Comentarios desactivados en El cardenal arzobispo de Viena Cristoph Schönborn afirma que “La Iglesia es una madre, y una madre no rechaza una bendición”.
El cardenal arzobispo de Viena se suma al rechazo por la nota de Doctrina de la Fe
“No me ha gustado esta declaración de Doctrina de la Fe por la sencilla razón de que el mensaje que dejó en los medios de comunicación de todo el mundo fue sólo un ‘no’”
“La Iglesia es Mater et Magistra (Madre y Maestra) y debe enseñar, pero es ante todo una madre ha de ser una madre para todos los hijos de Dios”
| Jordi Pacheco
Christoph Schönborn, cardenal arzobispo de Viena, suma su voz a las muchas que han expresado desacuerdo ante la negativa de Roma a abrir la puerta a las bendiciones de las uniones gais. “Muchas madres bendicen a sus hijos. Mi madre sigue haciéndolo a día de hoy. No salgo de casa sin que ella me bendiga. Una madre no rechazará una bendición, aunque su hijo o hija tenga problemas en la vida. Al contrario”, ha expresado el prelado a través del semanario diocesano Der Sonntag, publicado hoy.
Teólogo dominico, a sus 76 años Schönborn fue encargado de presentar la exhortación apostólica Amoris Laetitia y goza de una alta estima por parte de Francisco, por lo que sus palabras pueden influir en gran medida sobre el debate generado por la polémica decisión del dicasterio que marca la doctrina católica.
“No me ha gustado esta declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe —afirma Schönborn—. Por la sencilla razón de que el mensaje que dejó en los medios de comunicación de todo el mundo fue sólo un “no”. Y esto es un “no” a la bendición, algo que a muchos les duele en el fondo, como diciendo: “Madre, ¿no tienes una bendición para mí? Después de todo, yo también soy tu hijo”.
La Iglesia, advierte Schönborn, “es Madre y Maestra” y debe, por tanto, “enseñar” pero es ante todo una madre”. La intransigencia eclesial en materia de diversidad sexual es lo que hace, para el arzobispo de Viena, que muchas personas homosexuales y creyentes se preguntan precisamente si la Iglesia es una verdadera madre para ellas y no pueden menos que sentirse rechazadas.
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El presidente de los obispos alemanes admite la “incomprensión” de los católicos al veto de Roma a la bendición de parejas gay
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Bätzing comparte “expresamente” las dudas frente al ‘Responsum’ de Doctrina de la Fe
El obispo de Limburgo denuncia la “autoinmunización” de algunos eclesiásticos a los cambios doctrinales en la Iglesia, y lamenta que el ‘Responsum’ “no podrá contar con una amplia aceptación” por parte de los católicos
Para declarar “el valor esencial del matrimonio no es necesario devaluar otras formas de pareja, que obviamente también existen”.
El ‘Responsum‘ de Doctrina de la Fe prohibiendo las bendiciones a parejas gay ha levantado una sonora polvareda en buena parte del orbe católico, especialmente en Alemania, inmersa en un ‘Camino Sinodal’ cuyos resultados pueden afectar a toda la Iglesia. Y sus jerarcas no han permanecido al margen del debate.
Así, el presidente de la Conferencia Episcopal, Georg Bätzing, ha publicado una entrevista en la web de la diócesis de Limburgo, que recoge Katolisch.de en la que afirma compartir “expresamente” la “incomprensión” de buena parte de los católicos ante el veto de Doctrina de la Fe. Aunque admite que el ‘Responsum’ recoge “la doctrina conocida”, Bätzing insiste en que “no podrá contar con una amplia aceptación, ni con el correspondiente cumplimiento”.
“Un documento que, en su argumentación, se cierra tan descaradamente a un progreso del conocimiento de carácter teológico y humano-científico llevará a que la práctica pastoral lo ignore“, señaló, textualmente, el presidente de los obispos alemanes, quien también reclamó una “reevaluación” del valor de las parejas del mismo sexo, y un mayor desarrollo de la moral sexual de la Iglesia.
Porque, explica el prelado, para declarar “el valor esencial del matrimonio no es necesario devaluar otras formas de pareja, que obviamente también existen”. “Es una cuestión compleja“, destacó Bätzing, quien añadió que “hay muchas personas que viven en parejas responsables, fieles y solidarias sin tener un matrimonio en el sentido cristiano”.
Al tiempo, y haciéndose eco de las palabras del Papa por los 150 años de San Alfonso de Ligorio, el obispo de Limburgo criticó la “autoinmunización contra cualquier cambio en la doctrina de la Iglesia”, pese a que la realidad “sabe que es muy posible y que ha tenido lugar de muchas maneras”. Este tipo de vetos, lamentó el prelado, “es sorprendente”, y lleva a que “los fieles carezcan de orientación en cuestiones de ética sexual y de una comprensión personal de la pareja”.
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El presidente de los obispos austríacos reclama “un acompañamiento ritual” para las parejas homosexuales
Franz Lackner: “Merecen respeto y una respuesta positiva de la Iglesia”
“No debemos dejar solos a las parejas homosexuales ahora”
“La Iglesia debe encontrarse con la gente de hoy tanto como sea posible”
“Si en las relaciones homosexuales se viven valores como el amor, la amistad, el cuidado o la responsabilidad, esto merece respeto y una respuesta positiva de la Iglesia. Cuesta creer que la Iglesia no permita ningún acompañamiento ritual”. El presidente de los obispos austríacos, Franz Lackner, ha reclamado que “no debemos dejar solos a las parejas homosexuales ahora”, después de la polémica nota de Doctrina de la Fe.
En una declaración pública, Lackner recalcó que “no preveía” un ‘Responsum‘ como el firmado por Ladaria hace diez días, especialmente después de las discusiones planteadas en Roma, desde distintos episcopados, para “abordar los deseos y necesidades de las parejas del mismo sexo”.
“El principio fundamental de mi lucha teológica fue y es: la Iglesia debe encontrarse con la gente de hoy tanto como sea posible”, recalcó el prelado, quien insiste en que, aunque para la Iglesia católica la forma de convivencia ideal “es el matrimonio entre hombre y mujer, el lugar donde se produce la transmisión de la vida“, en “las uniones entre personas del mismo sexo “se pueden experimentar algunas, pero no todas, las dimensiones del matrimonio”, y que es preciso “hablar con las parejas afectadas por la decepción que les ha causado” la decisión de Doctrina de la Fe.
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Contundente respuesta de 212 profesores y teólogos alemanes a Doctrina de la Fe
“Con el ‘Responsum’, el Magisterio socava su propia autoridad”
Los docentes denuncian la falta de “profundidad teológica, comprensión hermenéutica y rigor argumentativo” del documento firmado por Ladaria
“El texto se caracteriza por un gesto paternalista de superioridad y discrimina a las personas homosexuales y su estilo de vida. Nos distanciamos rotundamente de esta postura”
“Reconocemos expresamente (las bendiciones a parejas homosexuales) como prácticas a valorar”
“La ‘Nota explicativa’ del responsum y el ‘Comentario’ publicado con él carecen de profundidad teológica, comprensión hermenéutica y rigor argumentativo. Si se ignoran y no se reconocen los conocimientos científicos pertinentes, como ocurre en el documento, el Magisterio socava su propia autoridad“. Un total de 212 profesores y teólogos alemanes han publicado una contundente respuesta a la prohibición de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la bendición de parejas homosexuales.
El documento, hecho público hoy, denuncia el “gesto paternalista de superioridad” de un texto que “discrimina a las personas homosexuales y su estilo de vida”. “Nos distanciamos rotundamente de esta postura”, subraya la declaración que asume “que la vida y el amor de las parejas del mismo sexo no valen menos ante Dios que la vida y el amor de todas las demás parejas”.
“En muchas comunidades, los sacerdotes, diáconos y otros agentes de pastoral reconocen a las personas del mismo sexo, celebrando incluso ritos de bendición para las parejas del mismo sexo y reflexionando sobre las formas litúrgicas adecuadas de tales celebraciones”, finaliza el texto, que culmina señalando que “las reconocemos expresamente (las bendiciones a las parejas homosexuales) como prácticas a valorar”.
Este es la declaración íntegra:
El lunes 15 de marzo de 2021, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó un responsum, en el que niega la posibilidad de bendecir por la iglesia las uniones entre personas del mismo sexo. Como profesores de teología católica, nos posicionamos al respecto.
La “Nota explicativa” del responsum y el “Comentario” publicado con él carecen de profundidad teológica, comprensión hermenéutica y rigor argumentativo. Si se ignoran y no se reconocen los conocimientos científicos pertinentes, como ocurre en el documento, el Magisterio socava su propia autoridad.
El texto se caracteriza por un gesto paternalista de superioridad y discrimina a las personas homosexuales y su estilo de vida. Nos distanciamos rotundamente de esta postura. Por el contrario, asumimos que la vida y el amor de las parejas del mismo sexo no valen menos ante Dios que la vida y el amor de todas las demás parejas.
En muchas comunidades, los sacerdotes, diáconos y otros agentes de pastoral reconocen a las personas del mismo sexo, celebrando incluso ritos de bendición para las parejas del mismo sexo y reflexionando sobre las formas litúrgicas adecuadas de tales celebraciones. Las reconocemos expresamente como prácticas a valorar.
Comentarios desactivados en Un párroco italiano se niega a bendecir palmas y ramos de olivo en protesta por la negativa de bendecir uniones gais
Giulio Mignani se suma al rechazo de lo que considera una “prohibición absurda”
En 2017, el sacerdote se había expresado a favor de las uniones entre homosexuales y lesbianas por lo que desde algunos sectores se había pedido incluso que le apartaran del sacerdocio
29.03.2021 | RD/EFE
El párroco de la pequeña localidad de Bonassola, en Liguria (noroeste de Italia), Giulio Mignani, no quiso bendecir las palmas y ramos de olivo la misa de este domingo como forma de protesta después del reciente documento del Vaticano que prohíbe la bendición de las uniones entre parejasdel mismo sexo.
El cura, conocido ya por algunos gestos que han levantado polémica, explicó en su sermón su protesta ante una Iglesia que, dijo, “ha bendecido las armas y hoy ¿cómo prohíbe la bendición de una pareja que se ama sólo por ser homosexual?”, informan hoy los medios italianos.
En 2017, el sacerdote se había expresado a favor de las uniones entre homosexuales y lesbianas por lo que desde algunos sectores se había pedido incluso que le apartaran del sacerdocio. Este domingo, según la prensa italiana, Don Giulio explicó que la bendición de las palmas está “ligada a la procesión en memoria de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén” y, al no poder hacer esta procesión por las reglas anti-COVID, no tenía sentido bendecir las palmas.
Y luego añadió que estaba muy feliz de su decisión de no bendecir las palmas y los olivos porque se producía pocos días después de la publicación del documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el que se consideraba ilícito bendecir las uniones homosexuales.
El sacerdote confirmó que, por tanto, no bendecir los ramos de olivo era una forma de protesta ante lo que consideró una “prohibición absurda” y, aún más grave, “el hecho de que su amor sigue siendo llamado pecado”, como se escribe en el documento vaticano, aprobado por el papa Francisco.
Comentarios desactivados en Lewis Hamilton “se solidariza con la comunidad LGBT +” después de la “inaceptable” prohibición del Vaticano de las uniones entre personas del mismo sexo
Lewis Hamilton ha descrito la prohibición del Vaticano de que los sacerdotes bendigan las uniones entre personas del mismo sexo como “inaceptable”.
El lunes (15 de marzo), la Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a la pregunta de bendecir las uniones entre personas del mismo sexo en nombre del Vaticano e insistió en que Dios “no bendice el pecado”.
Hamilton, que es católico, usó Instagram para expresar su frustración por la decisión del Vaticano, compartiendo una publicación de Elton John que decía: “¿Cómo puede el Vaticano negarse a bendecir los matrimonios homosexuales porque ‘son pecado’, pero felizmente obtener ganancias de invertir millones en Rocketman, una película que celebró el hecho de que encontré la felicidad de mi matrimonio con David “.
Junto a la publicación de John, el piloto siete veces Campeón del Mundo de Fórmula Uno escribió: “Solidarándonos con Elton John y toda la comunidad LGBTQ + en este tema. Es inaceptable que en esta época, alguien deba enfrentar prejuicios o discriminación por la persona que ama, especialmente en el nombre de Dios, quien nos dice que nos ama a todos por igual. Es increíblemente triste que muchos ahora sientan que tienen que elegir entre su fe y ser su verdadero yo, y quiero que mis seguidores sepan que estoy contigo y te apoyo, y que mereces la felicidad. El amor es amor, no dejes que nadie te diga lo contrario”.
Hamilton habló sobre su fe católica cuando fue entrevistado por Serena Williams para Interview Magazine en 2017, y explicó que para él, su religión se trata de elevar a los demás.
Dijo: “Solía sentirme inseguro sobre el hecho de que soy católico y que tengo una relación con Dios. No fue hasta que llegué a la Fórmula Uno que realmente comencé a abrazarlo y a sentirme cómodo mostrándolo. Hay una cita de Marianne Williamson: ‘No hay nada ilustrativo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor’. Tengo eso tatuado en mi pecho.
“Ella continúa diciendo: ‘Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros. No es solo en algunos de nosotros; está en todos. Y cuando dejamos que brille nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para que hagan lo mismo.
“A medida que nos liberamos de nuestro propio miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás”.
Comentarios desactivados en “Mi Iglesia, Señor, es la que sigue discriminando a homosexuales, a mujeres, a laicos”
(Dibujo de Agustín de la Torre)
Carta abierta de un clérigo homosexual católico, que no reniega de la Iglesia
“Es la mega institución incapaz de moverse un milímetro, aterrada de perder el poder terrenal, la que esconde abusos y la corrompida por el dinero”
“Pero Señor, tu Iglesia, que es mi madre, también es amor y acogida. Es una Iglesia que no juzga, abre los brazos para amar, escucha la voz de las mujeres y empieza a hacerles hueco, su hueco necesario, despacio, es verdad”
“Es la Iglesia que te pide que la hagas instrumento de tu paz, la que ora ante una basílica derruida en Mosul, la Iglesia de las Bienaventuranzas y de tu preferencia por los más pequeños”
“Es la Iglesia que está en salida, la que trabaja por la fraternidad y la que cuida tu Creación, es la Iglesia de los márgenes y es la Iglesia de la Misericordia”
“Soy tuyo. Todo yo. Con mis pecados, pero también con esos ínfimos destellos de santidad que tenemos todos tus hijos e hijas”
Su Eminencia, un señor que tiene constantemente al Espíritu de Dios sobre su cabeza, que para eso viste sotana y fajín de seda roja, ha hablado, ha sentenciado una vez más, siempre ha sido así, que ese amor desordenado no puede bendecirse, no es digno del amor de Dios, no es posible alabar al Señor con ese amor.
¿Qué pintas tú ahí? No es la primera vez ni el único motivo por el que la pregunta surge en conversaciones con amigos, familia. Y pienso, lo medito, y una vez más, Señor, me pongo ante ti y te lo digo. Porque solo a ti puedo decirte esto. Porque ya conoces lo que voy a decirte.
Mi Iglesia, Señor, es la que sigue discriminando a homosexuales, a mujeres, a laicos. Es la mega institución incapaz de moverse un milímetro, aterrada de perder el poder terrenal, la que esconde abusos y la corrompida por el dinero. Es la Iglesia de curas y monjas señores, de feudalismo contemporáneo, de servidumbre, de “cállate que tú no eres cura”, de púlpitos para arengas políticas.
Es la Iglesia de mármol y piedras preciosas, de Estado, con Jefe de Estado y ministros que se llaman de otra manera, con más boato e incienso, de himnos y revista de tropas. Es la Iglesia de piedra, Señor, inamovible, fría.
Y yo soy parte de ella, de tu Iglesia, y en más ocasiones de las que pienso comparto todo esto con ella. Yo también discrimino, me aferro a mis posiciones, tengo miedo, miro hacia otro lado y abuso, miro mi cartilla como si de ella dependiese mi salvación.
Pero Señor, tu Iglesia, que es mi madre, también es amor y acogida. Es una Iglesia que no juzga, abre los brazos para amar, escucha la voz de las mujeres y empieza a hacerles hueco, su hueco necesario, despacio, es verdad. Es la Iglesia que celebra tu Palabra sin un cura, en Amazonas, en Europa, o donde sea. Es la Iglesia que se reúne en tu nombre, te celebra, te alaba, te pide perdón, te da las gracias.
Es la Iglesia del salmista, capaz de vivir todo contigo, su alegría y su sufrimiento, su espiritualidad y su corporeidad, su santidad y su pecado. Es la Iglesia de tu mirada a Zaqueo, de buscarnos, Señor, de llamarnos y de invitarnos a seguirte. Y también es tu mirada a Pedro después de negarte, esa mirada que nos rompe con su amor extremo, que no somos capaces de comprender desde nuestra limitación tan terrena y tan poco real.
Es la Iglesia que vive su fe de manera popular, sin preguntarse muchas cosas, porque a veces no hace falta, pero también es la que vive en una continua relación de tú a tú contigo, Señor, siendo a veces consciente de la inmensidad de esa relación y otras veces queriéndola utilizar según su conveniencia.
Es la Iglesia que te pide que la hagas instrumento de tu paz, la que ora ante una basílica derruida en Mosul, la Iglesia de las Bienaventuranzas y de tu preferencia por los más pequeños. Es la que te anuncia y recorre en canoas el Amazonas, la que lleva mantas a los campos de refugiados, la que lleva la educación en una pequeña escuela en África, la que cuida a enfermos de sida en Haití, la que da de comer a tantas personas en nuestras propias ciudades, la que ofrece su amor en el momento de la muerte, en la India y en un hospital en plena pandemia.
Es la Iglesia que te reza, confiada, porque solo tú puedes sanar, solo tú puedes liberar, solo tú puedes amar como amas. Es la Iglesia del rosario de mi abuela, la de la liturgia de las horas en un monasterio, es la Iglesia que ve, juzga y actúa, la que desde el desierto te busca y la que camina con tu madre y madre nuestra, la misionera y la que está en salida, la que trabaja por la fraternidad y la que cuida tu Creación, es la Iglesia de los márgenes y es la Iglesia de la Misericordia.
Es mi familia, con tantos colores y tan diversa, pero toda ella tu Iglesia. Es la Iglesia que te canta, y también la que te contempla en el silencio. Esa es tu Iglesia, Señor, la misma que me ha acogido una y otra vez, esa misma que acoge y rechaza. Una madre misericordiosa que sigue castigando. Una Iglesia santa inmóvil en su pecado.
Te sigo buscando, Señor. Te sigo escuchando, Señor. Contigo, nada me puede faltar. Soy tuyo. Todo yo. Con mis pecados, pero también con esos ínfimos destellos de santidad que tenemos todos tus hijos e hijas. Con tu Iglesia. Con nuestra Iglesia. Dios y Señor mío, gracias.
Comentarios desactivados en Monseñor Overbeck: “Necesitamos una nueva visión de la homosexualidad, seria y respetuosa”
El obispo alemán pide modificar posición de la Iglesia ante los homosexuales
El obispo de Essen (oeste de Alemania), Franz Josef Overbeck, pidió revisar la posición de la Iglesia católica ante los homosexuales y rechazo un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe
La doctrina de la Iglesia necesita “una visión más amplia de la sexualidad humana” según Overbeck, quien dice haber recibido cartas de muchos católicos que rechazan la posición oficial de Roma
El obispo sostiene que hay que evitar toda tentación fundamentalista y que, pese al respeto por la tradición, hay que entender ésta a la luz de los tiempos actuales
| RD/EFE
El obispo de Essen (oeste de Alemania), Franz Josef Overbeck, pidió revisar la posición de la Iglesia católica ante los homosexuales y rechazo un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe en contra de la bendición de las parejas del mismo sexo.
“Necesitamos una nueva visión de la homosexualidad, seria y respetuosa”, declaró Overbeck en una carta a las parroquias de su diósesis.
La doctrina de la Iglesia, según Overbeck, necesita “una visión más amplia de la sexualidad humana”.
“La declaración de la Congregación de la Doctrina de la Fe ha ofendido a muchas personas con orientación homosexual. Una posición así no es aceptada en otros tiempos y no se puede pasar por alto lo que piensan los creyentes”, agregó.
Overbeck dice haber recibido cartas de muchos católicos que rechazan la posición oficial de Roma.
El obispo sostiene que hay que evitar toda tentación fundamentalista y que, pese al respeto por la tradición, hay que entender ésta a la luz de los tiempos actuales.
Overbeck, además alude a estudios recientes que muestran que una visión simplificada de la sexualidad humana es parte del origen de las posturas que llevaron a “las horribles casos de abusos en nuestra Iglesia”.
Franz-Josef Overbeck: Ruhrbischof fordert Änderung der Lehre zu Homosexualität https://t.co/8ELDoTqmQA
La Congregación de la Doctrina de la Fe había declarado que la Iglesia no debía bendecir uniones homosexuales.
Antes de Overbeck, un grupo de 300 sacerdotes católicos austriacos se había pronunciado en contra de esa declaración. “Ese decreto ofende a muchos cristianos y cristianas y desacredita el mensaje liberador de Jesús”, dice esa declaración.
“Protestamos vehementemente contra la idea de que las parejas homosexuales que se aman no son parte del plan de Dios”, agrega el documento.
El gran drama de nuestra iglesia es la misma iglesia cuando se empeña en mantener un ritmo desacompasado y desafinado en el concierto de la vida y de sus desafíos
El gran drama de nuestra iglesia es la misma iglesia cuando se empeña en mantener un ritmo desacompasado y desafinado en el concierto de la vida y de sus desafíos. Dice el denostado “Catecismo Holandés” que la iglesia se parece, a veces, a ese corredor cansado que jadea cuando está cerca de la meta y ve que otros corredores la adelantan cuando la meta está ya a la vista. Es verdad que, en los últimos tiempos, sobre todo con el papa Francisco, ha logrado dar algunos pasos adelante que con el papa Juan Pablo II, se habían retrocedido de manera significativa. Con el Papa Francisco las cosas han cogido un cierto ritmo pero no todo el que sería necesario para llegar a la meta al mismo tiempo que la modernidad. La iglesia es profundamente moderna si se le permite ser ella misma a la hora de ser madre y acompañar los gozos y las esperanzas, las alegrías y las tristezas del tiempo que nos ha tocado vivir, como nos había dicho el Concilio Vaticano II.
Y entre esos retos que la iglesia tiene que afrontar, ya mismo, si desea ser madre más que madrastra, están algunos como el papel de la mujer en la iglesia, la misión de los sacerdotes casados, la actitud ante movimientos marginados como la comunidad LGTBI, donde hay tantas personas bautizadas y cristianas por convicción, que no acaban de encontrar su lugar en la iglesia. No porque no lo vean sino porque se lo arrebatan con normas y leyes que no están, precisamente, en el Evangelio.
La Congregación para la Doctrina de la fe acaba de afirmar que
“No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio”
Es decir, que la iglesia, nuestra madre, puede bendecir a los animales el día de san Antón, como ya lo hace en distintos lugares de la geografía española -y es algo muy bonito- pero no puede bendecir la unión en el amor de una pareja porque tiene una tendencia sexual distinta. Y es que seguimos pensando en la idea de que el amor no siempre es un don precioso de Dios, sino que hay amores que los carga el diablo. Y, por otra parte, que sólo el amor procreador es amor en plenitud. Pero hay amores que, a cierta edad, ya no pueden ser procreadores y siguen siendo un amor bendecido y amado por Dios, hasta que la muerte los separe. Si la bendición de uniones homosexuales no puede considerarse lícitas, ¿cómo han de considerarse las uniones heterosexuales que se llevan a cabo por intereses económicos, de prestigio y ambición o, simplemente, de imagen?
El amor, cuando es auténtico, y eso solo Dios los sabe, no puede someterlo nadie a tesituras morales ni, incluso, sexuales. El amor es algo más profundo que lo sexual, aunque sea el sexo la manifestación humana más evidente del amor
El amor, cuando es auténtico, y eso solo Dios los sabe, no puede someterlo nadie a tesituras morales ni, incluso, sexuales. El amor es algo más profundo que lo sexual, aunque sea el sexo la manifestación humana más evidente del amor. No hay tribunal humano que pueda poner límites al amor. Hasta Dios ha querido mostrar su amor a la humanidad en forma de amor humano, sexual, en el “Cantar de los Cantares” y místicos como san Juan de la Cruz, han encontrado en la unión sexual la fuente metafórica más sublime para expresar esa unión íntima entre Dios y la humanidad. Lo sexual, lejos de ser algo sospechoso, es un don de de Dios que nos plenifica y nos humaniza.
Los obispos alemanes, que van en sus reflexiones muy por delante del conjunto de la iglesia, y que nos están invitando a una creciente sinodalidad, han reaccionado de inmediato a esta decisión de la Comisión de la Fe que preside Ladaria, para manifestar que “mantendrán la bendición de las parejas gays porque no hay respuestas fáciles y hay que seguir avanzando”. Y es que, realmente, no hay respuestas fáciles a este tipo de cuestiones. En esta misma dirección se han pronunciado los obispos austríacos.
Yo creo, con mucho respeto y humildad, que la iglesia sí tiene poder de bendecir el amor sin apellidos desde que ha oído a su Señor que “Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo”.(Mt 16, 19)
Es una controversia teológica que no conviene agotar en una declaración, y mucho menos cerrar, sino que ha de ponerse en el candelero de la reflexión cristiana, para que el debate enriquezca la reflexión. Cuatro ojos ven más que dos. Estamos en camino de reflexión y búsqueda fraternal. Resulta, por lo menos, inquietante que muchos de los que reflexionan sobre estos temas o trabajan en estos ámbitos de integración de la Comunidad LGTBI en la iglesia, tengan que hacerlo en pleno siglo de las libertades, con un pseudónimo por miedo a represalias y marginaciones. Y conozco a algunos que tienen un mérito enorme, como profetas auténticos de nuestro tiempo. Una iglesia donde acontece esto no puede llamarse libre. Y para ser libres nos llamó el Señor. (Gal 5, 13)
La decisión de la Comisión de la fe, en este sentido, ha sido un día triste para muchos cristianos que quieren vivir su fe en comunidad, sin renunciar a su personalidad y a su manera de sentir. No se trata tanto de consumar un rito oficial cuanto de humanizar una realidad presente. Y ésta es una de las misiones más hermosas de la iglesia: humanizar.
Creo que no es de recibo que muchas parejas cristianas, convencidas de su fe, tengan que ser excluidas de la vida de la iglesia de tantas maneras como se excluyen, aunque se mantenga la teoría de que “la iglesia no margina a los homosexuales”. Si no bendice su amor, sí los margina. ¿O cómo hay que llamarle a esa prohibición de bendecir las parejas homosexuales?
La homosexualidad está presente de manera muy significativa, hasta un 11 por ciento, dicen los entendidos, en la sociedad y, según parece, en un grado aun mayor entre los sacerdotes. Dejando a un lado la pedofilia, que es un crimen abominable y perseguible, que nada tiene que ver con la homosexualidad, y, menos aún, con el amor, creo que la iglesia, todos los cristianos, hemos de ir dando pasos de comprensión y apertura, de tolerancia y de respeto en este tema que nos ocupa y nos preocupa. Y, sobre todo, preguntarnos cómo actuaría Jesús en estos casos, después de haberle oído decir: “Se le perdona todo porque ha amado mucho”(Lc 7, 47)
Precisamente, en estos días, he querido abordar este tema, y otros temas conflictivos en la iglesia de hoy, en un libro que acaba de salir publicado y que se llama: “Pueblo mío a dónde vas?” Editorial: Nueva Economía Social. Madrid 2021. Creo que la mejor manera de avanzar en estas cuestiones es creando debate y diálogo entre todos, desde la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque solo están cerrados los temas que nosotros cerramos con nuestras normas y leyes y, lo que es peor, con nuestra intolerancia. El Espíritu de Dios es abierto y nadie sabe de dónde viene ni a dónde va.
Comentarios desactivados en MOCEOP: “Como los curas austriacos, no rechazaremos a ninguna pareja de cualquier condición que se ame”
Comunicado sobre la negativa de la jerarquía a bendecir a las parejas homosexuales
“La jerarquía de la Iglesia ha vuelto estos días a condenar por enésima vez las relaciones homosexuales”
“Otra vez la jerarquía de nuestra Iglesia, anclada en prejuicios irracionales, sigue sin tener en cuenta a gran parte del pueblo de Dios, para quien no es aceptable el rechazo de la homosexualidad”
“Pensamos que lo más grave es que esto sigue haciendo sufrir a muchos cristianos y cristianas, y está contra la misericordia y el amor de Jesús de Nazaret a los excluidos”
(MOCEOP).- La jerarquía de la Iglesia ha vuelto estos días a condenar por enésima vez las relaciones homosexuales. La Congregación para la Doctrina de la Fe respondió negativamente, de forma oficial en la web vaticana, a la pregunta de si la Iglesia puede dar su bendición a las parejas homosexuales: “No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.
Aparte de pervertir el sentido evangélico de la bendición: desear la bendición de Dios a los amigos o las buenas personas que la piden –como sigue siendo una bonita práctica sobre todo en los pueblos de América Latina- e incluso a los enemigos (Lc 6,28), esta declaración eclesiástica nos trae de nuevo la postura de la jerarquía eclesiástica frente a las personas y el colectivo LGTBI, que vuelve a ser negativa; aunque unas palabras del papa Francisco hace tiempo parecían presagiar un cambio de actitud. ¿Aprobaría él este comunicado o estará prisionero de los sectores más conservadores y tradicionalistas de la Iglesia para impedir las necesarias transformaciones en ésta?
Nuestra jerarquía sigue empeñada en su tradición doctrinal, sin entender que las relaciones homosexuales pueden ser de amor y, por lo tanto, buenas y muy queridas por Dios. Sigue empecinada en un dogmatismo rayano en fundamentalismo, creyéndose la única intérprete autorizada del “designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”, confundiendo lo que Dios quiere con su propia doctrina y prejuicios, y diciendo que si una pareja de gays o lesbianas dice que están verdaderamente enamorados y se aman generosa y limpiamente, se equivocan: es una ilusión, un engaño.
Otra vez la jerarquía de nuestra Iglesia, anclada en prejuicios irracionales, sigue sin tener en cuenta a gran parte del pueblo de Dios, para quien no es aceptable el rechazo de la homosexualidad. Una postura que es, además, muy cínica por parte de muchos de nuestros jerarcas represores, como ha quedado de manifiesto.
Manifiesta estar fuera de la evolución histórica y social, fuera de su tiempo, fuera de los avances en los derechos humanos como el que supone amar con respeto y generosidad a quien y como uno quiera. Manifiesta estar fuera del conocimiento de la persona humana que nos fueron dando las ciencias humanas y la experiencia de que hay un espectro muy variado y legítimo de orientaciones sexuales humanas. Manifiesta, en fin, estar fuera de la realidad en el sentido de que las relaciones de amor no están necesaria ni exclusivamente centradas en la procreación, como afirma la nueva moral cristiana que estudiamos hace ya cuarenta años y reconoce para el matrimonio el mismo Derecho Canónico.
Pensamos que lo más grave es que esto sigue haciendo sufrir a muchos cristianos y cristianas, y está contra la misericordia y el amor de Jesús de Nazaret a los excluidos. Lo veíamos estos días en una dolorida y anónima “Carta abierta de un joven gay a Dios con motivo de la última declaración de la Santa Sede sobre la bendición de parejas homosexuales”, aparecida en Religión Digital y de la que recordamos aquí sus palabras, porque las suyas son más importantes que las nuestras:
“Señor, hoy soy solo uno más de tus hijos, que puede ser tu hija, también, y a quien llamas con nombre propio, con plena dignidad… No es nuevo que nos llamen personas con ‘tendencias objetivamente desordenadas’ y que nos pongan el sello del pecado. No es nuevo, pero siempre que se reafirma es doloroso, muerde el alma como el mal espíritu al corazón de tus santos… Recuerdo mi miedo, Señor, miedo que mata la esperanza, que mata la vida… Señor, veo la iglesia delante de mí cerrada… Y luego pienso, ¿esta es la Iglesia que tú querías? ¿Ésta de puertas cerradas, con olor a polilla, de columnas de piedra, de retablos de oro? ¿Ésta de cardenales que acusan, de poderosos que presionan, que le matan el vuelo a la libertad, a la novedad y al encuentro?… Te hablo desde mi fragilidad, Señor, desde mi dolor, desde mi soledad… Te hablo desde mis días de… dolor de consciencia desesperada, de sueños rotos, de necesidad de amor, cariño, libertad, paz… Señor, que repitamos ‘bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados’…y que amemos mucho, en nuestros trabajos, en nuestras familias, en nuestras camas, en todas partes, a quien sea y como sea, pero siempre amando”.
Desgraciadamente, la esperanza de que el papa Francisco –tan acertado en otras cosas- iba a liberar el estancamiento de la doctrina tradicional a este respecto, de que iba a hacer avanzar la reflexión e incluso corregirla, se esfumó de nuevo justamente en los ocho años de su pontificado, y sigue en la línea de sus predecesores.
Pero importantes sectores de la Iglesia europea, inmediatamente después de hacerse pública esta declaración, manifestaron que seguirán bendiciendo las uniones homosexuales exigiendo la modernización de la Iglesia, porque –dice un grupo de curas austríacos– “la realidad nos ha demostrado que las parejas homosexuales pueden celebrar el amor de Dios en la Iglesia igual que el resto”.
Como hermanos y hermanas del MOCEOP nos unimos a esta actitud de rebeldía de nuestros colegas ante una norma de la jerarquía que consideramos injusta y que no corresponde con la misericordia de Dios con todos sus hijos e hijas; como ellos, seguiremos con nuestra disidencia práctica y no rechazaremos a ninguna pareja de cualquier condición que se ame y busque de nuestra parte la bendición de Dios.
Pero sí se pueden bendecir armas que matan…
El Vaticano no aprobará la unión de homosexuales porque “Dios no puede bendecir el pecado”.
Comentarios desactivados en Marcelo Barros: “No se debe obligar a nadie a bendecir la unión gay, pero tampoco se debe prohibir que lo haga”
De su blog Encuentro (s) para el Bien Vivir:
“Negar una bendición es negar que se diga el bien a alguien. Es negar una palabra de amor”
“La nota es extraña porque utiliza una terminología ambigua. Dice que la Iglesia no tiene poder para dar la bendición a una pareja gay. ¿Qué significa eso? ¿De qué habla la congregación? ¿Se refiere a la bendición del matrimonio en sí o simplemente a la bendición de las parejas homosexuales?”
“Según la doctrina más tradicional de la Iglesia, en el sacramento del matrimonio el sujeto del sacramento es el amor y el ministro es la pareja, no el sacerdote. El sacerdote es un testigo cualificado por parte de la Iglesia”
“Como la nota de la Congregación de la Fe dice haber recibido la aprobación del Papa Francisco, muchos se quedan atónitos y se preguntan qué pensar al respecto”
“No creo que haya muchas parejas homoafectivas en el mundo actual que sientan la necesidad de la bendición eclesiástica para vivir su vocación al amor”
Algunos hermanos y hermanas me han pedido que comente la nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo de la Curia Romana, en la que se afirma que la Iglesia no tiene potestad para dar la bendición a una pareja gay. Por los comentarios que hemos leído, la nota afirma que, si bien hay que respetar a las personas, hay que condenar la unión homoafectiva, considerada como “desordenada”.
Como la nota de la Congregación de la Fe dice haber recibido la aprobación del Papa Francisco, muchos se quedan atónitos y se preguntan qué pensar al respecto.
Lo primero que hay que saber es que esta nota viene de la Congregación de la Doctrina de la Fe y del cardenal Ladaria, precisamente uno de los sectores de la Curia y de la Iglesia católica que más se oponen actualmente al Papa Francisco y que siempre se ha posicionado en contra de cualquier renovación en la Iglesia católica. Así que esta posición no debería sorprender a nadie.
La nota es extraña porque utiliza una terminología ambigua. Dice que la Iglesia no tiene poder para dar la bendición a una pareja gay. ¿Qué significa eso? ¿De qué habla la congregación? ¿Se refiere a la bendición del matrimonio en sí o simplemente a la bendición de las parejas homosexuales? En la Iglesia católica, desde la Edad Media, se diferencia entre sacramento y lo que comúnmente se llama sacramental. Hay un libro para la administración de los Sacramentos y otro diferente es el de las bendiciones.
Esta nota de la Congregación de la Fe parece confundir estos dos elementos. Dice que la Iglesia no puede dar la bendición a las parejas homosexuales. Ahora, los sacerdotes bendicen casas, bendicen coches y en el pasado bendecían animales. Pero las personas humanas que viven el amor homoafectivo no pueden drecibir una bendición. El IHU (sitio web del Instituto Humanitas) publicó un artículo del teólogo italiano Andrea Grillo que llama la atención sobre este lenguaje desproporcionado del “poder de dar la bendición”. Negar una bendición es negar que se diga el bien a alguien. Es negar una palabra de amor. Jesús nunca haría eso.
Estos señores de la curia se colocan así como legítimos sucesores de los doctores de la ley y fariseos que en la sinagoga condenaron a Jesús por curar en el día sagrado del sábado. El Evangelio de Marcos nos cuenta que un día, en la sinagoga, Jesús hace lo que se considera un sacrilegio. Llama al centro de la sinagoga a un hombre que tenía una mano seca (estaba estrictamente prohibido que un enfermo estuviera allí). Jesús los mira a todos con una mirada de enfado, de indignación y pregunta:
– En un día de reposo, ¿qué está permitido hacer: el bien o el mal, salvar una vida o matar?
Hoy Jesús actualizaría esta provocación preguntando a estos maestros de la ley:
– Usted habla en nombre de la Iglesia católica y dice: “¿No tiene la Iglesia católica la facultad de dar la bendición a las parejas homosexuales? No tienen el poder de bendecir. ¿Tienen el poder de maldecir, de discriminar, de legitimar la violencia cotidiana del mundo contra ellos?
¿Qué representa esta postura de esta Congregación de la Curia? Me sigue pareciendo extraña la facilidad con la que hablan en nombre de la “Iglesia”. Como hacen algunos obispos: “La Iglesia católica piensa así o actúa así”. (L’État c’est moi). ¿Cuántos obispos y sacerdotes actuales no están de acuerdo con este tipo de postura del Vaticano? ¿Quién representa más a la Iglesia: los misioneros y pastores que están en la misión o los burócratas de la oficina central?
El Concilio Vaticano II enseñó que la Iglesia es concretamente local. Si esto es así, Roma es la Iglesia primada de la comunión de Iglesias, pero no la sede central de una multinacional con sucursales en todo el mundo. Por lo tanto, en materia de fe y de lo esencial, todos debemos estar unidos, pero en materia de disciplina y de liturgia, cada Iglesia local tiene derecho a su libertad. No se debe obligar a nadie a bendecir la unión gay, pero tampoco se debe prohibir que lo haga.
Según la doctrina más tradicional de la Iglesia, en el sacramento del matrimonio el sujeto del sacramento es el amor y el ministro es la pareja, no el sacerdote. El sacerdote es un testigo cualificado por parte de la Iglesia. Todo amor en sí mismo es sagrado y no necesita la bendición de un sacerdote o pastor para legitimarse.
La función de la bendición matrimonial no sería la de “bendecir” el amor que ya es en sí mismo sagrado, sino la de hacer de esa unión un signo público y un testimonio del amor de Dios por la humanidad. Si es así, con esta desafortunada declaración, lo que la Congregación de la Fe está diciendo es que si la pareja no es hombre y mujer, su unión no es un signo del amor de Dios…. Deberían explicitarlo para que pudiéramos preguntar: ¿Incluso Dios tiene que pedirte permiso para darnos señales de su amor?
No creo que haya muchas parejas homoafectivas en el mundo actual que sientan la necesidad de la bendición eclesiástica para vivir su vocación al amor. Si lo hacen, es normal que busquen Iglesias que quieran ser testigos de que Dios es Amor y portadores de la bendición divina y no Iglesias que se erijan en controladores de los bienes divinos y dueños de la marca Dios o Jesucristo.
En el fondo, lo mejor que se puede hacer en este asunto es ensayar una Iglesia sinodal y no clerical y prestar atención a los signos de vida y amor. La exhortación Amoris Laetitia del Papa Francisco, aunque no es tan abierta a las relaciones homoafectivas, abre espacio al diálogo al decir que la familia se define por la capacidad de amar y que no podemos crear un estereotipo de familia ideal, que todo es parte de una búsqueda y que la condición humana se da en medio de la debilidad y la vulnerabilidad.
Amoris Letitia nos invita a mirar la praxis de Jesús. Nos propone mantener nuestra “mirada fija en Jesús”. Ahí está la verdad y ahí está el parámetro que debemos seguir. Visto así, mirando la dimensión humana y el misterio, es este amor, entre dos personas, un amor que es verdadero, el que se convertirá en sacramento. La mayor ley es la del amor.
Comentarios desactivados en James Alison: “El responsum de la CDF parece seguir realmente el modelo ‘berrinche’ de la educatio interrupta caprichosa”
“Me da mucha alegría que muchos católicos estén aprendiendo a esquivar el berrinche”
“Plantea una pregunta autoprovocada. Y luego ofrece una respuesta autorreferencial. Respuesta que espera que funcione como acto de poder, y no de diálogo”
“Nuestros hermanos están encerrados en un discurso de “objetividad” que tiene escasa relación con la realidad de la creación tal y como la estamos conociendo”
“Y quedarán encerrados hasta que un papa o un concilio les libere de dar vueltas en esta rueda de molino, les autorice formalmente a emprender otro camino”
“De modo que… sobre el asunto de las bendiciones, tanto dadas a parejas del mismo sexo, como recibidas y compartidas por ellas: Nuestro Señor nos enseña que es por el fruto que conocemos al árbol”
| James Alison, teólogo
Imagínate que alguien se encierra deliberadamente en un cuarto pequeño. Luego hace saber que no puede conversar sobre algo contigo… porque se encuentra encerrado en un cuarto pequeño. Y lo justifica diciendo: “No puedo porque digo que no puedo; y lo digo porque ya he dicho que no puedo”.
A semejante acto de comunicación se le llama “berrinche”. No tiene como objetivo enseñarte nada. Aparte, claro está –y de manera accidental–, de informarte sobre lo importante que se considera a sí mismo el protagonista y su apego a una lógica circular. La finalidad es interrumpir aquello que estabas haciendo, jugar con tus emociones e intentar ejercer un poder sobre ti. Exige el fin de un proceso dialógico y la imposición de un absoluto. El tipo de absolutismo que asociamos con infantes enfurecidos.
Por suerte, como saben los adultos, el berrinche solo tiene sobre ti el poder que tú mismo le otorgas.
Digo todo esto no como insulto hacia la CDF, cuyos altos miembros seguramente saben en qué tipo de juego comunicacional se han metido con el Sínodo Alemán. Lo digo para ofrecer una protección a las personas doloridas y escandalizadas por su responsum. Pues, cuando percibes claramente que algo es un berrinche, es menos probable que te cale tan hondo algo dicho por su protagonista. Es menos probable que te des por aludido. Es más probable que reconozcas allí un triste mecanismo engañoso que se retroalimenta.
Dicho esto, hay que añadir que el responsum de la CDF parece seguir realmente el modelo “berrinche” de la educatio interrupta caprichosa. Plantea una pregunta autoprovocada. Y luego ofrece una respuesta autorreferencial. Respuesta que espera que funcione como acto de poder, y no de diálogo.
Luego se justifica con una lógica circular. A partir de una deducción a priori de la presunta heterosexualidad intrínseca de todos los seres humanos, la CDF supone una tendencia objetivamente desordenada y actos intrínsecamente malos en ambas partes en una relación entre personas del mismo sexo. De esa manera llega a la única conclusión posible. Y luego se cita extensamente a sí misma para demostrarlo.
Y esto es lo triste de su situación: nuestros hermanos están encerrados en un discurso de “objetividad” que tiene escasa relación con la realidad de la creación tal y como la estamos conociendo, y en la cual estamos participando. Y quedarán encerrados hasta que un papa o un concilio les libere de dar vueltas en esta rueda de molino, les autorice formalmente a emprender otro camino.
Una pregunta clave para dejar atrás la enseñanza al estilo berrinche: ¿De qué modo está –de hecho, en la práctica– revelándonos la Sabiduría Divina la inteligibilidad de todo lo creado, convirtiéndonos, por medio de nuestra participación activa e inteligente en esa misma Sabiduría Creadora, en hijas e hijos de Dios, herederos de la Creación?
Lo que hemos aprendido durante los últimos cien años, más o menos, sobre los asuntos que ahora denominamos LGTB+ sirve como un buen campo de prueba para que nos acerquemos a una respuesta. Donde una moral asustadiza busca cerrar las cosas, la Sabiduría, comenzando por nuestros rechazados, va desplegando la realidad de lo que es, mientras nos dejamos perdonar por la estrechez de nuestra bondad y la dureza de nuestro corazón, tamizando nuestros miedos y engaños. Así llegamos a descubrir a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y cómo somos amados.
Solo puede ayudar en esto una antropología teológica del aprendizaje que esté en armonía con la forma en que, de hecho, aprendemos. No una que exija una serie de deducciones a partir de principios generales, y que luego descarte los elementos de realidad que no encajan.
De modo que… sobre el asunto de las bendiciones, tanto dadas a parejas del mismo sexo, como recibidas y compartidas por ellas: Nuestro Señor nos enseña que es por el fruto que conocemos al árbol. O sea, él provoca en nosotros un proceso de aprendizaje. Y esto nos conduce a descubrir la bendición en las cosas, formas de vida bendecida nuevas y antiguas.
El poder y la gloria del Creador realmente tienden a mostrársenos por medio de nuestro devenir, mientras discernimos para qué y quiénes somos. Es especialmente bendito este aprendizaje cuando nos encontramos recibiendo el perdón por haber caracterizado a grupos de personas de manera falsa, y al descubrir que la vida es más rica y mejor para todos nosotros cuando a estas personas se les anima a ser lo que son.
La CDF, confrontada con el mismo árbol y su fruto nos asegura que, como es el tipo de árbol equivocado, entonces su fruto debe ser malo. Esto no es un proceso de aprendizaje. Es aferrarse a un principio sagrado restrictivo que dispensa de la necesidad de aprender a quienes lo esgriman.
Me da mucha alegría que muchos católicos estén aprendiendo a esquivar el berrinche, adhiriéndose más bien a Nuestro Señor. Es muy poco probable que el responsum nos disuada de bendecir a Dios al descubrir que Dios nos está bendiciendo.
(Traducción del autor, con mejorías por amigos, del artículo “How to recognise a tantrum” que sale en The Tablet – revista católica inglesa – el 25 de marzo. Aparece en castellano primero con permiso del editor de la misma revista)
Comentarios desactivados en “El Vaticano está fuera de sintonía”: El veto al matrimonio homosexual disgusta a los católicos de Asia
Califican el edicto de inconsistente y anacrónica
El edicto del Vaticano recibió el martes las críticas de activistas de derechos y católicos homosexuales en la región de Asia-Pacífico
Louisa Wall: “El comunicado de la Congregación para la Doctrina de la Fe se ve incongruente con el respaldo del Papa el año pasado a una ley de unión civil”
Rodney Croome: “El Vaticano está fuera de sintonía, no solo con la opinión pública en Australia, sino con la mayoría de los católicos que votaron ‘Sí’ a la igualdad de matrimonios en 2017″
Benjamin Oh: “La iglesia (bendijo) todo tipo de cosas: animales, autos e incluso armas utilizadas para matar a otros seres humanos”
Danton Remoto: “Es mejor librar la lucha por los derechos de los homosexuales en el país ante los gobiernos locales. ¿Por qué pelear contra una institución antigua?”
| RD/Agencias
El edicto del Vaticano contra la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo por considerarlas pecaminosas recibió el martes las críticas de activistas de derechos y católicos homosexuales en la región de Asia-Pacífico, calificándolo de inconsistente y alejado de los estándares comunitarios contemporáneos.
Louisa Wall, una legisladora de Nueva Zelanda que patrocinó el proyecto de ley que legalizó el matrimonio homosexual en su país en 2013, dijo que el comunicado de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la oficina vaticana que se encarga de la ortodoxia, parecía incongruente con el respaldo del papa Francisco el año pasado a una ley de unión civil. Ahora, los curas católicos no podrán bendecir uniones civiles entre personas del mismo sexo. “Me uno a muchos católicos gays que están desanimados por este anuncio y espero que los líderes de su iglesia sigan abogando por estas bendiciones”,afirmó la legisladora. “La iglesia católica podría ser un modelo a seguir en la capacidad para evolucionar con sus miembros”.
Rodney Croome, un destacado defensor de la igualdad en el matrimonio cuando el homosexual se legalizó en Australia, acusó al Vaticano de estar fuera de lugar.
Los enlaces homosexuales estuvieron respaldados por el 62% de los votantes que participaron en un balotaje postal en 2017 en el país.
“El Vaticano está fuera de sintonía, no solo con la opinión pública en Australia, sino con la mayoría de los católicos que votaron ‘Sí’ a la igualdad de matrimonios en 2017”, dijo Croome, vocero de just.equal, un grupo que defiende la justicia y la igualdad.
“Si pudiese dirigirme al papa directamente, le diría que el pecado no radica en las relaciones entre personas del mismo sexo, sino en quienes invocan a Dios para empujar a la comunidad LGBTIQ a los márgenes de la sociedad”, agregó Croome, quien es gay.
Benjamin Oh, copresidente de la junta asesora de Católicos Australianos por la Igualdad, describió la decisión del Vaticano como “personalmente dolorosa”. Según Oh, su relación de 16 años con un hombre es “digna del matrimonio sacramental”.
“La iglesia (bendijo) todo tipo de cosas: animales, autos e incluso armas utilizadas para matar a otros seres humanos”, señaló Oh en un correo electrónico. “Para muchos cristianos católicos, esta declaración va en contra de las enseñanzas de Jesús sobre el amor”.
Como católico, Oh dijo que este edicto fue “doloroso y deshumanizador a nivel personal, pero lamentablemente, nada sorprendente”.
“Sigue habiendo una cultura tóxica haca la comunidad LGBTI en nuestra iglesia y sociedades y esta declaración será empleada sin duda como arma por aquellos que quieren infligir más dolor, discriminación y sufrimiento a las personas LGBTI en nuestra iglesia y en la sociedad civil, especialmente en lugares y comunidades que discriminan, marginan, dañan, abusan e incluso matan a personas LGBTI”, dijo Oh.
En Filipinas, el país con más población católica de Asia, el líder por los derechos de los homosexuales Danton Remoto reaccionó con exasperación.
“Sigo diciéndole a la comunidad LGBTQI que solo tenemos que pelear por las uniones civiles”, dijo Remoto. “No necesitamos más estrés de esta iglesia”.
Según Remoto, es mejor librar la lucha por los derechos de los homosexuales en el país ante los gobiernos locales, que han aprobado más de 20 ordenanzas antidiscriminación en los últimos años.
“¿Por qué pelear contra una institución antigua?”, preguntó Remoto.
Comentarios desactivados en No bendecirás parejas homosexuales: el 11º pecado del Santo Oficio
Del blog de Xabier Pikaza:
“Lo que importa no es ‘la canonicidad’ de ese rito, sino la bendición de la vida”
La Congregación para la Doctrina de la Fe (por tradición Santo Oficio) ha respondido negativamente al “dubium” de si la Iglesia puede impartir su bendición a parejas homosexuales, añadiendo unas reflexiones posteriores que parecen auto-acusaciones (excusa no pedida, acusación manifiesta: Excusatio non petita, accusatio manifesta).
Como verá quien siga leyendo hasta el final, el 11º pecado del Decálogo no es de los homosexuales que piden bendición a la iglesia, que valientes y cristianos son al hacerlo, sino del Santo Oficio que la niega, con pretendidas razones cristianas.
Quizá no competía al Santo Oficio. Tres principios
1. La pregunta del “dubium” podía haberse evitado. Hay cosas que no se preguntan, se hacen. No hay que dudar de bendecir, hay que bendecir y punto, porque eso es evangelio (cf. Lc 6, 28; Rom 12, 14). Si van dos homosexuales y piden a la comunidad que les bendiga, es normal que la comunidad lo haga.
Una comunidad de cristianos que recibe y bendice a parejas de homosexuales no es un grupito de “párvulos” bajo el dictado de una autoridad externa, sino iglesia de adultos responsables, que pueden y deben asumir sus decisiones como supone Mt 18, 15-20, sin necesidad de tocar a la al Santo Oficio. En esa línea, no me parece propio haber empezado presentando el “dubium” al Santo Oficio.
2. El Colegio del Santo Oficio debía haber respondido diciendo “non procedit…”:, nosotros no estamos para resolver desde arriba esa: vedlo y responded vosotros, bendiciendo a los homosexuales; hacedlo con la vida, más que con 8º sacramento, pero si os piden rito o sacramento impartido también… Esa rito es un asunto de la comunidad, no de un Santo Oficio por encima de ella.
(Por otra parte, el Santo Oficio, llamado ahora Congregación para la Doctrina de la fe, debería asumir otras tareas de explorar y abrir caminos de bendición de vida, en diálogo con otras iglesias, religiones y culturas, desde la raíz del Evangelio, que es más vida que doctrina. En este momento, el Santo Oficio se ocupa más de pederastia ministerial o de bendecir o no bendecir homosexuales. A mi juicio, la respuesta en nuestro caso debería haber sido a los del “dubium”: “Vedlo y responded vosotros y nos decís después lo que habéis dicho, para compartir así vuestro” evangelio).
3. Ese “non procedit” no sería “echar balones fuera” o lavarse las manos, sino comprometerse a buscar y recorrer en comunión caminos de evangelio, no con rebajas morales (como si el cristianismo estuviera de saldo y todo diera ya lo mismo), sino con elevación de vida, evangélica y moral, desde la perspectiva de Jesús.
No se trata de amar menos, sino de hacerlo más, pasando de la problemática sexual externa (entre adultos) a la experiencia superior de amor, de corazón y la palabra, entre personas responsables, desde una perspectiva individual o de pareja, en un contexto comunitario de apertura al amor más alto, en línea individua, de pareja y grupo de familia.
Reflexión posterior. Tres concreciones
1. En un plano general, hoy por hoy, pienso que el matrimonio “oficial”, entre un varón y una mujer, debe dejarse como está, tal como fue establecido en la Edad Media, con papeles especiales, con una bendición solemne.
Antes de la Edad Media hubo otras formas de celebrar el matrimonio, sin papeles ni ordenamientos jurídicos, dentro de la tradición de cada iglesia. Pero lo que entonces hizo la Teología y el Derecho, al “canonizar” un tipo de matrimonio ha sido bueno, y así es bueno que quede. De todas formas, eso que hizo entonces y sigue hoy haciendo la iglesiano es único, pues hay otras bendiciones, como la de Esaú al lado de la Jacob, en el Pentateuco.
2. Al lado de ese matrimonio canónico que viene del medioevo, desde su raíz de evangelio y de experiencia actual, la iglesia puede y debe ofrecer también su bendición a las parejas homosexuales que lo pidan (para que ella, la Iglesia entera reciba también la bendición del evangelio homosexual). Algunos no le llamarán “matrimonio”, sino bendición de amor.
Quizá no será necesario abrir unos libros distintos de “comuniones homosexuales”; no es necesario que haya nuevos papeles canónicos (que son necesarios para la sociedad civil), pues los “papeles” de la Iglesia son la palabra el testimonio del amor celebrado en comunidad, con la bendición de la vida. En esa línea, me parece absolutamente necesario que la iglesia acepte como “parejas bendecidas” a las parejas de homosexuales cristianos que así lo pidan y que sean aceptados así por sus homosexuales-
3. Lo que importa no es “la canonicidad” de ese rito, sino la bendición de la vida: Que los homosexuales que se sientan cristianos no pidan bendición por obligación, sino porque lo quieren y se quieren como pareja ante la iglesia, pidan una bendición de Iglesia y que ella se la ofrezca, no por imposición, sino por gozo y tarea de amor.
Ese “matrimonio entre homosexuales” no es un “octavo sacramento”, distinto de los anteriores, sino una forma externamente distinta, internamente complementaria, de celebrar la unión de amor de dos personas, como un modo intenso de vivir el amor cristiano.
(1) La visión de Pablo. Homosexualidad y comunión personal. Se le ha echado la culpa a San Pablo que lo habría (Romanos 1-3), no a Jesús, que estaría a favor de los homosexuales, bendiciendo la pareja del centurión y su “siervo”. Pero lo que Pablo rechaza no es la homo-sexualidad de amor en libertad, sino una homo- o hétero-sexualidad de imposición, que niega la “diferencia libertad (es decir, personalidad de los creyentes). Allí donde niega o impide esa libertad de fe y amor, el homo o hétero-sexul se cierra en sí mismo y corre el riesgo de entender al otro (varón o mujer) en forma de posesión e imposición.
En contra de eso, desde la perspectiva de Jesús, el Dios de Pablo es defensor de la libertad de cada persona, manteniendo la diferencia y la comunión de amor entre personas, en gratuidad y perdón, superando el egoísmo propio. Lo que a Pablo le interesa no es la homosexualidad como fenómeno sexual… sino como negación de la gratuidad, como imposición de uno sobre otro. Donde no existe esa imposición, donde no se niega la gracia, sino que al contrario se potencia… un tipo de homosexualidad poder una experiencia riquísima de gratuidad personal, de evangelio.
(2) Homosexualidad y ley, superar la imposición.Pablo condena la homosexualidad si es que ella es ley de un deseo que destruye al otro, si no arranca al hombre (varón o mujer) de su egoísmo, sino que le cierra en un plano de talión, de manera que cada uno se busca a sí mismo en el otro, sin salir de sí, sin experimentar la alteridad como gracia, sin convertir la vida en encuentro de fe, de apertura gratuita. Por eso, cuando Pablo se refiere a la homosexualidad está hablando en el fondo de un tipo de auto-erotismo, es decir, de un tipo unión sin gratuidad, de pareja como reino del puro egoísmo. Pablo no condena la homosexualidad como forma de amor, sino un tipo de homosexualidad como dictadura de unos sobre otros, sin fe, sin comunión personal de vida.
Al situarse en ese nivel, Pablo está planteando un tema que es mucho mayor que el de la homosexualidad físico-biológico; está planteando el tema de un erotismo sin respeto personal, como esclavizamiento de unos sobre/contra otros, una forma de buscarse uno a sí mismo no al otro ni en el otro. Pues bien, el tipo de mal erotismo puede darse no sólo en las relaciones homo-sexuales, sino también (e incluso mucho más) en las hetero-sexuales donde el varón domina y esclaviza a la mujer.
(3) Homosexualidad y gracia. El acceso a la libertad personal en el amor mutuo.La homosexualidad (y la hétero-sexualidad) se opone al evangelio si es que niega el valor de la alteridad (la existencia y vida del otro) y destruye por tanto la gracia. Sólo así se pude afirmar que ella es pecado, con los otros dos «pecados» que Pablo condena en Rom 1, 19-31: la idolatría de uno mismo y la lucha de todos contra todo). .
Ciertamente, el l tema resulta complejo en plano psicológico y social, de manera que es difícil ofrecer en este plano unas respuestas que agraden a todos. Pero el intento de condenar toda forma de homosexualidad física desde la antropología bíblica y en especial desde Rom 1, 24-27 (donde se asume y culmina para los cristianos lo dice el Antiguo Testamento sobre el tema) carece de sentido y acaba siendo contrario al argumento de Pablo. Condenar la homosexualidad por ley implica caer en la peor de las leyes que Pablo ha querido superar en todo su evangelio.
(4) ¿Homosexualidad evangélica? Ser cristiano (vivir la gracia de Cristo) precisamente por ser homosexual. En la línea anterior, si mantienen y desarrollan el principio y experiencia de la gracia, muchas uniones homo-sexuales pueden ser y son más evangélica (más paulinas) que aquellas uniones hetero-sexuales en los que cada uno se busca a sí mismo en el otro, e incluso en los hijos. Partiendo de estos principios se podría elaborar también una antropología del celibato (cf. 1 Cor 7), poniendo de relieve que la vida del célibe sólo tiene valor cristiano en la medida en que aparece como posibilidad de apertura a los demás en cuanto distintos (personales) y al Dios que es principio de toda alteridad amorosa.
Allí donde el celibato se vuelve expresión de clausura de un hombre o mujer en sí mismos (de auto-erotismo más o menos espiritualizado) va en contra del ideal cristiano. El ese sentido, el celibato cristiano como trascendimiento positivo (no de simple negación) del amor intersexual puede vincularse a un tipo de homosexualidad, que no se entienda sólo como pura negación de alteridad sexual, sino como búsqueda de otros tipos de comunicación personal y gratificante con los otros.
(5) Homosexualidad como gracia, en diálogo con Pablo.El problema no está por tanto en el género de aquellos que se aman (varones y/o mujeres), sino en la forma de relación personal que establezcan, en línea de alteridad, de manera que cada uno no se busque a sí mismo en el otro, sino que busque y encuentre al otro como distinto y así en el otro, con el otro, pueda compartir la vida como gracia, superando las diversas formas de imposición y dominio económico, social y personal que Pablo entiende como idolatría o negación de Dios.
Con esto no se resuelven todos los problemas, pero pueden plantearse mejor, situándolos en un contexto cristiano, de gracia. Por eso, todo lo que Pablo dice en Rom 1 sobre homosexualidad ha de reinterpretarse desde lo que va diciendo en Rom 1-3 (pecado universal) y desde lo que dice sobre el pecado y la gracia de Dios, a lo largo de la carta a los Romanos.
La «condena» de la homosexualidad greco-romana de Rom 1 forma parte del argumento retórico de Rom 2, donde Pablo condena la «no-homosexualidad egoísta» de aquellos judíos que condenan a los greco-romanos, situándose en su mismo nivel de egoísmo y falta de gracia. En uno y otro caso, Pablo ha querido superar el nivel de la ley, para situar todas las acciones y la vida de los hombres sobre un nivel nuevo de gracia (cf. Rom 3, 1-31), donde todo queda redimido por el amor de Cristo. Por eso, entender esa condena de la homosexualidad de un modo objetivista, como algo ya resuelto al comienzo de la carta, olvidando que se trata de un argumento retórico, que se invierte y recrea a través del desarrollo y, sobre todo, al final del espléndido despliegue de gracia y amor que ofrece Romanos (culminando en Rom 12-13), significa negarse a entender a Pablo.
(6) Jesús y Pablo, un tema de gratuidad, de amor como entrega y comunión de vida. Leído así, el discurso de Pablo concuerda con el Sermón de la Montaña, donde Jesús no condena la homosexualidad, sino que sitúa por encima de ella, abriendo unos caminos de amor en gratuidad, que valen tanto para varones como para mujeres, para homosexuales como para heterosexuales. Éste es un camino abierto, el despliegue del Reino de Dios, según el evangelio.
Siguen planteadas muchas cuestiones, sobre todo en un plano psicológico y sociológico, sin que los cristianos queramos imponer a la sociedad unas formas objetivas de conducta sexual que, por otra parte, no derivan del conjunto de la Biblia, rectamente entendida, ni de la vida y mensaje de Jesús, ni del evangelio de la gracia de Pablo. Tanto la homosexualidad como la heterosexualidad suscitan problemas difíciles de resolver de un modo objetivo (¿para qué resolverlos a ese plano?) y es posible que en algunos casos las uniones homosexuales resulten más complejas y difíciles» que las heterosexuales, sobre todo en relación con la adopción y educación de los hijos (pues puede faltar la diferencia y complementariedad de la figuras paterna y materna).
De todas formas, en muchos casos, precisamente esa misma dificultad, con la problemática social de fondo, puede hacer que las uniones (matrimonios) homosexuales pongan mejor de relieve algunos rasgos de gratuidad y alteridad personal que Pablo ha destacado en Rom 1, 18-31 y en el conjunto de su carta a los Romanos.
(7) Así podemos terminar diciendo que no hay según Pablo homosexual y heterosexual (ni varón ni mujer…), sino que todos son (han de hacerse) uno en comunión de amor y libertad en Cristo. Porque en el fondo, desde el evangelio, puede y debe superarse un tipo de diferencia corporal-genética entre el varón y la mujer (cf. Gal 3, 28), siempre que se acentúe y promueva la diferencia y alteridad entre personas, al servicio del encuentro gratuito de la vida.
Desde ese fondo, queremos añadir que nos parece fuera de sentido (exegéticamente falso y cristianamente equivocado) el intento de aquellos que quieren negar a los homosexuales el acceso a la bendición del “matrimonio”, es decir, a la bendición de la pareja como forma privilegiada (no exclusiva, ni siquiera la mejor, en rodos los casos) de amor de amor mutuo, según el evangelio. En este caso, igual que en la proposición teórica e hipócrita de la prohibición de los ministerios eclesiales para los homosexuales, reservándolos solo para los heterosexuales, en el caso de la negación de una bendición matrimonial para los homosexuales (reservándola sólo para los heterosexuales) va en contra del evangelio.
Éste es, a mi juicio, un pecado grave, muy grave (no digo mortal, de esos que mandan a uno al infierno, que eso está en otro plano). Es un pecado grave, es decir, uno de esos que se pagan, y el Santo Oficio con un tipo de Vaticano lo pagará muy caro (y muy pronto) como se ira viendo.
Comentario del Responsum ad dubium
La actual intervención de la Congregación para la Doctrina de la Fe es la respuesta a una pregunta – en términos clásicos, a un dubium – presentada, como sucede normalmente, por los pastores y los fieles que tienen necesidad de una clarificación orientativa sobre una cuestión controvertida. Frente a la incertidumbre suscitada por afirmaciones o por las prácticas problemáticas en ámbitos decisivos para la vida cristiana, se pide responder afirmativa o negativamente y, por lo tanto, exponer los argumentos que sostienen la posición asumida. La finalidad de la intervención es la de apoyar a la Iglesia universal en el responder mejor a las exigencias del Evangelio, de dirimir las controversias y de favorecer una sana comunión en el pueblo santo de Dios.
La cuestión disputada surge en el marco de la «sincera voluntad de acogida y de acompañamiento de las personas homosexuales, a las cuales se proponen caminos de crecimiento en la fe» (Nota explicativa), como ha indicado el Santo Padre Francisco, en la conclusión de dos Asambleas sinodales sobre la familia: «con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida» (Exh. ap. Amoris laetitia, n. 250). Esta es una invitación a evaluar con el oportuno discernimiento los proyectos y las propuestas pastorales ofrecidas sobre este tema. Entre estas, están también las bendiciones impartidas a las uniones de personas del mismo sexo. Se pregunta, por tanto, si la Iglesia dispone del poder para impartir su bendición: es la fórmula contenida en el quaesitum.
La respuesta – el Responsum ad dubium – encuentra su explicación y motivación en la anexa Notaexplicativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 22 de febrero de 2021, a cuya publicación ha dado su asentimiento el propio Papa Francisco.
La Nota se centra sobre la distinción fundamental y decisiva entre las personas y la unión. De tal manera que el juicio negativo sobre las bendiciones de las uniones entre personas del mismo sexo no implica un juicio sobre las personas.
Las personas ante todo. Sirve, por tanto, y es un punto de no retorno, cuanto ya se había declarado en el n. 4 de las Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales de la misma Congregación y retomado del Catecismo de la Iglesia Católica: «Según la enseñanza de la iglesia, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta” (2358)». Enseñanza recordada y repetida por la Nota.
Sobre las uniones entre personas del mismo sexo, la respuesta al dubium «declara ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer sus uniones». Ilicitud que la Nota explicativa refiere a un triple orden de motivos, en conexión entre ellos.
El primero viene dado por la verdad y el valor de las bendiciones. Estas pertenecen al género de los sacramentales, que «son acciones litúrgicas de la Iglesia» que exigen consonancia de vida con aquello que estos significan y generan. Significados y efectos de gracia que la Nota expone de manera concisa. En consecuencia, una bendición sobre una relación humana requiere que esta esté ordenada a recibir y expresar el bien que le ha sido pronunciado y donado.
Llegamos así al segundo motivo: el orden que hace que uno sea apto para recibir el don viene dado por los «designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor». Designios a los que no responden las «relaciones, o parejas estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio», es decir «fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta por si misma a la transmisión de la vida». Es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. Sin embargo, no son las únicas – como si el problema fuera sólo de estas uniones – sino que cualquier unión que comporte un ejercicio de la sexualidad fuera del matrimonio es ilícita desde el punto de vista moral, según lo que enseña el ininterrumpido magisterio eclesial.
Esto nos habla de un poder que la Iglesia no tiene, porque no puede disponer de los designios de Dios, que de otro modo, serían rechazados y negados. La Iglesia no es árbitro de estos designios y de las verdades de vida que expresan, sino su fiel intérprete y anunciadora.
El tercer motivo viene dado por el error, que se induciría fácilmente, de identificar la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo con la de las uniones matrimoniales. Por la relación que las bendicionessobre las personas tienen con los sacramentos, la bendición de tales uniones podría constituir en cierto modo «una imitación o una analogía con la bendición nupcial», impartida al hombre y a la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio. Lo que sería erróneo y engañoso.
Por los anteriores motivos «la bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada licita». Esta declaración no perjudica de ninguna manera la consideración humana y cristiana que la Iglesia tiene de cada persona. Tanto es así que la respuesta al dubium «no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial».
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Sobre la bendición de las parejas homosexuales. Carta abierta al Papa Francisco de de padres cristianos con hijos e hijas LGBT
Carta abierta al Papa Francisco de los padres y madres de la Red 3VolteGenitori, Red Nacional de padres cristianos con hijos e hijas LGBT, del 17 de marzo de 2021, traducido por Vincenzo Guarino
Querido Papa Francisco, no podemos callar, como padres católicos con hijos e hijas LGBT, el sufrimiento que nos ha producido la lectura del Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la bendición de las parejas homosexuales del 15 de marzo (2021).
Después de sus palabras de bienvenida y carino en el encuentro del pasado mes de septiembre (2020) en la entrega del librito “padres afortunados” – muchos de nosotros estàbamos alli con usted en aquella plaza – el escrito de estos dias nos pareció como la tormenta que, en los primeros tibios dias de primavera, cae sobre las timidas flores que acaban de florecer …
Sin embargo, el àrbol de nuestro amor de padres y madres tiene raices muy profundas y serà ese amor el que nos guie y nos haga encontrar el camino, como lo fue para Rebeca, que supo encontrar el camino para que su hijo Jacob fuera bendecido por Isaac, que era casi ciego, que tenia la autoridad y luego exclamó (Gn 27, 27-29):
“Mira, el olor de mi hijo, Como el olor del campo que Jehovà ha bendecido; Dios, pues, te dé del rodo del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto.
Sirvante pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé senor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren”.
Si, para nosotros bendición significa “decir bien” y nosotros sólo podemos decir bien de estos hijos e hijas ricos en sensibilidad y atención, capaces, a veces, de dar testimonio de una fe y una esperanza contra toda esperanza.
Para nosotros bendecir también significa reconocer el bien que hay en ellos y en su capacidad de amarse y entregarse, de ser fieles, de construir un proyecto de vida. Cuando esto acontece, los vemos serenos, en armonia consigo mismos y con la sociedad que los rodea.
Los vemos florecer y realizarse en sus relaciones de amor, que es la vocación primitiva y fundante de cada uno: ser amados como uno es, amarse los unos a los otros, para poder volver a amar. Esta es la realidad que nuestros ojos han podido ver en muchas parejas y de la que somos testigos. jÈsta es la felicidad de nuestros corazones como padres y madres!
Mientras, nos turba y nos duele profundamente que la piedra del “pecado” sea nuevamente arrojada sobre ellos, porque viven con plenitud y verdad una condición existencial que ciertamente no eligieron: qué lejos nos parece del corazón misericordioso del Padre, jarrojar obstinadamente esta piedra! Màs aun sin haber escuchado esta realidad en profundidad, con la mente y el corazón.
Y si la Madre Iglesia no tiene el “poder” de bendecir este amor, nosotros padres, que somos llamados a escuchar y apoyar a nuestros hijos, podemos bendecirlos hoy y siempre y encontraremos un “sacramental” con el que hacerlo.
Y asi haciendo, pediremos a nuestros hijos e hijas que vivan su amor con la cabeza bien alta y de manera visible, para que, incluso ese amor, pueda ser signo y testimonio del amor de Dios por su pueblo.
Esto es lo que nos gustarla decirle a usted y a sus hermanos obispos por amor a la verdad de nuestros corazones y por amor hacia la dignidad de nuestros hijos e hijas, hablando exactamente de corazón a corazón.
Con afecto paterno y materno. Los padres y madres de la Red 3VolteGenitori, padres afortunados.
Comentarios desactivados en Cardenal Gerhard Müller: “Dios no ha hecho homosexual a nadie”
(CNS photo/Paul Haring)
“Dios me ha creado distinto, egoísta, racista, nacionalista, etcétera, como si las disfunciones y defectos de carácter fueran obra de Dios en una visión maniquea”
El exprefecto para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, ha entrado de nuevo en liza, esta vez para comentar el “no” a las bendiciones eclesiales de uniones homosexuales decretado por la congregación.
En una declaración pública, el cardenal Müller ha querido entrar en el encendido debate que ha provocado la rotunda prohibición de la Congregación para la Doctrina de la Fe, refrendada por Su Santidad, a la bendición por parte del clero católico de uniones homosexuales, que tanto ha decepcionado a quienes esperan del Papa una revolución en la moral sexual de la Iglesia.
Ninguna unión contraria a la voluntad de Dios, expresada a través de su Iglesia, puede considerarse aprobada por Él y, por tanto, tampoco puede ser objeto de bendición por parte de sus ministros, concluye Müller.
Bendecir, recuerda el cardenal alemán, es “declarar que algo es bueno porque proviene de Dios y puede conducir a Él”. Asimismo, el prelado carga contra las “declaraciones absurdas” según las cuales “Dios me ha creado distinto, egoísta, racista, nacionalista, etcétera, como si las disfunciones y defectos de carácter fueran obra de Dios en una visión maniquea”.
De hecho, para Müller el propio lema propagandístico de “matrimonio para todos” podría considerarse un ataque deliberado contra la libertad religiosa. “El Estado no puede redefinir de manera arbitraria la naturaleza del matrimonio siguiendo intereses políticos, ya que la entrega mutua de hombre y mujer pertenece esencialmente a la naturaleza humana. El concepto de ‘matrimonio’ solo puede usarse propiamente en el contexto de la ley natural y aún más en el contexto eclesial: la unión exclusiva de un hombre y una mujer en la comunión de amor, cuerpo y vida ante Dios”.
Müller distingue el respeto a las personas homosexuales de los intereses de los grupos de presión que imponen sus puntos de vista por la fuerza o con la ayuda de un lavado de cerebro sobre la mayoría de la sociedad: “Todo aquél que está en desacuerdo con sus puntos de vista debe ser silenciado, condenado al ostracismo por los medios de comunicación o incluso perseguido legalmente”.
Comentarios desactivados en “Mi grito, Señor, es el grito de un pueblo, el pueblo católico sexualmente diverso al que hoy le han dado un nuevo golpe”
“No es nuevo que nos llamen personas con “tendencias objetivamente desordenadas” y que nos pongan el sello del pecado. No es nuevo. Pero siempre que se reafirma es doloroso, muerde el alma como el mal espíritu al corazón de tus santos”
“¿Esta es la Iglesia que tú querías? ¿Esta de puertas cerradas, con olor a polilla, de columnas de piedra, de retablos de oro? ¿Esta de cardenales que acusan, de poderosos que presionan, que atornillan, que le matan el vuelo a la libertad, a la novedad y al encuentro?”
“Me han negado la vocación que tengo por ser como soy. Me han dicho que mi sacerdocio es inviable por mi “tendencia profundamente arraigada”. Señor, yo no la tengo profundamente arraigada. La tengo como algo más de mi persona, que no me quita ni me pone, que simplemente es”
“Todos pueden hablar de sus parejas, de sus amistades, de sus amores, menos yo. Yo tengo que ser prudente. ¿Por qué, Señor?”
“Que vivamos en esta esperanza, Señor, y que amemos mucho, en nuestros trabajos, en nuestras familias, en nuestras camas, en todas partes, a quien sea y como sea, pero siempre amando”
| Ignacio de Magdala (pseudónimo)
Carta abierta de un joven gay a Dios con motivo de la última declaración de la Santa Sede sobre la bendición de parejas homosexuales
Algún lugar del mundo, 15 de marzo de 2021
Señor:
Hoy soy solo uno más de tus hijos, que puede ser tu hija, también, y a quien llamas con nombre propio, con plena dignidad. Yo, Señor, hoy me siento como Job. Estoy ahora mismo ante una iglesia, solo, con la luz del mediodía. La gente pasa y ni ve la iglesia, porque ya es parte del paisaje. No es nada nuevo. Tampoco es nuevo lo que hoy dijo tu siervo. No es nuevo que nos llamen personas con “tendencias objetivamente desordenadas” y que nos pongan el sello del pecado. No es nuevo. Pero siempre que se reafirma es doloroso, muerde el alma como el mal espíritu al corazón de tus santos. Y recuerdo las noches sin dormir, porque no podía sacarme de encima este deseo, estas ganas de amor “desviadas”, “mal encaminadas”, “con un objetivo erróneo”. Recuerdo la adolescencia negándome a mí mismo, escondiéndome. Con miedo a sacar a relucir mi secreto. Recuerdo mi miedo. Miedo, Señor, que mata la esperanza, que mata la vida. Señor, ¿tu camino no era el de la Verdad y la vida? ¿Por qué estuve tantas veces muerto?
¡Cuántas veces, Señor, me dijeron que esto era una prueba tuya! Que todo esto era una suerte de treta para probar hasta dónde podía darme a ti, hasta dónde lo dejaba todo por seguirte, hasta dónde podía negarme a mí mismo. Señor, me decían que me ibas a dar la vida si moría a este pecado. Pero yo moría entero, estaba muerto entero, como si nunca me fuera a llegar la vida.
Hoy me planto frente a esta iglesia tuya, donde tantas conversaciones hemos tenido. Y recuerdo toda la consolación que me has dado, toda la vida que me has dado tan gratuitamente. Recuerdo incluso el amor que me ha venido en forma de otro hombre, como yo. Ese amor que sé que ha venido de ti, a salvarme de mí mismo, de mis cerrazones, de mis angustias, de mis miedos, y me ha llenado de esperanza y de sentido de misterio. A estos recuerdos me aferro, Señor, para no perder el norte.
Hoy me planto frente a esta iglesia tuya, donde tantas conversaciones hemos tenido. Y recuerdo toda la consolación que me has dado, toda la vida que me has dado tan gratuitamente. Recuerdo incluso el amor que me ha venido en forma de otro hombre, como yo. Ese amor que sé que ha venido de ti, a salvarme de mí mismo, de mis cerrazones, de mis angustias, de mis miedos, y me ha llenado de esperanza y de sentido de misterio. A estos recuerdos me aferro, Señor, para no perder el norte.
Ya no estoy en edad, pero recuerdo el desasosiego que me llevaba a pensar en que me odiaras, en que repudiaras lo que sentía. Señor, fueron días en que no quería ni estar vivo. En que me despreciaba, me odiaba. Señor: odio, miedo, desesperanza, repudio, cerrazón, obsesión, ¿todo esto viene de ti? Ya sé que no.
Señor, veo la iglesia delante de mí cerrada: estarán almorzando. Y luego pienso, ¿esta es la Iglesia que tú querías? ¿Esta de puertas cerradas, con olor a polilla, de columnas de piedra, de retablos de oro? ¿Esta de cardenales que acusan, de poderosos que presionan, que atornillan, que le matan el vuelo a la libertad, a la novedad y al encuentro? Señor, en muchas partes de esa Iglesia me han hecho a un lado, se han asustado conmigo, por miedo a esa autoridad. Me han negado la vocación que tengo por ser como soy. Me han dicho que mi sacerdocio es inviable por mi “tendencia profundamente arraigada”. Señor, yo no la tengo profundamente arraigada.
La tengo como algo más de mi persona, que no me quita ni me pone, que simplemente es. Solo tú sabes por qué me hiciste así y cuál es tu plan conmigo, pero quería yo entregarme al servicio a tu Iglesia y me cerraron las puertas. Algo que ni siquiera constituye el centro de mi vida pasó a ser una “tendencia profundamente arraigada” ese día. Como si el objeto de mi deseo afectivo se volviera algo crucial, determinante. Como si lo que hiciera con mi genitalidad (que Tú creaste, que Tú me diste y que agradezco) fuera algo exento de ti, exento al Amor, a la vida, a la Verdad. Todo parece siempre reducirse a eso: a rechazar mi carne, a plantearme un dualismo entre mi cuerpo y mi alma que no viene de ti.
Luego quise apoyar desde el laicado. Y siempre viene el miedo, Señor. A no encontrarme un presbítero tan abierto, a encontrarme con argucias argumentativas que justifican la doctrina de mi dolor, que justifican la injusticia que siento que se me hace. A encontrarme con que incluso me pueden negar la subida a tu altar y la comunión, como si eso no fuera conmigo. Me escondo en muchos escenarios por miedo, me da miedo mostrarme como soy, decir lo que siento. Todos pueden hablar de sus parejas, de sus amistades, de sus amores, menos yo. Yo tengo que ser prudente. ¿Por qué, Señor?
Te hablo desde mi fragilidad, Señor, desde mi dolor, desde mi soledad. Te hablo desde las palabras sin decir, desde las palabras sin entender. Te hablo desde mis días de pobreza, de miseria, de dolor de consciencia desesperada, de sueños rotos, de necesidad de amor, cariño, libertad, paz. De todo eso que solo tú nos das. Te hablo desde el miedo a que esto se lea y que me censuren, que me castiguen. Te hablo desde una prisión que me he hecho y me han hecho.
Hoy, Señor, te hablo desde aquí y te veo en la cruz, todo lleno de heridas, de insultos, de agravios. Te veo condenado por el sanedrín, acusado de no obedecer la Tradición, de poner a la persona que sufre antes que la Ley. Por curar en sábado, por poner al leproso en el medio, por andar con prostitutas y pecadores, por andar con lo excluido, con lo condenado, y por no pedirles nada más que amor. Hoy me siento como Job, Señor, gritando desde mi pequeñez, diciéndote que me duele. Diciéndote desde todo lo que no sé que te necesito. Sabiendo que mi grito es el de un pueblo, el pueblo católico sexualmente diverso al que hoy le han dado un nuevo golpe. Por estas razones te escribo como anónimo: por miedo, por mi fragilidad, por mi condición de pecador (como todo ser humano, no por gay), y porque siento que así muchas personas se verán reflejadas en estas palabras. Por eso también quiero que se publique, para que no nos sintamos solos, sino que somos comunidad, como tú quieres.
Por estas razones te escribo como anónimo: por miedo, por mi fragilidad, por mi condición de pecador (como todo ser humano, no por gay), y porque siento que así muchas personas se verán reflejadas en estas palabras. Por eso también quiero que se publique, para que no nos sintamos solos, sino que somos comunidad, como tú quieres
Señor, desde aquí te pido que me ayudes. Y que me des fuerzas, porque veo mi lucha vana, incierta. Porque me siento mal en una Iglesia que me va a maltratar cada tercer año de este modo. Porque cada paso hacia adelante significa dos para atrás. Dánosla a todos los que dudamos de la santidad de tu Iglesia, para que podamos discernir tu camino, para que podamos seguir contigo, aunque a muchos les pese. Danos consciencia de que no quieres victorias, sino luchas por la justicia, aunque estén perdidas; que no quieres coronaciones mundanas, títulos cardenalicios y presbiterales mundanos, sino obras de misericordia. Que repitamos “bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. Que vivamos en esta esperanza, Señor, y que amemos mucho, en nuestros trabajos, en nuestras familias, en nuestras camas, en todas partes, a quien sea y como sea, pero siempre amando.
Comentarios desactivados en Veto a la bendición de parejas gays. “¿Y si no fuera una cuestión de falta de autoridad, sino de falta de voluntad?”
“Qué difícil sigue siendo para Roma el pensamiento en libertad. Larga es la sombra de los últimos pontificados”
El Vaticano dice “no” a la bendición de las parejas homosexuales porque contradice el orden divino de la creación. Los teólogos Stephan Goertz y Magnus Striet ven esta decisión una forma de aferrarse a la doctrina moral de la década de 1950 y predicen una aceleración de la pérdida de autoridad de la iglesia
“Sin inmutarse por su propia insignificancia fáctica en este ámbito, evidente a más tardar desde la Humanae vitae (1968), la Congregación para la Doctrina de la Fe, en conformidad con su propia tradición doctrinal, afirma una especial competencia ético-sexual y declara: Toda práctica sexual fuera del matrimonio del hombre y la mujer es moralmente condenable”
“Al final, la lectura romana del mensaje evangélico es inequívoca: las relaciones homosexuales nunca deben entenderse como relaciones de amor. Y si las lesbianas y los gays creen que están enamorados, se equivocan: su felicidad es sólo una ilusión”
“La carta de la Congregación ignora que existe, como las ciencias humanas han demostrado desde hace tiempo, un espectro de orientaciones sexuales”
“El documento está atascado en una doctrina moral formulada en los años cincuenta. El desarrollo teológico del último medio siglo se obvia generosamente”
| Por Stephan Goertz y Magnus Striet, teólogos
(Katholisch.de).- La Curia Romana muestra su preocupación. Preocupado porque en la Iglesia Católica se bendicen relaciones humanas que contradicen los planes de Dios. Lo que es moralmente inadmisible no debe ser aprobado por una acción eclesiástica. La preocupación se dirige de nuevo a la sexualidad humana. Sin inmutarse por su propia insignificancia fáctica en este ámbito, evidente a más tardar desde la Humanae vitae (1968), la Congregación para la Doctrina de la Fe, en conformidad con su propia tradición doctrinal, afirma una especial competencia ético-sexual y declara: Toda práctica sexual fuera del matrimonio del hombre y la mujer es moralmente condenable.
Cualquier analogía entre los matrimonios heterosexuales y homosexuales se basa en un malentendido del orden divino. La razón conocida es: la sexualidad en una relación no es expresión del verdadero amor humano, si con ello -esto parece ser tan claro que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha omitido señalarlo de nuevo explícitamente- se impide la posibilidad de procreación en el matrimonio por voluntad humana. En consecuencia, en las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, no sólo los órganos sexuales no se complementan, sino que dos personas no se complementan realmente en tales relaciones, porque Dios no previó esta posibilidad en su orden creado. Al final, la lectura romana del mensaje evangélico es inequívoca: las relaciones homosexuales nunca deben entenderse como relaciones de amor. Y si las lesbianas y los gays creen que están enamorados, se equivocan: su felicidad es sólo una ilusión.
¿Cómo lo sabe el personal de la Congregación para la Doctrina de la Fe? Estudiando los textos en los que la voluntad divina ha sido interpretada por la Iglesia en el pasado. Por eso la Iglesia no tiene autoridad para bendecir hoy. Pero, ¿y si no fuera una cuestión de falta de autoridad, sino de falta de voluntad? Entonces habría que justificar esa voluntad con más detalle, en lugar de limitarse a afirmar que la homosexualidad no fue originalmente querida por Dios, como dijo una vez Benedicto XVI. La Congregación para la Doctrina de la Fe parece estar muy segura de conocer la voluntad de Dios.
¿Cómo llega a la conclusión de que las parejas homosexuales no son relaciones amorosas? Invoca los planes de Dios tal y como han sido fielmente interpretados y proclamados por la Iglesia, o como lo han sido en el pasado. Los planes de Dios inscritos en la creación han sido plenamente (!) revelados por Cristo. Esto significa: Lo que es bueno, lo dice la iglesia, porque la iglesia sabe que está autorizada a determinar lo que es bueno. La obediencia, y no la propia perspicacia, es la actitud adecuada ante tal autocomprensión.
Hasta ahora, me resulta familiar. Hasta 2013 esta era la opinión magistral penetrantemente repetida. La esperanza de que el Papa Francisco esté dispuesto a recapacitar, a liberar la discusión y posiblemente incluso a corregir la opinión doctrinal de sus predecesores, se esfumó brevemente. Ahora, en el octavo año de pontificado del Papa Francisco, eso fue probablemente todo con las expectativas de que la doctrina de la iglesia pronto podría moverse un poco en este campo. Francisco se muestra como un discípulo obediente de sus predecesores.
La “Nota explicativa” relacionada con el dubium presentado “¿Tiene la Iglesia autoridad para bendecir uniones de personas del mismo sexo?” (respondió inequívocamente “No”), sólo muestra hasta qué punto se ha aislado de los discursos morales modernos y se ha instalado en un mundo interno católico
La carta de la Congregación ignora que existe, como las ciencias humanas han demostrado desde hace tiempo, un espectro de orientaciones sexuales. Es de suponer que la descripción éticamente neutral de que existen otras formas de deseo más allá de la heterosexualidad es una consecuencia de la Caída. ¿O no? Frente a las normas científicas humanas se establece un orden objetivo de la creación. Que esto pueda ser también una mera construcción no puede ser, ya que el Magisterio sabe lo que Dios quiso originalmente. Ningún otro argumento cae. Curiosamente, la carta carece de cualquier referencia a las condenas bíblicas de las prácticas homosexuales. Esto al menos da la esperanza de que al menos la literatura exegética haya penetrado en los muros del Vaticano. Lo que finalmente llama la atención de la carta es lo fuerte que es el desacuerdo con lo que las relaciones amorosas modernas, al menos según el ideal, constituyen en su núcleo: no el contrato ni las consideraciones sociales, sino el afecto y el libre consentimiento. El deseo sexual que prevalezca aquí es irrelevante. La única cuestión decisiva es si la otra persona se entiende como persona. ¿Y esas relaciones no las querrá bendecir Dios?
Cuando la carta afirma que “la naturaleza de la bendición dada por la Iglesia” sólo es compatible con “lo que en sí mismo se ordena para servir a estos planes”, uno quisiera saber con un poco más de precisión cuáles son estos planes. Si sólo se refiere a la procreación de la descendencia, habría que interpretar la creatividad de Dios en materia de planes como algo limitado. Y cuando, citando a Francisco, dice que las personas con tendencias homosexuales deben “recibir la ayuda necesaria” para “comprender y cumplir plenamente la voluntad de Dios en sus vidas”, nos deja sin palabras. ¿Qué se recomienda aquí? ¿La superación de la tendencia? ¿Abstinencia sexual completa? El documento está atascado en una doctrina moral formulada en los años cincuenta. El desarrollo teológico del último medio siglo se obvia generosamente.
Al igual que con la cuestión de si la Iglesia quiere o no ordenar sacerdotes homosexuales, la Curia Romana se mantiene en el rumbo tomado bajo Juan Pablo II y Benedicto XVI. Se considera justa la estricta desigualdad de trato (¡sin analogía!) entre los matrimonios heterosexuales y los homosexuales. No ver esto como una discriminación sigue siendo un privilegio de la teología romana. Hablar de respeto, compasión y tacto mientras se niega la realidad de la homosexualidad y el amor de los homosexuales es una prueba no sólo de falta de mundo sino de un concepto de moral premoderna. ¿Se sabe a qué heridas conducen estas confesiones prejuiciosas? ¿Qué deseos excluyentes se esconden tras la formulación de querer promover una “comunidad sana en el pueblo santo de Dios”?
¿Se sabe a qué heridas conducen estas confesiones prejuiciosas? ¿Qué deseos excluyentes se esconden tras la formulación de querer promover una “comunidad sana en el pueblo santo de Dios”?
Todas estas preguntas sin respuesta llevarán a que cada vez menos personas estén dispuestas a someterse a la pretensión de que el Magisterio pueda decidir con su propia autoridad lo que está o no está facultado para hacer en materia moral. No hay que hacerse ilusiones: La Congregación para la Doctrina de la Fe no quiere que las parejas homosexuales sean apreciadas como relaciones amorosas en la Iglesia Católica. La única pregunta es qué precio están dispuestos a pagar los obispos por esta negativa. El documento de Roma acelerará aún más la emancipación de los católicos de la Iglesia como madre y maestra de moral. La “Nota explicativa” relacionada con el dubium presentado “¿Tiene la Iglesia autoridad para bendecir uniones de personas del mismo sexo?” (respondió inequívocamente “No”), sólo muestra hasta qué punto se ha aislado de los discursos morales modernos y se ha instalado en un mundo interno católico.
Por supuesto, la mayoría no está necesariamente en la verdad. Pero ante la explosividad de la cuestión sobre la bendición de las parejas homosexuales, que puede intervenir profundamente en la realidad de la vida de las personas creyentes, habría que hacer al menos un esfuerzo por dar razones en lugar de referirse siempre sólo a un orden divino de la creación. También dicho orden tiene que respetar el derecho de autodeterminación de las personas, siempre que no se vean afectados los derechos personales de los demás o de los necesitados de protección, dicho orden ha de ser un orden posible para el hombre. La “nota” difícilmente podrá contar con la obediencia. Sin embargo, es indicativo de lo difícil que sigue siendo para Roma el pensamiento moderno sobre la libertad. Larga es la sombra de los últimos pontificados.
Comentarios desactivados en “Es un momento bastante triste”: la respuesta del colectivo LGTBI a la puerta cerrada del Vaticano
James Martin: “La Iglesia está llamada a continuar acercándose a las personas LGBTQ”
El presidente de los obispos alemanes toma nota de la declaración vaticana, pero insiste en que “en este camino sinodal, nos esforzaremos por discutir el tema de manera amplia, para considerar la necesidad, y los límites, de un mayor desarrollo del magisterio”
“Tendremos que seguir buscando bendiciones a escondidas, o cada uno, en solitario, en lugar de poder acudir con nuestra pareja“, apuntan a RD algunos cristianos cercanos a estas asociaciones.
Fuentes consultadas por RD apuntan a varios obispos alemanes, norteamericanos y polacos, como autores de la pregunta institucional, de obligada respuesta
El veto de la Congregación para la Doctrina de la Fe a las bendiciones de parejas homosexuales ha caído como un jarro de agua fría entre el colectivo LGTBI cristiano, que ha preferido callar pese a, en privado, lamentar una medida que acaba con las esperanzas de muchos de poder integrar su amor, de alguna manera, en su vida cristiana. “Tendremos que seguir buscando bendiciones a escondidas, o cada uno, en solitario, en lugar de poder acudir con nuestra pareja”, apuntan a RD algunos cristianos cercanos a estas asociaciones.
“Es un momento bastante triste” fue, hasta el momento, la única reacción oficial de los grupos cristianos LGTBI, a través de un tweet. Quien sí ha querido analizar la respuesta del dicasterio presidido por monseñor Ladaria ha sido el jesuita James Martin, sj., uno de los mayores expertos en pastoral LGTBI.
Respuesta a los obispos alemanes
En un hilo en sus redes sociales, el religioso norteamericano aventura que el texto “puede ser una respuesta a los comentarios recientes de algunos obispos alemanes que habían manifestado su apertura a tales bendiciones”. en preparación para el próximo Camino Sinodal en el país.
Al tiempo, deja claro que un “dubium” no parte de una iniciativa vaticana, sino que se limita a “responder a una pregunta” proveniente de “un obispo individual o de una conferencia de obispos”. Distintas fuentes consultadas por RD apuntan a varios obispos alemanes, norteamericanos y polacos, como autores de la pregunta institucional, de obligada respuesta.
Martin recuerda que la propuesta de la Conferencia Episcopal alemana para aprobar una bendición especial para estas parejas “fueron ampliamente vistos como laprimera oportunidad para los acompañantes de parejas católicas del mismo sexo que habían buscado bendiciones para sus uniones”.
Al tiempo, el jesuita llama la atención de que la respuesta de la CDF “sigue a los comentarios del Santo Padre incluidos en la película “Francesco” sobre el apoyo a las protecciones legales para las uniones civiles del mismo sexo, que reflejan algunos de sus comentarios anteriores como Arzobispo de Buenos Aires”.
Y concluye, de manera críptica, apuntando que “la Iglesia está llamada a continuar acercándose a las personas LGBTQ, con ‘respeto, compasión y sensibilidad’, como se detalla en el Catecismo, imitando el acercamiento de Jesús a todos aquellos que se sienten marginados. Este alcance es un viaje tanto para la iglesia como para los católicos LGBTQ”.
Otro de los indirectamente aludidos por la nota de Doctrina de la Fe es el presidente del episcopado alemán Georg Bätzing, quien recalcó en un comunicado que “no hay respuestas fáciles a preguntas” como las formuladas en el “dubium“. Por ello, añadió, “en este camino sinodal, nos esforzaremos por discutir el tema de manera amplia, para considerar la necesidad, y los límites, de un mayor desarrollo del magisterio”.
“Lógicamente, los puntos de vista presentados por la Congregación hoy formarán parte de esas discusiones”, concluyó Bätzing, quien animó al debate “con argumentos sólidos”.
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El Vaticano dice que las uniones homosexuales son “ilícitas y contrarias al plan de Dios”
“La dignidad humana no requiere la bendición de una entidad que ha sido nefasta para los DDHH de mujeres, niños/as y personas LGBTIQ+”, apuntó el Movilh, junto con calificar de homofóbica y anticristiana la postura de la Iglesia Católica
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) repudió hoy que el Vaticano calificara de “ilícita” las uniones entre personas del mismo sexo, al tiempo que acusó al Papa Francisco y a la Alta Jerarquía de la Iglesia Católica de “un accionar homofóbico y anticristiano, cuya violencia daña la dignidad humana”.
La reacción tuvo lugar luego de que hoy la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano señalara en un comunicado que “no es lícito impartir una bendición sobre relaciones o parejas, incluso estables, que involucran actividad sexual fuera del matrimonio, como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”. Esto, porque se trata de “una elección y una forma de vida que no se puede reconocer como ordenada objetivamente en los planes revelados de Dios”, dijo.
Apuntó que lo expuesto “no excluye las bendiciones otorgadas a personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiestan la voluntad de vivir en fidelidad a los planes revelados de Dios como lo propone la enseñanza de la Iglesia”.
El vocero del Movilh, Oscar Rementería, acusó que “una vez el Vaticano da una señal nefasta contra la dignidad de las parejas del mismo sexo y de las familias homoparentales, llegando al extremo de calificar estos vínculos de ilícitos y contrarios a los planes de Dios. Esta falsedad de la Iglesia, y esta arrogancia para hablar en un nombre de un Dios que no le ha dado voz ni legitimidad, es una clara incitación a la violencia, anclada en la irracionalidad y en el desprecio a la diversidad social”.
Añadió que el “Vaticano no solo ofende a las parejas gays o lésbicas ajenas a su religión, pues particularmente niega el derecho a la fe y a la creencia en Dios de quienes se declaran católicos. Una vez más el Vaticano, el menos idóneo para hablar de sexualidad y amor de pareja, vomita su odio con un virulencia grotesca y agresiva, que supera con creces su “misericordia” con los curas abusadores de niños que ha encubierto durante siglos. El Vaticano, es, sin lugar a dudas, una de las entidades más anticristianas del mundo, que abofetea las enseñanzas y la historia de Cristo”.
Con todo, apuntó Rementería, “la dignidad humana no requiere la bendición de una entidad que ha sido nefasta para los derechos humanos de mujeres, niños/as y personas LGBITI. Estando inhabilitada moral y éticamente para bendecir, mal puede amenazar con no hacerlo”.
Comentarios desactivados en Beate Gilles: “Se ha roto el tabú para hablar de la bendición a parejas homosexuales”
Entrevista a la nueva secretaria general de la Conferencia Episcopal alemana
“En el Camino Sinodal las preguntas ya están sobre la mesa. En Limburgo tratamos el tema bajo el lema “Pedir la bendición”. Me quedó claro que la respuesta a la cuestión de la bendición no puede ser simplemente ‘sí’ o ‘no’, sino que la situación es más diferenciada”
“No creo que sea útil que en la Iglesia se definan posiciones como ‘fuera’ o ‘dentro’. ‘María 2.0’ también está formada por mujeres que participan en nuestras parroquias y que son un corazón de nuestra Iglesia”
“No sólo es un momento crítico para la Iglesia, sino también un momento emocionante, en el que muchas cosas ya han empezado a moverse. Así que me dije: no voy a huir, pero quiero participar”
“Conmigo como mujer, el cargo de Secretaria General cambiará definitivamente, por ejemplo, en lo que respecta al papel que puedo asumir en la vida espiritual de la casa; aquí tenemos que encontrar nuevas formas”
| Por Björn Odendahl y Ludwig Ring-Eife
(Katolisch.de).- Durante casi un cuarto de siglo, el jesuita Hans Langendörfer fue secretario de la Conferencia Episcopal Alemana. Antes de él, también, sólo los hombres consagrados ocupaban el cargo. Ahora, Beate Gilles, actual directora del Departamento de Infancia, Juventud y Familia de la Diócesis de Limburgo, es la primera mujer que asume el cargo. En su primera rueda de prensa, se centró en el futuro de la Iglesia en Alemania y en el Camino Sinodal. Katholisch.de habló con ella sobre este tema, así como sobre la cuestión de cómo ella, como mujer, quiere tratar las preocupaciones de reforma de otras mujeres en la Iglesia.
Señora Gilles, en primer lugar, felicidades por su elección como Secretaria General de la Conferencia Episcopal Alemana. ¿Le ha felicitado ya su predecesor, el padre Hans Langendörfer?
Muchas gracias. Sí, lo ha hecho. Me escribió una carta, pero aún no he podido leerla en detalle. Además, he recibido numerosos mensajes y felicitaciones en mi teléfono móvil.
El obispo Georg Bätzing, cuando fue elegido presidente el año pasado, dijo que a uno le gustaría huir de la tarea. ¿Sientes lo mismo?
Gilles: Cuando llegó la petición, también fue mi primer reflejo. He pensado en muchas cosas que decir en contra. Tenía menos que ver con el trabajo en sí que con la situación general de la iglesia. Pero entonces me di cuenta de que ahora también estoy en una posición en la que estoy por y para la iglesia. Además, no sólo es un momento crítico para la Iglesia, sino también un momento emocionante, en el que muchas cosas ya han empezado a moverse. Así que me dije: no voy a huir, pero quiero participar.
Una mujer, nueva secretaria general de los obispos alemanes
¿Qué quiere hacer exactamente en su nuevo puesto?
Gilles: En el futuro, incluso más que en mi anterior cargo en Limburgo, se tratará de los grandes temas que conciernen a la Iglesia en su conjunto. En primer lugar, está la dimensión social, es decir, la pregunta: ¿Cuándo es importante que la Iglesia católica alce la voz? La segunda dimensión se refiere a las cuestiones centrales de la Iglesia. Y una tercera dimensión para mí es el trabajo de la Asociación de Diócesis Alemanas (VDD). ¿Dónde podemos crear sinergias entre las diócesis? ¿Dónde tenemos que ahorrar dinero? ¿Y qué proyectos interdiocesanos queremos priorizar?
En el futuro tendrás un papel destacado en el Camino Sinodal. ¿Cómo ve el proceso?
Gilles: He seguido intensamente el Camino Sinodal en cuanto al contenido, pero ahora tengo que familiarizarme primero con las estructuras. Mi primera impresión es que una preparación muy cuidadosa de las situaciones de debate es especialmente importante. Por ejemplo, me pareció que algunos sinodales tenían menos miedo de presentar su posición en la versión digital. También registré que en los foros sinodales la gente ya está en diferentes etapas y que los temas también se discuten con diferente intensidad.
En la diócesis de Limburgo también ha trabajado en proyectos dedicados a la atención pastoral de las parejas en las llamadas situaciones irregulares, por ejemplo, los homosexuales. ¿Qué quiere aportar en este ámbito?
Gilles: En el Camino Sinodal las preguntas ya están sobre la mesa. En Limburgo tratamos el tema bajo el lema “Pedir la bendición”. Me quedó claro que la respuesta a la cuestión de la bendición no puede ser simplemente “sí” o “no”, sino que la situación es más diferenciada. Hemos optado por que todos den su opinión desde sus respectivas profesiones, por cierto, antes del inicio del Camino Sinodal. De este modo, hemos creado un emocionante testimonio eclesiástico contemporáneo, porque se nota que esta retroalimentación ha resultado mucho más contenida que después de la primera asamblea sinodal. Así que se ha roto el tabú de hablar de ello.
Otro tema del Camino Sinodal es el de la participación de las mujeres en la Iglesia. Antes del comienzo de la Asamblea volvieron a producirse protestas y llamamientos, entre otros de las asociaciones oficiales de mujeres, pero también de “María 2.0”. ¿Se acerca a los grupos en la función de mayor rango que una mujer puede alcanzar actualmente en la Iglesia en Alemania?
Gilles: Por supuesto, me dirijo a las asociaciones oficiales, como kfd o KDFB, donde ya conozco a varios responsables. Pero también me estoy acercando a “María 2.0”. Porque no creo que sea útil que en la Iglesia se definan posiciones como “fuera” o “dentro”. “María 2.0” también está formada por mujeres que participan en nuestras parroquias y que son un corazón de nuestra Iglesia. Si se observa el “Ataque de Tesis” de este fin de semana, también vale la pena echar un vistazo más matizado. Hay cuestiones en las que ya es posible una buena colaboración, pero también hay puntos en los que tenemos que decir: “Todavía no hemos llegado a ninguna parte”. Pero eso no significa que no debamos discutir estas demandas.
Ahora usted, como única mujer, tiene que coordinar y moderar la interacción de 68 hombres ordenados, los obispos. ¿Cómo quieres hacerlo?
Gilles: Si miro aquí a la Secretaría de la Conferencia Episcopal, pero también a los ordinariatos individuales, entonces la relación allí ya es diferente. Hay una buena mezcla de hombres y mujeres, consagrados y no consagrados. Así que no es una situación completamente nueva para los obispos. Además, no soy miembro con derecho a voto en las asambleas, por lo que la pregunta “¿Cómo vota la única mujer que hay?” no se plantea. Aun así, es una señal fuerte poner a una mujer en esa posición de liderazgo ahora.
Entre los obispos se han notado recientemente algunas tensiones. ¿Cómo quieres afrontarlo?
Gilles: Creo que es importante no sólo hablar con los obispos sobre las proverbiales “patatas calientes”, que se acaban de tratar en el Camino Sinodal. Entonces, probablemente surgirá una imagen más diferenciada. Sólo nuestros debates sobre los medios financieros y la cuestión de cómo queremos dar impulsos juntos en el futuro nos unirán. Pero primero tenemos que conocernos mejor. Porque se necesitan experiencias comunes.
Exklusiv: Im Interview spricht die neue DBK-Generalsekretärin Beate Gilles über den Umgang mit Bischöfen – und was sie als erste Frau in diesem Amt von der Reformbewegung “Maria 2.0” hält. https://t.co/rsOkfoyf5G
Usted conoce muy bien al obispo Georg Bätzing de Limburgo. ¿Qué está haciendo prácticamente para conocer mejor a sus hermanos en el cargo?
Gilles: Ciertamente, buscaré el diálogo con cada uno de los obispos. Pero también pediré a los obispos que me den algunos contactos adicionales en su diócesis. Es cierto que tengo algunos contactos de mi trabajo anterior. Pero me gustaría conocer mucho mejor cada una de las diócesis.
Por último, una pregunta personal. Antes tenías hombres consagrados en tu puesto, ahora una mujer no consagrada: ¿temes estar bajo especial observación y presión para rendir?
Gilles: La situación no es del todo nueva para mí desde mi época en Limburgo. Sin embargo, no sólo me concierne a mí, sino a muchas mujeres que ocupan puestos de liderazgo, ya sea dentro o fuera de la Iglesia. Conmigo como mujer, el cargo de Secretaria General cambiará definitivamente, por ejemplo, en lo que respecta al papel que puedo asumir en la vida espiritual de la casa; aquí tenemos que encontrar nuevas formas. Pero fue una decisión consciente la de abrir la oficina. Por lo tanto, puedo estar seguro de que quienes me han elegido ahora también lo quieren así, y puedo estar seguro de una buena cooperación.
Comentarios desactivados en El Cardenal de Viena Schönborn carga contra un obispo que comparó las relaciones homosexuales con los campos de concentración… y el arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput responde furioso
Christoph Schönborn
En cuanto a la bendición de gays la Iglesia “no tiene fórmulas ciertas”
Anima a “encontrar respuestas cuidadas que mantengan a la vista la dignidad” de los homosexuales
“Es y seguirá siendo incomprensible que uno pueda hacer una conexión entre crímenes sistemáticos contra la humanidad y las formas de vida de las personas homosexuales”
Chaput: “Cualquier bendición de uniones homosexuales heriría a la Iglesia”
(Cameron Doody).- “Inaceptables“. De esta forma ha calificado el cardenal Christoph Schönborn los ataques de los elementos más conservadores del catolicismo a la idea de que la Iglesia pueda llegar a bendecir a parejas del mismo sexo. Una cuestión -la del matrimonio homosexual- para cuyos “retos” la Iglesia “no tiene fórmulas ciertas”, ha añadido el purpurado, y como tal está llamada a “encontrar respuestas cuidadas… que mantengan a la vista la dignidad y la salvación de las almas a los que les conciernan”.
Andreas Laun,
El arzobispo de Viena publicó un comunicado este martes en Kathpress en el que lamenta la polémica levantada por los comentarios recientes del cardenal arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, en los que éste afirmó que podría imaginar una forma de bendecir a parejas homosexuales en la Iglesia católica. Polémica que ha llevado demasiado lejos, según el cardenal Schönborn, el obispo auxiliar emérito de Salzburgo, Andreas Laun, quien llegó a comparar las propuestas bendiciones de personas del mismo sexo con la bendición de los prostíbulos, las armas, la mafia o los campos de concentración.
“No es para nada aceptable mencionar el valor de las relaciones de personas del mismo sexo a la vez que se menciona la mafia o los campos de concentración, como ha ocurrido ahora, por desgracia“, manifestó el cardenal Schönborn. “Estas cosas no se comparan. Hablar así es inaceptable”.
El actual arzobispo de Salzburgo y vicepresidente de Schönborn en la Conferencia Episcopal austriaca, Franz Lackner, también cargó contra Laun por sus comentarios lamentables.
“La elección de palabras y comparación son totalmente inapropiadas”, denunció Lackner a Kathpress. “Es y seguirá siendo incomprensible que uno pueda hacer una conexión entre crímenes sistemáticos contra la humanidad y las formas de vida de las personas homosexuales”, añadió.
El respaldo del cardenal Schönborn al cardenal Marx representa un importante paso más en el debate sobre la cuestión del cuidado pastoral de los homosexuales al que llamó el purpurado alemán. Aunque ha habido algunas “voces en el desierto” -como las de Laun o del arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput– que han rechazado la propuesta de Marx en términos homofóbos “inaceptables”, estas voces han sido minoritarias, lo que demuestra la oportunidad de las palabras de Marx animando a reconsiderar cómo la Iglesia “puede enfrentar los desafíos planteados” por los matrimonios homosexuales y las demás “nuevas circunstancias de la vida de hoy”.
Charles Joseph Chaput,
Después de que algunos obispos alemanes se manifestaron a favor de la bendición de parejas del mismo sexo, el arzobispo de Filadelfia, Charles Joseph Chaput, lanzó una andanada ante cualquier paso en esa dirección, recalcando que la bendición de uniones gay “minaría gravemente el testimonio de la Iglesiasobre la naturaleza del matrimonio y la familia”.
En una carta a los sacerdotes de su diócesis, y en respuesta tanto al cardenal Marx como al vicepresidente del Episcopado alemán, Franz-Josef Bode, quienes subrayaron esta posibilidad, Chaput resaltó que “la imprudencia de estas declaraciones públicas es preocupante”.
“Cualquier rito de bendición de parejas homosexuales, cooperaría a un acto moralmente prohibido, sin importar cuán sinceras sean las personas que buscan la bendición“, advirtió el prelado estadounidense, quien advirtió que cualquier bendición “confundiría y desorientaría a los fieles, y heriría la Iglesia“. “Lo que sucede en la Iglesia en Alemania sobre un tema tan significativo resuena inevitablemente en la Iglesia, y eventualmente aquí”, añadió el arzobispo de Filadelfia, para quien “cualquier rito de ese tipo iría en contra de la Palabra de Dios y de la constante enseñanza y creencia católica”.
Chaput concluyó su carta al clero local reiterando que “bajo ninguna circunstancia ningún sacerdote o diácono puede tomar parte, atestiguar u oficiar cualquier tipo de unión civil de personas del mismo sexo; o cualquier ceremonia religiosa que busque bendecir tal acto”. Esta medida, explica, no significa un rechazo a las personas, sino que busca “sostener con claridad lo que sabemos es cierto sobre la naturaleza del matrimonio, la familia y la dignidad de la sexualidad humana”.
Mientras tanto, el presidente de los obispos alemanes, cardenal Reinhard Marx, ha confesado la existencia de una comisión dentro de la Iglesia alemana encargada con “preparar” una discusión futura sobre la bendición de parejas gays.
Tal y como informó el Süddeutsche Zeitung, el arzobispo de Múnich y Frisinga descartó que esta cuestión formara parte de las conversaciones entre el episcopado en su asamblea primaveral en Ingolstadt que echó a andar ayer y durará hasta el jueves. Si bien no está en la agenda para estos días, no obstante, el purpurado sí reveló que un grupo ya está investigando la posibilidad de ofrecer ritos especiales a personas homosexuales, pero eso sin un mecanismo ya establecido ni un plazo específico para llegar a sus conclusiones.
El pasado 3 de febrero el cardenal Marx declaró que en la Iglesia “no tenemos reglas” a la hora de decidir si bendecir a las personas y parejas gays, con lo que no valen las “soluciones generales” y “tengo que dejarlo al pastor sobre el terreno, acompañando a un individuo con cuidado pastoral”.
Las confesiones del purpurado -miembro de consejo de cardenales asesores del Papa Francisco (el conocido como G9) y como tal uno de los hombres más cercanos al pontífice- vinieron después de que el obispo de Osnabrück, Franz-Josef Bode, sugiriera en enero que la Iglesia podría “pensar en una bendición que no debe confundirse con un enlace matrimonial“, ya que “el silencio y los tabúes” sobre la homosexualidad “no conducen a nada” y solo “crean confusión”.
Comentarios desactivados en Juan Masiá, sj.: “El Código permite la celebración de una bendición religiosa del matrimonio civil sin boda canónica”
De su blog Vivir y pensar en la frontera:
‘Amoris Laetitia’ y la acogida eclesial a los matrimonios del mismo sexo
“Mientras no evoluciona la doctrina, queda el recurso a la práctica pastoral”
El párroco Flavio atendió la consulta matrimonial de los cónyuges Ticio y Cayo (nombres todos ficticios, como en los manuales canónicos de casus conscientiae, pero que convienen a personajes, hechos y dichos reales en un lugar mediterráneo el pasado 13 de Junio, que san Antonio bendiga).
Ticio y Cayo convivían como pareja de hecho desde hace tiempo y, sin ocultarlo, participaban con normalidad en la vida de la parroquia. Ahora, aprovechando que en su país las leyes lo permiten, han formalizado civilmente su situación. Pero desearían la bendición sacramental de su unión y han venido a consultarlo.
— Padre Flavio, usted ya nos conoce bien y sabe que, aunque nos hemos casado civilmente, echamos de menos su bendición.
—Mi bendición, no. La de Jesús, que ya sabéis que no os casa un juez, ni os casa un cura, sino que os casáis vosotros y el Señor bendice la unión para que, a lo largo de la vida, se vaya haciendo irrompible.
—Ah, qué bien, Entonces, ¿Nos podemos casar también en la Iglesia y nos da usted esa bendición del Señor? , dice Ticio.
—La verdad es que estábamos dudando si pedírselo, añade Cayo. —Se lo comentamos al cura Filiberto y nos dijo que no se puede, que lo dijeron los obispos en la reunión esa del Sínodo, y que también lo dice el Papa en una carta que ha escrito sobre amor y alegría
—Bueno, vamos por partes, dice el cura Flavio. Lo que dice Filiberto que dice Francisco no es del todo exacto. En realidad, Francisco dice dos cosas: primero, que a vosotros hay que acogeros en la Iglesia sin la más mínima discriminación; segundo, que una boda como la vuestra iría en contra de lo que dice el derecho canónico que es el matrimonio.
Con esto, ya puedo responder a vuestras preguntas. Porque me habéis hecho dos preguntas distintas: si os podéis casar canónicamente en la iglesia y si la Iglesia puede bendecir vuestra unión ya civilmente formalizada.
A la primera pregunta os tengo que responder que no. Hoy por hoy, mientras no se reforme el derecho canónico, no podemos celebrar esa boda canónicamente, cumpliendo con todos los requisitos canónicos e inscribiéndoos en el registro matrimonial. Pero, por otra parte, ni falta que os hace, porque ya estáis casados civilmente.
Pero a la segunda pregunta os tengo que decir que sí. Lo mismo que la semana pasada celebramos dentro de la misa la renovación de la promesa matrimonial de nuestros amigos Clara y Felipe, en sus bodas de plata, del mismo modo podemos celebrar dentro de la misa de nuestra comunidad, que os acoge, podemos celebrar la renovación de la promesa de vuestro matrimonio civil y que Dios la bendiga.
—¿Y no le llamarán la atención a usted desde Roma?
—Después de Amoris laetitia, ya no. Mirad lo que escribe un teólogo moral amigo mío. que comenta así en su blog la exhortación de Francisco:
Mutaciones en la práctica, evolución de las doctrinas
En el n. 251 de Amoris Laetitia Francisco se limita a citar lo que dijeron los obispos sobre “los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales: no existe ningún fundamento para asimilar a establecer analogías entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”.
En el número 250, citando palabras suyas en Misericordiae vultus dice: “El amor de Jesús se ofrece a todas las personas sin excepción… toda persona, independientemente de su tendencia sexual ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, evitando todo signo de discriminación”.
La afirmación del n. 251 presupone que la actual formulación canónica de la doctrina sobre el matrimonio refleja el designio de Dios sobre la familia, lo cuál es exegética y teológicamente cuestionable, al menos en el sentido de cerrar la puerta a toda evolución de la doctrina. Además, tomando en serio la afirmación del n. 250, hay que cuestionar el presupuesto de que la actual formulación canónica de la doctrina sobre el matrimonio refleje el designio de Dios sobre la familia.
Sin embargo, hoy por hoy, estando vigente la normativa canónica, no podría ningún párroco permitir en su jurisdicción una boda canónica de una pareja del mismo sexo ni inscribirla en el registro matrimonial con todos los requisitos correspondientes. En un futuro (que quizás tardará más de lo deseable) será posible, si y cuando se haya realizado antes la reforma del derecho canónico, la revisión y evolución de las doctrinas sobre sexualidad y matrimonio y se haya revisado la exagerada juridificación de la vida sacramental.
Pero lo que si nos permite la postura del n. 250 es la celebración de una bendición religiosa del matrimonio civil sin boda canónica. Esto se aplica no solamente al caso de la pareja del mismo sexo, sino también a otras situaciones como las de divorciados vueltos a casar civilmente. Precisamente en el párrafo 297, en que insiste en “integrar a todas las personas en la comunidad eclesial según la lógica del Evangelio” acentúa Francisco así:“No me refiero sólo a los divorciados en nueva unión, sino a todos, en cualquier situación que se encuentren”
Esta práctica, lo mismo que la de resolver mediante “discernimiento en el foro interno” casos insolubles canónicamente, hace años que se realizaba en las vanguardias de la pastoral en diversos países y diócesis (Háganlo, pero no me pidan permiso, decían algunos obispos con sentido común y evangélico, (que “haberlos haílos también). Ahora, después de la Amoris laetitia, no solo está avalada esta práctica, sino que engendra y provoca el cambio y evolución doctrinal. Con razón decía Francisco en el prólogo de Amoris laetitia que quedan pendientes cuestiones doctrinales. Una de ellas, la de no limitarse a las declaraciones de nulidad, sino a reconocer el divorcio por ruptura de lo que no fue nulo, pero se ha roto irremediablemente, y reconocer las nuevas nupcias.
Entretanto, mientras no evoluciona la doctrina, queda el recurso a la práctica pastoral de bendecir la unión de la pareja que se ha formalizado civilmente. Lo mismo que ocurre al resolver en el foro interno el tema del acceso a los sacramentos para los divorciados vueltos a casar, este paso práctico pastoral no es una aplicación o una excepción de una doctrina, sino un paso adelante creativo que provoca, suscita y alienta la evolución de las doctrinas.
Por eso es tan decisivo el paso dado por Amoris laetitia. Lo han percibido muy bien quienes la critican por no coincidir con algunas aspectos del magisterio anterior (Humanae vitae, Familiaris consortio…). En realidad esa crítica es la mejor alabanza de la Amoris laetitia, porque eso es lo que estaba haciendo falta con muchos años de retraso: no repetición , sino evolución doctrinal. Lo paradójico es que para lograrlo haya hecho falta repetir por activa y pasiva que nada cambia doctrinalmente, cuando precisamente ese cambio pastoral es el que produce la evolución doctrinal requerida y esperada.
Permitirá a sus clérigos uniones civiles pero manteniendo el celibato
La alta jerarquía indicó que no toleraría desobediencia respecto a esta instrucción
(BBC Mundo).- La alta jerarquía de la Iglesia Anglicana comunicó que no se le permitirá al clero contraer matrimonio del mismo sexo e indicó que no toleraría desobediencia con respecto a esa instrucción.
Dicha iglesia permite a sus clérigos a entrar en uniones civiles pero solo bajo el entendimiento de que mantendrán el celibato.
En su guía, los obispos también descartaron cualquier ceremonia especial de bendición para las parejas homosexuales, a pesar de un informe oficial de la iglesia que recomienda que el clero pueda realizarlas según su criterio.
Pero los obispos señalaron que solo se deberían proveer oraciones informales para las parejas gay.
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