En días pasados, se aprobó en Houston la ley HOPE, que prohíbe la discriminación por orientación sexual, raza, discapacidad y otras condiciones. La comunidad LGBT de esa ciudad está de fiesta (aunque no se haya puesto sobre la mesa el reconocimiento legal del matrimonio gay). Algunos líderes religiosos, sin embargo, mencionan que la iniciativa “sencillamente no está bien”.
¿Por qué podría parecerle a alguien que una ley contra la discriminación sea equivocada? Imaginen el nivel de homofobia. Y ¿en qué supuestos se basa la homofobia? Aquí algunos de ellos, y lo que la ciencia ha demostrado al respecto.
Mito 1: La homosexualidad es “antinatural“
En la naturaleza, la homosexualidad es mucho más común de lo que nos imaginamos. Diversas especies animales la practican. De hecho, la conducta tiene que ver con supervivencia, fortalecimiento de lazos sociales, adaptaciones biológicas y evolutivas.
La idea de que lo natural es que las relaciones sexuales deben ocurrir sólo entre hembras y machos, no tiene aplicación en la realidad: ni en animales ni en seres humanos. Además del hombre, la ciencia ha demostrado que existen más de 1,500 especies que buscan parejas del mismo sexo: chimpancés, pingüinos, cisnes, bisontes, jirafas, aves.
Janet Mann, bióloga de la Universidad de Georgetown, explica que no todo acto sexual responde a funciones reproductivas. Por fortuna.
Mito 2: Las relaciones homosexuales no son duraderas
Todos hemos escuchado comentarios estereotipados como “es un ambiente muy frívolo y difícil”, “los gays saltan de una pareja a otra, son muy promiscuos”.
Sin embargo, una serie de estudios a largo plazo, desarrollados por John Gottman (psicólogo y profesor en la Universad de Washington), comprobó que el 80% de las parejas homosexuales, sostienen relaciones que duran más de 12 años.
Lo más interesante: la tasa de separaciones, proyectada a 40 años, resultó menor en comparación con parejas heterosexuales, en un mismo lapso de tiempo.
Mito 3: La mayoría de los pederastas son gays
El crimen de la pederastia es practicado por hombres y mujeres de distintas preferencias sexuales. En 1989, el físico y sexólogo checo-canadiense Kurt Freund, del Instituto de Psiquiatría de Clarke (Canadá), emprendió un estudio para obtener algunas respuestas.
Su equipo mostró fotos de niños y adolescentes de ambos sexos a hombres homosexuales y heterosexuales, mientras medía la excitación sexual de los participantes. Según los resultados, los heterosexuales se excitaban más que los homosexuales, en especial con las niñas.
En 1994, la pediatra Carole Jenny, de la Universidad de Colorado, entrevistó a casi 270 niños que habían sido violados por adultos. En el 82% de los casos, el agresor tenía una pareja heterosexual y pertenecía al ambiente cercano al niño. En sólo 2 de los casos el criminal era homosexual (un gay y una lesbiana).
Mito 4: Para los niños es nocivo crecer con padres homosexuales
“El niño necesita una madre y un padre para convertirse en un adulto sano”, se dice. Las estadísticas demuestran otra cosa.
Recientemente Live Science publicó un estudio en que se examinó a 90 adolescentes. 45 vivían con madres lesbianas, y los otros 45 vivían con parejas heterosexuales. Se analizaron diversos factores de su vida cotidiana y su desempeño social.
Los resultados en ambos grupos fueron casi idénticos, con la diferencia de que los niños del primer grupo registraron calificaciones más altas en la escuela.
Otros estudios similares han señalado que los niños educados por dos padres o dos madres, son menos propensos a la delincuencia y el vandalismo: peleas, robo, invasión de la propiedad privada, etc.
Timothy Biblarz, sociólogo de la Universidad del Sur de California, señala:
La ciencia demuestra que los niños criados por padres homosexuales crecen igual o mejor que los niños criados por padres heterosexuales.
Mito 5: La homosexualidad es una opción y se puede “curar”
Durante siglos la homosexualidad fue catalogada como una enfermedad. A las comunidades religiosas les encanta sostener esa idea de que siguiendo el camino adecuado, “con amor, esta desviación sexual es curable”.
La ciencia, no obstante, señala que no se trata de una opción, sino que existe evidencia de que la atracción homosexual es una cuestión genética, relacionada con una base biológica.
Los investigadores han analizado y comparado a gemelos idénticos (comparten los mismos genes) y a gemelos fraternales (comparten 50% de los genes aproximadamente).
Mientras el primer grupo presenta la misma orientación sexual (homosexual, bisexual o heterosexual), en el segundo esto no se da tanto. Las conclusiones indican que existe un factor genético que determina la preferencia sexual de los seres humanos.
Otros estudios han señalado que la orientación sexual es influida por determinados factores biológicos, desde el útero de la madre. Sandra Witelson, neurocientífica de la Universidad de McMaster, en Ontario, explica:
La ciencia apoya la teoría de que las diferencias en el sistema nervioso central existen entre los individuos homosexuales y heterosexuales, y que están posiblemente relacionadas con factores tempranos en el desarrollo del cerebro.
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Buscarle causas a la homosexualidad siempre me ha parecido ocioso. La homosexualidad existe, es una realidad, ¿a quién se daña con ello? Claro que vale la pena entender cómo funcionan la sexualidad y el comportamiento en el ser humano.
Pero a veces da la impresión de que dichos debates se proponen explicar la orientación sexual como si se tratara de un defecto, socorrido pretexto de la condena.
La ciencia lo demuestra: la homosexualidad es natural, no necesita curarse; los homosexuales pueden establecer relaciones sólidas y ser padres, y lamentablemente en el mundo hay pederastas (en la iglesia católica abundan), independientemente de su orientación sexual.
Fuente Belelu
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