Las agresiones por LGTBfobia en Londres se disparan un 30% en un solo año
Ampliando la noticia que ayer anticipábamos:
Fracturas de la órbita (la cavidad ósea del ojo) y de un hueso metacarpiano. Y hablamos solo de las secuelas físicas, las más fáciles de cuantificar. Es el resultado de la brutal agresión con tintes homófobos que sufrió en la tarde del domingo Jean Michel Touche, de 40 años, en una zona boscosa de Londres. La agresión coincide con la difusión de un dato altamente preocupante: las agresiones por LGTBfobia se han incrementado un 30% en el último año en la capital británica.
Jean Michel Touche, que ha necesitado ser intervenido quirúrgicamente debido a su fractura de órbita, fue agredido por dos jóvenes que le gritaron insultos homófobos sobre las 17:30 horas de la tarde del domingo en Barnes Common, una zona natural protegida situada en Barnes, al sudoeste de Londres. También le robaron su teléfono móvil, un modelo iPhone 6.
Es posible que la agresión sufrida por Touche no hubiera merecido una especial atención (nosotros mismos nos vemos ya incapaces de recoger todas las agresiones por LGTBfobia que ocurren en otros países europeos, limitándonos a las muy graves o especialmente llamativas) si no fuera porque coincidía en el tiempo con la difusión, por parte de la polícia metropolitana, de las estadísticas de crímenes de odio en Londres, que muestran como las agresiones por LGTBfobia cometidas en los últimos doce meses (de agosto a julio) han crecido un 30%, pasando de 1.289 (en el periodo equivalente anterior) a 1.667.
De todos los distritos londinenses, el que acumula un mayor número de agresiones (135) es Westminster, precisamente el distrito que alberga el barrio del Soho (la “Chueca” londinense). El distrito en el que las agresiones han crecido más, sin embargo, es el de Bromley, al sureste de la capital, donde pasaron de 17 a 54 (un 218% más).
Más denuncias, más visibilidad…
Resulta imposible no establecer paralelismos entre lo que sucede en Londres y lo que estamos viendo a lo largo de los últimos meses en España en general y en Madrid muy en particular, donde el número de agresiones por LGTBfobia parece estar incrementándose de una forma muy ostensible.
Ello no quiere decir, necesariamente, que el problema de base sea mayor, pero sí que se manifiesta de una forma más virulenta. Varios factores pueden tener que ver. Dos de ellos han sido señalados por la propia policía metropolitana londinense al hacer públicas sus estadísticas: las agresiones por LGTBfobia se denuncian más que antes y el personal policial está mejor preparado para detectar y registrar como crímenes de odio agresiones que antes pasaban por delitos comunes. Son dos circunstancias que también fueron destacadas en España cuando el Ministerio del Interior hizo públicas en abril sus estadísticas, que mostraban que en 2014 la mayor parte de los delitos de odio que se cometieron en nuestro país lo fueron por LGTBfobia (513, un 39,9% del total).
Nos atrevemos a destacar un tercer factor: la mayor visibilidad de las personas LGTB, cada vez más confiadas por los avances jurídicos y sociales (Inglaterra y Gales aprobaron el año pasado su ley de matrimonio igualitario), y que como desgraciado “efecto colateral” puede desembocar en un cierto ascenso de la LGTBfobia más extrema.
La solución no puede pasar, sin embargo, por volver al armario, ni en Reino Unido ni en España. Son necesarias medidas contundentes que den un mayor grado de protección a las personas LGTB para que se sientan seguras en todo momento. No olvidemos, además, que según datos de la FELGTB más del 70% de quienes sufren agresiones físicas o verbales o amenazas con tintes LGTBfóbicos no lo denuncia (entre el 60 y el 90%, según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea).
Fuente Dosmanzanas
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