Un activista de Singapur presenta una demanda contra la sección 377A que castiga las relaciones gays
Siguiendo la estrategia que ha llevado a la derogación de la ley que castigaba las relaciones entre personas del mismo sexo en la India y alentado por la iniciativa de Tommy Koh, que intentó que su gobierno rectificara la misma ley en su país, un activista, Johnson Ong, ha presentado una demanda para declarar inconstitucional la sección 377A de Singapur.
Si Theresa May pedía perdón a principios de año por el legado homofóbico que el colonialismo británico había dejado en muchos países, India se libraba de su sección 377 en octubre. Inspirado por el hecho de que la ley homónima de Singapur no solo es similar, sino prácticamente la misma si tenemos en cuenta que se denomina sección 377A, un activista, Johnson Ong, decide imitar el mismo proceso en su país con el objetivo de llegar al mismo resultado, para lo que ha presentado una demanda para anular la ley que prohíbe la homosexualidad en Singapur, argumentando que es «absurda y arbitraria» y que constituye «una violación de la dignidad humana».
«India es una sociedad tan conservadora, mucho más conservadora que Singapur en algunos aspectos. Así que pensé, si India puede hacerlo, ¿por qué no podemos nosotros?», afirma este activista de 43 años de edad que, como tantos otros activistas de las que fueran antiguas colonias británicas, no solo considera la decisión de la justicia india como una victoria para el movimiento de los derechos de las personas homosexuales, sino como un rechazo del legado de la era victoriana. Situada al sur de la península de Malasia, la República de Singapur es una próspera ciudad-estado que constituye el país más pequeño del sudeste asiático. La instauración de la sección 377A se remonta a 1938, y castiga con hasta dos años de prisión a un hombre que se involucre en «cualquier acto de indecencia grave» con otro hombre, aplicándose rara vez a relaciones entre mujeres.
En octubre de este año, un veterano diplomático de Singapur, Tommy Koh, recoge más de 50.000 firmas con el objetivo de instar al gobierno a reconsiderar la sección 377A como parte de una revisión de su código penal en proceso actualmente, petición que ha sido desestimada por el gobierno tras la presión del Consejo Nacional de Iglesias de Singapur, que representa a alrededor de 200 iglesias. «El estilo de vida homosexual no solo es perjudicial para las personas, sino también para las familias y la sociedad en general», afirman los radicales religiosos, emulando igualmente los argumentos de los sectores homófobos de otros países que aseguran que la anulación de la sección 377A amenaza los «valores tradicionales» y abocaría al país a una «resbaladiza pendiente».
Hace un lustro que Lee Hsien Loong, Primer Ministro de Singapur, se posicionara a favor de mantener la sección 377A, lo que reiteraba en una entrevista reciente a la BBC en la que afirmaba que estaba «preparado para vivir con eso hasta que cambien las actitudes sociales». Una reciente encuesta, realizada por Ipsos Public Affairs, concluye que el 55 % de las personas en Singapur apoya la Sección 377A, mientras que solo el 12 % se opone. El cuerpo de funcionarios asegura que rara vez se aplica esta ley, lo que no consuela a los miembros del colectivo LGBT de Singapur que no se resignan a la sombra de una normativa que los califica como criminales únicamente en función de su identidad, además del hecho de que propicia el acoso y la discriminación cotidiana, dado que muchos no llegan a denunciar por miedo a ser procesados ellos mismos.
«Tú ves la palanca allí y el gobierno está diciendo: ‘No se preocupe, no vamos a tirar de ella’. Pero nunca se sabe», explica Ong, director de una agencia de márquetin viral, aunque más conocido por su faceta de DJ con elnombre de Big Kid, quien es abiertamente gay y vive con su pareja de hace mucho tiempo, lo que no le evita tener la sensación de vivir como si estuviera «parado sobre una trampilla». La audiencia previa al juicio está prevista para el 18 de febrero, mientras tanto, activistas de Sri Lanka y Kenia también han presentado demandas similares en sus respectivos países.
El activista Johnson Ong
Una sociedad muy conservadora
Singapur es una ciudad-estado del sudeste asiático, con una economía capitalista fuertemente desarrollada. Poblada por diferentes grupos étnicos y religiosos, la mayor parte de su población es de origen chino, aunque hay una elevada proporción de malayos e indios. La religión más practicada es el budismo, si bien existen importantes minorías musulmana y cristiana. Es, en cualquier caso, una sociedad globalmente muy conservadora.
Singapur no despenalizó hasta 2007 tanto el sexo oral como el sexo anal, pero sólo para heterosexuales. Las relaciones homosexuales masculinas siguen penalizadas como “conductas obscenas” de acuerdo a la ya mencionada sección 377A del Código Penal, aunque en la práctica no se persiguen, siempre y cuando se practiquen en privado. En 2015, el Gobierno seguía defendiendo el mantenimiento de este statu quo, mientras que en la actualidad se limita a constatar que, si bien la mayoría es contraria a la despenalización, la sociedad está «fuertemente dividida» sobre el asunto. Por otra parte, la comunidad LGTB es cada vez más visible y el Orgullo de Singapur crece año tras año. En 2013 salía del armario el primer político abiertamente gay del país.
Fuente Universogay/Cristianos Gays/Dosmanzanas
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