Del 19 al 21 de septiembre he participado en el Congreso Dignidad humana, Derecho y Diversidad Religiosa: Diseñando el futuro de las sociedades interculturales, celebrado en Córdoba. La mesa redonda a la que fui invitado por la Fundación Euroárabe lleva por título “Espiritualidad feminista e islam”, que compartí con Asma Lamrabet, teóloga musulmana feminista marroquí, e Inés Eléxpuru, periodista y directora de Comunicación de la Cultura Islámica, en plena sintonía.
Dediqué parte de mi intervención a Amina Wadud, una de las teólogas más relevantes del islam, crítica del patriarcado islámico, del imamato masculino y de la interpretación patriarcal del Corán, que el 25 de septiembre cumple 70 años. Desde hace más de tres décadas está llevando a cabo una creativa hermenéutica feminista del Corán desde su compromiso con el movimiento de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos y con los movimientos que luchan por la igualdad y la no discriminación de las mujeres y contra la violencia de género en el mundo, y muy especialmente en el mundo islámico.
Este artículo quiere ser un homenaje de reconocimiento a quien tanto ha inspirado mi Hermenéutica Feminista Interreligiosa, de la que iré dando cuenta en mi blog de RD.
Amina Wadud es una teóloga feminista musulmana afrodescendiente nacida en los Estados Unidos en una familia cristiana cuyo padre era pastor metodista. Los padres y ella participaron activamente en las marchas del Movimiento por los Derechos Civiles liderado por Martin Luther King. Posteriormente siguió las prácticas budistas.
Doctora en árabe y estudios islámicos por la universidad de Michigan, vivió en varios países musulmanes e hizo estudios de post-grado en universidades de Libia, Egipto y Malasia, donde conoció a las Sisters in Islam, movimiento pionero del feminismo islámico fundado en 1988 por Zainah Anwar, que ejerció una influencia decisiva en su vida y su pensamiento. Ha sido profesora en el Departamento de Estudios Filosóficos y Religiosos de Virginia Commonwealth University, de Richmond (USA), investigadora adjunta en el programa de Estudios sobre la Mujer, de la Escuela Superior de Teología de Harvard, y profesora visitante en la Universidad Gadjah Mada (Indonesia). Pronuncia conferencias en numerosas universidades, foros culturales y religiosos en Estados Unidos, Oriente Medio, Sudeste, África, Europa y Australia. Actualmente vive en Indonesia. Tanto ella como sus hijos han sido objeto de amenazas de muerte por sectores fundamentalistas musulmanes.
Sus investigaciones se centran en el islam y el género, ofreciendo una interpretación alternativa del Corán. Es también una activista en la defensa de los derechos humanos, y especialmente de las mujeres musulmanas. En 1992 publicó El Corán y la Mujer. Releyendo el Texto Sagrado desde la perspectiva de la Mujer,uno de los libros más emblemáticos del feminismo islámico y texto de referencia tanto para académicos como para activistas, que causó un fuerte impacto dentro y fuera del islam al hacer una lectura feminista del Corán y demostrar que este defiende la igualdad de hombres y mujeres.
Desafío al patriarcado islámico
La voz de Amina Wadud es una de las más escuchadas al tiempo que más provocativas del feminismo islámico, que desafía al patriarcado tanto político como religioso musulmán con gestos que no dejan indiferentes a las personas seguidoras del islam, y muy especialmente a los dirigentes religiosos que se dividen en dos bandos: quienes critican su comportamiento desafiante y la anatematizan –los más-, y quienes la apoyan y comparten su exégesis igualitaria del Corán y sus reivindicaciones feministas -los menos-.
En agosto de 1994 pronunció un sermón sobre “El islam como compromiso de entrega” en la mezquita principal de Claremond, de Ciudad de Cabo (Sudáfrica). En marzo de 2005 dirigió la plegaria en una asamblea de musulmanes y musulmanas en Nueva York. Las mezquitas de la localidad le negaron la entrada para dicha oración, que se celebró en un local de la catedral episcopaliana de San Juan el Divino. Con dicha práctica estaba desafiando a la autoridad patriarcal musulmana, que se considera con el monopolio de lo sagrado. A ella acudieron en torno a cien musulmanes y musulmanas, bajo protección policial en el exterior del templo para evitar incidentes causados por musulmanes integristas que protestaban por dicho acto.
Durante la plegaria dijo que “el tema de la igualdad de género es muy importante para el islam. Por desgracia, los musulmanes han hecho una interpretación muy restrictiva de la Historia y han caminado hacia atrás. Con esta plegaria, nos estamos moviendo hacia delante. Este acto solidario es un símbolo de las posibilidades del islam”. Ese mismo año volvió a dirigir la oración en una asamblea mixta en Barcelona durante la celebración del I Congreso de Feminismo Islámico.
Las reacciones de los ulemas no se hicieron esperar. El Sheik Yusef al-Qaradawi, de Qatar, dictó una fatwa en contra de la actuación de Wadud apelando al cuerpo de la mujer, “cuyo físico, naturalmente, constituye una provocación a los instintos de los hombres”. En ella condenaba a Amina por anti-islámica y herética y a los participantes en la oración por cómplices. Sabed Tantawi, de El Cairo, declaró inválida la plegaria mixta alegando que los hombres han de rezar con humildad y modestia, y nunca en presencia de una mujer.
La respuesta del feminismo islámico no se hizo esperar: ni en el Corán ni en los hadices existe un solo texto que prohíba a las mujeres dirigir la oración en una congregación de hombres y de mujeres. Si una mujer está capacitada para pronunciar el sermón el viernes en la mezquita, ¿por qué no lo va a hacer? Si una mujer es elegida por la comunidad, ¿por qué no va a poder dirigir la oración comunitaria?
También hubo reacciones favorables por parte de intelectuales y académicos musulmanes, como el egipcio Gamal al-Banna, el pakistaní Javed Ahmad, que vieron en el gesto de Wadud un cambio revolucionario en el islam que contaba con el apoyo de las fuentes islámicas y que tendría repercusiones en todo el mundo.
La respuesta del feminismo islámico no se hizo esperar: ni en el Corán ni en los hadices existe un solo texto que prohíba a las mujeres dirigir la oración en una congregación de hombres y de mujeres. Si una mujer está capacitada para pronunciar el sermón el viernes en la mezquita, ¿por qué no lo va a hacer? Si una mujer es elegida por la comunidad, ¿por qué no va a poder dirigir la oración comunitaria?
El gesto subversivo de Amina Wadud condujo a una reflexión en profundidad sobre el tema y al ulterior reconocimiento del imamato femenino en diferentes comunidades musulmanas de Sudáfrica, Norteamérica y Europa. El Centro Educativo Musulmán de Oxford (Inglaterra) organiza oraciones mixtas en las que predica una mujer imán. La red de mezquitas del Tawhid, creada en Estados Unidos por la Asociación de Musulmanes por los Valores Progresistas (MPV), fundada por la imán indonesia Anni Zonneveld, defiende un islam inclusivo a favor de la igualdad de género. La mezquita de Washington está dirigida por el imán gay Daayiee Abdullah. En noviembre de 2012 la Asociación de Musulmanes Progresistas de Francia (MPF) creó la primera mezquita inclusiva, vinculada a la citada red norteamericana de Musulmanes por los Valores Progresistas, que celebran la oración del viernes sin ningún tipo de discriminación, ni de género, ni de orientación sexual, ni de etnia.
Amina Wadud cree que ha terminado la era del patriarcado. Tenemos que evolucionar, afirma, “hacia otro modelo más tolerante y cooperativo, porque no solo está en juego el futuro del islam sino el futuro mismo del planeta. Para que nuestras familias, comunidades y naciones avancen, más y más mujeres deben llegar a las áreas del progreso”. En defensa del nuevo modelo igualitario y cooperativo cita el Corán, ya que en él “se sostiene que los hombres y las mujeres han sido creados en igualdad”. A su juicio se han desvirtuado los principios del Profeta, quien no reconocería su Ciudad de la Iluminación en ninguna comunidad musulmana de hoy. Se ha producido un “desplazamiento funcional” del islam para ajustarlo al dominio de los varones. ¡Justamente el movimiento contrario a lo sucedido en los orígenes de la religión musulmana, como ella demuestra fundadamente!
Lectura feminista del Corán
Las investigaciones de la teóloga musulmana se orientan a recuperar la voz de las mujeres en el Corán y su palabra como comentaristas del texto, con el doble objetivo de desafiar la tendencia intelectual del islam que margina la voz femenina en el texto sagrado y en su interpretación, y de ampliar las posibilidades de comprensión entre los mismos musulmanes y musulmanas. Wadud parte de un hecho incuestionable: la voz de las mujeres ha sido silenciada en el texto coránico por sus intérpretes y ha estado ausente del legado intelectual del islam. Solo los varones se han considerado personas con plenos derechos en presencia de Dios y como guías de las mujeres, mientras que estas no son más que meras extensiones de los hombres.
Más aún, dicho silenciamiento es entendido por los propios pensadores musulmanes como parte de un decreto divino y de la voluntad de Dios. Las propias mujeres han aceptación de buen grado y sin rechistar esta situación de marginalidad durante siglos, aun cuando se hayan visto obligadas a negar la igualdad en su condición humana y a dar por buena su exclusión del texto coránico. A este silenciamiento cabe añadir otro elemento igualmente negativo para el islam: a excepción de los tres o cuatro últimos decenios, apenas se ha producido ninguna exégesis sustancial del Corán que haya sido elaborada por mujeres.
Sin embargo, constata Wadud, la voz de las mujeres está incluida en el Corán y presta una contribución fundamental a la hora de comentarlo e interpretarlo. Y la búsqueda de dicha voz incluye a la persona con género, la mujer: “La voz femenina en el Corán es la voz de Alá, y Él no es mujer, ni es femenino. Ella tampoco es un hombre, ni siquiera es masculina. Tanto la voz masculina como la voz femenina son la empresa divina de darse a conocer a través del texto”.
Otra cosa es el legado patriarcal intelectual –o mejor, anti-intelectual- del islam, que privilegia, ciertamente, la voz, las cualidades y los atributos masculinos de Dios relacionados con el poder e incluso con la violencia, cuando son más importantes otras cualidades y otros atributos, como se pone de manifiesto en los 99 nombre más bellos de Dios en el Corán: el vivificador, el misericordioso, el benéfico, el generoso, el tierno, el agradecido, el confidente, el protector, el paciente, el indulgente, el equitativo, etc.
Amina cree necesario enfatizar hoy la voz femenina para lograr el equilibrio. Durante los catorce siglos del islam fueron los hombres casi en exclusiva quienes escribieron tratados de exégesis, considerados autoritativos y definitivos.
Al silenciar la voz femenina del texto, el ethos islámico limitó la riqueza de este, lo que constituye, a su juicio, una injusticia contra el autor divino del texto y contra quienes buscan orientación moral en él. Para ampliar el horizonte moral del texto es necesario eliminar la autoridad interpretativa única de los varones, recuperar la voz femenina dentro del Corán y fomentar el desarrollo de comentarios feministas. “A la voz femenina no solo hay que darle plena expresión, sino que incluso habrá que darle algunas veces la primacía”, afirma Amina.
Otro argumento coránico al que apela la teóloga musulmana para defender la igualdad de los hombres y de las mujeres en el texto sagrado es la idea de dualidad de todo lo creado. Hombres y mujeres poseen igual significación como parte de la dualidad de la creación, y a ninguno se le puede atribuir un valor superior.Cualquiera sea su orientación, todos los exegetas coránicos coinciden en que el Corán establece y defiende la justicia absoluta de Dios como atributo divino, que debe traducirse en la práctica de la justicia en las relaciones sociales y económicas.
Cabe destacar a este respecto la hermenéutica de la justicia social que Amina hace del Corán articulando las categorías de etnia, clase social y género.
Sin embargo, en la práctica el principio de equidad se incumple al reconocer derechos absolutos a los hombres y derechos relativos a las mujeres. Amina Wadud constata tal incumplimiento en el diferente valor que los comentaristas varones conceden a la voz masculina y femenina de Dios. Relacionan la voz masculina con la autonomía, la jerarquía, el dominio, la acción, la autoridad, el control, y la voz femenina con la crianza, la reciprocidad, la síntesis y la receptividad. En este caso, la justicia divina resulta inequitativa y discriminatoria en perjuicio de la mujer. Para revertir tal inequidad es necesario reconocer el mismo valor a ambas voces.
Wadud observa con preocupación cómo en el imaginario colectivo, tanto dentro como fuera del islam, está muy arraigada la idea estática de un islam conservador, que no admite cambios. Para superar esta imagen cree necesario distinguir entre cultura musulmana, textos islámicos y ley islámica, y volver al Corán donde se encuentran los elementos para quebrar la concepción estática sobre la religión musulmana y su confinamiento en un sistema rígido e inmutable. Y, a partir de ahí, inicia una hermenéutica inclusiva de género que descubre que las mujeres son sujetos morales que mantienen una relación directa con Dios.
En esa dirección va su obra Inside the Gender Yihad: Women’s Reform in Islam (Oneworl Publications, 2006), donde propone una Yihad (lucha no violenta) de las mujeres por la justicia y la inclusión de género dentro de la comunidad islámica global. Aborda algunos de los principales problemas a los que se enfrentan las mujeres musulmanas hoy como la sexualidad, el liderazgo, la educación y el estatus social. Lo que se propone es cambiar el estatus de las mujeres dentro del islam, tarea realmente revolucionaria que Amina Wadud considera urgente.
Esta idea es desarrollada y profundizada en el libro homenaje dedicado al estudio de su vida y su pensamiento con motivo de su sesenta cumpleaños: A Jihad for Justice. Honoring the Work and Life of Amina Wadud, editado por Kacia Ali, Juliana Hammer y Laura Silvers (48HrBooks, 2012), que se abre con el siguiente texto de Amina: “Escucha nuestra canción, y cuando las palabras sean familiares, sigue cantando; para los nuestros el silencio ha sido demasiadas veces el que ha sustentado y alimentado nuestros principios”.
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