Descubren a un “terapeuta ex-gay”, judío ortodoxo, buscando contactos en Manhunt
Norman Goldwasser es un terapeuta judío ortodoxo que dirige las clínicas Horizon Psychological Services, que tienen sede por todo EE.UU., y se gana la vida “ayudando” a otros hombres a dejar de ser gay, como él. Norman le dice a sus pacientes que la homosexualidad es una especie de Trastorno Obsesivo Compulsivo y asegura a sus pacientes/víctimas que les puede curar con terapia.
Lo que no explica Norman a sus pacientes es lo que han descubierto desde el grupo de activistas Truth Wins Out: que tiene un perfil en Manhunt (y en Bear Nation) con el nick “Hotnhairy72”. En el perfil Norman se define como un señor bien educado, inteligente, masculino y deportista que busca señores similares para quedar por las noches, y no precisamente para “curarles” de su homosexualidad…
“La doble vida llena de mentiras de Norman Goldwasser pone de manifiesta la enorme hipocresía y naturaleza depredadora del timo de la industria de los ‘ex-gay’“, explica el director ejecutivo de Truth Wins Out, Wayne Besen, “Exigimos a todos los estados del país que prohíban el azote de las terapias de conversión que atacan la salud mental de los jóvenes LGTB”
Y es que Norman Goldwasser lleva muchos años haciéndose de oro proclamando que ha dejado de ser gay y tú también puedes dejar de serlo . Formó parte de la Jews Offering New Alternatives to Homosexuality (JONAH), una organización ya extinta que se dedicaba a “curar” homosexuales y aseguraba que la mayor aceptación de las personas LGTB+ en la sociedad se debía únicamente a una gran campaña de relaciones públicas.
Goldwasser, además, fue co-autor en 2006 de un ensayo titulado: “Terapia Holística: un acercamiento clínico y exhaustivo al tratamiento de la atracción homosexual” en el que decía que la homosexualidad era igual que un trastorno obsesivo compulsivo porque (ojo a esto) “dos personas con atracción homosexual pueden ser completamente diferentes en cualquier otro aspecto de su vida (…). De forma similar, el TOC puede manifestarse de muchas maneras y en diferentes combinaciones. Describir a un grupo de individuos exclusivamente en términos de TOC compromete y distorsiona el amplio historial médico de cada individuo“.
Le prepararon un cebo desde Truth Wins Out al que propuso quedar en la habitación de un motel en Fortlauderdale.
El caso Goldwasser ha adquirido especial relevancia en Estados Unidos porque justo este fin de semana se estrenó Boy Erased, la película de Joel Edgerton que narra la histora real de un adolescente gay al que sus padres envían a un campamento para curarle la homosexualidad. Norman Goldwasser ha participado activamente en algunos de esos campamentos, como el programa Journey into Manhood en el que enviaban a chavales gais al bosque a participar en actividades “masculinas” para que dejaran de ser gais… y a darse muchos abrazos y muchos arrumacos con los monitores. De ahí que muchos se acabaran refiriendo a ese programa como Journey into Manhunt.
Y de golpe todo cobra sentido.
P.D.: Si eres de los que creen que está mal sacar a alguien del armario, te dejo aquí lo que ha dicho Wayne Besen de Truth Wins Out: “Goldwasser no puede decir que su vida personal no es asunto nuestro cuando se dedica intentar ‘curar’ a personas LGTB. Aquí tenemos el caso de un charlatán que está estafando a sus consumidores, engañando a sus clientes y afectando negativamente a la salud mental de éstos. Nos preocupa especialmente que la estafa de Goldwasser se cebe con los jóvenes más susceptibles“.
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras. “Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente | Truth Wins Out, vía HazteQueer/Cristianos Gays
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