Mirar al Buen Jesús
“No os pido más que le miréis… Él no os ha dejado de mirar aunque hayáis pecado. Mirad que no está aguardando otra cosa sino que le miremos; como le quisiereis le hallaréis. Tiene en tanto que le volvamos a mirar que no quedará por diligencia suya” (Camino 26,3).
“Como la mujer ha de estar triste y alegre con el marido, así vosotros con el Esposo. (Ib).
Si estáis alegre, miradle resucitado. Si estáis triste, miradle camino del huerto ¡qué aflicción tan grande llevaba en el alma, o miradle atado a la columna, perseguido de unos, escupido de otros, negado de sus amigos, sin nadie que vuelva por él, helado de frío, en tanta soledad, y el uno con el otro os podéis consolar… O miradle cargado con la cruz… Os mirará él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vayáis con él a consolar y volváis la cabeza a mirarle (Camino 26,5).
Habladle como amigo, esposo, padre, hermano. Unas veces de una manera, otras de otra. Es muy buen amigo Cristo”.
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Teresa de Jesús
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