Bienvenido
Tu mayor miedo es no ser bienvenido. Este hecho está vinculado a tu miedo a nacer, a no ser bienvenido a esta vida, y a la muerte, a no ser bienvenido a la vida después de la muerte. Es el miedo, profundamente anclado en ti, de que hubiera sido preferible no haber nacido.
Aquí estás enfrentándote al corazón de la lucha espiritual. ¿Te vas a entregar a las fuerzas de las tinieblas que te dicen que no eres bienvenido a la vida, o puedes confiar en la voz del que vino no a condenar sino a salvarte del miedo? Tienes que elegir la vida. En cada momento debes decidir confiar en la voz que te asegura: «Te amo. Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el vientre de mi madre» (Sal 139,13).
Todo lo que Jesús te dice puede resumirse en estas palabras: «Sé consciente de que eres bienvenido». Jesús te ofrece su vida íntima con el Padre. Quiere que sepas todo lo que él sabe, y que hagas todo lo que él hace. Sí, quiere prepararte un lugar en la casa de su Padre.
Recuerda constantemente que tus sentimientos de no ser bienvenido no vienen de Dios y no te dicen la verdad. El Príncipe de las Tinieblas quiere que creas que tu vida es una equivocación y que no hay hogar alguno para ti. Pero siempre que consientes que esos pensamientos te afecten, te pones en el camino de tu autodestrucción.
Por eso debes desenmascarar sin descanso la mentira y pensar, hablar y actuar de acuerdo con la verdad de que eres absolutamente bienvenido.
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H. J. M. Nouwen,
La voz interior del amor
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