El corazón, centro del ser
Del blog Pays de Zabulon:
“Cuando ellos (los hijos de Jesé) se presentaron, Samuel vio a Eliab, el mayor de edad, y se dijo: «Sin duda éste será el elegido.» . Pero Yavé dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, porque lo he descartado. Pues la mirada de Dios no es la del hombre; el hombre mira las apariencias, pero Yavé mira el corazón.»” (1 Sam 16, 6-7)
La mirada divina es libre de todos los determinismos, los pensamientos totalmente hechos o las costumbres sólidamente establecidas. La lección vale para cada tiempo y todos los hombres deseosos de seguirla. (…) El criterio para la elección del elegido jamás se basará sobre “la apariencia” – sea seductora – sino más bien en la calidad del corazón.
Todavía es preciso no equivocarse en lo que representa el órgano cordial en el pensamiento bíblico. Más que la vida afectiva, el corazón es el centro del ser, el lugar donde el hombre dialoga consigo mismo y con Dios. Es allí y en esta presencia donde se producen sus elecciones decisivas. ¡En cierto modo, Dios mira ante todo el lugar en qué celebrará sus bodas con el hombre! Una cámara nupcial que debe ser amplia y abierta desprovista de apriorismos, de raciocinios y de mentalizaciones de todo género – aunque sean las más santas.
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Frère Irénée,
monje en Chevretogne
La Vie, 23 marzo 2017
Fuente Foto: Photo prise par Thomas Knight
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