Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Compartir’

“El gesto de un joven”. 17 Tiempo Ordinario – B (Juan 6,1-15)

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en “El gesto de un joven”. 17 Tiempo Ordinario – B (Juan 6,1-15)

17_to_b-600x441De todos los hechos realizados por Jesús durante su actividad profética, el más recordado por las primeras comunidades cristianas fue seguramente una comida multitudinaria organizada por él en medio del campo, en las cercanías del lago de Galilea. Es el único episodio recogido en todos los evangelios.

El contenido del relato es de una gran riqueza. Siguiendo su costumbre, el evangelio de Juan no lo llama«milagro», sino «signo». Con ello nos invita a no quedarnos en los hechos que se narran, sino a descubrir desde la fe un sentido más profundo.

Jesús ocupa el lugar central. Nadie le pide que intervenga. Es él mismo quien intuye el hambre de aquella gente y plantea la necesidad de alimentarla. Es conmovedor saber que Jesús no solo alimentaba a la gente con la Buena Noticia de Dios, sino que le preocupaba también el hambre de sus hijos.

¿Cómo alimentar en medio del campo a una muchedumbre? Los discípulos no encuentran ninguna solución. Felipe dice que no se puede pensar en comprar pan, pues no tienen dinero. Andrés piensa que se podría compartir lo que hay, pero solo un muchacho tiene cinco panes y un par de peces. ¿Qué es eso para tantos?

Para Jesús es suficiente. Ese joven sin nombre ni rostro va hacer posible lo que parece imposible. Su disponibilidad para compartir todo lo que tiene es el camino para alimentar a aquellas gentes. Jesús hará lo demás. Toma en sus manos los panes del joven, da gracias a Dios y comienza a «distribuirlos» entre todos.

La escena es fascinante. Una muchedumbre, sentada sobre la hierba verde del campo, compartiendo una comida gratuita un día de primavera. No es un banquete de ricos. No hay vino ni carne. Es la comida sencilla de la gente que vive junto al lago: pan de cebada y pescado en salazón. Una comida fraterna servida por Jesús a todos gracias al gesto generoso de un joven.

Esta comida compartida era para los primeros cristianos un símbolo atractivo de la comunidad nacida de Jesús para construir una humanidad nueva y fraterna. Les evocaba al mismo tiempo la eucaristía que celebraban el día del Señor para alimentarse del espíritu y la fuerza de Jesús: el Pan vivo venido de Dios.

Pero nunca olvidaron el gesto del joven. Si hay hambre en el mundo, no es por escasez de alimentos, sino por falta de solidaridad. Hay pan para todos, falta generosidad para compartirlo. Hemos dejado la marcha del mundo en manos de un poder económico inhumano, nos da miedo compartir lo que tenemos, y la gente se muere de hambre por nuestro egoísmo irracional.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”. Domingo 28 de julio de 2024. Domingo 17º de tiempo ordinario.

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en “Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”. Domingo 28 de julio de 2024. Domingo 17º de tiempo ordinario.

42-ordinarioB17 cerezoDe koinonia:

2Reyes 4,42-44: Comerán y sobrará.
Salmo responsorial: 144: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
Efesios 4,1-6:Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
Juan 6,1-15: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron.

2Re 4, 42-44

La actividad profética de Eliseo tuvo lugar en el Reino del Norte. Eliseo es un profeta taumaturgo, a través de sus milagros intentó conducir al pueblo a Dios. En la liturgia de hoy se nos presenta la multiplicación de los panes. Aunque parece que no van a alcanzar para tanta gente, al repartirlos alcanza y sobra. La fuerza de este pan es más de orden espiritual: basta un poco de pan compartido con gusto y con alegría, para sentir su fuerza y su energía.

Ef 4, 1-6

Este texto es una exhortación a la unidad. Pablo desde la prisión suplica a los Efesios que vivan de acuerdo con la vocación a la que han sido llamados y se esfuercen por mantener la unidad, ya que han recibido un mismo bautismo. El reconocimiento de la paternidad de Dios nos lleva a reconocer en los demás a nuestros hermanos.

Una intachable conducta de vida corresponde a la vocación que han recibido los que antes eran gentiles. La vida digna del llamamiento a la esperanza se muestra en el hecho de que los miembros de la Iglesia guarden la unidad obrada por el Espíritu en el único cuerpo.

Se habla de la relación con la Iglesia y en la Iglesia como comunión que los abraza. La desintegración de la unidad es señal de desesperanza de los miembros de la Iglesia. Presupuestos internos para la unidad son: tener en más estima a los otros que a sí mismo, saber apreciar los dones que Dios ha dado a los demás, pensar y sentir unánimemente… Todo esto presupone apartarse de todas las formas de ambición. La humildad y la modestia desempeñan un gran papel donde hay amenaza contra la unidad. La mansedumbre, la apacibilidad, la dulzura son comportamientos con el prójimo que alejan toda clase de riñas, evitan la acritud y el sentimiento de superioridad. La paciencia es un rasgo esencial del amor, hace posible y salvaguarda la unidad de la paz.

El llamamiento que se hace a los que antes eran gentiles es un llamamiento hacia los otros, a respetar el espacio interno y externo, a permitirles que sean ellos mismos y a poderles apreciar en el amor. El Espíritu es el poder que crea y conserva la unidad y esta unidad es la que hay que guardar.

Jn 6, 1-15

Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. A veces venían de lejos, y era lógico que vinieran preparados para pasar unos días. Venían atraídos por la fama de los milagros y señales que realizaba. Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus oyentes. Comienza preguntándole a Felipe que con qué comprarían panes para dar de comer a la multitud. Felipe le dice que no bastarían doscientos denarios. Andrés le dice que hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero que eso no es nada para tanta gente. Es la misma pregunta que el criado le hace a Eliseo.

Jesús enseña que la dinámica del Reino es el arte de compartir. Quizá todo el dinero del mundo no fuese suficiente para comprar el alimento necesario para los que pasan hambre… El problema no se soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo.

La dinámica del mundo capitalista es precisamente el dinero. Creemos que sin dinero nada se puede hacer y tratamos de convertirlo todo en dinero, no sólo los recursos naturales sino también los recursos humanos y los valores: el amor, la amistad, el servicio, la justicia, la fraternidad, la fe, etc. En el mundo capitalista nada se nos da gratuitamente, todo tiene su precio, todo se tasa y se comercializa. Se nos ha olvidado que la vida acontece por pura gratuidad, por puro don de Dios.

Jesús en esta multiplicación de los panes y de los peces parte de lo que la gente tiene en el momento. El milagro no es tanto la multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el interior de sus oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y, dejando a un lado el egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y se maravillaron después de que vieron que al alimento se multiplicó y sobró. Comprendieron entonces que si el pueblo pasaba hambre y necesidad, no era tanto por la situación de pobreza, sino por el egoísmo de los hombres y mujeres que conformados con lo que tenían, no les importaba que los demás pasaran necesidad. El gesto de compartir marca profundamente la vida de la primeras comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte en un gesto que prolonga y mantiene la vida, un gesto de pascua y de resurrección. Al partir el pan se descubre la presencia nueva del resucitado.

Si somos hijos de un mismo Padre como reconoce Pablo en la lectura que hemos hecho, no se entiende por qué tantos hombres y mujeres viven en extrema pobreza mientras unos cuantos viven en abundancia y no saben qué hacer con lo que tienen. En el mundo actual es mucho el dinero que se invierte en guerra, en viajes extraterrestres, en tratamientos para adelgazar. Los que tienen el capital crean condiciones cada vez más injustas y pretenden hacer más dinero, explotando los recursos que quedan, aunque destruyan todo y acaben con las condiciones de vida sobre la tierra. Ningún ser humano debiera morir de hambre, pues la tierra tiene suficiente para albergarnos a todos. Los cristianos no debemos olvidar el compartir: ésta es la clave para hacer realidad la fraternidad, para reconocernos hijos de un mismo Padre. Cuando se comparte con gusto y con alegría el alimento se multiplica y sobra. La multitud, al ver lo que Jesús ha hecho, intenta llevárselo para proclamarlo rey pero Jesús huye solo a la montaña. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Jesús alimenta a su comunidad y prepara un discurso. Domingo 17. Ciclo B

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en Jesús alimenta a su comunidad y prepara un discurso. Domingo 17. Ciclo B

2b14ce820a97d72e5ed859301597e95c513f21087e6aadfa8c357180578255c9

Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El domingo pasado, el evangelio de Marcos nos presentaba a Jesús enseñando al pueblo, reunido de muy distintos lugares. Inmediatamente después, lo presenta alimentándolo mediante la multiplicación de los panes y peces. Pero este relato no se ha toma hoy de Marcos, sino de Juan, porque los cuatro domingos siguientes los dedica la liturgia a la lectura del discurso del pan de vida, que solo cuenta Juan.

Jesús y Eliseo

            IMG_6394Es raro que Juan coincida con los Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) en algún relato. Este de la multiplicación de los panes y los peces es uno de los pocos casos. Y los cuatro evangelios toman como punto de referencia el milagro atribuido a Eliseo en el Antiguo Testamento. Este profeta, rodeado de una comunidad de unos cien hombres, muy pobres, recibió un día como regalo veinte panes de cebada y cierta cantidad de espigas. Teniendo en cuenta las dimensiones de los antiguos panes, no era demasiado difícil sacar un bocadillo para cada uno. Al criado le parecen pocos; pero, en contra de sus dudas, comieron todos y sobró.

En aquellos días un hombre llegó de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios el pan de las primicias, veinte panes de cebada y espigas nuevas en su alforja. Eliseo ordenó:

Dalo a las gentes para que coman».

Pero su criado replicó:

¿Cómo voy a poner esto delante de cien hombres?».

Él dijo:

Dalo a la gente para que coman, pues esto dice el Señor: Comerán, y sobrará».

Se lo sirvió y comieron; y sobró, como había dicho el Señor.

            El milagro de la multiplicación de los panes y los peces está calcado sobre el de Eliseo, pero aumentando las dificultades. En vez de cien personas son cinco mil (según Mc, Lc y Jn; Mt añade «sin contar mujeres y niños», lo cual obligaría a pensar en unos veinte mil). Y en vez de veinte panes, Jesús sólo dispone de cinco.

            A pesar de todo, igual que Eliseo dijo: «comerán y sobrará», los comensales de Jesús comen «todo lo que quisieron» y, para demostrar la abundancia, se recogen doce canastos de sobras de los cinco panes.

            Queda claro el poder superior de Jesús. Pero los Sinópticos añaden un detalle importante: este milagro ocurre «en un lugar desierto», y esto trae a la memoria la marcha del pueblo por el desierto, cuando Dios lo alimenta con el maná. Jesús, nuevo Moisés y superior a él, también alimenta a su comunidad (quizá por eso Mt hace mención expresa de las mujeres y niños). Jn desarrollará en el discurso posterior la relación con el maná y con Moisés.

La multiplicación de los panes y peces según Juan

Después de esto, se fue a Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima a la Pascua, la fiesta de los judíos.

Al levantar Jesús ;os ojos y ver que venía mucha gente, dice a Felipe:

“Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?”

Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó:

-”Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.”

Le uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:

“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero qué es eso para tantos?”

Dijo Jesús:

-“Haced que se recueste la gente.

Había en un lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los partió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:

-“Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.

Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía:

”Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.

Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

A pesar de las semejanzas, el relato de Juan ofrece notables diferencias con el de los Sinópticos.

  1. La indicación temporal falta en los Sinópticos: «Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.» De este modo, Jn relaciona la multiplicación de los panes con la fecha de la muerte de Jesús. Jn no cuenta la institución de la Eucaristía, pero este milagro, ocurrido en la misma fiesta, simboliza la idea de que Jesús alimenta a su pueblo.
  2. La preocupación por la gente no parte de los discípulos, sino de Jesús. En los Sinópticos, son ellos quienes se acercan a decirle que despida a la gente para que se busque algo de comer. En Jn es el mismo Jesús quien toma la iniciativa preguntando a Felipe cómo resolverán el problema.
  3. Lo anterior demuestra que los discípulos descargan la responsabilidad en el pueblo: son ellos los que tiene que buscarse de comer. En cambio, Jesús se encarga de darles de comer.
  4. Para dejar clara la dificultad del problema, Felipe indica lo que costaría alimentar a esa gente: 200 denarios. El denario era el jornal de un campesino; 200 denarios suponen una cantidad muy grande para un grupo que vive de limosna, como el de Jesús.
  5. La relación entre el milagro de Jesús y el de Eliseo queda especialmente clara en Juan, ya que, mientras los Sinópticos hablan simplemente de «cinco panes», Juan indica que son «panes de cebada», como los que regalan a Eliseo.
  6. El momento culminante difiere de manera notable. Los Sinópticos dicen que Jesús «levantando los ojos al cielo, los bendijo, los partió y los dio a los discípulos para que los repartieran a la gente». Tres acciones (alzar la mirada, bendecir, partir), pero quienes reparten el pan a la gente son los discípulos. En Jn, Jesús solo realiza una acción, dar gracias (euvcaristh,saj); pero lo más importante es que es él mismo quien distribuye el pan a todos los presentes. Es claro que se trata de un dato simbólico. Un camarero para cinco mil personas es imposible. Jn quiere indicar que, en la eucaristía, es Jesús mismo quien nos alimenta.
  7. Mateo, al contar este milagro, omite la referencia a los peces en el momento de la multiplicación, para subrayar la importancia del pan como símbolo eucarístico. Juan lo sugiere de forma distinta. La orden de Jesús: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda», la refieren los discípulos sólo a los panes, no se preocupan de los peces. Es probable que estas palabras de Jesús reflejen la práctica litúrgica posterior, cuando se pensó que el pan eucarístico no podía ser tratado como otro cualquiera.
  8. La reacción del pueblo y la de Jesús. En los Sinópticos, la gente no es consciente del milagro ocurrido. En Juan, el pueblo se sorprende de lo hecho por Jesús y deduce que es el profeta esperado, semejante a Moisés, que alimentó al pueblo en el desierto. A primera vista, extraña que identifiquen a ese «profeta que iba a venir al mundo» con el futuro rey de Israel. Pero Flavio Josefo habla de profetas que se presentaban en el siglo I con pretensiones regias, mesiánicas. La intención del pueblo es claramente revolucionaria, nombrar un rey que los gobierne distinto del César romano, un rey que los libere. Pero Jesús no comparte ese punto de vista y huye. «Mi reino no es de este mundo», dirá a Pilato.

Un milagro que continúa en un discurso

            En los Sinópticos, el milagro está cerrado en sí mismo. En Juan, el milagro supone el punto de partida para el largo discurso que se leerá en los próximos domingos. Es importante recordar este detalle al comentar el texto: se puede subrayar la preocupación de Jesús por la gente, su poder infinitamente superior al de Eliseo, el simbolismo eucarístico, la oposición de Jesús a un mesianismo político… pero hay que dejar claro que el relato es sólo la puerta a un discurso. «Ahora viene lo bueno».  El milagro de los panes sirve para presentar a Jesús como el verdadero pan de vida.

Receta para conseguir la unidad (2ª lectura: Efesios 4,1-6)

El domingo pasado, la carta a los Efesios recordaba que Dios reconcilió a judíos y paganos mediante la muerte de Jesús. Pero esa unidad puede resquebrajarse fácilmente. Nos solo entre los dos pueblos, sino también dentro de las comunidades del mismo origen. La experiencia de veinte siglos lo demuestra. Pablo, desde la cárcel, aconseja las actitudes que ayudan a mantener la unidad: humildad, amabilidad, comprensión, sobrellevarse mutuamente, esforzarse en mantener el vínculo de la paz. Así se llegará a ser un solo cuerpo y un solo espíritu, basados en «un Señor, una fe, un bautismo». Este texto recuerda, con palabras muy distintas, el gran deseo de Jesús en su despedida, según el evangelio de Juan: «Padre, que todos sean uno, como tú en mí y yo en ti». Y, en relación con el evangelio, nos recuerda que somos uno todos los que comemos el mismo pan.

 

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Domingo XVII del Tiempo Ordinario. 28 de julio de 2018

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en Domingo XVII del Tiempo Ordinario. 28 de julio de 2018

d-xvii

Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: -¿Con qué compraremos panes para que coman estos?”

(Jn 6, 1-15)

Estos relatos de las multiplicaciones de los panes tienen un cierto peligro. Nos puede suceder a nosotras como les sucedió a aquellas gentes que comieron hasta saciarse. ¿Qué nos puede ocurrir? Que busquemos a Dios para que nos solucione la vida.

Pero la intención de Jesús es otra. Jesús está interpelando a sus discípulos:  “¿con qué compraremos panes para que coman éstos?”

Es una pregunta incómoda, hasta diría que es del todo molesta. Dan ganas de contestar como lo hizo Caín. Con otra pregunta: ¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?

Es incómoda y molesta porque quiere hacernos vivir “levantando los ojos”. Solo cuando levantamos los ojos vemos a las demás personas. Mientras llevamos la mirada baja solo nos vemos a nosotras mismas. Y si la bajamos un poquito más entonces lo que vemos es nuestro ombligo.

La contemplación asidua de nuestro ombligo nos lleva a vivir pensando exclusivamente en nosotras mismas. En “mi” felicidad, “mi” autonomía, “mi” comodidad, “mis” derechos…

Este es el motor de nuestra sociedad de consumo. La sociedad del “bien estar”. Esta sociedad necesita individuos cada vez más centrados en sus propias necesidades, cada vez más recelosos de los demás.

Nuestra vieja Europa es una antigua y virtuosa contemplativa del propio ombligo, y quienes vivimos aquí somos hijas de esta madre. Llevamos en nuestro ADN muchos genes exclusivistas. Toda una información genética que nos hace difícil vivir levantando los ojos.

A fin de cuentas eso de levantar los ojos trae consigo muchos problemas. Si levantamos los ojos vemos a quienes huyen de países en guerra, pero también vemos a quienes huyen del hambre. Al levantar los ojos vemos a un sinfín de personas utilizadas como objetos sexuales. Si vivimos con los ojos levantados vemos a los niños soldado, a los trabajadores explotados… en fin, que al levantar la mirada vemos la injusticia de nuestra propia comodidad. Y entonces se nos complica la vida.

Nos pasa como al bueno de Andrés, que ve que tiene cinco panes y dos peces, “pero ¿qué es eso para tantos?”

No tenemos, todavía, la audacia de Jesús. ¿Quién se atreve a dar las gracias y repartir lo que tiene? Nos da miedo. Miedo a hacer el ridículo y miedo a quedarnos sin lo que teníamos.

Hoy es Santa Marta. Ella también tuvo miedo a quedarse sola sirviendo. Pero el trato con Jesús convirtió su miedo en confianza. “-Sí, Señor, yo creo que tu eres el Mesías, el Hijo de Dios que tenía que venir a este mundo.” (Jn 11, 27)

Oremos

Complícamos la vida, Trinidad Santa, llena nuestros ojos, nuestra mirada con los rostros de todos tus hijas e hijos. Haznos así hermanas y hermanos. Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

La gente busca la solución de sus problemas.

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en La gente busca la solución de sus problemas.

multiplicacion_panesDOMINGO 17º (B)

Jn 6,1-15

El domingo pasado nos dejaba el relato evangélico de Marcos ante la multiplicación de los panes. En su lugar, la liturgia inserta, a partir de este domingo, todo el c. 6 de Jn. Es el más largo y denso de todos los evangelios y que nos va a ocupar cinco domingos. Con diversos símbolos, nos dice quién es Jesús para nosotros, si de verdad queremos seguirlo. Partiendo de la multiplicación de los panes, elabora toda una teología del seguimiento. En el fondo, se trata de un proceso de iniciación catequética, que en la comunidad duraba varios años y que, al final, obligaba a tomar una decisión definitiva: el bautismo o abandonar.

Como siempre en Juan, todo son símbolos. El pan es el signo del alimento espiritual. El monte es el lugar donde habita la divinidad. Jesús subió al lugar que le es propio. Sentarse es el símbolo de enseñanza rabínica. Estaba cerca la Pascua”, no es un dato cronológico, sino teológico. La gente no sube a Jerusalén, como era su obligación. Busca en Jesús la liberación, que el templo no puede darles. Proclamarle Rey es buscar seguridades. En los próximos domingos iremos viendo los demás símbolos empleados en el capítulo.

El dinero es lo que había desplazado a Dios del templo, utilizado por el sistema opresor, es el causante de la injusticia. Comprar pan, es obtener un bien necesario para la vida, a cambio de dinero, inventado para dominar. El vendedor dispone del alimento; lo cede solo bajo ciertas condiciones dictadas por él. La vida no está al alcance de todos, sino mediatizada por el poder. Jesús no acepta tal estructura, pero quiere saber si sus discípulos la aceptan. Felipe no ve solución. Doscientos denarios era el salario de un año.

El dinero sigue siendo hoy la causa de toda desigualdad. Todo tiene un precio. La gratuidad ha desaparecido de nuestra sociedad. Seguimos ante la encrucijada de compartir gratuitamente o el egoísmo feroz, pero no tomamos la decisión definitiva. No tomar el camino espiritual es dejarnos llevar por el hedonismo, la búsqueda de placer a cualquier precio y la huida de todo dolor. En el mejor de los casos, nos empeñamos en ir por dos caminos opuestos al mismo tiempo. Nuestra religión nos lleva a la esquizofrenia sistémica.

Andrés muestra una solución distinta. Habla de los panes y los peces, que descubre como algo de lo que se puede disponer. El muchacho (muchachito, doble diminutivo) representa al insignificante grupo de los discípulos. Los números simbólicos 5+2=7 indican totalidad. Todo se pone a disposición de los demás. Al ser de cebada, pone en relación este episodio con el de Eliseo. Eliseo dio de comer a cien, con veinte panes. Jesús da de comer a cinco mil con cinco. La propuesta de Andrés es la adecuada pero no hay medios suficientes.

Haced que se recuesten. Comer recostado era signo de hombres libres (las mujeres y los niños no contaban para nada). Jesús quiere que todos se sientan personas con su propia responsabilidad. No quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Aquí está ya apuntando a la falsa interpretación que van a hacer del signo. El lugar (con artículo determinado) era el modo de designar el templo. Dios no está ya en el templo sino donde está Jesús. La mucha hierba, signo de la abundancia de los tiempos mesiánicos.

Pronunció la acción de gracias (eucaristhsaV=eucaristizó). Este dato tiene mucha miga. Se trata de conectar la comida con el ámbito de lo divino (los sinópticos hablan de elevar la mirada al cielo). Se reconoce que el alimento es don de Dios a todos; nadie puede apropiárselo para después sacar provecho de su venta. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso a ese bien necesario. Su finalidad primera, alimentar, se eleva para convertirlo en signo de Vida. Solo en este nuevo espacio es posible el compartir.

Recoged los pedazos que han sobrado. Lo sobrado no tiene sentido de resto, desperdicio, sino de sobrante, sobreabun­dante. En la Didaché se llama al pan eucarístico “los trozos” (klasma). Deben recogerlos porque la comunidad tiene que continuar la obra de la entrega. Otra gran diferencia con la experiencia del Éxodo. El maná no duraba de un día para otro; lo que Jesús ofrece tiene valor permanente y hay que cuidarlo. Recordemos que en los Hch se llama a la eucaristía “la fracción del pan”. No es pan, sino pan partido.

Llenaron doce canastas. “doce” hace referencia a las doce tribus de Israel, como símbolo del pueblo que había acompañado a Moisés. Jesús es el nuevo Moisés, el profeta que tenía que venir al mundo. Se trata de un profeta como Moisés que haría los mismos prodigios que él, ahora en beneficio de sus seguidores. Solo buscan su interés y están incapacitados para reconocer la novedad de Jesús. Siguen esperando una salvación material. Más tarde se establece la distinción entre el alimento de Jesús y el maná.

Quieren hacerle rey. No han entendido nada. La multitud queda satisfecha con haber comido, no necesita ni espera nada más. La identificación con Jesús y su mensaje no les interesa. Jesús quiere liberarles, ellos prefieren seguir dependiendo de otro. Jesús les pide generosidad; ellos prefieren recibir sin comprometerse a nada. Quiere asociarlos a su obra; ellos pretenden descargar en él su responsabilidad sin compromiso alguno. La solución que Jesús propone es compartir todo con todos. La salvación no está en que alguien solucione mi problema sino en estar dispuesto a dar a los demás lo que uno tiene y lo que uno es.

Se retiró a la montaña él solo. Es importante notar la doble imagen: Jesús sube a lo más alto, lo divino, mientras los discípulos bajan a lo más bajo, el mar. Ante la total incomprensión de la gente, Jesús no tiene alternativa, se vuelve al monte (lugar de la divinidad). Completamente solo, como Moisés después que el pueblo traicionó a Dios, haciéndose un ídolo. Este paralelo con Moisés muestra la gravedad de lo sucedido. Haciendo de Jesús un Mesías poderoso, repiten la idolatría de los israelitas en el desierto. En ambos casos quieren adorar a Dios bajo la falsa imagen que ellos habían hecho de Él.

Jesús pudo escapar de la pretensión de aquella gente, pero de nosotros, no puede escapar y lo hemos proclamado rey del universo. Debemos examinar los motivos que nos mantienen unidos a Jesús. ¿Por qué somos cristianos? ¿Por qué venimos a misa? Yo os lo voy a decir: Para asegurarnos sus favores aquí abajo y, además, garantizar una eternidad dichosa en el cielo. ¡Poco han cambiado las cosas! También nosotros seguimos sin querer saber nada del servicio y la entrega a los demás. El evangelio sigue sin estrenar.

Seguimos poniendo lo espiritual al servicio de lo material. No nos interesa lo que Dios quiere sino nuestro placer. Solo nos interesa que Dios se ponga a nuestro servicio. Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir, como Jesús nos pide, se produciría la mayor revolución de la historia humana. Si esperamos a compartir cuando hayamos cubierto todas nuestras necesidades, nunca compartiremos nada. La técnica del capitalismo es precisamente aumentar las necesidades a medida que se van satisfaciendo.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Inflexión

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en Inflexión

SER HERMANO - MEMORIA PROFETICA DE JESUS - ESP - sin cintillo_resizeJn 6, 1-15

«Dándose cuenta Jesús … huyó de nuevo al monte él solo».

Algo muy extraordinario debió ocurrir en aquella comida insólita y multitudinaria para que sea éste el único milagro que recogen los cuatro evangelios. Vemos que Juan se vale de este relato para exponer su teología del Pan de Vida, pero nosotros queremos centrarnos en otro aspecto, y es que este episodio supuso un punto de inflexión importante en la predicación de Jesús en Galilea.

Jesús y sus discípulos están agotados por el ritmo frenético que han adquirido sus vidas y deciden tomarse un día de descanso en algún lugar solitario. Pero cuando llegan a él, son recibidos por un gran gentío que ha adivinado su destino y se les ha adelantado corriendo por la costa. Jesús se conmueve y comienza a enseñarles. El tiempo vuela, y Felipe se da cuenta de que se ha hecho tarde y no han comido ni tienen nada para darles de comer. Jesús coge unos panes y unos peces, los bendice, comen todos y todavía sobra.

Tras la comida se desatan las euforias. La multitud cae en la cuenta de que Jesús (que se ocupa de ellos, sana sus males y les da de comer) es el mejor candidato para regir sus destinos… y tratan de proclamarle rey. Llama la atención que la primera medida que toma Jesús sea embarcar a sus discípulos camino de Cafarnaúm, lo que nos hace sospechar que eran ellos los que estaban a la cabeza de todo el movimiento. Hecho esto, despide a la gente y se retira solo al monte a orar.

Esta actitud insólita desconcierta a la muchedumbre y decepciona profundamente a los que le veían como el Mesías libertador de Israel: Creíamos que era éste, pero…”. La decepción es tan seria que según nos dice Juan un poco más adelante: «A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él». Otro dato de la magnitud de la desbandada es la pregunta de Jesús a sus amigos cuando se reúne de nuevo con ellos: «¿También vosotros queréis marcharos?»

Esta crisis (la crisis galilea), le obliga a replantear su “estrategia”, y a partir de entonces parece rehuir las multitudes y centrarse en el círculo íntimo que debe seguir su obra si él es detenido por las autoridades, encarcelado o ajusticiado por ellas.

Y no le falta razón al pensar así. Poco después, sube a Jerusalén para proclamar la buena Noticia, es prendido por los levitas, condenado por el sanedrín por blasfemo, acusado ante los romanos de sedicioso, torturado y ejecutado. Los profetas mueren lapidados, pero los sacerdotes ponen todo su empeño en que sea crucificado (como los esclavos y sediciosos) para acabar no sólo con él, sino también con su doctrina.

Pero fallan. Porque aquellos hombres y mujeres en los que Jesús había puesto sus esperanzas, alentados por el Espíritu, creen en él, abrazan su misión, continúan su obra y hoy, veinte siglos después, su legado sigue presente entre nosotros.

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

El milagro que necesitamos es la multiplicación de la solidaridad y el amor.

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en El milagro que necesitamos es la multiplicación de la solidaridad y el amor.

jesus-y-ninos1

DOMINGO 17º T.O. (B)

“Repartió a los/as que estaban sentados/as todo lo que quisieron(Jn 6,1-15)

En la vida hay momentos, situaciones en los que tomas conciencia de algo que está más allá de lo superficial, de lo habitual. Son espacios reveladores y también, celebrativos.

El evangelio de hoy nos recuerda la eucaristía. Cabría preguntarse si las experiencias significativas de los/as creyentes tienen cabida en el rito actual. El signo de liberación que realiza Jesús en el evangelio debería ser signo visible en cada persona y comunidad cristiana y debería rehuir, como él hizo, toda tentación de autosuficiencia, especialmente de orden político, social o religioso. Todo un aviso a navegantes.

Queremos ser pan en una Iglesia donde hombres y mujeres, en plano de igualdad, participemos en la vida y en el ejercicio de los distintos ministerios. La identidad cristiana tiene su origen en la gracia del Bautismo, que pone los cimientos de una nueva existencia. Es Dios mismo quien llama e invita a los hombres y mujeres cristianos por la fe y el bautismo, otorgándoles la Gracia de un nuevo nacimiento.

A partir de ahí, podemos avanzar y mucho, en ir descubriendo el carácter gratuito de la iniciativa de Dios, la libertad de la respuesta de todo ser humano, la vinculación definitiva del bautizado/a a Cristo y a su seguimiento. Sin miedos que paralizan y bloquean opciones liberadoras, no “marear la perdiz” en cuestiones vitales para la vida de las personas y colectivos descartados. No nos enredemos inútilmente en disquisiciones de pensamiento, de exégesis sesgadas, de controversias que al final, son las legalistas, las farisaicas, las que siguen marginando al Pueblo de Dios como lugar teológico, dinámico, en camino.

Donde hay miedo, no hay fe. La Iglesia católica que habla de Sinodalidad lo sabe muy bien, pero ¿lo practica? Jesús actúa con absoluta libertad, hace referencia a la nueva alianza basada en el amor, lo que le lleva a dar su propia vida por amor a todos, en fidelidad a su Abbá.

Leamos el evangelio de hoy con una mirada inclusiva, haciendo un ejercicio de comprensión sencillo, actual, sin tapujos.

Se marchó a la otra parte de Galilea o de Tiberíades”. El mundo pagano. Hoy diríamos la sociedad y el mundo convulso e insolidario en el que vivimos. Ante las graves crisis sucesivas (económicas, gubernamentales, sanitarias, guerras interminables…) las naciones, las instituciones, se encierran en la política del “sálvese quien pueda” y cuanto más poder y más corrupción, mejor. Urge romper esta inercia destructiva y buscar la esencia divina sembrada en cada ser humano.

“Lo seguía mucha gente… Subió Jesús a la montaña y se sentó allí, con sus discípulos y discípulas”. El ámbito donde habita la presencia de Dios: el cuerpo, portador y templo del Espíritu-Ruah, presencia viva, diálogo íntimo de amor entre lo humano y lo divino, comunión gozosa de dos amantes.

“Jesús le pregunta a Felipe: ¿con qué compraremos panes para que coman éstos? (Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer)”. Según él, no hay solución viable para dar de comer a tanta gente. Sin embargo, Andrés da la clave de una nueva perspectiva: se comparte lo que hay, aun con dudas de si alcanzará o no para todos. Lo que hacemos en casa, en los grupos, en la vida comunitaria.

“Jesús les manda sentar”, porque todos y todas estamos sentados en el mismo suelo de la fe (no en el sofá de la indiferencia y el individualismo), y en la misma mesa (no unos en el salón y los/as más, en el sótano), donde Él se da por entero, con un amor incondicional que no sabe de distinciones de género, raza, cultura, orientación sexual, creencias, estado social… sino mentes, manos y corazones abiertos que se abren al único mensaje válido: el pan del amor.

“Sólo los hombres eran unos cinco mil”. Los sinópticos puntualizan que se sentaron por grupos de cincuenta y de cien. Es decir, comunidades cristianas, realización histórica concreta de la comunión, que es un don del Espíritu-Ruah, y signo visible de la liberación humana. Pero cabemos “todos, todos, todos”, como dice Francisco, también las mujeres y los niños… es decir, ¡todas, todas!

El milagro que hoy necesita el mundo es la multiplicación de la solidaridad y el amor.

“Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo hizo con los peces. Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos/as: Recoged lo que ha sobrado, para que no se pierda nada”. Es decir, para que la comunidad cristiana sea ejemplo fiel de la invitación y misión al servicio del Reino de Dios.

El proyecto del Reino en su visibilidad eclesial se realiza en el signo del servicio o diaconía: liberación, amor-caridad, educación; se vive en el signo de la comunión o koinonía, comunidad, fraternidad-sororidad, unidad, comunicación; se proclama en el signo de la palabra o “kerigma”: anuncio, evangelización, predicación, enseñanza, homilía; se celebra en el signo de la liturgia: eucaristía o acción de gracias, oración, sacramentos, celebración… ¿Cuándo será visible para las mujeres?

Todo ello nos habla de una Iglesia-signo, sinodal, de aquellos que somos sus seguidores/as, cercana a los hombres y mujeres de hoy, no clerical, ni centrada en sí misma, sino abierta al proyecto del Reino en vías de realización, solidaria con la pobreza y la marginación, profética, fraterna-sororal, festiva y abierta al futuro. “Donde nadie sea impuro/a, discriminado/a o etiquetado/a”.

“La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este sí que es el Profeta que había de venir al mundo”. Pero Jesús se retiró otra vez a la montaña, él solo”.

Frente a la tentación de seguir siendo sordos y ciegos a su Palabra, nos queda la denuncia profética y el anuncio del Reino. Celebramos la festividad de María Magdalena, “apóstol de los apóstoles”, fiel seguidora, discípula, primera testigo de la resurrección del Señor, el Cristo de la Pascua, y predicadora de su mensaje.

¡Ruega por nosotras!

¡Shalom!

Mª Luisa Paret

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Un mundo nuevo

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en Un mundo nuevo

IMG_6332Domingo XVII del Tiempo Ordinario

Domingo 28 de julio de 2024

Jn 6, 1-15

El relato llamado de la “multiplicación de los panes” constituye una parábola preciosa del mundo que anhelamos, un mundo diametralmente opuesto a la situación en la que hoy nos encontramos. Por tanto, la cuestión que plantea la parábola podría formularse de este modo: ¿cómo pasar de la situación de un mundo fracturado, dividido, injusto y extremadamente desigual a otro mundo solidario, justo, equitativo e igualitario?

Y la respuesta parece ser solo una: tal paso únicamente podrá darse cuando se produzca una transformación de la consciencia en el ser humano. Más en concreto, en la medida en que podamos pasar de una consciencia de separatividad a la consciencia de unidad.

Todo estado de consciencia nos hace ver la realidad de una manera determinada, que condiciona, de manera necesaria y decisiva, nuestro modo de relacionarnos y de actuar. La consciencia de separatividad, mental y egoica, se caracteriza por ver la realidad como una suma de objetos separados, que el yo pretende hacer girar en torno a sí mismo. El resultado es un individualismo atroz y excluyente. Tal vez, en esa consciencia quepan los seres más cercanos y queridos, con quienes el yo hace una excepción, asumiendo sus necesidades y aspiraciones como propias. Pero el círculo de los “iguales”, en la consciencia de separatividad, es siempre extremadamente reducido; son muy contados los que caben en él.

Al crecer en la consciencia de unidad, ese círculo se amplía más y más, hasta abrazar toda la realidad. Desde esa consciencia se advierte que todo ser humano es no-otro de mí. Ahora bien, el paso de aquella consciencia de separatividad, errónea y egoica, a la consciencia de unidad precisa de un requisito imprescindible: desidentificarse del propio yo, trascenderlo, hasta llegar a experimentar que no soy el yo que había creído ser, sino la consciencia (o vida) que somos todos.

Si personalizamos la parábola, la cuestión podría tomar estos términos: ¿voy dando pasos para superar la consciencia de separatividad y vivir en la consciencia de unidad?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

¿Multiplicar los panes?: Solidaridad

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en ¿Multiplicar los panes?: Solidaridad

65cdf97de52eb_loavesfish1170Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Nota previa

         San Juan sitúa en la Última Cena el mandamiento del amor y el lavatorio de los pies, pero la Eucaristía: Yo soy el pan de vida, lo ubica S Juan en el capítulo 6º de su Evangelio: en el relato de la multiplicación de los panes: Yo soy el pan que ha bajado del cielo.

02.- Memoria de la multiplicación de los panes.

         Sea como fuere, el relato -el acontecimiento- de la multiplicación de los panes, quedó muy grabado en la mente y en el corazón de los primeros cristianos, pues aparece seis veces en los cuatro evangelios.

         Jesús se preocupa de las necesidades, de los enfermos, de los marginados, en el caso de hoy del hambre de aquella multitud que había acudido a escucharle. La gente, el ser humano necesita comer, en el amplio sentido del término alimentarse.

v 5. Estaba cerca la Pascua de los judíos. No es un dato cronológico, sino teológico. La Pascua de los judíos ni alimenta ni salva. La gente no sube ya a Jerusalén, como era su obligación, sino que busca en Jesús el alimento y la liberación que ni el templo ni la religión pueden dar.

Necesitamos comer: pan, cultura, higiene, medicina, fe. espíritu, etc…

03.- ¿De dónde sacaremos dinero para comprar pan?

         Esta pregunta, ¿de dónde? Es constante en el evangelio de S Juan:

         La samaritana (Jn 4,11) le pregunta a Jesús: ¿De dónde vas a sacar tú agua?

         El maestresala de las bodas de Caná le dice al novio: De dónde has sacado este vino nuevo? (Jn 2,9)

         Jesús le dice a Nicodemo: El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. (Jn 3,8).

         El pan de vida no viene del dinero o de la compra abundante, que no sacia, sino que el pan de vida viene del corazón, de la buena relación y solidaridad entre los seres humanos. El pan de vida es un don, una gracia (gratuidad) del Señor.

04.- La multiplicación de los panes no es magia.

         Era evidente que Jesús ni sus discípulos podían comprar pan para toda aquella gente.

Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el problema del hambre en el mundo, porque para resolver el problema del hambre (crisis, tercer mundo, Grecia, etc.) se necesita algo más que dinero: se necesita querer a los demás: solidaridad y buena voluntad.

La multiplicación de los panes es multiplicar el trabajo, acoger a los emigrantes, a los que pasan en pateras. En la tierra hay alimento, medicinas y medios de educación para todos, incluso sobra si es que no acaparamos y los laboratorios no especulan con las vacunas, etc…

Había un muchacho que tenía cinco panes y dos peces. Pero el muchacho no se los queda para él: los reparte.

v 8    Jesús propone una solución distinta a la del comprar. Habla de los panes y los peces que tiene el muchacho y que pone al servicio de los demás, sus pocos panes y peces son algo de lo que se puede disponer. El muchacho(en griego: siervo) pone su poca comida al servicio de los demás, como la pobre viuda del evangelio que echa “veinte céntimos” en el cepillo del Templo: todo lo que tenía para vivir. Es como José, el hermano menor vendido por sus hermanos mayores, que luego será quien alimente a su familia y al pueblo.

El hambre del tercer mundo, el paro se resuelve cuando nadie acapara lo suyo habiendo otros que pasan hambre.

Decía D Ricardo Alberdi que mientras exista paro y hambre en el mundo es más que discutible que lo que decimos que es nuestro, lo sea.

La Iglesia y la humanidad habremos de aprender a poner a disposición de los hambrientos lo que tengamos, aunque sólo sea “cinco panes de cebada y un par de peces”.

5 panes y dos peces: 5+2: 7. Siete es número de plenitud. Hay alimento de sobra para todos.

         Es muy difícil enseñar a compartir cuando únicamente sabemos comprar con ansiedad. Los criterios hondamente insolidarios, que rigen nuestras sociedades difícilmente resolverán el problema del hambre.

El milagro de la multiplicación de los panes consiste en liberarnos de nuestra indiferencia ante quienes mueren de miseria y hambre y compartir el pan con quienes lo necesitan.

Cuando somos solidarios, hay pan para todos, incluso sobra.          Llenaron doce canastas, que hacen referencia a las doce tribus de Israel, es decir: todo el pueblo.

  1. v 10 Jesús mandó que se sentaran (recostaran) todos.

Las verdes praderas del Reino es una evocación mesiánica del salmo 22: en verdes praderas me hace recostar. Comer recostadoera signo de personas libres. La solidaridad crea personas que viven en común y libres. La Eucaristía -cuando es tal- crea fraternidad. El cristianismo no crea “clases sociales”, estamentos, no quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase.  Todos vosotros sois hermanos, (Mt 23,8).

05.- Multiplicar los panes es Eucaristía.

         Hoy hemos comenzado a leer el cp. 6º de san Juan, que seguiremos leyendo durante un mes, más o menos. Es un largo texto que nos habla de la multiplicación de los panes, después pasa al pan de vida: Yo soy el pan de vida.

Este capítulo sexto de Juan nos habla de la Eucaristía:

Jesús alzó los ojos, tomó el pan, dijo la acción de gracias: “habiendo dado gracias y lo repartió.”.  Es la Eucaristía. Se trata de conectar la comida y la solidaridad con el ámbito del Señor. Es la Eucaristía. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso al alimento, bien necesario

         Es la Eucaristía.

         Baste por hoy terminar con que: la solidaridad, multiplicar los panes es Eucaristía y la Eucaristía nos ha de llevar a la solidaridad.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

“ De nuestra colaboración depende que el pan se multiplique y todos queden saciados”, por Consuelo Vélez

Domingo, 28 de julio de 2024
Comentarios desactivados en “ De nuestra colaboración depende que el pan se multiplique y todos queden saciados”, por Consuelo Vélez

IMG_6368


De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del domingo XVII del Tiempo Ordinario 28-07-2024

A Jesús no le interesa los motivos de los que están allí. Lo que Él ve, es la necesidad de la gente

Jesús los hace recostar, lo cual es signo de comensalidad y los panes y peces alcanzan para todos y, aún sobra

Sería muy fácil dejarse llevar por las multitudes, buscando reconocimiento y privilegios. Para Jesús este no es el camino.

Multiplicar el pan de la novedad y la reforma eclesial para que la iglesia pueda ser casa de todos.

Después de esto se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.

Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: ¿dónde vamos a comprar panes para que coman éstos? Se lo decía para probarle porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco. Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es eso para tantos? Dijo Jesús: Hagan que se recueste la gente.

Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recojan los trozos sobrantes para que nada se pierda. Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.

Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo (Mc 6, 1-15).

Este domingo se interrumpe el relato del evangelio de Marcos y se introduce el evangelio de Juan que seguiremos durante varios domingos. Juan dice que está próxima la Pascua, lo cual implicaría que Jesús fuera a Jerusalén, pero, por el contrario, Jesús está en Galilea con los suyos. Para Juan ya no son tan importantes las referencias judías, él las remplaza por el mismo Jesús. Las multitudes lo siguen por lo signos que ha realizado, pero más adelante, el evangelio va a decir que lo siguen por el pan que los ha saciado. Por tanto, no es un seguimiento discipular, exactamente, es más bien, la coyuntura de encontrar en Jesús alguien que les está transformando las situaciones, concretamente curando enfermos, realidad que para los judíos significaba exclusión de la mesa del reino. Pero a Jesús no le interesa los motivos de los que están allí. Lo que él ve es la necesidad de la gente. Por eso, Jesús entabla un diálogo con Felipe preguntándole dónde van a comprar más comida para saciar el hambre de todos. La respuesta es preocupante: solo hay cinco panes y dos peces. Pero Jesús los hace recostar, lo cual es signo de comensalidad y los panes y peces alcanzan para todos y, aún sobra.

Este signo hace que muchos lo reconozcan como el profeta que había de venir al mundo. Sin embargo, otros lo quieren hacer rey, es decir, no entienden la predicación de Jesús, ni las obras que realiza. Y, a veces no hay argumentos que valgan. Tal vez por eso, Jesús se retira al monte, esta vez él solo, para mantenerse fiel a la misión encomendada. Sería muy fácil dejarse llevar por las multitudes, buscando reconocimiento y privilegios. Pero para Jesús este no es el camino. Su fidelidad al reino que anuncia lo hace aceptar el fracaso con sus seguidores y esperar que el reino de su fruto, muy por encima de las propias fuerzas.

Contemporáneamente este pasaje se interpreta como la capacidad que tiene la fraternidad/sororidad de hacer multiplicar los panes y peces, no como actos milagrosos y extraordinarios, sino como posibilidad de mover el corazón de los seres humanos para que nadie pase necesidad. Y esta interpretación es perfectamente válida. En nuestro mundo actual hace falta poner el mensaje de este día en acción hacia tantos proyectos tan urgidos de realización. Multiplicar el pan signo de la justicia social. Multiplicar el pan, aceptando la pluralidad cultural y religiosa de nuestros pueblos, signo de la inclusión en la diversidad. Multiplicar el pan de la igualdad fundamental de todos en la Iglesia. Multiplicar el pan de la novedad y la reforma eclesial para que la iglesia pueda ser casa de todos. En otras palabras, urge multiplicar el pan de la justicia y el bien. La llamada está hecha por parte de Dios, de nuestra colaboración depende que el pan se multiplique y todos queden saciados.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Compartir las propias dudas

Sábado, 2 de marzo de 2024
Comentarios desactivados en Compartir las propias dudas

Del blog de Henri Nouwen:

IMG_2710

“Siempre he utilizado como primer recurso mis propias observaciones y mis luchas personales con el tema con el que escribo, porque siempre he creído que uno de los principales objetivos del ministerio consiste en poner al alcance de los demás las propias dudas y decir: Tampoco yo tengo las respuestas. Soy un simple catalizador; soy sencillamente una persona que quiere expresar las cosas que ya tú sabes, pero que posiblemente percibas mejor si alguien dice unas palabras al respecto”.

*

Henri Nouwen

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

Crecer en la amistad

Miércoles, 14 de febrero de 2024
Comentarios desactivados en Crecer en la amistad

jesus-abraza-a-joven-fotoPregón de Cuaresma

Carmen Herrero Martínez,
Fraternidad Monástica de Jerusalén,
Tenerife

ECLESALIA, 27/02/17.- Con la celebración del Miércoles de Ceniza, comenzamos una nueva Cuaresma. Tiempo de gracia, de conversión y de misericordia, por parte del Padre bueno que constantemente invita a sus hijos al banquete de la Pascua. Pues, Cuaresma es un caminar con alegría y jubilo hacia Pascua, la resurrección de Cristo y nuestra propia resurrección.

Pero, ¿cómo conducirse por este camino que durante cuarenta días nos lleva a la Pascua? Y, ¿qué provisiones tomar para llegar a resucitar con Cristo y vivir en plenitud la vivencia pascual?

Debemos conducirnos con dignidad, esa dignidad que nos viene de ser lo que somos: hijos e hijas de Dios, amados del Padre desde toda la eternidad, salvados en su Hijo. Desde esta convicción y certeza caminaremos con gozo y los obstáculos y dificultades del camino podrán ser superados; porque no caminos solos, sino con Aquel que es nuestro Camino: Jesús. En él pongo toda mi esperanza, él es mi fortaleza, mi energía y dinamismo que me lleva a caminar con paso firme y ligero a su lado; siempre mirando hacia adelante, sin volver la vista atrás, apoyando mis pasos sobre sus pasos.

¿Qué provisiones poner en mi mochila para este camino de cuarenta días?

La primera condición es que mi mochila tiene que estar muy ligera de peso para que no sea un obstáculo al caminar. Entonces mi primera disposición es la sobriedad.

De qué sobriedad se trata: sobriedad en tus deseos, pensamientos, sueños y fantasías. La sobriedad te lleva a revenir a tu propia realidad concreta, y esto pasa por la conversión. ¡Déjate convertir! Evangelizar las zonas más profundas de tu corazón; es decir, deja que la gracia de la cuaresma entre en ti y te reconstruya desde el interior. Seguro que, si logras hacer esta experiencia, tu caminar será más ligero y rápido, tu alegría mayor y tu esperanza infinita.

La sobriedad te lleva a la verdad. Vivir en verdad, hacer la verdad en tu vida. “la verdad os harás libres” (Jn 8, 32). Y, ¿qué es la verdad? La verdad es Cristo, conocer a Cristo nos lleva a hacer la verdad en nuestra vida, pues no podemos conocer a Cristo y vivir en la mentira, en el pecado, el desorden, la esclavitud de tantos ídolos como nos acechan. La cuaresma, ante todo, tiene que llevarte a un mayor conocimiento de Jesucristo, a rechazar con energía todo ídolo que se te presente y se anteponga al amor a Jesús y a vivir en verdad y libertad.

El conocimiento de Jesús te lleva al amor y el amor a la identificación. La cuaresma tienen que ayudarnos, a nosotros los cristianos, a identificarnos cada vez más con Cristo, y a partir de esta identificación podremos vivir esta muerte y resurrección que nos conduce a la Pascua.

Desde este conocimiento, amor e identificación con Jesús; las cuatro características propias de cuaresma serán la necesidad del: desierto, la oración, el ayuno y la limosna; en nuestro lenguaje actual, el compartir, el ayudar a nuestros hermanos necesitados, manifestada de mil maneras….

150402_2856667_La_Biblia__Escena_del_dia_6__Jesus_resucita_

– Desierto: Vivir el desierto no como una ascesis sin alma, sino como una necesidad para estar asolas con Aquel que se me ama y quiere entablar una relación de amor conmigo: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,4). Retirarse al desierto como necesidad de escucha amorosa y de estar a solas con Dios. Descubrir la mística del desierto, no quedarse solamente en la austeridad que implica el desierto, ésta es real, pero la mística es superior.

– Oración: La oración es el fruto del desierto, “acostumbrarse a soledad es gran cosa para la oración” dirá Teresa de Jesús. El desierto nos conduce a la escucha, la escucha al amor y el fruto del amor es la oración que transforma y une con el ser Amado. La oración que le agrada al Señor, es la oración de un corazón sosegado, acallado, unificado; abierto a acoger su Presencia y a vivir en su intimidad. No todos podemos retirarnos al desierto como lugar geográfico para orar; pero si podemos retirarnos, y debemos retirarnos, al desierto de nuestro propio interior. Pues el desierto no es la ausencia de las personas, sino la presencia de Dios. Y orar es vivir en su presencia.

– Ayuno: El ayuno es esencial en el seguimiento de Jesús, y también para vivir una relación, justa y armoniosa entre mi yo y las cosas. No dejándome poseer por ellas ni tampoco quererlas poseer. La justa relación con las cosas, y los alimentos, consiste en reconocer con gratitud su valor, su necesidad, y como dice san Ignacio de Loyola. “Las cosas se usan tanto en cuanto me ayudan al fin perseguido”. El saber privarse, sentir la necesidad y hasta el hambre material, nos lleva a la libertad y a valorar las cosas que Dios ha creado para nuestra necesidades; y a pensar en tantos hermanos nuestros como carecen de lo más esencial, en parte por el mal uso que hacemos de los recursos de la naturaleza; del acaparamiento y la posesión desmesurada. Ahí tendría que ir orientado nuestro ayuno.

Y siendo muy importante esta orientación del ayuno material, él debe de conducirnos mucho más lejos, a ese otro ayuno del yo que es el que realmente nos quita la libertad, nos esclaviza y nos impide ver al hermano con amor. Como le pasó al rico de la parábola de Lázaro (Lc 16, 19-31). Su pecado no está en que fuese rico, sino en que ignoró a su hermano en necesidad. Vivía al margen de Dios y como consecuencia no reconoció a su hermano. El papa Francisco en su mensaje de Cuaresma dice: “toda persona es un don”. El ayuno de mi yo me lleva a reconocer el de mi hermano, y juntos caminar hacia la Pascua.

F486DB25-50CB-4B3A-836D-83DEBC1B1959

– Compartir: el compartir nos lleva al despojo, a la generosidad, a la pobreza evangélica; y, sobre todo, a tener en cuenta al hermano más necesitado. Quien sabe compartir nunca se empobrece, antes bien, se enriquece con creces. La sagrada Escritura nos lo certifica; pero también la vida misma. “El que siembra escasamente, escasamente cosechará; y el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, porque Dios ama al  que da con alegría” (2 Cor 9,6-7).

Quiero terminar con las palabras del papa Francisco en su mensaje de Cuaresma: “El cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”. Y si crezco en la amistad con el Señor, creceré también en el amor ami mi hermano, y unidos celebraremos la Pascua, la plenitud de la vida cristiana-

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Espiritualidad , , , , , , ,

Cuanto más compartimos, más recibimos

Miércoles, 25 de octubre de 2023
Comentarios desactivados en Cuanto más compartimos, más recibimos

Del blog de Miguel Ángel Mesa Otro mundo es posible:

IMG_0854

«Todo nació para ser compartido, para ser entregado, para multiplicarse». (Pablo Neruda)

Los grandes medios de comunicación, por lo general, no invierten el tiempo de sus programas (salvo en contadas excepciones, por puro interés de audiencia), en difundir las noticias de personas, instituciones o asociaciones concretas que comuniquen su experiencia vital, en la que solidarizarse y compartir gratuitamente con los demás lo que son y tienen, ha llenado sus vidas, les ha reportado una profunda alegría, recibiendo en muchas ocasiones, dicen, bastante más de lo que han ofrecido.

 Y es que en nuestra sociedad pretenden hacernos creer que la persona desprendida no existe, pues todo lo que se hace debe ser por algún tipo de interés. Las noticias de corrupción de uno y otro signo, en diferentes profesiones, cargos públicos, etc., nos fuerza a creer que todo el mundo es igual, que no hay nadie que se entregue a los demás sin esperar algún tipo de contraprestación a cambio.

Y, sin embargo, aunque no sea una afirmación habitual, ni se promocione este gran valor humano (por algún perverso motivo oculto), la esplendidez es lo que da el auténtico valor a la persona. Charles Darwin abrió nuestras mentes al conocimiento de la evolución de la especies, en concreto la del ser humano, pero mantenía que las especies que sobrevivían eran las de los animales más fuertes, los que lograban imponerse por la selección natural, es decir, que solo sobrevivirá aquel que tenga las condiciones para hacerlo, y el que no, será eliminado; por lo tanto la naturaleza selecciona a los más aptos, que siempre son los más fuertes y poderosos.

Dawkins llegará a hablar, siguiendo esta teoría, del «gen egoísta», pero otros grandes científicos afirman que el mecanismo fundamental del cambio evolutivo, incluso de las especies en teoría más débiles, no es la selección natural ni la mutación aleatoria, sino únicamente la capacidad de integración y cooperación para seguir existiendo y progresando como especie.

Este es el sentido que han intentado comunicar y llevar a la práctica en su existencia los grandes personajes de la historia: Buda, Sócrates, Jesús, Mahoma, Francisco de Asís, Gandhi, Martin Luther King, Óscar Romero, Nelson Mandela…

Porque cuando «somos capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquier persona en cualquier parte del mundo» (Ernesto Guevara), y respondemos comprometiendo lo que somos y tenemos, sin esperar respuesta, para eliminar las vejaciones  y humillaciones de los excluidos y marginados, estamos tocando la más alta cima que puede alcanzar el ser humano.

Son también hoy quienes ven en el actual sistema económico neoliberal, egoísta y excluyente, una forma de vida egoísta e insolidaria que se debe transformar y trabajan junto a otras personas por transformarlo; quienes comparten sus preocupaciones, sus alegrías y sus problemas, quienes se abren a los demás, recibiendo gratuitamente el premio de la confianza.

Son los hombres y mujeres que perciben, en primer lugar, las necesidades de los más cercanos, e intentan darle solución, pero no se olvidan de las carencias y desigualdades que se dan a la vez en muchos lugares de nuestro mundo. Y siendo así, encuentran el verdadero sendero de la alegría, la fraternidad, la donación, la plenitud como personas.

«Felices quienes comparten sus preocupaciones, sus alegrías y sus problemas, quienes se abren a los demás, porque recibirán el premio de la confianza».

(Espiritualidad para tiempos de crisis, coed. Desclée-RD)

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“Dietario pascual y fraterno: pequeño festín de Babette”, por José Ignacio González Faus

Sábado, 6 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en “Dietario pascual y fraterno: pequeño festín de Babette”, por José Ignacio González Faus
04_Babettes g??st

04_Babettes g??st

De su blog Miradas Cristianas:

Para una espiritualidad de la fraternidad

Espiritualidad del arroz
Espiritualidad de la naranja
Y la playa…

Los orígenes le marcan a uno aunque luego se aleje de ellos. Y la alimentación infantil parece que también. Quizá por eso la primera vez que leí Fratelli Tutti me vinieron a la cabeza dos formas de espiritualidad que pueden ser como los alimentos de la fraternidad y que están vinculadas a mis primeros sabores en las orillas del Turia. Con cierta ironía fallera voy a titularlas: espiritualidad del arroz y espiritualidad de la naranja.

 1.- Espiritualidad del arroz

El arroz es quizá uno de los alimentos menos sabrosos: tiene color pero luego es casi como un agua sólida: inodoro e insípido. Y en mi infancia, comer un puro “arroz blanco” (que a lo mejor te lo daban porque andabas “descompuesto” o porque en aquella postguerra de los años cuarenta no había para más) era casi como un castigo.

Pero, no sé si precisamente por eso, el arroz es el alimento con más capacidad para asimilar los sabores de otros ingredientes. De ahí la variedad de arroces que pueden aparecer en cualquier menú: la paella puede ser de verduras, de carne, de pescado… Pero además está el arroz a banda, el arroz al horno, el arroz a la cubana: empapado en la yema de dos huevos fritos o en jugo de tomate, el “arròs en fesols i naps” (que según Joan Fuster era superior a la paella), el arroz caldoso con sus diversas variantes, el arroz a la italiana y hasta la posibilidad de convertirse en postre en el arroz con leche…

Pues bien: esa capacidad arrocera de recibir del otro, empaparse de lo que se recibe, darle sabor propio y comunicarlo es una buena forma de describir una espiritualidad de la fraternidad. Porque además, en todo ese proceso el arroz no desaparece sino que se revalúa. “Es la relación con el otro lo que nos constituye” como dice muy bien Francisco.

 2.- Espiritualidad de la naranja

No hablamos ahora de fibras ni vitamina C, sino de que uno de los destinos de la naranja es ser exprimida. Y el zumo de naranja es una de las bebidas más solicitadas y más refrescantes.

También eso resulta una buena parábola de la fraternidad: no todo es fácil ni cómodo en ella, y habrá muchos momentos de esos en que puedes sentirte estrujado. Pero a veces no sospechamos la cantidad de alivio y de refrigerio que eso puede suponer para otros.

La única diferencia es que a la naranja se la exprime contra su voluntad y en la fraternidad todo brota de la libertad. Pero vale aquí el dicho latino de que “comparatio non tenet in omnibus”: la comparación no vale para todos los puntos de las cosas comparadas, como pasa con la alegoría. Basta un punto de coincidencia para que la comparación valga.

 3.- ¿Y más?

Mientras escribía lo anterior he pensado que las comparaciones no tienen por qué ser exclusivas de mi particular geografía. Y esta Cataluña desde la que escribo me ha sugerido la imagen de las habichuelas: la famosa “botifarra amb mongetes”. Las mongetes son una guarnición típica en estos lares. Y eso sugiere otro rasgo muy característico y muy rico de la espiritualidad fraterna: el acompañamiento. Acompañar siempre, estar al lado siempre sin ser protagonista nunca. O al menos aspirar a eso en la medida que podamos conseguirlo no desde la imposición sino desde el cariño.

Queda para cada lector el intento de seguir tejiendo esa espiritualidad desde los sabores típicos de su tierra: desde el gazpacho andaluz, la fabada asturiana o las chuletas de Berriz… Tendríamos entonces que la fraternidad no es una mera imposición exterior sino un verdadero banquete. Como un pequeño festín de Babette: que requirió algún sacrificio tanto a la protagonista como al militar enamorado de ella y a aquella comunidad tan cerrada. Pero acabó descubriendo sabores tan inéditos y tan magníficos como el de las codornices en sarcófago.

 4.- Espiritualidad de la playa.

La evocación de mi infancia me ha hecho recordar la playa valenciana de Las Arenas donde tanto me gustaba ser llevado porque, además, se decía entonces que era la mejor playa de Valencia: mejor que la Malvarrosa por sus arenas más finas (supongo que de ahí el nombre).

Y la imagen de la arena sugiere otra consideración muy importante para la fraternidad: los granos de arena son muchísimos pero lo importante es que cada cual sea solo un grano de arena. Si alguno se empeña en ser un poco más grande o más llamativo, y se convierte en piedra o en espina o se cubre con algas, ya no se podrá pasear cómoda y confiadamente por la playa: porque no será como aquella playa de Las Arenas de mi infancia y puede haber riesgos de tropiezos o de algún pinchazo o de ensuciarse los pies…

Es verdad que hay arenas más cercanas o más lejanas de la costa; pero eso es una mera eventualidad que no depende de cada grano. También sucede que hay momentos en que el sol incide más en algunos granos que por eso parecen más brillantes; pero ya sabemos que eso pasa pronto y luego el resplandor pasa a otros granos…

Lo mismo sucede con la fraternidad: todo ser humano es un simple grano de arena, igual a los demás, ni mejor ni peor. Pero si estamos todos unidos formaremos una playa hermosa y limpia, por donde la historia podrá discurrir mucho mejor de como lo ha hecho hasta ahora. La igualdad es indispensable para la fraternidad: es, a la vez, causa y efecto de ella.

Es verdad que hay otras dietas fraternas que consisten en abstenerme yo para que puedan comer otros. Pero eso es para ser tratado en cuaresma y ahora estamos en pascua. Así que: buen provecho (y buen baño) hermanos.

Espiritualidad , , , ,

Crecer en la amistad

Miércoles, 22 de febrero de 2023
Comentarios desactivados en Crecer en la amistad

jesus-abraza-a-joven-fotoPregón de Cuaresma

Carmen Herrero Martínez,
Fraternidad Monástica de Jerusalén,
Tenerife

ECLESALIA, 27/02/17.- Con la celebración del Miércoles de Ceniza, comenzamos una nueva Cuaresma. Tiempo de gracia, de conversión y de misericordia, por parte del Padre bueno que constantemente invita a sus hijos al banquete de la Pascua. Pues, Cuaresma es un caminar con alegría y jubilo hacia Pascua, la resurrección de Cristo y nuestra propia resurrección.

Pero, ¿cómo conducirse por este camino que durante cuarenta días nos lleva a la Pascua? Y, ¿qué provisiones tomar para llegar a resucitar con Cristo y vivir en plenitud la vivencia pascual?

Debemos conducirnos con dignidad, esa dignidad que nos viene de ser lo que somos: hijos e hijas de Dios, amados del Padre desde toda la eternidad, salvados en su Hijo. Desde esta convicción y certeza caminaremos con gozo y los obstáculos y dificultades del camino podrán ser superados; porque no caminos solos, sino con Aquel que es nuestro Camino: Jesús. En él pongo toda mi esperanza, él es mi fortaleza, mi energía y dinamismo que me lleva a caminar con paso firme y ligero a su lado; siempre mirando hacia adelante, sin volver la vista atrás, apoyando mis pasos sobre sus pasos.

¿Qué provisiones poner en mi mochila para este camino de cuarenta días?

La primera condición es que mi mochila tiene que estar muy ligera de peso para que no sea un obstáculo al caminar. Entonces mi primera disposición es la sobriedad.

De qué sobriedad se trata: sobriedad en tus deseos, pensamientos, sueños y fantasías. La sobriedad te lleva a revenir a tu propia realidad concreta, y esto pasa por la conversión. ¡Déjate convertir! Evangelizar las zonas más profundas de tu corazón; es decir, deja que la gracia de la cuaresma entre en ti y te reconstruya desde el interior. Seguro que, si logras hacer esta experiencia, tu caminar será más ligero y rápido, tu alegría mayor y tu esperanza infinita.

La sobriedad te lleva a la verdad. Vivir en verdad, hacer la verdad en tu vida. “la verdad os harás libres” (Jn 8, 32). Y, ¿qué es la verdad? La verdad es Cristo, conocer a Cristo nos lleva a hacer la verdad en nuestra vida, pues no podemos conocer a Cristo y vivir en la mentira, en el pecado, el desorden, la esclavitud de tantos ídolos como nos acechan. La cuaresma, ante todo, tiene que llevarte a un mayor conocimiento de Jesucristo, a rechazar con energía todo ídolo que se te presente y se anteponga al amor a Jesús y a vivir en verdad y libertad.

El conocimiento de Jesús te lleva al amor y el amor a la identificación. La cuaresma tienen que ayudarnos, a nosotros los cristianos, a identificarnos cada vez más con Cristo, y a partir de esta identificación podremos vivir esta muerte y resurrección que nos conduce a la Pascua.

Desde este conocimiento, amor e identificación con Jesús; las cuatro características propias de cuaresma serán la necesidad del: desierto, la oración, el ayuno y la limosna; en nuestro lenguaje actual, el compartir, el ayudar a nuestros hermanos necesitados, manifestada de mil maneras….

150402_2856667_La_Biblia__Escena_del_dia_6__Jesus_resucita_

– Desierto: Vivir el desierto no como una ascesis sin alma, sino como una necesidad para estar asolas con Aquel que se me ama y quiere entablar una relación de amor conmigo: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,4). Retirarse al desierto como necesidad de escucha amorosa y de estar a solas con Dios. Descubrir la mística del desierto, no quedarse solamente en la austeridad que implica el desierto, ésta es real, pero la mística es superior.

– Oración: La oración es el fruto del desierto, “acostumbrarse a soledad es gran cosa para la oración” dirá Teresa de Jesús. El desierto nos conduce a la escucha, la escucha al amor y el fruto del amor es la oración que transforma y une con el ser Amado. La oración que le agrada al Señor, es la oración de un corazón sosegado, acallado, unificado; abierto a acoger su Presencia y a vivir en su intimidad. No todos podemos retirarnos al desierto como lugar geográfico para orar; pero si podemos retirarnos, y debemos retirarnos, al desierto de nuestro propio interior. Pues el desierto no es la ausencia de las personas, sino la presencia de Dios. Y orar es vivir en su presencia.

– Ayuno: El ayuno es esencial en el seguimiento de Jesús, y también para vivir una relación, justa y armoniosa entre mi yo y las cosas. No dejándome poseer por ellas ni tampoco quererlas poseer. La justa relación con las cosas, y los alimentos, consiste en reconocer con gratitud su valor, su necesidad, y como dice san Ignacio de Loyola. “Las cosas se usan tanto en cuanto me ayudan al fin perseguido”. El saber privarse, sentir la necesidad y hasta el hambre material, nos lleva a la libertad y a valorar las cosas que Dios ha creado para nuestra necesidades; y a pensar en tantos hermanos nuestros como carecen de lo más esencial, en parte por el mal uso que hacemos de los recursos de la naturaleza; del acaparamiento y la posesión desmesurada. Ahí tendría que ir orientado nuestro ayuno.

Y siendo muy importante esta orientación del ayuno material, él debe de conducirnos mucho más lejos, a ese otro ayuno del yo que es el que realmente nos quita la libertad, nos esclaviza y nos impide ver al hermano con amor. Como le pasó al rico de la parábola de Lázaro (Lc 16, 19-31). Su pecado no está en que fuese rico, sino en que ignoró a su hermano en necesidad. Vivía al margen de Dios y como consecuencia no reconoció a su hermano. El papa Francisco en su mensaje de Cuaresma dice: “toda persona es un don”. El ayuno de mi yo me lleva a reconocer el de mi hermano, y juntos caminar hacia la Pascua.

– Compartir: el compartir nos lleva al despojo, a la generosidad, a la pobreza evangélica; y, sobre todo, a tener en cuenta al hermano más necesitado. Quien sabe compartir nunca se empobrece, antes bien, se enriquece con creces. La sagrada Escritura nos lo certifica; pero también la vida misma. “El que siembra escasamente, escasamente cosechará; y el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, porque Dios ama al  que da con alegría” (2 Cor 9,6-7).

Quiero terminar con las palabras del papa Francisco en su mensaje de Cuaresma: “El cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”. Y si crezco en la amistad con el Señor, creceré también en el amor ami mi hermano, y unidos celebraremos la Pascua, la plenitud de la vida cristiana-

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

José María Castillo: “Cuando se comparte, hay para todos”

Lunes, 25 de julio de 2022
Comentarios desactivados en José María Castillo: “Cuando se comparte, hay para todos”

comparte_2465763405_16119165_660x371De su blog Teología sin Censura:

“Apremia y clama tomar en serio y manos a la obra”

“El miedo a la escasez y la inseguridad ante tantas cosas, nos tienen agobiados. He dedicado mi larga vida a la Teología y a las creencias, por eso pienso que puede ser pertinente indicar que lo más importante, que hay en los evangelios, no es su ‘historicidad’, sino su ‘significatividad'”

“Me llama la atención el episodio de la multiplicación de los panes porque es el relato que más veces se repite en los evangelios. es obvio lo más patente del relato: cuando lo que se tiene, se comparte, hay para todos y sobra”

“Tenemos que pensar muy en serio en las palabras del profesor Piketty: la riqueza privada está en manos del 10 por ciento más rico de la población… ¿Hasta dónde va a llegar? Se trata de una distancia que representa un grito incesante que clama humanidad”

“Es evidente que este clamor no se resuelve con limosnas. Y menos aún con violencias y guerras. Más que nunca, urge, apremia y clama tomar en serio y manos a la obra, con la seguridad de que será el paso decisivo para un mundo sencillamente humano”

El miedo a la escasez y la inseguridad ante tantas cosas, nos tienen agobiados. Esto es algo tan patente, que no es necesario ni conveniente ponerse a ponderar lo que estamos viendo y soportando. Por eso, vamos a reflexionar brevemente desde nuestras convicciones más profundas.

Yo no soy político. Ni economista. Quienes me conocen, saben que he dedicado mi larga vida a la Teología y a las creencias, que pueden ayudarnos a superar situaciones como la que estamos viviendo. Por eso, ni más ni menos, me vienen con frecuencia a la memoria relatos del Evangelio que son, para mí al menos, horizontes de esperanza.

Me explico. Es un hecho que la experiencia religiosa de muchos de nosotros ya no es de fiar (cf. Thomas Ruster, El Dios falsificado, pg. 228). Por eso pienso que puede ser pertinente indicar que lo más importante, que hay en los evangelios, no es su “historicidad”, sino su “significatividad”. Yo no dudo que sean libros que relatan lo más importante de la vida de Jesús de Nazaret. Pero lo decisivo no es saber lo que pasó en aquella vida, sino lo que significa para nosotros lo que vivió Jesús.

Pues bien, dicho esto, a mí – por lo menos – me llama la atención el episodio de la multiplicación de los panes. Y me he fijado en este episodio porque es el relato que más veces se repite en los evangelios. Hasta seis veces se repite lo mismo: un gentío enorme y necesitado, carente de lo indispensable para seguir tirando de la vida (Mt 14, 18-23; Mc 6, 38-46; Lc 9, 14-17; Jn 6, 1-15; Mc 8, 1-8; Mt 15, 31-39). Y Jesús dando una solución, que, además de la interpretación eucarística, que sin duda tiene este episodio, es obvio lo más patente del relato: cuando lo que se tiene, se comparte, hay para todos y sobra. Y repito lo que ya he dicho antes: lo más importante, que tienen los relatos evangélicos, es “lo que significan” para nuestras vidas y nuestro comportamiento en la sociedad.

Ahora bien, quienes decimos que el Evangelio debe ser el modelo ejemplar de nuestras vidas, tenemos que pensar muy en serio que “a la mitad de la población le sigue correspondiendo una parte insignificante del patrimonio total de la humanidad, mientras que el fuerte aumento de la riqueza privada está en manos del 10 por ciento más rico de la población…, lo cual implica que la parte correspondiente al resto de los habitantes del mundo se ha desmoronado”. Y se seguirá desmoronando de forma más inquietante de año en año (cf. Th. Piketty, Capital e ideología, Barcelona, Planeta, 2019, pg. 822).

Por supuesto, lo que he copiado del profesor Piketty, necesita abundantes explicaciones y no menos aplicaciones a la tremenda situación que estamos viviendo. En todo caso, me parece que hay dos hechos evidentes: 1º) La distancia de los más ricos a los más pobres aumenta de día en día. ¿Hasta dónde va a llegar? 2º) Se trata de una distancia que representa un grito incesante que clama humanidad, justicia y lo más elemental de la bondad.

Desde luego, es evidente que este clamor, que brota de toda la tierra, no se resuelve con limosnas. Y menos aún (indeciblemente menos), con violencias y guerras. Nos estamos jugando el ser o no ser del mundo entero. Por eso insisto que ahora, más que nunca, urge, apremia y clama tomar en serio y manos a la obra, con la seguridad de que será el paso decisivo para un mundo sencillamente humano.

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“Compartir Templo”, por Koldo Aldai

Miércoles, 22 de junio de 2022
Comentarios desactivados en “Compartir Templo”, por Koldo Aldai

ecumenismo1Iban de valle en valle ofrendando su saber, su esfuerzo, sus días para mayor gloria del Dios que entonces cabía en sus mentes. Tañer de metales era su machacona, pero piadosa oración sin fin. Los golpes de martillo y cincel sin contrato, ni horario, sin seguro, ni pensión…, era su entero regalo al Cielo y a aquel mundo aún tan pequeño. Los compañeros constructores del románico apenas dejaban unos símbolos grabados como firma. Su ejemplar testimonio eran las piedras anónimas que rudas, toscas, pero agradecidas, escalaban hacia lo Alto.

Nadie corra a registrar hoy unas piedras que ayer se ofrendaron desde la más pura generosidad y sacrificado trabajo. Nadie se apropie en exclusiva del sudor y de las donaciones de los antepasados. Que sean las autoridades civiles las que regulen el uso de ermitas y pequeñas iglesias sin propiedad definida hasta nuestros días. Que sean los consistorios los que administren esos espacios comunes para posibilitar un silencio y recogimiento cada vez más urgentes, para el desarrollo de celebraciones y actos por supuesto católicos, pero también plurales e interreligiosos.

Que las gentes de fe que buscan paz y alabanza compartida, independientemente del credo, puedan hallar entre esos muros su necesario espacio. Que quienes no abrazan fe puedan allí también dar con sosiego, belleza, encuentro apacible consigo mismos/as.

Nada más alejado del evangelio que la idea de posesión. El evangelio es compartir, la vida, la tierra, los frutos…, por supuesto las piedras, el espacio de sublime quietud de entre muros. Abrir la Iglesia es también abrir los templos a nuevos sentires, a nuevos y genuinos palpitares, a nuevas gentes de buena voluntad.

La carrera por inmatricular ermitas e iglesias es algo que va contra la misma esencia del mensaje de donación de Jesús. Camino del notario, que diga la Iglesia que defiende sus intereses terrenales, corporativos, pero por favor, no mente el nombre del Nazareno. Jesús era y es la esencia del dar y el compartir.

Los mercaderes no meritaron el templo. A esa Iglesia blindada, acorazada, codiciosa de inmuebles le faltará recorrido. La Iglesia tendrá un lugar en el mañana cuando pierda el terror a bajar de su pedestal, cuando descienda al ancho espacio entre las espiritualidades diferentes que ya se gestan. Hallará futuro cuando comparta altar, cuando abrace la diversidad también religiosa que felizmente comienza a instalarse en nuestra sociedad.

No hay nada que defender, menos de las gentes que se acercan con ganas de compartir y crecer juntos. El mensaje de Jesús no perdura, más al contrario se desacredita con la apropiación de los templos, con el cierre de los mismos a lo que no representa estricta ortodoxia. La Iglesia hallará futuro cuando pierda el terror a los portones y ventanales abiertos, cuando reencuentre a Jesús tras salir de la parálisis del miedo a perderle.

La tradición y sus fieles merecen su lugar entre los muros sagrados, pero también quienes buscan sin mapa, ni manual preestablecido, también quienes peregrinan tras lo eterno y trascendente sin pasar por Roma. Hay una sinfonía a diferentes voces, hay una oración de diferentes orígenes, hay un altar sencillo y universal que nos aguarda al final de un camino de reencuentro.

Los templos de ayer se yerguen pétreos cual silente, sólido desafío para el arranque de un tiempo de más y más compartir, de más colaboración y mutua fecundación en lo interno. Sólo resta girar la llave para que entre el vivo anhelo, la brisa cálida y universal de los nuevos tiempos.

Hay párrocos, hay hermanas monjas valientes, auténticos pioneros de un mañana más inclusivo y fraterno, que, aún conscientes del riesgo, ya giraron esa llave. Nos abrieron las puertas de sus templos a los diferentes, a los heterodoxos. Entramos con nuestras pequeñas, diminutas, tímidas verdades, pero con nuestros espíritus seducidos y en nuestro interior sólo emoción, sólo profundo y sincero agradecimiento.

Nada nos pertenece, pertenecemos a la vida toda y al deber de sublimarla, pertenecemos a la gloria y al compromiso de elevación de cuanto late.

Gloria es comunión abarcante, es también encuentro, ganas de fundirse y compartir, son gargantas y corazones sumados, credos diferentes unidos en la esencia del amor a cuanto existe, del amor al Origen. Nada es nuestro, sobre todo si nos autoproclamamos seguidores de Quien lo dio todo.

Nadie corra al Registro, si no es para desprenderse y entregar, si no es para llevar las miles de firmas de ayer y de hoy, de los del cincel y el martillo, de los de fe con misal y solera, pero también de los de fe que se pretende resurgida y a cada instante renovada, también de los/as que no ponen Latido tras ese silencio entre las piedras, pero que igualmente necesitan de ese espacio. Al fin y al cabo el buen arte, la música elevada son siempre exquisita alabanza.

Las piedras nos las otorgó Dios y las labraron maestros y canteros desprendidos. No tienen dueño, ni apellido. No se lo coloquen quienes aspiran a representar Su Suprema autoridad aquí entre los humanos.

¿Podrá haber algo más bello sobre la tierra que, quienes invocan al mismo Dios con distintos nombres, unan sus silencios, sus palabras sagradas, sus cantos bajo una misma cúpula? Atrevámonos a compartir templo, como prólogo necesario para compartir el trigo y el vino, como condición indispensable para después poder compartir el cuerpo y la sangre de Aquél que dio norte a nuestras vidas, de Aquél en Quien depositamos nuestra fe, nuestra esperanza.

Koldo Aldai

www.artegoxo.org

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad , , ,

“Yo soy yo a través de ti”: Ubuntu, una salida a nuestra barbarie

Lunes, 7 de febrero de 2022
Comentarios desactivados en “Yo soy yo a través de ti”: Ubuntu, una salida a nuestra barbarie

Ubuntu_2416568337_15890028_660x371“Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado”

La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar

En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo. En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti

Fue relatada por un viajante europeo y blanco que se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué e ideó un test

La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar porque entonces no tienen qué comer. Para ser concretos: no hemos abandonado aún el mundo de la barbarie: si ya la habíamos dejado, hemos vuelto ella. Nuestro mundo no se puede llamar civilizado cuando un ser humano no reconoce y acoge a otro ser humano, independientemente del dinero que lleva en el bolsillo o tiene depositado en el banco, o de su visión de mundo y su pertenencia religiosa.

La civilizaciónsurge cuando los seres humanos se entienden iguales y deciden convivir pacíficamente. Si esto es así, estamos todavía en la antesala de la civilización y navegamos en plena barbarie. Este escenario es dominante en el mundo de hoy, agravado aún más por el ataque de la Covid-19. Él adquirió su más siniestra expresión mediante la cultura del capital, competitiva, poco solidaria, individualista, materialista y sin ninguna compasión con la naturaleza. En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo.

La solidaridadpertenece a la esencia de lo humano, pues si no hubiera habido un mínimo de solidaridad y de compasión, ninguno de nosotros estaría aquí hablando de estas cosas. Fue necesario que nuestras madres solidariamente nos acogieran, abrazaran, alimentaran y amaran para que podamos existir.

Sabemos por la bioantropología que por la solidaridad nuestros antepasados antropoides se volvieron humanos, y con esto, civilizados, cuando empezaron a traer comida al grupo, la repartieron solidariamente entre ellos y practicaron la comensalidad. Esta acción continúa todavía hoy, cuando muchos grupos, especialmente los Sin Tierra, se han mostrado solidarios distribuyendo decenas de toneladas de alimentos del campo y muchos centenares de marmitas para saciar el hambre de miles de personas en las calles y periferias de nuestras ciudades.

“Parece obvio: si el problema es internacional, debería haber también una solución concertada internacionalmente. ¿Pero quién cuida de lo internacional?”

Cada país cuida de sí mismo como si no hubiese nada más allá de sus fronteras. Ocurre sin embargo que hemos inaugurado una fase nueva de la historia de la Tierra y de la Humanidad: la fase planetaria, la de la única Casa Común. Los virus no respetan las fronteras nacionales. La Covid-19 ha atacado a toda la Tierra y amenaza a todos los países sin excepción. Las soberanías se muestran obsoletas. ¿Qué hubiera sido de los mayores de Italia, gravemente infectados por la Covid-19, sin la solidaridad de Angela Merkel de Alemania que salvó a la gran mayoría? Pero eso fue una excepción para mostrar que es mediante la superación del nacionalismo envejecido en nombre del internacionalismo solidario como podremos encontrar un camino de salida a nuestra barbarie. En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Mucho más pobre que nosotros, ella es más rica en solidaridad. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti.

Por lo tanto, el otro es esencial para que yo exista en cuanto humano y civilizado. Inspirado por Ubuntu, el recién-fallecido arzobispo anglicano, Desmond Tutu, encontró para Sudáfrica una clave para la reconciliación entre blancos y negros en la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación.

Como ilustración de cómo el Ubuntu está enraizado en las culturas africanas, consideremos este pequeño testimonio:

Un viajante europeo y blanco se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué. Ideó un test. Vio un grupo de chicos jugando futbol en un campo rodeado de árboles. Compró una hermosa cesta de variados frutos llenos de color y la puso en lo alto de una pequeña colina.

Llamó a los jóvenes y les dijo: “Allí arriba hay un cesta llena de sabrosos frutos. Vamos a hacer una apuesta, pónganse todos en fila y cuando dé la señal empiecen a correr. El primero que llegue arriba podrá coger la cesta y comer todo lo que quiera”.

Dio la señal de partida. Cosa curiosa: todos se dieron las manos y juntos corrieron hacia lo alto, donde estaba la cesta. Y empezaron a saborear solidariamente los frutos.El europeo, estupefacto, preguntó: ¿por qué hicieron eso? ¿no era que el primero que llegase podría comer todos los frutos él solo?

Todos gritaron al unísono: ¡Ubuntu! ¡Ubuntu! Y un chico algo más mayor le explicó: “¿Cómo uno de nosotros podría ser feliz solo si todos los demás estuvieran tristes?” Y añadió: “Mi señor, la palabra Ubuntu significa eso para nosotros: “yo solo puedo ser yo por medio del otro”. “Sin el otro no soy nada y estaría siempre solo”. “Soy quien soy porque soy a través de los otros. Por eso repartimos todo entre nosotros, colaboramos unos con otros y así nadie se queda fuera y triste. Eso hicimos con su propuesta. Comemos todos juntos porque todos ganamos la carrera y juntos disfrutamos los buenos frutos que nos trajo. ¿Entendió ahora?”

Este pequeño relato es lo contrario de la cultura capitalista. Esta imagina que alguien es tanto más feliz cuanto más puede acumular individualmente y disfrutarlo solo. A causa de esta actitud reina la barbarie, y hay tanto egoísmo, falta de generosidad y ausencia de colaboración entre las personas. La alegría (falsa) es de pocos, al lado de la tristeza (verdadera) de muchos. Para vivir bien en nuestra cultura, muchos tienen que vivir mal. Sin embargo, por todas partes en la humanidad, están fermentando grupos y movimientos que ensayan vivir esa nueva civilización de la solidaridad entre los humanos y también con la naturaleza. Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado. Ella podrá salvarnos si el Universo y el Creador nos conceden el tiempo necesario. Fuera de la solidaridad y el sentido internacionalista pereceremos en nuestra barbarie.

*Leonardo Boff es eco-teólogo y ha escrito Covid-19, la Madre Tierra contraataca a la humanidad, Vozes 2020; Habitar la Tierra: ¿cuál es el camino para la fraternidad universal?, Vozes 2121.

Traducción de Mª José Gavito Milano

 

Fuente Religión Digital

Espiritualidad , , , , , ,

Maestro, ¿qué hacemos nosotros?

Domingo, 12 de diciembre de 2021
Comentarios desactivados en Maestro, ¿qué hacemos nosotros?

8300188298_0a8976509c_z

 

El Sur,
el Sur,
¡no el Occidente, hermanos!

Somos pobres,
pero somos
mayoría
¡y el futuro!

Gracias a tu ayer,
habrá para ellos
un mañana,
hermano.

Mi hoy, entre los dos,
ha de ser responsable
como un arco de Historia
en el puente del Reino.

¿Qué le dice el Tercer Mundo
al Primer Mundo?
– ¡Si no fuerais lo que sois,
podríamos ser
los que somos!

¿Por qué lo que es de todos
no es de nadie,
si todos somos todos?

Dos son los problemas,
dos:
los demás
y yo.

Vuestros tiempos perdidos
son mi tiempo de canto.
Me anticipo a gritaros que ya es hora.
(Quizás roncos de angustia,
por causa de la noche,
los gallos, los poetas, despertamos el día).

*

EUCARISTÍA
Para Arturo Paoli

Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.

El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.

*

Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994

***

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:

-“¿Entonces, qué hacemos?

Él contestó:

-“El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.”

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:

“Maestro, ¿qué hacemos nosotros?”

Él les contestó:

-“No exijáis más de lo establecido.

Unos militares le preguntaron:

“¿Qué hacemos nosotros?”

Él les contestó:

-“No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.”

El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

– “Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.”

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

*

Lucas 3, 10-18

***

La alegría es oración. La alegría es fuerza. Es como una red de amor que coge a las almas. Dios ama al que da con alegría. El que da con alegría, da más. No hay mejor manera de manifestar nuestra gratitud a Dios y a los hombres que aceptar todo con alegría. Un corazón ardiente de amor es necesariamente un corazón alegre. No dejéis nunca que la tristeza se apodere de vosotros hasta el punto de olvidar la alegría de Cristo resucitado. Continuad dando Jesús a los demás, no con palabras sino con el ejemplo, por el amor que os une a él, irradiando su santidad y difundiendo su amor profundo, id por todas partes. Que vuestra fuerza no sea otra que la alegría de Jesús. Vivid felices y en paz. Aceptad todo lo que él da y dad todo lo que él toma con una gran sonrisa.

*

Madre Teresa de Calcuta.

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“¿Nos atreveremos a compartir?”. 3 Adviento – C (Lucas 3,10-18)

Domingo, 12 de diciembre de 2021
Comentarios desactivados en “¿Nos atreveremos a compartir?”. 3 Adviento – C (Lucas 3,10-18)

White Male Dressed as Jesus in Jewish Attire. Others as John the Baptist/ Prophet with burlap clothes and wood staff near river.

Los medios de comunicación nos informan cada vez con más rapidez de lo que acontece en el mundo. Conocemos cada vez mejor las injusticias, miserias y abusos que se cometen diariamente en todos los países.

Esta información crea fácilmente en nosotros un cierto sentimiento de solidaridad con tantos hombres y mujeres, víctimas de un mundo egoísta e injusto. Incluso puede despertar un sentimiento de vaga culpabilidad. Pero, al mismo tiempo, acrecienta nuestra sensación de impotencia.

Nuestras posibilidades de actuación son muy exiguas. Todos conocemos más miseria e injusticia que la que podemos remediar con nuestras fuerzas. Por eso es difícil evitar una pregunta en el fondo de nuestra conciencia ante una sociedad tan deshumanizada: «¿Qué podemos hacer?».

Juan Bautista nos ofrece una respuesta terrible en medio de su simplicidad. Una respuesta decisiva, que nos pone a cada uno frente a nuestra propia verdad. «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida haga lo mismo».

No es fácil escuchar estas palabras sin sentir cierto malestar. Se necesita valor para acogerlas. Se necesita tiempo para dejarnos interpelar. Son palabras que hacen sufrir. Aquí termina nuestra falsa «buena voluntad». Aquí se revela la verdad de nuestra solidaridad. Aquí se diluye nuestro sentimentalismo religioso. ¿Qué podemos hacer? Sencillamente compartir lo que tenemos con los que lo necesitan.

Muchas de nuestras discusiones sociales y políticas, muchas de nuestras protestas y gritos, que con frecuencia nos dispensan de una actuación más responsable, quedan reducidas de pronto a una pregunta muy sencilla. ¿Nos atreveremos a compartir lo nuestro con los necesitados?

De manera ingenua creemos casi siempre que nuestra sociedad será más justa y humana cuando cambien los demás, y cuando se transformen las estructuras sociales y políticas que nos impiden ser más humanos.

Y, sin embargo, las sencillas palabras del Bautista nos obligan a pensar que la raíz de las injusticias está también en nosotros. Las estructuras reflejan demasiado bien el espíritu que nos anima a casi todos. Reproducen con fidelidad la ambición, el egoísmo y la sed de poseer que hay en cada uno de nosotros.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.