La lucha legal de los homosexuales en China
Para luchar por sus derechos, los activistas LGTB han empezado a recurrir a los procesos judiciales.
“Tras cien descargas eléctricas, uno no se convierte en heterosexual, sino en un neurópata”
En China la discriminación está prohibida por ley y la homosexualidad dejó de estar penada en 1997, pero aún quedan muchos pasos por dar sobre todo en materia de derechos sociales y por eso los principales activistas LGTB chinos ya han empezado a recurrir a la justicia. Aunque la aceptación del colectivo ha dado notables pasos adelante -de hecho no se producen actos discriminatorios significativos ni delitos de odio-, no ha terminado de desaparecer ese clima de desconocimiento y prejuicio, especialmente a nivel familiar. Todavía existen en el país asiático clínicas que usan el electrochoque para “curar” la homosexualidad o libros que definen la atracción por el mismo sexo como una “desviación”, a pesar de que ya hace catorce años que la homosexualidad se eliminó oficialmente del registro de enfermedades mentales.
Esa no aceptación dentro del ámbito familiar se traduce en coacciones de padres a hijos para que se casen y tengan descendencia. Muchos acaban cediendo a la presión y casándose con personas que desconocen su verdadera orientación sexual mientras que otros optan por matrimonios de conveniencia entre gay y lesbiana. El segundo informe sobre la comunidad LGBT del grupo WorkforLGBT, divulgado este mes y que sondeó a casi 19.000 personas, destaca que apenas el 6% de lesbianas han salido del armario. Entre los hombres, el porcentaje es del 3%. Para el 77% de gais y el 80% de lesbianas, la presión familiar es su principal preocupación. “Mi familia no lo supo hasta hace dos años. Cuando se enteraron, les afectó mucho y no lo podían aceptar, pues nunca habían oído hablar sobre la homosexualidad. Desde entonces la situación no ha mejorado mucho”, explica Peng Yanzi, de 32 años. Peng llegó a acudir a una clínica “correctiva” para complacer a sus padres. “Tras cien descargas eléctricas, uno no se convierte en heterosexual, sino en un neurópata”, ha lamentado sobre su experiencia, tras la que decidió denunciar a la clínica por estafa y publicidad fraudulenta. Peng ganó el juicio y a clínica tuvo que reembolsarle los miles de euros invertidos en el “tratamiento”.
“Las organizaciones pro derechos LGBT han comenzado recientemente a entender que las demandas judiciales y los cambios en la política son muy importantes. Muchas han empezado a recabar datos para demostrar esta discriminación y convencer a los abogados y al Gobierno”, explica otro activista. Este año los tribunales han visto otros dos casos sobre derechos de los gais. La estudiante Chen Qiuyan conseguía esta semana llevar ante un tribunal al Ministerio de Educación tras descubrir que los libros de su Universidad siguen calificando la homosexualidad como un “desorden” patológico. Y el director Fan Popo ha presentado una demanda contra la súbita censura en Internet de su película Mama Rainbow, sobre las relaciones entre madres y sus hijos homosexuales.“Quiero que me expliquen las razones para bloquearlo. Me dicen que mi vídeo es perjudicial para la sociedad. Pero se muestra todo este amor de estas madres ¿Qué daño puede hacer a la sociedad el amor maternal?”, declara Fan. La denuncia de la estudiante ha sido denegada y la del director está pendiente de sentencia.
De momento, los resultados de estas iniciativas aún parecen limitados. Las clínicas “correctoras” siguen existiendo y al menos un 10% de los psiquiatras, según el informe de WorkForLGBT, aún cree necesario el uso de terapia. Pasos más avanzados, como el matrimonio igualitario, parecen estar a años luz.
Pero poco a poco se van logrando más avances. Fan Popo recuerda que la asociación PFLAG (Padres, Familias y Amigos de Lesbianas y Gais) de China comenzó su primera reunión con solo cuatro familias. Hoy son más de mil. Y aunque Mama Rainbow se haya suprimido sin explicaciones, la censura sí ha cedido en otro caso. La coproducción francochina Seek McCartney, del director Wang Chao, cuyos personajes centrales son abiertamente gais, recibió en septiembre el visto bueno de las autoridades para su exhibición en cines.
Fuente Cáscara Amarga
Comentarios recientes