Una ley para prohibir las terapias de conversión llamada (Mike) PENCE
Un legislador de un condado de Nueva York quiere prohibir las terapias de conversión con la ley P.E.N.C.E., inspirada en el homófobo nuevo vicepresidente del país.
Cuando Donald Trump fue declarado vencedor de las elecciones medio mundo se llevó las manos a la cabeza porque el hecho de que Trump sea presidente implicaba que Mike Pence iba a ser vicepresidente.
De Mike Pence ya te hemos hablado en la web porque era el gobernador de Indiana cuando tuvieron lugar las protestas que sacudieron el estado (y medio Estados Unidos) cuando se aprobaron las leyes de “libertad religiosa“ que legalizaban la discriminación hacia personas del colectivo LGTB. Pero es que resulta que Pence es un señor con unas ideas bastante… homófobas.
Pence se mostró en contra de eliminar el “Don’t Ask, Don’t Tell” del ejército, recaudó fondos para luchar contra el matrimonio igualitario, se quejó mucho cuando Obama creó una directriz federal que obligaba a los colegios a permitir que los estudiantes trans utilizaran el baño correspondiente a su género… Y, lo mejor de todo, Pence propuso retirar los fondos de la lucha contra el VIH para dárselos a organizaciones que “proveen asistencia a aquellos que buscan cambiar su comportamiento sexual“. Sí, Mike Pence quería que los fondos públicos de la lucha contra el VIH fueran a pagar “terapias de conversión“.
Por eso Patrick Burke, un legislador del condado de Eerie (Nueva York), ha propuesto la creación de una ley que prohíba las “terapias de conversión”. Esas terapias, por cierto, sólo son ilegales en los estados de California, Oregon, Illinois, Vermont y Nueva Jersey , Washington. La ciudad de Cincinatti, en Ohio, hizo lo propio a finales de 2015 .
La ley propuesta por Burke se llama “Prevención de la Neglicencia Emocional y la puesta en peligro de la Infancia”. Que así dicha te va a dejar igual pero que en inglés es la ley por la “Prevention of Emotional Neglect and Childhood Endangerment“. O lo que es lo mismo, la ley P.E.N.C.E.
Burke ha aclarado que el nombre no es casual, que ha decidido llamarla así precisamente para denunciar las ideas homófobas del videpresidente: “Han venido algunos, un puñado de personas que estaban un poquito molestas por el acrónimo y pensaban que sólo intentaba ser divertido. Pero no. Vivimos en tiempos muy serios.” “Hay una tremenda cantidad de pruebas que señalan que infligir esta terapia absurda en niños y adolescentes no es sólo médicamente inútil, sino que va en contra del bienestar del menor. Es hora de que llamemos a esta práctica como lo que es: un abuso. Los niños son excepcionalmente influenciables, y lo último que un niño LGTBQ+ necesita es que le digan que la forma en que nació está mal y debe ser cambiada.”
Ya era hora de que podamos decir lo del “¡¿Es que nadie va a pensar en los niños?!” y sentirnos orgullosos por ello.
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