Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Carta a los Gálatas’

“Sois uno en Cristo Jesús”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Jueves, 24 de octubre de 2024

la-iglesia-y-los-gaysSois uno en Cristo Jesús

La bendición de las parejas homosexuales ha encontrado mucho espacio en los medios de comunicación, suscitando reacciones favorables, reacciones contrarias, muchas distinciones, muchas reservas, etc. En realidad, ha encontrado poco espacio en las realidades eclesiales, parroquiales o comunitarias concretas, donde se encuentran experiencias humanas reales.

En cualquier caso, todo el debate, con las controversias que ha generado, no parece captar el meollo de la cuestión. Todavía hay mucha desconfianza, vacilación, incertidumbre e inhibición cuando la comunidad cristiana aborda el tema de las parejas homosexuales.

En la base está el temor oculto de que podamos acabar equiparando las relaciones homosexuales con el matrimonio o de que podamos acabar legitimando una unión considerada “irregular y desordenada“. El homosexual es visto como alguien que ama la promiscuidad, sin ver que, la mayoría de las veces, es sólo un ser humano, que busca una relación personal con otro individuo del mismo sexo. Los fenómenos de promiscuidad, que tienen alguna frecuencia en el mundo gay, tienen su origen precisamente en la represión y discriminación a la que son sometidos los homosexuales.

Hay que mirar la causa que produce el efecto, no detenerse a mirar el efecto, que aparece en la superficie. Comprender y no juzgar son expresiones de la caridad cristiana. Muchos homosexuales, después de un largo curso de psicoterapia o después de una liberación liberadora, han logrado reconciliarse con su homosexualidad y liberarse de muchas adicciones sexuales o de muchas disfunciones psicológicas. Desde hace varias décadas, las ciencias humanas ven la homosexualidad como una de las formas en que se expresa la propia sexualidad. No menos alegre, satisfactoria, creativa y fecunda que el modo heterosexual.

La comunidad cristiana, hoy, puede realizar una gran tarea “histórica“: ayudar a las personas a emprender caminos de liberación interior, a vivir su homosexualidad, en una relación interpersonal, en fidelidad y comunión de vida.

Pero necesitamos dar un salto cultural y también ético en la comunidad cristiana.

Quizás el punto de partida para llegar a una visión objetiva, serena y equilibrada de la cuestión sea mirar, en primer lugar, el sufrimiento que experimentan internamente las personas homosexuales, creyentes y no creyentes. La sociedad, a pesar de tanto progreso y muchas aperturas, sigue siendo esencialmente homofóbica. Los derechos LGBTQ+ se están reivindicando en las plazas, en el Parlamento, etc. pero, en la vida cotidiana, la sociedad sigue expresando actitudes y sentimientos homofóbicos. Los adolescentes que se enfrentan a este aspecto de sus vidas lo saben bien. También los padres cuando descubren tener un hijo homosexual. El miedo a salir del armario, el miedo a expresar la propia orientación sexual, el sentimiento de culpa por ser diferente, los conflictos internos que de ello se derivan, etc., producen lo que, en términos científicos, se llama “homofobia internalizada“. Y es a este sufrimiento al que se debe, en primer lugar, mirar la una comunidad cristiana, de inspiración evangélica.

Los autores de los textos bíblicos aún no conocían el complejo desarrollo de la identidad sexual y de género y la posible existencia de diferentes identidades sexuales y de género. Pero todo el mensaje bíblico, aunque esté condicionado por la mentalidad patriarcal de la época, es un mensaje de liberación del hombre de toda forma de esclavitud y sufrimiento.

Desafortunadamente, todavía escuchamos a menudo que la homosexualidad es una desviación o que es una expresión inmadura de una evolución que no ha sido completada o que está fuera de la normalidad: concepciones todas ellas que ahora han sido superadas por la ciencia. La normalidad, entonces, no reside en el hecho de pertenecer a la mayoría. La normalidad, en todo caso, es aceptar la diversidad, en todos los ámbitos de nuestra vida. La diversidad es una riqueza, que es buena para todos, nos hace más humanos, más tolerantes, más profundos, más abiertos, más sensibles, más solidarios unos con otros.

El matrimonio entre un hombre y una mujer, para la iglesia, es un sacramento. Es un signo extraordinario del amor de Dios por los hombres. ¡Genial! Es la forma más elevada de comunión entre dos seres humanos y se propone como modelo para todas las demás relaciones. ¡Ciertamente! Pero, ¿la unión entre dos hombres o dos mujeres, aunque no sea un sacramento, no puede representar un ejemplo de comunión fecunda para todas las demás relaciones?

Si dos hombres o dos mujeres son fieles el uno al otro y expresan su sexualidad en una relación interpersonal intensa, ¿no son una pareja modelo? La fecundidad no se puede experimentar a nivel biológico sino a otros niveles: podría ser la adopción de un niño abandonado o, si esto no es posible, la apertura a formas de compromiso en el voluntariado, la política, la iglesia, la cultura, etc. La sexualidad y las relaciones de pareja deben ser siempre “generativas“, en un sentido más amplio que el meramente biológico. Y muchas riquezas ocultas saldrían a la superficie, en beneficio de toda la sociedad.

La comunidad cristiana debería llegar a decir, con valentía, que la homosexualidad, como la heterosexualidad, es un regalo de Dios. Mientras permanezcamos en concesiones o verdades a medias, no ayudamos a esclarecer. Proponer e indicar caminos para una homosexualidad integrada en una relación no sólo ayudaría a las personas homosexuales a liberarse de sufrimientos internos o de formas de adicción sexual, sino que sería una valiosa contribución para liberar a la sociedad de su profunda homofobia, que es una forma real de violencia. Sin dejar de lado que la visibilización de las parejas homosexuales estables y fieles ayudaría a la sociedad a liberarse de estereotipos y prejuicios sobre el mundo homosexual.

Bendecir a la pareja de dos personas del mismo sexo no es equivalente al matrimonio cristiano: significa sólo potenciar el bien que está en el corazón de la relación, para que llegue a ser madura y fecunda. Si la comunidad cristiana logra avanzar en esta dirección, dará una contribución extraordinaria a la humanización del mundo. Ser capaz de captar los signos de los tiempos y dar un salto de calidad cultural, ética y espiritual en este ámbito es una tarea que luego se extiende a otros ámbitos de época: la inmigración, la transición ecológica, la paz, la inteligencia artificial,…

La palabra y el mensaje cristianos todavía tienen mucho que decir sobre todos estos temas y tantos recursos que ofrecer para avanzar en el camino de la liberación de la humanidad de los bloqueos y la esclavitud que la oprimen. En este sentido, los cristianos serían verdaderos signos de profecía, ¡así como “sal de la tierra y levadura en la masa“!

No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3, 28).

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Fuente, remitido por el autor.

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.