Interesante artículo de Desiderio Parrilla Martínez que hemos leído en Religión Digital:
Le califica de “Papa peronista”
Los medios católicos no defienden a Francisco
El 17 de diciembre, coincidiendo con el 78 cumpleaños del Papa Francisco, se iniciaban las negociaciones del histórico acuerdo entre Estados Unidos y Cuba para levantar el embargo. Tanto Obama como Castro agradecieron de esta manera el papel jugado por la Santa Sede para el buen fin de las negociaciones.
Frente a esta buena noticia hubo sin embargo reacciones extemporáneas, que manifiestan el clima de odio que la ideología anti-católica, capitalista y neoliberal, pretende mantener contra el pontificado del papa Francisco.
Hubo incluso ataques personales contra el propio papa. Y un silencio significativo por parte de 13TV o la prensa católica contra estos ataques, así como de otros medios conservadores que una vez más no salieron en defensa del papa Bergoglio. En España, cabe destacar la invectiva del periodista Federico Jiménez Losantos, quien motejó al papa de “papa peronista” o se atrevió a afirmar: “pues al infierno irá”.
Aplicando el principio “en favor del reo”, interpretamos que esta expresión no recoge el deseo de Jiménez Losantos de que el papa “se pudra en el infierno”, ya que el periodista es ateo, además de neoliberal, y no cree en los Novísimos. Pero su acusación de que “Francisco I es un papa peronista” es un juicio que merece comentario aparte, porque supone una afirmación que no requiere del auxilio de la gracia para refutarse, y además es un juicio palmariamente falso.
El juicio verdadero sería afirmar que “el papa Francisco es un papa católico”, no un “papa peronista”, dado que su teología política es netamente católica, frente a la teología política anticatólica del neoliberal Jiménez Losantos, y de otros medios conservadores.
De hecho, podríamos completar el juicio anterior para adecuarlo todavía más a la realidad y afirmar que la teología política del Papa Francisco es la teología política católica de tipo hispana, en su forma de “teología popular”, que nació precisamente como superación de la teopolítica peronista que le precedía. Desarrollemos las premisas de esta afirmación para mostrar la verdad de nuestro juicio.
Desde el 13 de marzo de 2013 la teología argentina ha estado en el centro del interés internacional. El Papa Francisco quizá no sea su teólogo más importante, aunque ciertamente ha sido uno de sus predicadores más destacados gracias a su acción pastoral como obispo de Buenos Aires, y la ha ofrecido al mundo en su exhortación apostólica “Evangelii gaudium”. El Papa emplea el término “pueblo” en 164 ocasiones: el sustantivo más utilizado de todo el documento. El Papa recurre a esta noción teológica como solía hacer en Buenos Aires, haciéndose eco de uno de los conceptos claves de la llamada “Teología del pueblo” o “Teología popular” argentina.
Esta “Teología del pueblo” es uno de últimos avatares que el modelo teopolítico hispano clásico ha desarrollado en la sociedad de nuevo régimen. En su origen tiene la virtud de ser un intento de superar el conflicto entre la teocracia eclesiástica y cierto cesaropapismo estatal infiltrado en las filas del peronismo argentino. Esta Teología popular surgía para solventar las anomalías que desencadenaron el conflicto trágico de hegemonía vivido en Argentina en los años 1954 y 1955 entre el movimiento Justicialista y la Iglesia católica.
El peronismo se manifestó entonces como un modo hispánico de ejercer la teología política, con aciertos indiscutibles y con evidentes errores, pero chocó con la limitación que imponía una Iglesia nacional que no compartía esta tradición hispánica en modo alguno. A esta hierocracia militante de la Iglesia argentina hay que sumar, por supuesto, las propias limitaciones del modelo teopolítico peronista, que contribuyó en igual medida a desencadenar aquellos lamentables acontecimientos que esperamos nunca vuelvan a repetirse.
Es bien sabido que de este conflicto sangriento surgieron en Argentina dos corrientes antagónicas: una derecha teopolítica que esgrimía una teocracia desarrollista, neoliberal, de Nueva Cristiandad que se enfrentaba a su vez contra una izquierda teopolítica que se polarizó en torno al modelo liberacionista de esta misma neocristiandad.
El programa teopolítico de la “Teología populista” resulta crucial porque fue un intento de resolver tanto los problemas que originaron el conflicto entre el peronismo y la Iglesia en 1955 como los conflictos que surgieron a raíz de resolver este conflicto histórico: por un lado, la reacción derechista de las dictaduras y, por otro, la deriva neomarxista de los montoneros.
La Teología del Pueblo es, por tanto, una forma de hispanismo teopolítico más refinado que el peronismo precedente. Pero es mucho más que eso, ya que supuso el establecimiento de una tercera vía para superar la falsa dicotomía establecida en Argentina desde 1955 entre el liberalismo y el marxismo. Esta superación le permitió disolver la aporía en que degeneró el modelo de Nueva Cristiandad sin tener que abandonar los presupuestos del modelo hispánico, ya implícitos en el movimiento peronista previo al conflicto. Leer más…
General, Iglesia Católica
13TV, Ataques, Federico Jimenez Losantos, Papa Francisco, Peronismo, Teología de la Liberación, Teología del Pueblo
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