ACTUALIZADO 09/04/2016/ 12:10
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El papa Francisco vuelve a rechazar el matrimonio igualitario
Decepción, profunda decepción, aunque tampoco esperábamos nada de este papa que fue un feroz enemigo del matrimonio igualitario en su etapa de arzobispo de Buenos Aires… Ponemos el enlace al conjunto de la misma, pero para quien se quiera ahorrar el leerla, ponemos antes los párrafos referentes a su reduccionista visión del matrimonio y la negación de los derechos LGTB. Definitivamente Francisco no es nuestro papa, no es, ni puede ser el vicario de un Cristo inclusivo…
Por cierto, Francisco, no existe la “tendencia” homosexual, no somos una moda, lo que existe es la “orientación” homosexual… un respeto… Y escuche más a sus hermanos y hermanas LGTB.
En una cosa si estamos de acuerdo con las palabras de Francisco al comienzo del documento: La alegría del amor que se vive en las familias (también en nuestras familias, las familias LGTB) es (debiera ser) también el júbilo de la Iglesia… a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, «el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia». Como respuesta a ese anhelo «el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia».
El papa Francisco volvió a rechazar hoy la unión entre personas del mismo sexo, aunque le abrió las puertas a los divorciados y desean volver a tener una participación activa en la Iglesia Católica, dejando abierta la posibilidad de la vuelta a la comunión. El anuncio fue realizado en el marco de la exhortación apostólica titulada Amoris Laetitia, por los cardenales Lorenzo Baldisseri y Christoph Schoenbor.
Entre citas al escritor argentino Jorge Luis Borges y a Jesús, en el documento dado a conocer hoy en el Vaticano, Francisco resaltó el matrimonio tradicional y reconoció que la vida no es siempre “perfecta”. En tal sentido, señaló que la Iglesia debería ser un lugar de acompañamiento y ayuda, en lugar de una institución de juzgamiento.
En la exhortación de 256 páginas, Francisco cerró las puertas al matrimonio gay al tiempo que pidió comprensión para la comunidad homosexual. La unión debe ser entre un hombre y una mujer, fue la postura repetida por el Papa. Eso, sí: pidió protección a lesbianas y gays de la “injusta discriminación” a la que son sometidos. El Pontífice exigió al clero no usar las “leyes morales” como si fueran armas para condenar a los fieles.
Francisco también exhortó al resto de los obispos y hombres y mujeres de la Iglesia que conduce a no sentarse en el lugar de Moisés para “juzgar a veces con superioridad”. En otro tramo de Amoris Laetitia, el Pontífice manifestó además la importancia de que los padres castiguen a los hijos y de una temprana educación sexual, algo tabú para la Iglesia.
“En el curso del debate sobre la dignidad y la misión de la familia, los Padres sinodales han hecho notar que los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, ‘no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. […] Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el «matrimonio» entre personas del mismo sexo’”, señala el documento.
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A continuación los puntos correspondientes sin glosa alguna, son ya de por sí elocuentes de la homofobia internalizada en el seno de la cúpula eclesial por mucha palabra amable y condena de la “injusta” discriminación a la que ellos mismos someten a los homosexuales… Pero qué se puede esperar de quien no ha firmado la adhesión a la Declaración Universal de los Derechos Humanos…
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52. Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos. Ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad. Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad. Pero ¿quiénes se ocupan hoy de fortalecer los matrimonios, de ayudarles a superar los riesgos que los amenazan, de acompañarlos en su rol educativo, de estimular la estabilidad de la unión conyugal?
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56. Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que « niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo ». Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que de termine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que
«el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar ». Por otra parte,
«la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas». Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida,y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos losaspectos inseparables de la rea lidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada.
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250. La Iglesia hace suyo el comportamiento del Señor Jesús que en un amor ilimitado se ofrece a todas las personas sin excepción. Con los Padres sinodales, he tomado en consideración la situación de las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con tendencias homosexuales, una experiencia nada fácil ni para los padres ni para sus hijos. Por eso, deseamos ante todo reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar «todo signo de discriminación injusta», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia. Por lo que se refiere a las familias, se trata por su parte de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la volun tad de Dios en su vida.
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251. En el curso del debate sobre la dignidad y la misión de la familia, los Padres sinodales han hecho notar que los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia […] Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el “matrimonio” entre personas del mismo sexo».
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Para leer el texto íntegro, pincha aquí:
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Fuente Agencias, Amoris Laetitia, Infobae
Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica
Amoris Laetitia. La Alegría del Amor, Christoph Schoenbor, Iglesia Católica, Lorenzo Baldisseri, Papa Francisco
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