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La paciencia de Dios es nuestra salvación

Domingo, 19 de julio de 2020
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imagesDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

DOMINGO XVI del AÑO

  1. trigo y cizaña.

         La historia de la humanidad, nuestra propia historia personal es un largo recorrido tejido de bien y de mal, de trigo y cizaña. En el lenguaje teológico se suele decir que estamos en una historia de salvación, al mismo tiempo que en una historia de daños y males, (historia salutis – historia damnationis).

         La gran tentación suele ser la de extirpar cuanto antes el mal, arrancar la cizaña. Especialmente las posturas y temperamentos violentos y fanáticos enseguida esgrimen el hacha de guerra.

         Jesús no actúa así. Jesús no es un fundamentalista violento que actúa agresiva e inmediatamente.

         Las precipitaciones y las prisas no son buenas consejeras. El crecimiento es lento y paciente.

Dejad crecer juntos el trigo y la cizaña hasta la cosecha, hasta a siega.

  1. paciencia histórica.

         La vida no crece a tirones, ni a golpes. Tanto personal como socialmente, la existencia y la madurez humana requieren procesos, recorridos, altibajos, retrocesos. Pasamos por momentos y situaciones de todo tipo, de trigo y de cizaña. Las ideologías tienen también sus tiempos, su hierba buena y su hierba mala.

         No es cuestión de arrancar precipitadamente, no es cosa de excomulgar, de condenar, de imponerse con poder. Son tentaciones fanáticas.

         Hay que tener paciencia histórica. Las personas podemos cambiar algunas de nuestras actitudes, podemos evolucionar, madurar. En ocasiones nacemos a una nueva vida -como Nicodemo- siendo ya mayores, quizás viejos.

         Hay que saber esperar, que al fin y al cabo toda siembra es una esperanza.

Dios sabe esperar, es más, la paciencia de Dios es neustra salvación, (2Ped 3,15).

Tengamos paciencia histórica.

  1. situaciones de antiguo y de nuevo testamento.

         En esta paciencia histórica como actitud sensata en la vida, podemos también pensar que, aunque estemos ya en el Nuevo Testamento desde hace dos mil años, sin embargo los pueblos, las personas, a veces la misma Iglesia puede encontrarse en situaciones de Antiguo Testamento: en las familias suelen darse casos de Caín y Abel, la Torre de Babel no es otra cosa que una campaña electoral o una lucha por el poder, no son extrañas las ansiedades del rey David por Betsabé, la mujer de Urías, etc…

         Trigo y Cizaña en la historia de la humanidad. Dios tuvo pedagogía y una gran paciencia con la humanidad. Dios no reveló todo de una vez. Todo fue poco a poco, la misma cizaña histórica, fue una fuente de revelación, de crecimiento, de madurez.

         Hay etapas en la vida en las que nos encontramos en situaciones de Antiguo Testamento. Muchas actitudes, normativas, ritos de los eclesiásticos actuales se parecen más al Templo de Jerusalén o al mundo fariseo que al mensaje de Jesús. A veces recorridos ideológicos, políticos, económicos son pura cizaña.

         Podemos, pues, vivir nuestro Antiguo Testamento personal, eclesiástico, como pueblos, etc.

         Dios es siempre paciente con nosotros, incluso cuando nosotros estamos en situación de Antiguo Testamento o de cizaña.

  1. No metamos cizaña. (a modo de estrambote).

         Aunque sea al final de la homilía no quiero dejar de aludir a esa especie de refrán o conseja que solemos decir en castellano y que contiene una gran verdad: “no seamos cizañeros, no metamos cizaña”.

         No seamos gente chismosa, que lleva los “cuentos” de aquí para allá, que ponemos zancadillas, que “malponemos” a las personas.

         Seamos personas de bien, limpias en la vida, discretas. La crítica, la calumnia, el mentir sobre los demás no son juego honrado y limpio. Es cizaña.

         Seamos “trigo limpio” en la vida.

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Frei Betto: ¿Abraham, Isaac, José, Moisés y David existieron en realidad o son creaciones literarias como Ulises, Don Quijote y Hamlet?

Jueves, 9 de julio de 2020
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Biblia_2199690019_14285293_660x371“¿La Biblia tiene razón?”

“Maximalistas como Wellhausen y Albright utilizaron la arqueología para demostrar sus tesis religiosas, comprometiendo el principio de la neutralidad científica. Los minimalistas o desconstruccionistas, como Kaefer y Finkelstein, argumentan que el texto bíblico reúne un conjunto de narraciones legendarias mezcladas con hechos históricos ocurridos entre los siglos IX al VI a. C”

“Las historias de los patriarcas bíblicos (2000-1700 a. C,) están repletas de camellos (Génesis 24,10). Pero el dromedario solo fue domesticado a fines del segundo milenio antes de nuestra era”

“La Biblia no cayó del cielo. Es obra de un pueblo sufrido, cuyo sentimiento religioso lo llevó a empeñarse en descubrir un nuevo rostro de Dios”

Los estudiosos de la Biblia se dividen en tres tendencias: maximalistas, minimalistas y centristas. Los maximalistas, que son fundamentalistas, consideran que el texto bíblico es literalmente verdadero. ¡Vivan Adán y Eva y fuera Darwin!

Los minimalistas niegan la veracidad histórica de la Biblia. Toda la historia de Moisés, David y Salomón habría sido una gran construcción de ficción redactada por autores hebreos para justificar la lógica del poder en Israel.

Los centristas son ponderados. En la Biblia se mezclan hechos históricos y míticos. La investigación científica, en especial la arqueología, es capaz de separar lo cierto de lo falso, gracias, sobre todo, al avance de la tecnología del carbono 14.

Maximalistas como Wellhausen y Albright utilizaron la arqueología para demostrar sus tesis religiosas, comprometiendo el principio de la neutralidad científica. Los minimalistas o desconstruccionistas, como Kaefer y Finkelstein, argumentan que el texto bíblico reúne un conjunto de narraciones legendarias mezcladas con hechos históricos ocurridos entre los siglos IX al VI a. C. Por tanto, la Biblia no puede considerarse un relato confiable capaz de demostrar la historia de Israel. Es una creación ideológica de los escribas hebreos de los períodos persa y helénico.

Los centristas leen la Biblia en el sentido inverso al orden canónico de los libros. Utilizan el método del historiador Marc Block, conocido como historia regresiva. Se parte del contexto en que se escribió el texto. Gracias a recursos como el carbono 14, ya se sabe, por ejemplo, que las dataciones del período salomónico del siglo X a. C. son, en realidad, del siglo IX a. C., del reino de Acab.

¿Abraham, Isaac, José, Moisés y David existieron en realidad o son creaciones literarias como Ulises, Don Quijote y Hamlet? Hasta mediados del siglo XIX, la mayoría de los arqueólogos eran pastores, sacerdotes y teólogos dedicados a la investigación con la picoleta en una mano y la Biblia en la otra… Ahora se emplean nuevas técnicas, como el carbono 14, la fotografía aérea, el georradar (que revela datos del subsuelo), el paleomagnestismo (basado en la inversión de la polaridad de la Tierra), los métodos de datación potasio argón, la datación radiométrica, la medición de la edad de la materia orgánica, la termoluminescencia (para calcular la antigüedad de la cerámica) y la interpretación de idiomas antiguos. Esos recursos hacen hablar a innumerables documentos y fragmentos relacionados con la Biblia.

Hoy se cuestiona si realmente se produjo la supuesta migración de tribus provenientes de Mesopotamia rumbo al oeste, con destino a Canaán. La arqueología aún no ha encontrado ningún indicio de ese desplazamiento masivo.

Las historias de los patriarcas bíblicos (2000-1700 a. C,) están repletas de camellos (Génesis 24,10). Pero el dromedario solo fue domesticado a fines del segundo milenio antes de nuestra era, y tuvo que esperar mil años más para ser utilizado como animal de carga en el Medio Oriente.

¿Será un hecho histórico el éxodo, la travesía por el desierto a lo largo de cuarenta años, por los hebreos liberados de Egipto? Desde el siglo XVI a. C., Egipto construyó fuertes militares en las márgenes del Nilo hasta Canaán. Nada escapaba de aquellas guarniciones. Y casi dos millones de israelitas en fuga no podían pasarles inadvertidos. Ninguna estela de la época registra ese movimiento migratorio. Esa multitud no podía atravesar el desierto sin dejar huellas. Lo que hay son ruinas de caseríos de 40 a 50 personas, solo eso. A menos que la horda de esclavos libertos, alimentada por el maná que caía del cielo, no se hubiera detenido nunca para dormir y comer…

Se supone que a fines del siglo VII a. C., se encargó a funcionarios de la corte hebrea que compusieran una saga épica a partir de una colección de relatos históricos, leyendas, poemas y cuentos populares, para que sirvieran de cimiento espiritual a los descendientes de la tribu de Judá. Se creó así una obra literaria, en parte elaboración original, en parte relectura de versiones previas.

El contenido del Pentateuco o de la Tora se habría elaborado 15 siglos después de lo que se supone. Los líderes de Jerusalén iniciaron una intensa campaña de profilaxis religiosa y ordenaron la destrucción de los santuarios politeístas de Canaán. Se construyó el Templo para que fuera reconocido como el único local legítimo de culto del pueblo de Israel. De ahí surgió el monoteísmo moderno.

“El contenido del Pentateuco o de la Tora se habría elaborado 15 siglos después de lo que se supone”

En el período persa (538-330 a. C.) el pueblo hebreo, después del exilio en Babilonia, vivió en la pequeña provincia de Yehud. Estaba debilitado económica y políticamente. Su Dios había sido derrotado por el imperio babilónico. ¿Cómo conciliar semejante frustración con el sueño de ser el único pueblo elegido de Yavé? Gracias al persa Ciro, que los liberó, los hebreos recuperaron la autoestima al crear una colección de relatos sobre las hazañas del Dios único, histórico, supranacional y señor del Universo.

De Abraham a David, la narración bíblica es un mito fundacional, como la Eneida, con la que Virgilio creó la fundación mítica de Roma por Eneas. Los vencidos reescribieron la historia, se elevaron en una epopeya por encima de todos los pueblos y rescataron su identidad.

Por tanto, la Biblia no cayó del cielo. Es obra de un pueblo sufrido, cuyo sentimiento religioso lo llevó a empeñarse en descubrir un nuevo rostro de Dios y a recrear su identidad histórica. Eso sí fue un milagro.

Los arqueólogos encontraron en la Península del Sinaí inscripciones que demuestran que los hebreos le rendían culto a Yavé y a su esposa Asera. Y Reyes 23,6 registra que Asera figuraba entre otras divinidades en el Templo de Jerusalén hasta la época de Josías, que mandó a quemarla. Eso demuestra que Israel no siempre fue monoteísta.

Según Reimer (2009), en sus inicios Israel fue politeísta. En el sitio de Kuntillet Ajrud, excavado entre 1975 y 1976 por el equipo del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, se encontraron fragmentos de cerámica de fines del siglo IX e inicios del VIII a. C, con la siguiente inscripción en paleohebraico: “Para Yavé de Samaria y su Asera”.

La Biblia tiene alma, espíritu religioso, pero no siempre tiene razón al referirse a los hechos históricos. Esos descubrimientos científicos no minan la fe, excepto la de quienes basan sus convicciones históricas en los relatos bíblicos. La fe, como el amor, es una experiencia espiritual, un don divino. Y cuando madura no se apoya en las muletas de la ciencia, del mismo modo que la matemática y la física no disponen de una ecuación que pueda explicar lo que une a dos personas que se aman.

Traducción de Esther Pérez

Biblia, Espiritualidad

Gonzalo Haya: Introducción al Antiguo Testamento.

Jueves, 2 de julio de 2020
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Un-hombre-estudia-la-Bibliaestudios-biblicosEl 2020 fue declarado por el Papa como Año de la Biblia. Esto me estimuló a releerla y estudiarla con la nueva perspectiva de otras tantas lecturas de estos últimos años.

La Biblia, como los libros de otras religiones antiguas, recoge la experiencia de algunas personas profundamente espirituales sobre la realidad última que fundamenta el orden del mundo, la justicia de las relaciones humanas, y nuestra relación con esa realidad última, a la que frecuentemente denominamos Dios o Diosa.

Esas experiencias espirituales son como una luz intensa que sólo se aprecia cuando incide en algún objeto, en alguna situación humana; por eso sus relatos muestran situaciones humanas en las que descubren de alguna manera esa presencia divina, aunque la expliquen mediante leyendas míticas y con los torpes conocimientos de su época.

La teología de la liberación, que parte tenazmente de la situación concreta y actual de nuestros pueblos, no duda en iluminarla con las grandes experiencias religiosas que nos muestra la Biblia; y la más persistente de todas, es que Dios está de parte de los más desfavorecidos.

Generalmente hacemos una lectura literalista de esos relatos, aceptando sus decisiones o los conceptos y datos que ya están superados o desmentidos por la ciencia, la historia, arqueología… incluso rechazados por nuestra conciencia ética. También la teología, que se funda en esos relatos, tropieza con un posible politeísmo en los orígenes bíblicos (Elohim significa dioses; hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza Gén 1,26).

Actualmente existe un gran sentido de la autonomía humana, que rechaza la intervención de Dios en el mundo físico y en la libertad de nuestras decisiones. Sin embargo la gran lección de toda la Biblia es que Dios está siempre de parte de los débiles y actúa a su favor. ¿Cómo entender estos pasajes? ¿Cortando toda comunicación con Dios? ¿O podemos descubrir una presencia de Dios Espíritu “más íntimo que nuestra propia identidad”?

Nuestra actitud al leer el Antiguo o el Nuevo Testamento no puede ser literalista, como la del abogado que estudia el código penal o un tratado político; nosotros debemos superar la expresión cultural, tratar de descubrir la luz que inspiró ese texto, y cotejarla con la luz que despierta en nuestra conciencia. Algo así como al leer Antígona no nos quedamos en las costumbres griegas sino que apreciamos la defensa heroica de un deber de fraternidad superior a los decretos e intereses políticos de un rey. También en España se cuestionó en conciencia la ley que sancionaba a quien acogiera a un inmigrante refugiado.

Para entender los relatos del Antiguo Testamento es importante situar cada libro en las circunstancias históricas en que se redactó, teniendo en cuenta las leyendas anteriores que se recogen en esa última redacción que ha llegado hasta nosotros. Por eso es conveniente que, antes de leer cualquier libro o pasaje, consultemos la Introducción que cada edición antepone, explicando las circunstancias, el autor, la época, el género literario, y el contenido del texto.

Para una buena información sobre la progresiva y compleja formación de los textos finales, y de la situación sociopolítica en que se han redactado, tenemos el estudio completo y ameno que hace José Luis Sicre en su “Introducción al Antiguo Testamento”, con el capítulo final “Breve Historia de Israel” muy práctico para poner en orden los acontecimientos de una Historia tan convulsa.

Un estudio más reducido y esquemático puede verse en “Ciudad Biblia”, de Xabier Pikaza. También “La Biblia Traducción Interconfesional (BTI)” tiene buenas Introducciones, breves explicaciones a pie de página, y al final añade una “Cronología histórico Literaria”, que facilita el situar los libros y los acontecimientos mediante una tabla sinóptica de cuatro columnas con la Fecha, Historia General, Historia Bíblica, y la Historia Literaria. Nosotros citaremos generalmente por la traducción y las breves y valiosas introducciones de Luis Alonso Schökel.

Nosotros facilitaremos en un adjunto un cuadro simplificado para relacionar los principales libros con acontecimientos de su época, y en los próximos capítulos iremos comentando los libros agrupados por temas: la Ley, los libros históricos, proféticos, poéticos, y sapienciales.

La comprensión de estos textos nos será de gran ayuda para conocer que, más allá de nuestras creencias y prácticas religiosas, existen otras formas en que se manifiesta la experiencia mística, los orígenes de nuestra espiritualidad, y las referencias y alusiones que podemos descubrir en el Nuevo Testamento.

Pentateuco

Estamos acostumbrados a leer la Biblia como un libro unitario, que contiene la revelación progresiva de Dios al hilo de la historia del pueblo judío, con una Promesa de protección y de salvación que convertiría y acogería a todos los pueblos.

La Biblia realmente tiene cierta continuidad basada en la historia del pueblo judío, asumida por los cristianos como “historia de fe”, pero durante dos mil años de historia ha recogido leyendas, historias, leyes, poemas y proverbios, procedentes de diversos pueblos y culturas. Esta variedad de escritos hizo necesaria la definición oficial de un Canon, y de una interpretación común consensuada y aceptada.

El Pentateuco no es un libro escrito por Moisés en el siglo XIII a. C.; es una primera muestra de esta necesidad de establecer un texto y una interpretación común, que abarca desde la creación hasta la muerte de Moisés a las puertas de la Tierra Prometida.

En el siglo VI a. C, Ciro, rey de Persia, autorizó y apoyó el regreso de los judíos a Jerusalén y la reconstrucción de la ciudad; pero el pueblo que había permanecido en Jerusalén se había contagiado de las idolatrías de los pueblos vecinos. Los profetas y el Gobernador vieron la necesidad de recuperar la identidad del pueblo con la reconstrucción del Templo y la promulgación oficial de una Ley a modo de constitución (la Torá, el Pentateuco), basada en la revisión de las leyendas y leyes atribuidas a Moisés.

El Pentateuco consta de cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, y su redacción definitiva fue pactada entre las diversas tendencias que se habían ido produciendo: Yavista y Elohísta (s. X y IX), que aportaron las leyendas sobre los Patriarcas, la salida de Egipto, y la teofanía del Sinaí (siglos X-VIII a. C); Deuteronomista (s. VII-VI), centrada en Jerusalén y con el aporte de los primeros profetas; y finalmente la Sacerdotal (s. V), centrada en el Templo. Leer más…

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Polonia: IKEA demandada por despedir a un homófobo que dijo a sus compañeros que los homosexuales deberían ser asesinados.

Martes, 2 de junio de 2020
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People walk past an Ikea center in Warsaw, Poland on September 10, 2018. (Photo by Jaap Arriens/NurPhoto via Getty Images)  (Photo by Jaap Arriens/NurPhoto via Getty Images)

 

IKEA está siendo amenazado con una demanda en Polonia por despedir a un empleado “homofóbico” que escribió en la intranet de la compañía que las personas homosexuales deberían ser asesinadas y que fue defendido por la Iglesia católica polaca.

El ex empleado de IKEA, identificado como Tomasz K, dijo que fue despedido el año pasado después de que se negó a eliminar un comentario homofóbico que publicó en el sitio interno de la empresa. “La aceptación y promoción de la homosexualidad y otras desviaciones es escandalosa”, escribió, junto con varios versículos bíblicos anti-gay.

IKEA dijo en ese momento que el empleado había expresado una opinión “de una manera que podría afectar los derechos y la dignidad de las personas LGBT +. Además, el empleado realmente usó citas del Antiguo Testamento sobre la muerte, la sangre en el contexto de qué destino debería conocer la gente homosexual”, agregó. “Muchos empleados planteados por esta entrada se pusieron en contacto con nuestro departamento de recursos humanos”.

La decisión de IKEA de despedir al hombre estaba en línea con el Código Laboral de Polonia, que exige que los empleadores combatan la discriminación debido a la orientación sexual, pero causó indignación en todo el país y el minorista se enfrentó a un boicot a nivel nacional.
IKEA enfrenta cargos de “violación de los derechos religiosos” en Polonia.

El ministro de justicia de Polonia, Zbigniew Ziobro, calificó las acciones de IKEA como “absolutamente escandalosas” y ordenó a la oficina del fiscal investigar el caso. Después de una investigación de un año, los fiscales han decidido acusar al gerente de recursos humanos de IKEA por violar los derechos religiosos del empleado.

El portavoz de los fiscales, Marcin Saduś, dijo que la decisión de despedir a Tomasz K “fue el resultado de una evaluación arbitraria y el prejuicio de [el gerente] hacia el empleado que, al expresar sus opiniones, se refirió a los valores cristianos”, informa Wprost .

Los versos de la Biblia que cita Tomasz K prometen violencia hacia personas LGBT +, incluyendo: “Si un hombre se acuesta con un hombre como con una mujer, ambos han cometido una abominación; seguramente serán ejecutados; su sangre está sobre ellos “.

Pero los fiscales argumentan que citar estos versículos “no fue un ataque contra una persona específica de entre sus colegas, sino una respuesta a la acción del empleador” de celebrar el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia.

Señalan que la constitución polaca garantiza la libertad de conciencia, religión y expresión, lo que hace que su declaración sea permisible.

Desafortunadamente, existen precedentes para casos como este que tienen éxito en los tribunales polacos: el ministro de justicia Ziobro logró anular un veredicto contra un empleado de una imprenta que se negó a servir a un cliente LGBT +.

En este caso, el tribunal dictaminó que la constitución de Polonia protege la libertad de conciencia, que incluye “el derecho a no apoyar el contenido homosexual”.

En febrero de este año, el odio y la intolerancia anti-LGBT + se dispararon en el país de Europa del Este cuando un tercio de Polonia se declaró una “zona libre de LGBT”. Casi 100 municipios locales firmaron una promesa de adoptar resoluciones contra la “propaganda LGBT +”, y se proclamaron a sí mismos como “libres de la ideología LGBT +”. Las autoridades locales en estas áreas se comprometen a abstenerse de actos que fomenten la tolerancia y deben evitar proporcionar asistencia financiera a las ONG que trabajan para promover la igualdad de derechos.

La medida de odio LGTBfobo, que el diario italiano La Repubblica comparó con el concepto nazi de zonas judenfreilibres de judíos»), llegó hasta el Parlamento Europeo. El 18 de diciembre del año pasado la cámara aprobó, por 463 votos a favor frente a 107 en contra, una resolución de condena de las «zonas libres de ideología LGTB». En enero, el activista Bart Staszewski inició una campaña para visualizar el estigma de esta iniciativa posando con signos en varios idiomas junto a las señales de entrada a las localidades adheridas a la iniciativa LGTBfoba (ver imagen, a la izquierda). A fecha de hoy, las jurisdicciones declaradas «zonas libres de ideología LGTB» abarcan un tercio de la superficie total de Polonia e incluyen cerca de cien municipios, al menos dieciocho condados y cinco regiones (a las cuatro iniciales se les unió Łódź).

Fuente Pink News/Cristianos Gays

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“Jonás, un profeta contracultural”, por Gonzalo Haya

Miércoles, 27 de mayo de 2020
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Y… hoy me dedico especialmente este texto acerca del libro de Jonás

Invito a leer un simpático cuentecito del Antiguo Testamento que, con  una fina ironía teológica, nos da una imagen de Dios que muchos cristianos actuales todavía no han descubierto.

Es un cuentecito, dos páginas, que desarrolla la historieta de un profeta al que Dios envía a Nínive con tremendas amenazas si no se arrepienten de su inmoralidad. El profeta huye hacia el otro extremo del mundo para evitar esta ingrata tarea. En su travesía surge una tormenta, castigo de Dios por su desobediencia, y es arrojado al mar; se lo engulle un enorme pez, reza a Dios, y el pez lo devuelve a la playa. Ahora sí; va a Nínive (capital del Imperio asirio, enemigo tradicional de Israel y símbolo de crueldad y opresión), predica su amenaza, y Nínive se convierte desde el rey hasta el último habitante. Dios los perdona, el profeta se siente estafado, y Dios baja para apaciguarlo. Un cuentecito, conscientemente increíble como historia, pero literariamente excelente como apólogo.

Es contracultural. Parece que se escribió hacia el siglo V ó IV antes de Cristo, después de la vuelta de los cautivos de Babilonia, cuando Esdras y Nehemías habían impuesto una campaña para cimentar el nacionalismo judío entorno al Dios de Israel. Con este fin reescribieron la Torá y, para apartar a los judíos de los gentiles, exigieron el cumplimiento del descanso sabático y de los alimentos impuros,  y expulsaronn a las mujeres cananeas que se habían casado con los judíos. Contra este nacionalismo religioso, el profeta presenta a un Dios que ama también a los gentiles.

Es irónico. El profeta huye de Dios, se embarca hacia Tartesos (España) en dirección contraria a Nínive (Irak actual). Teme que va a arriesgarse en un país enemigo, para que luego Dios perdone a los malos, y su profecía no se cumpla. ¿Orgullo profesional herido? En aquellos tiempos existía la profesión de profetas, a los que se pagaba como a los videntes actuales, y ni el pueblo ni los reyes sabían distinguir entre los profesionales y los enviados por Dios. Nuestro profeta se enfada, Dios (al que ni siquiera los profetas podían mirar directamente) conversa aquí amigablemente con él tratando, con poco éxito, de calmarlo; pero Jonás le replica justificando su enfado: ¡Claro que me enfado! Y mortalmente.

Es profundamente teológico. No porque los evangelistas relacionaran la resurrección de Jesús con el episodio de la ballena, sino porque sabe que el Dios de Israel no es un Dios nacionalista, es el Dios de todos los pueblos, y no sólo para castigarles sino para amarlos, para compadecerse de sus sufrimientos. No es un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos, sino que ama a los buenos y a los malos.

Yo sabía que eres un Dios compasivo y clemente, lento para enojarte y de gran misericordia; yo sabía que te arrepientes de las amenazas.

El enfado del profeta no es sólo por su desprestigio; deja ver un cierto resentimiento por ese amor que Dios muestra por unos gentiles, que además están ignorando los mandamientos que el pueblo de Dios trata de observar a regañadientes. También los cristianos sabemos de estos resentimientos al condenar tajantemente a los malos que no cumplen los mandamientos. ¿Creemos que Dios ama y perdona a Boko Haram?

La teología de este profeta anticipa lo que más tarde mostrará Jesús en la parábola de la oveja perdida, la del jornalero de la última hora que cobra igual que los que echaron la jornada completa, y la del hermano mayor enfadado por el recibimiento del padre al hijo pródigo. Es irónico hasta el final:

Entonces le dijo el Señor. Tú te apiadas de un arbolito que no has plantado…

¿No voy yo a compadecerme de Nínive, esa gran ciudad en la que viven más de ciento vente mil ignorantes y en la que hay mucho ganado?

Gonzalo Haya

Fuente Atrio

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“Jesús es la puerta”. 03 de mayo de 2020. 4 Pascua (A). Juan 1, 1-10.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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Other-Sheep-logoJesús propone a un grupo de fariseos un relato metafórico en el que critica con dureza a los dirigentes religiosos de Israel. La escena está tomada de la vida pastoril. El rebaño está recogido dentro de un aprisco, rodeado por un vallado o pequeño muro, mientras un guarda vigila el acceso. Jesús centra precisamente su atención en esa «puerta» que permite llegar hasta las ovejas.

Hay dos maneras de entrar en el redil. Todo depende de lo que uno pretenda hacer con el rebaño. Si alguien se acerca al redil y «no entra por la puerta», sino que salta «por otra parte», es evidente que no es el pastor. No viene a cuidar a su rebaño. Es «un extraño» que viene a «robar, matar y hacer daño».

La actuación del verdadero pastor es muy diferente. Cuando se acerca al redil, «entra por la puerta», va llamando a las ovejas por su nombre y ellas atienden su voz. Las saca fuera y, cuando las ha reunido a todas, se pone a la cabeza y va caminando delante de ellas hacia los pastos donde se podrán alimentar. Las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.

¿Qué secreto se encierra en esa «puerta» que legitima a los verdaderos pastores que pasan por ella y desenmascara a los extraños que entran «por otra parte», no para cuidar del rebaño, sino para hacerle daño? Los fariseos no entienden de qué les está hablando aquel Maestro.

Entonces Jesús les da la clave del relato: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas». Quienes entran por el camino abierto por Jesús y le siguen viviendo su evangelio son verdaderos pastores: sabrán alimentar a la comunidad cristiana. Quienes entran en el redil dejando de lado a Jesús e ignorando su causa son pastores extraños: harán daño al pueblo cristiano.

En no pocas Iglesias estamos sufriendo todos mucho: los pastores y el pueblo de Dios. Las relaciones entre la jerarquía y el pueblo cristiano se viven con frecuencia de manera recelosa, crispada y conflictiva: hay obispos que se sienten rechazados; hay sectores cristianos que se sienten marginados.

Sería demasiado fácil atribuirlo todo al autoritarismo abusivo de la jerarquía o a la insumisión inaceptable de los fieles. La raíz es más profunda y compleja. Hemos creado entre todos una situación difícil. Hemos perdido la paz. Vamos a necesitar cada vez más a Jesús.

Hemos de hacer crecer entre nosotros el respeto mutuo y la comunicación, el diálogo y la búsqueda sincera de verdad evangélica. Necesitamos respirar cuanto antes un clima más amable en la Iglesia. No saldremos de esta crisis si no volvemos todos al espíritu de Jesús. Él es «la puerta».

José Antonio Pagola

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“Yo soy la puerta de las ovejas”. Domingo 03 de mayo de 2020. 4º Domingo de Pascua.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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26-PascuaA4 cerezoLeído en Koinonia:

Hch 2,14a.36-41: Dios lo ha constituido Señor y Mesías
Salmo responsorial 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.
1Pedro 2,20b-25: Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas
Juan 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas

La 1ª lectura, tomada del libro de los Hechos, pertenece al discurso de Pedro, ante el pueblo reunido en Jerusalén, a raíz del hecho de Pentecostés. Después de interpretarles el fenómeno de las lenguas diversas en que hablaban los discípulos invadidos por el Espíritu Divino, Pedro les evoca la vida y la obra de Jesús, les anuncia el “Kerygma”, la proclamación solemne de la Buena Nueva, del Evangelio: Cristo ha muerto por nuestros pecados, ha sido sepultado y al tercer día Dios lo hizo levantarse de la muerte librándolo de la corrupción del sepulcro y sentándolo a su derecha, como habían anunciado los profetas. Se trata ya, evidentemente, de una primera elaboración teológica del llamado «kerigma», o síntesis o núcleo de la predicación.

Lógicamente, esa formulación del kerigma está condicionada por su contexto social e histórico. No es que porque aparezca en el Nuevo Testamento ya haya de ser tenida como intocable e ininterpretable. Las palabras, las fórmulas, los elementos mismos que componen ese kerigma, hoy nos pueden parecer extraños, ininteligibles para nuestra mentalidad actual. Es normal, y por eso es también normal que la comunidad cristiana tiene el deber de evolucionar, de recrear los símbolos. La fe no es un «depósito» donde es retenida y guardada, sino una fuente, un manantial, que se mantiene idéntico a sí mismo precisamente entregando siempre agua nueva.

En muchos países tropicales son casi desconocidos los rebaños de ovejas cuidadas por su pastor. Eran y son muy comunes en el mundo antiguo de toda la cuenca del Mediterráneo. Muy probablemente Jesús fue pastor de los rebaños comunales en Nazaret, o acompañó al pastoreo a los muchachos de su edad. Por eso en su predicación abundan las imágenes tomadas de esa práctica de la vida rural de Palestina. En el evangelio de Juan la sencilla parábola sinóptica de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7) se convierte en una bella y larga alegoría en la que Jesús se presenta como el Buen Pastor, dueño del rebaño por el cual se interesa, no como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil para matar y robar. Él entra por la puerta del redil, el portero le abre, El saca a las ovejas a pastar y ellas conocen su voz. La alegoría llega a un punto culminante cuando Jesús dice ser “la puerta de las ovejas”, por donde ellas entran y salen del redil a los pastos y al agua abundante. Por supuesto que en la alegoría el rebaño, las ovejas, somos los discípulos, los miembros de la comunidad cristiana. La alegoría del Buen Pastor está inspirada en el largo capítulo 34 del profeta Ezequiel en el que se reprocha a las autoridades judías no haber sabido pastorear al pueblo y Dios promete asumir Él mismo este papel enviando a un descendiente de David.

La imagen del Buen Pastor tuvo un éxito notable entre los cristianos quienes, ya desde los primeros siglos de la iglesia, representaron a Jesús como Buen Pastor cargando sobre sus hombros un cordero o una oveja. Tales representaciones se conservan en las catacumbas romanas y en numerosos sarcófagos de distinta procedencia. La imagen sugiere la ternura de Cristo y su amor solícito por los miembros de su comunidad, su mansedumbre y paciencia, cualidades que se asignan convencionalmente a los pastores, incluso su entrega hasta la muerte pues, como dice en el evangelio de hoy “el buen pastor da la vida por sus ovejas”.

La imagen de «ovejas y pastores» ha de ser manejada con cuidado, porque puede justificar la dualidad de clases en la Iglesia. Esta dualidad no es un temor utópico, sino que ha sido una realidad pesada y dominante. El Concilio Vaticano I declaró: «La Iglesia de Cristo no es una comunidad de iguales, en la que todos los fieles tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de desiguales, no sólo porque entre los fieles unos son clérigos y otros laicos, sino, de una manera especial, porque en la Iglesia reside el poder que viene de Dios, por el que a unos es dado santificar, enseñar y gobernar, y a otros no» (Constitución sobre la Iglesia, 1870). Pío XI, por su parte, decía: «La Iglesia es, por la fuerza misma de su naturaleza, una sociedad desigual. Comprende dos categorías de personas: los pastores y el rebaño, los que están colocados en los distintos grados de la jerarquía, y la multitud de los fieles. Y estas categorías, hasta tal punto son distintas entre sí, que sólo en la jerarquía residen el derecho y la autoridad necesarios para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores» (Vehementer Nos, 1906). La verdad es que estas categorías de «pastores y rebaño», a lo largo de la historia de la Iglesia han funcionado casi siempre -al menos en el segundo milenio- de una forma que hoy nos resulta sencillamente inaceptable. Hay que tener mucho cuidado de que nuestra forma de utilizarlas no vehicule una justificación inconsciente de las clases en la Iglesia.

El Concilio Vaticano II supuso un cambio radical en este sentido, con aquella su insistencia en que más importante que las diferencias de ministerio o servicio en la Iglesia es la común dignidad de los miembros del Pueblo de Dios (el lugar más simbólico a este respecto es el capítulo segundo de la Lumen Gentium del Vaticano II).

Como es sabido, en las últimas décadas se ha dado un retroceso claro hacia una centralización y falta de democracia. La queja de que Roma no valora la «colegialidad episcopal» es un clamor universal. La práctica de los Sínodos episcopales que se puso en marcha tras el concilio, fue rebajada a reuniones meramente consultivas. Las Conferencias Episcopales Nacionales, verdadero símbolo de la renovación conciliar, fueron declaradas por el cardenal Ratzinger como carentes de base teológica. Los «consejos pastorales» y los «consejos presbiterales» establecidos por la práctica posconciliar como instrumentos de participación y democratización, casi han sido abandonados, por falta de ambiente. La feligresía de una parroquia, o de una diócesis, puede tener unánimemente una opinión, pero si el párroco o el obispo piensa lo contrario, no hay nada que discutir en la actual estructura canónica clerical y autoritaria. «La voz del Pueblo, es la voz de Dios»… en todas partes menos en la Iglesia, pues en ésta, para el pueblo la única voz segura de Dios es la de la Jerarquía. Así la Iglesia se ha convertido -como gusta de decir Hans Küng- en «la última monarquía absoluta de Occidente». A quien no está de acuerdo se le responde que «la Iglesia no es una democracia», y es cierto, porque es mucho más que eso: es una comunidad, en la que todos los métodos participativos democráticos deberían quedarse cortos ante el ejercicio efectivo de la «comunión y participación». En semejante contexto eclesial, ¿se puede hablar ingenuamente de «el buen pastor y del rebaño a él confiado» con toda inocencia e ingenuidad? El Concilio Vaticano II lo dijo con máxima autoridad: «Debemos tener conciencia de las deficiencias de la Iglesia y combatirlas con la máxima energía» (Gaudium et Spes 43).

En la Iglesia de Aquel que dijo que quien quisiera ser el primero fuese el último y el servidor de todos, en algún sentido, todos somos pastores de todos, todos somos responsables y todos podemos aportar. No se niega el papel de la coordinación y del gobierno. Lo que se niega es su sacralización, la teología que justifica ideológicamente el poder autoritario que no se somete al discernimiento comunitario ni a la crítica democrática. ¿Qué la Iglesia no es una democracia? Debe ser mucho más que una democracia. Y, desde luego: no ha de ser un rebaño. Leer más…

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3 Mayo 2020. Domingo 4º Pascua: El Buen Pastor. Pastores para una Iglesia en Salida. Testigos y animadores de libertad

Domingo, 3 de mayo de 2020
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pastorDel blog de Xabier Pikaza:

Salir del redil, caminar en libertad: conocer a a las ovejas, conocerse

He publicado hace dos días una postal diciendo que no quiero misas con público, pues todos somos con-celebrantes de la Eucaristía. Algunos me han dicho: ¿Y entonces que nacemos con los pastores? Y respondo: Es ahora cuando son más necesarios, como muestra este evangelio del Domingo del Buen Pastor, cuyo mensaje puede condensarse en cinco puntos:

  1. El evangelio asegura que vivimos en un mundo de “malos pastores” (ladrones y bandidos), que tienen encerradas en su redil a la ovejas, aprovechándose de ellas. Esos pastores son los soldados romanos y los sacerdotes del temple judío, gestores aprovechados de un mundo sometido bajo su dominio.
  2. Los malos pastores no entran por la puerta, sino que saltan por el muro. El pastor auténtico entra por la puerta de la palabra y de la libertad. El “thyroros” o portero es Dios, la puerta es Jesús…, que es al mismo tiempo pastor de conocimiento en liberad… Pero con Jesús, y como él, son pastores todos los que animan la salida y conocimiento de las ovejas. Lo que de él se dice se dice de todos, y así ha de entenderse.
  3. El buen pastor (los animadores de la iglesia) no son sólo adelantados de una Iglesia en salida, como quiere el Papa Francisco, sino de una iglesia para la salida, es decir, para el gran éxodo de la libertad. Éste es el tema clave del texto: Jesús dice que estamos en un mundo (redil) cerrado, de miedos, donde nos tienen sometidos para dominarnos. Él ha venido para sacarnos de esa paridera de miedos (en lenguaje aragonés), para que salgamos y seamos.
  4. El buen pastor (animadores de la Iglesia) sacan a las ovejas del redil cerrado y caminan con (delante de) ellas, en ejercicio de conocimiento mutuo. Estos pastores no tienen sólo olor de oveja, como quiere el Papa Francisco, sino conocimiento de oveja. En el lenguaje bíblico “conocer es querer”, como quiere el esposo a la esposa, la novia al novio… Conocer es conocerse, amarse… Sólo así, en amor, se conocen mutuamente el pastor y las ovejas, de manera que el pastor deja de ser vigilante y la oveja “animal vigilado”, sino amigo, compañero del pastor.
  5. Lamentablemente, en general (a no ser en el caso de grandes cristianos como Francisco de Asís o Juan de la Cruz) teólogos, gerentes de iglesia y pretendidos “superiores” han entendido este pasaje de Jn 10, 1‒10 precisamente al revés, tomando como ejemplo a los pastores políticos romanos y a los sacerdotales judíos a los que Jesús critica. Por eso hemos podido ser una iglesia de grandísimos pastores (muchos de ellos buenos administradores y “santos”, pero no al estilo de Jesús, sino al del Imperio de Roma o al del Templo de Jerusalén.

francisco-28-3-13-3Desde ese fondo léase por favor el texto. Después yo ofreceré otra breve reflexión, para plantear de un modo más “académico” el tema, para quien quiera, para quien quiera seguir leyendo.

En aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. (Jn 10, 1‒10).

Breve comentario

 El texto es de una dureza y nitidez impresionante. Yo, pobre teólogo de a pie, no me atrevería a decir sus palabras. Pero las dice él, según el evangelio de Juan, y sus razones tiene, así lo quiero “repetir” de un modo casi telegráfico:
  1. Ladrones y bandidos. El evangelio supone que todos los que han venido “antes” (y los que vienen después, fuera de Jesús) han sido y son ladrones y bandidos: Kleptai y lestai. Este es el rasgo esencial de su poder: Es un ejercicio de dominio para robar (aprovecharse de los demás) y para matar (para destruirles). Se podrá decir que eso han sido los últimos sacerdotes de Jerusalén antes del “holocausto” del 67‒70 y los emperadores de Roma, en aquel tiempo (Calígula, Domiciano…). Pero Jesús no distingue: A su juicio los pastores del mundo político‒religioso son ladrones y bandidos.
  2. Jesús no necesita más pastores, había en Roma y en el judaísmo de su tiempo miles y miles de voluntarios para pastorear de esa manera, con un cargo o licencia para “robar y matar”… Lo que Jesús quiere y necesita son “pastores distintos, animadores de la libertad y gracia” de Dios. Pastores que entran por la puerta de la vida, y “sacan” (liberan) a las ovejas de su esclavitud en el redil o paridera de los que les oprimen.
  3. Muchos me dirán (conforme a mi postal anterior…): No hacen falta pastores, toda la comunidad se libera y celebra… Eso es cierto, pero en las circunstancias actuales hacen falta pastores y líderes de la libertad, animadores de nuevas experiencia y camino de evangelio. En esta encrucijada, año del coronavirus 2020, necesitamos pastores de evangelio, que no meten a las ovejas en un nuevo redil de imperio sacral o de templo, sino que las sacan a los pastos del conocimiento, que es amor en libertad.
  4. Los nuevos pastores de (como) Jesús han de ser “adelantados” de la libertad… Han de ayudar a salir a las ovejas, caminando por delante… con su testimonio y ejemplo. Tienen que ir delante, corriendo los riesgos primeros de la vida, no por mandato, sino por ejemplo y para ejemplo. Éstos son los pastores que quiere y promueve Jesús, los nuevos coaches (pero no por dinero ni oficio), entrenadores, animadores arriesgados, sin más poder que el amor de la vida de Jesús, sin más ilusión que “liberar” (sacar del redil) a las ovejas…
  5. Los nuevos pastores han de ser animadores y guías de un nuevo “conocimiento”, es decir, de la comunicación de amor. Como he dicho, ellos “conocen” a las ovejas; y según la Biblia conocer es amar, es amarse… De esa forma, al final, en el camino no habrá pastores y ovejas, sino que todos han de ser “amadores”, amigos en libertad…
  6. El camino de poder de la Iglesia cristiana ha sido admirable, a lo largo de los siglos… Los pastores cristianos, tomando elementos del Imperio de Roma y del Sacerdocio judío, han recorrido el mayor camino de dirección en el poder que se ha dado en el mundo moderno… pero en el fondo, muchos de ellos, han creado nuevo rediles para tener cerradas a sus ovejas. La inmensa mayoría han sido y son buena gente, pero al estilo romano‒judío más que cristiano. Ha llegado el momento de los “pastores” cristianos, según Jn 10, pastores que liberan, conocen y son conocidos, por los anchos espacios de la libertad del Evangelio de Juan. De eso trataré en la próxima postal. Ahora quiero añadir una reflexión de fondo sobre los pastores.

ANEJO. GOBIERNO PASTORAL, EXPERIENCIA BÍBLICA

UNA CRÍTICA NECESARIO. M FOUCAULT

Según M. Foucault, el  gobierno pastoral…

1343578805_419301_1343579006_noticia_normales más propio de los imperios de oriente, y ha sido especialmente destacado por los israelitas en el AT, donde presentan a Dios como un Pastor que va guiando al pueblo de Israel por el desierto… Los reyes son auténticos pastores, como seguiré viendo. Éstos son (según M. Foucault) los rasgos principales de un gobierno pastoral:

“1. El pastor ejerce el poder sobre un rebaño más que sobre un territorio. […] Dios da, o promete, una tierra a su rebaño. 2. El pastor reúne, guía y conduce a su rebaño. […] basta con que el pastor desaparezca para que el rebaño se disgregue; o dicho en otros términos, el rebaño existe gracias a la presencia inmediata y a la acción directa del pastor […]. 3. El papel del pastor consiste en asegurar la salvación de su grey. […] No se trata únicamente de salvar a todos, a todos en conjunto, cuando se aproxima el peligro,sino que es más bien una cuestión de benevolencia constante, individualizada y orientada a un fin. […] constante, ya que el pastor vela por la alimentación de su rebaño; cotidianamente satisface su sed y su hambre. […] individualizada, ya que el pastor vela para que todas sus ovejas, sin excepción, sean recuperadas y salvadas.

  1. […] el ejercicio del poder es un “deber”. […] la benevolencia pastoral está mucho más próxima de la “abnegación”. Todo lo que hace el pastor lo hace por el bien del rebaño. Tal es su preocupación constante. Cuando sus ovejas duermen él vela.”

 (Cf. M.Foucault, Omnes et sigulatim: hacia una crítica de la razón política en La vida de los hombres infames, Ed. Altamira, Argentina 1996, 182-183, 204).

Los pastores como dictadura ilustrada (romana, judía, eclesial)

Éste es, por tanto, un gobierno de “dictadura ilustrada”. El pastor sabe lo que necesitan sus ovejas, por eso las cuida y dirige desde arriba, las alimenta y las cuida. Más aún, el pastor vela por las ovejas, tiene responsabilidad sobre su vida y su misma “conciencia” (si son ovejas humanas), de manera que no hay reciprocidad entre pastor y ovejas. El pastor puede “cuidar” muy bien a las ovejas, pero está arriba siempre.

El pastor está solo a la cabeza del rebaño y su trabajo consiste en velar por la alimentación de sus animales; en cuidarlos cuando están enfermos; en servirse de la música para reunirlos y guiarlos; en organizar su reproducción preocupándose de obtener la mejor descendencia…

El pastor ejerce por tanto un “dominio” bueno de dirección (y de sumisión) sobre los súbditos, a los que dirige en sentido físico y psíquico, religioso y social… (pero es un gobierno no personal, y en el fondo acaba siendo no cristiano). En esa línea, los “pastores” de la Iglesia se han sentido llamados a “salvar” a las ovejas desde arriba, con autoridad superior, como guías que saben lo que ellas necesitan Leer más…

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Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco. Domingo 4º de Pascua.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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Young ShepherdDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Domingo 4º de Pascua

Seguimos encerrados en las casas, no por miedo a los judíos, como los discípulos, sino por miedo al coronavirus. Pero las lecturas de este domingo nos ayudarán a sobrellevar el encierro con esperanza.

            Los cuatro títulos iniciales resumen lo que afirman de Jesús: que es Señor y Mesías lo dice Pedro en el libro de los Hechos (1ª lectura); como modelo a la hora de soportar el sufrimiento lo propone la 1ª carta de Pedro (2ª lectura); puerta del aprisco es la imagen que se aplica a sí mismo Jesús en el evangelio de Juan. En resumen, las lecturas nos proponen una catequesis sobre Jesús, lo que significó para los primeros cristianos y lo que debe seguir significando para nosotros.

No quedarnos en el próximo domingo, mirar hasta el 7º

            Cabe el peligro de vivir la liturgia de las próximas semanas sin advertir el mensaje global que intentan transmitirnos las lecturas dominicales: pretenden prepararnos a las dos grandes fiestas de la Ascensión y Pentecostés, y lo hacen tratando tres temas a partir de tres escritos del Nuevo Testamento.

  1. La iglesia (1ª lectura, de los Hechos de los Apóstoles). Se describe el aumento de la comunidad (4º domingo), la institución de los diáconos (5º), el don del Espíritu en Samaria (6º), y cómo la comunidad se prepara para Pentecostés (7º). Adviértase la enorme importancia del Espíritu en estas lecturas.
  2. Vivir cristianamente en un mundo hostil (2ª lectura, de la Primera carta de Pedro). Los primeros cristianos sufrieron persecuciones de todo tipo, como las que padecen algunas comunidades actuales. La primera carta de Pedro nos recuerda el ejemplo de Jesús, que debemos imitar (4º domingo); la propia dignidad, a pesar de lo que digan de nosotros (5º); la actitud que debemos adoptar ante las calumnias (6º), y los ultrajes (7º).
  3. Jesús (evangelio: Juan). Los pasajes elegidos constituyen una gran catequesis sobre la persona de Jesús: es la puerta por la que todos debemos entrar (4º); camino, verdad y vida (5º); el que vive junto al Padre y con nosotros (6º); el que ora e intercede por nosotros (7º).

Jesús, Señor y Mesías (Hechos 2,14a.36-41)

            Esta lectura tiene interés especial desde un punto de vista histórico y catequético. Según Lucas, el grupo de seguidores de Jesús (120 personas) experimentó un notable aumento el día de Pentecostés. Después de cincuenta días de miedo, silencio y oración, el Espíritu Santo impulsa a Pedro a dirigirse a la gente presentando a ese Jesús al que habían crucificado, constituido Señor y Mesías por Dios. El pueblo, conmovido, pregunta qué debe hacer, y Pedro los anima a convertirse y bautizarse en nombre de Jesucristo.

            Pero Lucas añade otro argumento muy distinto, que fue usado por los primeros misioneros cristianos: el miedo al castigo inminente de Dios. De acuerdo con la mentalidad apocalíptica, este mundo malo presente desaparecerá pronto para dar paso al mundo bueno futuro. Eso ocurrirá cuando se manifieste la gran cólera de Dios en un juicio que provocará salvación o condenación. Por eso Pedro anima: «Escapad de esta generación perversa». ¿Cómo ponerse a salvo? Los autores apocalípticos hacen que todo dependa de la conducta observada con Dios y con los hombres. Para los misioneros cristianos, la salvación dependerá de creer en Jesús. Pedro ya ha hablado del bautismo en nombre de Jesús.

            Tenemos, pues, dos argumentos aparentemente muy distintos: el primero se basa exclusivamente en lo que Dios ha hecho por Jesús. El segundo parece menos cristiano, con su recurso al miedo. Pero no olvidemos que, en este contexto, Pablo escribe a los de Tesalónica: «Jesús nos libra de la condenación futura». Con miedo o sin él, Jesús es siempre el centro de la catequesis cristiana.

            El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra:

            -«Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.»

            Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:

            -«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»

            Pedro les contestó:

            -«Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.»

            Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:

            -«Escapad de esta generación perversa.»

            Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Jesús modelo (1 Pedro 2,20b-25)

En la segunda mitad del siglo I, los cristianos eran a menudo insultados, difamados, perseguidos, se confiscaban a veces sus bienes, se los animaba a apostatar… En este contexto, la 1ª carta de Pedro los anima recordándoles que ese mismo fue el destino de Jesús, que aceptó sin devolver insultos ni amenazas: «Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas».

Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Al final de esta lectura encontramos la imagen de Jesús como buen pastor («Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas»). Pero este no es el tema principal del evangelio, que introduce un cambio sorprendente.

Jesús, puerta del aprisco (Juan 10,1-10)

            El autor del cuarto evangelio disfruta tendiendo trampas al lector. Al principio, todo parece muy sencillo. Un redil, con su cerca y su guarda. Se aproxima uno que no entra por la puerta ni habla con el guarda, sino que salta la valla: es un ladrón. En cambio, el pastor llega al rebaño, habla con el guarda, le abre la puerta, llama a las ovejas, ellas lo siguen y las saca a pastar. Lo entienden hasta los niños.

Sin embargo, inmediatamente después añade el evangelista: “ellos no entendieron de qué les hablaba”. Muchos lectores actuales pensarán: “Son tontos. Está clarísimo, habla de Jesús como buen pastor”. Y se equivocan. Eso es verdad a partir del versículo 11, donde Jesús dice expresamente: “Yo soy el buen pastor”. Pero en el texto que se lee hoy, el inmediatamente anterior (Juan 10,1-10), Jesús se aplica una imagen muy distinta: no se presenta como el buen pastor sino como la puerta por la que deben entrar todos los pastores (“yo soy la puerta del redil”).

Con ese radicalismo típico del cuarto evangelio, se afirma que todos los personajes anteriores a Jesús, al no entrar por él, que es la puerta, no eran en realidad pastores, sino ladrones y bandidos, que sólo pretenden “robar y matar y hacer estrago”.

Resuenan en estas duras palabras un eco de lo que denunciaba el profeta Ezequiel en los pastores (los reyes) de Israel: en vez de apacentar a las ovejas (al pueblo) se apacienta a sí mismos, se comen su enjundia, se visten con su lana, no curan las enfermas, no vendan las heridas, no recogen las descarriadas ni buscan las perdidas; por culpa de esos malos pastores que no cumplían con su deber, Israel terminó en el destierro (Ez 34).

La consecuencia lógica sería presentar a Jesús como buen pastor que da la vida por sus ovejas. Pero eso vendrá más adelante, no se lee hoy. En lo que sigue, Jesús se presenta como la puerta por la que el rebaño puede salir para tener buenos pastos y vida abundante.

En este momento cabría esperar una referencia a la obligación de los pastores, los responsables de la comunidad cristiana, a entrar y salir por la puerta del rebaño: Jesús. Todo contacto que no se establezca a través de él es propio de bandidos y está condenado al fracaso (“las ovejas no les hicieron caso”). Aunque el texto no formula de manera expresa esta obligación, se deduce de él fácilmente.

En realidad, esta parte del discurso termina dirigiéndose no a los pastores sino al rebaño, recordándole que “quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.

Ya que es frecuente echar la culpa a los pastores de los males de la iglesia, al rebaño le conviene recordar que siempre dispone de una puerta por la que salvarse y tener vida abundante.

En aquel tiempo, dijo Jesús:

-«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» 

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: 

-«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

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Cuarto Domingo de Pascua. Ciclo A. 03 Mayo 2020

Domingo, 3 de mayo de 2020
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Cuarto-Domingo-Pascua

«El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca.»

(Jn 10, 1-10)

Nuestra vida se desarrolla prácticamente en nuestra mente, donde  pensamos,  mostramos nuestro saber, controlamos, imponemos… Pero Jesús en este evangelio nos dice que  nuestra vida  no se desarrolla en la mente, ni se desarrolla en el corazón, que nuestra vida para ser Vida, hemos de vivirla en la totalidad que somos.

Nuestra mente, nuestro corazón, nuestras extremidades son pequeñas puertas por donde se nos va  haciendo la vida. Y Jesús hoy nos dice: “en vuestra vida sólo hay una puerta que muchas veces cerráis por miedo, por el qué dirán.  Yo os digo: abrid vuestra vida a la Vida que soy yo. Ahí descubriréis el descanso, el sosiego, el amor, la aceptación. Y podréis ser vosotros sin fingir, no se trata de hacer, sino de ser.

Jesús es la puerta que nos permite ser lo que somos.

La llave de nuestra vida la tenemos nosotros.  Si somos capaces de meterla en la cerradura, que no es otra cosa que la oración y el encuentro con Él, se abrirá.  Y aunque en un primer momento nos quedemos paralizados, entraremos, y descubriremos una estancia amplia. Llena de luz. Donde descubriremos lo que somos,  hijos de la casa, hijos de Dios.

Jesús, es la puerta que nos permite acceder a nuestra interioridad, y descubrir su voz en el silencio, donde oímos nuestro nombre y la invitación a que sigamos sus huellas para ir al Padre.

ORACIÓN

Gracias por ser puerta que nos abre a la Vida y nos descubre el sentido y la grandeza de vivir en ti.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús viviendo nos invita a vivir la verdadera Vida.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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buenpastor6Jn 10, 1-15

Aunque el evangelio de hoy ya no hable de apariciones, no nos apartamos del tema pascual, pues afirma expresamente: “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan abundante”. Éste es el verdadero tema de Pascua. Lo que Jn pone en boca de Jesús nos está diciendo lo que de él pensaban los cristianos de finales del siglo I en la comunidad donde se escribe el evangelio, no lo que pudo decir él cuando vivía en Galilea. Esto, que vivió una comunidad cristiana, es para nosotros más interesante que las mismas palabras que pudo decir Jesús, porque nos habla de una vivencia provocada por Jesús Vivo.

El relato nos habla de la puerta y del pastor. En el fondo es la misma metáfora, porque la única puerta de aquellos apriscos, era el pastor. El rebaño eran las 5 ó 10 ovejas o cabras, que eran la base de la economía familiar. Por la noche, después de haber llevado a pastar cada uno las suyas, se reunían todas en un aprisco, que consistía en una cerca de piedra con una entrada muy estrecha para que tuvieran que pasar las ovejas de una en una y así poder controlarlas, tanto a la entrada como a la salida. Esa entrada no tenía puerta, sino que un guarda, allí colocado, hacía de puerta y las cuidaba durante la noche.

Por la mañana cada pastor iba a sacar las suyas para llevarlas a pastar. Esto se hacía por medio de un silbido o de una voz que las ovejas conocían muy bien. Incluso tenían su propio nombre como nuestros perros hoy. Cuando oían la voz, las ovejas que se identificaban con ella, salían. Con estos datos se entiende perfectamente el relato. Jesús se identifica con ese pastor/dueño que cuida las ovejas como algo personal, pero no porque de ellas depende su familia, sino porque le interesan las ovejas por sí mismas. No le mueve ningún provecho personal sino la intención de fortalecer a cada oveja.

El texto habla de comparación (paroimian). Utilizamos una comparación cuándo queremos explicar lo que es una cosa a través de otra que conocemos mejor. No se trata de una identificación sino de una aproximación. Ni Jesús es un pastor ni nosotros borregos. Jesús nos lleva a los pastos después de haberse alimentado él en los mismos. Y ya sabemos que su alimento fue hacer la voluntad de su Padre. El relato empieza por una referencia a esos dirigentes de todos los tiempos, que debían ser pastores, pero que en vez de cuidar de las ovejas, se pastorean a sí mismos y utilizan las ovejas en beneficio propio.

Las ovejas atienden a su voz porque la conocen. Una frase con profundas resonancias bíblicas. Oír la voz del Señor es conocer lo que nos pide, pero sobre todo obedecerle. Las llama por su nombre, porque cada una tiene nombre propio. Las que escuchan su voz, salen de la institución opresora y quedan en libertad. Jesús no viene a sustituir una institución por otra. No las saca de un corral para meterlas en otro. No son los miembros de la comunidad los que deben estar al servicio de la institución. Es la institución y la autoridad la que debe estar al servicio de cada uno.

En un mismo aprisco había ovejas de muchos dueños, por eso dice que saca todas las suyas. Porque son suyas, conocen su voz y le siguen. El texto quiere dejar bien claro que las ovejas no podían salir por sí mismas del estado de opresión, porque para ellas no había alternativa. Es Jesús el que les ofrece libertad y capacidad para decidir por sí mismas. Los dirigentes judíos son “extraños”, que no buscan la vida de las ovejas. Ellos las llevan a la muerte. Jesús les da vida. La diferencia no puede ser más radical. Por muy oveja que te sientas, tienes la obligación de distinguir al pastor auténtico del falso.

Él camina delante y las ovejas le siguen. Esto tiene más miga de lo que parece. Jesús recorrió de punta a cabo una trayectoria humana. Esa experiencia nos sirve a nosotros de guía para recorrer el mismo camino. Para nosotros, esto es difícil de aceptar, porque tenemos una idea de Jesús-Dios que pasó por la vida humana de manera ficticia y con el comodín de la divinidad en la chistera. Ese Jesús no tendría ni idea de lo que significa ser hombre, y por lo tanto no puede servirnos de modelo a seguir. Esta falsa idea nos ha hecho creer que lo que hizo Jesús es marcarnos el camino desde fuera sin involucrarse.

Yo soy la puerta. No se refiere al elemento que gira para cerrar o abrir, sino al hueco por donde se accede a un recinto. El pastor que cuidaba las ovejas era la única puerta. Por eso dice que es la puerta de las ovejas, no del redil. Todos los que han venido antes, son ladrones y bandidos, no han dado libertad/vida a las ovejas. Son tres los productos interesantes de las ovejas: leche, lana y carne. Los malos pastores buscan solo aprovecharse de esos productos. No les interesa el desarrollo las ovejas. A las ovejas tampoco pueden interesarles esos pastores que no les ayudan a desplegar su propio ser.

Entrar por la puerta que es Jesús, es lo mismo que “acercarse a él”, “darle nuestra adhesión”; esto lleva consigo asemejarse a él, es decir, ir como él a la búsqueda del bien del hombre. Él da la vida definitiva, y el que posee esa Vida, quedará a salvo de la explotación. Él es la alternativa al orden injusto. En Jesús, el hombre puede alcanzar la verdadera salvación. “Podrá entrar y salir”, es decir, tendrá libertad de movimiento. “Encontrará pastos”, dice lo mismo que “no pasará hambre, no pasará sed”. Así se identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo. La Ley sustituida por el amor.

Yo he venido para que tengan Vida y les rebose. El ladrón (dirigentes), no solo roba, despoja a la gente del pueblo de lo que es suyo, sino que sacrifica a las ovejas, es decir, les quita la vida. La misión de Jesús es exactamente la contraria: les da Vida y las restituye en su verdadero ser. Los jerarcas les arruinan la vida biológica, manipulándolas y poniéndolas a su servicio. Jesús les da la verdadera Vida y con ella la biológica cobra pleno sentido. Jesús no busca su provecho ni el de Dios. Su único interés está en que cada oveja alcance su propia plenitud, desarrolle esa Vida aquí y ahora.

Es muy importante el versículo siguiente, que no hemos leído, para entender el significado del párrafo. “El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas”. El griego dice: “el modelo de pastor” (ho poimên ho kalos). La expresión denota excelencia (el vino en Jn 2,10). Sería el pastor por excelencia. “kalos” significa: bello, ideal, modelo de perfección, único en su género. No se trata solo de resaltar el carácter de bondad y de dulzura. En griego hay una palabra (agathos), que significa “bueno”; pero no es la que aquí se emplea. Jesús es para aquella comunidad y para nosotros, el único pastor.

Se entrega él mismo” (tên psykhên autou tithesin”) = entrega su vida. En griego hay tres palabras para designar vida: zoê, bios y psukhê; pero no significan lo mismo. El evangelio dice psykhên = vida psicológica, no biológica. Se trata de poner a disposición de los demás todo lo que uno es como ser humano, mientras vive, no muriendo por ellos. La característica del pastor modelo es que pone su vida al servicio de las ovejas para que vivan, sin limitación alguna. Al hacer esto, pone en evidencia la clase de Vida que posee y manifiesta la posibilidad de que todos los que le siguen tengan acceso a esa misma Vida.

Meditación

Desplegar Vida fue el objetivo de Jesús y debe ser el mío.
Solo en esa VIDA puedo encontrar mi plenitud.
Esa VIDA ya está en mí, pero tengo que alimentarla y potenciarla.
Se trata de la misma Vida de Dios que se nos comunica.
Esa Vida es la que hizo a Jesús ser lo que fue.
Identificarnos con Jesús es identificarnos con Dios

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Oír la voz de Jesús,

Domingo, 3 de mayo de 2020
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oir-mano.jpgEl deseo de oír tu voz (Cristian Castro)

3 de mayo. DOMINGO IV DE PASCUA

Jn 10, 1-10

El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca (v3)

La Biblia insiste sistemáticamente sobre la necesidad de escuchar habitualmente.

“Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3, 10)

“Oíd, pueblos todos, escucha, tierra y cuanto hay en ti; sea el Señor DIOS testigo contra vosotros, el Señor desde su santo templo” (Miqueas 1, 2)

“Pablo se levantó, y haciendo señal con la mano, dijo: Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad” (Pablo 13, 16)

Aunque también es cierto que a veces, como nos recuerda el profeta Nehemías en 9,17, nos empeñamos en rehusar escuchar, y nos olvidamos de las maravillas que Dios hizo entre nosotros y para nosotros.

Y el cantautor mexicano Cristian Castro publicó un álbum titulado El deseo de oír tu voz, ofertándonos en música, la oportunidad de despertar el apetito de escuchar cuanto suena en la guitarra del universo.

 

Y por supuesto, abrir los oídos de nuestro personal redil, escuchar y reconocer la voz del buen pastor, seguir tras él hasta los fértiles pastos de su copiosa palabra.

Y oír también a esa Iglesia de corazón abierto y a sus curas y religiosos que, con motivo del coronavirus, andan estos días volcados repartiendo ayuda moral y económica a cuantos la necesitan, mientras que otros pasan de largo, como le sucedió al hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó, y al que unos ladrones le apalearon dejándole medio muerto, como también entre ellos habido muchos contagiados y algunos fallecidos.

Pero allí acudió la Iglesia entera para cargarle a sus espaldas, llevarle a la posada y darle dos denarios al posadero para que le cuidara.

Todo lo cual es un toque de atención a las personas, que nos invita a unirnos a esta Misa Universal que todos celebramos, que todos compartimos que todos recibimos, cada uno desde donde esté y cómo desee unirse.

Y después de terminar nuestra misa, a que escuchemos en nuestro corazón las palabras que nos dice Jesús, que nos decimos nosotros mismos y que los demás dejan llover sobre nosotros.

Cuando lo hacemos, la cosecha de gracia está abundantemente garantizada.

Mi libro de poemas Soliloquios, nos brinda esta monotónica canturria:

DE GRILLOS Y CIGARRAS

Tumbado en la pradera de la vida
miré al lejano cielo y no vi nada.

Las cigarras del robledal cercano
me advirtieron:

“¿No ves que es pleno día?
¿Que cuando en la tierra se ve todo,
apenas se ve nada sobre el cielo?”

Su yérmica y monótona canturria,
aprendida en la escuela de un cenobio,
sumido me dejó en profundo sueño.

Me despertó un acunar de grillos,
que desde la pradera se entonaba.

Su canción me decía:

“Mira al cielo”.
Miré al lejano cielo y no vi nada.
Me quejé ante los grillos, pero ellos
hicieron oídos sordos a mi queja.

Siguieron con su yérmica canturria
aprendida también en un cenobio
y sumido quedé de nuevo en sueño:
en él soñé con grillos y cigarras.
¡Qué cutre me sentí mirando al cielo!

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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He venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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wp_20161203_11_15_15_proTengo que confesar que no me gusta mucho la metáfora del pastor y las ovejas, aunque reconozco el valor y hondura que tiene en la memoria religiosa de Israel. En el evangelio de Juan se actualiza y se enriquece a la luz de la fe en Jesús.

El texto de Jn 10, 1-10 responde a uno de los espacios de confrontación que subyacen en el Evangelio y que los destinatarios del libro necesitan afrontar: el rechazo del judaísmo a reconocer a Jesús como el Mesías y consecuentemente de la relectura que los/as seguidores de Jesús hacen de las Escrituras de Israel a la luz de su fe en él.

En el trasfondo de la imagen del pastor y las ovejas que Jesús utiliza en Jn 10, 1-10 está la reflexión que el profeta Ezequiel hace en el capítulo 34 de su libro. En ese texto el profeta denuncia el mal uso que los líderes de Israel (sacerdotes y reyes) han hecho de la misión a la que habían sido llamados. Para él los pastores, más que cuidar, acompañar, sanar y comprender al pueblo, prefirieron aprovecharse de su poder, escucharse a sí mismos y olvidarse de la gente que contaba con ellos para orientarse en el camino de la vida y sentirse segura.

Esta situación llevó a Israel al gran desastre de su historia: el exilio; pero Ezequiel anuncia que YHWH no abandona a su pueblo y lo reunirá de nuevo, será su auténtico pastor, su guía y consuelo. De este modo Ezequiel se hace portavoz del deseo de Dios y es capaz de encontrar una palabra creyente en medio de la incertidumbre, oscuridad y sufrimiento que trae consigo la deportación a Babilonia.

Jesús actualiza el mensaje de Ezequiel frente a quienes cuestionan su palabra y actuación porque se resisten a perder su poder, a dejar de ser la palabra autorizada, porque temen cualquier cuestionamiento y son ciegos a cualquier mirada diferente a la suya (Jn 9, 41).

Jesús es consciente de que su mensaje incomoda a los dirigentes políticos y religiosos, y les recuerda que Dios no puede ponerse de su parte porque su actitud los ha hecho extraños a la gente sencilla, porque su orgullo y prepotencia los ha convertido en ladrones de las esperanzas y dignidad del pueblo. Los/as pobres, los/as impuros/as, los/as enfermos/as, los/as extranjeros/as y todos y todas los que han sido expulsados a los márgenes por la avaricia y el egoísmo de quienes se consideran sus legítimos lideres son los que Dios protege y acompaña.

Jesús se sabe enviado como Buen Pastor, llamado a sanar y salvar a quien sufre, a quien está derrotado, a quien está perdido. Él es la puerta que posibilita la entrada a un nuevo horizonte de sentido, a un nuevo modo de afrontar la vida, a una nueva forma de entender a Dios. Quien le escuche y le siga está invitado a formar parte del nuevo pueblo de Dios, a participar de la mesa compartida en la que ya no habrá primeros puestos, sino circularidad y encuentro.

Jesús es el Pastor que da vida y vida abundante. Como había compartido con la mujer samaritana junto al pozo, el agua que él ofrece sacia la sed y se hace manantial de vida para quien la acepta (Jn 4, 10-14) y los pastos que regala no tienen cercas ni condiciones, están abiertos para toda persona que confíe en él, que lo acoja y lo reconozca como camino, verdad y vida (Jn 14, 6).

En estos tiempos de incertidumbre, de sufrimiento, de impotencia, de desconcierto y miedo, las y los creyentes estamos invitados a escuchar a Jesús el buen Pastor. Él puede mostrarnos cómo acompañar, escuchar, sanar o sostener a quien lo necesita y hacerlo sin alardes, sin demostraciones de poder, sino con humildad, silencio y hondura.

Hoy las puertas de los lugares de culto están cerradas y eso puede invitarnos a recordar que hay una puerta abierta, una puerta que nunca se cierra y esa es Jesús. No importa que las iglesia se cierren porque Jesús de Nazaret, su vida, su actuar son la única puerta que nos lleva a la Vida. En él se sostiene nuestra fe y nuestra esperanza.

Él ha venido a darnos Vida y Vida abundante. El entregó la suya, no para iniciar un ritual excelso y misterioso, sino para que Dios Padre y Madre pudiese derramar todo su amor, ternura y perdón en la vida de todo ser humano (Hb 4, 15; 5, 8-10). Por eso, lo que verdaderamente importa es que sigamos sosteniendo nuestra vida en Dios, orando y compartiendo la esperanza, sintiéndonos hermanas y hermanos con el de cerca y con el de lejos, aprendiendo de miles de gestos generosos, humildes y entregados de tantas mujeres y hombres que en medio de la amenazada de la pandemia nos muestran el rostro del Buen Pastor.

Carme Soto Varela, ssj

Fuente Fe Adulta

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¿Maestros?

Domingo, 3 de mayo de 2020
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84AA30C9-E30F-4D2B-9011-239862F2CBA2Domingo IV de Pascua

3 mayo 2020

Jn 10, 1-10

Uno de los signos más claros para detectar a un “falso maestro” es el hecho de que se presente a sí mismo como “mediador” o “condición necesaria” para que las personas logren la liberación. Lo cual nos hace ver que las palabras que leemos en este texto no habrían salido nunca de la boca de Jesús; se trata, más bien, de frases que expresan la fe en él por parte de aquella primera comunidad.

Cada confesión religiosa tiende a creer que el suyo es el líder o maestro “verdadero”, a diferencia de otros que solo son “ladrones y bandidos”. Se trata, de nuevo, de una absolutización, carente de fundamento, del propio grupo y de la propia creencia.

Se comprende que pueda existir un “lenguaje de enamorados”, por el que atribuimos a las personas queridas dones “especiales”, adornándolas con todo tipo de cualidades. Pero ese modo de hacer únicamente habla de los “seguidores”, más o menos fanáticos, de un supuesto maestro.

Un verdadero maestro sabe que no puede existir el “maestro perfecto” –lo “perfecto” nunca puede ser personal (lo humano no puede ser perfecto), sino en todo caso transpersonal–. Sabe también que toda persona cuenta con la “guía interior” que necesita para recorrer su camino. Y si bien es cierto que puede servirnos de ayuda cualquier persona sabia y experimentada, eso no niega el hecho de que todos, sin excepción, somos maestros y discípulos a la vez.

Solo una personalidad narcisista busca mostrarse como alguien “especial” o, en el otro lado, necesita maestros a quienes admirar, proyectando en ellos su afán de grandeza y de perfección. Conozco algún “director espiritual” que, presentándose como “mediador” de Dios para algunas personas, terminó manipulándolas e incluso abusando de ellas. Y conozco también no pocas personas que presumen de haber encontrado el “maestro ideal”, al que idealizan, y del que esperan que les otorgue seguridad absoluta, para no tener que enfrentarse a sus propios miedos e incertidumbres.

Quien va de “pastor” genera borreguismo alienante y quien se presenta como “maestro” fácilmente produce dependencia, a la vez que trata de blindarse frente las críticas, como si fuera inmune ante ellas.

Ser maestro no es un rol permanente. Es una función que alguien o algo puede ejercer en cualquier momento. La autoridad auténtica radica, no en la persona, sino en el contenido de lo que se transmite. El maestro auténtico no promete nada, pide entrega total únicamente a la verdad; no hambrea reconocimiento ni busca discípulos; no ata a nadie, sino que promueve la autonomía y la libertad de quienes se acercan a él.

En épocas, tanto de fáciles credulidades como de adhesiones dogmáticas a creencias que aparecen como incuestionables, necesitamos recoger el grito kantiano que hizo suyo la Modernidad: “Sapere aude” (atrévete a conocer). Liberándose de los “tutores” que mantienen a los humanos en la “minoría de edad”, Kant abogaba por el librepensamiento y la capacidad de conocer por uno mismo. Su grito constituye una invitación a poner en cuestión lo recibido, lo aprendido y todo lo que damos por sabido, recorriendo el camino de la indagación, que nace del anhelo de verdad y que podría concretarse en esta doble pregunta: ¿Y si las cosas no fueran como me las han contado?; si dejo de lado todo lo que me han enseñado y todo lo que he aprendido, ¿qué puedo decir por mí mismo? Si aprendemos a convivir con la incertidumbre y no nos desalentamos, el gusto por la verdad podrá conducirnos más lejos de lo que nuestra mente hubiera imaginado.

 “La verdad es una tierra sin caminos”, proclamaba Krishnamurti en su famoso discurso de “Disolución de la Orden de la Estrella”. Por lo que “cada uno tiene que ser su propio maestro y su propio discípulo”.

La persona sabia tiene claro que cada cual es maestro de sí mismo, y que cada cual tiene su propio camino que recorrer, según cantaba el poeta León Felipe:

“Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios”.

¿Me siento comprometido/a a buscar la verdad por mí mismo/a, hasta el final?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Jesús es Buen Pastor, no una amenaza de la que hay que protegerse.

Domingo, 3 de mayo de 2020
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758C6C75-0961-400F-AD48-59BC5016365EDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

  1. Soy el buen pastor – Yo soy la puerta del redil.

         San Juan dedica el cp 10 de su evangelio a presentarnos a JesuCristo como Buen Pastor y como puerta del redil. Yo soy el Buen Pastor, Yo soy la Puerta

         El “Yo soy” que tanto emplea el evangelista Juan, tiene siempre una fuerza frente a quienes pretenden constituirse en señores de la historia: poderosos de la economía, de la política, de la religión.

         Jesús es el Buena Pastor, que nos conoce, nos ama, nos guía en la vida. Jesús es la Puerta de acceso al redil de paz y serenidad.

         Nos hará bien  evocar el salmo 22 (23): El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar. El me guía por caminos de justicia, me conduce a fuentes tranquilas, me hace reposar en verdes praderas…

  1. Muchos se han ido o no han estado nunca en el redil.

Suponiendo que las iglesias sean el redil, las ovejas se han marchado. Las iglesias están vacías y no sola ni principalmente por la pandemia, que nos tiene a todos recluidos en casa, sino por razones más hondas y tristes.

Si hasta los siglos XVIII y XIX el redil socio-cultural y religioso, era el cristianismo (aun con sus grandes limitaciones y lacras), desde esos siglos, el redil en el que vivimos es el vacío, la nada (nihilismo), los “sin valores” y -casi- “sin criterios”, algunas ideologías, el progreso, etc.

Sin embargo mucha gente no ha salido propiamente de del cristianismo, sino de la religión, de lo eclesiástico. Se pretende mantener estructuras religiosas pero vacías de cristianismo.

No es menos cierto que muchas personas en estos momentos viven, siguen a Jesús en la intimidad de su vida sencilla y monótona de sus casas.

Tal vez la situación que estamos viviendo estos meses nos ayude a acercarnos y seguir al Pastor, a entrar por la puerta del redil de Jesús

         Puede parecer una paradoja, pero la religión gira y gira, vuelve una y otra vez, pero sin cristianismo. Aunque parezca un contrasentido, la religión vuelve, lo que no vuelve es el cristianismo. No vuelve el Dios de Jesús, el Dios de los pobres y crucificados. Vuelven y nos preocupa si se podrán celebrar misas, procesiones como cuestión turística, las celebraciones ostentosas, las grandes concentraciones religiosas, las primeras comuniones llenas de fotografías y restaurantes, las bodas blandas, pero no vuelve el lavatorio de los pies, no vuelve el Dios de Abraham, ni el Dios de Jesús, de la justicia, del amor, del perdón, no vuelve el Dios que pone en crisis el poder, la violencia, la corrupción.

         El Dios que vuelve no es el del Sinaí, ni el del Tabor, ni el del Calvario, ni el de la Ascensión, sino más bien el “dios – ídolo” que domina es el “dios dionisiaco de Nietzsche”: una religión light que da seguridad, que adormece, que es la guinda de un pastel que no inspira confianza, paz, sentido, esperanza absoluta.

         Es cierto y de agradecer (gracia) el voluntariado que también en estos momentos ayuda en la sociedad, en las familias, el trabajo del personal sanitario y asistencial, la oración de tantos creyentes.

  1. Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, yo os aliviaré. M yugo es llevadero y mi carga ligera. (Mt 28,11-30)

Convengamos en que las retransmisiones religiosas por los medios de comunicación pueden hacer bien a determinadas personas. (Muchos eclesiásticos solamente saben vivir del rito, cuando lo que quiero es misericordia y no sacrificios)

Pero ante situaciones como la que estamos viviendo, u otros valles oscuros que podemos atravesar en la vida (salmo 22), Jesús, el buen pastor, nos llama a seguirle a él, cuyo yugo es llevadero y su carga ligera. No es que Jesús nos proponga unas “rebajas religiosas” y suprima media docena de preceptos[1], sino que Jesús es bueno, acogedor y liberador.

Mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

El teólogo P. Tillich (1886-1965) se preguntaba: Y ¿Cuál es el yugo y la carga de la que Cristo nos libera? ¿Cuál es el yugo llevadero y la carga ligera que Jesús pondrá sobre nosotros? ¿Por qué Él y sólo Él puede dar descanso a nuestra alma?

El ser humano se ve agobiado por el yugo de la religión. Nos pesa, nos agobia radicalmente la finitud, el pecado, el absurdo y sin.sentido, la muerte. Jesús no se refiere a que nos vaya a librar de la carga del trabajo, de la finitud humana, de la muerte. Tampoco Jesús “ha fundado una religión más suave” y de más fácil cumplimiento. Cristo nos libera de este yugo, que produce o deriva el “esquema religioso“.

La carga de la que nos quiere liberar es la carga de la religión, es decir, del yugo de la ley, impuesto en su tiempo al pueblo por los maestros religiosos, por los hombres sabios e inteligentes, como Él los llamaría con palabras nuestras, por los escribas y fariseos, como habitualmente les llamamos. Los que sufren y están oprimidos, son los que gimen bajo el yugo de la ley religiosa. Y Él quiere darles la fuerza de sobreponerse a la religión y a la ley; el yugo que les da es un “nuevo ser”, que está por encima de toda religión. Lo que les invita a aprender de Él es la victoria sobre la ley de los sabios y de los inteligentes, y la ley de los escribas y fariseos.[2]

JesuCristo, Buen Pastor, nos quiere liberar de la esclavitud de la religión, porque también nosotros vivimos y gemimos bajo la ley, bajo una ley que es religión y bajo una religión que es ley.

Estamos bajo la angustia y el miedo. La ley de la religión es el esfuerzo titánico del ser humano por ganarse a Dios; un Dios que es una amenaza de la que hay que protegerse. Mucha gente tiene miedo a Dios. No están lejos los tiempos en los que se nos decía: “No hagas eso, que te va a castigar Dios”. Cuando íbamos creciendo se nos ha enseñado y asustado con que Dios nos va a pedir cuentas, sin que se escape nadie ni nada.

Todavía hay personas que tienen la idea de que, cuando ocurre una desgracia (una enfermedad, una pandemia, una catástrofe), eso es castigo de Dios a causa de nuestros pecados. Quien así cree y piensa no cree en el Buen Pastor, ni en el Dios de Jesús, ni en padre del hijo pródigo, sino que creen en un Dios que es un peligro y una amenaza para el ser humano.[3]

El ser humano pretende librarse de sus angustias recurriendo a la ciencia y a la religión, pero no terminamos de librarnos de los grandes problemas.

La ley de la religión es el gran esfuerzo del hombre por domeñar su angustia, su desasosiego y su desespero, para taponar el boquete que hay en sí mismo y alcanzar la inmortalidad, la espiritualidad y la perfección. Y así es como, bajo la ley religiosa el hombre trabaja y se fatiga tanto de pensamiento como de obra.

Quiera Dios que salgamos de esta pandemia, pero no olvidemos que después, con el transcurrir de la vida, nos aguarda a todos la “pandemia final”.

Los cristianos creemos (no opinamos, sino que confiamos, fe) en que esa paz y serenidad profundas están en JesuCristo.

Es cierto que son necesarios algunos actos comunitarios, algunas formulaciones religiosas, algunos ritos, pero para confiar y descansar en Jesús no hacen falta muchas ceremonias ni alharacas religiosas.

En la profundidad de la vida, en el silencio de nuestra casa y de nuestra conciencia, nos podemos encontrar con Cristo. El camino que nos lleva hacia Cristo, Buen Pastor, es la actitud de Éxodo y de Emaús. Y al final de este camino nos espera un gozo y una paz profundas. Ese es el redil de Cristo.

  1. Ser buenos pastores.

         Jesús es buen pastor, nuestro buen pastor.

         Las actitudes y el pastoreo de Jesús no fueron, ni son de poder, ni de fuerza, ni homenajes, ni doctrinas. Jesús fue pastor no en el Templo, no en la religión como sistema de compraventa. Recordemos Jn 2: Jesús vuelca las mesas de los mercaderes religiosos del Templo, saca las ovejas del Templo, rompe con el sistema religioso. Por eso Jesús es discutido, perseguido.

         Jesús es pastor y rey en la cruz, con los crucificados de este mundo. El pastoreo de Jesús es que tengamos vida abundante. Decía san Ireneo comentando estas cosas que “gloria Dei, vivens homo”, la gloria, la felicidad de Dios es que el hombre viva.

         No es lo mismo educar en el seguimiento de Jesús, Pastor, que en la religión. No es lo mismo la clase de religión, que enseñar a asumir confiadamente la existencia humana desde o con Jesús.

         Esta, creo, es la gran diferencia entre el estilo de Francisco y el de situaciones eclesiásticas anteriores y todavía hoy presentes. Hemos vivido tiempos religiosos, que todavía perviven entre muchos eclesiásticos, cuya preocupación era la ley, el sábado, la doctrina ultraortodoxa, la religión…

Al papa Francisco, como a Jesús le preocupan y le interesan los heridos, los que sufren, los enfermos, y eso es cristianismo.

Jesús nos llama a seguirle como buen pastor,

El señor es mi Pastor, nada me puede faltar

[1] Resulta casi farisaico que se nos exima del precepto dominical, cuando estamos todos confinados en casa y -al menos hasta ahora- sin poder salir.

[2] TILLICH, P. Se Conmueven los Cimientos de la Tierra, 152.

[3] Además quien así cree y piensa está expuesto a vivir conflictos internos serios.

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Cristo-Libro.

Sábado, 25 de abril de 2020
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La tradición cristiana sostiene que el libro que vale la pena leer es nuestro Señor Jesucristo. La palabra Biblia significa “libro“, y todas las páginas de este libro hablan de él y quieren llevar a él […].

Es necesario que se dé un encuentro entre Cristo y la persona humana, entre ese Libro que es Cristo y el corazón humano, en el que está escrito Cristo no con tinta, sino con el Espíritu Santo. ¿Por qué leer? Porque Jesús mismo ha leído. Fue libro y lector, y continúa siendo ambas cosas en nosotros. ¿Cómo leer? Como leyó Jesús. Sabemos que Jesús leyó y explicó a Isaías en la sinagoga de Nazaret. Sabemos también cómo comprendió las Escrituras y cómo a través de ellas se comprendió a sí mismo y su misión. Como lector del libro y él mismo como Libro, después de su glorificación concedió este carisma de lectura a sus discípulos, a la Iglesia y también a nosotros. Desde entonces, gracias al Espíritu, que actúa en la Iglesia, toda lectura del Libro sagrado es participación de este don de Cristo. Somos movidos a leer la Escritura porque él mismo lo hizo y porque en ella le encontramos a él. Leemos la Escritura en él y con su gracia.

Y debemos concluir que la lectura cristiana de las Escrituras no es principalmente un ejercicio intelectual, sino que, esencialmente, es una experiencia de Cristo, en el Espíritu, en presencia del Padre, como el mismo Cristo está unido a él, cara a cara, orientado a él, penetrando en él y penetrado por él. La experiencia de Cristo fue esencialmente la conciencia de ser amado por el Padre y de responder a este amor con el suyo. Es un intercambio de amor. A través de nuestra experiencia personal, seremos capaces de leer a Cristo-Libro y, en él, a Dios Padre

*

J. Leclercq,
Ossa humiliata,
Seregno 1993, 65-85, passim

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

Año de la Biblia. Marzo: El Evangelio de Mateo

Lunes, 2 de marzo de 2020
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evangelio-de-mateoAntes de inciar la lectura (o relectura) de cualquier libro de la Biblia es  conveniente leer la Introducción que cualquier edición hace sobre el autor, época, género literario, y contenido del libro que se va a leer.

El evangelio de Mateo

Mateo escribe para las comunidades judeocristianas, y escribe su evangelio basándose fielmente en el relato de Marcos, en los dichos de Jesús del documento Q, y en algunas fuentes judeocristianas. De este modo compone su evangelio en seis relatos y cinco discursos de Jesús.

Su intención es mostrar a las comunidades cristianas procedentes del judaísmo que el mensaje de Jesús no es una ruptura con el judaísmo sino su perfecto cumplimiento. “No penséis que yo he venido a a nular la ley de Moisés o las enseñanzas de los profetas. No he venido a anularlas sino a darle su verdadero significado” (Mt 5,17 Biblia Traducción Interconfesional).

Sus comunidades, que probablente habían sido ya expulsadas de las sinagogas, se sentían las verdaderas herededas de las promesas judías, en contradicción con los fariseos, y esta situación se refleja en las  disputas de Jesús con los fariseos en los relatos de Mateo.

El obispo episcopaliano Johnm Shelby Spong pone de manifiesto el estilo judío del evangelio de Mateo,  que presentó su relato en paralelo y como cumplimiento de los acontecimientos proféticos del Antiguo Testamento, así como el ejemplo y la superación de los grandes personajes, especialmente de Moisés. Sus comunidades entendían espontáneamente estas alusiones, porque las tenían grabadas en su imaginación; en cambio las comunidades de cristianos procedentes del paganismo interpretaron literalmente los relatos de Mateo, porque desconocían sus antecedentes bíblicos; y sus interpretaciones han prevalecido en la historia de la Iglesia.

Mateo era consciente de la tensión entre las comunidades judeocristianas de Santiago y las paganocristianas de Pablo, y ve la necesidad de mantener la unidad en la figura de Pedro. Es el único evangelista que relata la entrega de las llaves del Reino a Pedro, episodio intercalado (y un tanto incoherente) en el conjunto del relato, como puede apreciarse comparando Mt 16,13-23 con Mc 8,27-30 y Lc 9,18-22.

En Marcos, Pedro reconoce a Jesús como mesías triunfante, hijo de David, y esto es coherente con su intento de disuadirle de que se arriesgue a ir a Jesulén. Lucas evita descalificar a los discípulos y omite este intento de disuadir a Jesús. Mateo es el único que atribuye a una inspiración del Padre el reconocimiento de Jesús como mesías, pero resulta incoherente que a renglón seguido Pedro trate de disuadir a Jesús de seguir su camino.

No tienen que extrañarnos estas diferencias de interprretación porque el evangelio no es un código cerrado sino una invitación al amor incondicional, y unas orientaciones para que escuchemos a nuestra conciencia con la resonancia de los signos de los tiempos (de las situaciones de cada comunidad). Un código cerrado sería volver al fariseísmo que Jesús denunció. El mensaje de Jesús es amor sin límites; cumplir los diez mandamientos (o los cuarenta) nos evita tener que ir más allá.

Que se hayan conservado cuatro evangelios canónicos (aceptados por la comunidad de comunidades), con sus diversas interpretaciones y sus contradicciones, nos evita caer en una interpretación literal de un solo evangelio.

De Marcos aprendimos el realismo y el apasionamiento radical por la buena noticia de Jesús. De Mateo podemos aprender un sereno equilibrio para mantener la unidad, tan necesaria en estos momentos.

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Lecturas recomendadas

Xabier Pikaza: El evangelio de Mateo, ed. verbo divino 2019. Exégesis y comentario teológico. Pikaza recoge la memoria de los duros conflictos antiguos, sabiendo que allí donde se dice Jesús se está diciendo Iglesia. Conflictos que deben resolverse en comunión de vida y en diálogo con las iglesias judeocristianas y paulinas, apelando al testimonio de Pedro y de los Doce.

José Luis Sicre: El evangelio de Mateo, un drama con final feliz. Ed. Verbo Divino (La casa del Libro tiene una edición digital). La intención de este comentario es ayudar a descubrir el proceso que llevó a Jesús hasta la muerte, acompañándolo, a veces sin entender mucho, como los discípulos; escandalizándonos en ciertos momentos, como los fariseos; desconcertados, como las mujeres ante la tumba; cumpliendo, entre dudas y entusiasmo, la misión final que nos encarga, convencidos de que él está con nosotros hasta el fin del mundo.

John Shelby Spong: El evangelio de Mateo (versión digital facilitada por la Asociación Marcel Légaut)

Rafael Aguirre y otros. Guía de Lecturas de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Ed evd 2014. Estructura de cada evangelio con breves explicaciones de cada sección, que introducen a una lectura personal.

 

Vídeos recomendados

Pope Godoy: El evangelio de Mateo. Hasta hace poco se pensaba que era el evangelio más antiguo. Por eso gozó de mucho prestigio y es el más leído y más comentado en la tradición cristiana. Pope hace una interesantísima comparativa entre Mateo y Marcos, que pone de relieve las peculiaridades de Mateo y nos aporta luces para reconocer un poco mejor la figura de Jesús y su mensaje.

Gonzalo Haya: Contradicciones en los Evangelios. Estamos tan acostumbrados a los pasajes del evangelio, que seguramente no somos conscientes de las grandes contradicciones que hay entre los evangelistas, e incluso entre dos textos de un mismo autor. Reflexionar sobre ellas nos hace descubrir qué tipo de verdad quieren comunicar los relatos evangélicos o qué concepto tenían de la historia.

José Luis Sicre: Entorno histórico y sociológico de Jesús. El autor nos brinda un magnífico resumen para describir el contexto social de la vida de Jesús. Recurre a los relatos de historiadores para describir lo que es vivir bajo por la dominación romana o la situación en Galilea. Muy interesante también el capítulo en el que aclara las diferencias entre los celosos, el grupo de Judas el Galileo, los sicarios y los zelotes. Por último, siguiendo la tipología de Lenski para las sociedades agrarias, describe la sociedad en tiempos de Jesús y cada una de las clases sociales.

José Arregi: Bienaventurados los pobres (I). Hay gran consenso en afirmar que el Reino de Dios es el núcleo del mensaje de Jesús. Estudiando el lenguaje que utiliza al hablar del Reino descubrimos un gran paralelismo con la Religión Imperial. La subversión de los cristianos fue negar esas atribuciones al Emperador para dárselas a Jesús. No debería negarse la intención política del mensaje de Jesús. ¿Qué pasaría si de verdad reinara Dios? Que las viudas, los huérfanos y los extranjeros no estarían desprotegidos, porque su Rey mira los corazones de todos los hombres y no rechaza a nadie. En el Reino de Dios reina la Justicia y todos sin excepción son atendidos.

José Arregi: Bienaventurados los pobres (II). La revolución política de Jesús se basa en una revolución o inversión de valores. En sus parábolas y sobre todo en las bienaventuranzas, Jesús atribuye a los pequeños, los valores que se suelen atribuir a los grandes. Cuando afirma que son bienaventurados los pobres, no está haciendo exaltación de la pobreza, sino que son bienaventurados porque van a dejar de ser pobres. El Reino de Dios se está llevando a cabo, sin que sepamos cómo, al igual que crece la semilla.

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Año de la Biblia. Febrero: el Evangelio de Marcos

Viernes, 28 de febrero de 2020
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evangelio-de-marcosPor error, no lo publicamos al comienzo del mes, pero sigue siendo válido…

Importancia

Comenzamos nuestra lectura de la Biblia por los evangelios, porque  Cristo, el Mesías, es el cumplimiento de toda la Escritura y la clave que nos permitirá interpretarla. La evolución de la conciencia bíblica fue perfilando la figura del Cristo (el ungido, el Mesías), con borradores más o menos acertados, y no pocas veces con borradores contaminados. Desde la cúspide miramos los caminos recorridos con sus avances y sus retrocesos.

Y de los evangelios, iniciaremos con el evangelio de Marcos que fue la primera biografía escrita de Jesús, y que sirvió de base para las posteriores de Mateo y Lucas. La primera biografía escrita, pero no el primer escrito cristiano. Las cartas de Pablo, las auténticas, fueron los primeros escritos cristianos.

Marcos, a quien se atribuye este primer evangelio, conocía aquellos escritos porque acompañó a Pablo, y siguió fundamentalmente su teología, pero aquellos escritos exaltaban al Jesús resucitado, constituido en su resurrección como Señor y Mesías, y no se interesaban en absoluto por la vida  terrenal de Jesús en la fragilidad de la carne. (Rom 1, 1-4; 2Co 5,16-17).

Marcos se separó de Pablo y tuvo la gran inspiración de valorar la vida corporal de Jesús,  considerando la experiencia mística en el Jordán como el momento en que fue declarado hijo de Dios (se sintió con libertad para cambiar la interpretación de Pablo). De este modo, en vez de las consecuencias idealistas de un Cristo resucitado, Marcos pudo ofrecer a las comunidades cristianas la vida de Jesús como ejemplo concreto de cómo vivir el Reino de Dios.

Para elaborar la biografía de Jesús, reunió los testimonios orales o escritos ya existentes y compuso un relato desde la perspectiva de la resurrección, y siguiendo el modelo de los símbolos y relatos (leyendas, curaciones, maná) del Antiguo Testamento.

Características

Antes de iniciar la lectura, conviene leer la introducción que cada Biblia antepone a cada libro sobre el autor, fecha, contexto, y contenido del libro. Nosotros destacamos aquí algunas características de mayor relevancia.

Los relatos originales estaban destinados a ser leídos en las reuniones de las comunidades judeocristianas, y acomodados a sus necesidades; especialmente a evitar un creciente gnoscitismo espiritualista, y a mostrar las exigencias del seguimiento de Jesús.

Marcos presenta un Cristo quizás demasiado humano, apasionado tanto en la violencia como en la ternura, radical, incluso con sus momentos de ira ante la obcecación de los fariseos, y que Mateo y Lucas procuraron suavizar, como explico ampliamente en los videos de Fe Adulta. Sería conveniente confrontar algunos pasajes con sus correspondientes paralelos en Mateo y Marcos (esta referencia suele estar indicada al comienzo de cada pasaje; o, mejor aún, si se dispone de una Sinopsis de los cuatro evangelios, como la de la Sociedad Bíblica Española o la de Desclee de Brouwer).

Marcos termina su evangelio recomendando a los discípulos que vuelvan a Galilea para retomar los caminos de Jesús. Lucas les recomienda que permanezcan en Jerusalén para recibir el Espíritu Santo e iniciar su expansión hasta Roma. ¿Ruptura con Jerusalén (el Templo) o permanencia como punto de partida del naciente cristianismo?

Observar las discrepancias entre los cuatro evangelistas es el mejor antídoto contra una interpretación literalista de los evangelios; no son palabra inalterable de Dios, sino interpretaciones de las primeras comunidades sobre la vida y el mensaje de Jesús, que fueron aceptadas por el conjunto de todas ellas.

Para percibir el mensaje del evangelio no basta con unas orientaciones técnicas, es necesario leerlo pausadamente, atentos al eco que suscita en nuestra conciencia.

Estructura del evangelio de Marcos

1,1-13 Presentación

1,14 a 8,26 Actividad y enseñanza de Jesús por las aldeas de Galilea. Termina simbólicamente con la curación de un ciego y la confesión de Pedro de Jesús como el Mesías.

8,27 a 15,47 Camino a Jerusalén para anunciar la llegada del Reino, y preparación de los discípulos para el rechazo del Sanedrín, su juicio y muerte.

18,1-8 Resurrección, y envío de los discípulos a Galilea (la “casilla de salida”), para reiniciar, como Jesús, su seguimiento.

El Apéndice de 16,9-20 no es de Marcos, y fue añadido por otras comunidades para aceptarlo junto con los otros evangelios.

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Vídeos de la Escuela de Formación de Fe Adulta

Pope Godoy: El evangelio de Marcos. Pope nos da unas claves para entender el mensaje del evangelista, desmonta algunas traducciones erróneas y algunos errores de concepto, y destaca los hallazgos más relevantes de las últimas investigaciones sobre las escrituras. Se trata del evangelio más antiguo de los cuatro. Es el que más detalles aporta y el que mejor describe los sentimientos de Jesús y de los que le rodean. En esta interesantísima clase, Pope nos da unas claves para entender el mensaje que el evangelista ha querido transmitir con su libro. Desmontando algunas traducciones erróneas y algunos errores de concepto, nos comenta algunos pasajes como el Bautismo de Jesús o la Multiplicación de los panes y los peces, destacando de paso los hallazgos más relevantes de las últimas investigaciones sobre las escrituras.

Gonzalo Haya: Marcos ¿un Cristo demasiado humano? I Jesús de Galilea. Gonzalo destaca las características de Marcos al comparar algunos pasajes con los paralelos de otros  evangelistas, que omiten o corrigen algunos detalles.

Gonzalo Haya: Marcos, ¿un Cristo demasiado humano? II Las ocho palabras en la cruz. Son especialmente significativas las palabras de Jesús en la cruz que transmite cada evangelista. Las primeras comunidades no podían comprender que el Mesías libertador muriera crucificado, incluso recordaban la sentencia del Deuteronomio “maldito todo el que cuelga de un leño”; por eso necesitaban buscar una explicación acorde con la Biblia.

José Arregi: Bautizados por Juan (I). El hecho del Bautismo de Jesús es muy revelador si se analizan las versiones de los diferentes evangelios. Que Juan bautizara a Jesús resultaba difícil de entender para las primeras comunidades cristianas y resulta clave para entender cómo la idea sobre la humanidad y la divinidad del Nazareno no fue la misma desde los primeros siglos.

José Arregi: Bautizados por Juan (II). Otra reflexión a la que invita la lectura del Bautismo de Jesús es la revisión del concepto de pecado y pecado original, que no ha sido igual a lo largo de los siglos y cuya desviación más influyente tiene su origen en San Agustín. También comenta las imágenes del Bautismo y su simbología para nosotros, cristianos del siglo XXI. Para terminar hay un interesante diálogo con los asistentes.

Lecturas recomendadas

Gonzalo Haya: Volver al Jesús de Galilea. Comentario y exegesis al evangelio de Marcos.  Exposición relativamente breve de todo el evangelio que recoge lo más importante de la exégesis actual, y con referencia a las discrepancias con los textos paralelos de los otros tres evangelios canónicos. Ed Fe Adulta 2015.

Xabier Pikaza: El evangelio de Marcos. La buena noticia de Jesús. Análisis exegético, amplio comentario teológico de cada pasaje, y un estudio introductorio sobre Marcos y las comunidades cristianas de su entorno. Ed. Verbo divino 2012.

Salvador Santos: Un paso un mundo. Exposición del evangelio de Marcos bien documentada pero en lenguaje coloquial, con especial atención al compromiso social. Ed El Almendro 2009 agotada. Acceso libre a un resumen en http://www.atrio.org/un-paso-un-mundo/.

Juan Mateo y Fernando Camacho: El evangelio de Marcos. Especial atención al análisis lingüístico y al sentido sociorreligioso, aplicable actualmente. Ed. El Almendro 2008.

Mercedes Navarro: Marcos. Amplio análisis de cada pasaje con atención a sus implicaciones culturales y psicológicas, en un estilo sencillo y pedagógico. Ed. Verbo divino 2006.

 

Lecturas online recomendadas:

Introducción al evangelio de Marcos, Patxi Loidi

Evangelio y no-dualidad, Enrique Martínez Lozano

Los milagros de Jesús, Fray Marcos

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“Adecentando al indecente”, por Carlos Osma

Lunes, 3 de febrero de 2020
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soldado romanoDe su blog Homoprotestantes:

Hay veces que me pregunto cómo es posible que architeólogos y viceteólogas que se han estrujado el cerebro estudiando en las más prestigiosas facultades de teología con sello evangelical, se atrevan a decirnos que la única posibilidad de leer la Biblia es al pie de la letra y que todo lo demás son engaños de munditeólogos y femiteólogas liberales que no tienen otra cosa que hacer que engañar al personal. Y es que sinceramente considero que, sin necesidad de una formación teológica superior, únicamente sabiendo leer y teniendo un mínimo de sentido crítico, uno se da cuenta ojeando la Biblia de que ni siquiera sus propios autores le dieron demasiada importancia a eso de la literalidad.

Hay un milagro de Jesús en el evangelio de Juan que siempre me ha llamado la atención: la curación del hijo del oficial de Herodes Antipas[1]. Y no es por que tenga la extraña característica de ser un milagro a distancia (Jesús sana al hijo del oficial a 39 Km), sino porque cuando uno lee la misma historia en Mateo[2] o Lucas[3] las divergencias son tan notables que podemos llegar a dudar de que se trate del mismo hecho. La justificación que dan algunos especialistas es que Juan utilizó una tradición distinta del milagro que Mateo y Lucas. Vamos, que antes de que todo lo relacionado con la vida de Jesús se pusiera por escrito, sus enseñanzas, acciones, su vida y muerte, se fue transmitiendo de forma oral. Y esa tradición oral, además de diversa, no estaba tan interesada por la literalidad como nuestros hermanos y hermanas evangelicales, sino que su función era concretamente llevar el mensaje del evangelio (las buenas noticias) a cualquier persona.

En ocasiones al presentarnos a mi marido y a mí a alguien lo hacen diciendo: “Este es Manel y Carlos, su compañero”. La palabra compañero es un buen comodín, sirve para tantas cosas que en el imaginario de la persona que recibe la información puede querer decir que trabajamos en el mismo sitio, que somos amigos, o que estamos casados (por poner tres ejemplos). Otras veces, si quien presenta considera que está en territorio hostil nos definirá como “amigos”, que es bastante más vago, y difícilmente hará que se nos clasifique como un matrimonio. Y si por alguna razón nos presentan como “Manel y Carlos” a secas, puede que la otra persona acabe por preguntarnos: ¿Qué sois, hermanos? Con todo lo que tanta gente ha luchado por el derecho al matrimonio, y con lo que nos ha costado a nosotros, creo que no utilizar la palabra marido es una ofensa.

He explicado todo esto porque en el milagro del hijo del oficial pasa algo muy parecido, los evangelistas parece que tienen discrepancias a la hora de aclarar que relación tienen dos hombres. Mateo y Lucas no toman este relato del evangelio de Marcos que es el primero que se escribió y no lo contiene, sino que lo más probable lo hicieron de otra fuente que los especialistas llaman fuente Q. Mateo dice que quien pide el milagro a Jesús es un oficial romano (centurión), y lo pide para su criado (pais). El significado de esta palabra puede ser siervo, hijo, o amante, y teniendo en cuenta que generalmente las tropas romanas vivían lejos de su familia, quien lo escuchara pensaría que era su siervo y/o su amante. Que Lucas no era literalista, y que se dio cuenta de lo que significaba la palabra “pais”, queda claro porque intenta ser algo más ambiguo y la traduce como siervo (doulos), que carece de la connotación sexual. Sin embargo, quizás para mantener cierta ambigüedad, afirma que el centurión “amaba mucho a su siervo”. Pero, ¿qué es lo más escandaloso de esta historia? ¿qué Jesús sanara al amante de un centurión, un pagano al servicio del Impero Romano que oprimía a los israelitas? ¿o qué Jesús sanara al amante de otro hombre?

A la fuente de la que se sirvió Juan[4] para escribir su relato parece que le ponía más nerviosa lo segundo que lo primero. Por eso se salta la santa literalidad y decide convertir al “país” o al “doulos” en hijo (huios), y como los centuriones no vivían con su familia, pues el centurión pasa a ser un oficial de Herodes Antípas. De esta forma, haciendo que la relación entre los dos hombres sea familiar, se acababa cualquier connotación sexual. Que quien pide un milagro a Jesús sea un indecente pagano y que Jesús se lo conceda, tiene un pase, incluso una intención teológica que hace que el cristianismo pueda expandirse por todo el mundo, pero toda indecencia tiene un límite incluso para los indecentes. Y parece que un centurión que amaba a su siervo, superaba con creces los límites de algunos cristianos.

Sin embargo, todo este adecentamiento del milagro del centurión-oficial del rey chirría con el mensaje que Juan quiere dar con el milagro, y que pone en boca de Jesús: “Si no veis señales y prodigios, no creéis”. Y es que el protagonista del milagro, el oficial, es el ejemplo de una persona que tienen fe, que cree en Jesús, y por eso se acerca a pedir el milagro para quien ama. No necesita nada más, no exige ver para poder creer, él ya cree, y es exactamente eso lo que quiere destacar el evangelio de Juan de él para ponerlo como ejemplo para el resto de la comunidad cristiana. Si es la fe sola lo que pide Juan, creo que no hace falta adecentarlo un poco para que sea merecedor de la acción de Jesús. Y si es fe impulsada por el amor a un ser humano que sufre, no es necesario que ese amor sea decente a los ojos de los demás. No hacen falta señales, no es necesario aferrarse a la literalidad de los textos bíblicos para saber en qué creer. Nuestro centurión primero, y nuestro oficial después, son ejemplos claros de que lo importante es la fe, una fe cuyo origen es el amor a los seres humanos y la meta la manifestación del amor de Dios.

Carlos Osma

Notas:

[1] Jn 4, 43-54

[2] Mt 8, 5-13

[3] Lc 7,1-10

[4] Me refiero a la comunidad joánica.

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“La otra Navidad”, por Jesús Peláez.

Viernes, 10 de enero de 2020
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navidad-maximino-cerezoApuntes “académicos” en torno al Belén

Bajo este título voy a dar unas pinceladas breves sobre la historicidad de los datos que los evangelios dan sobre el nacimiento de Jesús y sobre su familia.

Frente a la escasez de noticias sobre Jesús por parte de los historiadores judíos o greco-romanos, el Nuevo Testamento, en general, y los evangelios sinópticos, en particular, dan abundantes noticias sobre Jesús, aunque resulte difícil saber con certeza qué es lo histórico o no en ellos, pues los evangelios no son libros de historia y lo que allí se dice de Jesús es una recreación de su figura a la luz de la fe de los primeros cristianos y de las Sagradas Escrituras judías.

Con todo se pueden enumerar algunos datos que los historiadores consideran razonablemente aceptables desde el punto de vista histórico.

Lo que nos cuentan los evangelios de la infancia de Jesús en los dos primeros capítulos de los evangelios de Mateo y Lucas no son relatos históricos, sino una especie de catequesis sobre los primeros años de la vida de Jesús, nombre este bastante común entre los judíos, en hebreo Yehoshua (Yahvé salva). Así se llamaba el autor del libro del Eclesiástico, y el caudillo (Josué= Jesús) que condujo al pueblo de Israel hasta la tierra prometida.

Son dos los evangelistas que hablan del nacimiento e infancia de Jesús: Mateo y Lucas.

En el Evangelio de Mateo, José es el protagonista que salva a su familia, llevándola a Egipto como el patriarca José en el libro del Génesis (cc. 45-46) lo había hecho con la suya. Como el faraón mandó matar a los primogénitos de Egipto, Herodes manda matar a los niños de Belén y alrededores. Como Moisés sacó al pueblo de la esclavitud de Egipto, Jesús sacará al pueblo de la esclavitud de la muerte para llevarlos a la tierra prometida de la resurrección.

El evangelio de Lucas (cc. 1 y 2), por su parte, no sabe casi nada de esta historia de la infancia de Jesus en el evangelio de Mateo. Este presenta dos historias paralelas: la del anuncio y nacimiento de Juan Bautista y Jesús. En el centro del relato de Lucas se narra el encuentro entre María e Isabel. En el evangelio de Lucas, la protagonista es María y no José.

Entre estos dos evangelios hay dos puntos en común: el nacimiento de Jesus en Belén y la concepción virginal de María; poco más. Lucas no sabe nada de los magos y Mateo nada de los pastores. Para Mateo, Jesús nace en tiempos del rey Herodes y para Lucas con ocasión del censo de Quirino que mandó que cada uno fuese a inscribirse en su ciudad.

Con ambos relatos, entendidos casi al pie de la letra, como si de hechos históricamente acaecidos se tratase, se han montado los belenes de Navidad.

LA OTRA NAVIDAD

2 ¿Nacimiento en Belén o en Nazaret?

Belén (= Bet-lehem: casa del pan o casa de “Lahmu”, divinidad acádica) era una aldea rodeada de estepas desérticas, a unos siete kilómetros de Jerusalén, la capital. Miqueas (5,1) lo había profetizado: «Pero tú, Belén de Éfrata, eres la más pequeña entre las aldeas de Judá; de ti sacaré al que ha de ser jefe de Israel…». El evangelista Mateo cita esta profecía con algunas correcciones: «Y tú Belén, tierra de Judá», no «eres» ni mucho menos «la última de las aldeas de Judá». Para él, la aldea se crece porque nacerá en ella el jefe de Israel.

En contra de lo que dicen los evangelios, creemos que Nazaret y no Belén pudo haber sido el lugar del nacimiento de Jesús, dato que puede estar influenciado por el hecho de que a Jesús se le presenta como Mesías, sucesor de David, rey que nació en Belén (cfr. 1Sam 16)). Sin embargo, llama la atención que nunca más se cite a Belén en el resto del Nuevo Testamento y se diga que Jesús era de Nazaret o se le aplique el adjetivo “nazareno” o “nazoraios”, palabra esta que puede significar “retoño de Jesé, o descendiente legítimo de Jesé del que provendría el Mesías”.

La infancia de Jesús transcurrió en Nazaret, y si a este se le cita como Jesús de Nazaret y no de Belén (Jn 1,46; 7,41; Mc 6,1-6) – en tiempos de Jesús se nombraba a la gente por el lugar de su nacimiento- tal vez, al hacerlo nacer en Belén, los evangelistas Mateo y Lucas (los únicos que afirman esto) están pensando en que Jesús sería como David, rey, haciéndolo nacer en Belén, lugar del nacimiento del David.

Nada dicen los evangelios del día y mes del año de su nacimiento, ni siquiera del lugar exacto: lo del portal, la cueva o la gruta no aparece en ellos; por supuesto que tampoco el buey y la mula -con función de calefacción natural de otras épocas- pertenecen al relato evangélico. No sabemos la fecha del nacimiento de Jesús, pero es muy probable que naciese antes del fallecimiento del rey Herodes, el Grande (año 4 a. C.) en torno al año 5 ó 6 a. C. Fue el monje bizantino Dionisio el exiguo el que estableció el calendario cristiano frente al calendario diocleciano imperante. Este monje se equivocó de 4 a 7 años en la datación del reinado de Herodes el Grande, haciendo que Jesús naciese el año 753 de la Fundación de Roma, cuando debió suceder hacia el 746.

Desde el siglo IV, los cristianos decidieron celebrar el nacimiento de Jesús el día en que los romanos celebraban la fiesta del solsticio de invierno (24-25 de diciembre), día de Mitra, dios solar de Persia, adoptado por los romanos. En este día, el sol alcanza, en su movimiento aparente, su distancia máxima de la tierra y comienza a acercarse a ella aumentando su intensidad. El dios ‘sol invicto’ recibía en aquella fecha toda clase de cultos y ofrendas. Los cristianos sustituyeron el ‘Astro Sol’ por el ‘Sol de Justicia-Jesús’, que se acerca a los hombres. Nació así nuestra fiesta de Nochebuena y Navidad, que coincide también con el presunto nacimiento de Mitra, dios del sol.
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