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“Jesús nunca condenó explícitamente la homosexualidad”

Jueves, 13 de abril de 2023
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215995010biblia-arco-iris James Martin y un grupo de expertos ofrecen una lectura de la Biblia para el colectivo LGTBQ

Con el objetivo de “ayudar a las personas LGBTQ, sus familias y sus amigos a comprender los pasajes individuales de la Biblia sobre la homosexualidad, a ser más capaces de responder cuando estos versículos se usan en su contra y, sobre todo, a sentirse más cómodos con la Biblia. donde Dios desea encontrarnos y abrazarnos a todos, incluidas las personas LGBTQ”

“Los cristianos no apedrean a las personas que trabajan en sábado (Ex. 35:2). No vendemos personas a la esclavitud (Ex. 21:7). Y si alguno maldice a Dios, no lo ejecutamos (Lev. 24:10-16)”. Y es que, a diferencia de otras confesiones cristianas, “los católicos no son ni literalistas ni fundamentalistas”. O, al menos, no todos

¿Cómo podemos entender mejor lo que dice la Biblia sobre la homosexualidad? ¿Qué significaban estos pasajes entonces y qué significan hoy? Y para los cristianos LGBTQ, quizás la pregunta más importante: ¿Cómo podemos cuadrar esto con Jesús, quien se acercó a los marginados? ¿Cómo pueden las personas LGBTQ, sus amigos, familiares y aliados leer estos versículos de la Biblia?

“Jesús nunca condenó explícitamente la homosexualidad”. ¿Es posible una nueva visión de la homosexualidad y el cristianismo, abierta a las nuevas realidades? Eso es lo que opinan una serie de expertos, capitaneados por James Martin sj., en Outreach, han preparado una Guía de divulgación de la Biblia y la homosexualidad con el objetivo de “ayudar a las personas LGBTQ, sus familias y sus amigos a comprender los pasajes individuales de la Biblia sobre la homosexualidad, a ser más capaces de responder cuando estos versículos se usan en su contra y, sobre todo, a sentirse más cómodos con la Biblia. donde Dios desea encontrarnos y abrazarnos a todos, incluidas las personas LGBTQ”.

Porque, tal y como explica la publicación, “la Biblia proscribe muchas leyes, códigos morales y pautas éticas que los cristianos de hoy en día ignoran, no siguen o han rechazado por completo. Por ejemplo, aunque honran el Antiguo Testamento, los cristianos no apedrean a las personas que trabajan en sábado (Ex. 35:2). No vendemos personas a la esclavitud (Ex. 21:7). Y si alguno maldice a Dios, no lo ejecutamos (Lev. 24:10-16)”. Y es que, a diferencia de otras confesiones cristianas, “los católicos no son ni literalistas ni fundamentalistas”. O, al menos, no todos.

Análisis bíblica contra el desprecio

Entre los expertos, destaca, Walter Brueggemann, uno de los eruditos del Antiguo Testamento más influyentes del mundo, que recuerda que debemos leer estos textos dentro de su contexto específico, algo que a menudo se pasa por alto. En su artículo, Brueggemann resalta que “la razón por la que la Biblia parece hablar ‘con una sola voz’ sobre asuntos que pertenecen a las personas LGBTQ es que las voces fuertes con mayor frecuencia citan solo un conjunto de textos, con el desprecio decidido de los textos que ofrecen un contraataque“.

El resto de autores son los siguientes: Amy-Jill Levine, estudiosa del Nuevo Testamento judío, que apunta a los versículos específicos que abordan la homosexualidad en “ Cómo leer los ‘Pasajes de Clobber’ de la Biblia sobre la homosexualidadJohn R. Donahue, SJ, expresidente de la Asociación Bíblica Católica, quien nos invita a ver cómo los Evangelios revelan cómo Jesús se acercó específicamente a los marginados de la sociedad y lo que esto significa para las personas LGBTQ de hoy; Yunuén Trujillo, Esq. , abogada de inmigración y organizadora comunitaria, es coordinadora de formación religiosa en el Ministerio Católico con Personas Gay y Lesbianas en la Arquidiócesis de Los Ángeles, que brinda tres consejos para los católicos LGBTQ al interpretar las Escrituras; Harold W. Attridge, primer decano católico de la Escuela de Divinidad de Yale, quien aporta su mirada a los “pasajes de paliza” al mirar las cartas de San Pablo (una de sus especialidades) y el otro Las cartas del Nuevo Testamento y argumenta que ” los pasajes del Nuevo Testamento sobre la homosexualidad deben leerse en su contextoBrandan Robertson, un teólogo abiertamente gay que actualmente está cursando su doctorado en teología en la Universidad de Drew, y autor del libro The Gospel of Inclusion, quien apunta a los “versículos aplastantes” desde su punto de vista como persona LGBTQ en su artículo “ La Biblia no condena a las personas LGBTQThomas D. Stegman, SJ , ex decano y profesor de Nuevo Testamento en la Escuela de Teología y Ministerio de Boston College, fue autor de varios libros, entre ellos Texts Less Traveled: Exploring Hebrews, Catholic Epistles, and Revelation. En su comentario sobre la Epístola de San Pablo a los Romanos, ” Leyendo a San Pablo sobre la homosexualidad, usando las dos “manos” de la exégesis “, desglosó la condena de Pablo de las relaciones entre personas del mismo sexo como “antinaturales”; o Grant Hartley , estudiante de teología y coautor del podcast “Life on Side B“, que analiza las intersecciones entre la fe, la sexualidad y el género, es un escritor independiente cuyo trabajo ha aparecido en Estados Unidos.

Por su parte, James Martin analiza un pasaje de la Biblia que ha encontrado especialmente útil en su ministerio con personas LGBTQ: la historia del encuentro de Jesús con Zaqueo , el diminutivo del impuesto colector en Jericó. “Si lo lees con atención”, dice el padre Martin, “este pasaje del Evangelio de Lucas, una obra maestra de la narración, tiene mucho que decir sobre todos aquellos que se encuentran marginados”.

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La Biblia, ¿el enemigo?

En su presentación, Outreach lamenta que, “para muchos cristianos LGBTQ, la Biblia puede sentirse como el enemigo, especialmente en su utilización torticera. De hecho, recalca, “los pocos versículos bíblicos que abordan la homosexualidad se usan una y otra vez contra las personas LGBTQ: en el ámbito político; por líderes religiosos; en las redes sociales; en encuentros uno a uno; y, quizás lo peor de todo, en homilías y sermones en las mismas iglesias donde las personas LGBTQ buscan encontrarse con un Dios amoroso”.

“Sin embargo, las preguntas permanecen”, recalca la publicación: “¿Cómo podemos entender mejor lo que dice la Biblia sobre la homosexualidad? ¿Qué significaban estos pasajes entonces y qué significan hoy? Y para los cristianos LGBTQ, quizás la pregunta más importante: ¿Cómo podemos cuadrar esto con Jesús, quien se acercó a los marginados? ¿Cómo pueden las personas LGBTQ, sus amigos, familiares y aliados leer estos versículos de la Biblia?”.

Fuente Religión Digital

Biblia, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Evangélicos de Nashville salen del armario como abiertamente homofóbicos… y les responden

Miércoles, 6 de septiembre de 2017
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780x580-noticias-nashville-statementNashville Statement – Foto: Uso permitido

Ampliamos la noticia que adelantábamos el pasado sábado día 2:

Un grupo de líderes evangélicos publica lo que han denominado el Manifiesto de Nashville en el que manifiestan su rechazo categórico hacia el matrimonio igualitario, matizan la manera en la que se permite a las personas colectivo LGBT en su iglesia y advierten que permitir la homosexualidad y la transexualidad es pecado. La alcaldesa de Nashville y muchos otros líderes religiosos han condenado el manifiesto, resaltando los peligros de la doctrina que proponen.

El martes pasado, 29 de agosto, un grupo de más de 150 líderes evangélicos publica el Manifiesto de Nashville, en el que reiteran categórica y fehacientemente su creencia de que el matrimonio debe ser exclusivamente entre un hombre y una mujer y afirmando que Dios creó dos sexos distintos, que el acto sexual sólo debe ocurrir dentro de los límites del matrimonio heterosexual y que incluso aprobar y tolerar a personas homosexuales o transexuales es «un pecado de inmoralidad». Se trata de un manifiesto que surge de la Conferencia de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur, convocada por el Consejo de Masculinidad y Feminidad Bíblico (CBMW por sus siglas en inglés: Council on Biblical Manhood and Womanhood) el viernes anterior, 25 de agosto, en Nashville. La alcaldesa de la ciudad, Megan Barry, ha condenado el uso que del nombre de Nashville hacen los evangelistas, desmarcándose del contenido del Manifiesto, como también han hecho numerosos grupos de católicos abiertos al colectivo LGBT.

El Manifiesto de Nashville y lo que defienden sus acólitos

«AFIRMAMOS que Dios ha diseñado el matrimonio para ser un pacto, una unión sexual, procreativa y duradera entre un hombre y una mujer, como marido y esposa, y quiere significar el pacto entre Cristo y su esposa, la iglesia. NEGAMOS que Dios haya diseñado el matrimonio como una relación homosexual, polígama o poliamorosa. También negamos que el matrimonio sea un mero contrato humano y no un pacto hecho delante de Dios».

«AFIRMAMOS que las diferencias divinamente ordenadas entre el hombre y la mujer reflejan la creación y el diseño originales de Dios y están destinados al beneficio y florecimiento humano. NEGAMOS que tales diferencias sean un resultado de la Decadencia o sean una tragedia a ser superada».

«AFIRMAMOS que las personas que experimentan atracción sexual por el mismo sexo pueden tener una vida rica y fructífera agradando a Dios a través de la fe en Jesucristo, siempre que, como todos los Cristianos, caminen en la pureza de la vida. NEGAMOS que la atracción sexual para el mismo sexo sea parte de la bondad natural de la creación original de Dios, o que ponga a una persona fuera de la esperanza del evangelio».

«AFIRMAMOS que es pecaminoso aprobar la inmoralidad homosexual o la transexualidad y que esa aprobación constituye una separación esencial de la fidelidad y el testimonio cristiano. NEGAMOS que la aprobación de la inmoralidad homosexual o la transexualidad sea una cuestión de indiferencia moral sobre la cual los cristianos fieles de otro modo deberían estar de acuerdo en no estar de acuerdo», son algunas de las 14 premisas que se defienden en el Manifiesto de Nashville, todas ellas relacionadas con la sexualidad de las personas en respuesta a una realidad que denominan «cada vez más post-cristiana (…). Este espíritu secular de nuestra época representa un gran desafío para la iglesia cristiana».

«El espíritu de nuestra época no se deleita en el buen diseño de Dios de varón y hembra. En consecuencia, la confusión reina sobre algunas de las cuestiones más fundamentales de nuestra humanidad (…). El objetivo del Manifiesto de Nashville es hacer brillar una luz en la oscuridad; declarar la bondad del diseño de Dios en nuestra sexualidad y en la creación de nosotros como hombres y mujeres», declara Denny Burk, presidente del CBMW, en cuya página se han apresurado a rescatar un manuscrito similar publicado en 1987, el Manifiesto de Denvers. Entre los firmantes del Manifiesto de Nashville abundan los teólogos y pastores, así como también se puede encontrar algunos escritores ultracatólicos, como Rosaria Butterfield o Sam Alleberry, o incluso algunos de los asesores de Donald Trump, como James Robinson.

Detractores cristianos y un contraminifiesto

«Este es ciertamente otro día triste en la historia del movimiento evangélico moderno», declara Brandan Robertson, pastor cristiano y activista LGBT, responsable de una protesta ante la Conferencia de Ética y Libertad Religiosa. Alentado por la progresiva aceptación que determinados grupos religiosos han tenido hacia el colectivo LGBT, Robertson afirma que «la parte más rompedora de este manifiesto es que este documento promoverá y perpetuará una doctrina que causará daño psicológico verificable a los jóvenes LGBT cristianos en iglesias alrededor del mundo (…). Estoy seguro de que las generaciones futuras mirarán hacia atrás a esta resolución y la verán tan despreciable como las ex declaraciones de los Bautistas del Sur promueven la esclavitud y la segregación (…). Más y más cristianos líderes están dando un paso adelante para anunciar lo contrario del Manifiesto de Nashville, que las + personas LGBT están muy bien y maravillosamente creadas a la imagen diversa de nuestro Dios expansivo y les da la bienvenida al igual que nosotros en nuestro lugar en el Iglesia y en la sociedad».

En la misma línea, algunos miembros de la comunidad cristiana se han apresurado a destacar la particularidad del momento en el que se publica este documento, muy poco después de los tristes acontecimientos de Charlottesville, tildándolo de «insensible» y advirtiendo que podría causar más daño que bien al marginar todavía más a las minorías que se integran en la iglesia a pesar de su orientación sexual y su identidad de género. Los detractores del manifiesto consideran que son puntos de vista ultratradicionales despertados por el efecto de la administración Trump, que ha abierto un debate sobre quién tienen la legitimidad de hablar sobre moralidad públicamente, denunciando igualmente que son argumentos de los que se apropian los supremacistas blancos.

«Se trata de hombres blancos y heterosexuales que tratan de mantener su control sobre la iglesia y tratan de mantener su control sobre las mujeres. Ellos saben que no pueden mantener su posición en la sociedad, y por lo tanto sólo se aferran a la paja (…). Lo llaman un ‘manifiesto’. Los supremacistas blancos emiten manifiestos. Y quieren decir que esto es bíblico, pero no lo es», declara Nancy Petty, pastor de la Iglesia Baptista Pullen Memorial de Raleigh, casada con otra mujer, quien señala que es una respuesta propia de los representantes del heteropatriarcado, que se sienten amenazados a medida que más iglesias reconocen las uniones entre personas del mismo sexo y ordenan pastores gays y lesbianas.

«Si el fruto de la doctrina regularmente y consistentemente crea vergüenza, lesinoanes autoinflingido, suicidio, y corazones rotos, familias e iglesias, deberíamos escuchar», publica con ironía la escritora cristiana Jen Harmaker, advirtiendo que el manifiesto es perjudicial para los homosexuales y sus familias, añadiendo en un tuit que «Si el fruto del ‘Manifiesto de Nashville’ es sufrimiento, rechazo, vergüenza y desesperación. El momento es insensible más allá de las palabras». Mientras que el cómico Kumail Nanjiaji lo tilda de «maligno», el líder de Black Lives Matter, DeRay Mckersson asegura que «el Dios que conozco no apoya esto». Tres ciudadanos de Nashville, que consideran que el manifiesto evangelista no representa la naturaleza inclusiva de la ciudad de Nashville, no han dudado en redactar su propio manifiesto: El Manifiesto exacto de Nashville, que han subido a Internet y ya lleva más de 500 firmas.

Fuente Universogay

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La Iglesia episcopaliana, “castigada” por sus compañeros anglicanos por aprobar el matrimonio igualitario responde.

Jueves, 21 de enero de 2016
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the_episcopal_church_welcomes_youLa Iglesia episcopaliana de Estados Unidos ha sido sancionada por los primados de la Comunión Anglicana, a la que no podrá representar en organismos internacionales. El motivo: su posición inclusiva en materia LGTB, especialmente en lo referido al matrimonio.

En la reciente reunión de primados de la Comunión Anglicana se ha producido una decisión que no por esperada deja de ser lamentable: la Iglesia episcopaliana de Estados Unidos ha sido sancionada por su inclusividad con las personas LGTB. En particular, se le reprocha la reciente modificación de su su canon matrimonial para incluir a las parejas del mismo sexo. Aunque los episcopalianos ya admitían la bendición de estas parejas, quedaban todavía excluidas del matrimonio religioso propiamente dicho. La decisión fue la culminación natural de un proceso inclusivo iniciado años antes, pero sin duda la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos —que consideró inconstitucional la prohibición del matrimonio civil igualitario— actuó como catalizador. Los episcopalianos fueron así la segunda confesión cristiana mainstream en aprobar el matrimonio religioso igualitario en pocos meses: en marzo de 2015 había hecho lo propio la Iglesia presbiteriana.

Un paso que ha supuesto que a la Iglesia episcopaliana se le aplique una sanción, consistente en que sus miembros no podrán ser elegidos para representar a la comunión anglicana en organismos internacionales. En palabras del comunicado oficial que hace pública la decisión: “Los desarrollos recientes en la Iglesia episcopal en relación a su canon matrimonial representan un apartarse de la fe y enseñanza mantenidas por la mayoría de nuestras provincias sobre la doctrina del matrimonio (…) Es nuestro deseo unánime caminar juntos. Sin embargo, dada la seriedad de estos asuntos, reconocemos formalmente esta distancia requiriendo que, por un periodo de tres años, la Iglesia episcopal no siga representándonos en organismos ecuménicos e interreligiosos. No deberá ser designada para comisiones permanentes internas; además, mientras participe en los órganos internos de la Comunión Anglicana, no tomarán parte en la toma de decisiones o en cualquier asunto relativo a doctrina o políticas”.

La Iglesia episcopaliana ha reaccionado con extrema elegancia, manifestando su pesar y su esperanza en el futuro. Así lo ha declarado su primado, Michael Curry:

“No es este el resultado que esperábamos. Y siendo verdad que estamos decepcionados, es importante recordar que la Comunión Anglicana no es en realidad una cuestión de estructura y organización. La Comunión Anglicana es una red de relaciones construida en asociaciones para la misión. Son relaciones fundadas en una fe común. Relaciones entre diócesis, de parroquia a parroquia a través del mundo (…) Es este un tiempo decepcionante para muchos. Y habrá dolor en el corazón de muchos. Pero es importante recordar que seguimos siendo parte de la Comunión Anglicana (…) Y la verdad es que puede que sea parte de nuestra vocación el ayudar a la Comunión, y a muchos otros, a crecer en una dirección donde podamos darnos cuenta y vivir el amor que Dios tiene por nosotros; de tal manera que un día podamos ser una Iglesia y Comunión donde todos los hijos e hijas de Dios sean plenamente bienvenidos”.

Otra de las reacciones que tiene interés es la reflexión de Brandan Robertson, cristiano evangélico abiertamente gay. “Creo que los primados anglicanos que están pidiendo la separación de la Iglesia episcopal por su postura en las relaciones entre personas del mismo sexo están actuando por miedo e ignorancia porque nunca se han sentado de verdad en la misma mesa —ni tampoco han caminado a su lado— con ningún discípulo LGTBQ+ de Jesús. Es fácil demonizar desde la distancia. Es fácil declarar ‘herético’ cuando nunca has andando en los zapatos de tu ‘otro’ ni has hecho experiencia de Dios a través de sus zapatos. Esos Primados —y en realidad todos los que se oponen enérgicamente a los LGTBQ+ cristianos— deben seguir el imperativo bíblico y conocer algunos fieles seguidores de Jesús que son LGTBQ+. Necesitan hacer experiencia de vida a través de sus ojos. Necesitan ver cuánto puede honrar a Dios nuestro ‘estilo de vida’. Porque mientras no lo hagan, lo único que harán será aferrarse a una teología desencarnada; y nada es más peligroso, destructivo y letal”, ha escrito Robertson.

Un conflicto que viene de atrás

Esta decisión no es más que es el último capítulo de un largo enfrentamiento entre dos grandes grupos. Por un lado están las iglesias del “sur global” (Global South), sobre todo del África anglófona, en particular Nigeria y Uganda. Por el otro, las iglesias de Estados Unidos y, en menor medida, Canadá. Las segundas han dado pasos decisivos hacia la inclusión mientras que las otras participan de la LGTBfobia extendida en sus países.

El conflicto se retrotrae varios años atrás. La primera fecha significativa puede situarse en 1998. Fue en la Conferencia de Lambeth (reunión de obispos de la Comunión Anglicana que tiene lugar cada diez años). Entonces se aprobó una resolución de condena de las relaciones homosexuales por “contrarias a la Escritura“. Se enfrentaban ya a la Iglesia episcopaliana, que llevaba años avanzando en la inclusión. No en vano, en 1988 el conocido obispo John Shelby Spong, de la diócesis de Newark (Nueva Jersey) hizo publicar Living in Sin?, donde planteaba ya la bendición de parejas del mismo sexo (hay traducción al español a cargo de la Asociación Marcel Légaut, con el título ¿Vivir en pecado?).

Esta resolución de la Conferencia de Lambeth no frenó a la iglesia episcopaliana. Y en 2003 se llegó a un punto de inflexión. Fue con la elección como obispo de New Hampshire de Gene Robinson, abiertamente gay y entonces con pareja (se divorció años después). Se conminó entonces a la Iglesia episcopaliana a no seguir ordenando obispos LGTB. Esta orden la cumplió un tiempo hasta que decidió proseguir su camino de inclusividad, eligiendo a Mary D.Glaspoool como obispa auxiliar de Los Angeles.

Durante este tiempo, además, esta iglesia ha ido posicionándose cada vez más claramente a favor del matrimonio igualitario. Un signo elocuente fue hacer tañer las campanas de la Catedral Nacional de Washington cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos derogó la sección tercera de la DOMA (Defense of Marriage Act), sentencia que está en la base de la que un tiempo después extendió el matrimonio igualitario a todo el país. El último paso ha sido la reforma del canon para aprobar el matrimonio religioso.

En cada uno de estos pasos, ha habido amenazas de cisma, nunca formalizadas. No en vano, numerosas iglesias opuestas a la inclusión han ido enfriando o rompiendo lazos con la iglesia episcopaliana. Ahora algunos ven el cisma más cercano. Sin embargo, conviene tener claro que, estrictamente, no hay cisma en esta sanción: como bien dice el primado de la Iglesia episcopaliana, esta sigue siendo parte de la Comunión Anglicana. No obstante, no deja de llamar la atención que el primado de toda la Comunión, el arzobispo de Canterbury Justin Welby (un cargo más bien honorífico, en modo alguno equivalente al papa de Roma) haya asegurado que un cisma “no sería un drama”, palabras que pueden ser muy reveladoras.

De momento, lo más significativo a nuestro juicio es que la Iglesia episcopaliana sigue firme en su camino hacia la plena inclusión. Afirman ciertamente el deseo de seguir en la Comunión, pero dejan clara su apuesta. Más aún, consideran que su misión incluye ayudar a otros a ver la necesidad de tal inclusión. De una manera análoga a la Iglesia Evangélica Española (amenazada también, en su caso de expulsión del Consejo Evangélico de Madrid), parece que las iglesias inclusivas están viendo claro que no deben echarse atrás por el rechazo de otras.

Fuente Dosmanzanas

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