Reclaman se esclarezca las circunstancias en que falleció la activista trans Patricia Ramírez. El conductor que la atropelló huyó y el hombre que la acompañaba en la moto dio una versión confusa.

CORRIENTES, Argentina. Patricia Ramírez, una activa referente del Frente Transversal de la Fuerza Transfeminista Correntina y fuerte militante por el cupo laboral trans, falleció a los 41 años, luego de que la motocicleta en la que se desplazaba como acompañante fuera embestida por un automóvil cuyo conductor se dio a la fuga.

El hecho ocurrió durante la madrugada del sábado 24 de diciembre a las 03:40. En ese momento, según detalla el parte de la Policía de Corrientes, “se registró una colisión entre un vehículo automotor marca Fiat y una motocicleta marca Yamaha FZ, guiada por un hombre de 45 años en la calle Las Heras –entre Nápoles y Trento-, de la jurisdicción de la Comisaría Decimoctava” de la ciudad de Corrientes.

El jefe del Departamento de Relaciones Institucionales de la Policía de Corrientes, comisario Sergio Aguilar, señaló a Presentes que la investigación determinó que la mujer “viajaba de acompañante en una moto que chocó con un auto y el conductor se dio a la fuga”. Hasta el momento no fue localizado.

El sujeto que conducía la motocicleta, luego de ser atendido en el hospital Escuela, “quedó demorado, porque su versión sobre el hecho resultó confusa”. En sus primeras declaraciones afirmó que la víctima era una peatona que resultó herida luego del impacto entre ambos vehículos.

Sin embargo, se pudo determinar que Patricia Ramírez viajaba en la moto con el hombre. También que este hombre pretendió desconocerla y que, tras el accidente de tránsito, ambos fueron trasladados al hospital.

Atropello y abandono de persona

Patricia salió a trabajar el viernes a la noche y no regresó a su casa. Por ese motivo, sus familiares y amigues comenzaron a buscarla el sábado y dieron con ella en el Hospital Escuela San Martín. Estaba internada en terapia intensiva debido a la gravedad de sus heridas y el lunes 26 de diciembre finalmente murió.

El domingo 25 de diciembre familiares, amigues, compañeras militantes, y organismos LGBTIQ+, junto a la abogada de la Comisión de Derechos Humanos de Corrientes, Hilda Pressman, habían encabezado una sentada frente a la fiscalía. Reclamaban que se esclarezca lo ocurrido y siguen pidiendo Justicia por Patricia.

La versión oficial

El ministro de Seguridad de la Provincia, Buenaventura Duarte, realizó declaraciones luego de que lo ocurrido tomara estado público. Afirmó que “oficialmente se ha confirmado que un automóvil, Fiat Uno blanco, embistió el rodado en el que se desplazaba como acompañante se dio a la fuga”.

“Lamentablemente en la zona no hay cámaras de vecinos. Se está investigando a través de la Justicia, de la mano de la fiscal Meza y creo que se va a esclarecer esta situación», remarcó Buenaventura Duarte.

La fiscal a cargo del caso es Sonia Meza. Ella detalló que se encuentran trabajando arduamente con policías de la División de Investigación Criminal para dar con el automóvil involucrado. “Se está revisando el monitoreo de las cámaras de vigilancia para poder obtener datos precisos del vehículo y, sobre todo, de su patente”, refirió.

Reconocida activista correntina

Patricia Ramírez era una referente del Frente Transversal de la Fuerza Transfeminista Correntina, una activa militante por el cupo laboral trans. Su temprana muerte dejó un sabor amargo en la comunidad LGBTIQ+, porque abre el debate sobre la injusticia que padecen las mujeres trans en el ámbito laboral, y las escasas oportunidades de desarrollarse profesionalmente.

“La importante referente que perdimos en Corrientes, también integraba la cooperativa textil Ñanderecó, que representa una alternativa laboral para la comunidad transgénero. También participaba en la comparsa Ñandé Mbareté del barrio Juan XXIII en los carnavales barriales”, dijo a Presentes Nancy Coronel, presidenta de la comparsa.

Una de las pioneras de la Marcha del Orgullo en Corrientes

Patricia fue una de las primeras en organizar y encabezar la Marcha del Orgullo en la provincia. Reclamaba fervientemente el cupo laboral trans, que no es aplicado en Corrientes y que obliga a muchas mujeres trans a trabajar en ámbitos desfavorables y peligrosos.

En ese sentido, Teresita Paz, amiga de la activista habló duramente de las diferentes situaciones de violencia y vulnerabilidad a la que están expuestas durante la noche. “Patricia murió en el rango de edad que mueren las mujeres trans”, dijo.

Desde las diferentes organizaciones y movimientos de la comunidad reclamaron que se investigue su muerte. “La pérdida es irreparable. Patricia era militante por los derechos trans y el cupo laboral, era comparsera, una chica muy formada. Era una imprescindible”, advirtió la militante correntina Teresita Paz.

Responsabilizó una vez más al Estado ausente, al Estado que no contiene. Al mismo Estado que no aprueba las leyes necesarias para terminar con la precariedad de las mujeres trans que al igual que Patricia, no cuentan con un trabajo estable. La provincia de Corrientes aún no adhiere a la Ley Nacional de cupo laboral para personas travestis, transexuales y transgénero.

“Es responsabilidad del Estado porque no aplica el cupo laboral trans, porque si se aplica nuestras compañeras no van a estar ejerciendo la esclavitud sexual. El Estado nacional, provincial y el municipal son los responsables”, afirmó.

Patricia encabezaba las marchas por el orgullo LGBT que se realizan en Corrientes.

La injusta muerte de una imprescindible

Tras conocerse la muerte de Patricia, fueron muchas las voces que se alzaron para despedirla. La organización Fuerza Transfeminista Correntina despidió a Ramírez “con enorme dolor”. Aseguró, “desde cada localidad que compone la Fuerza Transfeminista Correntina, abrazamos a la familia y más que nunca tomaremos las banderas de lucha que La Patri siempre supo levantar. Vamos a luchar también por Justicia para La Patri, buscaremos y pelearemos hasta que cada responsable pague por su muerte”.

Desde Vientos de Libertad MTE Disidencias, rechazaron que “sigan sucediendo transfemicidios por culpa de un Estado ausente. La militante activista Patricia Ramírez siempre luchó por la correcta implementación del cupo laboral trans-travesti en la provincia, y todos los derechos vulnerados a la comunidad LGBTQB+. Exigimos que se aclare lo sucedido”.

Desde la Fundación Furia Travesti, se refirieron a “La Pato” como una “compañera solidaria y luchadora que fue una inspiración. Solo queda decir que rompiste todas las barreras y le demostraste a este mundo con tan poca inclusión que sí podías y que si se puede”. Y apuntaron como principal responsable, “al Estado provincial ausente. Que empuja a las compañeras a la marginalidad y la muerte”.

FunDHEG publicó un sentido mensaje que dice, “un día de mucho dolor Mataron a la Pato, Patricia Ramírez, una de las referentes de la lucha por los derechos LGBTI en Corrientes. Exigimos que se investigue y se haga justicia por Patricia”, escribieron en la cuenta de Instagram.

“Fue una de las primeras valientes en encabezar la 1era marcha del orgullo en Corrientes. Una activa militante política y una increíble diseñadora y artista. Compañera siempre presente y defensora para sus amigas pero también para toda la población LGBTI”.

Dylan Cardozo, Presidente de la Fundación Corrientes Diversa publicó, “gracias por enseñarme tanto, por acompañarme en esta resistencia , en el activismo y la militancia. Nuestras diferencias políticas jamás fueron excusas para no abrazarnos en esta vida que es tan dura. Y dialogar en qué podíamos hacer desde nuestro lugar por nuestra comunidad… Fuiste y serás una de las REFERENTES más importante en nuestra provincia…Mi compañera Patricia no Murió! A mi compañera Patricia la Mataron !!!”

Desde Cataleya, Casa Trans Bella Vista sumaron su profundo dolor por la muerte de Patricia, quien “con su lucha incansable nos enseñó hasta el último día a reclamar por nuestros derechos. Nuestra compañera patricia no murió. A nuestra compañera Patricia la mataron”.

Judith Córdova

Fuente Agencia Presentes

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Fuente Agencia Presentes

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Gerónimo Aquino tiene 17 años y el 13 de diciembre iba a vivir una noche de fiesta que se convirtió en una pesadilla. “Quería ser yo mismo y ser feliz. A nadie le gusta que lo ataquen, discriminen y lo hagan sentir menos“, explicó el joven a La Nación, al contar que los directivos de su colegio, Saint Patrick College de la provincia de Corrientes, no lo dejaron ir a la celebración de su graduación con un vestido ni con su plan “B”, un traje con algunos retoques y plumas en el hombro. Gerónimo buscaba que la ropa lo identificara esa noche.

“Soy hombre, me siento identificado como un hombre y me gusta ser hombre. Pero creo que el género es una construcción social: si muchos dicen que un vestido es de hombre, va a pasar a ser de hombre para la sociedad”, reflexionó el correntino, al otro lado del teléfono.

Días antes de la graduación, su papá había compartido con los directivos de la escuela una foto de la vestimenta que Gerónimo quería usar; intentaba, de este modo, tener el aval de la institución y evitar conflictos. Pero, ante la negativa, el joven se manifestó en las redes sociales en un “posteo” que tuvo gran alcance.

“Se le amenazó a mi familia y a mí en varias ocasiones de echarme tanto del colegio como del egreso, quedándome sin fiesta de recepción o en su peor caso sin título”, denunció Gerónimo en una publicación que despertó una catarata de comentarios y reacciones de todo tipo; entre ellas, la más esperada: la respuesta del director. “Me llamó por las repercusiones que había tenido, me dijo que era una falta de respeto. No me trató bien en ningún momento ni me dejó explicarle y me cortó el teléfono”, contó el joven a este medio.

Gerónimo recibió el llamado mientras volvía, junto a su papá, de Resistencia. Había viajado porque la fiesta se acercaba y él no tenía un traje “acorde” (según los directivos) para ir. “Sentía mucha ira e impotencia pero fui a Resistencia a comprarme un traje que estuviera bien para el director: un traje ‘heterosexual’”. Sin embargo, este gesto no bastó: según relató Gerónimo, cuando en la celebración fue a saludar al director, él le “corrió la cara” y tampoco saludó a su familia.

Un proceso de aceptación personal y lucha social

El joven contó cómo fue el proceso de salir del clóset, de contar en la escuela, ante la familia y amigos que él era gay. “Mi orientación sexual es sobre todo una pelea conmigo mismo. La primera vez que dije ‘soy gay’ o que me pinté los labios fue muy duro”, contó. Agregó que siempre le gustó el maquillaje y la ropa “típicamente de mujer”, pero lo más difícil fue llevarlo a la práctica, por la mirada social que implica. “Me siento mejor conmigo mismo maquillándome”, agregó, como si quisiera ratificar lo que siente y lo que es.

En una conversación de al menos media hora, Gerónimo contó a La Nación que a los tres años su mamá vio que no cumplía con los estereotipos de un varón y decidió llevarlo al psicólogo. Ambos hicieron terapia: él para aceptarse tal como es y ella para poder acompañarlo.

El 13 de julio de 2013 salió del clóset con su mamá, la primera persona que lo supo de su boca. “Se largó a llorar y ahí le dije: ‘voy a seguir siendo el mismo chico de siempre’, y se tranquilizó”. A los tres meses, se animó a dar un paso más y, por un mensaje de texto, se lo contó a su papá. “A él le costo más, si bien soy la persona que más ama. Después de un proceso largo, lo terminó aceptando y jamás permitió que nadie me dijera algo”.

Según recuerda, su mamá terminó comprándole maquillaje y acompañándolo. Sintió mucha protección dentro de su casa. Lo más difícil fue puertas afuera del hogar porque no lo dejaban entrar a fiestas y lo insultaban.

“Una amiga no me habló por semanas porque le dije que era gay. Me dijo que el amor entre dos hombres no existe, que eso no es una familia“, contó -aún se percibe dolor en su voz- y recordó cómo fueron esos días en los que hizo pública su orientación sexual. “Los chicos dejaron de ser mis amigos. Físicamente nunca me atacaron porque no lo permití pero me hicieron barbaridades. Una vez en una clase de geografía corregí a un compañero porque se había equivocado cuando hablábamos de los mares argentinos y me dijo: ‘a mí un puto no me va a callar porque es menos que yo y menos que cualquiera‘”.

Ese día, el profesor echó y sancionó al agresor pero, desafortunadamente, este accionar fue una excepción en la vida de Gerónimo: “Muchos profesores, al escuchar cosas horribles que me dijeron, jamás me defendieron“.

En la Argentina, rige la ley de matrimonio igualitario desde julio de 2010. Sin embargo, la ley no basta para que la sociedad acepte la diversidad. En su publicación de Facebook, este joven correntino pide que lo respeten y lo dejen desarrollar su personalidad libremente.

Fuente SentidoG

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