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Francesc Torralba: “En todo creyente hay también un agnóstico”

Miércoles, 1 de mayo de 2024
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IMG_4170IMG_4172El filósofo y teólogo catalán publica, con Fragmenta, ‘Benaurances para agnòstics

“Un ejercicio intelectual intenso y extenso en el tiempo que me ha permitido profundizar en una de las páginas más bellas del Evangelio”: Francesc Torralba, sobre el proceso de escritura de su nuevo libro, Bienaventuranzas para agnósticos (Fragmenta)

A través de una larga serie de cartas cruzadas ficticias entre Francisco (alter ego del autor) y Guillem (un amigo agnóstico), el teólogo y filósofo barcelonés ofrece una mirada personal al texto de las bienaventuranzas

“Podemos alcanzar una felicidad imperfecta, pero sólo si velamos por causas nobles … Es la felicidad que tiene quien pacifica un entorno, quien lucha por la justicia, el que con su entrega consigue un bien para los demás. Esto es lo que realmente nos llena”

(Flama).- “Un ejercicio intelectual intenso y extenso en el tiempo que me ha permitido profundizar en una de las páginas más bellas del Evangelio”. Así describe Francesc Torralba el proceso de escritura de su nuevo libro, Bienaventuranzas para agnósticos (Fragmenta), un trabajo en el que, a partir de una larga serie de cartas cruzadas ficticias entre Francesc (alter ego  del autor) y Guillem (un amigo agnóstico), el teólogo y filósofo barcelonés ofrece una mirada personal al texto de las bienaventuranzas. “Sólo por esta página, vale la pena leer todos los Evangelios”, asegura Torralba sobre estos principios divinos a través de los cuales despliega con maestría los grandes principios de la propuesta cristiana.

– ¿Cómo surgió la idea de ese libro en forma de diálogo ficcionado?

– El epistolario es un género literario que siempre me ha interesado. He publicado varios libros de cartas, pero éste es un epistolario ficticio porque yo soy el emisor y el receptor de las cartas. Me gusta este género porque a través de él se da vida a dos personajes distintos que tratan los temas desde distintos ángulos. Me interesa la voz del creyente, pero también la del agnóstico. Quiero dar relevancia a sus preguntas y cuestiones y también a ese punto de vista opuesto al mío. La mejor forma de hacerlo era a través de un diálogo abierto y sin complejos sobre una cuestión de interés universal: la felicidad.

– ¿Qué hace pensar que las bienaventuranzas puedan ser susceptibles de una “adaptación” para agnósticos?

– Todo ser humano, por naturaleza, desea ser feliz. Sin embargo, hay varios caminos hacia la felicidad y no todos son coincidentes. Me ha interesado presentar el programa de felicidad que emana del Evangelio y, en particular, del Sermón de la montaña. Lo he querido hacer considerando en serio las objeciones que presentan mis amigos agnósticos, para ver qué congruencia o solvencia tiene el programa de felicidad que plantea Jesús en las ocho bienaventuranzas. No me propongo adaptarlas a la visión agnóstica, sino presentarlas de forma significativa y razonable, atendiendo a sus preguntas y cuestiones. Un título más largo y quizás más adecuado habría sido: ‘Las Bienaventuranzas explicadas a mis amigos agnósticos’, pero el editor, con buen criterio, lo desaconsejó para simplificarlo y hacerlo más ágil.

– ¿Ha sido complicado para usted meterse en el papel de Guillermo? ¿Cómo ha sido ese proceso?

– No ha sido difícil presentar la perspectiva agnóstica. En todo creyente existe también un agnóstico, alguien que duda, busca, busca, se cuestiona lo que cree. Sólo ha sido necesario darle vida, dejar que se exprese y razone. Guillermo es un agnóstico culto y respetuoso, formado en la tradición cristiana que valora y ama el Evangelio, pero no cree en Dios, ni en ninguno de los dogmas del Credo de Nicea. La he querido presentar con toda solvencia racional y hacer de él un interlocutor válido y serio que plantea preguntas inquietantes que obligan al creyente a repensar lo que da por obvio, claro y evidente. No he querido hacer un esperpento o una caricatura, sino legitimar su posición y entender sus argumentos contrarios a la propuesta de felicidad del Evangelio.

– ¿Qué representan las bienaventuranzas, a grandes rasgos, en el conjunto de la fe cristiana?

– La felicidad perfecta no es posible en ese mundo. Hay demasiado sufrimiento, demasiado dolor, demasiado crueldad para ser verdaderamente felices. Deberíamos encerrarnos en una burbuja opaca y ser ajenos a todo lo que implica alcanzar ese estado de felicidad. No podemos ser felices al constatar tanto sufrimiento en el mundo. Podemos alcanzar una felicidad imperfecta, pero sólo si velamos por causas nobles, si damos lo que somos a los demás, si nos entregamos a quienes sufren. La felicidad que emana del Evangelio no es el confort material, ni el placer sensorial, tampoco es la serenidad psicológica. Es un estado que adviene cuando con su acción o palabra mejoras la vida de los demás, aunque sea de un único ser humano en el planeta. Es la felicidad que tiene quien pacifica un entorno, quien lucha por la justicia, el que con su entrega consigue un bien para los demás. Esto es lo que realmente nos llena.

– Las bienaventuranzas se encuentran dentro del sermón de la montaña, una parte del evangelio que inspiró en buena parte la vida de Gandhi. ¿Por qué cree que el líder pacifista se sintió cautivado por el mensaje de Jesús?

– Gandhi reconoció que el cristianismo le atrajo profundamente, pero nunca renunció de su religión materna, el hinduismo, pero el mensaje de las bienaventuranzas y, en particular, la bienaventuranza que se refiere a los pacificadores, le fascinó. Gandhi luchó por la paz, por el reconocimiento de derechos y por la liberación de su pueblo del imperialismo británico a través de la no-violencia. Jesús vio a un maestro moral de la humanidad, un referente en el camino de desapego. Gandhi vivió con pobreza, luchó por la justicia y por la paz. Forma parte de los santos que no reconoce al santoral. Es una lámpara que ilumina la noche.

Jordi Pacheco

Religión Digital / Flama – (agenciaflama.cat)

Fuente Religión Digital

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Cuatro de cada diez españoles se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico

Viernes, 3 de septiembre de 2021
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BERNARDOHOYOSLas cifras se triplican en dos décadas: pronto serán más que los católicos

En la franja de 18 a 34 años, el 60% se declara no religioso, mientras solo un 30% dice sentirse católico

Apenas el 16,7% de los encuestados se describen como católicos practicantes. Mientras, los católicos no practicantes también retroceden con respecto a enero pasado (39,9% frente a 41,6%)

España ha dejado de ser católica. Lo reconocen hasta los obispos en su último plan pastoral 2021-205, y lo confirma el último estudio del CIS: casi cuatro de cada diez españoles (38,7) se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico. Frente a ellos, apenas el 16,7% de los encuestados se describen como católicos practicantes.

Se trata del máximo histórico del número de no creyentes, y del mínimo de los practicantes. Si se mantiene este ritmo en menos de dos años, los no creyentes en España podrían superar por primera vez a los creyentes.

El informe del CIS también refleja un desplome de tres puntos solo en los siete meses de este año entre los católicos practicantes. Mientras, los católicos no practicantes también retroceden con respecto a enero pasado (39,9% frente a 41,6%). Aunque han remontando ligeramente, ya que el mes de mayo pasado, el barómetro marco un número añun más bajo, 38,7%.

Abriendo aún más el marco temporal, el declive de la religiosidad en España, se ve aún más claro. En el año 2000, las personas no religiosas apenas alcanzaba el 13,1% de la población. Diez años después, en 2010, los no creyentes ya habían experimentado un salto notable de 7,1 puntos para situarse en el 20,2% de los españoles. Y en 2021, el número de ateos, agnósticos o no creyentes se ha triplicado con respecto a hace 20 años, al rozar el 39%.

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Y el futuro parece indicar que esta tendencia lejos de revertirse, se incrementará. Porque el barómetro del CIS refleja que en la franja de 18 a 34 años, el 60% se declara no religioso, mientras solo un 30% dice sentirse católico. Un dato que coloca a España cerca de la media europea, ya que según estudios recientes la mayoría de jóvenes se declara no religioso.

Fuente Religión Digital

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , ,

Consuelo Vélez: “En la actualidad las derechas tienen todo menos evangelio”

Martes, 17 de noviembre de 2020
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helder-camara-el-obispo-rojoDe su blog Fe y Vida:

Los creyentes y sus opciones políticas

“El cristianismo apuesta por la comunidad de hermanos y hermanas, pero no de cualquier manera sino comenzando por los últimos”

“Ante las injusticias estructurales tan evidentes en nuestra América, es necesario apoyar todo aquello que favorezca a los más necesitados”

“Un grave aspecto que hoy vivimos es el populismo de “palabras”, o mejor, los relatos construidos con mentiras sin ningún sustento”

“Las mentiras motivaron a media Colombia a votar por el “no” y, todavía hoy, siguen torpedeando la paz”

Acaban de pasar las elecciones de Estados Unidos y un poco antes las de Bolivia. No voy a dar aquí una reflexión política porque no tengo los elementos suficientes para ello. Pero solo quiero compartir algunas inquietudes desde la experiencia creyente frente a la postura y el voto que emiten muchas personas que dicen ser seguidores de Jesús.

El cristianismo apuesta por la comunidad de hermanos y hermanas, pero no de cualquier manera sino comenzando por los últimos. Es decir, en la vida concreta no se puede ser neutro; hay que asumir posturas determinadas para trabajar por las causas que nos proponemos. Por eso ante las injusticias estructurales tan evidentes en nuestra América, es necesario apoyar todo aquello que favorezca a los más necesitados. Algunos dicen que esto es “populismo” pero yo no acabo de entender esta crítica y lo digo por lo siguiente: ¿hay algún candidato de derecha, izquierda o centro que no sea populista?

Todos ofrecen cambios y se supone que la gente vota por las promesas que hace ese determinado candidato. Con lo cual todos los candidatos son populistas. Pero parece que lo malo es que los pobres crean en esas promesas y además se les dice que quieren ser “atenidos” (como, desafortunadamente, repite la vicepresidenta de Colombia).

Conozco demasiados pobres que trabajan de sol a sol, que se juegan el día a día con una honestidad y entrega que merece todo nuestro respeto. Por supuesto hay pobres que no quieren trabajar como hay muchos ricos que no lo hacen porque nacieron con todas sus necesidades cubiertas, lo cual los hace verdaderamente atenidos, a veces disfrutando de herencias que en sus orígenes no fueron tan justas como se podría creer.

Todo es muy complejo pero lo que quiero afirmar es que un cristiano debería revisar muy bien las promesas de los candidatos y votar por las que van a favorecer a más personas, pero comenzando por los más pobres. Todo esto independiente de si alguna propuesta no me favorece personalmente -ya que todo cambio supone ajustes y algunas poblaciones pueden ser afectadas- pero ¿no es eso pensar en el bien de todos para que “ninguno pase necesidad” -como relata el texto de hechos sobre la primera comunidad cristiana (Hc 4, 34)-? Muchas frases y sentimientos altruistas profesamos, pero llega la hora de ponerlos en práctica y parece que la fe no tiene nada que ver con la vida.

Un grave aspecto que hoy vivimos es el populismo de “palabras”, o mejor, los relatos construidos con mentiras sin ningún sustento. Los creyentes se supone que seguimos al Jesús “camino, verdad y vida” (Jn 14,6) o al Jesús que nos afirma que “la verdad nos hará libres” (Jn 8, 32). Pero no parece que esto se buscara verdaderamente, sino que se apoya el relato que justifica mis posturas, aunque esté lleno de mentiras. Lo repiten de manera tan convincente que se lo creen. No están dispuestos a escuchar otras voces. Ejemplos recientes son el “Castrochavismo” que tanto se invoca, sustentado en dos personajes que ya murieron o el comunismo en el que vamos a caer si no votamos por los personajes de la derecha más derecha. Esto acaba de ocurrir en Estados Unidos y es absurdo pensar que el candidato que ganó las elecciones es comunista, como lo afirmaron en la campaña para desprestigiarlo. Pero parece que muchos de los que no lo votaron así lo creen.

Todo eso no está lejos de la historia vivida en Colombia con el referendo por la paz. Las mentiras de que el Acuerdo tenía perspectiva de género o de que para sostener a los desmovilizados iban a gravar las pensiones de los jubilados y muchas más cosas -evidentemente falsas- motivaron a media Colombia a votar por el “no”. Conocí a muchos cristianos que así lo hicieron y lo peor a muchos clérigos y religiosos/as. Y, todavía hoy, siguen torpedeando la paz y no hay manera de aceptar la gran equivocación que tuvieron.

También la situación de Bolivia es muy compleja, pero podría ser un caso representativo de lo que nos cuesta a los católicos perder la hegemonía del poder religioso y valorar lo indígena y sus culturas ancestrales. Una cosa es hablar en el Sínodo de Amazonia del mundo indígena y repetir hasta el cansancio las maravillas de sus tradiciones, creencias y costumbres y otra muy distinta que haya un gobierno indígena y gane protagonismo.

El discurso del vicepresidente electo David Choquehuanca mostró otra cosmovisión -muy distinta a la nuestra- pero muy valiosa y llena de principios que en nada desdicen de la experiencia cristiana. Pero, por supuesto, una cosa es que lo digamos nosotros, llevando la hegemonía y otra que lo propongan otros y nos quiten el protagonismo. Tendrán muchos errores y contradicciones, pero ¿qué gobierno no los tiene? Solo que cuando vienen del ala que nos desinstala, construimos relatos que nos justifican y no hacemos el esfuerzo suficiente para mantener el diálogo y abrirnos a propuestas que también tienen elementos de verdad, aunque no sean las que nos gustan o a las que estábamos acostumbrados. Es difícil mantenernos en una crítica seria para salvar lo positivo y transformar lo negativo.

“Cuando vienen del ala que nos desinstala, construimos relatos que nos justifican y no hacemos el esfuerzo suficiente para mantener el diálogo”

No se comprende tampoco la altísima votación de los migrantes latinos por un candidato que denigra de los migrantes. Parece que una y otra vez se cumple lo que ya se advertía al pueblo judío: “no maltratarás ni oprimirás al extranjero porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto” (Ex 22,21) pero se olvida con facilidad y, como dice el adagio popular, “no hay cuña que mas apriete que la del mismo palo”.

Otros ejemplos podrían señalarse, pero la intención es volver a preguntarnos si la fe que profesamos se refleja en todos los aspectos de la vida o si rezamos mucho, pero a la hora de decidir por los destinos de nuestros pueblos actuamos como los que no tienen fe buscando solo el interés propio y sin un amor real y comprometido con los más necesitados de cada tiempo.

Ser cristiano es muy difícil porque defender la vida no se limita a slogans universales y descontextualizados, sino que pasa por asumir seriamente la situación presente, mantener una conciencia crítica frente a ella y, sobre todo, apostar por los valores del evangelio que, nos guste o no, parece los representan, en este tiempo, más las políticas de corte social de sectores de centro, izquierda y muchas veces ateos que los que afirmando algunas posturas morales apoyadas desde el cristianismo, proponen políticas que solo favorecen a unos pocos, enmarcadas en contextos de exclusión, marginación o descarte como denuncia el papa Francisco en su última encíclica.

No todas las épocas se configuran de la misma manera, pero en la actualidad las derechas tienen todo menos de evangelio, de defensa de la vida, de fraternidad/sororidad. Lamentablemente han sido apoyadas por numerosos cristianos y parece que lo seguirán haciendo.

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España deja de ser católica: ya hay más ateos o no creyentes que católicos practicantes

Sábado, 3 de agosto de 2019
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el-sindrome-de-las-iglesias-vacias_560x280Que se pregunten los obispos el por qué…

Aunque los que se dicen católicos son mayoría, solo un 22% acude a misa o se confiesa mientras los agnósticos o ateos son casi un tercio, según el último CIS

En Cataluña, Valencia o Euskadi, ateos, agnósticos o no creyentes son casi la mitad, según el CIS

Por contra, el 90% de los riojanos son católicos, y no hay porcentaje de ateos o no creyentes

Ocho de cada diez matrimonios que se celebran son civiles, mientras las cifras de bautizos y comuniones se desploman

Dos de cada tres españoles se declaran católicos, pero no llega a un tercio de ellos (el 22,7%) los que afirman ir a misa o confesarse, según el último barómetro del CIS, que por primera vez constata que los ateos, agnósticos o no creyentes superan a los católicos practicantes al llegar al 29%. Apenas un 2,3% afirma pertenecer a otra religión distinta a la católica.

Los datos del CIS son tozudos: el 7,5% de los españoles se considera agnóstico, mientras que los indiferentes o no creyentes suman el 8,3 y los ateos se colocan en el 13,3%. En total, 29,1%. Casi tres de cada diez ciudadanos no quieren saber nada de la Iglesia católica. Una cifra que, ocho décadas después, termina por dar la razón a Manuel Azaña: España ha dejado de ser católica.

Las cifras son especialmente rotundas en Cataluña donde, aunque los que se dicen católicos alcanzan el 52%, apenas un 10,9% va a misa. Por contra, los ateos son el 26,4%, los ateos, el 11,3, y los agnósticos, el 6%. En total, un 45,9% de los catalanes (hay que sumar el 2,2 de los que profesan otra religión) pasa de la Iglesia. Y entre los que se dicen católicos, sólo el 5,3% van a misa todos los domingos. El 73%, por el contrario, no va nunca o casi nunca.

La situación se repite en otras regiones, como la Comunidad Valenciana, donde los practicantes apenas llegan al 13,8%, frente al 15,8 de ateos, 11,2 de no creyentes o 5,3% de agnósticos. O Euskadi, con un 16,9% de católicos practicantes por un 18,9% de ateos, 12,8 de no creyentes y un 10,8 de agnósticos. En la Comunidad de Madrid, los ateos (15%), agnósticos (13,5) o no creyentes (6,9) también superan a los católicos practicantes (20,4%).

Por contra, en La Rioja, los que se definen como católicos llegan al 90% (40% practicantes y 50% no practicantes), mientras que no hay datos de ateos, no creyentes o fieles de otras religiones. Los agnósticos riojanos, eso sí, ya suman el 10%.

¿Cuál es la razón? Tal y como admiten los obispos, la “progresiva secularización” de la sociedad española, que afecta más a las regiones más industrializadas y con mayor índice cultural e interreligioso, como Cataluña, Madrid, Comunitat Valenciana o Euskadi, mientras que en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura o Andalucía la presencia de la Iglesia católica continúa siendo predominante.

Privilegios económicos de los Acuerdos Iglesia-Estado 

En su reflexión parlamentaria de 1931, Azaña apuntaba que la cuestión era “organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español”. En el contexto actual dibujado por el CIS se da una situación de privilegio para la estructura católica, consagrada en los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 que aseguran, entre otras cosas, un flujo económico ininterrumpido desde las arcas públicas a a la Conferencia Episcopal Española.

Y eso a pesar de que no sólo disminuyen los que se declaran católicos o van a misa, sino que también han descendido de forma drástica los ‘ritos religiosos’ (bautizos, comuniones o bodas). Según los datos de la propia Conferencia Episcopal, mientras en 2007 se celebraron 325.271 bautizos en España, el pasado año apenas fueron 214.271.

Del mismo modo, como asegura el último informe de la Fundación Ferrer i Guardia, el 80% de los matrimonios ya se celebran por lo civil. Como ocurre con los datos del CIS, la situación es especialmente delicada en Cataluña –el 90,9% de las bodas son civiles– o Euskadi donde se sitúan en el 87,4%.

Una realidad que, según el autor de la investigación, Josep Mañé, empeorará, pues “casi un 50% de las personas de entre 18 y 24 años se declara no creyente, superando el porcentaje de los que sí se consideran religiosos”.

Fuente Religión Digital

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Tim Cook: “Ser gay es el mejor regalo que me ha dado Dios”

Martes, 30 de octubre de 2018
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220px-tim_cook_2009_croppedApple es una empresa que para algunos alcanza casi el status de religión, a juzgar por las enormes colas que se montan en sus tiendas cada vez que lanzan alguno de sus gadgets. Aunque no es la empresa más LGTBfriendly – otra tecnológica como IBM ostenta ese título -, es conocida por lanzar productos conmemorativos durante el Orgullo LGBT o entrañables campañas publicitarias con parejas del mismo sexo. Pero si hay alguien que hace campaña en favor del colectivo LGBT, ese es Tim Cook, su CEO.

Hace unos años que salió del armario, algo que le ha costado que en países como Rusia retirasen su estatua. Su status como uno de los personas más influyentes del planeta le ha llevado a hacer campaña a favor del matrimonio igualitario y contra la discriminación. Crítico con Trump, ha aprovechado su enésima entrevista para criticar merecidamente al presidente de Estados Unidos y declarar que ser gay es el mejor regalo que le ha dado Dios.

Tim Cook ha visitado fugazmente nuestro país con motivo del inminente lanzamiento del HomePod, pero horas antes hablaba sobre Trump y su enésima cruzada contra las personas trans. Preguntado sobre qué pensaba de todo esto y de si se había abierto el sector tecnológico por su salida del armario, el CEO de Apple declaró:

Todo el mundo debería ser tratado con dignidad, independientemente de su orientación sexual, género, religión, etnia… Salí del armario porque con los rumores, recibía historias de niños que habían oído rumores sobre mi. Decían que les hacían bullying, que les iban a echar de casa, que pensaban en el suicidio. Cosas que llegaron a mi corazón. Soy una persona privada y tengo mi círculo íntimo, pero creo que tenía que hacer algo por ellos, no podía ser egoísta, tenía que mostrar que se puede ser gay y seguir adelante, hacer grandes cosas. Estoy muy orgulloso de ser gay, es el regalo más grande que me ha dado Dios.

Curiosamente, Apple fue acusado hace un par de años de ser antirreligioso por ser apoyar los derechos LGTB, pero en una curiosa carambola el CEO de Apple demuestra que es gay y creyente.

Fuente AmbienteG

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Creyentes fundamentalistas, ¿Son auténticos creyentes?

Sábado, 19 de agosto de 2017
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dada22222Quisiéramos matizar que está reflexión se refiere a los fanáticos fundamentalistas, no a todos los creyentes musulmanes. El Islam no es culpable, lo es el fanatismo islamista, como lo son los supremacistas blancos de Charlottesville, no el Cristianismo…

“Porque es una cuestión de fe, la solución del problema no es sólo cuestión policial y de armas”

“Los terroristas islámicos no son barbaros, ni cobardes, ni locos porque saben perfectamente lo que hacen”

(Manuel Mandianes, antropólogo del CSIC).- Un terrorista islamista puede actuar sólo pero no es un solitario sino que piensa y actúa como miembro de una comunidad de creyentes. En general, son creyentes fundamentalistas: que siguen un texto, el fundamento, al pie de la letra: la literalidad tal como ellos la entienden, y fanáticos: que se guían ciega y exclusivamente por sus ideas, sin prestar atención ninguna al resto del mundo circundante. Parafraseando aquella frase célebre entre los primeros cristianos se puede decir: “sangre de fieles (islámicos), semilla de creyentes”.

Ha podido recibir sus creencias de sus padres, en la mezquita, de un grupo, de un maestro. La única manera de defender su religión y extenderla hasta el confín de la tierra es actuar, desplegar el que ellos creen que es el mensaje de Alá: extender la UMMA, la comunidad de creyentes, hasta los confines el mundo. Para lograrlo hay que convertir a los infieles y al que no quiera convertirse hay que hacerle la guerra santa. También el Evangelio envía a los apóstoles a predicar al mundo entero para que el que oiga se convierta si quiere.

Muchos dicen: “Eso (el terrorismo) no es Islam porque no está en el Corán”, tampoco la devoción a San Antonio está en la Biblia y sin embargo es practicada por millones de católicos. Una cosa es la ortodoxia teológica y otra la religión vivida y practicada por los fieles. El terror es uno de los medios para lograr sus propósitos y fines. El terror es uno de los medios para preparar el camino, para que los infieles se conviertan; son maquiavélicos, los fines justifican todos los medios.

Los terroristas islámicos no son bárbaros, ni idiotas, ni cobardes, ni bastardos, ni locos porque saben perfectamente lo que hacen, ni incoherentes porque lo hacen para desplegar la esencia del mandato de Alá, ni mercenarios porque no actúan por grandes sumas de dinero puesto que la mayoría de ellos se auto inmolan y los otros saben que, en la mayoría de los casos, antes o después, serán atrapados por la policía.

Tanto da que nazcan en Francia como en Alemania, Inglaterra o España; ellos son islámicos. La inadaptación a un estado no islámico hace parte integrante y constitutiva de su identidad. Los islamistas no se adaptan “Es la voluntad de Alá que todos los demás se adapten a ellos”, piensan ellos. Su fe está por encima de cualquier otra circunstancia que identifique al ciudadano.

Los líderes, muchos columnistas y tertulianos y parte de la inteligencia de Europa no entienden esto porque no han pensado en ello, y porque muchos de ellos son ateos y desprecian la fuerza de la fe. Por eso, porque desconocen los términos del problema, todo lo que dicen se reduce a pura y vana palabrería que sólo sirve para desahogo y confesar la angustia que atenaza a las comunidades. Porque es una cuestión de fe, la solución del problema no es sólo cuestión policial y de armas.

Jesús Bastante

Fuente Religión Digital

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Creyentes de Adviento, nómadas de Dios

Sábado, 5 de diciembre de 2015
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Un dicho enigmático y fuerte de Jesús retoma una sentencia de la sabiduría universal: “Las aves del cielo tienen nido, las zorras madrigueras, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8, 20).

El término “Hijo del hombre” tiene aquí un sentido doble, puede entenderse de dos formas:

‒ alude, por un lado, a la humanidad en su conjunto, especie caminante, que vuela o navega a su futuro en Dios, que es futuro en su propia humanidad, como pájaros del cielo formando una flecha en las nubes, como barco africano que puede naufragar;

‒ pero se refiere al mismo tiempo a Jesús, que viene a ofrecernos un camino en el tiempo a los que parecen que no tenemos ya tiempo, porque el mundo viejo acaba, como decía el profeta Juan Bautista… como el cielo de las aves si pierde su limpieza, como el agua de los mares de África si mueren todos los que llenan su patera.

12345525_522945314549332_8605022544913610720_nCaminantes somos, todos en el mismo vuelo, en un mismo barco, pero tendemos a olvidarlo, y Jesús nos recuerda que los somos, nómadas del tiempo y de la vida, como él lo fue, emigrantes sin casa fija ni morada permanente, como el barco que debe or abriendo surco en el mar del futuro… a no ser que se hunda o lo hundamos nosotros en los mares.

No deberíamos tener ni una piedra donde reclinar la cabeza, para así poder ir caminando, volando, navegando todos… Pero muchos hemos excavado cuevas donde nos cerramos, para no caminar; hemos cerrado murallas de piedra o de ejércitos armados, para no dejar que otros caminen, y vengan a nosotros…

No queremos caminar, no les dejamos volar… y así no volamos nosotros, ni ellos pueden hacerlo, y muchos penan y mueren en mares y campos adversos llamando a nuestra puerta cerrada, como si no fuéramos todos Adviento.

Caminantes somos, pero…

muy pronto lo olvidamos, y queremos excavar la casa (¡una casa para siempre!) sobre una roca móvil de Roma, o de la Gran Europa, y cerramos la muralla, para que no vengan otros, y así no podemos ni caminar nosotros. Por eso es bueno que recordemos en Adviento lo que somos, un camino de llegada de Dios, que ha empezado a venir en Cristo, y que sigue viniendo (con Cristo) en nosotros, en la medida en que nosotros caminemos.

Nos dijo Jesús que no tenía ni una piedra donde reclinar su cabeza, pero nosotros hemos querido hacer grandes castillos de roca, catedrales de piedra tallada, estados en los que nos cerramos bajo llave, y no dejamos a nadie que pase y que entre, aunque se muera bajo el frío y el agua del mar en los caminos hechos para caminar y en los mares creados para navegar.

Otros vivientes parecen instalados, en un lugar y tiempo: tienen madrigueras y nidos (nichos ecológicos), sobre el mar del tiempo y de esa forma pueden resguardarse. Los hombres, en cambio, vivimos en el mar o sobre el aire, navegando sobre un tiempo que nosotros mismos somos, sin saber a ciencia cierta a dónde tendemos (aunque en fe sabemos que nos dirigimos hacia la tierra de Dios, que es nuestra tierra).

Caminantes somos, y así nos saca Jesús, fuera de las pequeñas ciudades de refugio que hemos ido edificando (torres de Babel, siempre fracasadas) para amar, vivir y morir al descampado como él, mientras buscamos y esperamos la ciudad futura (cf. Heb 13, 13-14); Ap 21-22). Así caminamos con él, sabiendo bien que ni el ojo vio y el oído oyó lo que podremos ver y escuchar si seguimos caminando con Jesús.

Algunos de nosotros habíamos quizá olvidado

nuestra condición de nómadas del tiempo, peregrinos de Dios, pensando que habíamos logrado construir con la ayuda del mismo Dios una casa permanente sobre el mundo, un “tabernáculo” perpetuo donde reposar, sea en forma sacral (nuestras seguridades religiosas), sea en forma secular (nuestros sistemas económico-sociales). Pero las condiciones de los tiempos y, de un modo especial, la misma experiencia del evangelio nos ha hecho descubrir que somos nómadas del tiempo y peregrinos de Dios, más allá de todas las formas y figuras que hemos ido creando a lo largo de la historia.

Ser nómadas del tiempo significa caminar (volar, navegar), ligeros de equipaje y por itinerarios que no han sido recorridas todavía por nadie, no como las aves migratorias que van y vuelven por rutas prefijadas en la misma evolución del tiempo, por las estaciones y los vientos de la tierra, de manera que más que nómadas estrictas son simples tras-humantes. Sólo nosotros, los hombres, somos verdaderos nómadas de la creación, pues para seguir existiendo tenemos que abrir, por tierra, mar y aire (es decir, por nosotros mismos, en el interior de nuestra humanidad), unos caminos que aún no existen, pues nosotros mismos los trazamos.

Somos peregrinos de Dios (no simplemente de la Meca o Roma, de Compostela o Jerusalén). Los creyentes monoteístas estamos convencidos de que el camino que debemos recorrer se identifica de algún modo con Dios, pero no podemos demostrarlo, como se demuestran las cosas de la ciencia, sino que lo debemos evocar y expresar con nuestra propia vida y con nuestra opción de futuro.

No caminamos en vano, a través de unas sendas perdidas de bosque que vuelve a cerrarse tras nosotros (como ha supuesto en el fondo Heidegger), sino que nos abrimos y nos abre Dios hacia su propio futuro, que es el despliegue de la vida. Eso significa que somos “creadores”, en el interior de un Dios que crea (sigue creando) a través de lo que nosotros seamos y hagamos.

En ese trance de futuro,

que el judaísmo interpreta como Éxodo, el Islam como Héjira y el cristianismo como Pascua de Jesús nos sitúa el adviento, que es un “tiempo común” para todas las religiones (por lo menos para las monoteístas). Todos esperamos la llegada de Dios y nos sabemos caminantes, peregrinos, sabiendo que nuestro ser más hondo es tiempo (tiempo para Dios y desde Dios). En este adviento, nosotros (los creyentes, todos los hombres) no somos unos simples espectadores, sino más bien creadores de futuro, es decir, de nosotros mismos, en Dios.

Unidos por una esperanza compartida, eso queremos ser los creyentes de Adviento, sabiendo que nuestra historia no está escrita ni fijada todavía, sino que nosotros mismos la vamos trazando, mientras Dios recorre en nosotros y por nosotros su camino. Los filósofos griegos pensaban que todo estaba ya hecho, el “ser” ya estaba realizado, de manera que nosotros no teníamos otra salida que la de esperar que se cumpliera el destino en nuestra vida. Pues bien, en contra de eso, los cristianos creemos ya que nuestra vida no está escrita, sino que tenemos que escribirla nosotros en y con Dios. Por eso somos adviento.

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“Los corruptos vamos a misa”, por José María Castillo, teólogo

Lunes, 4 de agosto de 2014
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9C3De su blog Teología sin Censura:

Hay dos clases de corruptos. Los corruptos activos y los corruptos pasivos. Activos son los que matan, roban, mienten, ofenden o hacen daño de la manera que sea. Pasivos son los que se callan o se cruzan de brazos ante los atropellos y las injusticias que cometen otros y que se tendrían que denunciar, pero los corruptos pasivos se callan o se quedan quietos, para no complicarse la vida. Con la actividad de unos y la pasividad de otros se produce la sociedad corrupta, engendro de todas las violencias y causa de indecibles sufrimientos. Cuando se llega a este extremo, ya no se trata solamente de que, en un país concreto, haya personas corruptas. Eso siempre ha ocurrido. Pero cuando la corrupción se generaliza, ya sea por la acción de unos o por la omisión de los demás, entonces – y es el caso de lo que estamos viviendo ahora mismo en España – lo que ocurre es que el tejido social se daña hasta el extremo de tener que hablar, con todo derecho, de una sociedad corrupta.

Como es lógico, en una situación así, se echa mano de la codicia de unos, de la ambición de otros, de la desvergüenza de los poderosos, del miedo de los cobardes, etc, etc. Y todo eso es verdad. Pero, no sé si para aportar algo de solución o quizá para echar más leña al fuego, a todo lo dicho, yo quiero añadir un elemento más. Me refiero a la religión. Y digo esto porque se me antoja que la religión está desempeñando, en esta desdichada situación, un papel más importante de lo que quizá podemos sospechar.

¿Por qué digo esto? Porque resulta inevitablemente sospechoso que los países del Sur de la UE, que son los países tradicionalmente más cristiano-católicos, son precisamente los países que se han hundido más en la crisis. Porque ha sido en estos países donde la corrupción económica ha dado la cara de forma más generalizada y con hechos más repugnantes y groseros. ¿Cómo se explica que sectores tan “tradicionalmente católicos” de nuestra “católica España” sean sectores tan escandalosamente corruptos?

Mi punto de vista, en este asunto, es el siguiente. La observancia de prácticas religiosas y la fidelidad a rituales sagrados conlleva inevitablemente una consecuencia que puede resultar peligrosa y hasta suele tener efectos perniciosos. ¿A qué me refiero? Me refiero ante todo a que, con demasiada frecuencia, los rituales religiosos tranquilizan la conciencia inquieta del delincuente. Por ejemplo, un empresario que está ganando más cada año, si esas ganancias se explican (en buena medida) porque paga sueldos que no llegan a los quinientos euros al mes, sin duda alguna ese empresario es un delincuente, por más que sus papeles esté en regla y de acuerdo con lo que otros delincuentes han legislado. Pero, si a todo esto añadimos que el tal empresario, además de delincuente, es religioso – por poco religioso que sea -, entonces “estamos perdidos”. Y el que cobra un sueldo de miseria, que se olvide de salir de su miseria. La observancia religiosa se encargará de decirle al delicuente que “dios es bueno” y perdona nuestras miserias y pecados. Así funcionan los rituales religiosos. Y así funciona la conciencia humana en demasiados casos.

Termino con una pregunta. ¿Por qué no pocos obispos (y hay honrosas excepciones) tienen la lengua tan suelta cuando se trata de asuntos relacionados con el aborto o la homosexualidad, al tiempo que esa misma lengua está tan calladita en cuanto afecta a los desahucios, el maltrato a los inmigrantes, los parados, los jóvenes sin futuro, los políticos que organizan la economía de forma que unos cuantos se forran de millones mientras que la clase media se hunde y los trabajadores van perdiendo la esperanza de recuperar los derechos perdidos? Es más (ampliando la pregunta): ¿por qué quienes decimos que somos personas religiosas estamos tan calladitos y tan sumisos a este estado de cosas tan inhumano y tan deshumanizador? Me temo que, como ya dijo lúcidamente Martin Luther King, el silencio de las buenas personas” es lo que más daño nos hace a todos. Sin duda alguna, los corruptos pasivos nos llevamos la parte del león

Cristianismo (Iglesias), General, Iglesia Católica , , , , , ,

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