Liberan a Higui, encarcelada en Argentina por asesinar al individuo que la violaba por ser lesbiana
Después de nueve meses en la cárcel, la justicia argentina ha decidido conceder la libertad a Higui, a la espera de juicio oral, después de acusarla de homicidio simple por quitarle la vida a un individuo que estaba intentando violarla por ser lesbiana junto a un grupo de otros agresores.
La Cámara de Apelaciones de San Martín dispone este lunes, 12 de junio, la «excarcelación extraordinaria» de Eva Analía De Jesús, de 43 años de edad, que ha cumplido en la cárcel, y conocida popularmente como Higui por su devoción al futbol, y su parecido con el guardameta colombiano René Higuita, que permanecía en prisión preventiva desde el 16 de octubre del año pasado, acusada de «homicidio simple» como resultado de defenderse de Cristian Rubén Espósito, cuando intentaba violarla en compañía de otros individuos después de amenazarle diciéndole: « vas a conocer lo que es bueno (…). Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana», quien termina falleciendo por las heridas.
Además de que el propio futbolista había pedido la liberación de Higui a través de Twitter, y de que contaba con el apoyo de políticos como Carlos Julio Hermelo y Patricia Cecilia Toscano, numerosos grupos de activistas feministas y LGBT habían iniciado campañas con el hashtag #LiberadAHigui preocupadas por el tratamiento que se había dado a su caso, que ni se ha tratado como crimen de odio, ni como defensa propia, reclamando igualmente su libertad la Asamblea Lésbica Permanente el Día Internacional de la Mujer y el Día de la Visibilidad Lésbica con el lema #NiUnaMenos. «La habían puesto en prisión preventiva por ser lesbiana y porque hubo una mala defensa», sostiene Raquel Hermida Leyenda, abogada defensora de Higui, destacando que se registra «violencia institucional constante contra las mujeres (…). Esto no se llama Higui, se llama lucha de muchos años de las mujeres en contra de una Justicia patriarcal y machista», adelantando que el van a alegar «legítima defensa».
El caso de Higui ha despertado gran interés y alarma social porque el sistema judicial argentino tiene precedentes legales en la omisión de la prisión preventiva en casos de defensa legítima. Sin embargo, la noche del ataque, la policía no cree la versión de Higui ni le permite contactar con su familia hasta después de tres días. Los testigos que la incriminan terminan siendo sus propios agresores, que aseguran que su ataque con arma blanca se produce sin que hubiera habido provocación previa, a pesar de que es ingresada con heridas en el cuerpo y en el rostro y sin recibir asistencia sanitaria. La defensa sostiene que la policía le quita la ropa sin ponerla bajo custodia, como prueba, con el riesgo de que pueda haber sufrido algún tipo de modificación. «Hola chicas estoy afuera. Soy Higui, chicas, ¡no lo puedo creer!», dice Higui a sus compañeras de cárcel tras ser informada de su liberación.
«Estamos muy contentos con la decisión, que Higui estuviera presa era una medida sumamente injusta. Ahora esperemos que pueda retomar su vida normalmente», Carolina Abregú, de la Mesa de Trabajo «Justicia por Higui-Analía de Jesús», como también lo han celebrado desde el Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero, donde están convencidas de que Higui «se defendió de un intento de violación ‘correctiva’ por ser lesbiana, por parte de diez hombres que amenazaban con empalarla. En resguardo de su propia vida, le ocasionó una herida mortal a uno de sus atacantes». Una de sus máximas representantes, Vanina Biasi, asegura que «Higui es una mujer trabajadora, pobre y lesbiana, que sufrió durante años el hostigamiento por este grupo de atacantes (…). Una banda de criminales lesbofóbicos sueltos en San Miguel, que cuentan con absoluta protección por parte del personal policial y judicial (…). El caso de Higui refleja la responsabilidad del Estado en la promoción de los prejuicios más retrógrados contra la población LGTBI (…). Un Estado que no sólo desampara a la víctima, sino que la criminaliza en lo que pretende ser un mensaje aleccionador sobre toda la comunidad LGTBI».
La familia del fallecido, el supuesto violador lesbofóbico, ha amenazado con «hacer justicia por mano propia», y han estado acosando a la hermana de Higui para que no difunda los detalles del caso. «La mamá del fallecido le dijo a otra de mis hermanas que me iban a hacer boleta por revelar las cosas que hacía Espósito y por decir que su hijo era un violador. La mujer dijo que si me encontraba me iba a tirar el coche encima o me tirarían a bajo de un tren», declara Azucena, hermana de Higui, que ha quedado citada para presentarse ante el juzgado para juicio oral.
Higui ha tenido que sobreponerse de varias agresiones sexuales y humillaciones por su orientación sexual, como los abusos sexuales que sufre a manos del marido de su madre, motivo por el que huye del hogar familiar a los 13 años de edad. En esa época se instala en el barrio de Bella Vista, sufriendo sus primeras agresiones de carácter homofóbico, cuando le roban su bicicleta y le tiran piedras por su orientación sexual, sufriendo una tremenda agresión física en 2002, cuando un grupo de 10 hombres le grita «tortillera, lesbiana» y la envían al hospital con tres heridas causadas por puñal, lo que le lleva a ir desde entonces armada ante el miedo de volver a sufrir una agresión de este tipo, como sucede de nuevo en octubre del año pasado.
Fuente Universogay
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