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Cuatro títulos de Jesús: Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco. Domingo 4º de Pascua

Domingo, 30 de abril de 2023
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Young ShepherdDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Domingo 4º de Pascua

Nota previa sobre las lecturas de los domingos 4º a 7º de Pascua

            La lecturas de estos cuatro domingos pretenden prepararnos a las dos grandes fiestas de la Ascensión y Pentecostés tratando tres temas.

  1. La iglesia (1ª lectura, de los Hechos de los Apóstoles). Se describe el aumento de la comunidad (4º domingo), la institución de los diáconos (5º), el don del Espíritu en Samaria (6º), y cómo la comunidad se prepara para Pentecostés (7º). Adviértase la enorme importancia del Espíritu en estas lecturas.
  2. Vivir cristianamente en un mundo hostil (2ª lectura, de la Primera carta de Pedro). Los primeros cristianos sufrieron persecuciones de todo tipo, como las que padecen algunas comunidades actuales. La primera carta de Pedro nos recuerda el ejemplo de Jesús, que debemos imitar (4º domingo); la propia dignidad, a pesar de lo que digan de nosotros (5º); la actitud que debemos adoptar ante las calumnias (6º), y los ultrajes (7º).
  3. Jesús (evangelio: Juan). Los pasajes elegidos constituyen una gran catequesis sobre la persona de Jesús: es la puerta por la que todos debemos entrar (4º); camino, verdad y vida (5º); el que vive junto al Padre y con nosotros (6º); el que ora e intercede por nosotros (7º).

Jesús, Señor y Mesías (Hechos 2,14a.36-41)

            Esta lectura tiene interés especial desde un punto de vista histórico y catequético. Según Lucas, el grupo de seguidores de Jesús (120 personas) experimentó un notable aumento el día de Pentecostés. Después de cincuenta días de miedo, silencio y oración, el Espíritu Santo impulsa a Pedro a dirigirse a la gente presentando a ese Jesús al que habían crucificado, constituido Señor y Mesías por Dios. El pueblo, conmovido, pregunta qué debe hacer, y Pedro los anima a convertirse y bautizarse en nombre de Jesucristo.

            Pero Lucas añade otro argumento muy distinto, que fue usado por los primeros misioneros cristianos: el miedo al castigo inminente de Dios. De acuerdo con la mentalidad apocalíptica, este mundo malo presente desaparecerá pronto para dar paso al mundo bueno futuro. Eso ocurrirá cuando se manifieste la gran cólera de Dios en un juicio que provocará salvación o condenación. Por eso Pedro anima: «Escapad de esta generación perversa». ¿Cómo ponerse a salvo? Los autores apocalípticos hacen que todo dependa de la conducta observada con Dios y con los hombres. Para los misioneros cristianos, la salvación dependerá de creer en Jesús. Pedro ya ha hablado del bautismo en nombre de Jesús.

            Tenemos, pues, dos argumentos aparentemente distintos: el primero se basa exclusivamente en lo que Dios ha hecho por Jesús. El segundo parece menos cristiano, con su recurso al miedo. Pero no olvidemos que, en este contexto, Pablo escribe a los de Tesalónica: «Jesús nos libra de la condenación futura». Con miedo o sin él, Jesús es siempre el centro de la catequesis cristiana.

            El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra:

            -«Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.»

            Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:

            -«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»

            Pedro les contestó:

            -«Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.»

            Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:

            -«Escapad de esta generación perversa.»

            Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Jesús modelo (1 Pedro 2,20b-25)

En la segunda mitad del siglo I, los cristianos eran a menudo insultados, difamados, perseguidos, se confiscaban a veces sus bienes, se los animaba a apostatar… En este contexto, la 1ª carta de Pedro los anima recordándoles que ese mismo fue el destino de Jesús, que aceptó sin devolver insultos ni amenazas: «Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas».

Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Al final de esta lectura encontramos la imagen de Jesús como buen pastor («Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas»). Pero este no es el tema principal del evangelio, que introduce un cambio sorprendente.

Jesús, puerta del aprisco (Juan 10,1-10)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

-«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» 

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: 

-«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

            El autor del cuarto evangelio disfruta tendiendo trampas al lector. Al principio, todo parece muy sencillo. Un redil, con su cerca y su guarda. Se aproxima uno que no entra por la puerta ni habla con el guarda, sino que salta la valla: es un ladrón. En cambio, el pastor llega al rebaño, habla con el guarda, le abre la puerta, llama a las ovejas, ellas lo siguen y las saca a pastar. Lo entienden hasta los niños.

Sin embargo, inmediatamente después añade el evangelista: “ellos no entendieron de qué les hablaba”. Muchos lectores actuales pensarán: “Son tontos. Está clarísimo, habla de Jesús como buen pastor”. Y se equivocan. Eso es verdad a partir del versículo 11, donde Jesús dice expresamente: “Yo soy el buen pastor”. Pero en el texto que se lee hoy, el inmediatamente anterior (Juan 10,1-10), Jesús se aplica una imagen muy distinta: no se presenta como el buen pastor sino como la puerta por la que deben entrar todos los pastores (“yo soy la puerta del redil”).

Con ese radicalismo típico del cuarto evangelio, se afirma que todos los personajes anteriores a Jesús, al no entrar por él, que es la puerta, no eran en realidad pastores, sino ladrones y bandidos, que sólo pretenden “robar y matar y hacer estrago”.

Resuenan en estas duras palabras un eco de lo que denunciaba el profeta Ezequiel en los pastores (los reyes) de Israel: en vez de apacentar a las ovejas (al pueblo) se apacienta a sí mismos, se comen su enjundia, se visten con su lana, no curan las enfermas, no vendan las heridas, no recogen las descarriadas ni buscan las perdidas; por culpa de esos malos pastores que no cumplían con su deber, Israel terminó en el destierro (Ez 34).

La consecuencia lógica sería presentar a Jesús como buen pastor que da la vida por sus ovejas. Pero eso vendrá más adelante, no se lee hoy. En lo que sigue, Jesús se presenta como la puerta por la que el rebaño puede salir para tener buenos pastos y vida abundante.

En este momento cabría esperar una referencia a la obligación de los pastores, los responsables de la comunidad cristiana, a entrar y salir por la puerta del rebaño: Jesús. Todo contacto que no se establezca a través de él es propio de bandidos y está condenado al fracaso (“las ovejas no les hicieron caso”). Aunque el texto no formula de manera expresa esta obligación, se deduce de él fácilmente.

En realidad, esta parte del discurso termina dirigiéndose no a los pastores sino al rebaño, recordándole que “quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.

Ya que es frecuente echar la culpa a los pastores de los males de la iglesia, al rebaño le conviene recordar que siempre dispone de una puerta por la que salvarse y tener vida abundante.

Reflexión final

            Los lecturas nos ofrecen cuatro título de Jesús: que es Señor y Mesías lo dice Pedro en el libro de los Hechos (1ª lectura); modelo a la hora de soportar el sufrimiento, la 1ª carta de Pedro (2ª lectura); puerta del aprisco se lo aplica a sí mismo Jesús en el evangelio de Juan. En resumen, una catequesis sobre lo que Jesús significó para los primeros cristianos y lo que debe seguir significando para nosotros.

Cuatro imágenes tan distintas de Jesús son demasiada materia para una homilía. Puesto a elegir, me quedaría con la de modelo en los momentos difíciles de la vida y como puerta por la que se puede entrar a un lugar seguro y salir en busca de buenos pastos.

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Cuarto Domingo de Pascua. Ciclo A. 30 Abril 2023

Domingo, 30 de abril de 2023
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Cuarto-Domingo-Pascua

 

«El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca.»

(Jn 10, 1-10)

Nuestra vida se desarrolla prácticamente en nuestra mente, donde  pensamos,  mostramos nuestro saber, controlamos, imponemos… Pero Jesús en este evangelio nos dice que  nuestra vida  no se desarrolla en la mente, ni se desarrolla en el corazón, que nuestra vida para ser Vida, hemos de vivirla en la totalidad que somos.

Nuestra mente, nuestro corazón, nuestras extremidades son pequeñas puertas por donde se nos va  haciendo la vida. Y Jesús hoy nos dice: “en vuestra vida sólo hay una puerta que muchas veces cerráis por miedo, por el qué dirán.  Yo os digo: abrid vuestra vida a la Vida que soy yo. Ahí descubriréis el descanso, el sosiego, el amor, la aceptación. Y podréis ser vosotros sin fingir, no se trata de hacer, sino de ser.

Jesús es la puerta que nos permite ser lo que somos.

La llave de nuestra vida la tenemos nosotros.  Si somos capaces de meterla en la cerradura, que no es otra cosa que la oración y el encuentro con Él, se abrirá.  Y aunque en un primer momento nos quedemos paralizados, entraremos, y descubriremos una estancia amplia. Llena de luz. Donde descubriremos lo que somos,  hijos de la casa, hijos de Dios.

Jesús, es la puerta que nos permite acceder a nuestra interioridad, y descubrir su voz en el silencio, donde oímos nuestro nombre y la invitación a que sigamos sus huellas para ir al Padre.

ORACIÓN

Gracias por ser puerta que nos abre a la Vida y nos descubre el sentido y la grandeza de vivir en ti.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Por Jesús, lo divino entra en lo humano y lo humano en lo divino.

Domingo, 30 de abril de 2023
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buenpastor6DOMINGO 4º DE PASCUA(A)

Jn 10,1-15

Aunque el evangelio de hoy ya no hable de apariciones, no nos apartamos del tema pascual, pues afirma expresamente: “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan abundante”. Juan nos está diciendo lo que pensaban los cristianos de finales del siglo I en la comunidad donde se escribe el evangelio, no lo que pudo decir Jesús cuando vivía en Galilea. Esto es para nosotros más interesante que las mismas palabras de Jesús, porque nos habla de una vivencia provocada por Jesús Vivo.

El relato nos habla de la puerta y del pastor. En el fondo es la misma metáfora, porque la única puerta del aprisco era el pastor. El rebaño eran las 5 ó 10 ovejas o cabras, que eran la base de la economía familiar. Por la noche, después de haber llevado a pastar cada uno las suyas, se reunían todas en un aprisco, que consistía en una cerca de piedra con una entrada muy estrecha para que tuvieran que pasar las ovejas de una en una y así poder controlarlas. Esa entrada no tenía puerta, sino que un guarda, allí colocado, hacía de puerta y las cuidaba durante la noche.

Por la mañana cada pastor iba a sacar las suyas para llevarlas a pastar. Esto se hacía por medio de un silbido o de una voz que las ovejas conocían bien. Incluso tenían su propio nombre como nuestros perros hoy. Cuando oían la voz, las ovejas que se identificaban con ella salían. Con estos datos se entiende perfectamente el relato. Jesús se identifica con el pastor que cuida las ovejas como algo propio, pero no porque de ellas depende su familia, sino porque le interesan las ovejas por sí mismas. No le mueve ningún provecho personal sino el fortalecer a cada oveja.

El texto habla de comparación (paroimian). La comparación pretende explicar lo que es una cosa a través de otra que conocemos mejor. Ni Jesús es pastor ni nosotros borregos. Jesús nos lleva a los pastos después de haberse alimentado. Y ya sabemos que su alimento fue hacer la voluntad del Padre. Hace referencia a esos dirigentes de todos los tiempos, que debían ser pastores, pero que en vez de cuidar de las ovejas, se pastorean a sí mismos y utilizan las ovejas en beneficio propio.

Las ovejas atienden a su voz porque la conocen. Una frase con profundas resonancias bíblicas. Oír la voz del Señor es conocer lo que nos pide, pero sobre todo obedecerle. Las llama por su nombre, porque cada una tiene nombre propio. Las que escuchan su voz salen de la institución opresora y quedan en libertad. Jesús no viene a sustituir una institución por otra. No las saca de un corral para meterlas en otro. No son los miembros de la comunidad los que deben estar al servicio de la institución. Es la institución la que debe estar al servicio de cada uno.

En un mismo aprisco había ovejas de muchos dueños, por eso dice que saca todas las suyas que conocen su voz y le siguen. El texto quiere dejar claro que las ovejas no podían salir por sí mismas del estado de opresión, para ellas no había alternativa. Es Jesús el que les ofrece libertad y capacidad para decidir por sí mismas. Los dirigentes judíos son “extraños”, que no buscan la vida de las ovejas. Ellos las llevan a la muerte. Jesús les da vida. La diferencia no puede ser más radical. Por muy oveja que te sientas, tienes la obligación de distinguir al pastor auténtico del falso.

Él camina delante y las ovejas le siguen. Esto tiene más miga de lo que parece. Jesús recorrió una trayectoria humana. Esa experiencia nos sirve a nosotros de guía para recorrer el mismo camino. Para nosotros, esto es difícil de aceptar, porque tenemos una idea de Jesús-Dios que pasó por la vida humana de manera ficticia y con el comodín de la divinidad en la chistera. Ese Jesús no tendría ni idea de lo que significa ser hombre, y por lo tanto no puede servirnos de modelo. Esta falsa idea nos ha hecho creer que lo que hizo Jesús es marcarnos el camino desde fuera.

Yo soy la puerta. No se refiere al elemento que gira para cerrar o abrir, sino al hueco por donde se accede a un recinto. El pastor que cuidaba las ovejas era la única puerta. Por eso dice que es la puerta de las ovejas, no del redil. Todos los que han venido antes son ladrones y bandidos, no han dado libertad/vida a las ovejas. Son tres los productos interesantes de las ovejas: leche, lana y carne. Los malos pastores buscan solo aprovecharse de esos productos. A las ovejas no pueden interesarles esos pastores que no les ayudan a desplegar su propio ser.

Entrar por la puerta, que es Jesús, es lo mismo que “acercarse a él”, “darle nuestra adhesión”. Esto lleva consigo asemejarse a él, ir como él a la búsqueda del bien del hombre. Él da la Vida definitiva, y el que posee esa Vida quedará a salvo de la explotación. Él es la alternativa al orden injusto. En Jesús, el hombre puede alcanzar la plena salvación. “Podrá entrar y salir”, es decir, tendrá libertad de movimiento. “Encontrará pastos”, dice lo mismo que “no pasará hambre, no pasará sed”. Se identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo. La Ley sustituida por el amor.

Yo he venido para que tengan Vida y les rebose. Los dirigentes despojan a la gente del pueblo de lo que es suyo. Que sacrifican a las ovejas es decir que les quitan la vida. La misión de Jesús es exactamente la contraria: les da Vida y las restituye en su verdadero ser. Los jerarcas les arruinan la vida biológica, manipulándolas y poniéndolas a su servicio. Jesús les da la verdadera Vida y con ella la biológica cobra pleno sentido. Jesús no busca su provecho ni el de Dios. Su único interés está en que cada oveja alcance su propia plenitud, desarrolle esa Vida aquí y ahora.

Es muy importante el versículo siguiente, que no hemos leído, para entender el significado del párrafo. “El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas”. El griego dice: “el modelo de pastor” (ho poimên ho kalos). La expresión denota excelencia (el vino en Jn 2,10). Sería el pastor por excelencia. “kalos” significa: bello, ideal, modelo de perfección, único en su género. No se trata solo de resaltar el carácter de bondad y de dulzura. En griego hay una palabra (agathos), que significa “bueno”; pero no es la que aquí se emplea. Jesús es el único pastor.

Se entrega él mismo. Entrega su vida. En griego hay tres palabras para designar vida: zoê, bios y psukhê; pero no significan lo mismo. El evangelio dice psykhên = vida psicológica, no biológica. Se trata de poner a disposición de los demás lo que uno es como ser humano, mientras vive entregándose al servicio de todos, no muriendo por ellos. El pastor modelo pone su vida al servicio de las ovejas para que vivan su misma vida sin limitación alguna. Al hacer esto, pone en evidencia la clase de Vida que posee y pretende que los que le siguen desplieguen esa misma Vida.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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La puerta.

Domingo, 30 de abril de 2023
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BUEN-PASTOR-1

Jn 10, 1-10

«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas»

Jesús es la puerta de acceso al Padre: «Quien me ha visto a mí ha visto a mi Padre». En un mundo inaccesible a la divinidad, se abrió una puerta, y a través de ella hemos visto que Dios nos quiere como las Madres quieren a sus hijos; que se siembra como Semilla; que es Palabra constantemente derramada; que es Viento poderoso que nos empuja y nos alienta en nuestro caminar por la vida… Hemos visto que Dios no es el que nos juzga por nuestros pecados, sino nuestro aliado contra el mal; el que nos presta su luz para que no tropecemos y su fuerza para que nos liberemos de las cadenas doradas con que nos atan las pasiones.

Es también la puerta que nos conduce al conocimiento de nosotros mismos. A través de ella hemos visto que somos Hijos de ese Padre y que hemos sido invitados a ser dignos hijos suyos; a no conformarnos con menos. Y si todos somos hijos, también somos hermanos que se quieren, se ayudan y se perdonan; porque Dios no necesita nada de nosotros, pero tiene hijos que sí nos necesitan. Y así, a través de esa puerta hemos podido conocer el proyecto que Dios tiene para la humanidad y el sentido de nuestra vida.

Jesús es la puerta de acceso al Reino, pero saberlo no sirve de nada si no entramos. Porque las puertas son para entrar. Es muy característico de nuestra religiosidad quedarnos contentos y satisfechos con “saber”; creer que somos algo por estar bien informados. Pero no basta; Jesús nos invita a entrar en el Reino, y eso supone cambiar de criterios y de valores, responder a esa invitación y ponerse el mono de trabajo para afrontar la misión que como cristianos tenemos encomendada.

En definitiva, Jesús es la puerta, pero desde muy antiguo los cristianos hemos estado tratando de abrir otras puertas de acceso a Dios. Entre ellas cabe destacar la reflexión metafísica, que trata de conocer la esencia de Dios y del ser humano por medio de la razón. Tampoco se pueden olvidar aquellas otras que ofrecen la experiencia directa de Dios, y el conocimiento de nuestro verdadero ser, a través de una espiritualidad volcada hacia el interior que no precisa de ningún intercesor o intermediario externo.

En el primer caso corremos el riesgo de perdernos en intelectualismos estériles que ni nos ayudan a vivir ni a conocer el sentido de nuestra vida; corremos el riesgo de olvidar a Abbá y perdernos la buena Noticia. En el segundo, el riesgo está en sustituir el mensaje y la praxis de Jesús (claros e interpelantes) por un producto surgido del laberinto de nuestra psique cuya naturaleza desconocemos por completo.

En cualquier caso, el criterio para discernir si una puerta me abre a un camino que merece la pena recorrer, es siempre el fruto: «Por sus frutos les conoceréis»… «Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala»… Si elijo una puerta y veo que voy creciendo en perdón, en compasión y servicio, pues voy por buen camino… Si no, pues estoy «cansando la tierra».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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La “puerta” que une lo humano y lo divino.

Domingo, 30 de abril de 2023
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Jn 10, 1-10 puerta-2

30 de abril de 2023

Seguimos avanzando en el tiempo de Pascua, un tiempo que nos regala una pedagogía vital para centrarnos en la experiencia de la luz y la vida que somos en esencia. La liturgia va mostrando textos llenos de “paso” (Pascua), es decir, de pasar de una situación a otra, de una realidad a otra, es un tiempo lleno de movimiento y de avance.

En este contexto situamos la parábola-alegoría de este relato de Juan.

Sólo hay que recordar que el evangelio de Juan es el más tardío de los canónicos, el más simbólico y teológico. Pretende justificar, una y otra vez, que Jesús es el “enviado de Dios” y es quien nos vincula a la realidad divina. El evangelio de este domingo es una evidencia clara de esta pretensión.

Según el contexto, la situación de esta parábola-alegoría parece ser una respuesta polémica de Jesús a los fariseos que poseían el liderazgo espiritual sobre el pueblo. La imagen usada por Jesús nos sitúa en un redil que, según la costumbre de Palestina, era un muro de piedra o madera y que un guardián velaba durante la noche para defender al rebaño de posibles dominadores. Pero los ladrones solían entrar por otro lado. El pastor entraba por la puerta, llamaba a sus ovejas y éstas conocían su voz. A diferencia de otras culturas que el pastor va detrás, en la época y contexto de Jesús, iban delante y el rebaño seguía su voz.

Dice el texto que “Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no comprendieron su significado”; como es de suponer, los fariseos no se identificaban con los asaltantes que entraban por otro lado del aprisco y no por la puerta como el pastor. Además, no podemos obviar que la puerta también hace referencia al Templo, la puerta que conectaba lo profano y lo sagrado, pero no para todos, había vetos, excepciones y demasiada exclusión para acceder a este espacio religioso.

La valentía de Jesús al narrar esta parábola no puede ser más evidente. Se autodefine como la puerta verdadera convencido de que su mensaje trae dos realidades vitales para la plenitud humana: la libertad y la vida. La puerta ya no es una realidad física sino el acceso a nuestra verdadera identidad que puede encarnarse movida por la voz esencial que nace de nuestras zonas más profundas. Jesús se identifica con una nueva puerta que conecta lo humano y lo divino de cada ser sin excepciones.

Vivimos siguiendo muchas voces: religiosas, sociales, ideológicas, personales, voces que nos van llevando por caminos que no van a ninguna parte; voces que nos enredan en un laberinto que sólo nos genera una sensación de vacío y desorientación por el que pagamos la factura de una vida insatisfecha y sesgada; un itinerario que va buscando compensaciones permanentes para sobrevivir, para autoengañarnos y alimentar un “yo” que se debilita ante la mínima contrariedad. Puede resultar muy triste, pero todos tenemos también experiencia de esta manera de situarnos en la vida, de haber entrado por la puerta de atrás y perder toda nuestra autenticidad y nobleza personal.

Jesús pone el acento en el para qué de su existencia: que tod@s tengan vida y la tengan en abundancia, es decir, que seamos capaces de vivir conectados a la verdadera naturaleza que somos y que es una fuente inagotable de sentido, luz, fuerza y plenitud. Este mensaje no resultó cómodo en la época de Jesús y de los fariseos, ni tampoco en los tiempos que corren, tiempos en los que todo parece ser diseñado, medido, controlado, ficticio, rápido, ruidoso y artificial, incluso la inteligencia. Poco podemos hacer si seguimos estas voces y mucho podemos aportar si seguimos la Voz que nos humaniza y entramos por la Puerta que nos diviniza.

FELIZ DOMINGO

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

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El “Buen pastor”: una imagen ambigua.

Domingo, 30 de abril de 2023
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Oveja-negra-300x300Domingo IV de Pascua

30 abril 2023

Jn 10, 1-10

En la tradición bíblica, la imagen del pastor -que se asocia a Dios, al rey y a personas con responsabilidades en el pueblo- evoca cuidado y guía. Sin embargo, también esa misma tradición admite que, con frecuencia, ha habido “malos pastores” que, en lugar de cuidar del pueblo, se han servido de él, llegando a esquilmarlo en su propio beneficio.

Más allá del contenido que cada cual quiera asignarle, la imagen del pastor resulta radicalmente, además de ambigua, anacrónica, cuando no inasumible, para la cultura moderna. Porque “pastor” -aparte de ser una figura lejana para nuestros contemporáneos- evoca “rebaño”. Y la imagen del rebaño remite a seguidismo, sumisión, obediencia ciega…, en una palabra, borreguismo. Actitudes que chocan frontalmente con la consciencia de la propia autonomía, el valor de la libertad individual y el respeto al camino de cada persona.

Los “pastores”, por su propia condición, tienden a ver a la gente como “rebaño”. Pero el ser humano no está llamado a vivirse formando parte de un rebaño -aunque con demasiada frecuencia caiga en ese error de manera clamorosa, también en nuestras “avanzadas sociedades tecnológicas”-, sino a crecer en comprensión de lo que somos y a vivir la unidad con todos y con todo, en coherencia con aquella misma comprensión.

El mismo Jesús fue consciente de los riesgos que entraña situarse en la posición de “pastor” y previno de manera tajante contra cierta forma de ejercer el poder: “El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor. Y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos” (Mc 10,43-44).

La humanidad no se divide en pastores y rebaño. Todos sin excepción somos necesitados y todos tenemos algo que ofrecer a los demás. Nadie hay tan poderoso que no necesite ser ayudado ni nadie tan limitado que no pueda ayudar.

¿Cómo conjugo la autoafirmación con el servicio?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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El redil del Buen Pastor no coincide con muchos apriscos eclesiásticos

Domingo, 30 de abril de 2023
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758C6C75-0961-400F-AD48-59BC5016365EDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

El Buen Pastor

Celebramos hoy el cuarto domingo de Pascua denominado: domingo del Buen Pastor con los símbolos de la Puerta, la puerta, el redil).

Hemos escuchado parte del cp. 10 de San Juan en el que nos presenta a Cristo como Puerta y Buen Pastor de las ovejas.

01.- Cristo buen Pastor y puerta del redil.

    A nosotros, que no hemos conocido el mundo rural ni la trashumancia, nos pilla un poco de lejos hablar del buen pastor y del redil.

    Sin embargo, estas imágenes son muy queridas en el mundo bíblico, que está vivido y pensado desde una cultura rural y pastoril.

Dios es el pastor de su pueblo, el Señor guía a su pueblo con todo lo que esta imagen significa de orientación, de protección, de ayuda.

La experiencia de tener a Cristo como guía, como luz, como Pastor nos hace bien.

En la vida podemos seguir a muchos “pastores”, nos podemos poner bajo muchos cayados de toda ideología, entrar en apriscos de todo tipo…

El salmo 22 emplea esta expresión del buen Pastor: El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar.

02. Nada me falta (salmo 22, 1).

Cuando tenemos la experiencia de confiar en Dios y que Él es nuestro Pastor, ello infunde la confianza de que nada nos falta. La vida, los acontecimientos, los problemas están bien situados y fundamentados en el Señor.

La experiencia profunda del “sólo Dios basta” serna y calma el alma humana.

Santa Teresa dejó bien plasmada esta vivencia:

Nada te turbe,

nada te espante,

Todo se pasa,

Dios no se muda.

En la vida podemos tener miedo a mil cosas y podemos pasar por muchas situaciones difíciles: de enfermedad, de escasez, de pecado;  podemos sentir miedo -por desgracia-incluso a Dios.

Si tenemos a Dios como pastor, nada temamos. El Señor va con nosotros en nuestro caminar, nos acompaña como a los dos de Emaús… Aunque pasemos por valles tenebrosos, nada temo, porque Tú vas conmigo. (Salmo 22, 4).

03.- En alguna medida, todos somos pastores.

    Los padres de familia, los mayores de las familias, los políticos los profesores y maestros, los médicos y psicólogos, los periodistas y medios de comunicación, toda persona adulta, más o menos, somos pastores, guiamos a los demás.

    Viene de la mano aludir a la pre-campaña electoral en la que ya estamos metidos. Los políticos son también pastores: asalariados o buenos pastores es ya otra cuestión, pero ciertamente son los que conducen la sociedad.

04.- Poder y autoridad de los pastores

    No es lo mismo poder que autoridad.

    El poder es la potestad que una persona (institución) tiene porque ha sido legítimamente instituido o constituido en tal cargo, puesto, sede, escaño, etc.

Un político ha obtenido determinado número de votos y, por tanto, legítimamente ocupa el escaño parlamentario correspondiente. Un obispo –tal y como están las cosas- es nombrado por Roma para tal diócesis y ocupa legítimamente esa sede.

    Ahora bien, que una persona tenga poder no significa que tenga autoridad.

La autoridad la tiene y ejerce quien por su bondad, por su competencia y bien hacer, por su respeto y afecto a la grey que ha de gobernar, es querido, respetado y obedecido por el rebaño que Dios y la vida han puesto en sus manos.

De manera que, puede haber –hay- personas que tienen poder en el plano político, eclesiástico, cultural que tienen poder, pero ninguna autoridad sobre el pueblo. Y hay personas que no tienen poder, pero sí una gran autoridad en el pueblo o grupo en el que viven.

Hace unos días el arzobispo de Estrasburgo, fue obligado a dimitir por su talante “irascible, distante y autoritario”. (Religión Digital).

Tenía poder, pero ninguna autoridad…

Jesús no fue hombre de poder ni en el Templo, ni en la ley farisaica, ni perteneció a la élite saducea, ni tuvo poder político alguno. Pero Jesús tenía autoridad, hablaba con autoridad.(Mc 1,21-28)

    El Buen Pastor es querido y seguido por sus ovejas. Los demás son asalariados y salteadores.

    El Buen pastor no deja a nadie “tirado”. El Buen Pastor sale a buscar la oveja perdida

    La autoridad no es una amenaza sino presencia de amor, de bondad, de paz que nos lleva a las verdes praderas del Reino…

    Jesús es el Buen Pastor que nos guía con bondad.

05.- Cristo es la puerta del aprisco, es el paso, la Pascua.

    La Iglesia y el redil

    Es hermosa la imagen de la “puerta, del aprisco-redil”. La puerta es el acceso a la casa, a vivir a cubierto, confiados…

Cristo es la puerta que nos posibilita la entrada a la Pascua, a la vida.

    El redil de Jesús es más amplio que la Iglesia. (El Reino de Dios es más amplio y hermoso que el sistema eclesiástico).

¿Fuera de la Iglesia no hay salvación, o fuera de la salvación no hay Iglesia? En el redil, en el aprisco del Buen Pastor hay muchas, “multitud” de personas que no conocieron la Iglesia.

Yo soy el buen pastor, yo soy la puerta

 

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El Señor es mi Pastor…

Domingo, 8 de mayo de 2022
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 SALMO 23

El Señor es mi Pastor…

Los pastores de mi casa
me enseñaron a sentirLo.
La «chivita» deportada
por la guerra fratricida
me ayudó a reconocerme
vigilado por sus Ojos,
añorado por sus Manos.

Yo sería un pastor
¿bueno?

Tu Palabra me alimenta, cada día,
como un valle.
Me convida tu Misterio, como un monte.
Como un río me penetra,
perdonado,
tu Ternura.

Pirineo y sus pastores,
por las rocas,
en la nieve,

por el Ésera desnudo tierra abajo,
por las noches estrelladas cielo arriba.

Los balidos impotentes me acosaban, siendo niño.
Los balidos de los pobres, degollados, me traspasan.
¿No bastaba con tu sangre, Pascua nuestra?

Si atardece en mis majadas,
Tú serás su paz caliente.
No les faltará tu silbo
cuando rompa el día nuevo.

Los mayores desencantos
puedo atravesar seguro.
¡Tú me llevas como un hombro,
Pastor bueno!

*

Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994

***

Other-Sheep-logo

Yo doy la vida eterna a mis ovejas

En aquel tiempo, dijo Jesús:

“Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre.

Yo y el Padre somos uno.”

*

Juan 10, 27-30

***

Jesús, el buen pastor, dice de sí mismo que conoce a los suyos. Ser conocidos por Jesús significa nuestra bienaventuranza, nuestra comunión con él. Jesús conoce sólo a quienes ama, a aquellos que le pertenecen, a los suyos (2 Tim 2,1 9). Nos conoce en nuestra calidad de perdidos, de pecadores que tienen necesidad de su gracia y la reciben, y, al mismo tiempo, nos conoce como ovejas suyas. En la medida en que nos sabemos conocidos por él y sólo por él, se nos da a conocer, y nosotros lo conocemos como el único al que pertenecemos para la eternidad (Gal 4,9; 1 Cor 8,3).

El buen pastor conoce a sus ovejas, y sólo a ellas, porque le pertenecen. El buen pastor, y sólo él, conoce a sus ovejas porque sólo él sabe quién le pertenece para la eternidad. Conocer a Cristo significa conocer su voluntad sobre nosotros y con nosotros, y llevaría a cabo; significa amar a Dios y a los hermanos (1 Jn 4,7s; 4,20). La bienaventuranza del Padre es reconocer al Hijo como hijo, y la del Hijo es reconocer al Padre como padre. Este recíproco reconocimiento es amor, es comunión. Del mismo modo, la bienaventuranza del Salvador es reconocer al pecador como su propiedad conquistada, y la del pecador es reconocer a Jesús como su Salvador. En virtud de que Jesús está ligado al Padre (y a los suyos) por semejante comunión de amor y de conocimiento recíproco, puede entregar su propia vida por las ovejas y adquirir así el rebaño como propiedad suya para toda la eternidad.

*

Dietrich Bonhoeffer,
Memoria e fedeltá,
Magnano 1979, pp. Ió3s

***

***

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“Escuchar y seguir a Jesús”. 4 Pascua – C (Juan 10, 27-30)

Domingo, 8 de mayo de 2022
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jesus-buen-pastorEs más frecuente de lo que pensamos. Los creyentes decimos creer en Dios, pero en la práctica vivimos como si no existiera. Este es también el riesgo que tenemos hoy al abordar la crisis religiosa actual y el futuro incierto de la Iglesia: vivir estos momentos de manera «atea».

Ya no sabemos caminar en «el horizonte de Dios». Analizamos nuestras crisis y planificamos el futuro pensando solo en nuestras posibilidades. Se nos olvida que el mundo está en manos de Dios, no en las nuestras. Ignoramos que el «Gran Pastor» que cuida y guía la vida de cada ser humano es Dios.

Vivimos como «huérfanos» que han perdido a su Padre. La crisis nos desborda. Lo que se nos pide nos parece excesivo. Nos resulta difícil perseverar con ánimo en una tarea sin ver el éxito por ninguna parte. Nos sentimos solos, y cada uno se defiende como puede.

Según el relato evangélico, Jesús está en Jerusalén comunicando su mensaje. Es invierno y, para no enfriarse, se pasea por uno de los pórticos del Templo, rodeado de judíos, que lo acosan con sus preguntas. Jesús está hablando de las «ovejas» que escuchan su voz y lo siguen. En un momento determinado dice: «Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre».

Según Jesús, «Dios supera a todos». Que nosotros estemos en crisis no significa que Dios esté en crisis. Que los cristianos perdamos el ánimo no quiere decir que Dios se haya quedado sin fuerzas para salvar. Que nosotros no sepamos dialogar con el hombre de hoy no significa que Dios ya no encuentre caminos para hablar al corazón de cada persona. Que las gentes se marchen de nuestras Iglesias no quiere decir que se le escapen a Dios de sus manos protectoras.

Dios es Dios. Ninguna crisis religiosa y ninguna mediocridad de la Iglesia podrán «arrebatar de sus manos» a esos hijos e hijas a los que ama con amor infinito. Dios no abandona a nadie. Tiene sus caminos para cuidar y guiar a cada uno de sus hijos, y sus caminos no son necesariamente los que nosotros le pretendemos trazar.

José Antonio Pagola

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“Yo doy la vida eterna a mis ovejas”. Domingo 08 de mayo de 2022. 4º Domingo de Pascua

Domingo, 8 de mayo de 2022
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29-pascuaC4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 13, 14. 43-52: Sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Salmo responsorial: 99: Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Apocalipsis 7, 9. 14b-17: El Cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
Juan 10, 27-30: Yo doy la vida eterna a mis ovejas.

La primera lectura nos presenta hoy a Pablo y Bernabé en todo su apogeo evangelizador, donde se puede comprobar el proceso que va recorriendo la expansión del Evangelio. Por una parte, el espacio físico desde donde se proclama la Buena Nueva es la misma sinagoga judía; el medio es, naturalmente, la misma Escritura antigua, desde donde se proclaman las promesas y se confirman con el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como cumplimiento de ellas. Esto quiere decir que los destinatarios originales son los israelitas; así lo formula Pablo y lo corroboran los demás apóstoles. Hay, ciertamente, acogida del nuevo mensaje por parte de muchos, pero también hay rechazos hasta violentos a la predicación de Pablo y, antes de él, a las Pedro y los demás. El rechazo oficial no se queda sólo en no aceptar el mensaje; incluye también la expulsión de la sinagoga y las amenazas a quienes siendo judíos se hayan convertido al nuevo camino y pretendan asistir por cualquier circunstancia a la sinagoga.

Todo esto nos sirve para hacernos una idea de las dificultades que tuvo que afrontar el anuncio del Evangelio en sus orígenes, y la forma como Pablo, llamado con tanta razón “el apóstol de los gentiles”, va abriendo paso para que el evangelio de Jesús sea anunciado y conocido por todo el mundo, sin importar fronteras, razas ni clases sociales.

Ese es otro de los efectos de la resurrección de Jesús: el conocimiento, por parte de todos los seres humanos, de la Buena Noticia del amor de Dios, que en Jesús ha rescatado a toda la humanidad y la ha puesto bajo el amparo y la guía de un solo Padre de todos, el Padre de Jesús.

En consonancia con ello, la visión apocalíptica que Juan nos describe en la segunda lectura no deja de ser una visión poéticp-simbólico-fantástica. Quiere dar a hacer conocer la nueva idea de Dios que Jesús nos revela en el Nuevo Testamento: su Padre es el Dios Padre de todos los hombres y mujeres, sin excepción alguna. Todos son recibidos en la nueva realidad instaurada por el Cordero, ya que en él han sido superadas todas las fronteras que los humanos fueron construyendo para vivir separados y divididos. Ya no habrá división ni rechazo, porque en Jesucristo todos hemos sido recibidos como hermanos. El Cordero inmolado será el pastor que conducirá hacia fuentes de aguas vivas a todos los elegidos… No cabe duda de que las imágenes poéticas que utiliza el texto nos quedan muy lejos (son de hace casi veinte siglos).

El evangelio nos trae apenas cuatro versículos de uno de los capítulos más elaborados de Juan. Nada de palabras directas de Jesús, ni siquiera de palabras históricas, sino pura teología joánica, en un contexto cultural y filosófico muy determinado. Leerlas, tomarlas, escucharlas en directo, sin filtros, como si fueran palabras de nuestro mismo contexto, y dichas por Jesús mismo… sería un error.

En definitiva, la homilía de este domingo podría orientarse por alguna de estas tres opciones:

a) Los pastores en la Iglesia. En ésta, como en toda comunidad humana, siempre ha habido un rol de dirigencia y/o de organización; todos los que ejercen algún “ministerio” (servicio) o alguna autoridad son de alguna manera “pastores” de los demás. Esa labor “pastoral”, lógicamente, ha de tomar ejemplo de las características del “buen pastor” Jesús: que no se sirve de las ovejas, sino que da la vida por ellas. Bastará glosar todas estas características.

Este tema puede prolongarse –si es oportuno para el auditorio- en el tema de los ministerios en la Iglesia: su estado actual, la posibilidad de cambiar, la necesidad de encontrar nuevas formas, la crisis de algunas formas actuales, etc.

b) Las vocaciones al ministerio pastoral. Se ha escogido este domingo en muchos países para la celebración de la “Jornada mundial de oración por las vocaciones”, lo cual es muy bueno, con tal de que no se dé la impresión de que “las vocaciones” son sólo las sacerdotales o a la vida religiosa, y se aclare que «todos tenemos vocación», y que «todas las vocaciones son importantes», también la laical (y mucho), y que «para cada uno, la mejor vocación es la suya». Lo pastoral, por lo demás, no debe ser identificado como sacerdotal: todos estamos llamados a ser “pastores” de otros: en la familia, en el vecindario, en la comunidad humana… todos podemos asumir responsabilidad sobre nuestros hermanos, especialmente los más débiles, o los que está solos o necesitados, todos podemos/debemos ser pastores unos de otros.

c) Jesús, “el” buen pastor y el pastor universal. De hecho, en el evangelio de Juan el tema no es la bondad del pastor Jesús, sino su autenticidad, frente a otros “pastores” o mediadores divinos, que serían falsos… Algo así como el tema de la “unicidad” de Jesús como salvador. ¿Jesús es el “pastor único de nuestras almas”? ¿”No hay otro nombre” en el que podamos ser salvos? (Hch 4,12). Es el tema del pluralismo religioso, y la relectura del cristianismo entero que esa nueva visión teológica exige. No es un tema para cualquier auditorio, pero sí es un tema que debería estar presente en la cabeza de todo el que hable al pueblo sobre «el» buen Pastor Jesús, aunque no vaya a tocar el tema explícitamente. El amor y el entusiasmo espiritual no justifican el decir muchas cosas que no son tan ciertas, que ya no debemos seguir diciendo. Donde se pueda, será bueno abrir la visión de nuestros hermanos y hermanas respecto a la presencia y la acción salvadora de Dios, más allá de una interpretación estrecha y chauvinista del “un solo rebaño y un solo pastor”. Leer más…

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Dom 8.5.22: Yo y el Padre somos “uno/una” (Jn 10, 27-30). ¿Una Grande; una, Santa, Católica?

Domingo, 8 de mayo de 2022
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Trinidad-RubliovSobre el tipo de “unidad” de Jesús y el Padre (del hombre con Dios, de un hombre con otros, de una nación o estado, de la humanidad entera) venimos discutiendo desde antiguo. Será bueno reflexionar una vez más sobre ella. Yo y el Padre somos uno/una. Pero ¿qué tipo de unidad?

Hay un modelo de unidad de “fascio” (haz o paquete guerrero),conjunto de varas que, siendo frágiles en sí, se atan y unen, formando un conjunto fuerte,  perdiendo su individualidad (su identidad, su voz propia), al integrarse en un conjunto que parece superior (pero que esinferior)?

¿Es esa la unidad de Jesús y el Padre, la unidad del Capital que es Uno, la de la Hoz y el Martillo, la de una Iglesia que se define como una-santra-católica-apostólica? Puede seguir leyendo quien quiera situars quiza mejor ante el tema que aquí aparece, ante todo, como un tema religioso. Buen domingo de pascua a todos.

Evangelio:

En aquel tiempo, dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.” (Jn 10, 27-30).

Hay un modelo de unidad de comunión y comunicación, que se va creando por diálogo, a través del regalo libre y generoso de cada persona, que comparte su vida en diálogo con otros. Ésta es la unidad de Jesús que no se impone sobre otros formando un fascio (hacha) de imperio, sino porque comparte con cada uno la vida, en regalo de amor.

Una semblanza

Ésta es la unidad del don y la acogida personal, de la palabra compartida, del gozo de que el otro sea diferente, para así comunicarnos unos y otros en libertad de amor, encontrando cada uno su vida y plenitud en los demás. En esa línea dice el evangelio:

(a) Yo y mi Padre somos Uno, porque él me ha dado lo que soy, viviendo en mí, para que yo dé a mi vez mi propia vida, para que seamos Uno.

(b) Yo y mi “hermano” (prójimo) somos uno, porque yo quiero que él sea, y el quiere que yosea, siendo distintos (cada vez más distintos y libres) al comunicarnos y compartir la vida.  Esta palabra del evangelio tiene connotaciones políticas.

Dos imagenes ambiguas

Puede haber una unidad política  (una-grande-libre) que se ha aplicado en muchos paises (incluso en España, con sentido religioso).

Esta es la unidad clásicas de los austrias  con el lema AEIOU (Austriae est imperare orbi universo: El destino de Austria es gobernar el universo)

Hay un tipo de Rusia que dice “Ucrania y yo somos Uno; por eso yo puedo y debo conquistarla”… Pero la unidad de comunión no se conquista con las armas, sino con el don y regalo de la vida compartida. La verdadera unidad y libertad no se consigue por la fuerza, sino por el don y regalo de la vida.

Pero la unidad de Jesús que “yo y el Padre” somos uno… no se puede alcanzar  de esa manera,   por negación de los otros (de los diferentes). La grandeza no eleva  negando la grandeza de otros….

Hay capital que puede decir: El Capital y Dios es lo mismo… Ha podido haber un tipo de iglesia que se identifica con un dios que no es Dios, porque no es comunión.   La unidad de la Iglesia (una santa…) es sinodal de comunión y diálogo, como he puesto de relieve en una postal anterior dedicada a la “sinodalidad” cristiana, como está diciendo el Papa Francisco.

La iglesia una, santa, católica y apostólica… Pero es una siendo comunión en libertad de personas libres; es santa encarnándose en la historia de los hombres;  es católica siendo universal y es apostólica porque está fundada en los apóstoles o enviados de Jesús.

PUNTO DE PARTIDA ISRAELITA, LA UNIDAD DE DIOS. Escucha Israel, Yahvé tu Dios es Uno, amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón…” (Dt 6, 6).

‒ Confesión: Yahvé, tu Dios es Uno. Frente a la multiplicidad de dioses y poderes del mundo, Yahvé es la unidad absoluta, en él se condensa todo lo que es, en línea de monoteísmo. Yahvé Dios es uno y único, no hay a su lado ningún otro poder, ningún otro principio de realidad.

‒ Mandamiento: Amarás a Yahvé tu Dios. Dios es uno en amor mutuo, no en imposición, y en él  nos unimos todos..Por eso, este Dios que es Uno dice a los israelitas (a los hombres) que le amen; no que le obedezcan, ni que se inclinen ante él, sino que le amen. Eso significa que la unidad de Dios es unidad para el amor, unidad de dos: de Dios y de aquellos que le aman, por gracia y no por imposición.

 FORMULACIÓN CRISTIANA. Yo y el Padre somos Uno (Jn 10, 30)… Que todos sean Uno como Nosotros somos Uno (Jn 17, 20-23).

– La unidad del evangelio es comunión, no identificación; es deseo de que el otro sea diferente (independiente), para que así podamos compartir mejor la vida.

  • Ser Uno no es estar aislado, en contra de todos, sino vivir en comunión con todos. La unidad (el ser) es comunicación, de forma que no hay unidad ni hay realidad si no existe donación, regalo de vida de uno al otro. Ésta es la experiencia suprema, la unidad en forma de comunión.
  • Cada uno es Uno con los demás dando lo que tiene y recibiendo lo que le ofrecen… La unificación es comunión, formando así unidad en presencia, conocimiento y comunión, es decir, en vida compartida. Por eso, quien quiera ser Uno a solas, encerrado en sí, deja de serlo. Quien quiera ser Uno imponiendo a los otros su unidad se destruye a sí mismo y destruye a los otros.

UNIDAD DIVINA Y HUMANA

Ésta es la palabra clave de Jesús:  Yo y Dios somos “uno” en unidad y comunión de amor; Yo y el prójimo somos “uno” en comunicación (en diálogo, escucha y respuesta) de amor, de forma que nos hagamos diferentes para que podamos compartir en comunión la vida, en forma de palabra.

            Dios no es Uno cerrándose en sí, sino dando su ser-vida a todos. Por eso es el mayor, no porque tiene más, sino porque da más, da todos a los demás para que sean. No es superior teniendo más cosas… sino dando más, dándose del todo.No es superior para ser más grande,, sino para hacerse inferior, encarnarse, y compartir la vida con todos.

Por eso, yo también puedo decir: “Yo y el Padre somos Uno”. Soy uno con el Padre si doy a los demás (como el Padre) todo lo que soy y lo que tengo.  estoy diciendo que nosotros los hombres y mujeres, hijos de Dios, somos Uno en el

SUPERAR EL RIESGO ARRIANO

El arrianismo ha sido y sigue siendo la mayor (casi la única) herejía cristiana. Este es la herejía de imponer un “dios” por encima de los hombres, un Dios superior, un Dios que manda y domina. Ésta es la herejía del Dios “superior” y de los hombres inferiores o súbditos… Esta es la herejía de un tipo poder, estado o sistema… por encima de los individuos, es la herejía del sometimiento, de la unidad que se consigue por guerra y conquista, por imperio, no por comunidad de vida. En esa línea se ha situado y se sitúa el arrianismo:

  – Conforme un presupuesto jerárquico de imposición, el arrianismo concibe la realidad de forma escalonada, como un despliegue poderes que va pasando de lo más perfecto (el Dios transcendente) a lo menos perfecto (el mundo inferior); en el intermedio entre el Dios inaccesible y este bajo mundo se halla el Logos. Los humanos estamos en el mundo inferior, lejos de Dios, y necesitamos que alguien (Cristo, Logos de Dios) nos lo revele. Lógicamente, ese Cristo intermedio es más que humano, pero menos que divino.

– Conforme a ese presupuesto religioso de tipo jerárquico, los arrianos confiesan que Jesús ha sido un individuo sumiso y obediente a Dios. Esta es su grandeza, el ejemplo que ha podido ofrecernos. Resulta osadía llamarle divino, es soberbia hacerle igual a Dios. Jesús no ha sido soberbio ni osado, sino humilde servidor del misterio. Por eso le vemos bajo Dios, como ministro de su amor, intermediario que sufre por nosotros y obedece al gran misterio.

−El arrianismo es una forma lógica y piadosa (pero en el fondo anticristiana) de entender el evangelio: Dios seguiría estando siempre alejado, Jesús sería un súbdito de Dios…, ejemplo de obediencia para los humanos. Pues bien, en contra de eso, la iglesia ha defendido que la experiencia cristiana no es de sumisión del inferior a los superiores, sino de amor mutuo entre iguales.

– Los arrianos eran más piadosos, los cristianos “ortodoxos” han querido ser fieles al amor: Dios es misterio de comunión que se ha hecho totalmente presente sobre el mundo. Por eso, creer en la Trinidad implica comprometerse en favor de la igualdad y comunión universal sobre la tierra. Creer en la Trinidad significa decir “Dios y yo somos uno”, “Dios y mis hermanos somos uno”.

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Las ovejas, el pastor y los ladrones. Domingo 4º de Pascua. Ciclo C

Domingo, 8 de mayo de 2022
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vidriera-vocaciones-buen-pastorDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El evangelio del 4º domingo de Pascua se dedica, en los tres ciclos, a recordar a Jesús como buen pastor. Aunque hoy día mucha gente solo ha visto un rebaño en televisión, la imagen sigue siendo muy expresiva. Pero el capítulo 10 del cuarto evangelio es tan largo (42 versículos) que la liturgia ha seleccionado unos pocos para cada ciclo. Al C le ha tocado un fragmento tan breve que no se entiende bien si no se conoce lo anterior.

Un debate largo y complicado (el c.10 de san Juan)

            La parábola del buen pastor y el debate siguiente no tienen nada de románticos. A Jesús estuvieron a punto de costarle la vida y tuvo que huir al otro lado del Jordán.

            Comienza contando una extraña parábola a propósito de ladrones y bandidos que intentan robar el rebaño sin entrar por la puerta, saltando la tapia. El pastor entra por la puerta, conoce a las ovejas por su nombre y ellas lo siguen confiadas, mientras que de los ladrones no se fían. Cuando termina de contarla, los presentes “no entendieron de qué les hablaba”.

Jesús, en vez de aclarar las cosas, las complica. Al principio dice que él es la puerta del redil; luego, que es el buen pastor; y lo importante no es que conduce al rebaño a buenos pastos, sino que da la vida por las ovejas, porque tiene el poder de darla y de recuperarla. Y en medio introduce nuevos personajes: su Padre, “que me conoce y al que yo conozco”, y otras ovejas que no son de este redil.

La conclusión a la que llegan muchos de los oyentes no extraña demasiado: “Está loco de remate. ¿Por qué lo escucháis?” (literalmente: “tiene un demonio y delira”). El autor del cuarto evangelio disfruta irritando al lector y casi poniéndolo en contra de Jesús.

El debate no termina aquí. Continúa en invierno, en la fiesta de la Dedicación del templo, mientras Jesús pasea por el pórtico de Salomón. Las autoridades judías (este es el sentido frecuente de “los judíos” en el cuarto evangelio) lo rodean y le piden que diga claramente si es el Mesías. Jesús responde que ya se lo ha dicho y que no creen en él. Y continúa ofreciendo el ejemplo tan distinto de sus ovejas, que es el texto de este domingo.

Las ovejas, el pastor, los ladrones y el padre del pastor (Juan 10,27-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.  Yo y el Padre somos uno.

Las ovejas. El pasaje no comienza hablando del pastor, como sería lógico, sino de “mis ovejas”, las que escuchan la voz de Jesús y lo siguen, a diferencia de las autoridades judías, que no creen en él. La escucha y el seguimiento convierten a las ovejas en propiedad de Jesús, son mías. El cristiano no puede considerarse dueño de sí mismo. Como decía Pablo: “Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerte somos del Señor”.

Una lectura precipitada del capítulo puede producir la impresión de que hay personas predestinadas por Dios a seguir a Jesús y otras predestinadas a negarlo. Pero esta contraposición hay que entenderla a partir de lo dicho en el prólogo del evangelio: “Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron; pero a quienes lo recibieron les concedió convertirse en hijos de Dios”. La aceptación y el seguimiento de Jesús no excluyen la libertad humana.

El pastor. En la parábola inicial el pastor llega al rebaño, le abren la puerta y saca a las ovejas. ¿A dónde las lleva? No se dice. Recordando el salmo 22 (“El Señor es mi pastor”), podríamos completar: “en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas”. Pero Jesús introduce un cambio capital: las lleva a “la vida eterna”. Algo que se realiza no solo después de la muerte, sino ya en este mundo. La fe en Jesús da una dimensión nueva a la existencia de quien cree en él.

Los ladrones. La parábola comienza hablando de ellos. Aquí no se los menciona expresamente, pero son los que intentan arrebatar a las ovejas de las manos de Jesús. En el contexto del evangelio serían los fariseos y demás autoridades que se oponen a que la gente lo siga. En la iglesia de finales del siglo I serían los “cristianos” que niegan que Jesús sea el Mesías y el hijo de Dios (a los que se denuncia en la 1ª carta de Juan). En cualquier caso, no tendrán éxito, no podrán “arrebatarlas de mi mano”. El salmo 22, hablando desde la perspectiva de la oveja, dice algo parecido: “Aunque atraviese cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo”. 

El Padre. Estas frases finales son las más desconcertantes. ¿Por qué introduce Jesús la figura del Padre? A primera vista, más que ayudar, estorban y confunden al lector. La clave podría estar de nuevo en el salmo 22 y en Ezequiel 34, donde el pastor es Dios. ¿Tiene derecho Jesús a presentarse como pastor? ¿No está usurpando el puesto de Dios? Jesús, al arrogarse el título y la función, deja claro que no elimina al Padre. “Yo y el Padre somos uno”. La reacción del auditorio es más dura en este caso: “cogieron piedras para apedrearlo”. De aquí nace un debate sobre su presunta blasfemia y Jesús terminará huyendo al otro lado del Jordán (esto no se lee en la liturgia).

¿Qué nos dice este breve pasaje hoy día?

1) Lo esencial del cristiano es creer en Jesús y seguirlo. Algo que no es absurdo recordar, porque mucha gente piensa que lo importante es practicar una serie de normas y cumplir con determinados ritos. Todo eso tiene que basarse en una relación personal con Jesús.

2) Confianza en él. En otros momentos del capítulo se subraya su bondad, que culmina en dar la vida. Aquí la fuerza recae en que él no permitirá que nadie arrebate a las ovejas de su mano. Lo cual no significa que nos veamos libres de dificultades, como han dejado claro las dos primeras lecturas de este domingo.

3) Conocimiento de Jesús. Como en tantos otros pasajes del evangelio, se indica su estrecha relación con el Padre, hasta llegar casi a la identificación. Más adelante, en el discurso de la cena, dirá Jesús a Felipe: “El que me ha visto ha visto al Padre”. Algo que sigue resultando escandaloso a muchos cristianos, como lo fue para muchos judíos de su época.

Insultos y expulsión (Hechos de los apóstoles 13,14. 43-52).

            La liturgia ha omitido los versículos 15-42, provocando algo absurdo. Al final del v.14 se dice Pablo y Bernabé “tomaron asiento”; e inmediatamente se añade que “muchos judíos y prosélitos se fueron con ellos”. Entonces, ¿para qué toman asiento?

            Si no hubieran mutilado el texto habría quedado claro que se sientan para tomar parte en la liturgia del sábado. Al cabo de un rato, les invitan a hablar, y Pablo hace un resumen muy rápido de la historia de Israel para terminar hablando de Jesús. Ahora se comprende que, al terminar la ceremonia, muchos judíos y prosélitos se fueran con los apóstoles. Pero, al cabo de una semana, cuando vuelven a la sinagoga, la situación será muy distinta. Los judíos responden a Pablo y Bernabé con insultos. Más tarde los expulsan del territorio. Dentro de lo que cabe, tuvieron suerte. Más adelante apedrearán a Pablo hasta darlo por muerto.

            En la dinámica del libro de los Hechos este episodio es fundamental porque abre una nueva etapa de predicación del evangelio a los paganos. Sin embargo, la palabras “sabed que nos dedicamos a los gentiles” no debemos interpretarlas como un corte radical de Pablo con el judaísmo. Siempre que llegue a una ciudad, lo primero que hará es acudir a la sinagoga y anunciar a Jesús a los judíos.

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios.

            El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones:

            – Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra”.

            Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Martirio y victoria (Apocalipsis 7,9.14b-17)

            Cuando el cristianismo comenzó a difundirse por el imperio, encontró pronto la oposición de las autoridades romanas y de la gente sencilla. Veían a los cristianos como gente impía, que daba culto a un solo dios en vez de a muchos, inmoral, enemiga del emperador, al que no querían reconocer como Señor, etc. El punto final en bastantes casos fue la muerte, como ocurrió a Pedro, Pablo y a los otros durante la persecución de Nerón (lo que cuenta el historiador romano Tácito impresiona por la crueldad con que se los asesinó). Sin embargo, la lectura del Apocalipsis no se centra en sus sufrimientos sino en su victoria.

            Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y uno de los ancianos me dijo: 

            – Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.

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IV Domingo de Pascua. 08 mayo, 2022

Domingo, 8 de mayo de 2022
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“Yo y el Padre somos uno.”

(Jn 10, 27-30)

Oímos a Jesús continuamente repetir: “El Padre está en mí y yo en el Padre” (Jn 10, 38). “Yo estoy en el Padre y el Padre en mí” (Jn 14, 11).

Nos está llamando a participar en la experiencia de ser Uno con el Padre. En el yo de Jesús estamos todos. Jesús al encarnarse participa de nuestra naturaleza humana, y nos enseña que lo divino se ha manifestado en lo humano y que en lo humano se reconoce lo divino.

En Jesús no cabe el individualismo. Es el Hijo, segunda persona de la Santísima Trinidad. Jesús, con su muerte, nos abre el camino de la totalidad. Nuestra forma humana es la individuación, nuestro proceso para ser uno con Jesús y el Padre, es vaciarnos de nosotras. A medida que crecemos y caminamos hacia el hondón, hacia ese centro que somos, nos encontramos con quien nos habita y descubrimos la pluralidad como manera de ser y vivir.

Nosotras, personas cuyo ejemplo es la Trinidad, estamos llamadas a vivir en la comunión, desalojando todo ego y abriendo espacios y tiempos para los demás. Pluralidad, diversidad en la totalidad. Jesús y el Padre son uno, porque el Padre se vacía en el Hijo y el Hijo, en el Padre.

“Que todos sean uno como, como Tú Padre estás en mí y yo en Ti, que también ellos en nosotros sean uno” (Jn 17, 21.22.23)

No solo nos habla de comunión entre los humanos, que seamos uno, sino que seamos uno como ellos. Nos envía a beber a la fuente, a Dios, donde él bebe continuamente. Nos habla de participar del ser mismo de Dios.

Oración

Unifica nuestro ser disperso,
para que podamos ser Uno en Ti y con toda la humanidad,
para que las diferencias nos unan
y Tú lo seas Todo en Todos.”

*

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

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No se trata de seguir o imitar sino de hacer nuestra la Vida.

Domingo, 8 de mayo de 2022
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DOMINGO  4º  DE PASCUA  (C)

Jn 10,27-30

Terminadas las apariciones, seguimos con textos pascuales que nos hablan de Vida definitiva, que es la clave del tiempo pascual. Al hablar de Vida eterna proponiendo una vida para más allá. Los evangelios nos hablan de una Vida que hay que vivir aquí y ahora. Es increíble el poco caso que hacemos al evangelio cuando no está de acuerdo con nuestras expectativas. En el evangelio de Jn está muy claro: “Hay que nacer de nuevo”.

Para poder entender el texto hoy, hay que tener en cuenta todo el discurso que sigue a la curación del ciego: Jesús como puerta, Jesús como pastor. El pastor modelo da la Vida a las ovejas. Dar la Vida no significa dejarse matar, sino matarse por los demás. En griego hay tres palabras para decir vida: “Zoê” significa la vida transcendente inmutable, “Bios” la vida biológica concreta y “psykhê” significa la personalidad psicológica. Aquí dice psykhê. No se trata de dar la vida biológica muriendo, sino a entregarse a los demás como persona.

En el evangelio de Juan no habla Jesús sino la comunidad, que expresa lo que pensaban sobre Jesús. No concibo a Jesús creyéndose pastor de nadie. Jesús llega a su plenitud por las relaciones con los demás. Pero unas verdaderas relaciones humanas solo son posibles entre iguales. Porque nunca se creyó más que nadie, sino al servicio de todos, se presenta ante nosotros como modelo de humanidad. Relación entrañable, de tal manera que se preocupa por todos como un pastor auténtico se preocupa por cada una de las ovejas.

Después de decir que ellos no son ovejas suyas, describe con todo detalle qué significa ser de los suyos, les está acusando de no querer seguirle, comprometiéndose con él al servicio del hombre. No se trata solo de oír a Jesús, se trata de escucharle. La mayoría de las veces oímos y aceptamos solamente lo que está de acuerdo con nuestros intereses. Escucharle significa acercarse sin prejuicios y aceptar lo que nos dice, aunque suponga cambiar nuestras conviccio­nes. Seguirle es estar dispuesto a darse a los demás como él.

“Y ellas me siguen”. No basta escuchar, hay que vivir. El mensaje de Jesús consiste en una nueva manera de afrontar la existencia humana, una manera de vivir más de acuerdo con las exigencias del ser humano. Esa será la manera de cumplir lo que Dios espera de nosotros. La voluntad de Dios está ya en lo más profundo de mí. Jesús no nos pide ser borregos sino ser personas adultas y responsables de sí mismos y de los demás.

Y yo les doy Vida definitiva. Se trata de la misma Vida que Jesús ha recibido de Dios. La consecuencia primera de seguirle es alcanzar esa Vida del Espíritu. Esto es lo importante para nosotros. Lo que pasó en Jesús tiene que pasar en mí. Éste es el meollo del misterio pascual. Como modelo de pastor, defiende a los suyos con todo su ser, no pasarán a manos de ladrones y bandidos. Ponerse en las manos de Jesús equivale a estar en las manos del Padre. “No hay quien se libre de mi mano; lo que yo hago, ¿quién lo deshará?” (Is 43,13)

Yo y el Padre somos lo Uno. Es la frase que mejor refleja la conciencia que la comunidad  tenía de Jesús. Hoy sabemos que los discursos del evangelio de Juan no son originales de Jesús, por lo tanto no tiene sentido pensar que esa frase exprese su conciencia de ser Dios. Para nosotros, tiene más importancia si caemos en la cuenta de que fue la experiencia de la comunidad de Juan la que llegó a la conclusión de que Jesús estaba identificado con Dios.

La Vulgata no dice somos unus sino unum (neutro). Esto es más importante de lo que parece. Nos está lanzando más allá de todo lenguaje. Jesús dice que él y el Padre (el Origen) no se distinguen en nada, pero tampoco se distingue de su origen, ninguna otra criatura. Lo que Jesús dijo, lo puede decir cualquiera que tenga conciencia de lo que es. No se puede ir más allá. El lenguaje humano  no da más de sí. Lo único que cabe es el silencio.

El Maestro Eckhart llegó a decir que Dios se aniquila para identificarse con nosotros y que el hombre tiene que anonadarse para ser uno con Dios. Buscamos la unión con Dios pero sin dejar de ser nosotros. No puede funcionar. La simplicidad de las matemáticas nos puede ayudar. 1 + 1 siempre serán 2. Pero 1 x 1 = 1. Si el resultado de 1 x 1 lo vuelvo a multiplicar por 1, seguirá resultando 1. La unidad con Dios nos hace uno con Él y con todos.

Una de las pocas palabras que podemos asegurar que pronunció Jesús, es “abba. Pero el concepto de padre que nosotros usamos no es suficiente para expresar lo que Dios es para Jesús y para cada uno de nosotros. Los padres biológicos nos han trasmitido la vida, pero esa vida sigue sus propios derroteros. En el caso de la Vida, que Dios nos comunica, se trata de su única Vida, que se convierte en nuestra propia Vida sin dejar de ser la de Dios.

El ser humano Jesús había llegado a una experiencia de unidad total con Dios. Ya no había ninguna diferencia entre lo que era él y lo que era Dios en él, porque de él, de su falso yo, no quedaba nada. Para dar sentido a una adhesión a su persona, se muestra él totalmente volcado sobre el Padre. Relacionarnos con Jesús es relacionarnos con Dios. Esta es la razón por la que, el Jesús que predicó el Reino de Dios se convirtió en objeto de predicación.

Si nos empeñamos en aferrarnos a la imagen de Dios como ente separado que está en alguna parte fuera del mundo, será imposible entender la unidad entre Jesús y Dios. Ya sé que es la idea de Dios que arrastramos desde el Paleolítico, pero es hora de aceptar que ha sido un ídolo que tenemos que abandonar. Jesús es UNO, no con otro ser, que tiene una identidad distinta a la suya, sino con el fundamento absoluto de su ser y del de todos los seres.

Jesús, viviendo para los demás, está identificándose con lo que es Dios. Así manifiesta la verdadera Vida, que es la misma de Dios. Esa Vida es la que comunicará a los demás. Dios se la está comunicando a él y nos la está comunicando a todos. Jesús es así manifestación de Dios y modelo de Hombre. Donde hay amor hasta el límite, hay Vida sin límite. Para quien ama como Jesús amó, no hay muerte. Por eso la entrega de la vida es espontánea.

Si Jesús promete la Vida al que le escuche, quiere decir que les ofrece la misma Vida que él ha recibido del Padre. La vida que el padre da al hijo es la misma del padre. Por eso se puede hablar de una identificación absoluta con el Padre. Recordemos las palabras de Juan en el discurso del pan de vida: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre, del mismo modo el que me come vivirá por mí. Son realidades que nos desbordan.

Me habéis oído comentar decenas de veces la frase de Schillebeeckx: “Si pudiera quitar de mí lo que hay de mí, quedaría Dios; si pudiera quitar de mí lo que hay de Dios, quedaría nada”. Hoy puedo decir: si quitara de mí lo que hay de Dios, quedaría nada y si pudiera quitar de mí lo que hay de mí, quedaría nada. Con el ejemplo matemático se entiende muy bien: 1×0=0. Ni yo puedo existir sin Dios ni Dios puede existir sin mí (Eckhart).

Meditación

Se trata de participar aquí y ahora de la misma Vida de Dios.
Desde la vida biológica, en la que me encuentro,
debo acceder a la Vida Divina, que también está en mí.
A esa VIDA no le afecta la muerte,
por eso, cuando la vida biológica termina, aquella continúa.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Jesús, visibilidad de Dios.

Domingo, 8 de mayo de 2022
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Jn 10, 27-30

«Yo y el Padre somos uno»

La reiteración de Juan en proclamar la identidad entre Jesús y el Padre, acabó por imponer en la Iglesia una cristología descendente muy distinta a la primera cristología formulada en Hechos. De la expresión más primitiva usada por Pedro para enunciar la divinidad de Jesús: «Dios estaba con él», pasamos a esta otra mucho más elaborada proclamada por Juan: «El verdadero Dios se hizo hombre para salvarnos».

Estos dos enunciados tan distintos reflejan la evolución histórica que experimentó la forma de entender la naturaleza divina de Jesús, pero es posible que Juan quisiera  enviarnos también un mensaje mucho más importante para nosotros: “Conocemos a Dios en Jesús”… El propio Juan, en el capítulo 14 de su evangelio, expresa esta idea de una forma mucho más asequible para nosotros: «Quien me ha visto a mí ha visto al Padre»

Podemos admirar a Jesús como lo han hecho infinidad de personajes no cristianos —como Hegel, Nietzsche, Gandhi…—. Podemos aceptarlo como maestro de sabiduría, al estilo de Sócrates, Séneca, Confucio o Buda. Podemos quedar fascinados por su personalidad, su valentía y su independencia de juicio como quedaron los que le siguieron, y finalmente podemos creer “en él”, es decir, creer que sus hechos y sus dichos son reflejo de Dios…

Juan es capaz de hacer formidables síntesis de la fe de los testigos, y sería una gran necedad no reconocer la importancia de su evangelio. No obstante, resulta difícil sentirse cómodo con el Jesús que nos presenta, pues esa imagen de hombre que lo sabe todo, que recorre Judea y Galilea prodigando discursos teológicos para sabios en lugar de contar parábolas para gente sencilla, que no se conmueve, que no está sometido a tentación y no se aterra ante la inminencia de la muerte en cruz, dista mucho del hombre verdadero en el que creemos.

Creemos en el Jesús que se siente necesitado del bautismo de Juan, que hace teología contando parábolas, que antepone la persona a la Ley, que se conmueve ante el sufrimiento y se indigna ante la injusticia, que toca leprosos y come con pecadores, que responde con aplomo a los ataques de los santos de Israel…

Que desplanta a los notables de Jericó por atender al jefe de los publicanos y a un mendigo ciego, que expulsa a los mercaderes del Templo, que no se arruga ante los constantes embates de los poderosos de Jerusalén, que se juega la vida y la pierde por salvar a una adúltera desconocida, que organiza una cena para despedirse de sus amigos porque sabe que lo van a matar, que lava los pies, que no se escabulle, que se angustia en Getsemaní y perdona a quienes le crucifican en el Calvario…

A Juan le debemos la fe en “Jesús visibilidad de Dios”, pero quizás esta fe resulte más reconfortante mirando al hombre verdadero y fascinante que nos presentan los sinópticos.

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Cuidado e incondicionalidad amorosa.

Domingo, 8 de mayo de 2022
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La metáfora del vínculo entre el pastor y sus ovejas para referirse a la relación de Cristo con la humanidad quizás ha quedado desgastada en la cultura suburbana, pero lo que pretende subrayar fundamentalmente es su opción incondicional por aquellos y aquellas que conoce en profundidad y que ama más que a su vida misma. A ello remite en este mismo capítulo en los versículos 1,10. El texto de este domingo resalta de nuevo esta incondicionalidad, pero precedida de cuatro verbos (acciones). Dos referidas al pueblo-humanidad: escuchar y seguir y otra a Cristo-Pastor: conocer y cuidar.

La relación está atravesada por tanto por un compromiso mutuo que es la unión de dos libertades, la del pueblo-humanidad en la escucha de la voz de Dios y su compromiso en la historia, secundando su iniciativa (seguimiento), y la de Dios, en su alianza inquebrantable de amor y cuidado, expresada como “vida eterna” y cuyo garante es Dios mismo, revelado en el amor histórico y concreto encarnado en Cristo.

En nuestra experiencia como mujeres y hombre creyentes quizás este texto remite a dos cuestiones fundamentales: La primera es hacernos conscientes de la calidad de nuestra escucha a la Palabra de Dios en la historia, en los acontecimientos, en lo cotidiano de nuestra vida.

¿Es nuestra escucha una escucha actualizada o más bien vivimos de las rentas? ¿Cómo descubrimos a Dios en los nuevos signos de los tiempos y sus clamores: el grito de la tierra y la ecología, los movimientos de liberación de las mujeres, las luchas antirracistas, ¿las iniciativas por otra economía y organización social posibles que tenga en el centro la vida y no el libre mercado y en las que las personas y la casa común sean lo primero? En definitiva ¿Cómo es nuestra calidad de escucha y disponibilidad a hacer del mundo un lugar habitable, sin primeros ni últimos ni últimos, al modo de Jesús de Nazaret?

La segunda pregunta va referida a nuestra propia experiencia de Dios porque la fe cristiana no es ideología ni creencia, sino sobre todo experiencia. ¿Cómo y a través de quienes experimentamos el cuidado y la incondicionalidad amorosa de Dios en los tiempos inciertos y violentos que atravesamos? ¿Qué experiencias de plenitud, de eternidad, de comunión se nos van regalando desde el ya sí, pero todavía no del reino y son en nuestra vida fuente de resiliencia y esperanza comprometida contra toda desesperanza?

Pepa Torres Pérez

Fuente Fe Adulta

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Somos uno

Domingo, 8 de mayo de 2022
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 71A9EBE1-3E65-417B-B93A-3F2720485100Domingo IV de Pascua

8 mayo 2022

Jn 10, 27-30

En el cuarto evangelio se formula de manera radical la no-dualidad: “El Padre y yo somos uno”. Expresión que equivale a decir: “La Realidad es una”. Y todo lo que percibimos no son sino formas concretas en las que la Realidad una se despliega y manifiesta.

La no-dualidad -la afirmación de que somos uno- no significa en absoluto negar el mundo de las formas ni descuidarlo. Semejante trampa solo se cuela cuando se vive desde el ego o cuando se habla de la no-dualidad desde la mente. Sin embargo, la comprensión no-dual es, fundamentalmente, abrazo de todas las formas, es decir, amor que se manifiesta en valoración, respeto y cuidado.

La mente no puede entender la unidad, porque es incapaz de trascender el mundo de los objetos: pensar es delimitar y, por tanto, objetivar. Eso hace que todo lo pensado se convierta automáticamente en “objeto”. Debido a esa incapacidad, planteará la unidad como una “meta” a conseguir, a través de un pretendido esfuerzo moral. Por lo que, desde la mente, la formulación, en la práctica, viene a ser esta: “No somos uno, pero vamos a esforzarnos para serlo”.

La comprensión y la vivencia de la no-dualidad requiere el silencio de la mente pensante. Silencio que permite constatar en nosotros el Fondo silencioso y consciente que somos y que reconocemos en todos los seres. La unidad no es una meta; es nuestro origen, nuestra raíz y nuestra verdad.

¿Dónde estoy en la comprensión y la vivencia de la unidad?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Una comunidad cristiana puede vivir sin curas, pero no sin Eucaristía

Domingo, 8 de mayo de 2022
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cq5dam.web.1280.1280Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01.- El Buen Pastor.

El IV domingo de Pascua es el del Buen Pastor: (el redil, el rebaño, las ovejas, la puerta) (Juan, 10). Yo soy el Buen Pastor.

Inspira gran confianza saber que el Señor es el Pastor que guía y apacienta nuestra vida.

    Este domingo del Buen Pastor es un momento propicio para pensar un poco en qué pueda consistir (y cómo) ser pastor de la comunidad

02.- Vocaciones nativas: ¿Día del clero nativo?.

Coincidiendo con este día del Buen Pastor, celebramos el día de las vocaciones nativas.

No deja de tener alguna ironía que hablemos de vocaciones nativas para denominar a las vocaciones del tercer mundo, en los países de misión.

Nativos somos todos: en algún sitio hemos nacido.

Pudiéramos decir que es una jornada para pensar un poco más que en las vocaciones, en los ministerios, en las tareas en la Iglesia. Los textos de hoy los podríamos tomar en esta perspectiva ministerial, eclesial.

03.- Vocación: llamada.

    La palabra “vocación” significa llamada: llamamiento.

    Pero ¿quién es el que ¿llama y para qué?

    Nosotros entendemos como que Dios llama a una persona: un chico o una chica para que entren en un noviciado, en un seminario y, al cabo de unos años de formación, se ordenen de sacerdote o hagan los votos para determinada Congregación.

Solemos decir que estamos atravesando una gran crisis de “vocaciones”. Los seminarios y noviciados están casi vacíos: va disminuyendo el número de sacerdotes, de religiosos, frailes, monjes y monjas, etc…

La llamada en los primeros tiempos de la iglesia

    En la época del NT, en los primeros siglos de la vida eclesial no existió, no podía existir tal crisis de vocaciones y no porque fuesen mejores cristianos que nosotros, sino porque los criterios para estas cosas eran muy diferentes de los que nosotros conocemos y vivimos.

En los primeros siglos los criterios para constituir a una persona en un servicio eclesial (ministerio) eran:

  1. Quien llamaba era la comunidad eclesial, que pedía a determinadas personas aptas, prestaran un servicio a la vida de la comunidad.
  2. Tal llamada era para atender las diversas necesidades de la vida comunitaria: la Palabra, los enfermos, atender a los necesitados, el alimento (quizás hoy diríamos Cáritas), necesitados, la presidencia de la Eucaristía, (sacramentos), etc…

Propiamente en aquellos primeros momentos no existía clero [1], ni sacerdotalización, ni celibato…

04.- La ministerialidad no se agota en el diacono, presbítero, epískopos (obispo).

En la época del NT y en los primeros tiempos los servicios (ministerios) en la Iglesia los marcaba no la trilogía diácono, presbítero, obispo, sino que la ministerialidad era mucho más amplia y venía marcada por las necesidades de la comunidad, por las necesidades que tenían las comunidades. Y así había profetas, doctores, mujeres –quizás viudas- que atendían algunas necesidades, jóvenes, etc.

Esto quiere decir que los ministerios, las responsabilidades en las comunidades cristianas eran mucho más ágiles y mucho más amplias de lo que serán posteriormente.

Pablo o Pedro en Corinto, Roma, etc… crean unas comunidades cristianas entre gente muy sencilla, con los estibadores de los puertos, gente ruda, pobre, inculta,

San Pablo en Corinto, por ejemplo, no ordena ningún cura, pero alguien presidía la Eucaristía. (La Iglesia puede vivir sin curas, pero no puede vivir sin Eucaristía). Las comunidades leían algunas palabras o “textos” de Jesús provenientes de los apóstoles (después serán los evangelios), leían alguna carta o texto. Aquellas comunidades  ayudan a los enfermos, ancianos, etc…

Ni tan siquiera -en esta época inicial- se puede hablar de clero y laicos. Son unas pequeñas comunidades de creyentes que se ayudan a vivir la fe. Y el que presidía aquella comunidad, las necesidades, aquel presidía la Eucaristía, sin pensar en una ordenación.

Probablemente los ministerios eclesiales en aquella época neotestamentaria se parecen más a los laicos que prestan algún servicio a la comunidad cristiana: catequesis, confirmación, cáritas… más que a los curas actuales.

eucaristia-720_270x25005.- Posibilidades abiertas.

Este modo de ser y entender el ministerio eclesial en el NT abre grandes posibilidades en la vida de la Iglesia y de las comunidades, no solamente en países lejanos, sino también en los nuestros que somos “tierra de misión“.

Muchas comunidades cristianas africanas y en otras latitudes, incluyendo ya las nuestras, no tienen un sacerdote. El catequista africano, generalmente un hombre sencillo, pobre e inculto, (pero creyente y testigo de la fe) es el que convoca la asamblea el domingo, quizás también los días de labor, lee y explica la Palabra lo mejor que sabe y puede, pero no pueden celebrar la Eucaristía (¿).

06.- Presidencia de la Eucaristía.

Con el evangelio en la mano, es infinitamente anterior la necesidad y el derecho a celebrar la Eucaristía, antes que el tener una figura sacerdotal. Son muchos los teólogos que han pensado y piensan que es más importante y anterior la celebración de la Eucaristía a tener un sacerdote “modo tridentino“. Las comunidades de S Pablo no tuvieron sacerdotes de este estilo, pero con toda seguridad celebraron la Eucaristía, el Bautismo, la Palabra…

El criterio era que: quien pastoreaba –quien presidía- la comunidad, presidía la Eucaristía.

Pensemos en comunidades que se quedan o no tienen sacerdote:

  • Comunidades de personas enfermas: clínicas, hospitales. Desde la mentalidad de Pablo y del NT, Qué duda cabe que los Hermanos de San Juan de Dios (por ejemplo), que llevan adelante una clínica, un grupo de enfermos son los que podrían y deberían atender las necesidades humano-cristianas de esa comunidad Los Hermanos y Hermanas que atienden a esos enfermos son los que deberían administrar la Unción, celebrar la Eucaristía. [2]
  • Comunidades de ancianos: asilos. Quien atiende a esos ancianos, es quien también les acompaña en la fe, les conforta en la etapa final y les ofrece -celebra- el Pan de Vida.
  • Comunidades educativas: En la enseñanza-educación de niños, adolescentes, según la mentalidad del NT, los hermanos (Escolapios, la Salle, Salesianos, Marianistas, Maristas, así como colegios regidos por religiosas, etc.) dedicados a la enseñanza. Religiosos y religiosas que están las “ocho horas” del día y siguen toda la evolución desde niños hasta la juventud, son quienes les habrían de explicar la Palabra y quienes de celebrar con ellos la Eucaristía, han de confirmarles en la fe.
  • Comunidades perseguidas: en la antigua Unión Soviética, en China: comunidades en las que no contaban con sacerdotes (estaban encarcelados o habían sido martirizados). En esa larga noche de persecución no podían celebrar la Eucaristía por una mera cuestión disciplinar. ¿No debería “alguien” debidamente designado, presidir la Eucaristía, el perdón, la unción de los enfermos…?
  • Comunidades cristianas nacientes en el corazón de Africa, jóvenes Iglesias a las que un modo de entender el ministerio les priva de celebrar la Eucaristía.
  • En los Hechos de los Apóstoles hay un momento en el que se presenta la necesidad de atender las mesas (el alimento) y las necesidades de las viudas de la comunidad. La comunidad elige a 7 personas, (HH 6,1-7). En nuestra diócesis (y en otras muchas) estamos en un momento de nombramiento de un nuevo obispo: ¿se consultará a los sacerdotes, al pueblo de Dios? La Tradición apostólica dice en el siglo III que “se ordene como obispo a aquel que haya sido elegido por todo el pueblo y que sea irreprochable”. [3] En el año 428 el papa Celestino I decía: “Ningún obispo contra la voluntad de su pueblo”.

07.- ¿Sinodalidad o volver al Nuevo Testamento?

Estas cosas fueron así en los primeros siglos de la vida de las comunidades cristianas y podrían seguir siendo así. Es cierto que hay que ser prudentes, que habría dificultades prácticas, que los pasos a dar habrían de ser respetuosos y quizás lentos, pero ello no significa que las cosas no pudieran y debieran cambiar. Al menos “no aprisionemos la Verdad”. No apaguéis el Espíritu.

El primer paso debiera ser primero confiar en los laicos y confiarles tareas con plena responsabilidad, cosa a la que todavía no hemos llegado ni en nuestras Parroquias ni en nuestras propias Diócesis. La desconfianza y el miedo al mundo laical es enorme.

Está bien orar por las vocaciones, pero hay que dar pasos eficaces en el plano teológico y disciplinar, de lo contrario todo se queda en música celestial y en una deshonestidad cristiana.

 Es cierto que vivimos una profunda crisis religiosa, pero no es sano ni cristiano el acentuar más la crisis con unos criterios de acceso al ministerio que dificultan todavía más las cosas. El concilio de Trento fue un gran concilio que elevó mucho el nivel moral, intelectual y disciplinar del clero, pero Trento no es ni la última, ni la única, ni la más importante Palabra del cristianismo. El evangelio, el Nuevo Testamento y, sobre todo Cristo, es el único y buen Pastor.

Que el Buen pastor siga dándonos la Vida eterna, tal y como hemos escuchado en el evangelio y Él guíe nuestras comunidades.

[1] Hace unos días decía el cardenal salesiano Cristóbal López, arzobispo de Rabat, decía en un encuentro celebrado en que: “la Iglesia en España funcionará mejor cuando haya 10.000 sacerdotes menos; si no, los cristianos laicos no tomarán la responsabilidad que les corresponde”. La reducción del número de fieles es un “signo” que hay que interpretar “positivamente”, asegura.

[2] Cf BOROBIO, D. Los ministerios en la comunidad cristiana, Barcelona, Centro Pastoral Litúrgica, Biblioteca Litúrgica n 10, 1999. En esta obra el autor sugiere la necesidad de crear unos ministros extraordinarios de la Eucaristía.

[3] JMR Tillard, El Obispo de Roma. Estudio sobre el papado,, Santander, Ed Sal Terrae, 1986, 95

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Hallan un anillo de la época romana con la imagen de Jesús el Buen Pastor

Miércoles, 29 de diciembre de 2021
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3F83AF28-B899-4528-8AA8-E3BB062DD61FLa pieza, excepcional, sería la primera prueba de una comunidad cristiana en Oriente

La joya, de oro y con una piedra preciosa incrustada, fue encontrada en el fondo del mar Mediterráneo por arqueólogos israelíes

Los cristianos llamados primitivos, los de los primeros siglos, cuando el cristianismo era una religión semi clandestina y perseguida, representaban a Jesús como un pastorcillo, que llevaba una oveja sobre los hombros

La pieza es parte del hallazgo submarino de un tesoro mayor que incluye monedas de plata romanas y medievales. El cálculo de los especialistas es que datan del siglo III.

Arqueólogos israelíes hallaron un anillo con la imagen de Jesús como pastor en los primeros tiempos del cristianismo. Está hecho de oro y la representación tallada sobre piedras preciosas verdes.

Los investigadores se encontraron con este tesoro frente a lo que fue alguna vez elpuerto de Cesarea, cuna de las primeras comunidades cristianas. Junto a él, figuras de la época romana y cientos de monedas de plata y bronce procedentes de dos barcos naufragados en el siglo VI y XVII.

Los cristianos llamados primitivos, los de los primeros siglos, cuando el cristianismo era una religión semi clandestina y perseguida, representaban a Jesús como un pastorcillo, que llevaba una oveja sobre los hombros.

1F1DAF52-5D14-4F1E-8D2D-39A40B2581E3La imagen inicial de Jesús, que iría cambiando con el tiempo, era la de un joven, el buen pastor, cargando un cordero. Según algunos, esta representación de Cristo era también una imitación de Apolo, como una forma de eludir la censura romana.

Es por eso que el descubrimiento de esta joya tiene gran significación histórica, ya que de verificarse su autenticidad confirmaría que esa era la representación de Jesús para los primeros cristianos. En el anillo, la figura de Cristo está tallada sobre una piedra preciosa verde.

La pieza es parte del hallazgo submarino de un tesoro mayor que incluye monedas de plata romanas y medievales. El cálculo de los especialistas es que datan del siglo III.

Tras el anuncio de este descubrimiento por parte de las autoridades israelíes, Robert Kool, jefe del departamento de monedas del país, dijo que el anillo es una pieza “excepcional” y que posiblemente el conjunto hallado provenga de “un barco romano originario de Italia” debido al “estilo” de algunos de los artículos encontrados.

En los Evangelios, los libros que relatan la vida de Jesús en el Nuevo Testamento, Cristo se presenta a sí mismo como el pastor que protege a su rebaño de fieles. Y una de sus parábolas más conocidas apela justamente a esa imagen.

El tesoro fue descubierto por un grupo de arqueólogos de la Unidad de Arqueología Marina de Israel como resultado de una exploración submarina de dos meses en la zona. Entre las piezas encontradas, además del anillo y las monedas, hay campanas, clavos, cerámicas, figurillas y un ancla de hierro. Todo fruto de naufragios ocurridos hace 1.700 años aproximadamente frente a la costa de Israel en proximidades del antiguo puerto de Cesarea ubicado a 45 kilómetros de Tel Aviv.

Imágenes similares a la de Jesús que aparece grabada en el anillo recién descubierto fueron halladas en las catacumbas en las que se refugiaban los cristianos en tiempos de la persecución por los romanos.

417A8EC0-6A36-4B5A-9A2F-244258956B3C-768x506Cesarea fue una zona de gran actividad de la Iglesia cristiana primitiva -la de los primeros años tras la muerte de Jesús hasta comienzos del siglo IV cuando el culto cristiano fue legalizado (el Edicto de tolerancia es del año 313)-; allí se implantó una de las primeras comunidades de seguidores de Jesús y fue en esa ciudad donde el apóstol Pablo bautizó a Cornelio el Centurión, primer gentil (no judío) en convertirse al cristianismo.

Desde ese punto la religión cristiana empezó a difundirse por todo el mundo, en un proceso de expansión sostenida y exitosa. Aquella comunidad primitiva tuvo un fuerte impulso evangelizador y se expandió por todo el mundo entonces conocido. El propio Pablo fue un incansable viajero. El hallazgo del anillo sería una confirmación más de estas características de la región.

Israel es escenario de frecuentes hallazgos arqueológicos de connotaciones bíblicas, tanto relacionables con el Antiguo como con el Nuevo Testamento. Uno de los hallazgos más importantes del ultimo medio siglo, es el de la ciudad de Magdala, de donde era originaria María Magdalena, la seguidora de Jesús, un personaje clave de los Evangelios. Puerto sobre el Mar de Galilea, Magdala era una ciudad muy importante y económicamente desarrollada en los tiempos de Jesús.

Fuente Religión Digital

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Se busca cura para ser nombrado obispo.

Martes, 12 de octubre de 2021
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AEE122C4-7E90-4F10-AE2E-6FCF052A5721Padre Mugica, un buen pastor…

Es curioso. Desde finales de noviembre del año pasado estamos en esta diócesis sin obispo. Me resulta sorprendente. Me pregunto: ¿Es que no hay sacerdotes preparados para ello o que quieran ser obispos? ¿Es que se exige tanta administración para elegirlo?

Entiendo que lo lógico es que la conferencia episcopal española tenga una serie de personas ya como previsibles obispos. Y me lleva a pensar que sería mucho más sencillo y por ello más rápido si es la comunidad diocesana fuera la que intervenga en la elección del candidato.

Da la impresión de que se mira con lupa a las personas que vayan a desempeñar ese servicio en la Iglesia.

Seguramente que hay sacerdotes dispuestos a desempeñar ese cargo pero que no sean los más aptos. Pero entiendo que no es cuestión de examinar, sino de contar personas disponibles para ser servidores de la diócesis. Incluso, creo que facilitaría la elección si el ministerio de obispo no es para toda la vida, sino para una época de años y que haya cambios de forma más habitual.

Veo que hay diversas tendencias dentro del episcopado y que pueden influir en que se elija a uno u otro sacerdote. No sé qué trámites se siguen, pero creo que ahora influye muy poco el visto bueno oficial político. Entiendo que deben ser cosas totalmente independientes.

Una solución podría ser lo que me ha ocurrido a mí en mi servicio pastoral. Siempre he ido a las comunidades parroquiales que deseaba porque pedía las parroquias que nadie solicitaba.

Si me quieren demostrar que el oficio de obispo es necesario e importante, que lo demuestren en esta ocasión, nombrando rápidamente un obispo que sea Buen Pastor.

Espero que quizás antes de que se publique este escrito, se haya nombrado ya a nuestro obispo. Va a resultar una maravilla porque tan buscado y elegido ha de ser excepcional.

Pero será bueno y necesario que el proceso de nombramiento episcopal se haga por otros caminos y así las comunidades diocesanas estemos siempre servidas. Creo que el camino de la sinodalidad llevará a alternativas distintas. Que sea un camino corto y eficaz.

Gerardo Villar

Fuente Fa Adulta

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