Rhode Island, Nevada y Connecticut se suman a la lista de estados norteamericanos que prohíben las peligrosas “terapias” reparadoras
El pequeño estado de Rhode Island, en Nueva Inglaterra, se ha incorporado esta semana a la lista de territorios estadounidenses que ya prohíben las peligrosas e inútiles “terapias” reparadoras o de conversión en menores de edad. Este año 2017, de hecho, son ya cuatro los estados que han aprobado leyes en ese sentido: Nuevo México, Connecticut y Nevada lo han hecho en los meses previos. Una medida de la que en Europa Malta ha sido pionera.
California fue el primer estado del país que en 2012, no sin controversia, aprobó la prohibición de las “terapias” reparadoras o de conversión en menores de edad. Le siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después), Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad hace un año) y los estados de Oregón e Illinois en 2015 y Vermont, el año pasado.
Este año, Nuevo México fue el primer estado en sumarse a la lista. Lo hacía en abril, después de que Susana Martinez, gobernadora republicana, decidiese finalmente sancionar la ley, aprobada por una legislatura de mayoría demócrata. Exactamente el mismo escenario que en Nevada, gobernada por otro republicano hispano de perfil moderado, Brian Sandoval, que el pasado 17 de mayo sancionaba la ley aprobada por una legislatura de mayoría demócrata. Días antes, el 10 de mayo, el demócrata Dannel Malloy, gobernador de Connecticut, rubricaba un texto similar, previamente aprobado por la legislatura de su estado (también de mayoría demócrata).
Ahora es el estado de Rhode Island el que ha decidido sumarse a la lista, con una ley que ha recibido el visto bueno de la Asamblea de forma unánime (69 votos a favor y ninguno en contra) y del Senado, también de forma casi unánime (31 votos a favor y solo 1 en contra). El texto prohíbe el uso de las llamadas “terapias” reparadoras o de conversión en menores, de forma que cualquier profesional sanitario que lleve a cabo estas prácticas o las publicite como efectivas se enfrentará a multas y a la posible pérdida de su licencia.
Algunas fuentes incluyen al estado de Nueva York entre los que prohíben también este tipo de intervenciones, pero conviene aclarar que en este caso la prohibición deriva de una orden ejecutiva de su gobernador, Andrew Cuomo, ya que el Senado de estado, controlado por los republicanos, no permitió la aprobación de una ley en ese sentido, que sí había recibido el visto bueno de la Asamblea. Es un grado de protección menor, ya que un futuro gobernador conservador podría suspender la prohibición de forma inmediata.
En Europa, Malta fue pionera
En Europa la pionera ha sido Malta, que aprobó una ley en este sentido el pasado diciembre. En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que prevé la futura ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, que esperemos finalmente se apruebe en la presente legislatura.
En cualquier caso, merece la pena recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de todo el país, emitía hace unos meses un comunicado en el que recuerda que las intervenciones que prometen “curar” la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo, las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida.
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras
A nivel internacional, ya en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las terribles “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente Dosmanzanas
Comentarios recientes