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Dom 25. 7. 15. ¿Por qué quisieron hacerle rey? Un cambio de sistema

Domingo, 26 de julio de 2015
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eucaristia+panes+y+pecesDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 17, tiempo ordinario b. Jn 6, 1-15. Traté ayer del hambre en la Biblia. El evangelio de hoy dice que los hambrientos a quienes Jesús dio de comer quisieron hacerle rey. Pero él se escapó al monte, pues hacerse rey como él quería exige unas grandes transformaciones de sistema. Así lo muestra este evangelio en tres actos:

Exposición: Jesús alimenta a muchos, a campo abierto, en un gesto de abundancia. Imaginaos que él viene hoy (2015) y ofrece alimento (liquidez, dinero) sin condiciones de interés, prima de riesgo, ni impuesto a políticos y gentes en general(incluida Grecia). ¿Qué pasaría?

Nudo: Quieren nombrarle Basileus (Cesar/Kaiser). Siga la imagen: Aparece Jesús Rey y van corriendo Merkel y Rajoy, Hollande y Obama (y los 7 sabios de Grecia con Varoufakis y Tsipras), para hacerle rey, resolviendo así sus problemas (Pero ¿irían de verdad o iría sólo el pueblo llano….?).

Desenlace: Jesús escapa.No deja que le agarren y coronen a su “estilo”, ni ellos, ni sus “primos” del FMI o la Troika, sino que corre al monte, pues debe resolver el tema de otra forma… En esa tarea de pensar, preparar y decidir el buen reino de Jesús podemos hallarnos nosotros.

Éste es el argumento de mi postal. El texto base es de Historia de Jesús (VD, Estella 2013). La imagen la tomo de Carlín (https://www.google.es/search?q=viñetas+Carlín&rlz=): un “eclesiástico” interpreta el programa de Francisco o de Jesús… Los “pro-hombres” de la economía reinante le critican (Jesús no reinaría como ellos quieren)… Buen domingo a todos.

Introducción

La liturgia deja unos domingos a Marcos y nos ofrecer unos temas de Jn 6, que empiezan con la multiplicación de los panes. Jesús aparece como “profeta del pan” (alimenta: enseña a compartir, da de comer a los pobres) y muchos de esos “pobres” pretenden “coronarle rey”, para tomar el poder (es decir, para comer sin problemas) y así imponer su dominio sobre el mundo. Al saber que le buscan y le quieren “utilizar” de esa manera, Jesús se retira a la montaña, es decir, no se deja utilizar por políticos y economistas.

Estamos ante un hecho histórico… Jesús ha rechazado un tipo de poder fácil, que proviene del entusiasmo de las masas (¡nunca habría aceptado el poder a partir de una elecciones como las usuales en nuestro tiempo!)… Jesús ha rechazado el poder que se alcanza a través de una de manipulación de masas y que se ejerce como imposición. Ha buscado y promovido una transformación más honda de las personas y de las relaciones sociales.

Pero también es histórico el hecho de que, al final de su vida, Jesús subió a Jerusalén para “anunciar y preparar la llegada del reino de Dios”, haciendo así (de otra manera) lo que querían las masas tras la multiplicación de los paes: ¡Que se hiciera el Rey, que panes y dineros! Jesús subió al fin a Jerusalén, para proclamar y traer el Reino, pero lo hizo “de otra manera”… como saben los que han venido leyendo este blog (y como seguiré diciendo).

Texto. Juan 16, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: “¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?” Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó: “Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.”

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?” Jesús dijo: “Decid a la gente que se siente en el suelo.” Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: “Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.” Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.

La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: “Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.” Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo (Jn 6, 1-15).

No se dejó hacer Rey, subió al monte

Precisamente para anunciar y proclamar un Reino que no era el que querían sus “supporters”, Jesús no quiso que le coronaran Rey (Manager Universal) en Galilea/Golán/Decápolis… se fue y les dejó con sus panes (él quería otro tipo de pan compartido), con sus problemas de gobierno (que terminaría en el guerra del 67-70, treinta y cinco años después de los sucesos aquí narrados).

Renunció de esa manera a un Reino de Economía monetaria y de la guerra (las riquezas deben defenderse con las armas, con muerte de los pobres), y subió más tarde desarmado a Jerusalén, realizando el gesto supremo de “insumisión” social y militar… en la línea de las bienaventuranzas. En esa línea podemos empezar destacando tres imágenes:

‒ En el principio del camino de Jesús está la exigencia dar de comer a (compartir el pan con) los hambrientos. Antes de toda teoría, de toda ley económica, de todo principio monetario está el hecho del hambre y la necesidad de dar de comer. He visto a más de cuatro “necios” economistas criticar al pobre Francisco diciendo que no sabe economía científica… No sabrá su economía de números y capitales, pero sabe que lo primero es el hombres, y que una “gran” economía que no quita el hambre es mentira, por más científica que quiera ser.

‒ En el centro del camino de Jesús está la tentación de hacerle/hacerse rey, es decir, de aprovechar el poder del pan y convertirlo/convertirse en fuente poder sobre los otros… Éste es el centro del poder del mundo: Los que tienen “mandan” e imponen su voluntad, no los sabios, ni los buenos, ni los solidarios… Ya no se puede decir que “saber (buen saber) es poder”, sino que “tener es poder”. Los ricos mandan, no parece haber más remedio.

‒ Pero Jesús se va al monte, no para armar la guerrilla, sino para meditar en lo humano, para vivir en desprendimiento, para comenzar de nuevo, desde las raíces de la tierra. En la meta está la “huída”. Jesús se va al monte, no para armar una banda de guerrilleros (como es la tradición hispana, desde Viriato hasta al Cura Merino, el Cura Santa Cruz y los carlistas del 1936)… Se va al monte para orar, para ser el mismo.

Un ejercicio de imaginación

Jesús no quiso gobernar como le pedían el pueblo de las multiplicaciones (Jn 6), pues ése el tipo de gobierno que le había ofrecido el diablo panadero de Mt 4, 1-4. Es claro que no quería ese reinado. Pero luego subió a Jerusalén para reinar o, quizá mejor, para llegara del Reino de Dios, anunciando y provocando su venida.

Imaginemos por un momento qué hubiera pasado si los judíos del templo y lo romanos de la guarnición de la Torre Antonia, empezando por Anás y Caifás, y siguiendo por Herodes Antipas y Pilato le hubiera aceptado.

Imaginemos que hubieran convocado una Asamblea Democrática de gentes en situación de perfecta democracia, de participación activa (de escucha y de propuesta argumentativa…). Imaginemos que hubiera realizado un Congreso de Sabios gurúes…. Imaginemos a Jesús como Cristo Rey, sentado sobre el Mercado del Templo de Jerusalén o en el Gran Patio del Pretorio Romano. ¿Qué habría hecho? Sigamos imaginando este domingo, leyendo de nuevo el evangelio de Jn 6. Buen fin de semana a todos.

1. Jesús no habría actuado como Rey sobre los otros

no hubiera tomado el poder administrativo, ni habría recibido una corona de emperador o regente político. Ciertamente, habría actuado como delegado y representante de Dios, pero de un Dios que no necesita “reyes”, de forma que no hubiera actuado como rey, sino como madre-hermano-hermana, es decir, como amigo universal , a fin de que todos fueran entre sí hermanos y amigos (cf. Mc 3, 31-35). Así anunció la llegada de un Reino sin Rey o, mejor dicho, de un Reino donde todos son reyes, siendo simplemente humanos, hijos de Dios, hermanos. Habría creado así lo que llamamos la anthropocracia, el poder creador del hombre-mujer que se descubre amigo y solidario de los hombres.

Nos faltan modelos para imaginar su reinado, que sería el no-reinado particular, fraternidad activa de todos… Nos faltan modelos para imaginar ese “reinado”, y así podemos hablar más fácilmente de relaciones trinitarias (tres personas que se aman) o de “señoras buenas” (como la de Lourdes…), curando a los enfermos… Nos cuesta imaginar ese reinado, pues nuestras categorías mentales y sociales se encuentran marcadas por dinámicas de poder militar, político, sagrado.

Quizá tengamos que acudir al evangelio de Juan, cuando Jesús dice ante Pilato (representante de Tiberio César) que él ha venido a “dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37), una verdad que no sería la de unos sabios platónicos, sino aquella que consiste en reconocer a todos como hermanos, para así compartir tierra, trabajo y comida…

2. El Reino de Jesús se expresaría en unas relaciones de amor directo, gratuito y gozoso, sin violencia armada.

No harían falta instituciones militares de dominio, ni estructuras económicas de poder. En un primer momento, Roma podría haber seguido funcionando con sus medios militares y administrativos, en un nivel externo, pues Jesús no habría promovido un alzamiento armado, ni habría destruido con violencia las redes de dominio imperial, sino que habría suscitado formas de convivencia y colaboración directa y pacífica entre hombres y mujeres, de manera que, poco a poco (o por una mutación rápida), el orden político impositivo de Roma se habría vuelto cada vez menos necesario, debiendo limitarse a organizar el orden exterior (en línea de sistema), mientras los cristianos habrían desplegado con autonomía sus formas de vida alternativa (a no ser que Roma respondiera, imponiendo su violencia de muerte, como supone el Apocalipsis).

En esa línea podemos hablar de una “mutación social” y sistémica de Jesús, que habría transformado a los hombres en amor, no para luchar en contra del Estado, sino para crear relaciones de convivencia amorosa y solidaridad intensa, que transformarían por dentro (sin guerra) las instituciones humanas, en línea no estatal ni de mercado (esto es lo que quiere Francisco 2015, ésto es lo que niegan los poderes fácticos, que están empezando a decir que Francisco ¿Jesús? es el hombre más peligroso de la tierra).

Pero en aquel momento (como hoy, julio 2015) una mutación de ese tipo resultaba muy difícil.

(a) Por un lado, el Estado no parecía dispuesto a “ceder” sus poderes para convertirse en un “sistema administrativo” neutral, alimentado desde el mundo de la vida de los creyentes cristianos, sino que queda en manos del gran poder económico, del pan hecho dictadura de unos sobre otros.

(b) Por otra parte, de un modo lógico, los cristianos se fueron adaptando a la lógica de los poderes establecidos, dejando de ser comunidades auto-gestionadas, para iniciar un camino de constantinismo o pacto con el Estado (del que sólo ahora, en el siglo XXI, estamos saliendo).

Pero Jesús no fue constantiniano (ni tiberiano, ni USAno, ni Troikiano), ni tomó el poder para cambiar cosa ninguna (no tomó el poder político, ni tampoco el religioso). Por eso, los que quieren tomar para defender el evangelio se equivocan de “Cristo”.

3. Poder y tributos, economía mesiánica. Estado y Mercado

Jesús no habría destruido por la fuerza el orden económico del imperio romano, ni habría rechazado de un modo directo los impuestos del César (cf. Mc 12, 17), pues las “cosas” del Reino (de Dios) se realizan de un modo gratuito y por contacto personal, sin necesidad de utilizar los mecanismos actuales del Dinero/Mercado (capital), que tiende a convertirse en ídolo supremo o mamona (Mt 6, 24).

Jesús habría comenzado ocupándose de personas a las que el orden romano deja normalmente a un lado, porque están fuera del campo de intereses del poder (enfermos, mendigos…), para formar a partir de ellas comunidades fraternas, bien pacificadas. Sus itinerantes seguirían actuando como portadores de un poder de sanación que cambiaría la forma de vivir de los sedentarios (ricos), para crear así redes de economía comunitaria, como hicieron en muchos lugares en los tres primeros siglos. En esa línea, el Estado terminaría convirtiéndose de hecho en un gestor neutral de unos medios económicos al servicio de todos.

Pero nuestro Estado es inseparable del Mercado… Tengo la impresión de que ambos se han independizado y se han convertido en poderes supremos, en una especie de “diarquía” (que puso de relieve M. Weber, hablando de la racionalización de la modernidad…):
(a) El Estado-César necesita del Mercado (capital)… como bien estamos viendo (año 2012), con estados pidiendo dinero al mercado…
(b) El Mercado necesita que el Estado (los estados) realicen una serie de funciones sociales y administrativas…

Ambos son como las dos Bestias de A9 13 (o como la Bestia y la Prostituta de Ap 13-18)… o como Leviatan-Behemot del P. Hobbes… Ambos se infra-retro alimentan, creando el gran Poder

En sentido utópico (sigo en la visión), Jesús habría actuado de la siguiente manera (unificando en realidad el Estado, más social, y el Mercado, más económico): (a) Habría convertido el Estado en experiencia-lugar de comunicación personal. (b) Habría convertido el Mercado en lugar de intercambios personales gratuitos.

Pero ni el Estado parecía dispuesto a “ceder” (Pilatos no aceptó más rey que el César)… ni el Mercado (representado allí en el templo, como gran zoco sacro-monetario, al servicio de una religión de poder)… aceptó a Jesús, que vino con el látigo… Estado y Mercado económico-religioso mataron a Jesús… Pero la historia y el reto continúa. Por eso, ahora de nuevo, en este tiempo (2015, año de Tsipras, Merkel y Obama, con Rato y compañía), tras veinte siglos de cristianismo, podemos plantear el tema con radicalidad, situando la economía de Jesús al servicio de la vida (en pura gratuidad, como encuentro de personas), convirtiendo el “sistema” en aquello que siempre debía haber sido: una mediación comunicativa para que todos los hombres y mujeres pudieran compartir de hecho sus bienes y sus vida, de un modo siempre directo y gratuito.

Esta visión del reinado de Jesús implica dos correcciones:

(a) Corrección política. Jesús no tomó el poder, para realizar la gran transformación desde el Poder (como quiso Lenin o Hitler…). No quiso el poder, quiso el “amor creador”, la capacidad de transformar y curar a los hombres y mujeres, en humanidad.
(b) Corrección económica. Por eso, Jesús no necesitó dinero para realizar su obra. No convirtió el dinero en principio de dominación e intercambio reglado desde fuera. Quiso personas… Todos los que utilizan dinero para expandir el evangelio van en contra del evangelio (Jesús lo dice de manera más bonita en un lugar del evangelio: Quien quiera seguirme debe desprenderse ee todo dinero).

4. Jesús no habría aplicado un tipo de justicia legal impositiva,

ni habría apelado a la venganza contra los sacerdotes de Jerusalén o los soldados de Roma. No habría querido luchar externamente contra el templo, pero estaba convencido de que se hallaba en manos de poderes de violencia, de manera que terminaría destruyéndose a sí mismo (cf. Mc 13, 2; 14, 58; 15, 29 par). Tampoco habría luchado contra Roma, pues no quiso actuar en el nivel de la violencia romana (sustituyendo un imperio por otro).

La certeza de que Roma acabará (y con Roma los imperios que se fundan sobre bases de violencia) le permitió alimentar una esperanza de Reino (es decir, de una situación en la que todo estuviera al servicio de la vida), pues tenía la certeza de que los hombres podrían vivir ya (muy pronto) como hijos de Dios, en un plano de amistad, sin apelar a instituciones de violencia. La certeza de que el templo acabaría y de que los hombres y mujeres podrían vincularse muy pronto, en amor, sin necesidad de instituciones sacrales de tipo religioso, le impulsó a subir a Jerusalén Con ese deseo llegó a la ciudad de los sacerdotes, donde los representantes del César le mataron.

5. Jesús reina sin hacerse rey, para que todos seamos reyes y nadie “reine” sobre otro.

Los Via-Crucis normales de la tradición católica tienen catorce estaciones, que terminan con el Santo Entierro, reviviendo así el “fracaso” pascual de Jesús. Pues bien, de esa manera, yo he querido retomar el camino de Reino de Jesús, para que nosotros, los cristianos del año 2012, lo retomemos, anunciando con nuestra vida la llegada del Reino.

Ciertamente, Jesús subió a un monte para que no le hicieran rey (en la línea del mundo antiguo), como sabe el evangelio de Juan (que ayer presentamos). Pero, en otro sentido, el subió a Jerusalén para que reinara Dios, es decir, para que reinaran todos.

El triunfo de su causa no hubiera supuesto una independencia política de Israel o de su movimiento mesiánico, pues el tema de la dependencia o independencia política pertenece al orden “violento” de una realidad vinculada a guerras y pactos en línea de poder (como se mostró en la guerra del 67-70 d. C.). Lo que Jesús propuso y lo que así podemos definir como su “marcha de paz” no fue una sencilla adaptación, en el interior del sistema que había venido operando hasta ese momento, sino un mutación o cambio de nivel, de manera que, desde plano de la Vida, podrían y pueden (deben) cambiarse todas las instituciones del Sistema.

En contra de las estructuras de poder violento que han dominado sobre el mundo, Jesús y sus amigos establecerían (es decir: han de establecer hoy) unos grupos de amistad, esto es, de vida universal, que se extenderían (es decir, deben extenderse) desde Galilea, pasando por Jerusalén y Roma, al mundo entero (como resume en libro de los Hechos).

Ellos, los discípulos mesiánicos de Jesús desarrollarían (es decir, tenemos que desarrollar) unas formas de vida compartida que ya no se rigen por el talión, ni por la ley de la venganza, sino por la amistad directa, en línea de comunión gratuita. Frente al modelo actual, donde el sistema domina sobre el mundo de la vida y lo “coloniza” (esclavizando o cautivando a la mayoría de los hombres y mujeres, al servicio del mismo sistema), ha de elevarse un modelo distinto donde el mismo “amor” del mundo de la vida se expresa y expande a través de unas redes de comunicación social que están siempre al servicio de la vida.

Eso significa que el verdadero cambio de la humanidad no puede realizarse desde claves y formas de puro sistema (pues en ese caso siempre seguiría dominando el sistema y esclavizando a los hombres), sino que en clave de humanidad, desde el mundo de la vida, de manera que seamos nosotros, hombres y mujeres concretos, los que cambiemos en amor y pongamos al sistema a nuestro servicio, en una línea que hemos definido como insumisión creadora.

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Un banquete para preparar un discurso. Domingo 17. Ciclo B

Domingo, 26 de julio de 2015
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2b14ce820a97d72e5ed859301597e95c513f21087e6aadfa8c357180578255c9Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

A la tercera ola de calor que padecemos en España se añaden, por obra y gracia del zapping litúrgico, cinco domingos dedicados a la lectura del evangelio de san Juan: el discurso del pan de vida, precedido del milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

Después de esto, se fue a Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima a la Pascua, la fiesta de los judíos.

Al levantar Jesús ;os ojos y ver que venía mucha gente, dice a Felipe: “Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?” Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: ” Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.” Le uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero qué es eso para tantos?” Dijo Jesús: “Haced que se recueste la gente.” Había en un lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los partió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: “Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.”

Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía:” Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.” Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

Un caso extraño

            Es raro que Juan coincida con los Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) en algún relato. Este de la multiplicación de los panes y los peces es uno de los pocos casos, pero conviene advertir los matices propios de Juan. El primero es la fecha: «Estaba próxima a la Pascua, la fiesta de los judíos.» Ninguno de los Sinópticos ofrece esta indicación, que para Juan es muy importante: hace referencia al momento de la muerte de Jesús. Juan no cuenta la institución de la Eucaristía, pero este milagro, ocurrido en la misma fiesta, simboliza la idea de que Jesús alimenta a su pueblo.

Jesús y Eliseo

            Uno de los grandes obradores de milagros en el Antiguo Testamento es el profeta Eliseo. La 1ª lectura recoge cómo alimentó con veinte panes de cebada a cien personas (teniendo en cuenta las dimensiones de los antiguos panes, no era demasiado difícil sacar un bocadillo para cada uno). En contra de las dudas de su criado, comieron todos y sobró.

Vino un hombre de Baal Salisa y llevó al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco de espiga; y dijo Eliseo: “Dáselo a la gente para que coman.” Su servidor dijo: “Cómo voy a dar esto a cien hombres?” É dijo: “Dáselo a la gente para que coman, porque así dice Yahveh: Comerán y sobrará.” Se lo dio, comieron y dejaron de sobra, según la palabra de Yahveh.

            El milagro de la multiplicación de los panes y los peces está calcado sobre el de Eliseo, pero aumentando las dificultades. En vez de cien personas son cinco mil (los Sinópticos añaden “sin contar mujeres y niños”, Juan sólo menciona a los varones). Y en vez de veinte panes, Jesús sólo dispone de cinco. Para dejar clara la dificultad se indica lo que costaría alimentar a esa gente: 200 denarios. El denario era el salario diario de un campesino; 200 denarios suponen una cantidad muy grande para un grupo que vive de limosna, como el de Jesús.

            A pesar de todo, igual que Eliseo dijo: «comerán y sobrará», los comensales de Jesús comen «todo lo que quisieron» y, para demostrar la abundancia, se recogen doce canastos de sobras.

            La relación entre el milagro de Jesús y el de Eliseo queda especialmente clara en Juan, ya que mientras los Sinópticos hablan simplemente de “cinco panes”, Juan indica que son “panes de cebada”, como los que regalan a Eliseo.

Simbolismo eucarístico

Mateo, al contar este milagro, omite la referencia a los peces en el momento de la multiplicación, para subrayar la importancia del pan como símbolo eucarístico.

Juan lo sugiere de forma distinta. La orden de Jesús: “Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda”, la refieren los discípulos sólo a los panes, no se preocupan de los peces. Es probable que estas palabras de Jesús reflejen la práctica litúrgica posterior, cuando se pensó que el pan eucarístico no podía ser tratado como otro cualquiera.

La reacción del pueblo y la reacción de Jesús

En los Sinópticos, la gente no es consciente del milagro ocurrido. En Juan, el pueblo se sorprende de lo hecho por Jesús y deduce que es el profeta esperado, semejante a Moisés, que alimentó al pueblo en el desierto. A primera vista, extraña que identifiquen a ese «profeta que iba a venir al mundo» con el futuro rey de Israel. Pero Flavio Josefo habla de profetas que se presentaban en el siglo I con pretensiones regias, mesiánicas.

La intención del pueblo es claramente revolucionaria, nombrar un rey que los gobierne distinto del César romano, un rey que los libere. Pero Jesús no comparte ese punto de vista y huye.

Un milagro que continúa en un discurso

            En los Sinópticos, el milagro está cerrado en sí mismo. En Juan, el milagro supone el punto de partida para un largo discurso, que se leerá en los próximos domingos. Es importante recordar este detalle al comentar el texto: se puede subrayar la preocupación de Jesús por la gente, su poder infinitamente superior al de Eliseo, el simbolismo eucarístico, la oposición de Jesús a un mesianismo político… pero hay que dejar claro que el relato es sólo la puerta a un discurso. «Ahora viene lo bueno».

Pero Juan, al escribir los discurso de Jesús, los concebía como un desafío para el lector: no se debían entender a la primera, sino tras diversas lecturas y continua reflexión. Por desgracia, la mayoría de los fieles no está para muchos desafíos en el mes de agosto. Sobre todo, si continúa la tercera ola.

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Tú me dices, Señor.

Jueves, 11 de diciembre de 2014
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Del blog de la Communion Béthanie:

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Tú me dices, Señor:
“¡Da a cada uno el derecho al pan y al respeto,
y serás una estrella del compartir! “

Tú me dices, Señor:
¡Colma los barrancos del odio y de los celos que separan a los vivientes,
y serás una estrella del perdón!

Tú me dices, Señor:
” ¡Anuncia que toda viviente, de cualquier país,
de cualquier pecado, de cualquier inteligencia,
de cualquier trabajo, de cualquier religión,
es el hijo precioso de Dios, de la misma familia que tú,
y serás una estrella de acogida!”

Haz de nosotros estrellas, Señor,
estrellas tan brillantes en el negro de la tierra
¡Qué encontremos allí tu sonrisa de amor
alumbrando a todos los habitantes de la tierra!

*
Charles Singer
***

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La mesa.

Domingo, 11 de mayo de 2014
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Del blog de la Communion Béthanie:

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Hay  días en que la mesa es sagrada,
porque el pan que partimos
tiene el gusto maravilloso
del encuentro y del amor.
Ese día, Dios está en el umbral de tu casa.

Hay días en que el vino es sagrado,
porque provoca la embriaguez,
no la que vuelve loco el espíritu
sino la embriaguez que te coge el corazón.
Ese día, Dios está muy cerca de ti.

Hay días en que la acogida es sagrada,
porque tu hermano está en la puerta,
busca su lugar,
tiene hambre de pan y sed de vino y posiblemente más…
Ese día, Dios está de rodillas para servir .

Hay días en que el pueblo es sagrado,
porque es llamado a compartir en memoria de Jesús…
Y, si tú también, te unes a ellos
para recibir y para dar,
Ese día, Dios, eso es seguro,
está sentado a tu lado.

*

Robert Riber
Mil Textos, Fenêtres Ouvertes

***

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