Empezando a comprender.
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Antes de hacer mi profesión solemne, y cuando empezaba mi retiro, me planteé por un momento si los votos conllevaban alguna condición propia. Si estaba llamado a ser un contemplativo y no me ayudaban a serlo, sino que acaso me lo impedirían, ¿entonces qué?
Pero tuve que dejar esas disquisiciones antes de que pudiera siquiera empezar a rezar.
Hice, pues, mis votos a su debido tiempo y vi que ya no estaba seguro de lo que significaba ser un contemplativo, o lo que era la vocación contemplativa, o cuál era mi vocación y cuál era nuestra vocación cisterciense. En realidad, no podía estar seguro de si sabía o comprendía mucho de nada, excepto que creía que Tú deseabas que yo emitiera aquellos votos concretos en este monasterio particular, precisamente en ese día por razones mejor conocidas por Ti; y que lo que yo tenía que hacer después de eso era seguir con los demás y hacer lo que me dijeran. Así empezarían a aclararse las cosas.
Aquella mañana, cuando tenía mi rostro sobre el suelo en medio de la iglesia, con el padre abad rezando por mí, empecé a reír, con mi boca en el polvo, porque sin saber cómo ni por qué había hecho realmente la cosa justa y hasta una cosa asombrosa. Pero lo asombroso no era mi obra, sino la obra que Tú realizaste en mí.
Han pasado los meses, y Tú me has dado la paz, y estoy empezando a entender de qué se trata. Estoy empezando a comprender“.
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Thomas Merton
La montaña de los siete círculos
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