Los obispos católicos americanos animan a los padres a rechazar a sus hijos trans
Una carta enviada por la Conferencia Episcopal Estadounidense justo antes de Navidad anima a los padres a rechazar la ideología de género, tilda a las personas trans de “problemáticas” y anima a los padres a rechazar la identidad de género de sus hijos.
Recientemente, un grupo de 20 líderes religiosos norteamericanos de diversas confesiones ha publicado una declaración donde rechazan la “ideología de género” (expresión que el ámbito más conservador utiliza para denigrar tanto al feminismo como a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB, muy especialmente la lucha en favor de los derechos trans). Dicho pronunciamiento lleva por título Creados hombre y mujer. Carta abierta de líderes religiosos, y en él se declaran contra el principio de autodeterminación de genero. Con todo, una consideración más detenida muestra que su representatividad es limitada.
Y así, la Conferencia Episcopal de EE.UU. acompañada por representantes de otras confesiones, ha dejado claro que por mucho que sea Navidad, su homofobia les sale por los poros. Y acaba de animar a los padres a rechazar a sus hijos trans. Unos canallas. En una carta publicada estos días, los obispos católicos estadounidenses han señalado que las personas trans son “profundamente problemáticas” y que lo de cambiar de género es una “idea falsa“. Así animan a los padres de menores trans a negarse a aceptar a sus hijos y, por supuesto, a posicionarse radicalmente en contra de que transicionen.
Una vez más, líderes religiosos de cierto peso se hacen notar por su rechazo a reconocer la realidad trans. En esta ocasión, además, el pronunciamiento tiene un carácter ecuménico, al reunir a líderes de diferentes confesiones. Al expresar su rechazo, los firmantes hacen ciertamente una salvedad al asegurar que “respetan” a quienes se sienten “insatisfechos” con el sexo que les fue asignado al nacer, pero niegan todo valor a esta experiencia, pues rechazan que se pueda cuestionar la noción de dos sexos fijados desde el nacimiento. Un hecho, según ellos, marcado por la creación divina y que no puede ser contradicho por el hombre.
Hecha esta “aclaración”, el documento no duda en cargar duramente contra la manida y mentirosa idea a la que llaman “ideología de género”, acusándola de grandes males y cómo ésta ha sembrado la confusión en la sociedad: “Los niños son especialmente dañados cuando se les dice que pueden ‘cambiar’ su sexo o, más aún, que se les pueden dar hormonas que afectarán su desarrollo y hacerles estériles de adultos (…) La ideología de género daña a los individuos y sociedades al sembrar confusión y duda sobre sí mismo”, afirma. Pero va más allá, al culpar a esta “ideología” incluso de la discriminación que sufren las personas trans: “El movimiento actual, que quiere implementar la falsa idea de que un hombre puede convertirse en una mujer o viceversa, es profundamente perturbador. Obliga a la gente o a ir contra la razón -es decir, aceptar algo que no es cierto- (…) o a enfrentar el ridículo, la marginación y otras formas de represalia”. “Los padres merecen una orientación mejor en estas importantes decisiones, y urgimos a las instituciones sanitarias a honrar el principio médico básico de no hacer daño.” dice la impresentable y antievangélica carta episcopal.
Siguiendo con la ideología de género, después de justificar la transfobia, los obispos añaden que desean “salud y felicidad para todos los hombres, mujeres y niños” y por eso reclaman leyes que protejan “la verdad sobre la identidad sexual de las personas“., la carta asegura que “El propio estado tiene por lo tanto un gran interés en mantener las políticas que se basan en el hecho científico de la biología humana y de apoyar a las instituciones sociales y las normas que las rodean.” Por si esa frase te genera alguna duda, lo de “apoyar a las instituciones sociales” es, básicamente, un llamamiento a mantener los beneficios sociales y fiscales de la Iglesia. Y si no se protegen vendrán ellos a fomentar la discriminación que es lo que lleva al alto nivel de exclusión y suicidios de las personas trans para luego crear la falacia de que la culpable es la “ideología de género”.
“Creemos que Dios creó a cada persona hombre o mujer y, por lo tanto, la diferencia sexual no es un accidente o un error: es un regalo de Dios que nos ayuda a acercarnos los unos a los otros y a Dios. Lo que Dios ha creado es bueno.” Hay que remarcar, que esto lo están diciendo un grupo de señores que prometen celibato… y luego abusan de menores y se tapan entre ellos. Lo normal. “Dios creó a la humanidad a su imagen y semejanza. Dios nos creó según su imagen, Dios creó al hombre y a la mujer.”
Ya sabemos que a los obispos les encanta meterse donde no les llaman y, sobre todo, hablar sobre cosas que ni comprenden ni quieren comprender. Nadie le dice a los niños que pueden cambiar su sexo y por supuestísimo nadie les da hormonas como si fueran caramelos. Pero ¿desde cuándo a los obispos les ha importado decir la verdad?
Con esta carta los obispos católicos estadounidenses deciden mantenerse en sus posiciones tránsfobas y profundamente perjudiciales para los menores trans y sus familias. Ellos que tanto dicen respetar las escrituras han decidido saltárselas a la torera (en la Biblia no hay ni una mención a las personas trans, por cierto) y predicar el rechazo y el odio hacia la diversidad sexual y de género.
El documento llama la atención también por sus firmantes. Son principalmente líderes de confesiones cristianas, aunque hay también algún representante musulmán. Entre ellos están obispos católicos marcadamente conservadores como Charles J. Caput, arzobispo de Filadelfia, así como Joseph C. Bambera, obispo de Scranton (Pensilvania), Joseph E. Kurtz (Louisville, Kentucky) y James D. Conley (Licoln, Nebraska). No están, sin embargo, obispos católicos que han mostrado actitudes muy diferentes, muy especialmente el cardenal Blase J. Cupich, arzobispo de Chicago, quien ha vuelto a destacar recientemente por su apoyo público al jesuita James Martin, autor de un libro donde invita a tender puentes entre la iglesia católica y la comunidad católica.
Entre los firmantes, como hemos señalado, hay también miembros de otras confesiones cristianas, entre ellos obispos anglicanos como Foley Beach o luteranos como John F. Bradosky. En estos últimos casos, sin embargo, se trata sobre todo de representantes de grupos desgajados de las iglesias principales. Beach es obispo de la Anglican Church in North America, una iglesia escindida de la Iglesia Episcopaliana, principal rama anglicana en Estados Unidos, mientras que Bradosky lo es de la North American Lutheran Church, escindida de la Iglesia Luterana Evangélica de América. En ambos casos, además, la separación se produjo justamente por la integración de la realidad LGTB en la teoría y práctica de sus iglesias de origen.
Este documento, pues, no es otra cosa que un ejemplo más de “ecumenismo conservador”, al que no debería darse más valor del que tiene: los representantes de las iglesias protestantes pertenecen a ramas minoritarias. Incluso dentro de la jerarquía católica tampoco las voces de los firmantes son ya las únicas que se oyen. Aún así es preocupante que el texto, en teoría una “carta” que solo representa a los firmantes, haya sido publicada en la página web de la Conferencia Episcopal estadounidense.
Fuente | Pink News, vía EstoyBailando/Dosmanzanas
General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Anglicana, Iglesia Católica, Iglesia Luterana
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