Demandan justicia para una trabajadora sexual que mataron por no haber dicho que era transexual
Las compañeras de Paola, una trabajadora sexual que fue asesinada de dos disparos por un cliente al que no habría advertido que era transexual, se manifiestan en el lugar del crimen con su féretro para exigir justicia después de que pusieran en libertad al sospechoso por falta de pruebas.
La noche del 30 de septiembre fallecía Paola, de 23 años de edad y trabajadora sexual, tras acceder a hacer un servicio por 200 pesos en el interior de un Nissan March de color gris, donde le dispara dos veces su propio cliente, un ex militar que actualmente se dedica a la seguridad privada, porque no le habría dicho que era transexual. Fallece al instante al entrar una bala por el pecho y salir por la espalda, destrozando en su camino sus pulmones, mientras que la otra entra por su barbilla para salir por la parte alta de la cabeza.
Los hechos se producen a pocos metros del lugar donde la había recogido, por lo que son sus propias compañeras las primeras que acuden en su ayuda, dejando constancia en un desgarrador vídeo los últimos minutos de vida de su compañera y logrando incluso retener al cliente y sospechoso de su asesinato con la ayuda de una patrulla de la policía, quienes lo suben al coche patrulla para evitar que fuera linchado por las compañeras de Paola. Ante el nerviosismo de la situación, el sospechoso llega a romper el cristal del coche patrulla para intentar escapar, aunque es sometido finalmente por la policía. Advertimos que el video es muy duro:
Identificado como Arturo Felipe Delgado Olvera, es presentado ante el Ministerio Público de la delegación Cuauhtémoc, una de las 16 delegaciones en que se encuentra dividida la ciudad de México. Pero sólo 48 horas después es puesto en libertad por la sala 65 del Tribunal Superior de Justicia el pasado domingo, 2 de octubre, con la excusa de que no había suficientes pruebas para acusarlo del homicidio. «Se sube Paola y nada más caminó cuatro metros y se oyeron dos balazos, uno fue en el cuello y otro en la pancita (…) Claro que fue él, yo vi cómo le disparó y no es justo que liberen a un asesino», relata Belinda Morales, compañera de Paola y testigo de lo sucedido, al igual que Kenia Cuevas, la primera en socorrerla y autora del vídeo, quien proclama que están «hartas, ya no queremos más casos de transfobia, ni una muerta más».
«Ella huyó de Ciudad del Carmen, Campeche, siendo adolescente. Vagó por algunos estados del sureste mexicano, donde comenzó a prostituirse para sobrevivir hasta que llegó a la Ciudad de México hace poco más de tres años. Bebía mucho, casi todo el tiempo trabajaba borracha, pero no era agresiva», explica Morales refiriéndose a Paola, agregando que su vida estuvo marcada por el sufrimiento y el rechazo de su propia familia, motivo por el que sus propias compañeras se hacen cargo de su cadáver. «Para pagar el funeral cooperaron chicas de diferentes zonas: de la Merced, Sullivan, Insurgentes, Puente de Alvarado y hasta Tlalpan. Ves a pocas aquí pero son muchas las que apoyaron con algo, pueden ser putas… pero no culeras», declara Adriana Barrios Ruiz, casera de la habitación en la que Paola vivía desde hace más de un año en la colonia Doctores.
En señal de protesta, el miércoles, 5 de octubre, las compañeras de Paola deciden volver al mismo lugar en el que le habían quitado la vida, la Avenida Insurgentes esquina con Puente de Alvarado, exhibiendo su cadáver dentro del féretro. «La prostitución es un trabajo, el asesinato un crimen y nos tratan peor a nosotras que a los delincuentes, no hay día en que no nos maltraten. Ya estamos hartas de la violencia, de la transfobia, de la impunidad», remarca Cuevas. En la plataforma Change.org se ha iniciado una petición dirigida al procurador general de Justicia de la Ciudad de México, así como al jefe de gobierno pidiendo justicia para Paola, solicitando la revisión del caso para que su muerte no quede impune.
México ocupa el segundo lugar en América Latina con el mayor número de asesinatos contra personas transexuales, sólo superado por Brasil. Se estima que 77 ciudadanos mueren cada año producto de los crímenes de odio.
Fuente Universogay
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