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“Se acerca vuestra liberación”. Domingo 29 de noviembre de 2015. Primer Domingo de Adviento (Comienza el ciclo C)

Domingo, 29 de noviembre de 2015
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01-advientoC1Leído en Koinonia:

Jeremías 33, 14-16. Suscitaré a David un vástago legítimo.
Salmo responsorial: 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14: A ti, Señor, levanto mi alma.
1Tesalonicenses 3, 12-4, 2: Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva.
Lucas 21, 25-28. 34-36: Se acerca vuestra liberación.

Este primer domingo de adviento sirve de puente entre el tiempo ordinario y el tiempo de adviento. El tiempo ordinario termina reflexionando sobre la segunda venida de Jesús, sobre los acontecimientos del fin de los tiempos. En esta medida el primer domingo del adviento se inaugura con el tema del final de los tiempos, y nos va a introducir en el tiempo de la espera y de la esperanza, el tiempo de adviento.

La lectura del libro de Jeremías nos sitúa en el tiempo inmediatamente posterior a la destrucción de Jerusalén en el año 587 a.C. El pueblo está desolado y empieza a tomar conciencia de su situación. Jeremías dirige su palabra profética a su pueblo para decirle que Dios no los ha abandonado, que hará regresar a los cautivos y los perdonará, se construirán de nuevo las ciudades, los campos volverán a granar y los ganados a pastar. Es esos días el Señor hará brotar en rey justo, no como los reyes que los llevaron al destierro, el cual será llamado «Dios es nuestra justicia». Vendrá un rey justo a restaurar al pueblo de Israel.

El salmo responsorial expresará que esa esperanza que leemos en la primera lectura, no quedará defraudada, pues quien espera y quien es fiel al Señor no queda defraudado. Yahvé siempre lleva al cumplimiento su palabra. Por esta razón el salmo enfatiza la idea de Jeremías, el rey de justicia que esperamos sí llegará. Ese rey esperado es para nosotros los cristianos, Jesús el señor.

El Segundo Testamento a partir de la novedad de Jesús nos introducirá en otro tipo de espera y esperanza. Supone claramente que el rey esperado del Primer Testamento es Jesús, pero abre la puerta a una espera en el esperado, hacia el final de los tiempos. Jesús vino en humildad, como el campesino de Nazaret que fue obediente al Padre, y que por esa obediencia fue muerto y resucitado. Pero al final de los tiempos, él regresará a manifestar su gloria. Por eso en la carta de los Tesalonicenses, Pablo exhorta a la comunidad a mantenerse fieles a Jesús y prepararse para esa segunda venida. El evangelio de Lucas describe de manera metafórica, los acontecimientos que precederían a esa segunda venida de Jesús. Por este acontecimiento final es que Lucas invita a los hermanos y hermanas a mantenerse fieles y vigilantes para mantenerse en pie (fieles) ante el Hijo del Hombre.

El texto del evangelio de hoy es un texto difícil: la liberación llega. En los versículos anteriores Lucas nos hablaba del asedio a Jerusalén (21,20-23). Ahora, alude a la segunda venida de Jesús: es decir a lo que llamamos la parusía. El discurso de Jesús es apocalíptico y adaptado a la cultura de su tiempo (apocalipsis no significa catástrofe, como tendemos a pensar, sino revelación), y nosotros tenemos que releer esas señales del mundo natural en el mundo de la historia, que es el lugar en que el Espíritu se manifiesta. La segunda venida del Señor revelará la historia a sí misma. La verdad que estaba oculta aparecerá a plena luz. Todos llegaremos a conocernos mejor (1Cor 13,12b).

En nosotros existe la angustia, el miedo y el espanto, no causados por “las señales en el sol, la luna y las estrellas”. Nuestras angustias e inseguridades están causadas más bien por las crisis económicas, por los conflictos sociales, por el abuso del poder, por la falta de pan y trabajo, por la frustración… de tantas estructuras injustas, que solo podrán ser removidas por el paso -del amor de Dios y su justicia- en el corazón del ser humano.

El mensaje de Jesús no nos evita los problemas y la inseguridad, pero nos enseña cómo afrontarlos. El discípulo de Jesús tiene las mismas causas de angustia que el no creyente; pero ser cristiano consiste en una actitud y en una reacción diferente: lo propio de la esperanza que mantiene nuestra fe en las promesas del Dios liberador y que nos permite descubrir el paso de ese Dios en el drama de la historia. La actitud de vigilancia a que nos lleva el adviento es estar alerta a descubrir el “Cristo que viene” en las situaciones actuales, y a afrontarlas como proceso necesario de una liberación total que pasa por la cruz.

Por eso el Evangelio nos llama a “estar alerta”, a tener el corazón libre de los vicios y de los ídolos de la vida (la conversión), para hacernos dóciles al Espíritu de Cristo que habita las situaciones que vivimos en nuestro entorno. Nos llama a “estar despiertos y orando”, porque este Espíritu se descubre con una Esperanza viva, punto de encuentro entre las promesas de la fe y los signos precarios que hoy envuelven esas promesas. La esperanza es una memoria que tiende a olvidarse, se nutre con la oración, nos adhiere a las promesas de la fe y nos inspira, cada día, la búsqueda de sus huellas en las señales del tiempo. La Esperanza cristiana se hace por nuestra entrega a trabajar para que las promesas se verifiquen en nuestras vidas.

El adviento es tiempo de preparación de espera. Jesús cumplió las promesas del Antiguo Testamento con su vida y predicación. No esperamos su nuevo nacimiento. Esperamos que él vuelva a juzgar la creación. Es ese momento el que esperamos, y para ese momento en que creemos que la justicia, que la igualdad, que la solidaridad se impondrán.

El evangelio de este domingo no está dramatizado en la serie radiofónica «Un tal Jesús».

La serie «Otro Dios es posible» contiene dos «entrevistas a Jesús de Nazaret, en su segunda venida a la Tierra», en las que comenta estas páginas apocalípticas de los evangelios: las entrevistas nº 88 y 89. Se puede escuchar o recoger el audio, leer o recoger el guión y unos sustanciosos comentarios complementarios en radialistas.net [http://radialistas.net/category/otro-dios-es-posible/?page=6]

Para la revisión de vida

Dos esperas han marcado la historia de nuestra fe desde nuestro padre Abraham hasta nuestros días. La primera espera, la espera del AT, es la espera del Mesías, del rey que restauraría el esplendor del pueblo de Israel, una vez destruido por Asiria y Babilonia. Para que este Mesías apareciera era necesario una vida transparente, el cumplimiento de la alianza del pueblo con Yahvé, fidelidad a Dios, en último término. Esa espera llegó a su cumplimiento en Jesús de Nazaret.

La segunda espera, la espera del NT, es la espera de la parusía, del retorno del señor en gloria para reinar sobre su pueblo, cuando el sea todo en todos y en todo. Esta Parusía esta asociada a la idea del juicio universal de las naciones: El Señor vendrá a juzgar. Esa escatología inminente fue lo que en la Iglesia primitiva dio pie para enfatizar en la preparación moral para ese momento.

Nosotros hoy continuamos expectantes esperanzados esperando la Parusía. Seguimos de camino. Preguntémoslos:

En las situaciones de muerte que vive el mundo (guerras, epidemias, hambre, injusticia, crisis económica que descarga su crueldad sobre quienes no provocaron la crisis) ¿nos preguntamos por el sentido de la vida y de nuestra existencia?

¿Qué interpretación hacemos de estas tragedias como signos apocalípticos o como situaciones de injusticia que merecen ser rechazadas?
En mi vida personal, en medio de la situación de crisis del mundo actual, ¿cuál es el ideal que me anima a continuar luchando hacia el futuro?

Para la reunión de grupo

– ¿Qué signos de esperanza y de desesperanza da esta sociedad actual “realista”, sin utopías, desencantada, anestesiada por la proclamación del “final de la historia”…?

– Se dice que, “con la caída del muro de Berlín, lo que se produjo en la sociedad fue el abandono de la concepción utópico-histórica de la política”; en la sociedad post-moderna ya no se toma la historia como un camino hacia la «transformación de la sociedad», ya no hay lugar para los mesianismos ni para las utopías… La sociedad se hizo “pragmática”, “realista”. La mística utópica y la esperanza apasionada de una renovación del mundo parecen cosas de otros tiempos… ¿Qué papel tendríamos los cristianos en esta época sin esperanzas mesiánicas ni liberadoras? ¿Qué sería la esperanza en un contexto sociocultural como éste? ¿Somos testigos de esperanza?

– Qué pueden significar los signos apocalípticos que utiliza el evangelio (señales en el sol, la luna y los astros, rugido del mar, amenaza de la llegada imprevista…)

– ¿En qué sentido el fin del mundo (y/o de nuestra propia vida) es la “venida del Señor Jesús”?

Para la oración de los fieles

– Para que las comunidades cristianas vivan intensamente el adviento como preparación a la navidad y como tiempo dedicado más intensamente a alimentar la esperanza del mundo y la propia nuestra, roguemos al Señor….

– Por todos los que lloran y se desesperan ante la muerte, para que encuentren sus vidas el coraje de la esperanza…

– Por todas las personas que por edad, enfermedad o cualquier otra circunstancia sienten la proximidad de su final; para que comprendan esa situación como una gracia, un don, una oportunidad para alcanzar la plenitud de sus vidas…

– Por todas las otras personas, especialmente jóvenes, que viven de espaldas a la realidad de la muerte y de la finitud de nuestras vidas; para que abandonen toda enajenación y vivan todos los días conscientes de las dimensiones reales de la vida humana…

– Por la esperanza de los pobres, los dos tercios del mundo, los mil millones de personas que viven con un dólar diario, los 2.600 millones de personas (el 40% de la humanidad) sin empleo (datos del Informe del PNUD 2007-2008, cap. 1); el 20% más pobre de la población mundial recibe el 1’4% del producto mundial; para que por nuestro compromiso decidido por la transformación del mundo seamos adviento, esperanza, buena noticia para estos hermanos y hermanas nuestros…

– Para que los teólogos cristianos reelaboren y reformulen las verdades eternas y la fe en el más allá de la muerte con un lenguaje más adecuado al hombre y la mujer de hoy…

Oración comunitaria

Oh Dios, Madre y Padre, Fuerza y Origen, Fundamento misterioso del Ser, que llamas a la existencia y siembras los impulsos y los brotes, e suscitas siempre la creatividad gratuita. Al comenzar este nuevo Adviento acoge nuestras limitaciones y temores, y libera toda tu energía en nosotros, para que renazcamos a una esperanza nueva. Tú que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.

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Dom 29.11.15 . Ante el gran terror, alzad vuestra cabeza (Dom 1 Adviento)

Domingo, 29 de noviembre de 2015
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Lucas 21, 25-28. 34-36. Adviento es advenimiento del Hombre: Como Rayo de esperanza en un mundo que parece irremisiblemente condenado, viene Dios, el hombre nuevo

Así dice el evangelio: En estos tiempos malos (los que ahora están aconteciendo), los creyentes “verán al Hijo del hombre que viene en la nube”, esto es, que “sale” de la nube de la historia, para iluminar la oscuridad de nuestro tiempo.

El mismo evangelio añade: “cuando empiecen a suceder estas cosas (los males del fin de los tiempos), levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.

Ésta es la palabra clave: Levantad la cabeza pues nace (nacerá) el Hombre (varón y/o mujer), el Hijo de Dios. Nadie ni nada podrá impedir su llegada.

Esta palabra proclama nuestra esperanza de Adviento: Nacerá el “ser humano”, que es principio y camino de vida, al margen de esta sociedad dominadora, no para destruirla, sino para cambiarla por dentro, ofreciendo esperanza de vida.

Por eso, en medio de grandes desastres, bajo la amenaza de bombas turcas o rusas, de ISIS o Francia (¡todas tan iguales, tan distintas!) podemos levantar nuestras cabezas, porque Dios quiere nacer como Emmanuel entre/con nosotros” (cf. Is 7, 14)…

Texto. Lucas 21, 25-28. 34-36

1. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. 2. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

2. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

3. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

4. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

5. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.”

Introducción:

Éste es un texto de larguísima historia en la esperanza de la humanidad, en las profecías de Israel, en el mensaje de Jesús y, de un modo más preciso, en la historia de la Iglesia primitiva.

— Un texto antiguo, pero extrañamente actual: Como si lo hubiéramos escrito hace unas horas, conmocionados por los asesinatos de ISIS en París, que han despertado todos nuestros miedos… Conmocionados porque sabemos que estamos envenenando el agua limpia de la tierra y el aire del cielo…, lo sabemos y no podemos volvernos atrás, porque queremos seguir manchando todo, para ganar más y más, por ganar todo…

(a) Hay rasgos de miedo universal (¡todos los pueblos han sufrido terrores ante el cosmos!), vinculados a la experiencia y esperanza de los profetas de Israel y de los apocalípticos judíos.

Éste es un texto mundial de miedo y de esperanza, muy apto para nuestro tiempo, cargado también de miedos sociales, económicos, humanos. ¿Podremos escuchar en medio de ellos la voz que dice: Levantad vuestra cabeza…?

(b) Este pasaje recoge la experiencia de Jesús y de las primeras comunidades cristianas, especialmente aquella que se ha expresado en el evangelio de Mc 13 (capítulo del que Lucas toma los temas principales de su texto). Sus palabras nos sitúan en la raíz de la esperanza del principio del cristianismo.

(c) El texto proviene de la comunidad de Lucas, con la propia inspiración del evangelista. Para entenderlo bien hay que leerlo y comprenderlo desde el conjunto del Evangelio de Lucas, a cabello entre el judaísmo y la cultura griega, en un momento de cambios muy fuertes, de tipo social y cultural.

(d) El texto ha sido recortado y pegado por la liturgia católica, que toma unos pasajes y deja otros (de Lc 21, 25-36) para recomponerlos de un modo convencional, creando un collage apropiado para el comienzo del adviento católico, pasandol del fin de la historia a su comienzo, iniciando el Adviento.

(e) Éste debe ser un texto mío, un texto nuestro… Cada uno de nosotros debemos elaborarlo, situándolo dentro de nuestras esperanzas, miedos y alegrías. No puedo recoger esa historia, me limito a comentar del modo más sencillo las palabras del texto actual, conforme a mi visión particular, de creyente y lector de la Biblia, que quiero compartir con vosotros.

Primera escena: Un contexto de miedo

a. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas;
b. y en la tierra la angustia se apoderará de los pueblos,
c. asustados por el estruendo del mar y de sus olas

Dividimos el texto en tres partes que leemos desde los extremos, pasando del a y del c al b, como ahora diremos.

(a) Nos hallamos ante un desquiciamiento cósmico, que se expresa en la tríada celeste cósmica: cielo, tierra, mar. En el cielo están los grandes (sol, luna, estrellas) que empiezan a dar señales falsas, ya no alumbra; lo que era principio de estabilidad suprema aparece como expresión de locura.

(c) Por su parte, el mar destruye sus “amarras”, se elevan las olas y tienden a inundar toda la tierra. Según Gen 1, Dios había construido el mundo “domando” los mares, colocando las aguas en sus límites y cauces, permitiendo que surgiera la tierra.

— Ahora se rompen los límites: sube el agua de los mares en una especie de diluvio invertido, un inmenso tsunami que llega a cubrir los montes más altos, rompiendo todos los límites.

— Ahora esos límites los estamos rompiendo nosotros, creando un tsunami mucho más violento, la polución del agua de las fuentes y los mares, un calentamiento atmosférico que nos puede llevar a la muerte (muerte a la que estamos llamando nosotros, como nos ha dicho el Papa Francisco).

(b) En medio queda la angustia: los hombres parecen estar hechos de un miedo que se va extendiendo como cáncer, y les va dominando desde fuera (y desde dentro) , como un sida que les inunda desde el cielo loco, desde el mar desmadrado.

Segunda escena. Superar el miedo: llega el Hombre

(a) Los hombres se morirán de miedo, al ver esa conmoción del universo;
(b) pues las potencias del cielo quedarán violentamente sacudidas
(c) Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria.

Dividimos también el texto en tres partes, que ahora leemos seguidas, destacando aquellos rasgos que pueden resultar más significativos en nuestro tiempo.

(a) Vuelve el miedo, un miedo de muerte, terror apocalíptico ante la conmoción del cosmos, la gran sacudida de las “potencias” del cielo. Morir es aquí “salir de sí”, perder la “psyche”, el alma, el aliento. De pronto, al descubrir la fragilidad de los elementos, los hombres pierden el alma, el valor, las ganas de la vida.

(b) Esta muerte por terror (¡puro terror cósmico, más que guerra y peste, más que sida…!) tiene un fundamento: La sacudida de las “potencias”, que en griego se llaman “dynameis”, principios rectores del cosmos, los ángeles astrales, leyes matemáticas que rigen el movimiento de los astros… todo.

Pues bien, ese mundo superior de equilibrio en el que estamos sustentados se sacuda y quiebra y las potencias del mal las hemos creado nosotros, son nuestra sombra destructora, como cáncer que los aniquila todo.

Crecen las grietas del gran cosmos, morimos de miedo, de miedo a nuestro propio satán, que somos nosotros mismos. Ésta es la más horrorosa de todas las muertes de la humanidad: morir de miedo al descubrir nuestra nada, la nada del cosmos, como sombra de nuestra propia maldad.

(c) Entonces “verán al Hijo del Hombre…”. No se dice que verán a Dios, ni siquiera al Cristo, ni a los ángeles del cielo: Verán al Hijo del Hombre, es decir, a la humanidad verdadera (que para los cristianos está centrada en Cristo).
Cristo aparece así como arco iris tras la tormenta del diluvio (Gen 9, 13-16), arco iris, el signo de la paz de Dios, del amor de Dios, Puede morir todo, pero el hombre no acabará… Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán… (Lc 21, 33). Pues bien, las palabras de Dios se concretan en el Hombre que viene, la nueva humanidad, que nace de arriba, del trono de Dios, con poder y gloria… Éste es el misterio del nacimiento.

Tercera escena. Levantad la cabeza

(a) Cuando empiecen a suceder estas cosas,
(b) cobrad ánimo y levantad la cabeza,
(c) porque se acerca vuestra liberación

He dividido también esta estrofa en tres versos sencillos, que comentaré de un modo más breve. Ellos marcan el centro del pasaje, en forma de “llamada.

(a) Estas cosas han empezado a suceder… Los hombres y mujeres vivimos en medio del gran miedo. En la antigüedad era miedo de tipo cósmico, miedo al destino.
— En el comienzo de la Edad Moderna ha sido miedo a la destrucción social, a la peste, a la locura colectiva de las grandes violencias armadas, a las inquisiciones y autoridades perversas.
— Ahora, en estos últimos años, es miedo a la bomba y al sida, y, todavía más, es miedo al gran derrumbamiento económico, que puede llevarnos no sólo a la falta de trabajo, sino a la falta de comida…
— Es, más y más, miedo a la bomba de ISIS, que ha sacudido las calles de París y puede sacudir las nuestras, porque el ISIS lo llevamos dentro, aunque digamos que estamos limpios y los malos son los de fuera. Es miedo al terrorismo sin alma, miedo, miedo, miedo.
–Es más todavía miedo miedo a la destrucción del cosmos que no viene de fuera, sino de nosotros mismos, que estamos envenenando el agua y el aire, como nos decía Francisco en Laudati Sí.

(b) Pues bien, desde el fondo de un terror que parece aumentar, se nos dice que recobremos el ánimo, que no dejemos que se nos vaya o pierda el “alma”, que no nos abajemos y arrastremos. El hombre (hombre-mujer) es un ser que eleva la cabeza y vive de esperanza. Esto es lo que nos dice el texto, que elevemos los ojos y queramos vivir… Se trata de iniciar una vez más el camino de la esperanza, sabiendo lo que somos, reconociendo nuestra limitación, pero sin dejarnos dominar por ella. Vivir “a cuerpo”, es decir, en humanidad, sin llenarnos de puras pastillas, sin andar de mano en mano, de psiquiatra en psiquiatra… Creer en Dios significa elevar la cabeza.

c) Porque se acerca la liberación… Antes se decía que se acerca el “Hijo del Hombre”… Ahora se dice que se acerca la liberación, la “apolytrôsis”: una liberación que se nos ofrece como regalo de Dios (¡don de la vida!), pero que, al mismo tiempo, es regalo de nuestros amigos, es trasformación social (¡justicia!), es plenitud interna… No tener miedo, vivir en el gozo de sabernos Hijos de Dios, llamados a la vida, al nacimiento. Se acerca… ésta es la palabra. Se acerca y nos acercamos.

Cuarta escena: Parénesis o advertencia

(a) Procurad que vuestros corazones no se emboten
por el exceso de comida, la embriaguez y las preocupaciones de la vida,
(b) porque entonces ese día caerá de improviso sobre vosotros.
(c) Ese día será como una trampa en la que caerán atrapados todos los habitantes de la tierra.

He dividido también esta escena en tr3s partes, aunque la primera (a) podría dividirse a su vez en otras dos. Después de la gran esperanza de las estrofas anteriores (segunda y tercera) viene esta estrofa sobria, de advertencia.

(a) Que vuestros corazones no se “emboten” (no se hagan pesados, no se cierren). El tema es el corazón más que la cabeza: Mantener el corazón abierto, tenso hacia la vida, fresco al amor, dispuesto a la ternura. Éste es el lugar del adviento, el principio de la vida, el signo de Dios: ¡Mantener los corazones limpios, capaces de sentir, de mirar de esperar¡ Vivir en dimensión de corazón. Los corazones se embotan por tres cosas, que han de tomarse de un modo simbólico.

(1) La comida: querer tenerlo todo, devorarlo todo, a cosa de los demás, mientras sigue extendiéndose el hambre sobre el mundo.

(2) La embriaguez: perder la conciencia en el vino o la droga y, sobre todo, en el frenesí de una vida hecha de olvidos; vivimos de medicinas y drogas, de excitaciones rápidas, como si quisiéramos huir de nosotros mismos.

(3) Las preocupaciones de la vida…: el deseo de tener, la búsqueda de seguridad absoluta… El mundo se nos ha hecho un gran mercado y querernos atesorarlo todo, para que nada pueda sorprendernos…

(b) Pero llegara “ese día”… el día de la plena transparencia, el día del hombres verdadero. Vendrá ese día y corremos el riesgo de no saber acogerlo: estamos perdidos y cuando llegue el momento no sabemos acogerlo. Corremos el peligro de quedar en los elementos externos del miedo, sin “ver al hombre” que viene. Así sucedió en Belén: vino Jesús y sólo unos pastores, fuera del orden social dominante, lograron verle y recibirle. Nosotros, hombres y mujeres del gran mundo occidental: ¿podremos acoger al Hombre que viene? Quizá no. Pero habrá otros, en el margen de nuestro mundo, que sabrán acogerlo, para dejar así que Dios construya (que ellos construyan con Dios) la nueva humanidad.

(c) Porque ese día será como una trampa… Ésta no es la trampa que pone Dios, sino la que nos ponemos nosotros mismos. Nuestros abuelos ponían trampas a los animales del bosque. Los grandes jefes actuales ponen trampas por doquier, bombas y sensores para dominar al mundo de la humanidad. No se dan cuenta (¡no nos damos cuenta!) de que se ponen trampas a sí mismos… Vivimos inmersos en una gran trampa. Por eso nos dice el evangelio: ¡tened cuidado, no se emboten vuestros corazones!

Quinta escena: Conclusión. Estad en vela

(a) Velad, pues, y orad en todo tiempo,
(b) para que os libréis de todo lo que ha de venir
(c) y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre.

El tema concluye de forma solemne y sencilla, invitando a vivir en “vela”, es decir, a mantener la humanidad. Antes he dicho que se trata de “vivir a cuerpo”, de un modo directo, sin armaduras de miedo y engaño. Ahora podría decir: ¡Vivid a corazón abierto” (¡que vuestros corazones no se emboten…!

(a) Vivir a corazón abierto es “velad”, mantener el corazón en vela de amor con todos y la mente en diálogo de verdad con el Dios de la vida… Velad significa simplemente ser personas, en esperanza, en confianza, por encima de los miedos cósmicos y las violencias sociales.

(b) Sólo así podremos “liberarnos” de los terrores que vienen. Ciertamente, hay terrores y violencias; no hace falta recordarlos, los terrores de fuera (las bombas, las luchas sociales…), los terrores de dentro (la angustia y locura, la falta de amor…). Hay terrores, pero podemos liberarnos de ellos viviendo en vela de amor, en acogida gozosa y confiada de la vida.

(c) Sabiendo que lo que viene (¡el que viene!) es el verdadero ser humano. Por ahora no sabemos cómo vendrá, pero sabemos que será hombre de amor. Será el Jesús de la Navidad (el niño para ser amado); será la Novia del Apocalipsis, será el Novio Cordero del mismo Apocalipsis… Pero dejemos el tema así. Ya es suficiente, en este primer domingo del Adviento.

Conclusión: Dios a la vista, hombre a la vista…

La llegada de Dios se identifica con la llegada del “hombre”, es decir, de la nueva humanidad. Preparar la llegada del hombre nuevo, eso es Adviento.

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Justicia, paz y liberación. Domingo 1 de Adviento. Ciclo C

Domingo, 29 de noviembre de 2015
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jesus_les_envoieDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Comenzamos un nuevo año litúrgico, preparándonos, como siempre, para celebrar la Navidad. La primera lectura promete la venida de un descendiente de David que reinará practicando el derecho y la justicia y traerá para Judá una época de paz y seguridad. El evangelio anuncia la vuelta de Jesús con pleno poder y gloria, el momento de nuestra liberación. ¿Cómo se explica la unión de estas dos venidas tan distintas? Lo intentaré con la siguiente historia.

La esposa del astronauta y la Iglesia

            Un día la NASA decidió una misión espacial fuera de los límites de nuestro sistema solar. Una empresa arriesgada y larga que encomendaron al comandante más experimentado que poseía. Cuando se despidió de su mujer y sus hijos, la familia pasó horas ante el televisor viendo como la nave se alejaba de la tierra.

            Los niños, pequeños todos ellos, preguntaban continuamente: “¿Cuándo vuelve papá?” Y la madre les respondía: “Vuelve pronto, no os preocupéis”. Al cabo de unos meses, cansada de escuchar siempre la misma pregunta, decidió organizar una fiesta para celebrar la vuelta de papá. Fue la fiesta más grande que los niños recordaban. Tanto que la repitieron con frecuencia. La llamaban “la fiesta de la vuelta de papá”. Pero la inconsciencia de los niños creaba una sensación de angustia en la madre. ¿Cuándo volvería su marido? ¿El mes próximo? ¿Dentro de un año? “La fiesta de papá”, que podía celebrarse en cualquier día del mes y en cualquier mes del año, se le convirtió en una tortura. Hasta que se le ocurrió una idea: “En vez de celebrar la vuelta de papá ‒dijo a los niños‒ vamos a celebrar su cumpleaños. Sabéis perfectamente qué día nació, así que no me preguntéis más cuándo vamos a celebrar su fiesta.

            A la iglesia le ocurrió algo parecido. Al principio hablaba era de la pronta vuelta de Jesús, la que menciona el evangelio de este domingo. Pero esa esperanza no se cumplía, y la iglesia pasó de celebrar su última venida a celebrar la primera, el nacimiento. Sin embargo, no ha querido olvidar la estrecha relación entre ambas venidas, y así se explica que encontremos textos tan distintos.

Justicia, paz y seguridad: Jeremías 33, 14-16

Mirad que días vienen ‒oráculo de Yahveh‒ en que confirmaré la buena palabra que dije a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella sazón haré brotar para David un Germen justo, y practicará el derecho y la justicia en la tierra. En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén vivirá en seguro. Y así se la llamará: “Yahveh, justicia nuestra.”

Se discute cuando fue pronunciada esta promesa. Caben dos hipótesis:

  1. a) La formuló Jeremías, criticando al último rey de Judá, Sedecías, que propiamente se llamaba Matanías. Cuando el rey babilonio Nabucodonosor conquistó Jerusalén y deportó al monarca vigente (año 598 a.C.), lo nombró rey cambiándole el nombre por el de Sedecías, que significa ”Yahvé es mi justicia”. Jeremías anuncia un rey futuro que tendrá por nombre “Yahvé es nuestra justicia”. Un monarca cuyo mismo nombre expresa la estrecha relación de Dios con todo el pueblo, y que salvará a Judá y Jerusalén mediante un gobierno justo.
  2. b) La formuló un profeta posterior, durante el destierro de Babilonia o incluso algún siglo más tarde. Judá lleva un largo período sin rey. La promesa hecha por Dios a David de que siempre tendría un heredero en el trono, parece no cumplirse. En este contexto, el profeta anuncia que esa promesa se cumplirá, y que el futuro monarca descendiente de David será un rey maravilloso para el pueblo.

En cualquiera de las dos hipótesis, lo fundamental es la idea de un monarca que procura el bienestar del pueblo. El Mesías esperado no se desentiende de los graves problemas políticos y sociales de Israel y de toda la humanidad.

El amor como preparación a la Navidad: 1 Tesalonicenses 3, 12- 4,2

Lectura brevísima, pero muy importante: indica con qué espíritu debemos vivir siempre la vida cristiana, en especial estas semanas del Adviento.

En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros. Sabéis, en efecto las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús.

Esperar y preparar nuestra liberación: Lucas 21, 25-28. 34-36.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustias de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.

El evangelio comienza con las señales típicas de la literatura apocalíptica a propósito del fin del mundo (portentos en el sol, la luna y las estrellas) que provocan en las gentes angustia, terror y ansiedad. Pero el evangelio sustituye el fin del mundo con algo muy distinto: la venida de Jesús con gran poder y gloria; y esto no debe suscitar en nosotros una reacción de miedo, sino todo lo contrario: “cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación”.

A continuación nos dice el evangelio cómo debemos esperar esta venida de Jesús. Negativamente, no permitiendo que nos dominen el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de la vida. Positivamente, con una actitud de vigilancia y oración.

Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.

Cena de Gala de Fin de Año

            Camino de la Universidad de Sevilla para un congreso sobre “Adivinación y profecía en el Antiguo Oriente”, pasé por delante del Hotel Alfonso XIII. Me detuve a leer el anuncio de las fiestas que anunciaban para Navidad. Y me llamó la atención el precio de la Cena de Fin de Año: 365€ por persona. Un matrimonio gastará en pocas horas la mitad de lo que ganan la mayoría de los españoles en un mes. Me recordó lo que dice el evangelio de la embriaguez y el libertinaje.

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¡Más allá de la belleza, su Autor!

Miércoles, 18 de noviembre de 2015
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Del blog Pays de Zabulon:

A Worthy Consideration - Nature Au Natural

A Worthy Consideration – Naturaleza al Natural

¡Más allá de la belleza, su Autor!

Eran naturalmente vanos
todos los hombres que ignoraban a Dios,
y fueron incapaces de conocer al que es
partiendo de las cosas buenas que están a la vista,
y no reconocieron al artífice fijándose en sus obras,
sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire leve,
a las órbitas astrales, al agua impetuosa,
a las lumbreras celestes, regidoras del mundo.
Si, fascinados por su hermosura, los creyeron dioses,
sepan cuánto los aventaja su Señor,
pues los creó el autor de la belleza;
y si los asombró su poder y actividad,
calculen cuánto más poderoso es quien los hizo;
pues, por la magnitud y belleza de las criaturas,
se descubre por analogía al que les dio el ser.
Con todo, a éstos poco se les puede echar en cara,
pues tal vez andan extraviados
buscando a Dios y queriéndolo encontrar;
en efecto, dan vueltas a sus obras, las exploran,
y su apariencia los subyuga, porque es bello lo que ven.
Sin embargo, no tienen excusa,
porque si lograron saber tanto
que fueron capaces de averiguar el principio del cosmos,
¿cómo no encontraron antes a su Señor?

*

Del  Libro de la Sabiduría
(Sab 13, 1-9)

***

Fuente foto : www.nude-soul.com
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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Un colegio colombiano promueve la homofobia basándose en la Biblia

Miércoles, 18 de noviembre de 2015
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colegio_Guillermo_Carey_barranquillaEl colegio Guillermo Carey, de la localidad colombiana de Barranquilla, ha sido denunciado por una asociación por promover “actitudes discriminatorias” contra la población LGTB.

La asociación LGTB Caribe Afirmativo ha denunciado que el colegio Guillermo Carey, de Barranquilla, en Colombia, promueve “actitudes discriminatorias” contra el colectivo.

Según el comunicado emitido por la asociación, el centro educativo “incluye en su manual de convivencia una serie de conductas sancionables de acuerdo con las directrices institucionales, que deben ser acordes con la Constitución y los derechos de todos y todas, sin embargo, sorprende la siguiente conducta de reproche, evaluada como tipo III, es decir de las más graves: ‘Comportamiento homosexual (varones y hembras) dentro y fuera de la institución. No te echarás con varón como con mujer, es abominación’, Levítico 18:22”.

Al parecer, el colegio también pretende, con el apoyo de los padres de alumnos, firmar un documento que rechace la adopción homoparental e impulse un referendum para negar el derecho de las parejas LGTB a adoptar. La dirección del colegio ha emitido un comunicado en el que niegan ser homófobos; “Somos respetuosos de la Ley y de las libertades individuales, por lo tanto, no hemos tenido en la historia de nuestra institución ningún caso que pueda mencionarse como probatorio de discriminación u homofobia. Jamás a ningún estudiante se la ha expulsado o negado su acceso a la institución por razón de su inclinación u orientación sexual”... pero sí defienden en el último punto que “Nuestra intención, al impulsar un referendo, no ha sido contrariar la ley, ni mucho menos alimentar actos violentos u homofóbicos contra la comunidad LGBTI, sino hacer uso de un recurso constitucional como lo es el “Referendo”, para defender el derecho de los niños a tener un papá y una mamá, y a conservar el concepto general y “natural” de familia, acorde con nuestra conciencia, y con pleno respeto de las opiniones que nos sean contrarias, aunque no las compartamos.”

Fuente Agencias

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24 de octubre. Taller: “Donde tu vayas, iré yo”: La importancia de la homoafectividad en la Biblia

Jueves, 22 de octubre de 2015
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IMG-20151019-WA0002Este año organizaremos una serie de talleres de temáticas muy diferentes. Para empezar lo haremos con uno de carácter más teológico, y para lo cual nos visita desde Dinamarca el teólogo Renato Lings.

¿Qué haremos?

Renato Lings nos hará una presentación sobre la importancia de la homoafectividad e la Biblia. El tema: “Donde tú vayas, iré yo“.

Quién es lo Renato Lings?

Renato Lings es doctor en teología, profesor, intérprete y escritor. Ha trabajado como intérprete en el Parlamento Europeo, como profesor en la Universidad Bíblica Latinoamericana (Costa Rica) y como investigador a la Queen’s Foundation for Ecumenical Theological Education (Reino Unido).  Autor de libros cómo: “Biblia y homosexualidad, ¿se equivocaron los traductoras?” y “Love lost in Translation: Homosexuality and the Bible”.

Donde quedamos?

Este primer taller tendra lugar en la Iglesia de Santo Pau, a la Calle Aragón, 51.

A qué hora quedamos?

A las 18.00 horas. Sed puntuales, por favor!

Es tu primera vez?

Si quieres conocer a cristianas y cristianos inclusivos, no dudes a venir. Todo el mundo es bienvenida y bienvenido.
Y recuerda:

Si conoces alguna persona que puede estar interesada al asistir, no dudes al invitarla. Somos una comunidad abierta a todo el mundo.

Fuente Protestants Inclusius

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Chile: Chofer de Turbus a pareja gay: “Deberían leer la Biblia para que se purifiquen”

Miércoles, 14 de octubre de 2015
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turbusEsta es la segunda vez en pocos meses en que la empresa chilena Turbus se ve involucrada en un caso de homofobia protagonizado por sus empleados.

La pareja grabó los comentarios realizados por el conductor después de que este se mofara de ellos junto a otro pasajero del autobús.

Una pareja gay que viajaba desde Antofagasta a Calama, en el norte de Chile, ha denunciado un nuevo caso de discriminación por parte de trabajadores de la empresa Turbus, compañía a la que el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) solicitó “disculpas inmediatas y la implementación de políticas contra la homofobia y la transfobia”.

Al momento de retirar el pasaje, el conductor se dirigió a la pareja, señalándola, que “deberían leer la Biblia”. Luego el conductor hizo un comentario a otro pasajero, y juntos se mofaron de la situación. Al expresar minutos más tarde su malestar por estos comentarios, el chofer volvió a reírse, hablando entre dientes.

Al descender del bus, Tello Flores, uno de los denunciantes, grabó al empleado y le inquirió por qué le había dicho que “debía leer la Biblia”. “Infórmate. ¿Creéis en Dios o no? (…) Es para que os podáis purificar. Ustedes lo que tienen son puras huevadas en la cabeza, no más”, fue la respuesta del chofer.

“Tengo 31 años y sufrí bastante en la escuela porque me juntaba con niñas y para los otros era distinto. Desde que crecí me juré que nunca más nadie se burlaría o me discriminaría, por lo que siento que es mi deber denunciar esto, no sólo por mí, si no por los más jóvenes que tienen que lidiar con la ignorancia y frustraciones” indicó Flores.

Añadió que lo sucedido en Turbus “fue tan difícil para mí que al llegar a la casa de mis padres lloré amargamente, ellos me dieron su apoyo y también me di cuenta que duele igual que a los 8 años cuando te humillan y te discriminan”.

Ante esto, el Movilh envió una carta al gerente de Comunicaciones de Turbus, Victoriano Gómez, y al subgerente de Servicio al Cliente, Esteban Marinovic, con quienes la mencionada organización de la diversidad sexual ya se había reunido en agosto pasado después de que una funcionaria lanzara ofensas homofóbicas contra un cliente.

En la misiva, el Movilh solicitó a la empresa disculpas inmediatas a la pareja afectada, así como la implementación de políticas contra la discriminación, como son la capacitación en derechos de la diversidad sexual y una campaña por el mismo tema”. Además, también informaron a la empresa que “en virtud de la respuesta a recibir por ustedes, definiremos las acciones legales junto a los afectados”, dijo el Movilh.

Comunicado de Turbus

La empresa emitió un comunicado donde asegura que la pareja homosexual se encontraba mirando vídeos que incomodaron a los pasajeros.

“TurBus declara que dispone y hace cumplir a cabalidad una política de no discriminación y respeto”, expresó la empresa a través de un comunicado.

Asimismo, indicaron que la versión del conductor indica que “la pareja habría estado mirando videos que habrían incomodado a los pasajeros durante el viaje, razón por la cual él les llamó la atención al culminar el servicio”.

En esa línea, aseguraron que se encuentran investigando el hecho con el fin de esclarecer lo ocurrido.

Fuente MOVILH

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Las mujeres en la Biblia, historias de exclusión de ayer y de hoy

Lunes, 12 de octubre de 2015
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maria_jovenfamiliaDel blog de Luis Miguel Modino Misionero en Brasil:

Durante este primer fin de semana de octubre, las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) del Regional Nordeste 3 de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués), que engloba las 25 diócesis de los estados de Bahia y Sergipe se encontraron en Aracajú, capital del estado de Sergipe, para reflexionar a partir del tema “Las Mujeres en la Biblia.

La historia siempre es leída desde diferentes prismas y cada uno la cuenta de la forma que más le conviene. Tradicionalmente ésta ha sido contada desde una visión masculina y eso ha provocado que no siempre haya sido dado el valor que merece al lado femenino.

Ayudar a hacer una lectura diferente es un desafío, que puede hacer visible ese lado de la historia que siempre estuvo en un segundo plano o incluso oculto y despreciado.

Con la asesoría de Terezinha Foppa y Luciano Bernardi, fue presentado el papel que en la Biblia tuvieron algunas mujeres, que siempre estuvieron en un segundo plano. Parteras, viudas, madres, suegras, abuelas… que nos llevan a hacer una relectura del texto bíblico y descubrir la acción salvadora de Dios a través de ellas, a encontrar la presencia divina en tantas mujeres que hoy quieren construir la historia, pero continúan siendo relegadas.

Como señala la carta final del encuantro, “mujeres que luchan por la participación en más espacios, por ser reconocidas en sus diversos papeles y potencialidades, superando el autoritarismo, la dependencia, el racismo, el machismo, la discriminación, promoviendo la idea de la interdependencia, del cuidado, del Bien Vivir, de la alteridad, del amor mutuo, de la ternura, del diálogo”.

Las CEBs llaman a acabar con “el machismo que somete mujeres y hombres a situaciones de opresión, dolor y ausencia de libertad, generando la falta de valorización del trabajo de las mujeres en nuestras comunidades, situación profundamente injusta, pues son las mujeres quienes sostienen la misión evangelizadora en muchas comunidades extendidas por todo Brasil y América Latina.

Poco a poco son “encontrados caminos para construir el diálogo y el respeto como medio para vencer la cultura del machismo a través de la formación constante, de la autocrítica, de la creación de comisiones de mujeres para trabajar en la base, fomentando reflexiones y debates”.

Muchos se empeñan en lo contrario, pero el propio Papa Francisco ha reconocido una vez más este papel fundamental que el universo femenino tiene en la vida de la Iglesia, como señalaba en el reciente Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, donde decía que debemos valorar la inmensa contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo a la vida de nuestras comunidades. Que este deseo papal pueda hacerse realidad, pero para eso es necesario cambiar actitudes y estructuras.

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“Reconocer a Jesús el Cristo”. 24 Tiempo Ordinario – B (Marcos 8,27-35)

Domingo, 13 de septiembre de 2015
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24-852860-228x300El episodio ocupa un lugar central y decisivo en el relato de Marcos. Los discípulos llevan ya un tiempo conviviendo con Jesús. Ha llegado el momento en que se han de pronunciar con claridad. ¿A quién están siguiendo? ¿Qué es lo que descubren en Jesús? ¿Qué captan en su vida, su mensaje y su proyecto?

Desde que se han unido a él, viven interrogándose sobre su identidad. Lo que más les sorprende es la autoridad con que habla, la fuerza con que cura a los enfermos y el amor con que ofrece el perdón de Dios a los pecadores. ¿Quién es este hombre en quien sienten tan presente y tan cercano a Dios como Amigo de la vida y del perdón?

Entre la gente que no ha convivido con él se corren toda clase de rumores, pero a Jesús le interesa la posición de sus discípulos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». No basta que entre ellos haya opiniones diferentes más o menos acertadas. Es fundamental que los que se han comprometido con su causa, reconozcan el misterio que se encierra en él. Si no es así, ¿quién mantendrá vivo su mensaje? ¿Qué será de su proyecto del reino de Dios? ¿En qué terminará aquel grupo que está tratando de poner en marcha?

Pero la cuestión es vital también para sus discípulos. Les afecta radicalmente. No es posible seguir a Jesús de manera inconsciente y ligera. Tienen que conocerlo cada vez con más hondura. Pedro, recogiendo las experiencias que han vivido junto a él hasta ese momento, le responde en nombre de todos: «Tú eres el Mesías».

La confesión de Pedro es todavía limitada. Los discípulos no conocen aún la crucifixión de Jesús a manos de sus adversarios. No pueden ni sospechar que será resucitado por el Padre como Hijo amado. No conocen experiencias que les permitan captar todo lo que se encierra en Jesús. Solo siguiéndolo de cerca, lo irán descubriendo con fe creciente.

Para los cristianos es vital reconocer y confesar cada vez con más hondura el misterio de Jesús el Cristo. Si ignora a Cristo, la Iglesia vive ignorándose a sí misma. Si no lo conoce, no puede conocer lo más esencial y decisivo de su tarea y misión. Pero, para conocer y confesar a Jesucristo, no basta llenar nuestra boca con títulos cristológicos admirables. Es necesario seguirlo de cerca y colaborar con él día a día. Esta es la principal tarea que hemos de promover en los grupos y comunidades cristianas.

José Antonio Pagola

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“Tú eres el Mesías. . . El Hijo del hombre tiene que padecer mucho”. Domingo 13 se septiembre de 2015 Domingo 24º de tiempo ordinario

Domingo, 13 de septiembre de 2015
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51-ordinarioB24 cerezoDe Koinonia:

Isaías 50, 5-9a: Ofrecí la espalda a los que me apaleaban.
Salmo responsorial: 114: Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Santiago 2, 14-18: La fe, si no tiene obras, está muerta.
Marcos 8, 27-35: Tú eres el Mesías. . . El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.

 Cuando los cristianos se propusieron la transformación del mundo esclavista, inhumano y violento que había impuesto el imperio romano, no comenzaron su labor apelando al hambre de la gente, ni a sus deseos de «acabar con los opresores romanos», sino que apelaron a la conciencia. En efecto, los discursos que prometen remediar el hambre, sólo son efectivos en la medida en que la carencia, la desprotección y el abandono son vistos como injusticias. De lo contrario, no pasan de ser una búsqueda de satisfacciones inmediatas y poco duraderas. Lo mismo ocurre con el deseo de derrocar a los poderosos del imperio y colocar allí a la gente del pueblo. Al poco tiempo, los líderes se llenan de ambiciones y se convierten en tiranos implacables. La única alternativa que queda y de la cual nos habla la carta de Santiago, es la frágil dignidad humana. Si la comunidad no está dispuesta a transformar en su interior toda esa realidad de muerte, miseria y marginación, es inútil que se proponga transformarla afuera. La solidaridad de la comunidad no sólo es un camino para remediar la injusticia en «pequeña escala», es una alternativa de vida. La solidaridad de una comunidad nos permite descubrir que «otro mundo es posible» y que el destino no está atado a la destrucción y la barbarie. La fe cristiana no es tal si se contenta con mirar, desde la barrera, el circo en el que mueren tantas personas inocentes.

El profeta Isaías nos enseña que el camino de la justicia, de la misericordia y la solidaridad no es un idílico sendero tapizado de rosas. La persona que opta por la verdad y la equidad debe prepararse al rechazo más rotundo e, incluso, a una muerte ignominiosa. Esto puede sonar un poco «patético», sin embargo, basta leer cualquier página del evangelio para verificar que ésta es la realidad de Jesús, su opción y su camino.

El camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades, incertidumbres y ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de discípulos para reconocer la identidad de Jesús. Aunque él había demostrado a lo largo del camino que su interés no era el poder, en todas sus variedades, sino el servicio, en todas sus posibilidades, sin embargo, los seguidores se empeñaban en hacerse una imagen triunfalista de su Maestro. Jesús, entonces, debe recurrir a duras palabras para poner en evidencia la falta de visión de quienes lo seguían. Pedro, Juan y Santiago, líderes del grupo de Galilea, siguen aferrados a la ideología del caudillo nacionalista o del místico líder religioso y no descubren en Jesús al «siervo sufriente» que anunció el profeta Isaías.

Este episodio marca el centro del evangelio de Marcos y es el punto de quiebre en el cual el camino de Jesús sorprende a sus seguidores. Ninguno está de acuerdo con él, aunque él esté realizando la voluntad del Padre. En medio de esta crisis del grupo de discípulos, Jesús decide continuar el camino y tratar de enderezar la mentalidad de sus discípulos, torcida por las ideologías sectarias y triunfalistas.

El anuncio que Jesús hace de las dificultades que van a venir, la «Pasión», la «Cruz», debe ser tomada siempre como una consecuencia inevitable, no como algo buscado… Jesús no buscó la Cruz, ni debemos buscarla nosotros… Véase el amplio comentario que hacemos al respecto en este próximo día 14, fiesta de la «exaltación» de la Cruz. Leer más…

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Dom 13.9.15. Jesús y Pedro, una historia cruzada.

Domingo, 13 de septiembre de 2015
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 24, tiempo ordinario. Mc 8, 27-33. Éste es uno de los textos más difíciles de entender de la historia de Jesús y del evangelio (especialmente del de Marcos), una historia cruzada de confesión de Pedro, de mala interpretación de Jesús, y de rechazo de Jesús que quiere situarle en el buen camino. Una historia antigua, que ilumina de forma sorprendente la historia papal de nuestros días, con un Papa Francisco que quiere escuchar y cumplir la voluntad de Jesús, según el evangelio.

1. Pedro formula la buena confesión de fe, diciendo que Jesús es el Mesías, es decir, el Cristo, no un simple profeta. Lo que dice es recto, pero corre el riesgo de cerrarse en una tradición israelita muy limitada, en una postura común de la iglesia posterior, que busca el poder para triunfar (hacer que triunfe Dios). Éste es el Pedro que quiere “salvarse a sí mismo” (tomar el poder religioso) pensando que honra a Jesús.

2. Pero Jesús no acepta la “toma de poder” social y/o religioso que le propone Pedro. Por eso, le rechaza, diciendo que su postura es “diabólica”. Jesús no puede aceptar a este Pedro del poder, sino que le condena, diciendo que representa y defiende a Satán, no al Dios creador del amor, que se introduce en la vida de los hombres, estando dispuesto a fracasar con (por) ellos.

Esta “confesión” de Pedro, con el rechazo y corrección de Jesús sigue estando en la raíz de la historia cristiana, representada por papas y simples cristianos que buscan, promueven y defienden (buscamos, promovemos…) el poder social o religioso de Cristo (¡poder, no amor de servicio!). Así lo pondré de relieve en las reflexiones que siguen, divididas en dos partes: (a) la buena confesión de Pedro; (b) la mala interpretación, con la corrección de Jesús. Buen domingo.

1 Mc 8, 27-30. PEDRO, LA BUENA CONFESIÓN
imagesa

27 Y salieron Jesús y sus discípulos hacia las aldeas de Cesárea de Filipo y en el camino les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? 28 Ellos le contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que uno de los profetas. 29 El siguió preguntándoles: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro le respondió: Tú eres el Cristo. 30 Y les prohibió terminantemente que hablaran a nadie acerca de él

La respuesta de la gente es parcial y bondadosa, porque otros (cf. 3, 20-35) habían afirmado que es un emisario de Satán, alguien que quiere destruir la obra de Dios en su pueblo.

1. Es Juan Bautista. Algunos opinan que Jesús es el mismo Juan Bautista, que ha revivido, como pensaba Herodes con miedo: ¡Si Jesús es Juan que ha vuelto (ha resucitado) él puede venir a destruirnos! Pero, en nuestro caso, la gente que identifica a Jesus con Juan no lo hace por miedo, sino, básicamente, de un modo positivo, en la línea de las esperanzas de Israel.

2. Es Elías. En un contexto semejante se sigue situando la visión de aquellos que le identifican con Elías o con otro profeta, conforme a una tema que habíamos destacado al comienzo del evangelio (comentando 1, 1-7). La esperanza de un profeta escatológico ha sido el «humus» o caldo de cultivo principal del movimiento mesiánico judío, según ha destacado Flavio Josefo, tanto en el libro sobre La guerra judía como en Las antigüedades de los judíos.

¿Y vosotros?Respuesta de Pedro.¡Tú eres el Cristo! (8, 29).

Quien habla así es el “Pedro histórico” (del tiempo de la vida de Jesús, cuyo recuerdo se mantiene en las comunidades), pero es también el Pedro de la Iglesia, quien, según Marcos, ha visto y confesado a Jesús como Cristo, pero no dado el paso para confesarle de verdad como Hijo de Hombre que entrega la vida por todos. Éste es el momento clave de la “confesión de Pedro”, una confesión que, como indicará, a partir de aquí, todo el evangelio de Marcos, no es la adecuada, de forma que Jesús debe rechazarla (o corregirla).

–Jesús responde pidiendo a todos que se mantengan en silencio (8, 30). Ha preguntado para escucharles. Ahora les manda que callen, pues lo que Pedro ha dicho sólo puede entenderse bien en un contexto pascual. En un primer momento, este silencio que Jesús impone a sus discípulos forma parte de su “estrategia” mesiánica: No quiere que expongan sus milagros, ni pregonen su condición mesiánica fuera de contexto, antes de que culmine su camino de entrega de la vida. Más aún, el silencio que les pide es todavía más profundo: ¡Les manda que no hablen de él a nadie! (hina mêdeni legôsin peri autou; 8, 30).

¡Tú eres el Cristo! (9, 29). Según Pedro (¡el Pedro de la primera iglesia cristiana!), que Jesús ha superado los esquemas del Bautista y de los predicadores penitenciales de su tiempo, pues él busca y promueve desde Israel, en clave mesiánica (como Cristo), la llegada del Reino, como ha venido mostrando la parte anterior del evangelio (1, 14−8, 26). Conocemos por ella lo que Jesús ha ido expandiendo en las tierras del entorno del Mar de Galilea.

− Valor. En un plano, la respuesta de Pedro es acertada, porque el mismo redactor de Marcos la ha tomado como suya, poniéndola precisamente en el título de su libro (“Evangelio de Jesús el Cristo, Hijo de Dios”: cf. 1, 1). En ese aspecto podemos afirmar que Pedro ha sido el primero en confesar el mesianismo de Jesús, hablando en nombre del resto de los seguidores, quizá en el tiempo de la vida histórica de Jesús, pero, sobre todo, en el tiempo de la Pascua. Por eso Marcos le ha presentado como “el Pedro”, en el sentido de piedra-fundamento (cf. 3, 16) de un camino/edificio que aún no ha culminado (cf. 16, 6-7).

− Ambigüedad. Pero, en otro plano Marcos sabe (y quiere decir) que esa respuesta de Pedro resulta radicalmente ambigua (y que se puede manipular satánicamente), de manera que Jesús no quiere que se utilice, a no ser cuando se entienda y asuma el sentido de su entrega mesiánica (es decir, de su muerte). Este Jesús de Marcos no se opone simplemente a Pedro, como persona, sino al proyecto mesiánico que Pedro ha representado en la primera Iglesia, un proyecto que choca con el camino de entrega de Jesús, que no reconoce ni acepta el sentido de su muerte. Para decirlo con otras palabras, este Pedro de Marcos es un “cristiano a medias”, alguien que en el fondo rechaza a Jesús, como irá mostrando el resto del evangelio.

Pedro ha llamado a Jesús “Cristo”, y al hacerlo ha querido resituar su obra en el ámbito de las promesas y esperanzas mesiánicas de Israel. De esa forma ha reconocido el poder de Jesús y le ha visto como alguien con facultades para realizar algo que los otros no pueden. Pues bien, en esa línea, Pedro dice a Jesús en este pasaje que ha llegado su hora y le pide que se ponga al servicio de un mesianismo triunfante israelita, que empiece ya su obra verdadera. Eso es lo que dijo en el tiempo de la historia de Jesús, y lo que ha seguido diciendo en la primera Iglesia. Según eso, Pedro no ha visto la “novedad” radical de Jesús (en línea de evangelio, en línea de Pablo), sino que le ha seguido encerrando en la red de un mesianismo intraisraelita.

Esta designación (nominación) de Jesús como Cristo desencadena los acontecimientos. Hasta ese momento, su proyecto se presentaba como abierto, de manera que podía interpretarse y aplicarse quizá en varias direcciones.

(a) En este momento, Pedro toma el liderazgo del grupo y quiere mover el proyecto de Jesús en la línea del mesianismo nacional, triunfante, de Israel; lo que él dice parece bueno, conforme a la esperanza de Israel y a las posibilidades de Jesús, en este contexto de su vida.

(b) Pero el verdadero Jesús tiene otro plan y, por eso, pedirá a Pedro y a su gente que se callen, que no lo diga a nadie, pues lo que podrían decir en esa línea es falso. Leer más…

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Del Mesías glorioso al Hijo del Hombre sufriente. Domingo 24. Ciclo B

Domingo, 13 de septiembre de 2015
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Mc 8,27-35_2Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El evangelio de Marcos se divide en dos grandes partes, divididas por el pasaje que hoy leemos. Hasta este momento se ha ido planteando el enigma de quién es Jesús, y ahora es él quien plantea la pregunta a sus discípulos: ¿quién dice la gente que soy yo?

Lo que piensa la gente

Para la gente, Jesús no es un personaje real, sino un muerto que ha vuelto a la vida, se trate de Juan Bautista, Elías, o de otro profeta. De estas opiniones, la más “teológica” y con mayor fundamento sería la de Elías, ya que se esperaba su vuelta, de acuerdo con Mal 3,23: “Yo os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible; reconciliará a padres con hijos, a hijos con padres, y así no vendré yo a exterminar la tierra”. En cualquier caso, resulta interesante que el pueblo vea a Jesús en la línea de los antiguos profetas, en lo que pueden influir muchos aspectos: su poder (como en los casos de Moisés, Elías y Eliseo), su actuación pública, muy crítica con la institución oficial, su lenguaje claro y directo, su lugar de actuación, no limitado al estrecho espacio del culto.

Lo que piensa Pedro

Jesús quiere saber si sus discípulos comparten esta mentalidad o tienen una idea distinta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy?” Es una pena que Pedro se lance inmediatamente a dar la respuesta, porque habría sido interesantísimo conocer las opiniones de los demás. Según Mc, la respuesta de Pedro se limita a las palabras “Tú eres el Mesías”.

¿Qué significaba este título? En el Antiguo Testamento se refiere generalmente al rey de Israel; un personaje que se concebía elegido por Dios, adoptado por él como hijo, pero normal y corriente, capaz de los mayores crímenes. Pero la monarquía desapareció en el siglo VI a.C., y los grupos que esperaban la restauración de la dinastía de David fueron atribuyendo al mesías esperado cualidades cada vez más maravillosas.

Los Salmos de Salomón, oraciones de origen fariseo compuestas en el siglo I a.C., describen detenidamente el papel del Mesías: librará a Judá del yugo de los romanos, eliminará a los judíos corruptos que los apoyan, purificará Jerusalén de toda práctica idolátrica, gobernará con justicia y rectitud y su dominio se extenderá incluso a todas las naciones. Es un rey ideal, y por eso el autor del Salmo 17 termina diciendo: «Felices los que nazcan en aquellos días».

Si imaginamos al grupo de Jesús, que vive de limosna, peregrina de un sitio para otro sin un lugar donde reclinar la cabeza, en continuo conflicto con las autoridades religiosas, decir que Jesús es el Mesías implica mucha fe en el personaje o una auténtica locura.

Lo que piensa Jesús de sí mismo

En contra de lo que cabría esperar, Jesús prohíbe terminantemente decir eso a nadie. Y en vez de referirse a sí mismo con el título de Mesías usa uno distinto: “Hijo del Hombre”, que parece inspirado en Ezequiel (a quien Dios siempre llama “Hijo de Adán”) y en Daniel. Lo importante no es el origen del título, sino cómo lo interpreta Jesús: el destino del Hijo del Hombre es padecer mucho, ser rechazado por las autoridades políticas, religiosas e intelectuales, sufrir la muerte y resucitar. En una concepción popular del Mesías, como la que podían tener Pedro y los otros, esto es inaudito. Sin embargo, la idea de un personaje que salva a su pueblo y triunfa a través del sufrimien­to y la muerte no es desconocida al pueblo de Israel. Un profeta anónimo la encarnó en el personaje del Siervo de Yahvé (Isaías 53).

Conflicto entre Pedro y Jesús

Igual que el poema del libro de Isaías, Jesús termina hablando de resurrección. Pero Pedro se queda en el sufrimiento, se lleva a Jesús aparte y le increpa, sin que Mc concrete las palabras que dijo.

Jesús reacciona con enorme dureza. Pedro lo ha tomado aparte, pero él se vuelve hacia los discípulos porque quiere que todos se enteren de lo que va a decirle: «¡Retírate, Satanás! ¡Piensas al modo humano, no según Dios!» La mención de Satanás recuerda lo ocurrido después del bautismo, cuando Satanás somete a Jesús a las tentaciones. El puesto del demonio lo ocupa ahora Pedro, el discípulo que más quiere a Jesús, el que más confía en él, el más entusiasmado con su persona y su mensaje. Jesús, que no ha visto un peligro en las tentaciones de Satanás, si ve aquí un grave peligro para él. Por eso, su reacción no es serena, sino llena de violencia.

Enseñanza para todos

De repente, el auditorio se amplía, y a los discípulos se añade la multitud. Las palabras que Jesús (“el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvara”) parten de una idea conocida en el AT: la elección entre la vida y la muerte. Pero con una notable diferencia: elegir la vida equivale aquí a seguir a Jesús, eligiendo con ello negarse a sí mismo, cargar la cruz y morir. Cuando el discípulo acepta el destino del Siervo de Dios, el destino de Jesús, termina consiguiendo el triunfo, la vida verdadera.

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/y 3. Me ha enviado para liberar a los extranjeros (con ocho propuestas)

Lunes, 7 de septiembre de 2015
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11960200_10204731372831082_1064876056101519438_nDel blog de xabier Pikaza:

He presentado estos días dos postales bíblicas sobre el tema (una de pecados capitales, otra que decía “mi padre era un arameo errante”).

Termino la serie insistiendo con Jesús (otra vez desde la Biblia) en la bendición de los emigrantes, que no son sólo un problema, sino, y sobre todo una gran oportunidad, pues no sólo podrán liberarse ellos, sino que nos enriquecerán y librarán a los nativos (que somos muchos de nosotros).

Escojo para ello dos textos centrales del Nuevo Testamento, que marcan y definen la identidad cristiana, pues son el “dogma” fundamental del evangelio:

(a) Uno es la profecía de liberación mesiánica, de Jesús que dice ¡he venido a liberar a oprimidos y extranjeros! (Lc 4, 18-18).

(b) Otro es una llamada de juicio y libertad, propia del Hijo de Hombre, que confesará al fin de los tiempos: Fui extranjero ¿me habéis acogido? (Mt 25, 31-46).

No es que nosotros, los buenos nativos, tengamos el poder de cerrar o abrir la puerta de los extranjeros. Ellos han entrado ya, queramos o no. Ellos, sólo ellos, podrán liberarse de verdad, y podrán librarnos a nosotros, si nos dejamos transformar, si hacemos un proyecto conjunto de hermandad y libertad.

El problema no son ellos, los “pobres” extranjeros. El problema somo también y ante todo nosotros, de modo que puede adaptarse una palabra de Jesús: Los extranjeros os liberarán, pues de lo contrario estáis (estamos) muertos. Buen día a todos, con una gran esperanza de libertad.

1. PROFECÍA MESIÁNICA. JESÚS EN NAZARET

El texto está al comienzo del evangelio a Lucas (Lc 4, 18-32). Jesús se presenta en Nazaret, donde sus compatriotas esperan su discurso, y él les dice que no viene a reforzar su identidad egoísta, sino que quiere hablarles en nombre de los extranjeros, y lo hace tomando como propias unas palabras del profeta Isaías, que ya hace siglos había planteado rectamente el tema:

El Espíritu del Señor esta sobre mi; por eso me ha ungido . para evangelizar a los pobres; por eso me ha enviado para ofrecer la libertad a los presos… para dejar en libertad a los oprimidos y extranjeros… (cf. Le 4, 16-21; texto tomado de Is 58 y 61).

Jesús se presenta como Cristo, Ungido de Dios no porque concede al mundo unos bienes puramente interiores, sino porque declara cumplidas, en su vida y persona, las promesas de la antigua profecía que se la liberación de los oprimidos, encarcelados extranjeros. Así dice básicamente:

1. Me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres. Jesús aparece como Ungido por excelencia (=Mesías, Cristo): Dios le ha regalado su Espíritu para que exprese su don y presencia en el mundo, evangelizando a los pobres o necesitados, hambrientos de pan o carentes de otros bienes importantes. Evangelizar significa ofrecer vida, camino de esperanza. Esta es la afirmación general, el punto de partida del jubileo de Jesús. Los cuatro momentos posteriores expresan y expanden su sentido.

2. Me ha enviado para proclamar la libertad a los prisioneros (=cautivos, presos, extranjeros), es decir, a los hombres y mujeres a quienes la violencia de la historia esclaviza, oprime o expulsa; me ha enviado para acoger en primer lugar a los extraños y extranjeros, a los que no cuentan con derechos ni dinero para defenderse a sí mismos.

3. (Me ha enviado) para “enviar” en libertad a los oprimidos. Jesús ha venido para “enviar en libertad”, es decir, para lograr que los oprimidos puedan marchar en libertad, no para protegerles sin más como a simples e impedidos, sino para que sean ellos los que asuman su camina… que vayan, que sean, que liberen, nos liberen, creando un tipo de sociedad distinta. .

4. (Me ha enviado) para proclamar el año de gracia (=aceptable) del Señor. La plenitud humana que Jesús ha comenzado a realizar se expresa como fiesta jubilar: año de gracia, tiempo de gozo que, conforme a la tradición de Israel, se vuelve celebración de fraternidad, perdón de las deudas, liberación de los esclavos, reparto de las tierras.

Las buenas “tribus” de Nazaret esperan que Jesús refuerce su identidad y les proteja de los extranjeros. Pues bien, tomando como propias unas palabras de Isaías, y reinterpretando el mensaje de los dos mayores profetas antiguos (Elías y Eliseo), que ofrecieron su ayuda a enfermos extranjeros, Jesús asume la causa de los extranjeros y dice: ¡He venido a liberarles! (léase todo Lc 4, 18-32).

De manera lógica, su tribu de paisanos de Nazaret quiere lincharle: Se escandaliza, discute con él, decide asesinarle, conforme a una ley de un linchamiento colectivo, que se sigue practicando al pie de la letra en nuestros días. No pueden aceptar que Dios cure (acoja, ofrezca dignidad) por igual a nacionales y extraños: no quieren libertad para todos, ni evangelio para aquellos que, a su juicio, no lo merecen (oprimidos y extranjeros)

Leído así, el conjunto del pasaje (Lc 4, 18-32) cobra una inquietante y esperanzada actualidad. También a nosotros nos turba y extraña el universalismo, de Jesús, que no es de tipo abstracto (¡todos iguales, qué bien… y todo sigue igual!), sino que empieza acogiendo a los extranjeros, en concreto, apasionadamente. En general, las buenas tribus decimos queremos libertad, pero sólo para algunos, para los buenos paisanos de mi pueblo o mi grupo; queremos prosperidad, pero sólo para los que pertenecen al sistema occidental o americano (por poner unos ejemplos posibles), no queremos acoger a los extranjeros.

Lógicamente, conforme a su lógica de elección y ventaja propia, los nazarenos rechazan el mensaje de Jesús porque no quieren acoger a los extranjeros. Con sus mejores razones (económicas, políticas, religiosas…) los partidarios (privilegiados) del sistema (los que no quieren recibir a los extranjeros) condenan a Jesús y quieren matarle porque rompe su seguridad, ofreciendo la curación y libertad a todos los (incluidos los enemigos seculares de Israel: fenicios y sirios).

Los colectivos sociales, e incluso los religiosos, igual que los estados “legales”, necesitan defender su identidad y para ello tienen que expulsar a los extraños cerrando sus fronteras. Lógicamente, junto al “año de gracia” (que es bueno para ellos), necesitan un “día de venganza” (es decir, de rechazo de los enemigos y extranjeros).

Así ha sido y así será. Los defensores de un tipo de iglesia o nación impositiva, los partidarios de unas minorías rectoras empeñadas e defender su identidad, tendrán que seguir apelando a la policía o a la expulsión de los extranjeros. Desde ese fondo se entiende la conclusión del texto. Los nazarenos se llenan de rabia y pretenden matar a Jesús, pero no lo consiguen, porque Jesús conoce el terreno, se va de sus manos por el monte, y mientras va marchando para realizar su obra les dice aún:

«En verdad os digo: ningún profeta es bien recibido en su tierra. Muchas viudas había en Israel en los días de Elías… y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio».

Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el que estaba edificada su ciudad para despeñarle. Pero Jesús, pasando por en medio de ellos, se fue (Lc 4, 28-29).

Para defender su actitud, Jesús apela a dos venerables de Israel (Elías y Eliseo), que eligieron y ayudaron precisamente a los paganos, es decir, a los extranjeros. Siguiendo en esa línea, Jesús ha ofrecido acogida a los extranjeros (sin expulsarlos en modo algunos) Es normal que los nazarenos (representantes de los buenos israelitas) se sientan defraudados y quieran matarle (lincharle)

Esta escena de linchamiento inicial (iniciático) nos sitúa en el centro del evangelio de Lucas (y de todo el Nuevo Testamento). Los nazarenos no quieren matar a Jesús por asesino o violador, por adúltero o idólatra (como manda la ley israelita), sino por algo más profundo: porque pone en riesgo la distinción y seguridad legal del pueblo, ofreciendo el evangelio a los de fuera (a los antes rechazados), sin distinguir a nacionales y extranjeros, silenciando así la “venganza” de Dios contra estos últimos.

¿ Quién puede decir hoy las palabras de Jesús: ¿He venido a liberar a los extranjeros, he venido a deciros que ellos os liberarán?

‒ ¿Puede decirlas Obama, podrán decirlo las tribus nacionales de Merkel y Rajoy, de Mas y González?

‒ ¿Tendrá que decirlas de verdad el Papa de Roma, en vez de ocuparse de cuestiones secundarias como los detalles de un matrimonio oscuro?

‒ ¿Tendré que decirlas yo: he venido, estoy aquí para….?

2. MATEO 25. FUI EXTRANJERO Y ME ACOGISTEIS

Éste es el segundo tema clave en relación con los extranjeros. Sólo haciéndonos extranjeros podremos acogerles… Sólo por ser extranjeros podrán liberarnos ellos. Así dice el texto central de la Biblia cristiana, en forma de Parábola:

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria… dirá a los de su Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí… «En verdad os digo: cada vez que lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hicisteis .

Así habla Jesús, en nombre de Dios, asumiendo la causa de los pobres y extranjeros. Así puede decir y dice: Fue extranjero…

El hambre física está al principio de todas las necesidades… pero después, inmediatamente después, vienen otras necesidades de tipo social, pues no sólo de pan (material) vive el hombre (cf Mt 4, 4; Dt 8, 3), sino también de patria, de acogida, de palabra…

Los extranjeros (lo mismo que los desnudos…)carecen de patria o grupo que les garantice un espacio de humanidad; han tenido que dejar su tierra, casi siempre por razones económicas, para vivir en condiciones culturales y sociales distintas, en medio de un ambiente casi siempre adverso; son pobres porque, careciendo en general de bienes económicos, carecen también de bienes sociales, culturales, afectivos: están doblemente desposeídos y humillados, en un entorno adverso. Para la Biblia (y para la cultura que está al fondo del Antiguo y Nuevo Testamento) desnudos son aquellos que, teniendo quizá ropa, visten y se portan humanamente de manera distinta o indigna: son aquellos que, por razón de su “hábito” o apariencia externa (material, social, cultural), son extraños para el grupo dominante, pues no tienen su dignidad, conocimientos o cultura.

En el fondo, exilados y desnudos se identifican. Unos y otros son personas marginales sin protección social, minorías étnico-religiosas no aceptadas (ni integradas) por el grupo dominante. Nuestra sociedad capitalista podría ofrecer comida a todos, si es que lo quisiera. Pero no lo hace y por eso los hambrientos van creciendo y crecen los exilados y extranjeros… que no encuentran acogida en las sociedades establecidas.

Vivimos en una sociedad despiadada donde los grupos dominantes se protegen expulsando a grandes minorías (a veces mayorías), condenándolas a vivir de un modo “asocial”, contrario a las leyes dominantes. Por eso es normal que parezcan peligrosas y que acaben siendo controladas (encerradas) en la cárcel.

1. Los emigrantes extranjeros han sido a veces poderosos. Han dejado su viejo lugar para triunfar y han triunfado en el nuevo (blancos en USA, hispanos en América Latina)…donde se han establecido: son conquistadores militares, emigrantes del dinero, que se imponen por la fuerza de las armas y la supremacía cultural o comercial, esclavizando o marginando a los anteriores habitantes de la tierra. Así han hecho (y siguen haciendo) los invasores más afortunados.

2. Pero en la actualidad la mayoría de los emigrantes no son conquistadores sino pobres en busca de comida: vienen huyendo del hambre, de la necesidad material y de la muerte. Salen de países de miseria (de África y Asia, de América del Sur, de las zonas de guerra de Siria, Irak, Afganistán…) y buscan comida entre los miembros de la sociedad más “avanzada” (en la gran ciudad, en los países capitalistas de occidente). Los países ricos tienden a cerrarles las puertas y controlarles, como vimos al hablar de los egipcios y los hebreos en la historia de moisés.

Es evidente que la iglesia no quiere sustituir la responsabilidad política de la sociedad… pero con la Biblia en la mano ella tiene algo que decir y ofrecer: Ella sabe con Jesús que la solución no está en cerrar fronteras sino en abrir espacios de colaboración económica y de fraternidad mundial: poner cultura y bienes al servicio de todos los pueblos, de manera que cada uno pueda vivir en su tierra y todos puedan comunicarse, sabiendo que los que más ofrecen no son los ricos a los pobres (las tribus nacionales a los extranjeros), sino al revés:: Ellos, los pobres y extranjeros nos evangelizan, no dan la buena noticia de la humanidad.

Para resolver el problema del exilio y/o desnudez debemos superar la actitud del conquistador y el egoísmo de aquellos que, creyéndose dueños de una tierra que sus antepasados invadieron quizá con violencia, cierran sus fronteras a las necesidades de los menos favorecidos del entorno.

3. OCHO PROPUESTAS

Están tomadas de reuniones y “papeles” sobre emigrantes, que he venido compartiendo desde hace algún tiempo. No son mías, son de muchos y muchos que vienen trabajando con ilusión y decisión sobre el tema, desde Karibu de Madrid hasta grupos solidarios de México (por poner dos ejemplos).

1. Objetivo: una ciudadanía universal.

Nuestra primera patria es el ser humano, es decir, la palabra, la comunicación. Nuestra patria es el hombre, empezando por los expulsados del sistema. El principio de todas las soluciones es una ciudadanía inclusiva. Por eso, Jesús se presenta como Hijo del Hombre, es decir, como un ser humano. Los estados, los sistemas económicos son secundarios y valen en la medida en que ayudan a todos los hombres y mujeres

2. La emigración es un derecho y una bendición, no un problema.

Es un derecho: La casa del hombre es la tierra… Es una bendición: Los extranjeros nos muestra el rostro fuerte de la vida, son como un fermento para cambiar toda la masa humana. Si no vinieran extranjeros terminaríamos cerrados en un hoyo de muerte, repitiendo siempre lo mismo, hasta acabar neurotizados. Estamos ante una gran posibilidad de redención, que viene de ellos, de los extranjeros que llegan a veces con hambre, a veces con resentimiento, pero con vida.

3. Hay que pasar de un tipo de caridad “intimista” (sin olvidarla) y de pequeñas obras sociales a una experiencia universal, creadora de humanidad

No somos nosotros, buenos cristianos, los que acogemos, ayudamos…, en gesto de paternalismo dictatorial. Los ellos, los extranjeros, los que pueden enriquecernos. Son ellos los que pueden y debe ofrecernos su fermento de humanidad… No se trata de dejar a los extranjeros en bolsas cerradas o guetos, sino de aprender unos de otros, de así enriquecernos…

4. Tenemos que cuestionar nuestra propias actitudes, modificando nuestra forma de vida, unos y otros, las tribus nativas y los que vienen

Cuando nos instalamos en lo que somos hemos muerto ya, aunque sigamos viviendo como cadáveres y oliendo…, seamos iglesias o estados… Sólo el agua que corre esta clara… el agua que puede mezclase con otras agua, de lo contrario se estanca y se pudre. No digo que los extranjeros sean “santos”, nada de eso, todos somos del mismo barro que ensucia el agua. Pero sin ellos nosotros nos morimos.

5. Cambiar la norma básica de vida, cambiar nuestro tipo de estados, en Europa y en el mundo

No puedo ofrecer normar jurídicas concretas, pero me atrevo que las cosas (y de un modo especial en el Estado Español, que conozco algo más) han de cambiar poderosamente… empezando por la Ley de Extranjería 4/2000, que es una vergüenza nacional, un desastre… y más en manos de políticos ciegos, sin sensibilidad humana ni visión de futuro. No se trata de echar todo por la borda (como a muchos de las pateras…), pues si no tenemos algo en casa no podemos acoger. Pero podemos y debemos aprender a vivir juntos, con nuestros recursos y los recursos humanos, culturales y sociales (con los sufrimientos) de los que vienen.

6. Abrir el armario, romper las vallas…

Sí, tenemos muchos muertos en nuestros armarios, muertos de las tribus nacionales (que viven/vivimos de puro egoísmo) y muertos/escondidos extranjeros. Se trata de abrir el armario, de mirar y ver que todos somos personas, responsables unos de los otros, capaces de enriquecernos, abriendo unos planes de ciudadanía inclusiva y creadora, en contra de normas y normas, vallas y vallas que impiden la vida de todos, de los de dentro y de los de fuera de la valla.

7. Planes ya concretos… No a las mafias, sí a un nuevo trabajo

Hay que organizar y legalizar los flujos migratorios, para que no estén en manos de mafias de la muerte…. Abrir de nuevo armario, con toda decisión. No dejar la iniciativa en manos de mafias que cobran a los pobres por venir, por morir… Las mafias surgen allí donde cesa la iniciativa pública de estados y poderes económicos… Se trata de legalizar caminos de comunicación, de ofrecer espacios de acogida, de integración… Decimos que no hay trabajo para todos, que no podemos acoger a más con seis millones de parados. ¡Eso es mentira! No hay trabajo en este sistema de producción, mercado y trabajo… Los emigrantes nos van a obligar a cambiar nuestras formas de entender el trabajo…

8. Necesitamos a todos, pero sobre todo a las mujeres y a los niños

No por caridad intimista, sino por humanidad. Somos un mundo que está quedando sin humanidad, sin hombres y mujeres que se aman y viven en felicidad… Estamos quedando sin niños. Tendremos que aprender unos de otros. Quizá no todo nos lo enseñarán los emigrantes, pero sin ellos estamos condenados a la muerte.

(Termino así este “triduo” de emigraciones. Volveré Dios mediante otro día, porque el tema no acaba aquí)…

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Un arameo errante/emigrante fue mi padre

Jueves, 3 de septiembre de 2015
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caminando-1Cuando vemos la catástrofe humanitaria que se está produciendo a las puertas de Europa con el drama de los refugiados y el empecinamiento de muchos que se dicen cristianos de negarles el asilo, conviene leer este artículo del blog de Xabier Pikaza:

Este uno de de los credos más importantes de la Biblia: Cada judío, cada cristiano, se presenta ante Dios como hijo de Jacob (Israel) y le dice

Mi padre era un arameo errante; bajo a Egipto y residió allí con unos pocos hombres… Pero los egipcios nos maltrataron y humillaron… Gritamos a Yahvé, Dios de nuestros padres, y Yahvé escuchó nuestra voz, vio nuestra miseria… y nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido y nos trajo a este lugar…» (Dt 26, 5-10; cf. Jos 24, 2; Sal 136, 78).

ninos-de-siriaNo soy muy partidario de una interpretación de la Biblia al pie de la letra, pues hay que tener en cuenta simbolismos, géneros literarios y circunstancias, pero éste es uno de los textos que resuenan hoy como hace tres mil años. Parece escrito esta mañana (31, 8, 2015)

Los judíos (hebreos) confesaban con esta palabra o credo su fe en Dios y decían que eran hijos de emigrantes arameos (sirios), de la misma zona de la que actualmente están emigrando cientos de miles y millones de “arameos”, literalmente, es decir, de sirios e iraquíes del norte cuya lengua y cultura original ha sido por milenos (y sigue siendo) el arameo, muchos de ellos hoy cristianos, otros musulmanes.

images‒ De una emigración “aramea” como aquella provenimos nosotros (judíos, cristianos, occidentales todos…), al menos en sentido cultural y religioso. Todos somos hijos de emigrantes en busca de tierra, todos estamos haciendo aquel camino del judío antiguo que se reconocía hijo de un emigrante sirio, es decir, arameo, de las tierras de la Alta Siria y el Alto Irak, en ese triángulo de horror dominado actualmente por una guerra y muerte llama ISIS.

Desde ese fondo tenemos que reconocer y valorar (al menos como creyentes) la nueva gran emigración que llama a nuestras puertas, en condiciones parecidas a las de Jacob y Abrahan…, en un contexto que sigue siendo semejante al de los viejos imperios (asirio, babilonio, persa, griego…).

Una pequeña historia: La Biblia, libro de emigrantes

– Abrahán, un emigrante… Las tres tradiciones monoteístas (israelita, musulmana y cristiana) presentan a Abrahán, Padre de la fe, como emigrante que salió de su tierra, obedeciendo a la “Palabra” de Dios, pero también siguiendo la ruta de todos los nómadas que buscaban una tierra estable, desde Ur de los Caldeos. «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Gen 12, 1-3). Abrahán, emigrante y exilado aparece como principio de bendición para todas las “familias” o pueblo de la tierra.

– Los diez mandamientos, un Decálogo de emigrantes. Así empieza: “Yo soy Yahvé, tu Dios, que te he sacado de Egipto, para llevarte a una tierra de libertad…” (cf. Ex 20, 2; Dt 5, 6; cf. 1 Rey 12, 28; Jer 2, 6 etc.). Esas palabras de introducción del Decálogo constituyen la expresión más clara de la identidad israelita como pueblo de emigrantes a los que Dios ayuda. En ese sentido, los mandamientos aparecen como una guía de vida para los emigrantes, es decir, para todos aquellos que tienen que dejar su tierra y sus seguridades antiguas, para crear un nuevo orden social en otra tierra, en una tierra nueva. Entre esos mandamientos está el de honrar a los padres (de emigrantes venimos), el no matar, el no robar…

‒ Moisés, guía y pueblo de emigrantes

Moisés nace en Egipto, en una tierra donde su familia ha tenido que emigrar para comer… En una tierra donde los hebreos se sienten perseguidos… Tiene una experiencia de Dios, que aparece como protector de emigrantes… y tiene la tarea de crear un “pueblo nuevo” a partir de los emigrantes que debían buscar su tierra, en medio de grandes dificultades. Así escucha en la montaña…

«Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham…» (Ex 3, 1-6). «He visto la aflicción de mi pueblo de Egipto y he escuchado el grito que le hacen clamar sus opresores, pues conozco sus padecimientos. Y he bajado para liberarlo del poder de Egipto y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y ancha, a una tierra que mana leche y miel, el país del cananeo, del heteo…» (Ex 3, 7-8).

Leyes sobre emigrantes de la Biblia

Una de las primeras leyes de la Biblia son las que han sido promulgadas para proteger a tres “colectivos”, es decir, a tres tipos de personas oprimidas. Los emigrantes no se pueden tomar por aislado, sino que han de verse vinculados a otros grupos oprimidos. En el tiempo de la Biblia Hebrea se unen viudas, huérfanos y extranjeros:

(1) Las viudas (mujeres sin familia o protección social) forman una parte considerable de los rechazados del sistema, que sigue marcado por la violencia de género y la manipulación sexual. Hay en el mundo millones de mujeres sometidas a un durísimo comercio sexual: no hace falta encerrarlas en cárceles estrictamente dichas, pues su misma forma de vivir constituye ya una cárcel.

(2) Los huérfanos (niños y jóvenes sin arraigo familiar) son los candidatos más idóneos para la explotación, la delincuencia y la cárcel, especialmente en países donde existe una fuerte descomposición de las tramas familiares y sociales.

(3) Finalmente, los extranjeros y emigrantes (o miembros de razas distintas) siguen viviendo en una situación de violencia permanente: casi la mitad de los encarcelados de algunos países de Europa son extranjeros, la mayoría de los presos de USA son negros.

1. Dodecálogo (=Doce leyes) de Siquem (Dt 27, 15-26). Parece el código más antiguo de la tradición israelita y comienza evocando la maldición sobre aquellos que fabrican ídolos, porque destruye la identidad de Dios. En quinto lugar, dice:

– ¡Maldito quien defraude en su derecho al extranjero, huérfano y viuda!
Y todo el pueblo responda: ¡amén, así sea! (Dt 27, 19).

Esta maldición supone que aquellos que se acercan a Dios y quieren establecer un pacto con él deben comprometerse a respetar el derecho de huérfanos-viudas-forasteros, es decir, de aquellos cuyo derecho podría ser más fácilmente quebrantado, pues no tienen un goel o “vengador de sangre”, es decir, un familiar poderoso que pueda defenderles. Los extranjeros-huérfanos-viudas vienen a presentarse de esa forma como “familiares de Dios”, es decir, como sus protegidos, de manera que toda la familia israelita, reunida en nombre de Dios, debe comprometerse a defenderles.

2. El Código de la Alianza (Ex 20, 22-23, 19) forma también parte de un texto legal muy antiguo, que incluye diversas normas de tipo social, criminal, económico y litúrgico. Entre sus normas encontramos estas:

– No oprimirás ni vejarás al extranjero,
porque extranjero fuiste en Egipto…

– No explotarás a la viuda y al huérfano…
porque si ellos gritan a mí yo los escucharé… (Ex 22, 20-21)

La ley que exige la ayuda al extranjero queda así avalada por el recuerdo más sagrado de la historia de los israelitas, pues también ellos fueron antaño extranjeros en Egipto. El paralelismo literario que este pasaje ha trazado entre los dos “artículos” de esta ley supone que los extranjeros (no israelitas) quedan asociados con los huérfanos y viudas de Israel (o de otros pueblos), es decir, con aquellos que carecen de protección legal (social). Todos ellos pueden gritar, como antaño gritaron los hebreos, siendo escuchados por Dios desde la altura (cf. Ex 2, 23-24).

3. Deuteronomio I: solidaridad en la fiesta. El cuerpo central del Deuteronomio (Dt 12-26) recoge y sistematiza hacia el siglo VII a. de C. las leyes más antiguas, integrándolas en el contexto más solemne de la legislación sobre las fiestas:

– Celebrarás (la fiesta de los Tabernáculos) ante Yahvé, tu Dios,
tú y tus hijos y tus hijas, y tu esclavo y tu esclava,
y el levita que habite en tus ciudades,
y el extranjero, huérfano y viuda que viva entre los tuyos,
en el lugar que Yahvé tu Dios elija para que more allí su nombre.
– Recuerda que fuiste esclavo de Egipto… (Dt 16,11-12).

Se alude aquí a la Fiesta de Acción de Gracias, que los israelitas más afortunados celebran tras la recolección, en el otoño, dando gracias a Dios por la cosecha y la abundancia de la vida. Pues bien, en esa fiesta, el patriarca de la casa ha de abrir su espacio de familia, ofreciendo un lugar de alegría, de fraternidad religiosa y comunicación social no sólo a los familiares, sino a los emigrantes Allí donde los pobres y extranjeros no quedan invitados a la fiesta de la vida no se puede hablar de ley de Dios (como sabe también, en otro plano, pero con el mismo espíritu Lc 14, 16-24).

4. Deuteronomio II: solidaridad alimenticia. Para que pueda celebrarse la fiesta compartida, es necesario un gesto de solidaridad económica.

– No defraudarás el derecho del emigrante y del huérfano
y no tomarás en prenda la ropa de la viuda…
Cuando siegues la mies de tu campo… no recojas la gavilla olvidada;
déjasela al extranjero, al huérfano y a la viuda,
.
– Cuando varees tu olivar, no repases sus ramas;
dejárselas al extranjero, al huérfano y a la viuda.
– Cuando vendimies tu viña no rebusques los racimos;
déjaselos al extranjero, al huérfano y a la viuda;
recuerda que fuiste esclavo en Egipto (Dt 24,17-22)

Frente al afán codicioso de aquellos que quieren poseerlo todo, el texto apela al derecho de los pobres que claman a Yahvé desde su necesidad, siendo escuchados. De pan, vino y aceite vive el hombre; por eso es necesario que quienes tengan esos bienes los compartan con los pobres, con los que no tienen tierras, expresando así la generosidad del Dios que los ofrece a todos.

5. Deuteronomio III: ampliación espiritual amor al extranjero. En este contexto, recreando un tema que aparece de otra forma en Lev 19 (donde se dice amarás al prójimo, es decir, al israelita), nuestro texto exige amar a los extranjeros:

– Yahvé, vuestro Dios… es Dios grande, poderoso y terrible,
no tiene acepción de personas, ni acepta soborno,
hace justicia al huérfano y a la viuda
y ama al extranjero para darle pan y vestido.
– Por eso, amaréis al extranjero,
porque extranjeros fuisteis en el país de Egipto (Dt 10, 17-19)

El texto afirma que Dios ama a los extranjeros, es decir, a los hombres y mujeres que no forman parte del pueblo elegido (Dt 10,18), ni tienen una patria o un hogar donde defenderse y vivir protegidos. Lógicamente, los israelitas deberán amar también a los extranjeros. Esta exigencia de amar (es decir, de recibir en el espacio de vida y familia, de clan y de grupo religioso) a los extranjeros huérfanos y viudas, constituye una de las cumbres de la tradición israelita y de la humanidad.

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“Noemí y Rut, dos mujeres que confían en la fuerza del Amor”, por Emma Martínez

Martes, 25 de agosto de 2015
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11De su blog Poner letra a mi canto:

Publicado en Rev CONFER, Noviembre, 1998

1. El libro de Rut: estructura, composición, claves de lectura.

2. Un itinerario de fe y confianza en la fuerza del amor. Hitos significativos:
· Salir de la tierra, si es necesario, cuando los tiempos son malos.
· Saber acoger lo que la vida ofrece.
· Ante la desolación: no perder las raíces, ni la memoria creyente, para no perder la esperanza.
· Tomar iniciativas difíciles: decidir volver; salir; decir adiós; recuperar la libertad.
· Renunciar para poder elegir.
· Hacer elecciones arriesgadas movidas sólo por el amor.
· Ponerse en camino hacia una tierra que no es la propia, pero que uno elige hacer suya.
· Aprender a vivir en tierra extraña.
· Saber “vivir-con” y al tiempo buscar y definir la propia identidad.
· Convertir la cotidianidad en lugar de salvación y revelación.

3. Noemí y Rut dos mujeres que nos muestran un camino para descubrir nuestro lugar, como mujeres y varones, en la historia de salvación.
· Optar por vivir desde el amor solidario.
· Confiar en los otros y arriesgarse.
· Contemplar a Dios en lo cotidiano.
· Saber celebrar
· Creer que la historia de salvación se construye desde abajo.

dos-mujeres-virtuosas_560x280NOEMÍ Y RUT DOS MUJERES QUE CONFÍAN EN LA FUEZA DEL AMOR.

1- EL LIBRO DE RUT ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN.

Este libro bíblico es un drama ficticio o una novela de un gran valor artístico. Considerado una de las obras maestras de la literatura narrativa hebrea. Predomina el diálogo sobre la acción y esto permite el conocimiento directo de los personajes a través de lo que dicen y hacen.

No está clara la época de su composición final[1], la mayoría se decantan por situarlo en la época post-exilica [2] (en torno al 450?) [3]. Si así fuese, el libro, contiene una gran ironía crítica. A la vuelta del destierro en Babilonia, el pueblo está pasando por una situación crítica y los gobernantes buscan proyectos para resolver esa situación. Los libros de Esdras y Nehemías nos dan información al respecto.

Es importante para comprender la hondura y audacia del libro de Rut aproximarnos, muy someramente a los proyectos “salvadores del pueblo” en boga, en esa época.[4]

* Los proyectos de Zorobabel y Josué. (Esd.3,1-13) Éstos trataron de construir el templo de Jerusalén destruidos por Nabucodonosor (Esd.5,1-2). Estamos en torno al año 520 antes de Cristo, unos veinte años después de la vuelta del exilio. Se pensaba que el sufrimiento del pueblo era un castigo de Dios por haber abandonado el templo en ruinas (Ag.1,3-11). Zorobabel y Josué trataron de reconstruir al pueblo en torno al culto, altar, y templo.

* El proyecto de Esdras.(Esd.9,1-10; Neh.8,1-18). Esdras era un doctor de la ley, un escriba de gran prestigio, actuaba en nombre del rey de Persia (Esd.7,11-26). Visitó Jerusalén en el año 458. Esdras también creía que el sufrimiento del pueblo era un castigo de Dios. Echa la culpa de la situación difícil que atraviesa el pueblo, al pecado que han cometido casándose con mujeres extranjeras (entre ellas, las moabitas) y decreta su expulsión (Es. 9,1-2;10,2.10). También él trata de reconstruir al pueblo en torno a la observancia de la ley de Dios (Neh.8,13) y la pureza de la raza .Si, como apunta Carlos Mester, en este momento se escribe este libro, nos encontramos con una literatura crítica y alternativa. En él se presenta a Rut, mujer moabita, como modelo del amor fiel, revelación del amor de Jahveh (Hesed), que es introducida por Dios en la bendición y entroncada dentro de la descendencia davídica.

* El proyecto de Nehemías (Neh.5,1-19). Éste era gobernador de Judá, nombrado por el rey de Persia en el año 445, contemporáneo de Esdras. Era un gobernante sensible a los problemas del pueblo, se indignaba por la situación de explotación de los ricos sobre los mas pobres (Neh.5,1-5.15). Convocó al pueblo y, en nombre de Dios, les exigió que devolvieran a los pobres las tierras robadas y que les perdonasen las deudas acumuladas (Neh.5,7-13). Intentó reconstruir al pueblo en torno a la observancia de la ley del año jubilar. Cada cincuenta años, se rescindían las compras y ventas de la tierra (Lev.25,1-34; Dt.15,1-11). La reconstrucción del pueblo comenzaría por la iniciativa de los ricos, de devolver lo que les habían robado a los pobres.(Neh.5,9)

Una primera clave de lectura del libro puede ser la realidad de la que parte.

Ante la situación del pueblo que trasparenta el libro y los diversos proyectos para resolverlas, ¿por dónde apunta el proyecto salvador de esta narración?

a) Es interesante leer la historia de Rut, no solo por lo que dice, sino también por lo que no dice: nada dice del Rey, ni de los sacerdotes, ni del templo, ni del altar, ni de Jerusalén, ni de los sacrificios, ( su postura ante los proyecto de Zorobabel y Josué).

b) El centro de libro es una extranjera moabita. El libro llega a pedir a Dios en boca del pueblo que Rut sea como Raquel y Lía las dos madres que están en el origen le pueblo de Dios (Rut 4,11)

c) Quien toma la iniciativa para resolver el problema de estas dos pobres viudas, no es el pariente rico o “goel”, sino ellas. Ellas lo planean todo, toman la iniciativa y llevan a cabo todo lo planeado. Booz pertenece a la clase social de los que habían sido interpelados por el gobernador Nehemías.

Es decir, no apunta la esperanza a partir de los grandes proyectos de los poderosos, sino que una vez más vendrá de abajo. De un “pequeño resto” de Israel; de dos pobres viudas, emigrante una y extranjera otra. Ellas son semilla de esperanza de la Salvación prometida.

Una segunda clave el lectura es la estructura del libro [5].

Nos encontramos en él una dramatización en cuatro escenas:

1. La situación inicial, es de hambre (1,1-5).
2. Se emprende el camino en busca de pan. Son caminos de ida y vuelta (1,6-3,18).
Un día en los rastrojos: la esperanza inesperada.
Una noche en la era.
3. En busca de la vida: los caminos de la ley (4,1-12).
4. Situación final, vida por generaciones( 4,1-18).
Apéndice: genealogía de David (4,18-22).

Una tercera clave de lectura puede estar en el sentido escondido de los nombres.[6].
Abundan en el libro de Rut los nombres “narrativizados”, la historia queda escrita en ellos. Cada personaje tiene, contenido en su nombre, su propia historia [7].

Cada nombre revela lo que la persona es y lo que hace en la historia:
* Elimélec, nombre del esposo de Noemí, significa “mi Dios es rey”.
* Noemí, significa “la dulce” o “gracia”, pero ella se quiere cambiar el nombre por Mara, “la amarga”.
* Majlón, hijo mayor de Noemí, “dolencia”.
* Kilión, hijo menor de Noemí, “fragilidad”.
* Orfá, la primera nuera, “la que vuelve la cabeza, o la espalda”.
* Rut, “la compañera” o “la amiga”.
* Booz, “el potente” o “la fuerza”.
* Obed, el hijo que nace “siervo”.

Quiere ser un libro de esperanza, quiere hacer entender al pueblo el sentido de su historia, el cómo actúa Dios en ella, el por qué de su situación actual (acaban de volver del destierro y las cosas están mal) y por dónde apunta en la historia los signos de esperanza.

Desde la clave de lectura de los nombres, nos fijamos en los cinco primeros versículos (1,1-5) [8].

Elimelec, “mi Dios es Rey”.

Es la profesión de fe del pueblo. Cuando el pueblo pide a Jahveh un rey, el libro de Samuel pone en boca de Dios estas palabras: “No te han rechazado a ti (Samuel) sino a mí, para que no reine sobre ellos” (1Sam.8,7). Tuvieron un rey y la historia fue desastrosa, pues eso acabó con la fe en Dios, Señor y Rey del pueblo, Elimelec murió.

Noemí y Mara, ”gracia y amargura”.

La gracia nace de amor y fidelidad de Dios para con lo que había escogido. Siendo fiel, el pueblo se convierte en “esposa graciosa de Dios” (Is 62,5). La ruptura de la Alianza por parte del pueblo le ha traído la desgracia, la amargura al pueblo, Noemi se llama Mara.

Maglón y kilion, “dolencia y fragilidad”.

Israel y Judá, los dos hijos nacidos de la alianza entre Dios y su pueblo, se olvidaron de que su Dios era el Señor y fueron tras otros dioses, por eso, se habían vuelto dolientes y frágiles y mueren. De hecho, Israel y Judá se habían extinguido como Reinos.

Este modo de presentar al pueblo la historia del pasado, que es la causa de su situación (este es el esquema Deuteronomista: pecado-castigo-conversión- nueva alianza), tiene dos caras; una criticar el gobierno de los reyes, y otra, desenmascarar la idolatría del pueblo que perdió la fe en Dios y por eso, se quedó sin futuro y sin fuerza. Noemí, Mara, sin hijos, sin marido,(sin Dios) sin tierra en país extranjero… es el pueblo.

Pero hay una esperanza y el autor lo quiere apuntar desde el principio.

“En el tiempo en que gobernaban los Jueces”…No es el tiempo en que se escribe el libro ni en el que acontecen los hechos, ¿que está queriendo decir el autor con ese recurso literario?. Lo mismo que en tiempo de los jueces, Dios suscitaba a algún juez que liberaba al pueblo, también, quizá ahora, suscite un salvador. Inscribe al pueblo en la historia de una esperanza. Igual que entonces nos liberó, hoy sigue liberando.

Noemí quedó “sola” (lo dice dos veces 1,3.5) el libro de Rut está recordando las profecías según las cuales un pequeño resto (Is.4,3; 10,21; 11,16; 37,3; Esd.9,8.15) será comienzo del pueblo. Noemí imagen del pueblo que sufre, es, al mismo tiempo, semilla de esperanza de una nueva nación.

Cuando dice “todos efrateos de Belén de Judá” (1,2). El libro está recordando la profecía de Miqueas (Miq.5,1). De este modo, sugiere que la promesa del Mesías se realizará por medio de esa errante y sufrida viuda de Belén, que es Noemí. La salvación vendrá de los pobres.

En el cuadro inicial, la historia de Rut (1,1-5), retrata el pasado, el presente y el futuro de esperanza. Pecado, sufrimiento, esperanza.

Una cuarta clave de lectura es el sentido teológico-espiritual del libro.

Es la clave que en este momento vamos a intentar esbozar.

2. EL LIBRO DE RUT UN “ITINERARIO DE FE”Y CONFIANZA EN LA FUERZA DEL AMOR. HITOS SIGNIFICATIVOS EN EL CAMINO.

Este libro ha sido llamado “el evangelio de la mujer”. Hay tres personajes principales: Noemí, Rut y Booz, con preponderancia clara de los personajes femeninos, sobre todo de Noemí, que es la que lleva el hilo conductor de la trama y “al final, es ella quien recibe, como verdadera matriarca, a los nietos por los que suspiraba desde el comienzo de la obra”[9].

Descubrimos en este libro, un itinerario de fe válido para todos los tiempos.

· Salir de la tierra, si es necesario, cuando los tiempos son malos.

El libro de Rut nos muestra una situación muy cercana a los tiempos que vivimos, el hambre provoca emigraciones masivas de los pobres hacia tierras más ricas. Una familia, como millones en nuestro mundo, pone a la venta sus tierras y, empujada por el hambre, emigra a un país extraño; “hubo hambre en el país y un hombre emigró, con su mujer y dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab” (Rut,1,1). Leer más…

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“El Antievangelio de la Verdad”, por Carlos Osma

Jueves, 6 de agosto de 2015
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FarodestruidoDel blog Homoprotestantes:

“Conoceréis la verdad y ésta os hará libres” dice el evangelio, pero quienes han sido educados en iglesias donde se conoce “la Verdad”, saben perfectamente que la verdad absoluta es un peligro que acaba con la libertad individual. Y esto es así porque donde hay “Verdad”, hay siempre un grupo de personas expertas que dicen al resto lo que tienen que hacer y como deben comportarse. “La Verdad” es un artefacto de control que utilizan quienes no tienen capacidades, quienes no son capaces de discernir, de valorar, de acercarse a la realidad; quienes han renunciado a la vida por que les da miedo, porque son conscientes de sus limitaciones y de su cobardía.

Es absolutamente estúpido hablar hoy de “Verdad”, creer que se posee por revelación divina y predicarla a quienes no la tienen. Hay que estar muy ciego, o ser muy ignorante para hablar con otra persona con la intención de traerla a “la Verdad”. Los cristianos no tenemos “la Verdad” y nunca la hemos tenido, por la sencilla razón de que no existe. Sólo ha sido un engaño del poder para controlar y perpetuarse. Quien defienda hoy “la Verdad” cristiana no está hablando de cristianismo, sino de poder, de las estructuras de control religioso con las que se está de acuerdo. El cristianismo no nació como una filosofía sobre el conocimiento de “la Verdad”, sino en el seguimiento de Jesús de Nazaret.

Justificar el conocimiento de “la Verdad” apoyándose en la Biblia, sólo lo pueden hacer quienes prefieren olvidar que no hace mucho tiempo se condenaba a personas que, como Galileo, ayudaron a ver que la Biblia no es un libro donde encontrar “la Verdad” sobre el funcionamiento del universo. Y si hoy sabemos que Galileo tenía razón y que la Biblia no es un libro de “Verdades” astronómicas, es difícil sostener que sí lo es de “Verdades” morales, antropológicas o sexuales. Cuando los cristianos nos acercamos al texto bíblico para buscar una guía, una verdad que nos ayude, lo hacemos siempre desde una posición definida y limitada. No hay acceso posible a una supuesta “Verdad” escondida en el texto bíblico que sirva para siempre y sea inamovible. Tampoco una que esté libre de todo aquello que nos condiciona.

Cristianos y no cristianos en el siglo XXI vivimos con verdades limitadas y condicionadas, y no tenemos acceso a nada más. Cada día nuestras verdades son puestas a prueba y no siempre sobreviven… Todos hemos dejado atrás verdades que pensábamos eran absolutas, y seguimos hacia delante con otras nuevas que nos permiten explicar mejor nuestra existencia. Podemos, y debemos, defender las verdades que pensamos pueden mejorar nuestra vida y la de los demás, frente a otras verdades que consideramos que la limitan. Pero no deberíamos hacerlo otorgándonos la posesión de “la Verdad”, nuestro mundo se mueve, nuestras vidas son mejores, somos más libres, cuando tenemos la posibilidad de alcanzar una verdad que no es para siempre.

Es cierto que existen sistemas cerrados donde hay “Verdad”, donde hay buenos y malos, santos y pecadores. Sistemas donde todo tiene un lugar, un orden, un momento, unas obligaciones… Una “Verdad” en mayúsculas restringida únicamente a ese sistema cerrado con siete llaves. Muchas iglesias se han convertido en eso, en sistemas cerrados y opresivos donde existe una “Verdad” que hay que mantener frente a los ataques del exterior. Evidentemente todo el mundo tiene derecho a construir su palacio de cristal, o más bien su iglesia de hormigón, pero nada de todo esto tiene que ver con el evangelio, con la propuesta de Jesús.

El evangelio siempre ha sido más valiente, y sobre todo más abierto y más humano. La verdad se descubre andando, siguiendo al maestro libremente. Porque la verdad no es una forma de ver el mundo, unas leyes, una filosofía, una teología o una lectura determinada de la Biblia; la verdad cristiana es el mensaje de Jesús de Nazaret que puede expresarse, concretarse, vivirse de infinitas formas posibles. Un mensaje que se resume en amar al prójimo como a uno mismo, pero que tiene infinitas maneras posibles de ponerse en práctica. Y quizás esta verdad no convenza a todo el mundo, y millones de personas piensen que es irrealizable, naif, estúpida… Y tendremos que explicarles porqué esa verdad todavía tiene sentido para construir un mundo mejor para todos, y deberemos reconocer también que es una verdad demasiado elevada para nosotros a veces, y que no siempre acertamos a ponerla en práctica. Y escucharemos sus objeciones y tendremos que tenerlas en cuenta para no acabar defendiendo una verdad que no es tal.

No hay libertad donde hay “Verdad”, ni tampoco cristianismo. Quienes dicen defenderla viven engañados y sometidos, y su antievangelio no busca la liberación de los seres humanos, sino que vivan oprimidos bajo una determinada comprensión del mundo. Por eso ser cristiano hoy es, como hizo Jesús, renunciar a “la Verdad” que defienden los poderosos, e ir en libertad hacia las verdades limitadas que nos muestran nuestros prójimos o que descubrimos en nosotros mismos. El cristianismo es la religión del amor, no de “la Verdad”. No es el opio del pueblo, ni una anestesia para quienes no quieren enfrentarse a la angustia de una existencia que no logran entender. El cristianismo es una religión contranatura que pone al último el primero, que pide amar incluso a nuestro enemigo y que vive con la esperanza y el deseo de poder construir un mundo donde todos los seres humanos sean hermanos y hermanas. Y para eso, o contra eso, no hay “Verdad” que valga… Sólo el amor puede hacerlo. Esa es la verdad cristiana, una verdad siempre en minúsculas que convive con muchas otras verdades también en minúsculas. Pero en esa convivencia la fe cristiana se perfecciona, se hace mejor y más humana.

Carlos Osma

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Meditando las Escrituras

Viernes, 10 de julio de 2015
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Del blog de la Communion Béthanie:

7191906unhombrejovenleyendolabibliaaotrojovenenlacrcel

 

Oh, Señor Eterno,

en el momento en el que vamos a meditar las Escrituras,
concédenos sumergir allí nuestros rostros
como en una fuente inédita que aclare nuestras voces,
libere nuestras conversaciones,
nos autorice a hablar y a escuchar.

Concédenos, entre las páginas abiertas,
sentir que se agrieta la articulación de nuestro mundo,
sentir temblar las puertas de nuestro mundo,
y los ojos de repente levantados hacia nuestro mundo,
entrever su sorpresa, ver que no está acabado.

Concédenos estar intrigados,
retrasados en nuestras carreras febriles o apuradas,
en nuestra lectura demasiado rápida
no sólo de tus Escrituras sino incluso de nuestras vidas,
de nuestro tiempo y de nuestro mundo.

*

Olivier Abel

***

Joven-meditando-con-la-Escritura

 

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Los Hermanos de Jesús.

Martes, 2 de junio de 2015
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Del blog Pays de Zabulon:

frere-de-JesusRegularmente, vuelve a debatirse la cuestión de los hermanos de Jesús.

 ¿Jesús tuvo hermanos de sangre?

La respuesta de los que quieren mantener el origen divino de Cristo y la virginidad de Marie es evidentemente que esto no es posible. Es la posición actual de la Iglesia Católica: “¿ Jesús, tuvo hermanos? ¡ No, claro que no! Era primos, o un parentesco extenso, como es costumbre en Oriente Próximo.” La Iglesia ortodoxa admite, por su parte que Jesús posiblemente habría tenido hermanastros, nacidos de un  primer matrimonio de José, pero no se explica entonces por qué en la hermandad, Jesús – que no sería entonces el primer niño – sería heredero del trono de David, y accesoriamente por qué se realizan con él en el Templo los ritos reservados para el primogénito. ¿Quizá José quiere complacer a su joven esposa, como podríamos imaginar, pero con desprecio de los usos y los ritos del tiempo? Curioso.

 ¿Jesús tuvo hermanos de sangre?

Los textos canónicos, como los apócrifos (a los que no se les puede negar todo valor), como la documentación histórica que existe por otro lado para esta época, hablan de adolphos, lo que designa en griego, sin duda alguna posible, a hermanos de sangre. Los textos del Nuevo Testamento saben hacer muy bien la diferencia entre el hermano,  el primo,  el amigo,  el apóstol, el discípulo. Sólo algunos, y siempre los mismos, son designados bajo la denominación “hermano de Jesús“.

¿Jesús tuvo hermanos?

Sí, eso parece. Santiago, Judas, otros hermanos y dos hermanas, personajes importantes de la comunidad naciente (o ya nacida en vida de Jesús) en Jerusalén.

Santiago, hermano del Señor, será el primer obispo de Jerusalén. A él se refieren los primeros cristianos. Pablo, pero también Pedro, respetan su autoridad. Las primeras palabras de la única carta, escrita bajo su nombre son las siguientes: “Yo, Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, le envío mis saludos al conjunto del pueblo de Dios disperso en el mundo entero. “ (En la versión ZeBible, o en la nueva traducción litúrgica: “SANTIAGO, SERVIDOR DE DIOS y del Señor Jesús Cristo, a las doce tribus de la Diáspora, ¡hola! “)

¿Jesús tuvo hermanos?

Tuvo amigos también.

Gente privilegiada que lo conoció y compartió su intimidad. Entre éstos, algunos parecen más próximos todavía. Pedro, Santiago (otro Santiago) y Juan, testigos privilegiados de ciertas revelaciones, como la Transfiguración, lo que deja pensar que Jesús dio enseñanzas particulares a algunos.

Y luego, estaba también Dídimo, Tomás, el gemelo.

Tomás, el discípulo fiel pero quien no comprende nada, a quien debe explicar todo detalladamente, el que debe ver para creer, tocar para saber, probar para reconocer, y por fin saborear la Presencia.

Algunos, aquellos a los que se  denomina hoy con desdén con el nombre de gnósticos, vieron allí la imagen del doble, del espejo.

Tomás es el arquetipo del hombre que es llamado a creer, del hombre llamado a abandonarse al Espíritu del Señor y a dejarse modelar para hacerse igual al Señor mismo.

Thomás, es este borrico hecho hombre, tan lento para ver, tan lento para creer, invitado a hacerse como el  mismo Cristo, a dejarse conformar por el Espíritu de Jesús vivo hasta el punto de que se imprima en él el rostro y el mensaje de Jesús y que no se puedan distinguir.

Tomás, este gemelo, este doble, eres tú, soy yo, es toda la humanidad

Hermanos, amigos, gemelo…

¿Jesús tuvo hermanos?

Tú, amigo, Él te invita a hacerte su hermano.

Zabulon

 frères-de-Jésus

 & & &

Para saber más sobre Santiago el Justo, hermano de Jesús, puede verse el  excelente libro de Simón Claude Mimouni, Santiago el justo, hermano de Jesús de Nazareth (Jacques le juste, frère de Jésus de Nazareth), obra muy documentada pero que podrá parecer bastante ardua a los no especializados. Aunque convincente, no es forzosamente la última palabra sobre la cuestión. La cuestión de los hermanos de Jesús es también discutida para Françoise Chandernagor quien publica una novela, Vida de Judas, hermano de Jesús ( Vie de Jude, frère de Jésus), apoyada sobre una fuerte documentación histórica, sobre Judas, otro “hermano del Señor”, a quien hace contar de manera ficticia los acontecimientos. Para ilustrar que el debate está lejos de estar cerrado, puede verse la reacción de Renaud Silly, dominico tolosano, en un artículo publicado sobre el sitio de Figaro, titulado “¿ Jesús, tenía hermanos?” (Jésus, avait-il des frères ? ) El autor refuta que Jesús hubiera podido tener hermanos de sangre, la razón principal es que no se comprendería entonces pór qué Jesús le confía a Juan a su madre, y María a Juan, con estas palabras: “mujer, he aquí tu hijo” y al discípulo (que el amaba): “He aquí tu madre”.

Leyendo la obra de Mimouni, que no se detiene en este argumento, es verdad, se comprende sin embargo que puede ser barrido o al menos discutido fácilmente, el Evangelio de Juan que ha sido escrito más tarde que las tradiciones que hablan de los hermanos del Señor, en un  momento en el que el debate sobre el origen divino del Señor fue ya lanzado y creaba ciertas discrepancias en la comunidad de los primeros discípulos. Porque, detrás del escrito, es la intención lo  que hay que buscar: si es real, por qué negar la existencia de los hermanos de Jesús si esto no es para valorizar su esencia divina, esencia que sería desvalorizada por una familia humana (el esperma y la  sangre eran considerados entonces como impuros). Si no es real, por qué pues sostenerlo sino para insistir en el valor histórico de Jesús, su encarnación y su unión con el pueblo judío. Ambas intenciones son nobles y no forzosamente contradictorias.

En resumen, el debate no está cerrado …

 

Mimouni-Jacques-le-juste Chandernagor-Vie-de-Jude

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“Acercarnos y comprendernos”. 4º Pascua – B (Juan 10,11-18)

Domingo, 26 de abril de 2015
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821288Cuando entre los primeros cristianos comenzaron los conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, solo él es el Pastor bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir por todos.

Esta bella imagen de Jesús, Pastor bueno, es una llamada a la conversión, dirigida a quienes reivindican el título de «pastores» en la comunidad cristiana. El pastor que se parece a Jesús, solo piensa en sus ovejas, no «huye» ante los problemas, no las «abandona». Al contrario, está junto a ellas, las defiende, se desvive por ellas, «expone su vida» buscando su bien.

Al mismo tiempo, esta imagen es una llamada a la comunión fraterna entre todos. El Buen Pastor «conoce» a sus ovejas y las ovejas le «conocen» a él. Solo desde esta cercanía estrecha, desde este conocimiento mutuo y esta comunión de corazón, el Buen Pastor comparte su vida con las ovejas. Hacia esta comunión y mutuo conocimiento hemos de caminar también hoy en la Iglesia.

En estos momentos no fáciles para la fe, necesitamos como nunca aunar fuerzas, buscar juntos criterios evangélicos y líneas maestras de actuación para saber en qué dirección hemos de caminar de manera creativa hacia el futuro.

Sin embargo, no es esto lo que está sucediendo. Se hacen algunas llamadas convencionales a vivir en comunión, pero no estamos dando pasos para crear un clima de escucha mutua y diálogo. Al contrario, crecen las descalificaciones y disensiones entre obispos y teólogos; entre teólogos de diferentes tendencias; entre movimientos y comunidades de diverso signo; entre grupos y «blogs» de todo género…

Pero, tal vez, lo más triste es ver cómo sigue creciendo el distanciamiento entre la jerarquía y el pueblo cristiano. Se diría que viven dos mundos diferentes. En muchos lugares los «pastores» y las «ovejas» apenas se conocen. A muchos obispos no les resulta fácil sintonizar con las necesidades reales de los creyentes, para ofrecerles la orientación y el aliento que necesitan. A muchos fieles les resulta difícil sentir afecto e interés hacia unos pastores a los que ven alejados de sus problemas.

Solo creyentes, llenos del Espíritu del Buen Pastor, pueden ayudarnos a crear el clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y diálogo humilde que tanto necesitamos.

José Antonio Pagola

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“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 26 de abril de 2015. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 26 de abril de 2015
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30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

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