“Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia luchando junto a los pobres por su liberación.”
Definitivamente, Dios no es una idea sino alguien. Dios es una persona que se entregó totalmente a mí y se dejó matar por mí. Para mí Cristo es mi Señor, mi amigo, mi maestro, mi modelo de vida. Su entrega tiene un valor especialísimo: Dios es un ser que en lugar de servirse del hombre se pone al servicio del hombre y por eso todo hombre que da su vida por los otros sea un ateo, un marxista, o lo que fuere, ése, verdaderamente se une a Cristo.
Un sacerdote francés, el abate Pierre, de quien todavía recuerdo una frase decisiva: «Antes de hablarle de Dios a una persona que no tiene techo es mejor conseguirle un techo». Es decir que conseguirle techo a una persona ya es hablarle de Dios. No nos olvidemos que Cristo curaba a los enfermos, les daba de comer a los que tenían hambre y de beber a los que tenían sed. Y no lo hacía para que después escucharan el sermón sino porque esa es su manera de amar: agarrando al hombre por entero. Antes de ingresar en el seminario yo tenía una visión maniquea de la existencia. El alma era buena y el cuerpo malo. Eso viene de Platón, y se metió en la Iglesia con San Agustín; aún perdura esa concepción, sobre todo en lo relativo al sexo. Pero estamos viviendo un amplio proceso de liberación para desterrar esa actitud individualista del seno de la Iglesia. Antes, como muchos de mis compañeros que luego también evolucionaron, yo estaba preocupado por la salvación de mi alma. Luego empecé a preguntarme ¿por qué salvar mi alma y no mi cuerpo cuando esa división no es, precisamente, una actitud cristiana? En la Biblia no se habla nunca de alma y cuerpo; la Biblia es un libro muy carnal, muy concreto, en el cual se define al hombre como polvo que respira.
Comentarios desactivados en A los 50 años de su asesinato, un aporte para pensar hoy a Carlos Mugica
El 11 de mayo de 1974, luego de celebrar misa en la parroquia San Francisco Solano del barrio porteño de Villa Luro, el padre Carlos Mugica –con 43 años- fue acribillado a balazos, (dos meses antes de la muerte de Juan Domingo Perón) a manos de una patota vinculada la Triple A, dirigida por Eduardo Almirón, quien fuera jefe de la seguridad personal de Manuel Fraga Iribarne, ministro de la dictadura de Franco y fundador del partido derechista español Partido Popular .
“Cada año, cuando se aproxima un nuevo aniversario de su asesinato, empiezan a repetirse escenas en torno a la persona, vida y muerte de Carlos Mugica”
“Este año, al conmemorarse los 50 años de su martirio, no podía ser de otra manera; es más, se multiplican”
“No pretendo aquí tener la última palabra ni mucho menos; sólo pretendo pensar”
Cada año, cuando se aproxima un nuevo aniversario de su asesinato, empiezan a repetirse escenas en torno a la persona, vida y muerte de Carlos Mugica. Este año, al conmemorarse los 50 años de su martirio, no podía ser de otra manera; es más, se multiplican.
Así se empiezan a escuchar voces del estilo “yo lo conocí”, con el riesgo, siempre latente, de escuchar cosas insustanciales, cosas de dudosa veracidad, o, directamente “operaciones”.
Como es habitual, empiezan a repetirse las notas o comentariosacerca de quiénes habrían sido los responsables del crimen.
Y, además, una actitud sistemática de “querer llevar agua para nuestro molino”.
No pretendo aquí tener la última palabra ni mucho menos; sólo pretendo pensar.
Un crimen y sus responsables
5 mil personas asistieron a su entierro. En la foto, su féretro en la villa es llevado en andas por el equipo de Curas de entonces.
Por un lado, ya desde el mismo momento del homicidio resultó significativo que muchos que “ayer” lo habían criticado o hasta demolido, “hoy” lo abrazaban y condenaban a “los otros” por ser responsables del hecho. Es sabido – no es novedad ninguna – que la “derecha” (El Caudillo, la Triple A), que lo había criticado ferozmente, lo “canonizó” a poco de morir responsabilizando a “la izquierda” del asesinato, mientras que – por el contrario – la “izquierda” (Montoneros, Militancia), que lo habían acusado de traicionar las causas del pueblo, rápidamente atribuyó el hecho a “la derecha”. Y nada de eso sigue faltando en estos días, aunque, puesto que parece haber más datos posteriores y una causa judicial, lo que se ve ahora son los intentos de desmentirla para que “los otros” sean los culpables.
Un ejemplo: Ceferino Reato acaba de publicar un libro sobre la persona de Carlos Mugica. He podido leer varios fragmentos, y reportajes a Reato o comentarios. Todo lo que vi y leí me pareció –por lo menos– innecesario; cargado de inexactitudes, cosas incomprobables, mentiras o falsedades; por ejemplo –lo cual revela más la ideología de Reato que la seriedad históricade su trabajo– repitió en más de una ocasión que Mugica se fue a la villa pero nunca criticó a los ricos, sino que los seguía frecuentando como antes de su paso al barrio; eso sólo lo puede afirmar alguien que no leyó una palabra de Carlos o quien tiene una clara intencionalidad ideológica que deforma persona y palabra. Motivo más que suficiente para cuestionar el libro tan publicitado por los medios… y –otro– precisamente por los medios que lo publicitan.
¿El primer Cura villero?
Otro elemento es que –como ahora los “curas villeros” tienen bastante visibilidad– se ha repetido que Mugica fue “el primer cura villero”. Eso merecería algunos elementos para el análisis.
“Primero” puede querer decir en “jerarquía” o en “cronología”. Además, suele decirse “primer cura villero mártir”, lo que relativiza lo anterior. Si de jerarquización se trata ciertamente es materia opinable, aunque podamos estar de acuerdo, pero si se pretende indicar que Carlos fue el primer cura en ir pastoralmente a las villas creo que no es opinable, sino falso.
¿Cura villero? Empiezo señalando algo que ya dije en otras ocasiones: creo que Carlos no era un “cura villero”. Para no ser malentendido, lo explico. Creo que el término nace de la obra de Jorge Vernazza, Para comprender una vida con los pobres: los curas villeros (Buenos Aires: Guadalupe 1989). Allí Vernazza destaca que estos curas tenían dos características: la mayoría fueron a vivir a la villa y vivían de su trabajo manual (pp.13.14). Es sabido que Carlos no vivía en la villa sino en el altillo del departamento donde vivía su familia y, si bien trabajaba, lo hacía en la docencia, como profesor en la Universidad del Salvador. A eso se debe sumar que los sábados celebraba misa en San Francisco Solano (donde fue asesinado) y los domingos por la tarde en el Instituto de Cultura Religiosa Superior. Nada de esto “encaja” en el esquema de lo que eran (o son) los curas villeros.
Nada de esto le quita ni un poco a la dedicación de Carlos a la villa, a la pastoral, a lo social, etc. Cuando él renuncia al cargo de asesor al Ministerio de Bienestar Social lo hace por la falta de dedicación a “los villeros” y la renuncia la hace “de común acuerdo con mis hermanos villeros”. La villa era su “lugar”, el “desde dónde”, pero no el único lugar. Por eso me pregunto si “encaja” en el esquema de los “curas villeros”. A modo sintomático, es de notar que Vernazza (que sin ninguna duda era su amigo) el libro de los curas villeros lo dedica a: «Mi reconocimiento a mis compañeros sacerdotes: Héctor Botán, Daniel de la Sierra, Jorge (sic) Meisegeier sj, Pedro Lephaile, Rodolfo Richardelli (sic), Miguel Valle, Orlando Yorio cuyas vivencias y entera dedicación hicieron posible este relato». Como se ve, no menciona a Carlos Mugica (aunque es posible que se esté refiriendo a los que entonces vivían ya que también falta Jorge Goñi que había muerto en 1982).
¿Primero? Vernazza destaca una “simultánea inspiración” de varios curas que empiezan a trabajar pastoralmente en Villas; menciona en primer lugar a Carlos Mugica, pero – sin un orden aparente – indica otras villas en las que también empezó a haber presencia de curas. Destaca que todos estos empezaron a reunirse quincenalmente para “orar, reflexionar y mutuamente apoyarse. No serían los primeros – al menos en Capital Federal – en trabajar en villas, pero sí los primeros en aunar sus esfuerzos en un Equipo Pastoral” (p.12). De ese modo, aunque reconozcamos que Mugica fue “cura villero” (cosa que, como dije, pongo en duda), ciertamente no fue “el primero”.
Carlos ¿hoy?
Finalmente, una nota. Se supone que los curas (y todo aquel o aquella con responsabilidades pastorales) tienen la responsabilidad de anunciar el Evangelio en tiempos concretos y situaciones concretas. Los tiempos de ayer son distintos a los de hoy… y mañana serán distintos. El Evangelio es el mismo, las comunidades no. Pretender repetir “a la letra” lo que otro –Mugica en este caso– decía y/o hacía, es liso y llano fundamentalismo. Pero pretender, a su vez, que ese otro –Mugica en este caso– haría y/o diría lo que yo hago, también es falaz. El primero termina negando la realidad, el segundo negando al sujeto (Mugica) amoldándolo al hoy.
Mirar a Mugica en su tiempo, y en qué medida supo, pudo, intentó anunciar el Evangelio a los pobres con los que compartió la vida es el paso primero; después, hermenéuticamente, debemos mirar nuestra realidad actual, ciertamente diferente de aquella, con la que compartimos hoy la vida, los dolores, “los gozos y esperanzas, angustias y tristezas” de los pobres para ver cómo anunciar hoy aquella noticia que ayer Carlos (o quien fuere) lo hacía.
“La frase ‘hoy Carlos diría/ haría/estaría‘ me resulta, habitualmente, lamentable (además que todos sabemos que nadie sigue una vida ‘lineal‘)”
Pretender igualar el ayer al hoy, o el hoy al ayer es, sencillamente, de una pobreza preocupante. La frase “hoy Carlos diría/ haría/estaría” me resulta, habitualmente, lamentable (además que todos sabemos que nadie sigue una vida “lineal”; estamos llenos de frenos, saltos, curvas, conversiones y negaciones… por lo que no necesariamente alguien que ayer decía “A” lo repetiría tiempo después; es decir, si hoy Carlos viviera (¡con 93 años, además!) no es sensato afirmar que diría o estaría en tal o cual situación (especialmente cuando esta se parece a la que “hacemos nosotros”, lo cual parece una necesidad de “bendición celestial” de aquello que vivimos.
Creo que hoy Carlos merece ser leído, ser pensado, escuchado, mirado (y admirado) para después leer, pensar, mirar nuestra realidad, dónde estamos, cómo vivimos y escuchar sus criterios, sus razones, sus motivaciones para dejar que él nos ayude a vivir con sencilla y rebelde fidelidad, como él lo hizo en nuestro hoy, el favor y desde el lugar de los pobres.
Comentarios desactivados en Francisco, Yorio y Jalics: una memoria difícil
Jalics: “Estoy reconciliado con los acontecimientos”
“Superior en 1973, a la edad de 36 años, no estaba a favor de que los jesuitas se comprometieran en asuntos políticos”
“Los militares secuestraron a los dos jesuitas porque estaban cerca de un grupo de jóvenes laicos, que habían sido secuestrados días antes y porque pretendían limpiar la iglesia de los sacerdotes tercermundistas”
“Después de casi seis meses de secuestro, Yorio y Jalics aparecieron en octubre en un campo en Cañuelas. Estaban completamente desnudos”
| Francesco Strazzari
(Settimana News).- En el diálogo con los hermanos jesuitas durante el viaje a Budapest (cf. Civiltà Cattolica 9 de mayo de 2023; cf. SettimanaNews, qui),) el 29 de abril, el Papa Francisco respondió a una pregunta incómoda sobre dos jesuitas que, en el momento de su responsabilidad como provincial en Argentina (1973-1979), fueron encarcelados, torturados y después de unos meses, liberados: Orlando Yorio y Ferenc Jalics.
“Se desarrolló la leyenda de que yo sería quien los habría entregado para ser encarcelados. Sepan que hace un mes la Conferencia Episcopal Argentina publicó dos volúmenes, de los tres previstos, con todos los documentos relativos a lo sucedido entre la Iglesia y los militares. Allí se encuentra todo”. “Hice lo que creí que debía hacer para defenderlos”.
Totalmente exonerado por Jalics (Yorio murió en 2000), Francisco no niega la “distancia” con Jalics, incluso en su última conversación (“Vi que estaba sufriendo porque no sabía cómo hablarme”) y enfatiza: “Las heridas de esos años han permanecido tanto en mí como en él”. En general, “la situación en Argentina era confusa y no estaba del todo claro qué debía hacerse”.Francesco Strazzari reconstruye aquel clima a partir de sus contactos en los viajes efectuados a Argentina (Redacción de SettimanaNews)
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Incluso bajo la breve presidencia de Isabelita Perón (1974-1976) hubo secuestros y desapariciones en los barrios de los pobres. Ya antes del golpe de Estado (24 de marzo de 1976), con el que se inició la dictadura despiadada, en la iglesia de Santa María Madre del Pueblo, el párroco Rodolfo Ricciardelli, una de las figuras más carismáticas y activas del movimiento de sacerdotes tercermundistas, junto con los sacerdotes Jorge Venazza y Carlos Mugica (asesinados en 1974), se habían dado cuenta del peligro de seguir trabajando en los monobloques del barrio.
Militantes de diferentes sectores operaban allí. Entre ellos estaban los jesuitas Orlando Yorio y Ferenc Jalics. Bergoglio había conocido a Yorio a principios de los años 60 en el Colegio Maximo. Fue su profesor en los dos años de teología. Jalics lo conoció en el mismo lugar y al mismo tiempo.
Los jesuitas en la dictadura militar
Bergoglio no compartía sus posiciones y su actividad. Durante mucho tiempo se había distanciado de ellos, provocando descontento en la Compañía argentina. Superior en 1973, a la edad de 36 años, no estaba a favor de que los jesuitas se comprometieran en asuntos políticos. Los dos jesuitas – también había otros – se habían orientado hacia los pobres con actividades pastorales, que tenían un propósito muy específico, claramente evangélico.
Vivían en el barrio Rivadavia y eran muy activos en el movimiento “Peronismo Básico” (PB.) Cuando ocurrió el golpe, ambos con el padre Luis Dourrón ya no contaban con las autorizaciones necesarias para ejercer el ministerio. La Compañía de Jesús había decidido disolver la comunidad del barrio Rivadavia, permitiéndoles celebrar misa hasta que ingresaran en otra congregación o fueran incardinados en alguna diócesis.
Jalics y Yorio no estaban entusiasmados con la solución, de hecho tuvieron una reacción muy dura. Dentro del Colegio durante todo un año discutieron con Bergoglio, permaneciendo en posiciones distantes. El mismo Bergoglio en una audiencia en 2010 anunció que ambos habían pedido abandonar la Compañía. La solicitud fue transmitida a Roma.
A Yorio y Dourron se les permitió abandonar la Compañía el 19 de marzo de 1976, mientras que Jalics decidió quedarse. Dourron fue incardinado en la diócesis de Morón, mientras Yorio esperaba. Bergoglio declaró en la audiencia: “Les ofrecí vivir en la curia provincial junto conmigo, los tres”.
Secuestros y tensiones
Del 11 al 23 de mayo de 1976, grupos vinculados a las fuerzas armadas de la dictadura allanaron las casas de militantes y habitantes del barrio Rivadavia y Bel Basso Flores. Yorio y Jalics, que tenían contactos con el “peronismo básico”, también fueron secuestrados.
“Mi primera impresión “, informó Bergoglio más tarde, “fue que los liberarían inmediatamente porque no tenían nada de qué ser acusados. Además, estaba convencido de que no era una operación para buscarlos a ellos solos, sino una redada en la que cayeron”. Los militares secuestraron a los dos jesuitas porque estaban cerca de un grupo de jóvenes laicos, que habían sido secuestrados días antes y porque pretendían limpiar la iglesia de los sacerdotes tercermundistas, a los que consideraban comunistas, como lo demuestran los asesinatos de los padres Palottini de la parroquia de San Patrizio en el barrio de Belgrano y otros en el mismo año.
El juicio de Horacio Verbitsky en su obra es despiadado: “Historia política de la Iglesia Católica” (III vol.). Criticando duramente las acciones de Bergoglio, afirmaba que se había propuesto limpiar la Compañía de “jesuitas zurdos”.
Únicos supervivientes
Después de casi seis meses de secuestro, Yorio y Jalics aparecieron en octubre en un campo en Cañuelas. Estaban completamente desnudos. Yorio llamó a Bergoglio y le informó de la liberación. Habían estado en la Escuela de Mecánica del Ejército junto con otros reclusos y luego fueron trasladados a un lugar, que no pudieron identificar.
Bergoglio trabajó para que el secretario de la nunciatura ayudara a Yorio a obtener autorización para incardinarse en la diócesis de Quilmes. Luego fue enviado a Roma para estudiar derecho canónico. Jalics fue a los Estados Unidos, donde vivía su madre.
Yorio murió en 2000 en Montevideo, donde trabajó en la parroquia Santa Bernardeta. Bergoglio mantuvo relaciones con Jalics a lo largo de los años. En 1978 Jalics encontró hospitalidad en el monasterio de Wilhelmsthal, en el sur de Alemania. Luego se mudó a Budapest en 2017, donde murió de Covid en 2021.
El 15 de marzo de 2013, hizo una declaración muy importante y largamente esperada: “Años más tarde tuvimos la oportunidad de conversar con el Padre Bergoglio sobre lo que había sucedido. Luego celebramos la Misa junto con la gente y nos dimos un abrazo solemne. Estoy reconciliado con los acontecimientos y considero que el asunto está cerrado”.
En el año introductorio del seminario, el régimen era algo estricto, quizás algo monacal. Después de la oración de la noche todo se apagaba hasta la mañana siguiente. Salíamos después del desayuno del domingo para volver, ese mismo día, para la oración final. La cuestión es que ese 12 de mayo, era 1974, un compañero me despierta diciendo: “¡mataron a Mugica!” ¡Un mazazo! Para peor, en la misa, antes del desayuno, el cura encargado soltó que “¡el que siembra vientos, recoge tempestades!” ¡Otro más! No hacía mucho había hablado con Carlos por teléfono; me interesaba escuchar su palabra, totalmente distinta a lo que nos decía la oficialidad, sobre la relación del cura y la política. Quedamos que un domingo lo vería en el Instituto de Cultura Religiosa Superior, donde celebraba misa vespertina, para charlar y de ahí volver al Seminario. ¡Nunca pude concretarlo!
Estuve toda esa tarde en San Francisco Solano (recuerdo que se cantó decenas de veces el Salmo: “yo pongo mi esperanza en ti, Señor, ¡y confío en tu palabra!”). Estuve mucho tiempo en la vereda de la Parroquia en triste silencio. Desconcertado. Dolorido. Luego tuve que volver al Seminario previo paso por la casa de mis padres. Al cuerpo de Carlos lo llevaron de allí a la villa 31, donde yo lo había conocido y algo colaboraba, para seguir el velatorio y finalmente, llevarlo de allí al Cementerio. Pero, aunque los seminaristas sí pudieron participar, a los del pre-seminario no nos autorizaron a ir. ¡Nuevo mazazo!
Hoy Carlos tendría 92 años (nació el 7 de octubre de 1930). Siempre he creído que decir, o insinuar “hoy Carlos diría / pensaría / estaría” es mera ficción. Todos tenemos en nuestra vida frenos, retrocesos, saltos, cambios, aceleraciones… nadie sigue un movimiento lineal en una misma dirección; lo que sí es razonable es mirar, escuchar, leer a Carlos ayer y luego mirar nuestro hoy y dejarnos iluminar por aquello.
La charla mía pendiente con él era, precisamente, sobre el cura y la política. Nos era presentada como un mundo de dos horizontes casi opuestos; lo “sacerdotal” era lo sacro, lo vertical, lo celestial, mientras la política era horizontal, era algo in-mundo. Por supuesto que, como persona de su tiempo, Carlos no conocería ni habría leído mucho de lo que hoy dicen los estudiosos de la Biblia, de la teología, de las ciencias sociales sobre ese tema, y para ver el hoy no podríamos ignorarlo… Por ejemplo, en su artículo “el sacerdote y la política” dice que
el sacerdote que siempre tiene el deber de anunciar a los hombres que sólo en Cristo está la liberación total del hombre, que culmina en su divinización, no puede eludir la dimensión política de su misión ya que el Reino de Dios, comienza aquí abajo.
Y esa es la única vez que aparece la categoría “reino” en todo el artículo. En su artículo “Jesús y la política”, el término “reino” se encuentra bastantes veces más (relee un libro clásico de Oscar Cullmann, “Jesús y los revolucionarios de su tiempo”) pero prácticamente en todas las ocasiones el reino se trata de algo “escatológico”, que vendrá en un futuro. La única excepción se encuentra en el párrafo final:
Este trabajo de Cullmann es un aporte importante para la reflexión de los cristianos, que hoy, tal vez con más seriedad que nunca, asumen el compromiso político y la lucha revolucionaria porque comprende que el Reino de Dios comienza ya en este mundo.
En “el rol del sacerdote” sólo se encuentra dos veces el término, pero en el sentido de “reino de los cielos” en sendas citas del Evangelio de Mateo (7,21; 13,44). Con esto señalo que Carlos, aunque no temía embarrarse en el terreno de la política, no teologizaba esa actitud con la, hoy indispensable, categoría Reino porque no era, todavía, un tema central en la teología (el libro clásico “Reino y Reinado de Dios”, de Rudolf Schnackenburg, de 1959, recién fue traducido al castellano [y en una traducción no demasiado buena] en 1965; y las consecuencias históricas del tema fueron comenzadas a extraer de un modo más tardío, especialmente por la Teología de la Liberación que Carlos conoce sólo en sus inicios de modo incipiente). Además, parece conveniente distinguir la cuestión social de la cuestión política. Teniendo un ministerio pastoral en la villa de Retiro, lo social no podía menos que interpelarlo, pero lo político, hasta 1972 era un tema obturado por la Dictadura. En realidad, lo político Carlos lo fue “mamando” desde su contacto amoroso con los pobres, y eso – en aquel tiempo – tenía un nombre: Juan Domingo Perón; decir “el pueblo es peronista” resultaba algo que difícilmente podía ser rebatido. Pero una actitud de “meterse en política” no tenía posibilidad alguna, ni concreción antes de la convocatoria a elecciones en 1972, para marzo de 1973. Fue precisamente en 1972 que Perón regresa por primera vez a la Argentina, y que en el grupo que acompaña este viaje están Carlos y su gran amigo Jorge Vernazza. Todo indica que dos cosas confluyeron en este proceso de conversión de Mugica al peronismo (luego de su visceral anti peronismo que celebró “el júbilo orgiástico de la oligarquía” cuando es derrocado en septiembre de 1955). En primer lugar, el amor del pueblo por el peronismo, la convicción de que “los días más felices” habían ocurrido en su gobierno, pero también, la convicción de que el peronismo era y sería el que mejor haría por los pobres de la patria. No se hablaba, entonces, de “opción preferencial por los pobres”, pero de eso se trataba.
Hoy, pensar en la invasión mediática de la “anti-política” me recuerda, precisamente, el esquema “mundo – in-mundo” que vivíamos entonces en el Seminario. Una suerte de fundamentalismo espiritualista que en nada se asemeja al Evangelio. La primera vez que escuché hablar de la cercanía del martirio contemporáneo, precisamente, la leí cuando Carlos comentaba las espantosas torturas del gobierno “stronista” de Paraguay al cura Monzón (“el rol del sacerdote”). Allí se vislumbraba que la militancia social, cuando entra en el terreno político, provoca una grieta propia del reino de Dios. La misma que provocó en vida la persona de Carlos, por cierto (porque “en muerte” quedaba bien reconocerlo, y – por supuesto – buscar despegar de su asesinato a los “amigos”). Se suele decir que el cura al entrar en política opta por “un partido” (= una parte) cuando debe ser cura “de todos”, olvidando que la garantía de la “universalidad” del ser cura viene dada por su ubicarse entre, por, con y para los pobres (sólo desde los pobres se garantiza la universalidad). Y, sería, además, ingenuo desconocer que los pobres lo son por “causa”, y los “causantes” eligen no quedar “de este lado de la grieta”, como el rico, que prefirió salir del camino de Jesús cuando le dijo que “comparta sus bienes con los pobres”. Son los que voluntariamente eligen no quedar del lado de los pobres, debemos reconocerlo. En lenguaje de ayer, “el anti-pueblo”. Hoy, pensar en el testimonio del martirio, y en este caso especialmente el de Carlos, y buscar militantemente lo que creemos firmemente que es lo que mejor beneficia a los pobres parece que debería ser una escucha de su memoria, un reconocerlo como “lugar teológico” y dejarnos enseñar. Claro que muchos no lo terminarán de entender… como no entendieron a Carlos ayer, aunque lo saluden muerto. Por ser, precisamente “lugar teológico” es que Carlos sigue hablando, sigue vivo… sigue molestando. ¡Hasta la victoria! ¡Siempre!
Comentarios desactivados en El obispo de Avellaneda-Lanús (Argentina), expulsa a sacerdote del Grupo Curas en Opción por los Pobres por, entre otras cosas, “defender” el aborto
Francisco “Paco” Olveira ante un mural homenaje al jesuita villero Carlos Mugica asesinado por la extrema derecha argentina,
El obispo de Avellaneda-Lanús, Rubén Frassia, separó de sus diócesis al sacerdote Francisco “Paco” Olveira, del Grupo Curas en Opción por los Pobres.
El mismo cura protagonizó un episodio con Gabriela Michetti en la beatificación de Angelelli
Oliveira denunció que en la capilla Nuestra Señora de Itatí, que él levantó en la órbita de su parroquia, el nuevo párroco Mario Ghisaura, quitó imágenes de San Oscar Romero y del padre Carlos Mugica, entre otras
La Iglesia en el país no escapa a la grieta política que divide a muchos argentinos. El obispo de Avellaneda – Lanús, Rubén Frassia, acaba de expulsar de sus diócesis al sacerdote Francisco “Paco” Olveira, miembro del Grupo Curas en Opción por los Pobres, cuyos miembros simpatizan con el kirchnerismo, por considerar que partidizó su labor sacerdotal, poniendo en riesgo la unidad de su comunidad, y porque se pronunció a raíz del debate en el Congreso a favor de la legalización del aborto.
El padre Olveira había prestado su parroquia, Nuestra Señora de Fátima, en la Isla Maciel, en abril de 2016, para una reunión de Cristina Fernández de Kirchner con el Grupo de Curas en Opción por los Pobres, que la invitaron por estar interesados en conocer las propuestas de la entonces naciente agrupación Unidad Ciudadana, que encabeza la ex presidenta. El encuentro quedó inmortalizado en una foto muy difundida e aquel momento de Cristina con los sacerdotes.
Francisco “Paco” Olveira con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner
El Grupo de Curas en Opción por los Pobres –que no debe confundirse con el grupo que nuclea oficialmente a los curas villeros de Capital y GBA y que integran, entre otros, el obispo Gustavo Carrara y el padre Pepe Di Paola- produjo en los últimos años varias declaraciones con duras críticas al presidente Mauricio Macri. En la reciente beatificación del obispo Enrique Angelelli, dos curas y un laico, en La Rioja, Olveira se acercó a la vicepresidenta Gabriela Michetti y le dijo: “Con todo respeto, su presencia insulta la memoria de nuestros mártires por la política de hambre y represión” de su Gobierno.
Mi apoyo al compañero cura Paco Oliveira, quién fue echado de la diócesis de Avellaneda por haber enfrentado al gobierno. El obispado corrupto, anti cristiano y aliado al poder expulsa a un compañero que a través de la fe acompaña a los que menos tienen. Aguante el padrecito ✌ pic.twitter.com/7o7cm41dZJ
Como Olveira, en rigor, hace ya varios meses que no es más párroco de Nuestra Señora de Itatí, a comienzos de este año un grupo de Madres de Plaza de Mayo se presentó en el obispado de Avellaneda Lanús para reclamar la reincorporación del sacerdote. En un encuentro no exento de tensión, el obispo les explicó las razones de su decisión que, según dice en una carta abierta a los fieles de la diócesis que acaba de difundir, “fue conversada (con Olveira) durante el año pasado, incluso él me manifestó que había llegado a un techo”. En cambio, el sacerdote afirma que Frassia lo echó.
La separación de la parroquia derivó ahora –según consigna el obispo en su carta- en la expulsión del cura. “Teniendo en cuenta la intransigencia y la poca voluntad del padre Francisco Olveira y no queriendo producir un daño profundo a la comunidad diocesana y a la acción pastoral de la Iglesia, a partir del día de la fecha (28 de abril) le retiro las licencias ministeriales en la diócesis de Avellaneda-Lanús, por lo que no es lícito que celebre públicamente los sacramentos en esta diócesis”. Olveira pertenece, en verdad, a la diócesis de Merlo –Moreno –estaba prestado a la de Avellaneda–Lanús-, a la que volvió a integrarse.
Frassia incluyó entre las razones el hecho de que “desde hacía tiempo venia señalándole determinadas actividades y manifestaciones públicas, que en el caso de un laico se tratan de una manera y en un clérigo de otra; por ejemplo el tema del aborto, un tema que está muy claro en el Catecismo de la Iglesia católica y también en un contundente magisterio del papa Francisco, que no es compatible con el ejercicio del sacerdocio manifestarse en contra de la doctrina común de la Iglesia”.
Tras asegurar que Olveira entendió inicialmente los motivos del cambio, Frassia dijo que el cura “comenzó como él mismo lo definiera ‘una guerra’ desde tribunas como Madres de Plaza de Mayo e Instituto Patria (que lidera Cristina Kirchner), para que el obispo dé marcha atrás con el nombramiento del nuevo párroco y se siga una línea, que en su mayor porcentaje es una línea política e ideológica, no de pastoral como se hace en tantas diócesis a nivel barrios y también, con la llamada pastoral de ‘curas villeros`”.
Olveira, a su vez, denunció que en la capilla Nuestra Señora de Itatí, que él levantó en la órbita de su parroquia, el nuevo párroco Mario Ghisaura, quitó imágenes de San Oscar Romero y del padre Carlos Mugica, entre otras. Lo cierto es que en su carta el obispo también informa que le “concedió un tiempo sabático” a Ghisaura. Además de “una licencia para que realice estudios de posgrado” al también nuevo vicario parroquial, el padre Juan Manuel Rega. Así las cosas, la parroquia sede de la discordia necesitará, al menos hasta que las aguas se aquieten, de un nuevo párroco que contribuya a cerrar la grieta.
LA RIOJA
El padre PacoOliveira que camina los barrios más humildes de la Patria diciéndole en la cara a Gabriela Michetti, lo que sufre nuestro pueblo todos los días.
No sé quién – o qué cosa- planteó la pregunta. No sé cuándo fue planteada. No recuerdo qué respondí. Pero una vez respondí que sí a alguien o a algo. A ese momento se remonta en mí la certeza de que la vida tiene un sentido y de que, por consiguiente, la mía, en sumisión, tiene un fin. Desde ese momento supe qué es «no volverse atrás», «no preocuparse por el mañana».
Guiado en el laberinto de la vida por el hilo de Ariadna de la respuesta, hubo un tiempo y un lugar en el que supe que la vida lleva a un triunfo que es ruina y a una ruina que es triunfo, supe que el precio de apostar la vida es el vituperio y que la posible elevación del hombre es el colmo de la humillación. Más tarde, la palabra coraje perdió su sentido para mí, puesto que no podían quitarme nada.
Más adelantado en el camino, aprendí paso a paso, palabra a palabra, que detrás de cada dicho del Héroe de los evangelios hay un ser humano y la experiencia de un hombre. Incluso detrás de la oración en la que pidió que se apartara de él aquel cáliz y detrás de la promesa de vaciarlo. Incluso detrás de cada palabra que dijo en la cruz.
*
Dag Hammarskjöld, Marcas en el camino,
Editorial Seix Barral, Barcelona 1965.
Hace 40 años que el sacerdote Carlos Mugica, peronista y vinculado a las luchas populares de los años 60 y 70 en Argentina, fue acribillado a balazos a manos de la organización de extrema derecha Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) durante la última dictadura que vivió el país.
Este fin de semana se realizaron diversos homenajes entre los que destacó la inauguración de una escultura en la famosa avenida 9 de Julio por parte de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, según ha informado ‘Télam’.
La presidenta Cristina Fernández pidió a la Iglesia, a los obispos y a todos los representantes eclesiásticos que “nadie” permita dividir al pueblo de Dios, porque, advirtió, “cuando lo hicieron masacraron a sus ovejas” y consideró que “hoy no tenemos una sociedad enfrentada en forma violenta, como en otros tiempos”.
La jefa fe Estado volvió a acusar a los medios de querer crear divisiones, pero aseveró: “Con un título de un diario no van a provocar a esta Presidenta, no lo van a hacer”.
Fernández de Kirchner aseguró que quienes dicen que “hoy la Argentina es una Argentina violenta” pueden estar queriendo reeditar “viejos enfrentamientos”.
Durante el acto de homenaje al padre Carlos Mugica, asesinado hace 40 años, la primera mandataria se refirió al documento de la Iglesia que afirma que la “Argentina está enferma de violencia” y que la corrupción social es “un cáncer social”.
“Miré la tapa de los diarios y vi que alguien resumía o decía que hoy la Argentina es una Argentina violenta y me di cuenta que querían reeditar viejos enfrenamientos”, cuestionó la Presidenta.
Cristina consideró que “la esencia del Evangelio”, es “el amor que venció a los fariseos y también a Poncio Pilatos que se lavó las manos, como muchos se lavan las manos frente a los problemas de los que menos tienen”.
La mandataria señaló en referencia a los políticos y funcionarios que viajan al Vaticano a reunirse con el Papa Francisco que “en lugar de ir a Roma a sacarse fotos, sería más conveniente que lo leyeran un poco más”, y reiteró que finalmente “el amor vence al odio“.
El cura Mujica
Mugica, luchador incansable al lado de los más pobres y militante peronista, formó parte del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y fue capellán en el barrio marginal de Buenos Aires hoy conocido como Villa 31, donde fundó la parroquia Cristo Obrero y desde donde ejerció su actividad pastoral entre los que llamó sus “hermanos villeros”.
El sacerdote dedicó su vida a los más humildes, pero no siempre lo tuvo tan claro. En una entrevista con la revista ‘Cuestiones’, Mugica recordaba como de joven su mundo era “homogéneo y sin conflictos” hasta que entró en el seminario, donde comprendió que Dios “viene para todos, pero principalmente para los pobres”.
Mugica comenzó a trabajar cuando era seminarista al lado del padre Iriarte y observó como el cura “iba a buscar” a la gente en lugar de esperarla. “Era un barrio popular y la gente humilde siempre tiene problemas; había por supuesto, que evangelizar, llevar a cada uno la seguridad de que todos eran hijos de Dios, pero aparte, había que tratar de llegar a todo lo demás”, explicaba.
Este fue el primer contacto que Mugica tuvo con una realidad muy diferente a la suya y pudo descubrir “un mundo del que siempre había vivido distante”. Mientras trabajaba en este barrio, cayó Perón por el golpe militar y siempre recordó como la gente humilde entró en duelo. “Cuando volvía a casa, mi mundo, sentí que algo de ese mundo ya se había derrumbado. Pero me gustó”, comentó el sacerdote.
Debido a su militancia social y política, Mugica recibió amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de asesinato. Finalmente, murió en una emboscada cuando se disponía a subir a su automóvil, estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano, en Villa Luro, tras celebrar una misa.
Considerado como delito de lesa Humanidad, el asesinato de Mugica fue atribuido a la Triple A y la causa judicial se encuentra hasta hoy en el juzgado federal, a la espera de que se celebre el juicio.
Comentarios desactivados en Homenaje al Padre Mugica a 40 años del asesinato.
(Sacerdotes para las villas).- Recientemente, en la misa de apertura de la 107° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, el arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo definió alPadre Mugica como “un sacerdote que vivió su fe y ministerio en comunión con la Iglesia y al servicio de los más necesitados, que aún lo recuerdan con gratitud, cariño y dolor”.
Los actos conmemorativos se llevarán adelante el domingo 11 de mayo en la Villa 31 del barrio que lleva su nombre en la zona de Retiro. Es que allí el sacerdote no solo cumplió con su apostolado desvelándose por los pobres, sino que además desarrolló su mayor actividad en defensa de los derechos de los más excluidos: sus hermanos villeros.
El homenaje al Padre Carlos comenzará a las 10 de la mañana, en la Parroquia Cristo Obrero, construida y fundada por él en 1970, donde también descansan sus restos.
La jornada del domingo se iniciará con las palabras del cardenal Mario Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, quien bendecirá una placa conmemorativa de los sacerdotes que trabajan en las villas. Unidos en la hermandad, también estarán presentes vecinos y compañeros de Mugica, partícipes y protagonistas en la lucha por la Justicia Social.
Además, el Equipo de Sacerdote para las Villas dará a conocer el documento que elaboraron con motivo de esta fecha histórica.
La evocación culminará con una festiva marcha hacia el corazón del barrio de la Villa 31, donde se celebrará la misa central en acción de gracias por la vida y ministerio sacerdotal del Padre Carlos Mugica.
Posteriormente, se realizará un Gran Festival Popular con la presencia del Chaqueño Palavecino. También se entregarán los premios del Torneo Padre Carlos Mugica, del que participaron los niños y jóvenes del barrio y de otros barrios obreros a través de competencias deportivas.
Unido a estos acontecimientos se celebrará el cuarto año de la fundación del Centro Barrial Padre Carlos Mugica, perteneciente a la familia del Hogar de Cristo, en donde se trabaja a favor de la vida y en la prevención y recuperación de los jóvenes que son víctimas del flagelo de la exclusión social, cuyo máximo exponente es el Paco.
NOTA: La Parroquia Cristo Obrero está ubicada en la bajada de la Autopista Illía y Avda Ramón Castillo (altura 1700)
Meditación en la villa, 1972
SEÑOR, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos que parecen tener ocho años tengan trece;
SEÑOR, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear por el barro; yo me puedo ir, ellos no;
SEÑOR, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de las aguas servidas, de las que me puedo ir y ellos no;
SEÑOR, perdóname por encender la luz y olvidándome de que ellos no pueden hacerlo;
SEÑOR, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no: porque nadie hace huelga con su hambre;
SEÑOR, perdóname por decirles “no solo de pan vive el hombre” y no luchar con todo para que rescaten su pan;
SEÑOR, quiero quererlos por ellos y no por mi. Ayúdame.
SEÑOR, sueño con morir por ellos: ayúdame a vivir para ellos.
SEÑOR, quiero estar con ellos a la hora de la luz. Ayúdame.
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