Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Creyentes’

Tierno Galvan: «Yo no soy ateo»

Miércoles, 9 de abril de 2025

IMG_0564Tierno Galván es una de las figuras que más ha marcado la personalidad institucional de Madrid

Una imprescindible entrevista que nos gustó en su momento y que creemos muy necesaria en estos momentos de fundamentalismos “creyentes” y “ateos”, que realizaron al agnóstico  Enrique Tierno Galván, el querido “Viejo profesor” y gran alcalde socialista de Madrid, una de las figuras que más ha marcado la personalidad institucional de la  capital de España, hoy, como su Comunidad, en manos de políticos neoliberales inmisericordes (es sangrante la situación de la Cañada Real), inútiles y de religiosidad de fachada “agua, azucarillos y aguardiente” cuando no de birras.

por Lala Franco. 

Recuperamos, en el centenario de su nacimiento, una entrevista con Enrique Tierno Galván, realizada para Alandar en julio de 1985. Más de 30 años después sigue teniendo una sorprendente actualidad.

El que fue el alcalde más popular de Madrid mantuvo una larga conversación con Carlos F. Barberá en julio de 1985. Tierno padecía ya el cáncer que le costó la vida 6 meses más tarde. El viejo profesor habló de sus creencias, de su condición de agnóstico, de su posición ante la enfermedad y la muerte, y también de su aprecio por la fe y de la aportación del compromiso político de los cristianos. Alandar la publicó en forma de folleto.

Agnosticismo y fe

“Hay una cierta incomprensión respecto del agnosti­cismo y de lo que es ser agnóstico. Las gentes tienden a interpretarlo como una especie de ateísmo y no es eso. Es más, en los agnósticos, en bastantes agnósticos, con frecuencia se da la dualidad de una conciencia inquieta que tiene tendencia a conectarse oracional­mente con el Fundamento y una razón que no com­prende la escatología eclesiástica de cualquier Iglesia que sea, y que no entiende cómo puede haber un Dios personal trascendente. Es decir, que el agnóstico está finalmente convencido de que la religión es necesaria y el agnóstico tiene sus compromisos con el Funda­mento. Lo que no ve es personalizado ese Fundamento… de manera que la problemática del agnóstico no es, en ningún caso, una problemática atea. No niega, sino simplemente no entiende.

Y, por otra parte, siente un enorme respeto hacia la fe. La fe es un mundo privado y desde la fe todo se explica. Y se explica simplemente porque la fe está estrechamente vinculada a la noción de misterio y aceptando el misterio como categoría, como normal­mente hacen los cristianos, prácticamente el problema está, para ellos, resuelto, desde la conciencia que cree, no desde la conciencia que vacila. Porque la razón crea vacilaciones.

En este sentido, es perfectamente conciliable la rela­ción del agnóstico con las instituciones religiosas. Las respeta. En muchos casos las admira y, desde luego, tiene una actitud incluso reverencial frente al hombre de fe, el que ha resuelto todos los problemas porque se ha vinculado al misterio y porque acepta el misterio como una solución.

Pero para la inteligencia, aceptar el misterio como una solución es sobradamente difícil.

No hay, pues, contradicción ninguna. Yo, en bro­ma, suelo decir que Dios no abandona nunca a un buen marxista, es decir, que realmente no hay ninguna contradicción ni ningún problema para nosotros, el mundo agnóstico, para admitir a las personas de fe. Incluso yo dijera que reverenciarlas. Reverenciarlas porque la fe es un hecho inaudito, es un hecho extra­ordinario. La fe profunda, sólida y auténtica es uno de los fenómenos más interesantes que se producen en la mundanalidad, en donde estamos, en el mundo de lo que hay.

No queremos, en ningún caso, entorpecer la evolución y el crecimiento del espíritu religioso, bien sea un espíritu religioso cristiano, bien sea un espíritu religio­so vinculado de una u otra manera al Fundamento. El Fundamento que para los cristianos es un Dios tras­cendente, para los agnósticos es un fundamento que está dado en la vida, en la vida en términos muy gene­rales, incluso en la vida cósmica y en la vida teológica.

Por otra parte, el agnóstico tiene una cierta presunción respecto el rito. Comprende que el rito se ha ido formando con los siglos y que es muy difícil prescindir de él, pero ve siempre la moral por encima del rito, la verdad por encima del rito e, incluso, la crítica inte­lectual por encima del rito. Yo tengo amigos creyentes, no simplemente creyentes, sino con el fundamento de la creencia en el reconocimiento de la chispa divina y de sus posibilidades. Diría Santa Teresa: “Esa chispa de Dios que no se apaga en cada uno de los hombres”. Y no hay inconveniente en dia­logar con ellos y en analizar los problemas con ellos.

Desde luego, nuestra pretensión es la de colaborar, la de entender cada vez mejor el problema de la fe y, sobre todo, un cristianismo evangélico, un cristianis­mo que tiende a vencer el rito y que practica la verdad evangélica como verdad de luz. A eso está muy próximo el agnóstico, porque el agnóstico está metido, quiérase o no, en el ámbito cultural cristiano”.

Fe, razón… y la nada

IMG_0563El alcalde Tierno Galván en una imagen de archivo

“Fui creyente hasta los quince-dieciséis años. Mi ma­dre era una cristiana fervorosa y yo iba con ella a la novena y a las “flores”, y esto con mucha frecuencia, bien en el pueblo, bien en Madrid, frecuentemente a la iglesia de San Marcos, porque vivíamos cerca. Pero es que en esas edades no entra la crítica racional res­pecto, sobre todo, de problemas para los que la teología propone soluciones, pero que siempre dejan a uno intranquilo. Por ejemplo, el retraso histórico de la aparición del cristianismo, cuando tantas gentes antes habían sufrido y necesitaban también de ese consuelo. Es un retraso histórico difícil de explicar. No se sabe por qué se elegía ese tiempo y por qué se favorecía a unas gentes y no se favorecía a otras. Como es muy difícil de explicar el hambre desde el punto de vista de la justicia divina. No se entiende, pero, en fin, ya he­mos dicho que para el hombre de fe esto entra en el ámbito del misterio.

Cuando a mí se me plantearon estos problemas y no los pude resolver racionalmente, dejé de creer. Lo que demuestra que la actividad sentimental y de concien­cia, está en mí vinculada a la razón. Soy casi un ilus­trado y que, al no responder la razón a los problemas, pues se enfrió la fe.

Pero hay una reflexión -continua- por parte de muchos agnósticos sobre el sentido del mundo y que es el Fundamento. Es uno de los problemas básicos para nosotros y estamos siempre preguntándonos qué sentido tiene que el mundo no tenga sentido nada más que en sí mismo. ¿Qué quiere decir eso?

Y nos encontramos también con la nada. En el fon­do, está el telón, la nada, y realmente no nos satisface tener como fundamento y telón de fondo la nada; por­que la nada, aquí, adquiere cierta sustantividad y ha­bía que preguntarse qué es esa nada que tiene una cierta sustantividad, que no es solo la contradicción lógica del ser. Pero no pasamos de ahí porque la investigación y la razón no pueden pasar y admitimos que es el Fundamento, pero, como decía antes, no lo ad­mitimos ni trascendente ni personalizado.

Quizá los agnósticos como yo seamos, según se dice, “una raza a extinguir”. Posiblemente. Puede que los agnósticos acaben disolviéndose en un escepticismo radical, puede ser. Es mas: puede que el mundo vaya hacia ese escepticismo radical en términos generales, salvo las minorías que conservan la levadura, para emplear una expresión evangélica, expresión muy gra­ta a San Pablo, por otra parte. Es posible. No puedo decir ni que sí ni que no. Todo es posible”.

Iglesia, iglesias e instituciones

“Las iglesias son muchas y son excluyentes. La Igle­sia ha estado siempre al lado del poder. En ocasiones ha luchado con el poder para conseguir más poder, como en los tiempos antiguos o en la Edad Media, pero se ha ido vinculando al poder, olvidando en par­te, no sé si esto será exacto o no, los consejos de Cristo y algunas veces incluso los mandatos de Cristo tal y como aparecen en los Evangelios.

Desde casi mi juventud primera, me ha parecido que la Iglesia había hecho en el proceso histórico enormes concesiones a las exigencias temporales y al poder temporal; que había abandonado su condición de institución espiritual y de institución moral en una gran parte y había cedido a presiones del poder, sobre todo a tentaciones económicas para conservarse como institución, desde muy antiguo, y las había defendido y había estado siempre al lado de aquellos que cuida­ban de sus intereses no al lado de aquellos que no cuidaban de sus intereses, sino que, al contrario, le pedían sacrificios. Esto es indiscutible históricamente y en gran parte en el momento actual. Lo que ocurre es que la Iglesia va tomando conciencia de que, si como Iglesia e institución está al lado de los grandes intere­ses del mundo, la Iglesia se pierde como tal Iglesia y queda siempre la fe, pero no orientada ya eclesiásticamente. Yo no quiero hacer críticas personales de ninguna manera, pero la renovación de lo que llamaríamos, por llamarlo de algún modo, iglesias naciona­les, está muchas veces en contradicción con lo que el poder centralizador de la Iglesia universal exige. Hay contradicciones muy profundas, porque las iglesias na­cionales se tropiezan con problemas que tienen que resolver desde el espíritu evangélico y a la vez en or­den de los presupuestos de poder que la Iglesia tiene como ámbito de decisión universal. Así ha pasado con muchos sacerdotes hispanoamericanos.

IMG_0562El alcalde presidente del ayuntamiento de Madrid

Ha habido un cambio sobre todo en las relaciones con el mundo no eclesiástico. En la Iglesia española yo noto una inclinación mayor hacia la humildad, ha­cia el sacrificio, hacia alejarse de lo aparatoso, o inclu­so yo creo que hay una cierta mala conciencia respec­to de la riqueza de las jerarquías eclesiásticas.

Ojalá la Iglesia se alejase del poder y ejerciese solo su autoridad moral. Sería admirable. Y además, la Iglesia entonces tendría un inmenso prestigio.

Realmente, yo creo que se están renovando las inquietudes, que la conciencia religiosa eclesiástica estaba adormecida y aceptaba con fe de carbonero los problemas del mundo. Pero me parece que ahora se ha dejado ese tipo de fe adormecida y que dijéramos que es una fe quebradiza y muy frágil, por una fe que tiene sus propios problemas, que no deje de ser fe, pero que es analítica, de profundas inquietudes.

Los problemas, eclesiásticamente, son muy difíciles de resolver, porque hay contiendas de poder, pero evangélicamente, es decir, cediendo, cediendo con hu­mildad y haciendo siempre testimonio de profundo respeto a lo que el otro dice y admitiéndolo, evangélicamente sería fácil de resolver.

Es una pena que haya tan pocas instituciones que poten­cien el espíritu. Entre ellas está no sólo la Iglesia católica, cuya dimensión evangélica es muy respetable, sino otras iglesias como las evangelistas que, en su ámbito, contribuyen poderosamente a la realización de los bienes del espíritu.

Yo creo que en el ámbito de los grupos humanos la subjetividad se trasciende a sí misma y se constituye en objetividad. Y esa objetividad, a su vez, puede in­fluir en la subjetividad en una relación dialéctica y esa influencia es positiva en algunos casos y negativa en otros. Lo que tiene de positiva es el ahondar en la dimensión espiritual y el aumentar la dimensión espi­ritual del mundo que, en cierto modo, se traduce en valores como la paz, el bienestar, la reflexión científica, la investigación…, que son consecuencia de la presión del espíritu objetivo creado por el espíritu subjetivo.

Pero el hecho es que la sociedad está hirviendo y una gran parte de ese hervor se traduce en fervores, fervores pacifistas y fervores ecologistas que son nobilísimos y no tendrían que estar marginados por los partidos políticos, sino protegidos por ellos y por el poder. Hay que despertar la conciencia de la gente respecto de la contradicción que significa, por poner un ejemplo, el científico -muy diferente en Norteamérica, yo lo he visto- que sale de su casa, besa al niño, dice adiós al jardinero, besa a su mujer, ha deja­do la segadora hace unos momentos, por la mañana temprana, en un jardín cuidado…, en fin, ese científico que es un hombre de paz que cuida a su familia, “un hombre decente”, pero que se va al laboratorio a traba­jar en una bomba atómica. Hay que poner al descu­bierto esas contradicciones. Trabajar por la bomba atómica, trabajar por la destrucción universal es imperdonable”.

El dolor y la fe

“Cuando en la grave intervención quirúrgica que su­frí en febrero de 1985 me enteré de que muchos con­ciudadanos madrileños cristianos rezaban por mí, sentí un enorme agradecimiento. Porque yo creo que en la economía del cosmos (un cristiano diría en la economía de la creación) todo influye, nada se pierde en el orden del espíritu y estoy seguro de que eso me ayudó.

El dolor es un problema muy difícil. Lo que ocurre es que el dolor se puede admitir como algo estricta­mente natural. Es decir, pasado cierto dintel de organización, el proceso de desorganización o la falta de coordinación biológica con el psiquismo y entonces el dolor tiene un aspecto puramente mundanal.

Cuando el dolor se atribuye a una ausencia de la presencia de Dios en la ayuda de esa persona provoca no solo el dolor físico, sino el dolor espiritual, la amargura espiritual. Está el “Dios mío, por qué me abandonaste”, que con frecuencia surge en el ámbito del dolor y suele crear dudas, vacilaciones profundas, incluso angustia. Porque es muy difícil explicar la muerte de los niños, por ejemplo, y por qué se produ­ce esa muerte, cómo entra esto en la economía de la creación… Es muy difícil de explicar.

De manera que hay un dolor trascendente y un do­lor biológico. El dolor trascendente surge en la conciencia cristiana y el dolor biológico está, simplemen­te, en el ámbito de la conciencia agnóstica. El dolor lleva, de una manera u otra, a buscar el camino de la esperanza y el camino de la esperanza se encuentra muchas veces en la oración como vehículo para hallar al gran salvador, al que ha de resolver. En este sentido, el dolorido, el que está padeciendo el dolor, busca el camino de la esperanza que va a dar a un ser superior que organiza el mundo. Para el agnóstico que no quiera incurrir en deslealtades es muy cla­ro que incluso el dolor hace más problemática la justi­cia divina”.

Los cristianos de mi ciudad

«…La religión católica es el 90 por 100 de la cultura de parte de Occidente y, concretamente, de España. Y el cristianismo es el 90 par 100 de la cultura occiden­tal».

«Se comenzó a ver claro (año 1968) que ni yo ni las gentes que estaban en lo que ya entonces era el Parti­do Socialista del Interior teníamos la condición de an­ticlericales, sino el mayor respeto por las iglesias y por la Iglesia católica en particular. También en muchas ocasiones tuve que explicar, incluso a sacerdotes, que cuando Marx hablaba de la religión como opio del pueblo, se refería a la religión que excluye la crítica y evita la lucha de clases, o lo que es lo mismo, a la religión formal o mercancía, pero no a la religión como fenómeno de comunicación y elemento espiri­tual que transmite y sostiene con las creencias supe­riores valores superiores. Al hilo de éstas y otras reflexiones he pensado muchas veces que ha sido pena, y grande, que en España no hayamos podido hacer la revolución con que soñábamos, pues una gran parte de la Iglesia hubiera encontrado su purificación incor­porándose a la ruptura…» (Cabos Sueltos, 1981)

“Soy alcalde de una ciudad, Madrid, muchísimos de cuyos ciudadanos son cristianos. Y desde la alcaldía estamos ayudando todo lo que podemos a que no se pierdan las tradiciones religiosas e incluso a que no se pierda el hecho mismo de una religión eclesiásticamente constituida. Nuestra actitud con relación a la Iglesia es una actitud de abierta colaboración y segui­remos por ese camino, porque la religión hace falta de una u otra manera, hace falta que la gente reanime su conciencia y reflexión.

Me atrevería a pedir a mi conciudadano cristiano que dejase sus prejuicios, que a veces los tiene. Es decir, que no por ser cristiano creyese que tiene que ser de derechas, que esto es muy frecuente en España. Que comprendiese bien y abiertamente a los demás y que tuviese un espíritu de colaboración con los que no son cristianos.

Toda fe es positiva. La fe autentica y cultivada. No esa fe que no se puede llamar fe, esa aberración negati­va y cerrada, Luzbel…, no. La fe positiva, clara y abierta produce una actitud generosa. Y cuando la fe no produce una actitud generosa…, me niego a admitir que sea fe. Siempre que he hablado con personas que tienen una fe profunda, las he encontrado propicias a la generosidad, como es lógico. En lenguaje cristiano eso se llamará misericordia o virtudes de ese carácter, pero el hecho es que son propicios a la generosidad. La fe propugna eso y la fe defiende eso. Y, efectiva­mente, hoy en los barrios de Madrid hay mucha gente de fe que está trabajando con los humildes y los está defendiendo y eso, para nosotros, no sólo es respeta­ble, sino que es una gran ayuda.

No estoy hablando de los cristianos en la lucha política. Porque la política lleva a compromisos de poder que castigan y lesionan la moral, a veces. Y las gentes que tienen, como los cristianos, una conciencia moral especialmente sensible se aleja de esos campos en que la lucha política es, muchas veces, incompatible con una conciencia moral clara. Yo me he ido alejando del poder también. He vivido la lucha contra un poder que me parece injusto y que me parecía que atentaba contra la dignidad humana. Luchar contra el poder cuando es una lucha moral contra un poder que es inmoral, eso es justo y no crea problemas. Los problemas se crean particularmente en la lucha por el poder, cuando uno quiere adquirir más ámbito de po­der y ejercitarlo. Yo nunca he estado en eso. Nunca he luchado por el poder, nunca he tenido el mínimo po­der y aún ahora estoy ajeno al poder político, porque somos meros administradores y esto no es poder, es, simplemente, autoridad.

La política de altura crea a los cristianos mayores problemas. Les crea problemas terribles. Incluso les obliga, muchas veces, a practicar la doble moral: la moral privada y la moral pública.

Mi consejo al cristiano evangélico sería el de que si no puede cultivar una política en que la moral conser­ve su integridad y tiene que incurrir en las dos mora­les…, que deje la vida política, la vida por el poder y las luchas por el poder. Si consigue que la lucha por el poder y las contradicciones en el poder no lesionen su conciencia ética…, adelante. Sería admirable. Pero si no lo consigue es mejor que abandone la política.

En cualquier caso, el cristiano se puede comprome­ter en la base y trabajar en la base y dejar la dirección política a los pocos -siempre serán pocos- cristianos que hayan sido capaces de conciliar su conciencia con el poder.

En la base siempre será justo que los cristianos ten­gan una participación política, que tengan una ideología, aunque esa ideología siempre debe estar subordi­nada a los principios morales superiores del Evange­lio. Y yo admito que, para el cristiano, la moral no es una ideología. Para el cristiano la moral es un valor trascendente que está por encima de la temporalidad. Y en este sentido los cristianos tienen que estar más subordinados a la moral que cualquier otra persona, cualquier agnóstico, por ejemplo”.

Autoría 

IMG_0565Lala Franco

Alandar me permite hacer una de las cosas que mas me gustan como periodista: entrevistar a esas personas que son la sal de la tierra porque van cambiando el mundo con su trabajo, su reflexión y su denuncia.  Además, es un espacio para la libertad y la creatividad dentro de la Iglesia, muy necesitada de ambas. Y me da pistas para vivir de un modo más solidario y menos consumista y para seguir alimentando el núcleo espiritual que nos vincula, desde lo profundo, con el mundo, con los otros y con Dios.  Por lo demás, ahora soy una periodista jubilada de TVE que se mete en muchos líos. En la Revuelta de mujeres en la Iglesia, por ejemplo. Y que está agradecida a dos espacios eclesiales: la JEC (Juventud Estudiante Católica, que me albergó de joven, y Profesionales Cristianos (PX), mi actual comunidad de referencia. Soy murciana y, además de mi tierra de origen, amo Madrid, donde vivo;  pero también la Montaña Oriental Leonesa y Asturias, donde paso buena parte de mi tiempo. La vida, pues, no cesa de abrirme a  paisajes y horizontes nuevos, en todos los sentidos. Y yo trato dejarme sorprender por la riqueza y la novedad que nos rodea y los mensajes de cambio que sugiere.

Fuente Alandar

Espiritualidad , , , , ,

Francesc Torralba: “En todo creyente hay también un agnóstico”

Miércoles, 1 de mayo de 2024
Comentarios desactivados en Francesc Torralba: “En todo creyente hay también un agnóstico”

IMG_4170IMG_4172El filósofo y teólogo catalán publica, con Fragmenta, ‘Benaurances para agnòstics

“Un ejercicio intelectual intenso y extenso en el tiempo que me ha permitido profundizar en una de las páginas más bellas del Evangelio”: Francesc Torralba, sobre el proceso de escritura de su nuevo libro, Bienaventuranzas para agnósticos (Fragmenta)

A través de una larga serie de cartas cruzadas ficticias entre Francisco (alter ego del autor) y Guillem (un amigo agnóstico), el teólogo y filósofo barcelonés ofrece una mirada personal al texto de las bienaventuranzas

“Podemos alcanzar una felicidad imperfecta, pero sólo si velamos por causas nobles … Es la felicidad que tiene quien pacifica un entorno, quien lucha por la justicia, el que con su entrega consigue un bien para los demás. Esto es lo que realmente nos llena”

(Flama).- “Un ejercicio intelectual intenso y extenso en el tiempo que me ha permitido profundizar en una de las páginas más bellas del Evangelio”. Así describe Francesc Torralba el proceso de escritura de su nuevo libro, Bienaventuranzas para agnósticos (Fragmenta), un trabajo en el que, a partir de una larga serie de cartas cruzadas ficticias entre Francesc (alter ego  del autor) y Guillem (un amigo agnóstico), el teólogo y filósofo barcelonés ofrece una mirada personal al texto de las bienaventuranzas. “Sólo por esta página, vale la pena leer todos los Evangelios”, asegura Torralba sobre estos principios divinos a través de los cuales despliega con maestría los grandes principios de la propuesta cristiana.

– ¿Cómo surgió la idea de ese libro en forma de diálogo ficcionado?

– El epistolario es un género literario que siempre me ha interesado. He publicado varios libros de cartas, pero éste es un epistolario ficticio porque yo soy el emisor y el receptor de las cartas. Me gusta este género porque a través de él se da vida a dos personajes distintos que tratan los temas desde distintos ángulos. Me interesa la voz del creyente, pero también la del agnóstico. Quiero dar relevancia a sus preguntas y cuestiones y también a ese punto de vista opuesto al mío. La mejor forma de hacerlo era a través de un diálogo abierto y sin complejos sobre una cuestión de interés universal: la felicidad.

– ¿Qué hace pensar que las bienaventuranzas puedan ser susceptibles de una “adaptación” para agnósticos?

– Todo ser humano, por naturaleza, desea ser feliz. Sin embargo, hay varios caminos hacia la felicidad y no todos son coincidentes. Me ha interesado presentar el programa de felicidad que emana del Evangelio y, en particular, del Sermón de la montaña. Lo he querido hacer considerando en serio las objeciones que presentan mis amigos agnósticos, para ver qué congruencia o solvencia tiene el programa de felicidad que plantea Jesús en las ocho bienaventuranzas. No me propongo adaptarlas a la visión agnóstica, sino presentarlas de forma significativa y razonable, atendiendo a sus preguntas y cuestiones. Un título más largo y quizás más adecuado habría sido: ‘Las Bienaventuranzas explicadas a mis amigos agnósticos’, pero el editor, con buen criterio, lo desaconsejó para simplificarlo y hacerlo más ágil.

– ¿Ha sido complicado para usted meterse en el papel de Guillermo? ¿Cómo ha sido ese proceso?

– No ha sido difícil presentar la perspectiva agnóstica. En todo creyente existe también un agnóstico, alguien que duda, busca, busca, se cuestiona lo que cree. Sólo ha sido necesario darle vida, dejar que se exprese y razone. Guillermo es un agnóstico culto y respetuoso, formado en la tradición cristiana que valora y ama el Evangelio, pero no cree en Dios, ni en ninguno de los dogmas del Credo de Nicea. La he querido presentar con toda solvencia racional y hacer de él un interlocutor válido y serio que plantea preguntas inquietantes que obligan al creyente a repensar lo que da por obvio, claro y evidente. No he querido hacer un esperpento o una caricatura, sino legitimar su posición y entender sus argumentos contrarios a la propuesta de felicidad del Evangelio.

– ¿Qué representan las bienaventuranzas, a grandes rasgos, en el conjunto de la fe cristiana?

– La felicidad perfecta no es posible en ese mundo. Hay demasiado sufrimiento, demasiado dolor, demasiado crueldad para ser verdaderamente felices. Deberíamos encerrarnos en una burbuja opaca y ser ajenos a todo lo que implica alcanzar ese estado de felicidad. No podemos ser felices al constatar tanto sufrimiento en el mundo. Podemos alcanzar una felicidad imperfecta, pero sólo si velamos por causas nobles, si damos lo que somos a los demás, si nos entregamos a quienes sufren. La felicidad que emana del Evangelio no es el confort material, ni el placer sensorial, tampoco es la serenidad psicológica. Es un estado que adviene cuando con su acción o palabra mejoras la vida de los demás, aunque sea de un único ser humano en el planeta. Es la felicidad que tiene quien pacifica un entorno, quien lucha por la justicia, el que con su entrega consigue un bien para los demás. Esto es lo que realmente nos llena.

– Las bienaventuranzas se encuentran dentro del sermón de la montaña, una parte del evangelio que inspiró en buena parte la vida de Gandhi. ¿Por qué cree que el líder pacifista se sintió cautivado por el mensaje de Jesús?

– Gandhi reconoció que el cristianismo le atrajo profundamente, pero nunca renunció de su religión materna, el hinduismo, pero el mensaje de las bienaventuranzas y, en particular, la bienaventuranza que se refiere a los pacificadores, le fascinó. Gandhi luchó por la paz, por el reconocimiento de derechos y por la liberación de su pueblo del imperialismo británico a través de la no-violencia. Jesús vio a un maestro moral de la humanidad, un referente en el camino de desapego. Gandhi vivió con pobreza, luchó por la justicia y por la paz. Forma parte de los santos que no reconoce al santoral. Es una lámpara que ilumina la noche.

Jordi Pacheco

Religión Digital / Flama – (agenciaflama.cat)

Fuente Religión Digital

Biblioteca, Espiritualidad , , , ,

Cuatro de cada diez españoles se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico

Viernes, 3 de septiembre de 2021
Comentarios desactivados en Cuatro de cada diez españoles se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico

BERNARDOHOYOSLas cifras se triplican en dos décadas: pronto serán más que los católicos

En la franja de 18 a 34 años, el 60% se declara no religioso, mientras solo un 30% dice sentirse católico

Apenas el 16,7% de los encuestados se describen como católicos practicantes. Mientras, los católicos no practicantes también retroceden con respecto a enero pasado (39,9% frente a 41,6%)

España ha dejado de ser católica. Lo reconocen hasta los obispos en su último plan pastoral 2021-205, y lo confirma el último estudio del CIS: casi cuatro de cada diez españoles (38,7) se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico. Frente a ellos, apenas el 16,7% de los encuestados se describen como católicos practicantes.

Se trata del máximo histórico del número de no creyentes, y del mínimo de los practicantes. Si se mantiene este ritmo en menos de dos años, los no creyentes en España podrían superar por primera vez a los creyentes.

El informe del CIS también refleja un desplome de tres puntos solo en los siete meses de este año entre los católicos practicantes. Mientras, los católicos no practicantes también retroceden con respecto a enero pasado (39,9% frente a 41,6%). Aunque han remontando ligeramente, ya que el mes de mayo pasado, el barómetro marco un número añun más bajo, 38,7%.

Abriendo aún más el marco temporal, el declive de la religiosidad en España, se ve aún más claro. En el año 2000, las personas no religiosas apenas alcanzaba el 13,1% de la población. Diez años después, en 2010, los no creyentes ya habían experimentado un salto notable de 7,1 puntos para situarse en el 20,2% de los españoles. Y en 2021, el número de ateos, agnósticos o no creyentes se ha triplicado con respecto a hace 20 años, al rozar el 39%.

Iglesias-vacias-Europa_2224887515_14536047_660x371

Y el futuro parece indicar que esta tendencia lejos de revertirse, se incrementará. Porque el barómetro del CIS refleja que en la franja de 18 a 34 años, el 60% se declara no religioso, mientras solo un 30% dice sentirse católico. Un dato que coloca a España cerca de la media europea, ya que según estudios recientes la mayoría de jóvenes se declara no religioso.

Fuente Religión Digital

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , ,

Consuelo Vélez: “En la actualidad las derechas tienen todo menos evangelio”

Martes, 17 de noviembre de 2020
Comentarios desactivados en Consuelo Vélez: “En la actualidad las derechas tienen todo menos evangelio”

helder-camara-el-obispo-rojoDe su blog Fe y Vida:

Los creyentes y sus opciones políticas

“El cristianismo apuesta por la comunidad de hermanos y hermanas, pero no de cualquier manera sino comenzando por los últimos”

“Ante las injusticias estructurales tan evidentes en nuestra América, es necesario apoyar todo aquello que favorezca a los más necesitados”

“Un grave aspecto que hoy vivimos es el populismo de “palabras”, o mejor, los relatos construidos con mentiras sin ningún sustento”

“Las mentiras motivaron a media Colombia a votar por el “no” y, todavía hoy, siguen torpedeando la paz”

Acaban de pasar las elecciones de Estados Unidos y un poco antes las de Bolivia. No voy a dar aquí una reflexión política porque no tengo los elementos suficientes para ello. Pero solo quiero compartir algunas inquietudes desde la experiencia creyente frente a la postura y el voto que emiten muchas personas que dicen ser seguidores de Jesús.

El cristianismo apuesta por la comunidad de hermanos y hermanas, pero no de cualquier manera sino comenzando por los últimos. Es decir, en la vida concreta no se puede ser neutro; hay que asumir posturas determinadas para trabajar por las causas que nos proponemos. Por eso ante las injusticias estructurales tan evidentes en nuestra América, es necesario apoyar todo aquello que favorezca a los más necesitados. Algunos dicen que esto es “populismo” pero yo no acabo de entender esta crítica y lo digo por lo siguiente: ¿hay algún candidato de derecha, izquierda o centro que no sea populista?

Todos ofrecen cambios y se supone que la gente vota por las promesas que hace ese determinado candidato. Con lo cual todos los candidatos son populistas. Pero parece que lo malo es que los pobres crean en esas promesas y además se les dice que quieren ser “atenidos” (como, desafortunadamente, repite la vicepresidenta de Colombia).

Conozco demasiados pobres que trabajan de sol a sol, que se juegan el día a día con una honestidad y entrega que merece todo nuestro respeto. Por supuesto hay pobres que no quieren trabajar como hay muchos ricos que no lo hacen porque nacieron con todas sus necesidades cubiertas, lo cual los hace verdaderamente atenidos, a veces disfrutando de herencias que en sus orígenes no fueron tan justas como se podría creer.

Todo es muy complejo pero lo que quiero afirmar es que un cristiano debería revisar muy bien las promesas de los candidatos y votar por las que van a favorecer a más personas, pero comenzando por los más pobres. Todo esto independiente de si alguna propuesta no me favorece personalmente -ya que todo cambio supone ajustes y algunas poblaciones pueden ser afectadas- pero ¿no es eso pensar en el bien de todos para que “ninguno pase necesidad” -como relata el texto de hechos sobre la primera comunidad cristiana (Hc 4, 34)-? Muchas frases y sentimientos altruistas profesamos, pero llega la hora de ponerlos en práctica y parece que la fe no tiene nada que ver con la vida.

Un grave aspecto que hoy vivimos es el populismo de “palabras”, o mejor, los relatos construidos con mentiras sin ningún sustento. Los creyentes se supone que seguimos al Jesús “camino, verdad y vida” (Jn 14,6) o al Jesús que nos afirma que “la verdad nos hará libres” (Jn 8, 32). Pero no parece que esto se buscara verdaderamente, sino que se apoya el relato que justifica mis posturas, aunque esté lleno de mentiras. Lo repiten de manera tan convincente que se lo creen. No están dispuestos a escuchar otras voces. Ejemplos recientes son el “Castrochavismo” que tanto se invoca, sustentado en dos personajes que ya murieron o el comunismo en el que vamos a caer si no votamos por los personajes de la derecha más derecha. Esto acaba de ocurrir en Estados Unidos y es absurdo pensar que el candidato que ganó las elecciones es comunista, como lo afirmaron en la campaña para desprestigiarlo. Pero parece que muchos de los que no lo votaron así lo creen.

Todo eso no está lejos de la historia vivida en Colombia con el referendo por la paz. Las mentiras de que el Acuerdo tenía perspectiva de género o de que para sostener a los desmovilizados iban a gravar las pensiones de los jubilados y muchas más cosas -evidentemente falsas- motivaron a media Colombia a votar por el “no”. Conocí a muchos cristianos que así lo hicieron y lo peor a muchos clérigos y religiosos/as. Y, todavía hoy, siguen torpedeando la paz y no hay manera de aceptar la gran equivocación que tuvieron.

También la situación de Bolivia es muy compleja, pero podría ser un caso representativo de lo que nos cuesta a los católicos perder la hegemonía del poder religioso y valorar lo indígena y sus culturas ancestrales. Una cosa es hablar en el Sínodo de Amazonia del mundo indígena y repetir hasta el cansancio las maravillas de sus tradiciones, creencias y costumbres y otra muy distinta que haya un gobierno indígena y gane protagonismo.

El discurso del vicepresidente electo David Choquehuanca mostró otra cosmovisión -muy distinta a la nuestra- pero muy valiosa y llena de principios que en nada desdicen de la experiencia cristiana. Pero, por supuesto, una cosa es que lo digamos nosotros, llevando la hegemonía y otra que lo propongan otros y nos quiten el protagonismo. Tendrán muchos errores y contradicciones, pero ¿qué gobierno no los tiene? Solo que cuando vienen del ala que nos desinstala, construimos relatos que nos justifican y no hacemos el esfuerzo suficiente para mantener el diálogo y abrirnos a propuestas que también tienen elementos de verdad, aunque no sean las que nos gustan o a las que estábamos acostumbrados. Es difícil mantenernos en una crítica seria para salvar lo positivo y transformar lo negativo.

“Cuando vienen del ala que nos desinstala, construimos relatos que nos justifican y no hacemos el esfuerzo suficiente para mantener el diálogo”

No se comprende tampoco la altísima votación de los migrantes latinos por un candidato que denigra de los migrantes. Parece que una y otra vez se cumple lo que ya se advertía al pueblo judío: “no maltratarás ni oprimirás al extranjero porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto” (Ex 22,21) pero se olvida con facilidad y, como dice el adagio popular, “no hay cuña que mas apriete que la del mismo palo”.

Otros ejemplos podrían señalarse, pero la intención es volver a preguntarnos si la fe que profesamos se refleja en todos los aspectos de la vida o si rezamos mucho, pero a la hora de decidir por los destinos de nuestros pueblos actuamos como los que no tienen fe buscando solo el interés propio y sin un amor real y comprometido con los más necesitados de cada tiempo.

Ser cristiano es muy difícil porque defender la vida no se limita a slogans universales y descontextualizados, sino que pasa por asumir seriamente la situación presente, mantener una conciencia crítica frente a ella y, sobre todo, apostar por los valores del evangelio que, nos guste o no, parece los representan, en este tiempo, más las políticas de corte social de sectores de centro, izquierda y muchas veces ateos que los que afirmando algunas posturas morales apoyadas desde el cristianismo, proponen políticas que solo favorecen a unos pocos, enmarcadas en contextos de exclusión, marginación o descarte como denuncia el papa Francisco en su última encíclica.

No todas las épocas se configuran de la misma manera, pero en la actualidad las derechas tienen todo menos de evangelio, de defensa de la vida, de fraternidad/sororidad. Lamentablemente han sido apoyadas por numerosos cristianos y parece que lo seguirán haciendo.

Espiritualidad , , ,

España deja de ser católica: ya hay más ateos o no creyentes que católicos practicantes

Sábado, 3 de agosto de 2019
Comentarios desactivados en España deja de ser católica: ya hay más ateos o no creyentes que católicos practicantes

el-sindrome-de-las-iglesias-vacias_560x280Que se pregunten los obispos el por qué…

Aunque los que se dicen católicos son mayoría, solo un 22% acude a misa o se confiesa mientras los agnósticos o ateos son casi un tercio, según el último CIS

En Cataluña, Valencia o Euskadi, ateos, agnósticos o no creyentes son casi la mitad, según el CIS

Por contra, el 90% de los riojanos son católicos, y no hay porcentaje de ateos o no creyentes

Ocho de cada diez matrimonios que se celebran son civiles, mientras las cifras de bautizos y comuniones se desploman

Dos de cada tres españoles se declaran católicos, pero no llega a un tercio de ellos (el 22,7%) los que afirman ir a misa o confesarse, según el último barómetro del CIS, que por primera vez constata que los ateos, agnósticos o no creyentes superan a los católicos practicantes al llegar al 29%. Apenas un 2,3% afirma pertenecer a otra religión distinta a la católica.

Los datos del CIS son tozudos: el 7,5% de los españoles se considera agnóstico, mientras que los indiferentes o no creyentes suman el 8,3 y los ateos se colocan en el 13,3%. En total, 29,1%. Casi tres de cada diez ciudadanos no quieren saber nada de la Iglesia católica. Una cifra que, ocho décadas después, termina por dar la razón a Manuel Azaña: España ha dejado de ser católica.

Las cifras son especialmente rotundas en Cataluña donde, aunque los que se dicen católicos alcanzan el 52%, apenas un 10,9% va a misa. Por contra, los ateos son el 26,4%, los ateos, el 11,3, y los agnósticos, el 6%. En total, un 45,9% de los catalanes (hay que sumar el 2,2 de los que profesan otra religión) pasa de la Iglesia. Y entre los que se dicen católicos, sólo el 5,3% van a misa todos los domingos. El 73%, por el contrario, no va nunca o casi nunca.

La situación se repite en otras regiones, como la Comunidad Valenciana, donde los practicantes apenas llegan al 13,8%, frente al 15,8 de ateos, 11,2 de no creyentes o 5,3% de agnósticos. O Euskadi, con un 16,9% de católicos practicantes por un 18,9% de ateos, 12,8 de no creyentes y un 10,8 de agnósticos. En la Comunidad de Madrid, los ateos (15%), agnósticos (13,5) o no creyentes (6,9) también superan a los católicos practicantes (20,4%).

Por contra, en La Rioja, los que se definen como católicos llegan al 90% (40% practicantes y 50% no practicantes), mientras que no hay datos de ateos, no creyentes o fieles de otras religiones. Los agnósticos riojanos, eso sí, ya suman el 10%.

¿Cuál es la razón? Tal y como admiten los obispos, la “progresiva secularización” de la sociedad española, que afecta más a las regiones más industrializadas y con mayor índice cultural e interreligioso, como Cataluña, Madrid, Comunitat Valenciana o Euskadi, mientras que en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura o Andalucía la presencia de la Iglesia católica continúa siendo predominante.

Privilegios económicos de los Acuerdos Iglesia-Estado 

En su reflexión parlamentaria de 1931, Azaña apuntaba que la cuestión era “organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español”. En el contexto actual dibujado por el CIS se da una situación de privilegio para la estructura católica, consagrada en los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 que aseguran, entre otras cosas, un flujo económico ininterrumpido desde las arcas públicas a a la Conferencia Episcopal Española.

Y eso a pesar de que no sólo disminuyen los que se declaran católicos o van a misa, sino que también han descendido de forma drástica los ‘ritos religiosos’ (bautizos, comuniones o bodas). Según los datos de la propia Conferencia Episcopal, mientras en 2007 se celebraron 325.271 bautizos en España, el pasado año apenas fueron 214.271.

Del mismo modo, como asegura el último informe de la Fundación Ferrer i Guardia, el 80% de los matrimonios ya se celebran por lo civil. Como ocurre con los datos del CIS, la situación es especialmente delicada en Cataluña –el 90,9% de las bodas son civiles– o Euskadi donde se sitúan en el 87,4%.

Una realidad que, según el autor de la investigación, Josep Mañé, empeorará, pues “casi un 50% de las personas de entre 18 y 24 años se declara no creyente, superando el porcentaje de los que sí se consideran religiosos”.

Fuente Religión Digital

General, Iglesia Católica , , , , , , , , ,

Tim Cook: “Ser gay es el mejor regalo que me ha dado Dios”

Martes, 30 de octubre de 2018
Comentarios desactivados en Tim Cook: “Ser gay es el mejor regalo que me ha dado Dios”

220px-tim_cook_2009_croppedApple es una empresa que para algunos alcanza casi el status de religión, a juzgar por las enormes colas que se montan en sus tiendas cada vez que lanzan alguno de sus gadgets. Aunque no es la empresa más LGTBfriendly – otra tecnológica como IBM ostenta ese título -, es conocida por lanzar productos conmemorativos durante el Orgullo LGBT o entrañables campañas publicitarias con parejas del mismo sexo. Pero si hay alguien que hace campaña en favor del colectivo LGBT, ese es Tim Cook, su CEO.

Hace unos años que salió del armario, algo que le ha costado que en países como Rusia retirasen su estatua. Su status como uno de los personas más influyentes del planeta le ha llevado a hacer campaña a favor del matrimonio igualitario y contra la discriminación. Crítico con Trump, ha aprovechado su enésima entrevista para criticar merecidamente al presidente de Estados Unidos y declarar que ser gay es el mejor regalo que le ha dado Dios.

Tim Cook ha visitado fugazmente nuestro país con motivo del inminente lanzamiento del HomePod, pero horas antes hablaba sobre Trump y su enésima cruzada contra las personas trans. Preguntado sobre qué pensaba de todo esto y de si se había abierto el sector tecnológico por su salida del armario, el CEO de Apple declaró:

Todo el mundo debería ser tratado con dignidad, independientemente de su orientación sexual, género, religión, etnia… Salí del armario porque con los rumores, recibía historias de niños que habían oído rumores sobre mi. Decían que les hacían bullying, que les iban a echar de casa, que pensaban en el suicidio. Cosas que llegaron a mi corazón. Soy una persona privada y tengo mi círculo íntimo, pero creo que tenía que hacer algo por ellos, no podía ser egoísta, tenía que mostrar que se puede ser gay y seguir adelante, hacer grandes cosas. Estoy muy orgulloso de ser gay, es el regalo más grande que me ha dado Dios.

Curiosamente, Apple fue acusado hace un par de años de ser antirreligioso por ser apoyar los derechos LGTB, pero en una curiosa carambola el CEO de Apple demuestra que es gay y creyente.

Fuente AmbienteG

General, Historia LGTBI , , , , , ,

Creyentes fundamentalistas, ¿Son auténticos creyentes?

Sábado, 19 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en Creyentes fundamentalistas, ¿Son auténticos creyentes?

dada22222Quisiéramos matizar que está reflexión se refiere a los fanáticos fundamentalistas, no a todos los creyentes musulmanes. El Islam no es culpable, lo es el fanatismo islamista, como lo son los supremacistas blancos de Charlottesville, no el Cristianismo…

“Porque es una cuestión de fe, la solución del problema no es sólo cuestión policial y de armas”

“Los terroristas islámicos no son barbaros, ni cobardes, ni locos porque saben perfectamente lo que hacen”

(Manuel Mandianes, antropólogo del CSIC).- Un terrorista islamista puede actuar sólo pero no es un solitario sino que piensa y actúa como miembro de una comunidad de creyentes. En general, son creyentes fundamentalistas: que siguen un texto, el fundamento, al pie de la letra: la literalidad tal como ellos la entienden, y fanáticos: que se guían ciega y exclusivamente por sus ideas, sin prestar atención ninguna al resto del mundo circundante. Parafraseando aquella frase célebre entre los primeros cristianos se puede decir: “sangre de fieles (islámicos), semilla de creyentes”.

Ha podido recibir sus creencias de sus padres, en la mezquita, de un grupo, de un maestro. La única manera de defender su religión y extenderla hasta el confín de la tierra es actuar, desplegar el que ellos creen que es el mensaje de Alá: extender la UMMA, la comunidad de creyentes, hasta los confines el mundo. Para lograrlo hay que convertir a los infieles y al que no quiera convertirse hay que hacerle la guerra santa. También el Evangelio envía a los apóstoles a predicar al mundo entero para que el que oiga se convierta si quiere.

Muchos dicen: “Eso (el terrorismo) no es Islam porque no está en el Corán”, tampoco la devoción a San Antonio está en la Biblia y sin embargo es practicada por millones de católicos. Una cosa es la ortodoxia teológica y otra la religión vivida y practicada por los fieles. El terror es uno de los medios para lograr sus propósitos y fines. El terror es uno de los medios para preparar el camino, para que los infieles se conviertan; son maquiavélicos, los fines justifican todos los medios.

Los terroristas islámicos no son bárbaros, ni idiotas, ni cobardes, ni bastardos, ni locos porque saben perfectamente lo que hacen, ni incoherentes porque lo hacen para desplegar la esencia del mandato de Alá, ni mercenarios porque no actúan por grandes sumas de dinero puesto que la mayoría de ellos se auto inmolan y los otros saben que, en la mayoría de los casos, antes o después, serán atrapados por la policía.

Tanto da que nazcan en Francia como en Alemania, Inglaterra o España; ellos son islámicos. La inadaptación a un estado no islámico hace parte integrante y constitutiva de su identidad. Los islamistas no se adaptan “Es la voluntad de Alá que todos los demás se adapten a ellos”, piensan ellos. Su fe está por encima de cualquier otra circunstancia que identifique al ciudadano.

Los líderes, muchos columnistas y tertulianos y parte de la inteligencia de Europa no entienden esto porque no han pensado en ello, y porque muchos de ellos son ateos y desprecian la fuerza de la fe. Por eso, porque desconocen los términos del problema, todo lo que dicen se reduce a pura y vana palabrería que sólo sirve para desahogo y confesar la angustia que atenaza a las comunidades. Porque es una cuestión de fe, la solución del problema no es sólo cuestión policial y de armas.

Jesús Bastante

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, General, Islam , , , , ,

Creyentes de Adviento, nómadas de Dios

Sábado, 5 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en Creyentes de Adviento, nómadas de Dios

imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Un dicho enigmático y fuerte de Jesús retoma una sentencia de la sabiduría universal: “Las aves del cielo tienen nido, las zorras madrigueras, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8, 20).

El término “Hijo del hombre” tiene aquí un sentido doble, puede entenderse de dos formas:

‒ alude, por un lado, a la humanidad en su conjunto, especie caminante, que vuela o navega a su futuro en Dios, que es futuro en su propia humanidad, como pájaros del cielo formando una flecha en las nubes, como barco africano que puede naufragar;

‒ pero se refiere al mismo tiempo a Jesús, que viene a ofrecernos un camino en el tiempo a los que parecen que no tenemos ya tiempo, porque el mundo viejo acaba, como decía el profeta Juan Bautista… como el cielo de las aves si pierde su limpieza, como el agua de los mares de África si mueren todos los que llenan su patera.

12345525_522945314549332_8605022544913610720_nCaminantes somos, todos en el mismo vuelo, en un mismo barco, pero tendemos a olvidarlo, y Jesús nos recuerda que los somos, nómadas del tiempo y de la vida, como él lo fue, emigrantes sin casa fija ni morada permanente, como el barco que debe or abriendo surco en el mar del futuro… a no ser que se hunda o lo hundamos nosotros en los mares.

No deberíamos tener ni una piedra donde reclinar la cabeza, para así poder ir caminando, volando, navegando todos… Pero muchos hemos excavado cuevas donde nos cerramos, para no caminar; hemos cerrado murallas de piedra o de ejércitos armados, para no dejar que otros caminen, y vengan a nosotros…

No queremos caminar, no les dejamos volar… y así no volamos nosotros, ni ellos pueden hacerlo, y muchos penan y mueren en mares y campos adversos llamando a nuestra puerta cerrada, como si no fuéramos todos Adviento.

Caminantes somos, pero…

muy pronto lo olvidamos, y queremos excavar la casa (¡una casa para siempre!) sobre una roca móvil de Roma, o de la Gran Europa, y cerramos la muralla, para que no vengan otros, y así no podemos ni caminar nosotros. Por eso es bueno que recordemos en Adviento lo que somos, un camino de llegada de Dios, que ha empezado a venir en Cristo, y que sigue viniendo (con Cristo) en nosotros, en la medida en que nosotros caminemos.

Nos dijo Jesús que no tenía ni una piedra donde reclinar su cabeza, pero nosotros hemos querido hacer grandes castillos de roca, catedrales de piedra tallada, estados en los que nos cerramos bajo llave, y no dejamos a nadie que pase y que entre, aunque se muera bajo el frío y el agua del mar en los caminos hechos para caminar y en los mares creados para navegar.

Otros vivientes parecen instalados, en un lugar y tiempo: tienen madrigueras y nidos (nichos ecológicos), sobre el mar del tiempo y de esa forma pueden resguardarse. Los hombres, en cambio, vivimos en el mar o sobre el aire, navegando sobre un tiempo que nosotros mismos somos, sin saber a ciencia cierta a dónde tendemos (aunque en fe sabemos que nos dirigimos hacia la tierra de Dios, que es nuestra tierra).

Caminantes somos, y así nos saca Jesús, fuera de las pequeñas ciudades de refugio que hemos ido edificando (torres de Babel, siempre fracasadas) para amar, vivir y morir al descampado como él, mientras buscamos y esperamos la ciudad futura (cf. Heb 13, 13-14); Ap 21-22). Así caminamos con él, sabiendo bien que ni el ojo vio y el oído oyó lo que podremos ver y escuchar si seguimos caminando con Jesús.

Algunos de nosotros habíamos quizá olvidado

nuestra condición de nómadas del tiempo, peregrinos de Dios, pensando que habíamos logrado construir con la ayuda del mismo Dios una casa permanente sobre el mundo, un “tabernáculo” perpetuo donde reposar, sea en forma sacral (nuestras seguridades religiosas), sea en forma secular (nuestros sistemas económico-sociales). Pero las condiciones de los tiempos y, de un modo especial, la misma experiencia del evangelio nos ha hecho descubrir que somos nómadas del tiempo y peregrinos de Dios, más allá de todas las formas y figuras que hemos ido creando a lo largo de la historia.

Ser nómadas del tiempo significa caminar (volar, navegar), ligeros de equipaje y por itinerarios que no han sido recorridas todavía por nadie, no como las aves migratorias que van y vuelven por rutas prefijadas en la misma evolución del tiempo, por las estaciones y los vientos de la tierra, de manera que más que nómadas estrictas son simples tras-humantes. Sólo nosotros, los hombres, somos verdaderos nómadas de la creación, pues para seguir existiendo tenemos que abrir, por tierra, mar y aire (es decir, por nosotros mismos, en el interior de nuestra humanidad), unos caminos que aún no existen, pues nosotros mismos los trazamos.

Somos peregrinos de Dios (no simplemente de la Meca o Roma, de Compostela o Jerusalén). Los creyentes monoteístas estamos convencidos de que el camino que debemos recorrer se identifica de algún modo con Dios, pero no podemos demostrarlo, como se demuestran las cosas de la ciencia, sino que lo debemos evocar y expresar con nuestra propia vida y con nuestra opción de futuro.

No caminamos en vano, a través de unas sendas perdidas de bosque que vuelve a cerrarse tras nosotros (como ha supuesto en el fondo Heidegger), sino que nos abrimos y nos abre Dios hacia su propio futuro, que es el despliegue de la vida. Eso significa que somos “creadores”, en el interior de un Dios que crea (sigue creando) a través de lo que nosotros seamos y hagamos.

En ese trance de futuro,

que el judaísmo interpreta como Éxodo, el Islam como Héjira y el cristianismo como Pascua de Jesús nos sitúa el adviento, que es un “tiempo común” para todas las religiones (por lo menos para las monoteístas). Todos esperamos la llegada de Dios y nos sabemos caminantes, peregrinos, sabiendo que nuestro ser más hondo es tiempo (tiempo para Dios y desde Dios). En este adviento, nosotros (los creyentes, todos los hombres) no somos unos simples espectadores, sino más bien creadores de futuro, es decir, de nosotros mismos, en Dios.

Unidos por una esperanza compartida, eso queremos ser los creyentes de Adviento, sabiendo que nuestra historia no está escrita ni fijada todavía, sino que nosotros mismos la vamos trazando, mientras Dios recorre en nosotros y por nosotros su camino. Los filósofos griegos pensaban que todo estaba ya hecho, el “ser” ya estaba realizado, de manera que nosotros no teníamos otra salida que la de esperar que se cumpliera el destino en nuestra vida. Pues bien, en contra de eso, los cristianos creemos ya que nuestra vida no está escrita, sino que tenemos que escribirla nosotros en y con Dios. Por eso somos adviento.

Espiritualidad , ,

“Los corruptos vamos a misa”, por José María Castillo, teólogo

Lunes, 4 de agosto de 2014
Comentarios desactivados en “Los corruptos vamos a misa”, por José María Castillo, teólogo

9C3De su blog Teología sin Censura:

Hay dos clases de corruptos. Los corruptos activos y los corruptos pasivos. Activos son los que matan, roban, mienten, ofenden o hacen daño de la manera que sea. Pasivos son los que se callan o se cruzan de brazos ante los atropellos y las injusticias que cometen otros y que se tendrían que denunciar, pero los corruptos pasivos se callan o se quedan quietos, para no complicarse la vida. Con la actividad de unos y la pasividad de otros se produce la sociedad corrupta, engendro de todas las violencias y causa de indecibles sufrimientos. Cuando se llega a este extremo, ya no se trata solamente de que, en un país concreto, haya personas corruptas. Eso siempre ha ocurrido. Pero cuando la corrupción se generaliza, ya sea por la acción de unos o por la omisión de los demás, entonces – y es el caso de lo que estamos viviendo ahora mismo en España – lo que ocurre es que el tejido social se daña hasta el extremo de tener que hablar, con todo derecho, de una sociedad corrupta.

Como es lógico, en una situación así, se echa mano de la codicia de unos, de la ambición de otros, de la desvergüenza de los poderosos, del miedo de los cobardes, etc, etc. Y todo eso es verdad. Pero, no sé si para aportar algo de solución o quizá para echar más leña al fuego, a todo lo dicho, yo quiero añadir un elemento más. Me refiero a la religión. Y digo esto porque se me antoja que la religión está desempeñando, en esta desdichada situación, un papel más importante de lo que quizá podemos sospechar.

¿Por qué digo esto? Porque resulta inevitablemente sospechoso que los países del Sur de la UE, que son los países tradicionalmente más cristiano-católicos, son precisamente los países que se han hundido más en la crisis. Porque ha sido en estos países donde la corrupción económica ha dado la cara de forma más generalizada y con hechos más repugnantes y groseros. ¿Cómo se explica que sectores tan “tradicionalmente católicos” de nuestra “católica España” sean sectores tan escandalosamente corruptos?

Mi punto de vista, en este asunto, es el siguiente. La observancia de prácticas religiosas y la fidelidad a rituales sagrados conlleva inevitablemente una consecuencia que puede resultar peligrosa y hasta suele tener efectos perniciosos. ¿A qué me refiero? Me refiero ante todo a que, con demasiada frecuencia, los rituales religiosos tranquilizan la conciencia inquieta del delincuente. Por ejemplo, un empresario que está ganando más cada año, si esas ganancias se explican (en buena medida) porque paga sueldos que no llegan a los quinientos euros al mes, sin duda alguna ese empresario es un delincuente, por más que sus papeles esté en regla y de acuerdo con lo que otros delincuentes han legislado. Pero, si a todo esto añadimos que el tal empresario, además de delincuente, es religioso – por poco religioso que sea -, entonces “estamos perdidos”. Y el que cobra un sueldo de miseria, que se olvide de salir de su miseria. La observancia religiosa se encargará de decirle al delicuente que “dios es bueno” y perdona nuestras miserias y pecados. Así funcionan los rituales religiosos. Y así funciona la conciencia humana en demasiados casos.

Termino con una pregunta. ¿Por qué no pocos obispos (y hay honrosas excepciones) tienen la lengua tan suelta cuando se trata de asuntos relacionados con el aborto o la homosexualidad, al tiempo que esa misma lengua está tan calladita en cuanto afecta a los desahucios, el maltrato a los inmigrantes, los parados, los jóvenes sin futuro, los políticos que organizan la economía de forma que unos cuantos se forran de millones mientras que la clase media se hunde y los trabajadores van perdiendo la esperanza de recuperar los derechos perdidos? Es más (ampliando la pregunta): ¿por qué quienes decimos que somos personas religiosas estamos tan calladitos y tan sumisos a este estado de cosas tan inhumano y tan deshumanizador? Me temo que, como ya dijo lúcidamente Martin Luther King, el silencio de las buenas personas” es lo que más daño nos hace a todos. Sin duda alguna, los corruptos pasivos nos llevamos la parte del león

Cristianismo (Iglesias), General, Iglesia Católica , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.