Condenada por crimen de odio por amenazar y perseguir a clientes de club gay en San Francisco
Pearly Martin fue acusada de amenazar y perseguir con una navaja a varias personas al salir de un club nocturno gay en el barrio de South of Market, en San Francisco. Tras librarse inicialmente del cargo de crimen de odio, al presentarse como bisexual, ha sido finalmente condenada a nueve años de prisión por este cargo.
Alrededor de las 2 de la madrugada del 25 de abril de 2016, en las inmediaciones del club OMG, ubicado en el número 43 de la calle sexta de San Francisco, donde se celebraba la Noche Drag, Pearly Martin, de 30 años de edad, junto con otros acompañantes, se dedica a amenazar con una navaja a los clientes del establecimiento, haciendo declaraciones despectivas y ofensivas hacia la comunidad LGBT y llegando a perseguir y amenazar con matar a algunos de ellos. Un tribunal la condenaba en abril por amenazas y otros cargos, pero no por crimen de odio, lo que sí consideraba el lunes, 12 de junio, otro jurado, que la ha condenado a 9 años de prisión de prisión.
En el juicio inicial, Martin se había defendido contra la acusación de crimen de odio alegando que ella misma es bisexual, además de era ella la que había sido ridiculizada por varios miembros del colectivo LGBT, que habrían estado sacándole fotos para reírse de ella, según su testimonio. Sin embargo, los testigos han confirmado que fue ella la que se dedicó a perseguir a varios de los clientes del establecimiento por la calle, hasta sus coches, intentando romperles las ventanas o rajarles los neumáticos, llegando incluso a acorralar a una de sus víctimas en el vestíbulo de un edificio antes de que consiguiera escapar. En el momento en que la policía llega, Martin también les agrede, llegando a producir daños en su ventanilla, por lo que ha permanecido bajo custodia desde su arresto, bajo fianza de 300.000 dólares.
Según John Kaman, abogado de Martin, el uso que su cliente hace de términos, como «maricón», de manera despectiva es un reflejo de su manera de hablar, pero no constituye un signo de odio hacia la comunidad LGBT, de la cuál ella misma forma parte. Pero según el fiscal auxiliar, Benjamin Mains, la acusada «se involucró en un patrón de víctima culpable y avergonzada, y trató de excusar y minimizar su comportamiento extremadamente agresivo y asustadizo al afirmar que su agresión y epítetos homofóbicos son culturales». Sus víctimas son las que se encontraban «celebrando en lo que legítimamente se suponía era un lugar seguro y acogedor. El sentido de comunidad que fomentamos en San Francisco es de inclusión y aceptación. Es un principio fundamental de esta ciudad que usted puede ser abierto y orgulloso sin importar quién usted es, o a quién usted ama».
Fuente Universogay
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