Unidad
“Seńor mío, única vida y esperanza mía” (Regla V).
La última recomendación que os hago, y con la cual os ruego hasta con la sangre, es que seáis concordes, que estéis todas unidas con un corazón y una sola voluntad.
Permaneced ligadas una con otra con el vínculo de la caridad, apreciándoos, ayudándoos, soportándoos en Jesucristo […]. Porque Dios lo ha predispuesto ab aeterno así: que aquellos que son concordes en el bien por su honor, tengan toda prosperidad, y lo que hagan vaya a buen fin teniendo a su favor a Dios mismo y todas sus criaturas.
Considerad, por tanto, cuan importante es tal unión y concordia, así que deseadla, buscadla. Abrazadla, conservadla con todas las fuerzas. Y yo os digo que, estando todas vosotras unidas así de corazón, seréis como una roca fortísima o una torre inexpugnable contra todas las adversidades, persecuciones y engańos diabólicos. Y os doy aún la certeza de que toda gracia que pidáis a Dios os será concedida infaliblemente. Y estaré siempre en medio de vosotros, ayudando a vuestras oraciones.
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Ángela de Mérici,
Recuerdo último.
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