La NBA reitera su boicot a Carolina del Norte mientras siga en vigor la ley que discrimina a los ciudadanos LGTB
La NBA y otras asociaciones deportivas han reiterado su rechazo a celebrar sus competiciones en Carolina del Norte hasta que se derogue la ley que discrimina a las personas LGTB del estado, conocida como HB2. El rechazo de los representantes republicanos a invalidar la HB2 en la Asamblea General extraordinaria del pasado miércoles 21 de diciembre ha obligado a los grupos deportivos a tomar esta determinación, que seguirá causando pérdidas millonarias al estado sureño.
La liga profesional de baloncesto estadounidense, conocida mundialmente como NBA, ha confirmado a ESPN que seguirá con su boicot al estado de Carolina del Norte mientras no sea derogada la HB2, la ley que permite la discriminación de las personas LGTB, especialmente del colectivo transexual. La NBA ya trasladó fuera de Charlotte —la ciudad más poblada de Carolina del Norte— la celebración del All-Star Game de 2017, eligiendo como sede a Nueva Orleans, e insiste en que continuará con esa medida hasta que se deroguen todas las normativas discriminatorias en el estado sureño.
Por su parte, la NCAA, la asociación más importante del deporte universitario estadounidense, también ha emitido un comunicado por boca de su portavoz, Bob Williams, en el que informaba que “la decisión de la NCAA de evitar la celebración de campeonatos en Carolina del Norte permanece sin cambios”. Esa postura de la NCAA, ahora reiterada, fue comunicada en el mes de septiembre, cuando los dirigentes de la asociación consideraron que la administración de Carolina del Norte había tomado “un cúmulo de acciones respecto a los derechos civiles”, que entraban en confrontación con “la larga tradición de los valores de la NCAA respecto a la inclusión, el bienestar de estudiantes y atletas, y la creación de una cultura de equidad”.
Ambas reiteraciones se producen después de que la Asamblea General de Carolina del Norte, convocada por el gobernador saliente Pat McCrory, rehusara derogar la HB2 tras una maratoniana sesión. La mayoría republicana rompió sin paliativos el acuerdo al que había llegado con el gobernador entrante, el demócrata Roy Cooper, a pesar de que este había cumplido con su compromiso de conseguir que el consejo de la ciudad de Charlotte revocara su legislación antidiscriminatoria. La decisión de la NBA y la NCAA corroboran las palabras de Chad Griffin, presidente de Human Rights Campaign, tras la negativa republicana a cumplir con su compromiso: “hoy, la confianza pública ha sido traicionada una vez más. Los legisladores han enviado el mensaje de que Carolina del Norte sigue cerrada para los negocios”.
Las pérdidas económicas para Carolina del Norte por la decisión de la NBA de trasladar la sede del All-Star Game de 2017 fuera del estado se han estimado en 100 millones de dólares. En cuanto a la NCAA, para dar una idea del poderío económico y la capacidad de convocatoria de la asociación, en 2014 declaró unos ingresos de 1.000 millones de dólares y en disciplinas como el fútbol americano ha llegado a superar los 38 millones de espectadores. Desde su decisión, ya ha reubicado en otros estados más de 10 eventos de distintas disciplinas.
Una ley contra la igualdad LGTB
La conocida HB2, fue promulgada en marzo de este 2016 por Pat McCrory, después de que las cámaras legislativas del estado, controladas por los republicanos, la aprobaran con carácter de urgencia y sin apenas discusión previa en un proceso que fue ampliamente criticado. La ley prohíbe a los ayuntamientos y condados del estado establecer medidas de protección contra la discriminación de las personas LGTB y deroga las ya existentes. En realidad, la ley perseguía acabar con la norma que antes había aprobado Charlotte, la ciudad más poblada del estado, y que precisamente amparaba a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales ante cualquier tipo de discriminación de que fueran objeto en lugares donde se ofrecen servicios, como comercios, restaurantes, hoteles o taxis. Entre esas medidas se hallaba la de permitir a las personas transexuales que dispusieran de los aseos correspondientes a su identidad de género real en cualquier centro público, incluidos los escolares.
Esta última medida fue la que se tomó como excusa para organizar con carácter de urgencia plenos en ambas cámaras del estado para aprobar la ley a rebufo de la ola de histeria que los grupos más conservadores buscan provocar alrededor del “pánico transexual en los baños”, a semejanza de lo que ocurrió el pasado 2015 en Houston (Texas), donde la campaña contra el uso de los baños femeninos por las mujeres transexuales fue feroz y vergonzosa. Una urgencia que impidió además el debate sobre el alcance de las medidas antidiscriminatorias, aprobadas en dos sesiones vertiginosas en la Cámara de Representantes y el Senado estatales. En este último, los senadores del Partido Demócrata, en minoría, abandonaron la sesión como protesta. En ambas cámaras el resultado fue abrumadoramente mayoritario.
Fuente Dosmanzanas
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