acogedora, universal

Ni los peores ni los mejores vaticinios sobre el futuro (nuestro presente) de la Iglesia se han cumplido. Por el momento, ni la Iglesia ni su comunidad de fieles se encuentran en peligro de extinción, aunque tampoco se ha producido la expansión que algunos pronosticaban. Es innegable, eso sí, que atraviesa un momento de crisis. El número de creyentes ha venido reduciéndose, y la imagen de la Iglesia ha quedado muy gravemente mancillada a partir del desvelamiento de los casos de abuso.

Para Halík, la Iglesia necesita una transformación profunda, no una purga superficial. Una de las razones por las que el autor cree que la sociedad se ha alejado de la Iglesia es por su apariencia de cosas anacrónica, y sobre todo, por su verticalidad jerárquica.

La cuestión no se reduce a creyentes frente a ateos. Halík nos recuerda que una parte considerable de la población no se reconoce como «religiosa», pero sí como «espiritual». Tiene unas inquietudes, unas intuiciones, unos sentimientos que tradicionalmente se han canalizado, ordenado y explicado a través de la religión, pero que ya, en esos casos, no es así. Y no porque no les convenza el mensaje de la Iglesia, sino porque, con la mala imagen que tienen de ella, rechazan instintivamente todo cuanto suene a eclesiástico.

La opinión de Halík es que la Iglesia debe abrirse y acercarse a la sociedad, no como una instancia superior reguladora, sino como un hogar. San Pablo ya advertía que la fe vive en el espíritu, no en la letra, pero Halík ve un peligro igual en considerar que solo emana de las palabras de los hombres de Iglesia. Siempre guiados por los maestros, cada cual ha de ahondar en su propia experiencia religiosa para vivirla con la máxima profundidad posible.

Extracto del libro

La revelación de Dios tiene el carácter de un misterio inagotable; por eso, siempre hay que dejar espacio para una búsqueda ulterior y una comprensión más profunda. Ciertamente, necesitamos guías y maestros, intérpretes eruditos y mistagogos, que nos inspiren y animen a profundizar en el camino de la búsqueda. Pero, del mismo modo que no podemos fijarnos en la letra, tampoco podemos fijarnos en el maestro; no podemos eximirnos de toda responsabilidad por nuestra propia búsqueda delegando esa responsabilidad únicamente en el magisterio. La escucha del Espíritu que, en el proceso de maduración de la fe, conduce al creyente individual y a toda la Iglesia a profundizar progresivamente en el conjunto de la verdad no puede ser sustituida por la mera obediencia a los portadores de la autoridad eclesial. Nuestra Iglesia católica, en particular, ha estado sometida a esta tentación durante siglos. La palabra creer se ha entendido a menudo como «aceptar obedientemente lo que los dirigentes de la Iglesia me presentan». El arte de escuchar al Espíritu fue así sustituido por la virtud de la obediencia, la lealtad a la institución. La autoridad eclesiástica tampoco tiene el monopolio exclusivo de la plena comprensión del Espíritu; también debe escuchar al Espíritu hablar de otras maneras: también a través de la experiencia y la práctica de la fe de todo el pueblo de Dios como sensus fidelium, y a veces a través de las voces solitarias e incómodas de los profetas. Los portadores de la autoridad eclesiástica se han mostrado a menudo poco dispuestos a escuchar y a tomar en serio las voces proféticas de quienes veían de lejos lo que se avecinaba y ante lo que muchos ocultaban su rostro.

El autor

Tomáš Halík (Praga, 1948) es profesor de sociología de la Universidad Carolina de Praga, presidente de la Academia Cristiana Checa, vicepresidente del Consejo de Investigación en Valores y Filosofía de Washington y sacerdote de la Parroquia Académica de Praga en la iglesia de San Salvador. Durante el régimen comunista, fue ordenado sacerdote en Érfurt (Alemania Oriental) de forma clandestina y, más tarde, estuvo trabajando en la iglesia underground checa.

Tras la caída del régimen comunista en 1989, fue nombrado secretario general de la Conferencia Episcopal Checa y consejero del presidente Václav Havel. El papa Juan Pablo II lo nombró asesor del Consejo Pontificio para el Diálogo con los no Creyentes en 1992, y el papa Benedicto XVI le concedió el título de Monseñor y Prelado de honor de Su Santidad en 2009.

Ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, entre ellos, el premio Romano Guardini, el premio al Mejor Libro de Teología de Europa por su obra Paciencia con Dios, el título honorífico Hombre de Reconciliación por el diálogo entre cristianos y judíos, la medalla Per Artem ad Deum, otorgada por el Consejo Pontificio de la Cultura, así como el Premio Comenius y el premio Templeton. Sus libros habían sido traducidos a 20 idiomas.

Fuente Religión Digital

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